HARRY POTTER Y TODOS SUS PERSONAJES SON PROPIEDAD DE MADAME ROWLING... Si... la tipa esa que tiene millones y millones de dólares... esa misma
Harry Potter y el Enigma de Elspeth
Capítulo 13
Espejos y un Intruso
El regreso de Wood a las prácticas no los tomó por sorpresa tanto como ver a Madame Hooch en las gradas en lugar de la profesora Luminous.
Oliver estaba visiblemente relajado ante su ausencia, al punto que le dio al equipo una serie de consejos muy útiles a tomar en cuenta durante el partido contra Ravenclaw, que sería justo antes de Navidad.
- - ¿Creen que McGonagall se haya dado por vencida acerca en cuanto a Wood y Luminous?- les preguntó Hermione esa noche.
- - Creo que ha pasado algo. Hay alguna razón para que ella no esté en el campo. Bill también ha desaparecido- declaró Ginny- No le he visto desde que Hermes entregó aquella carta.
- - Quizá ocurrió algo en el Ministerio...- reflexionó Ron.
Guardaron silencio. Era imposible saberlo.
Durante la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, la profesora Luminous llegó tarde y pareció ausente durante las dos horas en que todos practicaron un hechizo que controlaba el agua.
Harry tuvo que resistir la tentación de preguntarle a la profesora si se encontraba bien.
Esa tarde, Hagrid impartió su clase acerca de Murciélagos Morados con la misma actitud. Parecía tan enfrascado en sus pensamientos que fue mordido por los murciélagos en seis ocasiones y tuvo que correr a la enfermería sosteniendo su mano hinchada.
Algo estaba sucediendo, y eso estaba haciendo que a Harry lo carcomiera la curiosidad.
Wood lo alcanzó en el pasillo, antes de la cena, para decirle que Sean Cormwell y Eliza Grant le habían preguntado si podrían practicar antes del viernes.
Parecía mucho más animado que durante los pasados meses, y ya casi había recuperado su característico agobiante tono de voz.
La profesora Luminous pasó junto a ellos, intercambiando una mirada con Wood.
Oliver frunció el ceño e hizo un gesto de asco con los labios. Harry Observó a la profesora. No podía asegurarlo, pero creyó ver que sus ojos se cargaban de una enorme tristeza.
- - Oliver... ¿Qué es lo que pasa entre la profesora Luminous y tú?- le preguntó finalmente, conmovido por aquellos tristes ojos.
- - No tiene importancia- respondió Wood sin voltear la mirada- Ocurrió hace tiempo.
Harry casi podía ver como Oliver luchaba por contener las ganas de contarle "eso" que había ocurrido hacía tiempo.
Por más que lo intentara, Harry no podía olvidar lo sucedido en el Bosque. La profesora Luminous era ahora su menor preocupación. Tenía mucho más por que preocuparse. ¿Qué tan cercano estaba el peligro? ¿Cuántas cosas se le pasaban a Dumbledore?
Sabía que aquella carta que Hermes había llevado consigo era importante, y de alguna forma, también sabía que la Orden se había reunido aquella misma mañana.
También estaba seguro que Hagrid estaba en algún tipo de misión que ocupaba su tiempo, al igual que la profesora Luminous y Bill.
El Aula de los Dragones Dormidos parecía inusualmente oscura cuando comenzó la siguiente clase. Al frente había una variedad de objetos cubiertos con telas color blanco.
- -Bien...- comenzó la profesora Luminous- Hoy hablaremos un poco de diversos elementos usados por y en contra de los Aurors. Algunos de estos elementos pueden funcionar con ambos objetivos y pueden ser sumamente peligrosos. En primer lugar, tenemos los Falsoscopios.
Retiró un paño sobre un pedestal y descubrió una bola de oro y cristal.
- - Uno de los detectores de oscurantismo más comunes y menos confiables... Veamos.
Dio un golpe con la varita sobre el Falsoscopio, y unas extrañas letras plateadas parecieron grabarse en el cristal.
- - Angus... Dime alguna mentira. Cualquiera...
- - Eeehhh... Esss... Está lloviendo.
- - ¿Estás seguro?
- - Eeeehhh... Ssss... Sí.
El Falsoscopio comenzó a emitir un zumbido y las letras se volvieron de un verde brillante.
- - Esta es la razón por la cual no son confiables. Cuanto mejores son los Falsoscopios, más sensibles se tornan, y reaccionan ante cualquier indicio de desconfianza. Ni hablar del hecho que pueden obtenerse por unos pocos Galleons, lo cual nos indica que no son terriblemente difíciles de conseguir. Aún así, un buen Auror sabe cómo leer los Falsoscopios y distinguir la verdadera naturaleza de la reacción del objeto.
