CAPITULO 3

Un mar de nubes inundaba la atmósfera de la ciudad celestial que solo era traspasada por la suave luz del sol.

Hermosos seres de blancas alas habitaban aquella magnifica ciudad, una ciudad de ángeles. Una inmensa paz se percibía en aquel hermoso sitio.

En uno de los jardines más hermosos de aquella ciudad se encontraba un inmenso árbol de cerezo, el cual siempre estaba en flor. Al pie de este árbol se encontraba uno de los seres alados… era una hermosa mujer de largos cabellos de ébano, tez blanca y unos hermosos ojos esmeralda que en ese momento reflejaban una enorme tristeza mientras observaba en cerezo.

"Sakura…"

Mientras que del cielo se iba acercando una criatura de blancas alas, que se dirigía hacia la mujer que se encontraba bajo aquel cerezo.

- Te estaba esperando Kerberos…- dijo la mujer con una dulce voz aun sin alejar su vista del cerezo.

Kerberos se acerco a la mujer lentamente y al igual que ella observaba el árbol de cerezo.

- Ella esta bien, es fuerte pero…- Kerberos se detuvo antes de terminar la frase y observo a la mujer que ahora lo observaba con sus hermosas esmeraldas. – pero aun no ha madurado…-

- Ya madurara "Kero"… es solo que aun no acepta parte de su origen- dijo la mujer tristemente volviendo su vista hacia el cerezo.

- NADESIKO… KERBEROS- grito alegremente un hombre mientras se acercaba al cerezo, era un hombre con apariencia de tener unos 60 años, rostro afable, y al igual que la mujer poseía ojos verdes pero eran mas profundos…

- Señor es un honor volver a verlo- dijo Kerberos inclinándose ante la presencia de aquel hombre. El cual ante la reverencia rió alegremente.

- No tienes por que ser tan respetuoso conmigo Kero, sabes que no soy de formalidades-

- Padre… ¿a que se debe tu presencia en estas partes de la ciudad?- pregunto amablemente Nadesiko.

- Bueno desde que sentí la presencia de Kero supuse que primero que nada te buscaría a ti mi pequeña… y como tu siempre estas contemplando el cerezo… se me hizo lógico venir a este jardín- dijo el hombre siempre con una sonrisa en el rostro, aunque por unos momentos cambio a una de cierta comprensión hacia su hija a lo cual dijo

– se que realmente deseas el poder haber permanecido al lado de tu pequeña… pero también fue tu decisión el regresar con nosotros-

Nadesiko sonrió tristemente y dijo – Mi pequeña flor decidió quedarse con su hermano y su padre… me dijo que ella no los dejaría… que no era justo que le pidiera dejar todo lo que ella conocía e irse conmigo dejando a su familia… me reprocho el dejar a su padre… pero un mundo de tanta oscuridad… y ustedes me buscaban… realmente nunca he dejado de amar a ese hombre y a su hijo al cual quiero como si fuera mi propio hijo…- para este punto unas lagrimas comenzaban a aparecer por su hermoso y frágil rostro.

- Bueno! Bueno! No es el momento para recordar cosas triste mi pequeña, lo mejor será escuchar que es lo que nos tiene que contar Kero, después de todo por algo esta aquí presente y sin tu preciosa flor- y diciendo esto se encamino hacia uno de los edificios de la ciudad, volteo a verlos y les dijo- pero que esperan vamos, siempre es mejor hablar en la comodidad de tu casa…- se volteo otra vez al camino.

– Vamos!- fue lo ultimo que dijo antes de seguir su camino.

- El nunca cambia ¿verdad?- dijo Kero con una gota en la cabeza ante la actitud…como podría describirla… infantil del padre de Nadesiko.

- Así es el nunca cambia… y eso es bueno siempre me eleva el animo- dijo con una hermosa sonrisa sin el menor indicio de tristeza en ella gracias a la siempre alegre forma de actuar de su padre.

