Harry Potter es propiedad de JKROWLING
Harry Potter y el Enigma de Elspeth
Capítulo 18
Invasión a Privet Drive
Harry parpadeó un par de veces antes que la información le llegue al cerebro.
- - ¿En... En... En Little...?
Dumbledore asintió con la cabeza, pero hizo un movimiento con la mano que le indicó que se lo tome con calma.
- - No han sido los Dursley. No te preocupes- se apresuró a explicar.
A Harry le pareció haber sufrido un pequeño infarto, porque su corazón (podría jurarlo) había dejado de funcionar durante unos momentos.
Cuando el oxígeno volvió a llegarle al cerebro, se atrevió a inspirar profundamente.
- - Si bien no ha sido contra tus tíos, el ataque no ha sido lejos de Privet Drive... De hecho, ha sido demasiado cerca.
Harry abrió la boca un par de veces, pero no pareció capaz de hablar.
Repentinamente, dio un leve gorjeo y descubrió que no había olvidado como hacer mover sus cuerdas vocales.
- - ¿Usted cree...?- logró articular con mucho esfuerzo- ¿Usted cree que... que estaban buscándome a mí? ¿...que Voldemort me buscaba? ¿A mí?
Dumbledore frunció levemente los labios y el bigote le temblequeó casi de manera imperceptible, como si le hubiera hecho cosquillas.
- - Dudo mucho que Voldemort se atreva a caminar libremente por las calles. Y dudo aún más que deje testigos con vida... No. Es posible, sí, que haya obtenido información acerca de donde vives.
Harry no comprendía muy bien. No debería ser muy difícil saber dónde encontrarlo. No era como si la casa de los Dursley fuera invisible... ¿O sí?
- - La casa de tus tíos está protegida. Y este ataque no debería haber tenido lugar tan cerca de ellos...- explicó- Pero... También hay otras opciones. Como por ejemplo, que haya sido pura casualidad: Quizá buscaba otra cosa que casualmente se encontraba cerca de casa de tus tíos...
- - Yo suponía que usted no creía en las casualidades. – Murmuró Harry sin darse cuenta.
- - Eso es cierto- dijo Dumbledore, sonriendo- Pero hay otras opciones, aunque ninguna sea casual.
- - ¿Cuáles?- preguntó Harry, preguntándose cuántas opciones quedaban, mientras que para él estaba más que claro que la casa de sus tíos era el blanco original del ataque.
- - Ya lo sabrás a su debido tiempo- dijo sonriendo, aún más ampliamente que antes.- Por ahora, lo importante, es que hemos tomado los recaudos necesarios para que tus tíos estén a salvo.
Y Harry, como si un rayo le hubiera golpeado, comprendió la importancia del rol que sus tíos jugaban en su vida.
La protección de Harry se mantenía gracias a la sangre de su madre, que corría en las venas de tía Petunia. Y en las de Dudley.
Sí. Proteger a los Dursley era tan importante como protegerlo a él mismo.
- - Hay algo más, Harry. Algo que necesitamos que hagas.
Asintió con la cabeza.
- - Necesitamos que les comuniques a tus ríos de la situación, y les adviertas que ante cualquier anomalía, cualquier hecho inusual, nos envíen una carta para hacérnoslo saber. A ti, a Arabella, al arbusto cerca del seto...
Harry casi larga una sonora carcajada, pero se contuvo, aclarándose la garganta para disimular.
- - Ellos... Están al tanto del regreso de Voldemort. Se los dije el verano pasado, cuando casi me corren de la casa... Y...- Se miró las uñas de las manos como si fueran un acertijo.- No sé si no harán oídos sordos a todo lo que digamos...
- - Tus tíos no estarán demasiado felices, lo reconozco.- dijo Dumbledore con gesto pensativo.- Pero será tu tarea el convencer a tus tíos que estén alerta y se comuniquen con nosotros ante cualquier eventualidad.
Y ahora tuvo que arrugar la cara para contener la risa.
- - Profesor Dumbledore... Yo... Honestamente... No creo que...
- - También deberás convencerlos de que, en un futuro, acepten una custodia mágica más cercana...
Frunció el ceño.
- - ¿Qué tan cercana?
- - Mucho más cercana. Sólo un mago calificado podría notar signos de oscurantismo... Sí... La custodia tendría que ser mucho, pero mucho más cercana.
Harry se aprontó para el maremoto.
- - La manera más efectiva de protegerlos, sería que un mago calificado viva con ellos, de incógnito...