Caminó hacia un elemento de mayor tamaño situado cerca de la pared y descubrió un espejo intrincadamente trabajado en los bordes.
- - Este es un Espejo detector de oscurantismo.
Le dio un golpe con la varita y el cristal se llenó de sombras en movimiento.
- - Lo que ven allí es el movimiento del poder oscuro. Ahora, no hay forma de medir tal poder, pero sí de percibir su intensidad. El espejo se hace más oscuro a medida que la balanza del mundo mágico se inclina hacia el lado oscuro. Si el mundo mágico se encuentra en equilibrio, el centro del espejo debería verse nítido. En el momento en que el espejo se torne negro, entonces es el momento de salir corriendo, porque nos indicaría que el lado oscuro ha ganado tanto poder que es prácticamente tangible.
No quedan muchos espejos de este tipo. La mayoría se rompió en el momento de la ascensión de Voldemort, que fue tan repentina que no pudieron soportar el cambio y acabaron por resquebrajarse o lisa y llanamente, explotar. Este es uno de los Espejos detectores de Oscurantismo más antiguos en existencia, y permanece intacto hasta hoy.
Volvió a golpear con la varita, y el cristal del espejo se tornó en un cristal ordinario.
- Este- dijo quitando el lienzo que cubría un segundo espejo, algo menor en tamaño, con el marco decorado con incrustaciones de piedras preciosas- Es un Espejo detector de Enemigos. Alerta sobre la cercanía de aquellos quienes quieren hacernos daño.
No era la primera vez que Harry veía un espejo de ese tipo. Lo había visto en el despacho del falso Moody.
- - Las sombras que ven en este momento son, aunque los sorprenda mucho, nuestras propias presencias. Pero no se asusten. El dueño de este espejo no tiene ninguna intención de utilizarlo con nosotros... ¿Sí, Hermione?
- - ¿Por qué los espejos son recurrentes entre los elementos mágicos?
- - Buena pregunta...¿Puedes pensar en alguna respuesta?
- - Pues...- dijo Hermione muy confundida.- No... Por eso se lo pregunto...
- - Ah... Sin embargo yo creo que tienes una leve idea del porqué. En realidad es sumamente complicado de explicar, pero, y estoy segura que lo saben, los espejos son más que cristales. Si bien hay muchos de ellos que no hacen más que reflejar nuestra imagen, hay todo un mundo del otro lado de los espejos. Es algo aún desconocido para el mundo mágico. Estos espejos son sólo algunas de las posibilidades, algunos de los aspectos que los mismos espejos desean mostrarnos. El otro lado del espejo no es un mundo tangible, aunque tampoco podríamos asegurarlo. Podrían ser canales de comunicación entre dos mundos, puentes... O bien podrían ser nada. No debería decírselos, pero, el otro lado de los espejos es un tema ampliamente investigado por nuestros magos contemporáneos...
Pero... Si nos detenemos a hablar de espejos tardaríamos mucho, así que será mejor que prosigamos. Veamos si podemos ampliar este tema más adelante...
Con un rápido movimiento quitó el lienzo que cubría el escritorio, dejando a la vista varios objetos dispersos sobre la madera.
- - Estas... – dijo tomando un par de navajas con empuñaduras de oro- son Dagas Ankarath. Estas armas fueron muy usadas en épocas antiguas, durante la primer gran batalla contra el lado oscuro. Son muy poderosas y eficaces para detener a los magos. Están encantadas y su metal provoca, al contacto con la carne, un efecto de parálisis. También hacen que desaparezcan las capacidades mágicas de la víctima. Son mucho muy peligrosas, y la única manera de detenerlas es un con escudo mágico, un hechizo muy simple, pero que requiere reflejos rápidos, algo de lo carecen muchos magos. ¡A otra cosa! Mapas... Estos se encuentran en todos lados y en todas las circunstancias. Pueden ser autoguiadores, localizadores de personas, indicadores de pasajes o de posibles vías de escape... Los hay para todos los gustos... Pero voy a darles un consejo que me dio un amigo "Nunca confíes en nada que pueda pensar, si no sabes dónde tiene el cerebro". Palabras muy sabias... Estos mapas pueden parecer inofensivos, pero a veces pueden llevarnos por caminos peligrosos...
Comenzó a hablar de medallones y brújulas mágicas, de disfraces y baúles. Al cabo de un largo rato observó su reloj de bolsillo y dio por terminada la clase.
Los despidió entusiasmada, mencionando algo sobre su necesidad por la cafeína y los bollitos de miel.
Harry atravesó el corredor de las Armaduras Azules muy ensimismado.
- - Sí- se dijo- quizá ya sea hora de confiar en ella...
