¿Cómo demostrarselo?: Alex

Avanzando por los vagones del tren ya en marcha, iba lanzando leves miradas al interior de los compartimentos. Sus pertenencias las había dejado allí donde residía su corazón, pero un corazón tan silencioso que nadie creía por la falta de palabras y sentimientos. Difícil podría ser el trabajo de abrirse, de mostrar el interior a alguien, pero a veces ese corazón que lloraba lágrimas amargas, tan siquiera se escuchaba a si mismo, así que suspiró pensando que esa chica jamás le correspondería.

- ¡Conex!

Se giró hacia la voz, sumido en sus pensamientos había llegado a los primeros vagones del tren. Tanteo su cabeza en busca de Electra, pero no la llevaba encima, también se había quedado en el compartimiento.

- ¿Dónde vas tan despistado? - se abrió una de las puertas mostrando una cabeza roja, pero tan clara que parecía ámbar. Un rostro enfermizo de fracciones muy marcadas le sonría y esperaba a que se acercara. - Por si no te has dado cuenta, estás en el Hogwarts Express, camino a tu penúltimo año en el reformatorio.

- ¡Bobby! - gritó una voz en el interior.

- ¿Eh dicho reformatorio? quería decir psiquiátrico. - y sonrió malicioso.

Alex también sonrió y de pronto se descubrió riendo a grandes carcajadas, cada vez que alguien o algo lograba disipar sus preocupaciones, éste se sentía tan libre que todo su ser explotaba y le obligaba a reír.

- Y tú al circo - comentó otra voz más grave.

- ¿Crees que con mis notas podría trabajar en un circo? - el chico pelirrojo lo dejó pasar y se sentó al lado de un muchacho corpulento, con la piel morena y media melena azabache, recogida con una cinta verde.

- Por supuesto - el chico corpulento hablaba con los ojos cerrados y manteniendo un posado extremadamente serio. - y te tirarían cacahuetes con cada una de tus funciones.

- ¿Me estás llamando mono?

- ¿Donde has dejado tus cosas Alex? - la aguda voz que había gritado anteriormente, correspondía a un chico bajito y con cara de ángel, dotado de unos grandes ojos verdes cubiertos por finos mechones de pelo castaño.

- En otro vagón, sólo os estaba buscando.

- Alex, ya van dos años que nos dejas tirados en el tren - le medio reprochó el chico con una mueca de disgusto.

- ¡No! Mi querido Willou - Bobby abrazó a su compañero - ¡Conex nos abandona! ¡como el desodorante! Nos quedaremos solos, pero no te preocupes, te daré cacahuetes de los míos.

Will lo apartó de él con cara de asco, Alex no había dejado de reír y se tranquilizaron todos, quedando unos segundos en silencio. Pronto sintió la mano de su compañero en la espalda, mostrándoles al fin unos ojos tan negros que a puras penas podían distinguir las pupilas.

- ¿Qué tal todo?

- Pues... - dispuesto a inventarse alguna tonta excusa para no tener que decir la verdad, Bobby lo interrumpió levantándose de golpe.

- ¡Mierda! ¡La redacción de historia! - gritó Bobby y cogió a Will por las solapas de su chaqueta - déjame copiar la tuya.

- ¡Ni hablar! - Will se soltó de éste - no entiendo como has llegado al último año ¡no pegas ni brote!

- Will, tú eres el listo de los cuatro, por eso estás en Ravenclaw, anda, no seas cruel, déjame copiar.

- ¡Te he dicho que no!

Bobby miró a Alex con los ojos empañados.

- Es que si me copio de Conex el profesor se dará cuenta... - pasó la mirada a Marcus - déjame copiar la tuya.

- No. - dijo tajantemente.

- ¡Ah! ¡Que amigos tan egoístas! ¡insensibles! ¿qué es una mísera redacción?

Y sacó un par de pergaminos de su baúl, tinta y pluma para empezar a escribir.