Ya no había nada más que decir. Aquello le sonaba tan ridículo que apenas le parecía verdad que Dumbledore estuviera diciendo semejante burrada.
Convencer a tía Petunia de que dé aviso sobre alguna situación sospechosa era casi imposible, pero intentar convencer a sus tíos de convivir con un mago... Era suicidio.
Casi podía ver a tío Vernon viajando a Hogwarts exclusivamente para saltar sobre él y aplastarlo como a una hormiga.
- - Parecerá improbable para ti, pero estoy seguro que si hablas con tu tía, ella comprenderá la gravedad del asunto y sabrá que lo mejor será aceptar.
Dio un breve bufido.
- - Está bien- se resignó- Lo intentaré. Pero no creo que ella escuche cualquier cosa que yo tenga para decir.
- - Estoy seguro de que lo hará. Y que tú harás lo posible por hacerles comprender.
Se quedó en silencio un rato, mientras pensaba en las cosas con mayor detenimiento.
- - Pero... Usted no entiende- dijo Harry repentinamente.- No sabe cómo son ellos. Y lo que piensan de la magia. Por más que yo les explique la gravedad del asunto con un gráfico, ellos aún no comprenderían.
- - Conozco a tus tíos más de lo que crees... Incluso les conozco más de lo que creen ellos mismos. Y sé muy bien la actitud que tienen con relación a la magia. Y aún así, te aseguro que comprenderán.
Abrió la boca para decir algo, pero volvió a cerrarla. No tenía sentido seguir negándose. Tenía la certeza que Dumbledore no cambiaría de opinión. Tendría que ceder.
- - Disculpe... Pero si aceptan semejante custodia mágica... ¿Quién sería la victim... esa persona?
El Director sonrió con satisfacción y pareció más resuelto a hablar.
- - Había pensado en enviar a Remus, pero la cosa podría ponerse un poquito complicada durante la luna llena...
- - Lo único que les faltaría a los Dursley sería convertirse en licántropos...- masculló Harry, como si pensara en voz alta.
- - Alastor tampoco...- prosiguió Dumbledore sin ocultar una sonrisa- Estaba pensando en la señorita Tonks.
Y Harry tuvo extrañas visiones de Tonks cenando en la misma mesa que Tía Petunia, llevando su cabello de todos los colores del arco iris y sus túnicas con agujeros.
- - Profesor... Tonks me cae muy bien... Pero no creo... Quizá la profesora Luminous... A mi tío pareció agradarle...
- - Humm... – el director se rascó el mentón- Eso es imposible... Pero ya veremos, Harry. Aún no sabemos si tus tíos aceptarán... De todas maneras, no creo que eso sea necesario por el momento. Ahora mismo, todos los ojos del mundo mágico se dirigen a Surrey. Sería muy difícil que Voldemort y sus mortífagos vuelvan a aparecerse por allí... No. No arriesgarán otro ataque, al menos por ahora. Aún así, tenemos que dejar esa puerta abierta. Ir preparando a tus tíos para lo que puede llegar a suceder nos sería extremadamente útil.
- - Estoy seguro- dijo Harry, echándose atrás- que si usted le envía una carta a mi tía, ella comprenderá... Funcionó la última vez, no hay necesidad que oigan del asunto por mí...
- - Y aún así, prefiero que se lo comuniques tú.
No podía negarse. Lo sabía.
Era la manera de dar órdenes de Dumbledore: las disfrazaba, las escondía en medio de una conversación pasajera, y las deslizaba sobre la mesa con tanta sutilidad que uno no acababa de entender muy bien cómo terminaba por obedecer. Resignado, asintió una vez más, y se quedó pensando en cómo escribir a Tía Petunia y convencerla. Ya sería un milagro que abra la carta. Ni hablar de que la lea.
- - Bueno, Harry- dijo Dumbledore amablemente. – Ve a la torre y prepárate.
- - ¿Prepararme? ¿Para qué?- preguntó, algo desorientado.
- - Para regresar a Privet Drive, por supuesto.
- - ¿Cómo cómo?- exclamó Harry, saltando de su silla. Eso sí que no lo había esperado... ¡Ir a Privet Drive!
- - ¿¿Me envía de regreso??- casi grita- ¿¿Y las clases?? ¿¿Qué pasará con las clases?? ¡Y tengo varios pergaminos para Pociones...!