Tan enfrascado estaba en sus pensamientos, que rodó escaleras abajo y tuvo que pasar el resto del día en la enfermería
Tras el entrenamiento de Quidditch, Harry tomó un paseo alrededor de los helados terrenos del colegio.
Lo que planeaba hacer le demandaba, desde cualquier punto de vista, hacer un esfuerzo que no estaba seguro de querer realizar, y caminar un paso que se negaba a dar.
Ron y Hermione se habían cansado de preguntarle qué era lo que sucedía, y Ginny había optado por lanzarle bolitas de papel toda la mañana, lo que parecía ser su única reacción ante su indiferencia.
Durante la práctica, había evitado dirigirle la mirada a Wood, cosa que Harry consideraba que no le ayudaría en nada.
Arrastrando los pies, regresó a la sala común, agradeciendo que estuviera vacía.
Subió a su cuarto y comenzó a revolver en su baúl.
Una vez que encontró lo que buscaba, se sentó al borde de la cama, rascándose la cabeza.
- - Sí... Ya es hora... Sí...
Se sintió seguro.
Bajó las escaleras como un terremoto y salió de la sala con una voluntad de acero.
Pero cuando llegó a la puerta del despacho, comenzó a sentirse como una hormiga a punto de ser aplastada. Casi estaba por retroceder en sus pasos cuando la puerta se abrió repentinamente.
- - ¡Ay, por Dios!- chilló la profesora Luminous.
Era la primera vez que Harry la veía sorprendida.
- - Que susto me has dado...
- - Pro... Proo...- tartamudeó.
- - ...Fesora?
- - Sí... Profesora... Yo quería hacerle una consulta sobre la clase del miércoles...
- - Miércoles... ¿Miércoles...? La clase del Miércoles... Hummm- dijo ella rascándose el mentón y haciendo fuerza para recordar- Aahhh... Sí. Por supuesto... Pasa por favor...
Se sentaron en las butacas junto a la chimenea.
- - Sí, Harry, dime... Soy todo oídos.
Harry comenzó a dudar seriamente. Comenzó a cuestionarse a sí mismo por qué estaba sentado allí mismo, en aquella butaca, con aquella mujer que bien podría haber sido un Mortífago.
- - Estoy envejeciendo...
- - ¿Cómo dice, profesora?
- - Que estoy envejeciendo esperando a que hables...
- - Ah... Sí... Yooo...
- - Querías preguntarme algo de la clase.
- - Sí...
- - Pareces nervioso... Quizá te ayude un poco de té- le dijo amablemente mientras le entregaba una taza salida de la nada- Veamos. Estuvimos hablando de los espejos, entre otras cosas. A lo mejor querías preguntarme acerca del espejo de Eosed. Entiendo que te cruzaste con él un par de veces...
Sin saber por qué, Harry asintió con la cabeza.
- - A pesar que dije que hay todo un mundo detrás del cristal de los espejos, Eosed es una excepción. Ese espejo fue hechizado con fines muy específicos hace muchísimo tiempo. Sólo muestra aquello que deseamos más que nada. Y a veces puede hechizárselo con otros propósitos, como hizo Dumbledore para vigilar la Piedra Filosofal... Es por eso, Harry, que por más que tus padres aparezcan en el reflejo...
- - Eso ya lo sé, profesora... En realidad vine por otra cosa...
- - Ah, pues...
- - Me preguntaba si estaba usted familiarizada con los Espejos Ida y Vuelta.
- - Sí, claro. Se usan como canales de comunicación. Fueron bastante útiles durante el reinado de Voldemort por considerárselos relativamente seguros. Claro que no era tan así... ¿Por qué me lo preguntas?
- - Pues... Es que tengo uno.
- - ¿En serio? Fantástico. Me temo que ya no quedan muchos. Los secuaces de Voldemort destruyeron gran parte de ellos.
Harry sacó el espejo de su bolsillo y se lo mostró.
- - Tiene el cristal quebrado.
- - Ah, eso no es gran problema. Sólo causa una interferencia menor en la recepción de imagen, eso es todo... ¿Me lo prestas?
La profesora tomó el espejo y lo observó por ambos lados. Luego apoyó una mano sobre el cristal y pasó un dedo por la superficie.
- - Mmm... Parece no funcionar... ¿Quién tiene el otro?
El estómago de Harry se hizo un nudo.
- - Lo tenía... Lo tenía Sirius.
La profesora clavó la mirada en los ojos de Harry.
- - ¿Lo llevaba consigo cuando lo del Ministerio?
Harry recordaba haberse hecho el mismo planteo el año anterior.
- - No lo sé... Si lo hubiese llevado consigo... ¿Seguiría funcionando?
Una chispa de renovada esperanza se encendió en lo más profundo de su ser.
- - La verdad, Harry, es que no sabría decírtelo. No conozco a nadie que haya pasado de la manera en qué él pasó...