- Hemos estado unas semanas en Francia con mis padres, no estuvo mal. - les comentó Will.

- Nosotros no hemos hecho nada, con todo lo que se está montando por lo de quien-vosotros-ya-sabéis, mi padre no ha parado por casa. - dijo Marcus, dobló una pierna encima de la otra y apoyó la cabeza en una mano.

- A mí me han castigado por las notas y me mandaron a pasar el verano entero con mi abuelo. - Bobby sonrió con cara maliciosa - hice lo que me dio la gana y le saqué tanta pasta como quise - y se rió de sus propias hazañas mientras seguía garabateando su pergamino.

- Pues yo trabajando - sonrió Alex.

Los tres lo miraron profundamente, la situación que había vivido Alex desde que era muy pequeña había sido siempre la misma, sus amigos se culpaban por olvidarse, puesto que éste siempre mostraba una sonrisa despreocupada y repetía sin cesar que estar en Hogwarts era lo mejor.

Alex era huérfano, poco conocía de su pasado, sólo algunas pesadillas y dos alianzas de oro que llevaba secretamente colgadas en una cadena atada a su cuello, pero hasta lo que le habían contado sabía que a los cuatro años fue encontrado vagando por las calles en estado de shock y lo habían llevado al orfanato, al cual jamás adoptaron y se vio obligado a trabajar desde muy joven.

Tener los amigos que ahora estaban sentados con él y llegar hasta Hogwarts no había sido nada fácil, por eso se sentía feliz, amistad, futuro y estar enamorado por primera vez, era todo lo que un muchacho como él podía desear.

- ¡Aaaaah! Esto es una pesadilla - aulló Bobby tirando los pergaminos.

Los cuatro observaron como iban cayendo al suelo, éstos venían de Alemania y estaban cansados del viaje que habían hecho antes para llegar hasta Londres. Bobby cogió uno de los pergaminos y lo observó detenidamente.

- ¿Creéis que se puede fumar esto?

- Puede que con tinta coloque y todo - comentó Alex.

- Además de unos pocos cacahuetes. - susurró Marcus con media sonrisa dibujada en sus labios.

Y los cuatro explotaron en carcajadas.

- Tengo que volver...

- Eso, abandónanos por tu novia, pero jamás podrás admitir - Bobby lo señaló con la pluma poniendo cara de gravedad - que ella te da mejor sexo que yo.

- ¡Ah! eres un asqueroso - Will le propinó un golpe en la cabeza. - además, ellos no son novios...

- Te esperamos para coger el carruaje juntos. - comentó Marcus cuando Alex ya pasaba por la puerta.

- Tú lo que tienes es envidia, porque yo duermo con Conexito y tú no - escuchó decirle Bobby a Will.

- ¡Eso no es verdad! - chilló de tal manera que parecía una chica celosa.

- Sois insoportables - fue el susurro de Marcus lo último que logró escuchar Alex.

Su novia, esas palabras le taladraban en la cabeza, si algo no eran sus amigos, era ciegos y tampoco ocultaba que Kayla le gustara, de hecho, durante todo el curso pasado, cuando al fin se había dado cuenta, se le declaraba a la primera oportunidad que tenía, que ya debían ser unas 20 veces, pero en todas Kayla le había dicho lo mismo: no te creo. Al principio no le daba mucha importancia, puesto que su forma de decirlo era algo absurda, pero tampoco sabía como más decírselo y si después de tanto insistir, las respuestas de éstas seguían siendo las mismas, ya no tenía ningún sentido seguir.

Cuando entró en el compartimiento, encontró a Kayla sola, sentada en el suelo y acariciando dulcemente a Electra, su mirada parecía triste, confusa, dolida y eso estrujó con fuerza el corazón de Alex, como una corriente eléctrica, se tiró de rodillas a su lado sin pensárselo para preguntarle si estaba bien.

- Esto... eh... no tranquilo - dijo en un hilo de voz casi - sólo me he quedado sola aquí y bueno...