Excusas, excusas, excusas. Setecientas excusas en su cabeza, listas para ser disparadas por su boca a velocidad luz. ¡Regresar a Privet Drive! ¡Y en pleno febrero! ¡REGRESAR...!
- - Cálmate, Harry- dijo Dumbledore, aparentemente muy divertido, lo que hizo que Harry se horrorizara aún más- Partirán esta misma tarde y estarán de regreso mañana mismo...
- - Pero... Pero...- balbuceó incoherentemente- ¿QUÉ NO BASTA CON UNA CARTA? ¡UN LLAMADO TELEFONICO! ¡A MI TIA LE FASCINA HABLAR POR FELETONO... TELEFONO!
- - No, no. Es un tema delicado. Y los temas delicados deben tratarse en persona.
Se quedó con la boca abierta un buen rato, hasta que la mandíbula empezaba a agarrotársele.
- - ¿Qué no será como enviarme al centro del tornado...?- (¡JA! ¿Qué tienes que decir sobre eso, viejito loco?)- Digo... Si el verdadero objetivo eran los Dursley, ¿qué enviarme allá no sería peligroso?
- - No irás solo, por supuesto. Serás escoltado por Asellus, Bill y Charlie Weasley.
El viejito loco parecía tener una respuesta para todo, y Harry no supo qué más decir. ¿Debía negarse? ¿Serviría de algo? ¿Debería decir que sí?
Optó por la opción menos complicada a corto plazo: cerrar la boca.
- - Bien... No tenemos mucho tiempo.- Dijo Dumbledore instándole a que se ponga de pie- Ve a la torre y prepárate. Tienes todo el tiempo que quieras para decirles a tus amigos que estarás ausente... Pero intenta que todo el tiempo que quieras sea corto... Cuando termines, ve al despacho de la profesora Luminous. Te estarán esperando.
Harry iba camino a la puerta cuando se creyó en la obligación de preguntar.
- - ¿Qué debo decirles a mis amigos?
Él le miró fijamente.
- - Lo que quieras decirles... Si te interesa saberlo, a mí siempre me ha gustado decir la verdad.
Volteando rápidamente, Harry bajó las escaleras aún con la mente en blanco.
- - LA verdad a medias- dijo para sus adentros.- O la verdad que él tenga ganas de revelar...
Se encaminó a la torre, enfrascado en sus pensamientos, con la cabeza gacha y los ojos fijos en las losas del piso. Pero su mente estaba lejos. En Privet Drive.
¡Cuántos sentimientos guardaba dentro suyo que aún desconocía! El corazón se le encogió levemente cuando volvió a pensar en el momento que oyó que el ataque había sido en Little Whining.
Quería convencerse que había sido por su propia seguridad por lo que se había preocupado, pero su cerebro no parecía entender. ¡¿Por qué tenía que preocuparse por los Dursley?! ¡Los seres más desagradables que había conocido! Peores aún que cualquier criatura oscura.
¡NADA! ¡No les debía absolutamente nada! ¡Nada más que quince años de humillación y maltratos! ¡De desplantes y gritos! ¡Y a su primo le debía quince años de golpizas!
La cara de Harry se arrugaba cada vez más.
¡Él los odiaba! ¿¡Por qué preocuparse si a ellos les pasaba algo!?
- - ¡¡AAARRRRGGGGHHHHH!!- exclamó, pateando un otomano con tanta fuerza que el mismísimo mueble se quejó.
¿¡Por qué no odiar a sus tíos!? ¡Su tía Petunia había odiado a su madre!
Las palabras que Dumbledore le había dicho hacía casi un año retumbaron en su cabeza.
"Ella te recibió, y eso es lo importante... Podría haberte rechazado y dejarte librado a tu suerte, pero no lo hizo"
- - Ah... Cállese, viejo decrépito.- dijo en voz muy alta, como si se hubiese estado guardando esa frase desde hacía siglos.
- - ¡Esa no es la contraseña!- chilló la Dama Gorda, muy contrariada.
Harry regresó a Hogwarts de repente.
- - Ah... sí... Perdón... Caramba... ¿Cuál era?... Ah... "Podría compararte con un día de verano?"... Apuesto que nos ha puesto esa sólo para molestarnos...
- - Hombres... No saben lo que es romántico.- suspiró la Dama, haciéndose a un lado.
En el rincón usual, Ginny hablaba hacia Ron y Hermione. Los tres voltearon rápidamente hacia Harry.
Él se acercó a ellos, mirando al resto de la sala con recelo.