- - ¿La manera en que él pasó?
- - Sí, Harry. El paso de Sirius de la vida a la muerte fue en cuerpo y alma. Se me ocurre pensar que si él llevaba el espejo en el momento en que atravesó el velo, entonces tendrían en sus manos un canal de comunicación entre dos mundos opuestos, y honestamente, no sé si funcionaría... – giró el espejo en sus manos, como intentando ver si del otro lado existía realmente un mundo.- ¿Este es el escudo de los Black, verdad?
Harry observó el punto que señalaba el largo de do de la profesora. En la parte posterior del espejo, muy gastado y sucio por el paso del tiempo, estaba grabado el mismo escudo que había visto en el tapiz del número 12 de la calle Grimmauld.
- - No había notado eso antes.
- - Es extraño. Creí que ya no quedaban espejos dobles que hayan pertenecido a la Orden. Y este es muy antiguo.
- - Sirius me dijo que él y mi padre usaban estos espejos para comunicarse cuando recibían castigos separados. Supongo que...- dijo bajando la mirada. Odiaba tener que darle la razón a la Sra. Weasley- Supongo que pensaba en mí como un reemplazo de mi padre.
Cuando volvió a mirarla, la profesora Luminous estaba inmóvil, con la mirada clavada en el espejo.
- - ¿Pasa algo? ¿Ve algo en el espejo?
- - ¿Sirius te dijo que este era el espejo que usaba tu padre?
- - Sí... No con esas palabras, pero sí.
Casi imperceptible, el rostro de la profesora cambió. Harry no pudo leer con exactitud su expresión, pero era una mezcla de lástima y sospecha.
- - ¿Pasa algo con el espejo?
- - No.- dijo ella sin desviar la mirada.- En fin. Lo que me preguntas no puedo respondértelo ahora. No lo sé.
Le entregó el espejo sin dejar de mirarle, y pareció forzarse a sonreír.
- - No estaba roto cuando Sirius te lo dio, ¿verdad?
Harry sonrió con nostalgia.
- - Cuídalo, Harry. Es un buen recuerdo de tu padrino. Siento no poder serte de más ayuda.
- - Está bien. Sólo quería sacarme la duda...
- - Harry... Intentaré averiguar más- dijo de repente. Luego volteó para darle la espalda- Pero de momento, guárdalo, ¿sí?... Déjalo en tu baúl...
- - Sí.- acordó Harry. No sabía muy bien por qué, pero le había parecido como una advertencia que no podía ignorar.
Con una sonrisa, Harry se puso de pie.
- - Ya casi es hora de cenar. Gracias profesora.
- - Harry... Realmente, si supiera algo más, te lo diría. Hablaremos en otra ocasión, quizá entonces haya averiguado algo más.
A Harry, el corazón le dio un vuelco, y se llenó de ternura. Asintió con la cabeza, y salió sonriendo del despacho, renovado por un nuevo sentimiento. Aquella mujer confiaba en él, y parecía no querer ocultarle nada.
Jamás había conocido una persona así.
Ladeó la cabeza repentinamente, para librarse de esa vocecita dentro suyo que le gritaba que estaba cayendo en una trampa. Esa vocecita que hablaba con la voz de Hermione y que durante el último tiempo, era secundada por la voz de Wood.
Lanzó el espejito al fondo del baúl y se olvidó que siquiera existía. En su mano aún podía sentir el calor de la mano de la profesora, aquella noche, en el bosque.
El día del partido contra Ravenclaw, una nevisca invadió el colegio.
Harry estaba sobre su escoba intentando mantenerse en el aire, mientras la escarcha parecía ensañarse con todos los jugadores.
Harold dio un par de volteretas antes de poder golpear una Bludger y el cabello de victoria se había congelado.
En el entretiempo, Hermione ayudó a la pobre muchacha a descongelar sus bucles,
Lo único positivo del frío era que parecía afectar más a los de Ravenclaw que a los de Gryffindor.
Cho tiritaba cerca de Harry, y cuando la Snitch pasó junto a ella, tardó una eternidad en darse cuenta que Harry se lanzaba desesperado tras ella.
Justo en el momento en que las mejillas comenzaban a congelársele, sintió la helada Snitch entre los dedos.
Esta vez, la victoria fue holgada por 200 puntos.
Harry estaba tan contento que sentía ganas de seguir jugando, aún cuando Ron ya estaba sufriendo principios de hipotermia y tenía que ser asistido para bajarse de su escoba.
- - Buen partido, Harry- le dijo Cho, tiritando, cuando se cruzaron en el campo.
- - Gracias. Tú también.