Mientras caminaban por las hermosas calles de la ciudad Kerberos era saludado por varios de los Ángeles que se cruzaban, era un ambiente tan calido y acogedor que el guardián estaba con una inmensa sonrisa y que decir de su ego que iba en aumento en una forma desmesurada… aunque eso era de esperarse ya que cuando se encontraba con Sakura todos le mostraban desprecio y en estos momentos todos parecían mostrarle algo de respeto. Esto hizo que comenzara a caminar de una forma bastante altanera, como si se creyera superior a los demás… aunque en ese momento eso era lo que el creía.

Al fin llegaron a uno de los edificios, la puerta estaba abierta… bueno en esa ciudad todas las puertas estaban abiertas ya que todos confiaban plenamente en sus habitantes. Entraron en el edificio y fueron guiados hasta la sala, esta estaba hermosamente adornada con flores de varios colores, las paredes eran blancas con un tono azulado que semejaban al cielo mismo, el techo era bastante alto y en el centro se encontraba un inmenso candelabro que brillaba con un hermoso resplandor dorado que era tan calido como el mismo sol, en una de las esquinas de la sala se encontraba una hermosa fuente de tres niveles de la cual salía el agua mas clara y pura del mundo entero.

- Bueno! Ya que por fin estamos en la casa creo que es momento de comenzar las charlas para después comer un poco…siempre es bueno comer un poco después de una larga charla!- todo esto lo decía tan alegremente como era característico de el pero de repente hubo un cambio en su actitud y dijo – esto no es un asunto a tratar afuera donde cualquiera puede escuchar sin querer-

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

- Por fin a llegado… háganla pasar, no es correcto hacerla esperar- dijo una voz proveniente de las sombras.

El sirviente se retiro de aquel salón y se dirigió a donde la joven esperaba, no tardo en llegar a la entrada principal donde se encontraba una hermosa joven de cabellos castaños observando los alrededores con un poco de curiosidad. La verdad era que ese sitio de se parecía bastante a su palacio pero… era un lugar mas oscuro… mas siniestro.

- El amo la espera- dijo el sirviente ya sin mirar al rostro de la joven que por fin se había percatado de la presencia del sirviente.

Ella solo se dirigió en la dirección de la que había venido el sirviente, el cual se apuro por adelantarse a la joven y guiarla hasta su amo. Caminaron por las inmensos pasillos que le daban a uno la impresión de ser tragados por una inmensa garganta de alguna criatura.

Por fin llegaron al final de uno de los pasillos donde se encontraba una inmensa puerta abierta de par en par y de donde solo se percibía una oscuridad absoluta. La joven entro en aquel lugar de penumbras mientras que el sirviente se quedo en la entrada viendo como las enormes puertas se cerraban al haber pasado la joven.

Después de que las puertas se cerraron tras de si todo quedo en penumbras y un silencio absoluto reino en el lugar, sin embargo la joven no estaba perturbada por la situación en que se encontraba, ella ya había estado en ese lugar y conocía lo que estaba dentro.

- Te estaba esperando querida Sakura- esto había sido dicho por la misma voz que mando al sirviente por la joven.

Poco a poco el lugar fue iluminado por la tenue luz del fuego de las antorchas… pero este fuego era diferente al fuego que existía en aquel mundo, era el tipo de fuego que existe en el mundo humano. Este fuego logro iluminar cada rincón del gran salón en el que se encontraban. Sakura se sorprendió un poco al observar el fuego rojo ya que ella nunca lo había visto y sin embargo supo disimular su sorpresa por la presencia de aquel hombre que la verdad nunca fue de su agrado.

El hombre estaba sentado en lo que se podría describir como un trono de piedra negra, para ser más precisos de obsidiana. Ella se acerco a el con mirada desafiante mientras el la observaba bastante interesado. Claramente aquel hombre ya era bastante anciano, su rostro era malévolo y se encontraba cubierto de arrugas que junto con las cicatrices que tenia en su rostro deformaban su rostro.