- - ¿Y? ¿Cómo te ha ido?- preguntó Ron en voz baja.
- - Ha pasado algo- susurró Harry, y con la cabeza les indicó que le sigan.
Ron y Hermione se pusieron de pie, pero Ginny no los imitó.
- - Está bien, Ginny. Puedes venir si quieres- le sonrió Harry.
- - Tengo que hacer un trabajo para Adivinación. Me puedes contar más tarde...
Encogiéndose de hombros, Ron avanzó hacia la escalera, seguido por Hermione.
Harry se quedó mirando en dirección a Ginny por un momento y luego siguió a sus amigos.
Al llegar a la habitación, vació su mochila con prontitud.
- - Han atacado a una familia muggle cerca de la casa de mis tíos- explicó mientras metía un bollo de ropa dentro de la mochila, sin esperar una respuesta por parte de sus amigos.- Dumbledore quiere que vaya allí esta noche para poner al tanto a los Dursley y para decirles que estén alerta y que serán vigilados por magos...
- - ¿Cómo... Co... Qué?- balbuceó Ron.
Se apresuró a aprontar todo lo que podría serle útil, y cuando hubo terminado, cerró la mochila con dedos temblorosos y se sentó sobre su cama.
- - ¿Es por eso que te dolió la cicatriz? – preguntó Hermione abriendo mucho los ojos.
- - Al parecer, he logrado bloquear la conexión que tengo con Voldemort y él no se ha dado cuenta. Dumbledore dice que estaba enojado, porque no encontró lo que estaba buscando.
- - ¿A ti?- preguntó Ron en un hilo de voz.
- - No veo que sea otra cosa. Todo apunta a eso...
- - ¡¿Y por qué te envía a Surrey?!- preguntó Hermione- Hay otras formas de poner a sobre aviso a tus tíos.
Harry miró al piso.
Había tanto que no les había contado a sus amigos. El por qué de Voldemort intentando matarle, el por qué de sus regresos a Privet Drive cada verano.
Había estado posponiéndolo durante demasiado tiempo.
Sospechaba que Dumbledore tenía otras razones para enviarlo de regreso a Privet Drive, diferentes de su charla con tía Petunia. Quizá planeaba reforzar la protección de su madre...
- - Hay mucho de que hablar...- dijo Harry, los ojos clavados en sus zapatillas- Pero les contaré en otra ocasión. Ahora tengo que apresurarme... Partiremos ahora mismo.
- - ¿Quién te acompañará?¨- preguntó Hermione.
- - Bill, Charlie y la profesora Lumionous. Regresaremos mañana.
Se puso de pie y se echó la mochila al hombro.
- - Adiós...
- - Mucha suerte, Harry- le dijo Hermione, muy emocionada.
- - Nos veremos mañana.- agregó Ron.- Cuídate.
Asintió con la cabeza y salió del cuarto.
De camino al despacho de la profesora Luminous, se cruzó con varios compañeros que vagaban por los pasillos con amplias sonrisas y rostros sonrojados. Al parecer, para todos ellos, el día de San Valentín había sido muy productivo.
Las voces desde dentro del despacho indicaban que ya le estaban esperando.
Golpeó la puerta, poniéndose muy nervioso. Tenía que pensar qué iba a decirle a Tía Petunia.
Cuando Bill le dejó entrar, se encontró con una atmósfera muy relajada, diferente a la que reinaba en el despacho de Dumbledore.
Charlie y la profesora reían a carcajadas, sentados frente al escritorio, y, por el rostro de Bill, estaban riéndose de él.
- - Perfecto... Estamos listos- le dijo Charlie amablemente.
- - ¿Traslador o chimenea? ¿Qué dices, Bill?- preguntó la profesora, poniéndose de pie.
- - Humm... Traslador... Sí.
- - Me gusta la idea... Traslador ilegal- sonrió Charlie.
- - Tiene el factor sorpresa- secundó la profesora.
- - Es más... Es casi emocionante- agregó Bill haciendo un gesto con las cejas.
Harry no entendía nada, pero entre los tres había cierta complicidad que lo entretenía y relajaba.
- - Elige, Bill- lo instó la profesora.
Sonriendo, él tomó una pluma que había sobre el escritorio y les indicó que se acerquen.
- - Portus- dijo Bill, haciendo una floritura con la varita.
- - Acércate, Harry- le dijo la profesora.
Él obedeció y dio un paso más hacia la mesa.
- - Toma mi mano- le dijo ella, extendiendo la mano derecha.