Ahora que el tiempo había pasado, Harry ya no seguía creyendo que Cho era perfecta. Aún así había ocasiones en que pensaba que si las cosas hubiesen sido diferentes, podría haber llegado a conocerle mejor.
Quizá no había sido lo suficientemente paciente con ella, pero Cho tampoco había sido tan amable con él.
Por un lado estaba agradecido por haber recuperado la capacidad del habla junto a ella y de poder concentrarse en el juego aún teniéndola junto.
Sin embargo, aquellos sentimientos que había tenido le recordaban cosas mucho más desagradables, como su último encuentro con Voldemort.
Aquel día de los enamorados que pasó junto a Cho parecía un recuerdo mucho pero muy distante. Harry sentía casi como si quien hubiese estado en Hogsmeade con ella, fuera otra persona.
Poco antes de Navidad, el castillo quedó prácticamente vacío.
Siguiendo los concejos de McGonagall y de Madame Pomfrey, Hermione aprontó su baúl y partió a visitar a sus padres, dejando a Crookshanks al cuidado de Ginny.
Los que permanecerían en el castillo fueron a despedir al resto al andén. Allí saludaron a la profesora Luminous, que abordaba el tren cargando sólo su Saeta de Fuego y una gruesa capa color negro. Los pocos que quedarían en el colegio, saludaron con la mano mientras el Expreso de Hogwarts se perdía en la distancia.
Ron, Harry y Ginny fueron los únicos que quedaron en la torre de Gryffindor.
Apesadumbrados por la soledad de la sala común, se ubicaron en tres butacas frente a la chimenea sin nada más que hacer hasta la hora del almuerzo.
- - ¿Creen que podríamos pedir permiso para ir a Hogsmeade?- aventuró Ginny.
- - No perdemos nada con preguntar. ¿Han visto a Hagrid?- dijo Harry estirando las piernas.
Ginny asomó la cabeza por la ventana.
- - No hay humo saliendo de la chimenea...
- - Todos desaparecen en estos días, ¿no?- dijo Ron muy desanimado.
Los tres se quedaron callados durante un rato, y cuando ya comenzaban a quedarse dormidos, Ron propuso un juego de Snap Explosivo.
Si el castillo parecía lúgubre tras la cena en días normales, durante la época navideña, vacío de estudiantes, Hogwarts era casi atemorizante.
Como ya había ocurrido en años anteriores, Dumbledore propuso que cenaran todos juntos durante los días en que el resto del alumnado estuviese ausente.
Aquella misma tarde, cuando ya anochecía, la profesora Luminous aterrizó en su Saeta de Fuego muy cerca del Sauce Boxeador. Tenía la apariencia de un gran cubito de hielo y parecía moverse con mucha dificultad cuando se apeó de la escoba.
Poco después se les unió durante la cena, llenando un poco el espacio que habían dejado Snape y McGonagall, que también parecían haber desaparecido.
A pesar de la entretenida conversación de Dumbledore, de los doce espléndidos árboles de Navidad y las luciérnagas que llenaban el techo, el castillo casi parecía triste.
La profesora parecía algo menos animada que lo usual, pero Harry creía que era debido a que Wood estaba sentado directamente frente a ella.
Regresaron a la sala común, con los estómagos llenos y pocas ganas de dormir.
Los cuadros de los pasillos brindaban y festejaban a lo grande, y más de una armadura les hipaba a su paso.
La Dama Gorda cantaba villancicos a todo volumen sin ningún reparo, acompañada por al menos quince señoras más que se habían amontonado en el lienzo para celebrar.
Al entrar a la sala casi se caen de espaldas. Estaba ricamente decorada, había grandes cantidades de cerveza de manteca calentándose frente al fuego, galletas y dulces sobre las mesas y tres enormes calcetines multicolores colgaban de la chimenea.
- - Dobby- sonrió Harry.
Dentro de cada calcetín había unas cuantas botellas extra de cerveza de manteca, un par de tortas con mensajes navideños que brillaban, y además, cada uno recibió una bufanda color verde chillón más ancha que larga.
Se sentaron en las butacas a beber cerveza y parlotear. Ginny escribía una carta para Charlie, Ron examinaba su ajedrez, que creía, estaba agotado, y Harry pulía prolijamente su Saeta de Fuego.
Crookshanks saltaba de un lado a otro persiguiendo una pelusa que Ginny había encantado.
Harry comenzó a recortar las ramitas desprolijas de su escoba cuando notó que el gato erizaba su pelaje y clavaba la mirada en la puerta.
- - ¿Qué pasa, Crookshanks?- preguntó Harry. Y su voz sonó distante y fría, tanto que Ginny se le quedó mirando.- ¿Crooksh...?
El sonido de una terrible explosión hizo que se le detenga el corazón durante unos instantes.
Las pecas de ambos Weasleys se desvanecieron repentinamente.
