CAPITULO II
Transcurrieron dos días y Artamir aún continuaba sin hablar a Naira. Finalmente ella decidió que era ya tiempo de partir.
Alistó su mochila, su espada y su arco. Se vistió con túnicas de arquería de color azul oscuro y se puso su capa negra encima.
Encontró a sus padres sentados en el jardín.
- Ada... -
- No debes decir nada, hija mía, sabíamos que no te quedarías aquí cuando
la guerra está comenzando –
- Debes dar alcance a Estel, temo que la sombra de aquellos nazgul van
tras sus pasos y del pequeño cormalicondo –
Su madre tenía aquel don de sentir las sombras.
Naira los miraba y por un momento la duda asomó su rostro.
- Pequeña parte ya! Eru sabe que partiría contigo en un segundo si la
responsabilidad aquí me lo permitiría! Ve entonces pequeña estrella
demuestra las habilidades aprendidas y recuerda que nuestros pensamientos
irán contigo siempre! –
Calimehtar y Amarië abrazaron a su hija. Calimehtar se separó de repente y emitió un dulce silbido.
Telemnar apareció.
- Deja que el caballo te acompañe, se pone triste siempre en tus partidas
y será más de utilidad en aquellos parajes que aquí-
Naira tomó su mochila y la aseguró a la grupa del caballo.
Miró a su alrededor por última vez. Volteó a montar el caballo.
- Naira! – Artamir corría.
Abrazó a su hermana.
- Cuídate aiwë – él bajó la cabeza – siento tanto lo que...-
Ella lo calló.
- Tú también cuídate , garma -
Ambos sonrieron.
Finalmente montó el lomo desnudo del animal, se subió su capa tapando completamente su cabeza, como siempre hacía en los viajes.
- Noro Lim, Telemnar, noro lim! -
Apresuró al caballo porque sentía que su corazón dudaría si no se marchaba ahora. A medida que dejaba su pueblo y se dirigía al bosque de los trolls, donde suponía que Aragorn debía estar a esta altura del viaje.
Transcurrieron dos días y Artamir aún continuaba sin hablar a Naira. Finalmente ella decidió que era ya tiempo de partir.
Alistó su mochila, su espada y su arco. Se vistió con túnicas de arquería de color azul oscuro y se puso su capa negra encima.
Encontró a sus padres sentados en el jardín.
- Ada... -
- No debes decir nada, hija mía, sabíamos que no te quedarías aquí cuando
la guerra está comenzando –
- Debes dar alcance a Estel, temo que la sombra de aquellos nazgul van
tras sus pasos y del pequeño cormalicondo –
Su madre tenía aquel don de sentir las sombras.
Naira los miraba y por un momento la duda asomó su rostro.
- Pequeña parte ya! Eru sabe que partiría contigo en un segundo si la
responsabilidad aquí me lo permitiría! Ve entonces pequeña estrella
demuestra las habilidades aprendidas y recuerda que nuestros pensamientos
irán contigo siempre! –
Calimehtar y Amarië abrazaron a su hija. Calimehtar se separó de repente y emitió un dulce silbido.
Telemnar apareció.
- Deja que el caballo te acompañe, se pone triste siempre en tus partidas
y será más de utilidad en aquellos parajes que aquí-
Naira tomó su mochila y la aseguró a la grupa del caballo.
Miró a su alrededor por última vez. Volteó a montar el caballo.
- Naira! – Artamir corría.
Abrazó a su hermana.
- Cuídate aiwë – él bajó la cabeza – siento tanto lo que...-
Ella lo calló.
- Tú también cuídate , garma -
Ambos sonrieron.
Finalmente montó el lomo desnudo del animal, se subió su capa tapando completamente su cabeza, como siempre hacía en los viajes.
- Noro Lim, Telemnar, noro lim! -
Apresuró al caballo porque sentía que su corazón dudaría si no se marchaba ahora. A medida que dejaba su pueblo y se dirigía al bosque de los trolls, donde suponía que Aragorn debía estar a esta altura del viaje.