Charlie posó una de sus manos sobre el hombro de Harry. Bill extendió un brazo por sobre la mesa y agarró con firmeza la correa de su mochila.
- - Donde va uno, vamos todos- dijo Bill casi de manera solemne- Nexum Inbrak.
Y su hubiesen intentado soltarse, Harry no hubiera logrado separase de la mano tibia de la profesora.
- - Listos- dijo Charlie- Ahora.
Los cuatro extendieron un dedo hacia la pluma y poco después, fueron absorbidos en el espacio.
Llegaron a una sala en la que había más personas de las que podía llegar a abarcar.
- - Pensábamos que iban a llegar por la chimenea... La habíamos limpiado y todo...- dijo una voz familiar.
Tonks se acercaba hacia ellos muy emocionada.
- - Cambiamos de opinión.- Explicó Bill- Finite incantatum.
Y apenas había terminado de decir el hechizo, los tres se separaron repentinamente.
- - Tonks...-dijo la profesora Luminous sonriendo- Ha pasado mucho tiempo...
Las dos mujeres se saludaron con algarabía, y Harry aprovecho para dar una miradita a su alrededor.
Había cerca de una veintena de magos, entrando y saliendo de la sala, que lo saludaban con una inclinación de la cabeza a medida que pasaban a su lado.
- - ¿Dónde estamos?- le preguntó a Bill.
- - En casa de Arabella Figg – dijo él sonriendo- Y muy a su disgusto...
- - Increíble- musitó Harry azorado.
Jamás había visto tantos magos atareados, y mucho menos en Privet Drive.
La luz se colaba fríamente por entre las cortinas cerradas.
- - A mal paso, darle prisa- dijo la profesora Luminous, y Harry comprendió que se refería a la tarea que él tenía que concretar.
El numero 7 de la calle Magnolia no parecía diferente de otras ocasiones.
Estaba oscureciendo sobre Surrey, y los autos surcaban las prolijas calles de Little Whining, siendo aquel el momento del regreso a casa del trabajo.
No había nada anormal en los carros que se detenían en las entradas, y ciertamente no había nada anormal en Harry y sus acompañantes.
Los cuatro iban vestidos con ropas muggle, y lo único que podía llegar a llamar la atención de los moradores de la ciudad, era el cabello de la escolta del joven mago.
Harry iba pensando en cómo enfrentar a Tía Petunia, en cómo explicar lo que acontecía en el mundo mágico.
A medida que se acercaban al número 4, su estómago parecía irse anudando progresivamente.
Se ajustó la mochila nerviosamente y trató de hacer oídos sordos a todo lo que sus compañeros de viaje decían.
Abrieron la puertecilla de la verja, y, despacio, avanzaron por el empedrado que conducía a la puerta de entrada a la casa.
Las luces estaban apagadas.
Inspirando profundamente, Harry golpeó.
No hubo respuesta durante un rato, hasta que escucharon claramente los tacones de tía Petunia caminando por el pasillo, al otro lado de la puerta.
Como si fuera en cámara lenta, ésta se abrió, revelando a tía Petunia y a su delantal de cocina.
Pareció tan sorprendida que Harry comprendió al instante que su tía se había quedado sin habla.
La profesora Luminous le impartió a Harry un suave codazo en el costado, y él, sin saber muy bien cómo explicar el porqué de su presencia allí, decidió no dar más vueltas al asunto e ir directamente al grano.
- - Tía Petunia, algo ha pasado- dijo muy rápido- Tengo que hablar contigo.
Petunia Dursley no dijo nada. Se quedó de pie, más allá de la puerta semiabierta, con la mirada fija en su sobrino.
Pasaron varios minutos hasta que Harry les dedicó una mirada extrañada a sus acompañantes.
La profesora Luminous se encogió de hombros.
- - Señora Petunia...- dijo lentamente, acercándose un poco- Eh... ¿Señora Petunia...? Señora Pet... Oh... Caramba. Se ha desmayado...
- - Pero tiene los ojos abiertos... Y está de pie...- dijo Harry frunciendo el ceño.
Charlie se acercó a tía Petunia y la empujó con un dedo.
Tuvo que abalanzarse sobre ella para atraparla antes que caiga, y comenzó a reírse a carcajadas mientras intentaba que Petunia no se le resbale por entre los brazos.
- - Basta, Charlie- dijo la profesora conteniendo ella misma una sonrisa- vas a tirarla al piso.