Harry dejó caer su escoba, aplastando las piezas de ajedrez que Ron ya había arrojado al piso.
- - ¿Qué... Qué fue eso?- preguntó Ginny con un hilo de voz.
Crookshanks se había refugiado entre sus pies.
Ron y Harry se pusieron de pie y avanzaron hacia la puerta. La Dama Gorda y su coro habían callado.
Harry entreabrió el retrato.
Un haz de luz rojo casi corpóreo atravesaba el pasillo.
- - ¿Un láser?- dijo Harry muy confundido sin entender por qué estaba eso ahí.
Cuidadosamente salió de la sala, mirando hacia ambos lados del corredor.
Dudó antes de atravesar una mano por el haz de luz, pero cuando finalmente lo hizo, entendió que en realidad nada había estallado. Aquel rayo de luz y la explosión eran señales de auxilio. Algo había sucedido en alguna parte del castillo.
Escuchó que alguien se acercaba, pero no tuvo tiempo de regresar tras el retrato. La profesora Luminous corría a toda velocidad, siguiendo el camino dejado por el rayo de luz. Iba tan rápido que casi atropella a Harry.
- - ¡Regresa a la sala común! ¡AHORA!
A Harry le sorprendió escuchar la voz enrarecida de la profesora casi tanto como la explosión.
- - ¡Y NO SALGAN HASTA QUE SE LOS ORDENE!
- - ¿Qué es lo que pasa?
- - No lo sé, pero eso es una alarma. REGRESA A LA SALA COMUN, HARRY. NO QUIERO REPETIRLO.
Se perdió pasillo abajo, dejando a Harry de pie, acompañado sólo por el sonido de los pasos que se alejaban.
Harry regresó a la sala y fue asaltado por las preguntas de Ron.
Pero no prestó atención. Sin pensarlo dos veces fue hasta su baúl y sacó la su capa de Invisibilidad.
- - ¡HARRY! ¿¿A D"NDE VAS??- chilló Ginny.
- - ¡Quédense aquí!- les dijo mientras se cubría con la capa.
- - ¿Estás loco? ¡PODRIA SER PELIGROSO!- Ron intentó agarrarle el brazo, pero no podía verlo.
- - Sólo quiero saber qué ha pasado, eso es todo.
Salió corriendo, siguiendo la luz roja, en la dirección en que había desaparecido la profesora Luminous.
La luz se veía claramente, atravesando el centro del pasillo, en ocasiones rebotando contra los cristales de sus anteojos. No se preocupó demasiado por ocultar sus pasos. Sabía que estaba solo.
Reconoció el camino hacia la torre Norte y aceleró el paso.
El castillo estaba cubierto de un extraño silencio.
- - ¿Qué no hay nadie aquí?- pensó Harry.
Los cuadros estaban vacíos, y por de un vistazo pudo ver que el caballo de Sir Candogan se escondía tras un árbol en una esquina del lienzo.
Ya comenzaba a faltarle el aire cuando llegó a la puerta trampa que antes conducía al aula de la profesora Trelawney.
Harry se detuvo en seco, se aseguró de cubrirse los pies e intentó recuperar el aliento.
La trampilla estaba abierta, y desde el interior del aula surgía una nube de humo rojiza, de la cual parecía surgir el rayo de luz.
Juntó coraje y subió la escalerilla.
Dentro del salón no podía verse nada. El humo era tan espeso que tuvo que cubrirse la boca con la manga de la camisa para respirar.
El aula estaba sumida en ese silencio que sólo se da en los lugares en que algo horrible está a punto de suceder.
Harry no podía ver nada. No sabía dónde estaba la profesora Luminous.
El sonido de alguien pisando cristales rotos hizo que volteara en sus talones. La capa se le atoró en algo y Harry tuvo que ponerse de rodillas para zafarse de aquello que lo retenía.
Casi pega un alarido cuando palpó que la capa se había enganchado con el tacón de una bota, la cuál contenía un pie, y al cual seguía toda una pierna.
No podía ver quien era, y una vez que hubo liberado la tela, intentó reincorporarse para seguir explorando.
Repentinamente, una figura encapuchada salió de entre la niebla roja y desapareció a través de la puerta trampa. En un vano intento por perseguir al intruso, Harry tropezó con las piernas de quien yacía en el suelo.
Desesperadamente se lanzó al suelo, esperando que quien se encuentre allí sea una inconsciente profesora Luminous.
- - ¿Profesora?- susurró Harry. Y cuando logró ver el rostro del dueño de aquellas piernas, sintió como si le lanzaran un balde de agua helada.
La profesora Trelawney yacía en el suelo, con los ojos muy abiertos. Su piel tenía una tonalidad grisácea y su rostro vestía una expresión de sorpresa.