¿Por qué siempre tenía que alarmarse de ese modo? actuar de forma tan débil era perjudicial para él mismo y sus secretismos, así que le sonrió para levantarse y sentarse en uno de los bancos del compartimiento.

- Tengo ganas de llegar, para dormir de un tirón.

- Yo si pudiera no iría a la presentación siquiera - Kayla permanecía sentada en el suelo jugando con Electra.

- Pues entonces nos escapamos ¿que te parece? – y le guiñó un ojo divertido – además ¿Quién lo notaría?

- Supongo que Joel... los demás pensarán que he muerto o algo - señaló levantando la mirada.

Alex sintió una pinzada en el corazón y se obligó a amplificar su sonrisa.

- Seguro que a mí me buscaría Bobby y montaría el gran espectáculo, pero - la miró de nuevo y le volvió a guiñar un ojo - yo me escaparé… - y se puso a reír con ganas, cogiéndose las costillas como si se le fueran a caer.

- Pues, me lo pensaré... - la chica se levantó del suelo con Electra cogida en sus manos y se sentó al lado de Alex apoyada en la pared para poder contemplarlo a la vez que subió los pies sobre el banco.

- Bobby andaba como loco haciendo los deberes de historia, seguro k esta noche no pegará ojo copiando lo míos.

- Pero si ha tenido todo el verano...

- Ha tenido todo el verano para camelarse a su abuelo y tener el bolsillo lleno de oro.

Miró a Kayla y como un acto reflejo, le tomó a Electra de las manos y se la puso encima de la cabeza, como salía llevarla siempre, ahí o colgada de los hombros.

- Es mi estufa personalizada, en invierno me calienta la cabeza – dijo riéndose de nuevo.

- ¿Ah si? - Kayla se colocó de rodillas - déjame probar – y extendió las manos para que le dejara a Electra.

Con un rápido movimiento, Alex cogió a Electra y se la puso encima de la cabeza, pero ésta dio un salto, rebotando en la ventana para ir a parar al banco que tenían enfrente, los miró desafiantes, respirando profundamente.

- ¡Eh! - dijo la chica un tanto sorprendida - ¡Vaya! ¿Por qué has hecho eso Electra? - y se desplomó en el asiento.

- ¿Te ha hecho daño? - Alex le cogió la cabeza con dulzura para ver si tenía algún arañazo.

- No me duele nada ¿Ves algo? -dijo un poco asustada.

Después de un exhaustivo examen, comprobó que Electra tan sólo había saltado por impulso, pero no había sacado las uñas, la cabeza de Kayla estaba intacta.

- No, no ha sacado las uñas. – la chica apoyó la cabeza en el hombro de Alex.

- Entonces... no hay... nada... ¿verdad? – dijo en un susurro y Alex apartó sus manos para apoyar su cabeza en la de ésta.

- No, no hay nada, tranquila. – y bostezó encontrando muy cómoda esa postura. - ¿Cuanto crees que faltará para llegar?

Kayla murmuró algo que tan siquiera logró entender, para poco después subir las piernas y apoyar su cabeza en las rodillas de Alex, se quedó profundamente dormida. Alex le apartó el pelo de la cara y se la quedó mirando, sería muy fácil seguir de ese modo, pero entonces la victoria no tendría ningún sentido, había hecho la solemne promesa de mostrarse tal y como era y que los demás lo aceptases, sin méritos de casualidad, así que se quitó el yérsey que tenía atado a la cintura, lo puso a modo de almohada para la chica y se sentó con Electra en el otro banco, sacó su bolsa de pipas y dedicó el resto del tiempo a mirar por la ventana.

Revoloteos en el pasillo lo hizo reaccionar a tiempo para despertar a Kayla. Ésta despertó enseguida, para mirarlo sorprendida y sentarse de golpe en el momento que una hiperactiva Sayo abría la puerta.


Nota: Este es el segundo capítulo, escrito por andraya para su personaje Alex. Espero que os guste. Dejad reviews chicoooos