- - ¿Habrá alguien en casa?- Bill le preguntó a Harry.
- - No...- respondió él. Pero no estaba muy seguro. Tío Vernon estaría al llegar, y no sabía cómo eran los días de Dudley en períodos escolares.
- - Llevémosla a su cuarto- indicó la profesora Luminous.- ¿Dónde queda?
- - Arriba, al final del pasillo- dijo Harry, empujando la puerta para dejarlos pasar.
Charlie levantó a tía Petunia y comenzó a trepar las escaleras, seguido por la profesora Luminous.
Bill entro con cuidado, examinando todo a su alrededor.
Charlie reapareció en el rellano de la escalera y comenzó a bajar los escalones de dos en dos.
- - Ella está bien. ¿Por qué no le preparas una taza de té?
Asintiendo con la cabeza, Harry se dirigió a la cocina.
- - Es... Diferente...- decía Bill arqueando las cejas al mirar la inmaculada cocina de los Dursley.
- - Diferente... Esterilizada... Es lo mismo...- dijo Charlie pasando un dedo sobre la superficie de la mesa.
Harry tenía la sensación de que su cerebro estaba desinflado. Apelmazado. Como un pastel mal cocido.
Mientras calentaba el agua, apenas podía creer que estaba en la cocina de sus tíos.
¿Cómo es que había acabado allí?
Charlie y Bill encendían y apagaban la wafflera, y se entretenían apoyando las manos sobre el aparato hasta quemarse.
No fue sino hasta que la tetera echó vapor y el té estuvo listo, que Harry notó que aún llevaba su mochila al hombro.
Llevando la taza de porcelana, Harry subió las escaleras muy despacio. Cuando llegó al pasillo del primer piso, escuchó la voz de tía Petunia.
- - ¿Qué hace aquí?- dijo, su voz extrañamente inalterada.
- - Ha sucedido algo... Pero ya se lo explicará Harry- contestó la profesora Luminous con voz tranquila.
- - La recuerdo a usted.
- - Estuve aquí en el verano...
- - Tengo la impresión de haberle visto antes.
- - Eso no es posible, señora Dursley- dijo ella amablemente.
- - ¿No era amiga de mi hermana?
Harry pensó que Tía Petunia estaba desvariando debido al shock.
- - No- respondió la profesora Luminous- nunca nos conocimos...
- - El muchacho me dijo que él había regresado...- dijo Petunia.
- - Harry le ha dicho la verdad.
Guardaron silencio el suficiente tiempo como para que Harry se hiciera el disimulado y aparezca en la puerta como si nada.
- - Traigo el té- dijo tímidamente.
- - Señora Dursley, ¿su esposo y su hijo tardarán mucho en regresar?
- - Dudley tenía una pelea, y Vernon iba a verla al salir del trabajo, pero no tardarán.
- - Bajaré y hablaré con el Sr. Dursley. No creo que le simpatice la idea de ver a dos extraños en su cocina.
Al pasar junto a Harry, sin que Tía Petunia lo note, la profesora le entregó un pequeño frasquito.
- - Dos gotitas y estará más relajada que una sandía.- le susurró.
Intentando imaginarse una sandía relajada, Harry vio como su profesora salía de la habitación. Luego colocó la cantidad de poción indicada en el té y se acercó a la cama como a tientas.
- - ¿Qué ha pasado?- preguntó Tía Petunia con voz temblorosa.
A Harry le costaba oírle, después de tanto tiempo sin oír más que palabras cortas de su parte.
- - Han atacado a una familia muy cerca de aquí- dijo Harry muy lentamente mientras le entregaba la taza a su tía.
- - ¿Atacado?
Asintió.
- - Alguien enviado por Voldemort ha atacado a una familia aquí en Little Whining.
- - ¿Es a ti a quien buscan?- preguntó ella abriendo mucho los ojos.
- - No estamos del todo seguros,- dijo él, sorprendido de que tía Petunia concluya que Voldemort le buscaba- pero yo creo que sí.
- - ¿Y por qué estás aquí?- preguntó, endureciendo el gesto levemente.
- - He venido a decirte que deben estar atentos ante cualquier anormalidad. Ustedes también podrían estar en peligro...
- - ¿Nosotros?
- - Sí. Y si notan algo fuera de lo usual, debes comunicármelo a mí o a Dumbledore, o a la señora Figg.
- - ¿La... Señora... Figg.?
- - Sí.
- - ¿Comunicarme... Cómo?