- - Maldición- dijo Harry poniéndose de pie- Nadie va a detenerlo...
Una inusitada voluntad se apoderó de él, y se lanzó por la trampilla.
Una vez en el corredor, aguzó el oído.
Oyó claramente el sonido de los pasos apresurados del intruso, bajando las escaleras.
Se echó a correr lo más rápido posible, oyendo los pasos cada vez más cerca.
Finalmente logró ver al intruso y su gruesa capa negra ondeando tras él.
Harry tomó su varita con una mano y con la otra se aseguró que la capa permaneciera en su ligar.
En un abrir y cerrar de ojos ambos llegaron al Hall de Entrada. El intruso le llevaba mucha ventaja y pareció acelerar el paso al ver la puerta.
Una enorme armadura que custodiaba el acceso, cayó repentinamente en el camino del intruso, haciendo que caiga de rodillas.
Harry saltó los pocos escalones que le quedaban justo al tiempo que el intruso se ponía de pie y abría las puertas de par en par con algún hechizo.
- - Mierda...- dijo Harry en voz baja, y vio como el intruso se adentraba en la helada noche.
A pesar de correr con todas sus fuerzas, el intruso era más rápido.
Harry estaba tan cargado de adrenalina que apenas se daba cuenta que comenzaban a arderle los pulmones.
En intruso ni siquiera miraba hacia atrás.
- - Intenta entrar al bosque- pensó Harry.
Efectivamente. Pronto avistó los enormes árboles y su infinita oscuridad.
Harry intentó apuntarle, pero el viento frío hacía que tenga que entrecerrar los ojos. No. Mejor quedarse callado.
Aflojó el paso.
En un principio pensó en seguirle, pero decidió no volver a entrar al bosque solo.
Había demasiadas cosas que no conocía.
Se detuvo, jadeando. Estaba agotado.
La capa aún seguía en su lugar, y milagrosamente, sólo sus pies habían quedado descubiertos.
- - ¿Por qué nadie lo siguió? ¿Dónde está la profesora Luminous?- pensaba Harry mientras respiraba con dificultad. - ¡La profesora Trelawney!
Emprendió el camino de regreso al castillo, y fue entonces cuando sintió el tremendo frío de la noche. También se dio cuenta que varios metros atrás había perdido una pantufla.
Subió las escaleras lo más rápido posible.
Cuando llegó al pasillo del séptimo piso, se ocultó tras una columna, aún cuando llevaba la capa encima.
Madame Hooch y Snape bajaban de la puerta trampa.
- - Sybill...- decía Madame Hooch- ¿Estás bien?
Ayudaban a la profesora Trelawney a bajar por la escalerilla.
- - ¿Recuerdas qué pasó, Sybill?
La profesora Trelawney negaba con la cabeza y se aferraba al brazo que le ofrecía Madame Hooch.
La profesora Luminous salió del aula tosiendo.
- - La llevaré con Poppy- dijo Madame Hooch.
- - ¿Dónde está?- preguntó Snape una vez que las dos profesoras hubieran desaparecido a través del corredor.
- - Te dije... Se metió en el bosque... Y luego de lo de la otra noche no pensaba volver a meterme allí...
- - ¿Tienes idea de quien era?
- - Severus... Se supone que tú tendrías que saberlo...
- - Deberías haber ido tras él, Asellus.
- - Hice lo que pude, Severus. No soy una cobarde, pero tampoco quiero convertirme en un mártir... Aún...- dijo muy afectada- De todos modos, logré meter un espía. Apenas tenga novedades hablaré con Dumbledore. Será mejor que sigas con lo tuyo.
- - Nos vemos luego, Asellus- le dijo Snape arrastrando muy bien las palabras.
La profesora Luminous se quedó sola bajo la puerta trampa, siguiendo a Snape con la mirada mientras se alejaba y desaparecía por las escaleras.
Cuando Snape se hubo perdido de vista, los ojos de la profesora se posaron directamente sobre Harry.
- - ¡TE DIJE QUE TE QUEDARAS EN LA SALA COMUN!- le dijo con los ojos desorbitados, intentando no gritar.- ¿¿REALMENTE CREISTE QUE PODRIAS DETENERLO?? ¿¿QUÉ HUBIERA PASADO SI ESE ERA UN MORTÍFAGO?? ¿¿TIENES ALGUNA IDEA... ALGUNA IDEA DEL PELIGRO AL QUE ACABAS DE EXPONERTE??
Harry no pudo hacer nada más que mirarla. ¿Le estaba hablando a él? Aún llevaba la capa de invisibilidad... ¿Cómo podía verle?
- - Realmente, Harry... Me sorprende tu coraje... Y tu idiotez.- le dijo, ahora mucho más calmada.