- Me alegra que hayas podido venir a visitar a un anciano como yo pequeña-

- Por favor los dos sabemos que solo estoy aquí a petición de mi padre… "abuelo"- dijo esta ultima palabra con un tono bastante claro de desprecio hacia el hombre.

Ante estas palabras el hombre solo respondió – Es cierto pequeña vienes a entrenar… para poder utilizar tus habilidades al máximo y por lo tanto debo presentarte a mis jóvenes pupilos que se convertirán en tus compañeros de entrenamiento- con un gesto de su mano de una de las puertas laterales del salón salieron dos jóvenes los cuales se posaron uno a cada lado del abuelo de Sakura y se inclinaron ante el para después voltear hacia Sakura.

El que se encontraba a la izquierda era un joven bastante apuesto, era alto de tez clara ojos negros y cabello del mismo tono un poco largo y que en esos momentos se encontraba amarrado en una pequeña cola, tenía una cicatriz que cruzaba su ojo izquierdo.

El joven que se encontraba a la derecha era un poco mas alto que el primero, de tez pálida y ojos azules tan profundos que uno se perdía en su mirada, su cabello era corto bastante rebelde y del mismo azul profundo de sus ojos.

El joven de ojos azules se le acerca tomando su mano y besándola suavemente – Mucho gusto princesa mi nombre es Eriol Hiraguizagua y estoy seguro que será muy entretenido tenerla como compañera-

- Mi nombre es Ryu- dijo bastante cortante el otro joven que al parecer no le agradaba la idea de entrenar con una "princesa".

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ya hacia unas horas que habían terminado la conversación con Kero y Nadesiko se había retirado a caminar por la ciudad, en realidad no llevaba rumbo alguno solo pensaba en lo que habían conversado horas antes…

--FLASH BACK-----

- Sakura me pidió que la esperara en la tierra, no quiere venir a este sitio…-

- Entonces debemos hallar la forma correcta para convencerla para que venga… pero por mientras será mejor que este en la tierra, así será más fácil para nosotros acercarnos a ella- dijo seriamente el padre de Nadesiko.

- Padre entonces también debemos enviar a alguien de los nuestro con ella cuando llegue a la tierra, pero ella no lo tiene que saber-

- Si ya lo había pensado y creo que lo mejor será enviar a uno de nuestros mejores soldados… por que nadie puede estar totalmente seguro de lo que pueda ocurrir.

--FIN FLASHBACK-----

- Señora Nadesiko… señora Nadesiko!-

Un joven la llamaba haciéndola salir de sus recuerdos, era un joven muy apuesto era alto de tez clara, sus ojos eran de un tono chocolate y su cabello corto y rebelde del mismo tono.

- Shaoran… ¿que pasa?-

- Su padre me llamo e iba camino a su casa cuando la vi bastante distraída… el me pidió que si la veía le dijera que usted también debía dirigirse a la casa de su padre-

- Ahh… claro vamos- respondió Nadesiko y comenzaron a caminar en dirección a la casa de su padre. – Y como esta Ieran tiene tiempo que no la veo, y tus hermanas- le pregunto a Shaoran ya que su madre Ieran y ella eran amigas desde muy pequeñas.

- Se encuentran bien y mi madre tiene deseos de verla-

Nadesiko sonríe y dice – entonces cuando pueda la iré a visitar… solo espero que no este muy ocupada-

Mientras iban conversando sobre la amistad que existia entre la madre de Shaoran y Nadesiko llegaron a la entrada de la casa del padre de esta.

Entraron a la casa y se dirigieron a la sala donde ya los esperaba el padre de Nadesiko, tomaron asiento y esperaron a que el hablara sobre el motivo de aquella reunión.

- Joven Shaoran lo he llamado para pedirle apoyo sobre un asunto que no solo concierne a mi familia sino a todos los que habitamos en este mundo… y espero contar con su apoyo en todo esto-

CONTINUARA...

NA: bueno por fin este capitulo es mas largo, no mucho

y tambien por fin se me ocurri como meter a Shaoran... aunque salio apenas en el final,

bueno espero que les guste