- - Si lo necesitas, una lechuza aparecerá por aquí. No tienes más que decirle a quien va destinada la carta.
Tía Petunia se tomó toda su taza de té como si fuera una medida de Whisky. Harry se le quedó mirando, preguntándose si no sería mejor darle algo que realmente contenga alcohol para que pueda tragarse lo que tenía que decirle a continuación.
- - ¿Hay algo más?- inquirió con la voz algo ahogada.
- - Si... Por el momento todo Little Whining está siendo vigilado... Pero más adelante, cuando la vigilancia sobre la ciudad flaquee, deberán tener mucho más cuidado... Dumbledore...
¿Cómo podía decirlo? ¡Era casi imposible hacerlo! Decidió soltarlo, sin más...
- - Dumbledore preferiría que un mago viva aquí con ustedes para que estén más seguros...
La lengua se le enredó entre los dientes. Cerró los ojos para esperar el estallido, pero ella no repuso nada.
Sólo se había puesto más pálida.
Su silencio comenzó a incomodarle.
Bajó la mirada hacia los ojos vagos de su tía.
- - No quería creerlo- dijo Tía Petunia con voz de ultratumba- Cuando lo dijiste, no quise creerlo.
- ¿Qué cosa?
- - Que había regresado.
Miró a su tía, muy confundido.
- - Tú comprendes quien es él, ¿verdad?
Tía Petunia pestañeó en señal de asentimiento.
- - ¿Cómo no saberlo?- sonrió amargamente.
- - ¿Por qué? ¿Por qué nunca dijiste nada...?
Ella evitó mirarle a los ojos cuando volvió a hablar.
- - Las cosas no siempre fueron así...- dijo- Antes que ella recibiera su carta, éramos iguales....
- - Aún...- dijo Harry dubitativamente- Aún siendo una bruja, era tu hermana.
Y se le hizo un nudo en la garganta.
- - Tendré que hablar con tu tío...- dijo con voz apagada.
Harry no quería que cambie de tema. Quería llegar mucho más allá en cuanto a la relación entre las hermanas Evans. Lo quería desesperadamente.
- - ¿El mago llegaría inmediatamente?- preguntó ella, y Harry se sorprendió de que pudiera decir la palabra "mago" con tanta naturalidad.
- - No. Como dije, todo el sector está vigilado por el momento.
Tía Petunia cerró los ojos. La poción había hecho efecto.
Harry suspiró desilusionado.
En su cabeza, un mecanismo había entrado en movimiento. ¿Por qué estaba Tía Petunia tan tranquila? ¿Todos esos años... había estado fingiendo?
Resignado, bajó a la cocina, donde Charlie, Bill y la profesora inspeccionaban las alacenas en busca de café.
- - Ah, Harry- dijo Bill- ¿Cómo funciona esta cafetera?
SE apresuró a explicarle mientras la profesora Luminous cerraba las cortinas prolijamente.
- - Bueno... Sólo queda esperar por tu tío y primo- dijo, sentándose junto a Charlie- ¿Has hablado ya con tu tía?
- - Sí. Pero ya se quedó dormida.
- - ¿Aceptó?
- - Creo... O al menos no se negó... El problema será mi tío...
Y con horror, escuchó el automóvil de tío Vernon deteniéndose en la entrada.
Una bola de nervios se acomodó en su vacío estómago.
Decidió esperar lo inevitable en el pasillo.
Como si cada segundo durase horas, Harry escuchó el sonido de la puerta del carro cerrándose, los pasos de tío Vernon en el césped, el sonido de sus enormes zapatos sobre el tapete (Ay...). Las llaves en la cerradura, girando (Ay, ay...), las bisagras de la puerta chirriando suavemente (ay, ay, ay...), la puerta abriéndose (ay, ay, ay, ay...)
Tío Vernon, clavado en su lugar, miró a Harry a los ojos durante unos instantes y volvió a cerrar la puerta.
Harry levantó una ceja.
La puerta volvió a abrirse y tío Vernon asomó media cabeza por la abertura.
- - Tío Vern...
La puerta volvió a cerrarse de un golpe.
Escuchó la respiración agitada de su tío al otro lado.
- - Harry... ¿Pasa algo?- preguntó la profesora, asomándose por el pasillo.
- - Creo que mi tío está a punto de sufrir un ataque o algo...
Caminó unos pasos hacia delante.
- - ¿Tío Vernon?
- - ... Estoy loco... ¿Me he vuelto loco?