- - Profesora... Yo creí... Creí que no había nadie allí para detenerlo...- tartamudeó, quitándose la capa.
- - Y para colmo debes estar helado... Hacía muchísimo frío allí afuera...
- - Usted... ¿Usted estaba allí? ¿Todo el tiempo?
- - No eres el único que tiene una de esas capas, Harry. Aún así, me alegro que no te hayas metido en el bosque. No pude asegurarme que no lo hicieras porque tenía que alertar a los demás y asegurarme que Sybill estuviera bien. Afortunadamente sólo recibió un hechizo petrificador.
- - ¿Por qué no había nadie más, profesora?
Ella miró a los lados, como para asegurarse que no hubiese nadie escuchando.
- - Esta noche había una reunión, Harry. Todos estaban ocupados... No ha sido casualidad que alguien se haya colado en el castillo justo hoy.
- - ¿Y quién era...?
- - Un espía, nada más... No tengo idea de quién pudo haber sido, pero sí tenemos varias opciones de donde elegir... Muchas opciones, me temo.
- - ¿Y la profesora Trelawney? ¿Por qué atacarle a ella?
- - Verás...- dijo sentándose en el suelo junto a él.- Aunque el castillo esté protegido con magia, la torre Norte, para satisfacer ciertos requerimientos de ese bendito ojo de Sybill, se ha dejado muy vulnerable. No tanto como el resto del castillo, pero está protegida... Y bastante sonoramente, como seguramente oíste... El caso es que de alguna manera lo han averiguado- y por primera vez desde que la conocía, Harry vio cómo la profesora se masajeaba las sienes en señal de agotamiento- Oh, bien... Ya no hay nada que hacer... Tendremos que proteger la Torre de la misma manera que hemos hecho con el resto del castillo, y que Sybill cierre la boca... ¿Harry? ¡Tienes los labios morados!... Y yo aquí hablándote... ¡¡SALA COMUN!! ¡¡YA!!
Harry se puso de pie tiritando y comenzó a caminar.
- - Ponte la capa. Esto está lleno de vigilantes ahora. Supongo que será mejor que te acompañe.
Tal y como había dicho la profesora, el castillo estaba ahora plagado de profesores y fantasmas.
Saludó a la profesora con la mano y se metió por el hueco del retrato.
- - Ya regresé- dijo Harry, pero guardó silencio en cuanto escuchó voces provenientes del pasillo.
- - ¿Lo encontraste?- preguntó en un susurro la voz de la profesora Luminous.
- - No. Pero me encontré unas cuantas cosas que te parecerán interesantes...
- - Ven aquí. Tendremos que hablar de esto en mi despacho...
Las voces se acallaron. Seguramente se habían alejado.
- - ¡HARRY! ¡REGRESASTE! ¿¿QUÉ PASO?? – Ron lo abordó desesperado.- ¡HACE MAS DE DOS HORAS QUE SALISTE! ¡EL PASILLO SE LLEN" DE PROFESORES Y FANTASMAS! Ginny estaba muerta de preocupación... ¡EH! ¡HARRY! ¡CONTESTA!
Harry tenía la mirada en blanco. Sentía que sus piernas no podían sostenerlo.
Los sonidos a su alrededor le parecían muy lejanos, y por primera vez desde lo del Ministerio, sintió una punzada de temor en los más profundo de su ser. Ron lo miraba interrogante, pero Harry parecía incapaz de responder.
Todas sus dudas y temores desde el inicio de las clases habían regresado a él con renovada fuerza. No sabía quién estaba hablando con la profesora Luminous. No sabía de qué estaban hablando. Sólo estaba seguro de una cosa. Ambos estaban hablando en Pársel.
* * * *
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N/A: Bueno... OTRO CAPI MAS... Espero que les haya gustado... Y por sobretodo, que lo hayan entendido... jejeje
Algunas aclaraciones:
El espejo de EOSED es lo mismo que el espejo de ERISED
El Espejo IDA Y VUELTA es el ESPEJO DOBLE
Espero sus comentarios!!!
AH... El próximo capítulo aún no está escrito, perdón pero esta semana ha sido un poquitín agitada... Y pensaba adelantar un poco durante Semana Santa pero mi "AGITADA" vida social no me lo ha permitido... (JE... ME LA HE PASADO DURMIENDO)
Bueno, ESPERO ESPERO ESPERO SUS COMENTARIOS, y si tienen alguna sugerencia, estaré feliz de leerla...
Entretanto estaré esperando como una descocada más imágenes de Harry Potter y el Prisionero de Azkaban... HAN VISTO LOS TRAILERS?? NO LES PARECEN INTERESANTÍSIMOS???
MUCHOS SALUDOS A TODOS!!!!!
MisaKats