- - No, tío. De veras estoy aquí...
- - Pero... Pero... Es... es... ¡FEBRERO!
- - Sí... ya lo sé... Pero tengo que decirte algo...
Su tío entró al fin, le miró violentamente y luego recorrió la sala con desesperación.
- - ¿Petunia?... ¡PETUNIA!- y volteó a él con ojos inyectados- ¿QUÉ LE HAS HECHO A PETUNIA?
- - Ella está durmiendo en su cuarto...
- - ¿¿DURMIENDO?? ¡Ella debería estar cocinando para Dudders y para mí! ¿¿Qué le hiciste?? ¿¿QUÉ DIABLOS ESTAS HACIENDO AQUÍ, MUCHACHO DEL DEMONIO??
- - Tío... Yo...
- - NO QUIERO OIRTE... NO... ESTO ES ANORMAL... ESTO...- tío Vernon se detuvo y se llevó una mano a la sien. Tenía los ojos clavados en el final del pasillo, donde la profesora Luminous le miraba con una sonrisa en los labios.
- - Ah... Usted... – dijo él con algo de alivio- ¡Usted ha venido a buscarlo...! SE les ha escapado... ¿Verdad?
Ella se acercó a él muy despacio.
- - Señor Dursley. Deje de comportarse como un niño y escuche lo que su sobrino tiene para decirle...
- - ¡¡¡¿¿¿QU...???!!!- exclamó él, y se atragantó con su propio bigote.
- - ¿Dónde está Dudley?- preguntó Harry.
Y como su tío no respondió y sólo le miraba a él y a su profesora alternativamente, tuvo que asomarse por la puerta para comprobar que su primo estaba dentro del auto, con las ventanillas cerradas, poniendo los seguros al verle y profiriendo un grito al mismo tiempo.
- - Tío...- Harry no quería perder más tiempo- Algo ha pasado cerca de aquí y me han enviado para avisarles que estén alerta.
Dejaría lo de la custodia mágica para tía Petunia, por su propia integridad física.
- - La ciudad entera está llena de magos. Si ven algo sospechoso, envíenme una lechuza.
El ojo izquierdo de Tío Vernon parpadeaba por sí sólo, y el bigote le temblequeaba sin que se diera cuenta. En apenas una frase proveniente de la boca de su sobrino, había escuchado dos de las palabrotas que no se perdonaban en su casa: MAGO y LECHUZA.
- - ¿Quiere sentarse, Señor Dursley?- preguntó la profesora Luminous, pero él sólo le miró sin oírla.
Vernon caminó hacia la cocina, probablemente para ver si su esposa no estaba atada a una silla, tomada como rehén, o para servirse una copa de brandy.
- - ¡No no no no no, allí hay...!- quiso alertarlo la profesora, pero fue demasiado tarde.
El corpulento tío Vernon regresó al pasillo corriendo, como si le persiguiera el Diablo.
- - ¡NOS INVADEN, PETUNIA! ¡¡NOS VAMOS DE AQUÍ!! ¡¡PETUNIA!! ¡¡ES UNA INVASI"N!! ¡¡¿¿PETUNIA??!!
En la entrada, dentro del coche, Dudley tocaba desesperadamente el claxon. En el pasillo de entrada, Vernon vociferaba como un desquiciado, y la profesora Luminous enderezaba un portarretratos que colgaba de la pared. En la cocina, Bill y Charlie observaban como el café caía de a gotitas dentro de un jarrito. En las calles, varios magos caminaban pacíficamente, comentando cuán prolijos eran los muggles de aquel sector.
Los dos mundos de Harry se habían unido de la manera más extraña posible.
Se encontraba allí, una vez más, en Privet Drive, de pie, en el medio del caos mientras la guerra comenzaba. Y todo lo que Harry tenía ganas de hacer, era reírse a carcajadas.
Bueno... PERDON Por la tardanza... Mis vacaciones fueron un poco más animadas de lo que yo había esperado. Además tengo una nueva compañera de departamento que duerme en la habitación en que está mi computadora y ya no puedo conectarme en las noches (horas en que también pasaba mis manuscritos a ordenador.) Pero no son más que excusas, ya sé. También he estado trabajando en una corrección de todo el fic, pero eso me toma demasiado tiempo y apenas llevo corregidos 6 capítulos.
He subido dos caps al mismo tiempo para compensar y estoy en las últimas paginas del siguiente.
Los agradecimientos y comentarios van en el próximo cap.
Byee
MisaKats
