Capítulo 3:

Hogwarts again: Misha & Sayo

Con un el chirrido de los frenos, el Rols Roice conducido por Takeshi, el mayordomo de las gemelas Hamasaki, se detenía en los aparcamientos cercanos a la entrada de King's Cross. De su interior salieron dos chicas de procedencia asiática en apariencia iguales y difícilmente identificables pero cuyo interior encerraba tales diferencias que incluso podías dudar que realmente fueran hermanas. Sayo, con sus gafas de sol con cristales en forma de corazón sobre la cabeza, oteaba entre la gente en busca de sus amigas de otros años mientras Misha ya tenía su baúl cargado en el carrito y se dirigía a la estación sin esperar a su hermana. Como cada año después de trasladarse a vivir a Londres en el tercer curso, Misha ha sentido que asistir a esta escuela es una obligación que nunca quiso aceptar pero a la que no pudo oponerse, debido posiblemente a su carácter fuerte y prematura madurez para según que cosas. Su pelo, extremadamente liso como caracteriza a las japonesas y teñido de negro azabache, hacia unas extrañas ondas con el viento fresco que azotaba su cara. Bastante detrás y gritando su nombre, Sayo corría a alcanzarla subida en el carrito que Takeshi llevaba.

Entre empujones, Misha se abrió paso entre muggles y brujos de otros cursos para llegar a la columna que la llevaría, una vez más, al lugar en el que pasaría otros diez meses encerrada y aburrida. Como llevada por un impulso giró sobre si misma a tiempo de evitar que su hermana le cayera encima desde atrás. Un grupo de inexpertos alumnos de primero obstaculizaba el paso al andén a lo que Misha respondió apartándolos de un empujón y murmullando unas palabras en japonés mientras atravesaba la pared. Ya en el otro lado del muro se sentó sobre su baúl a esperar a su hermana, que seguramente se habría quedado fuera explicando a los novatos como debían entrar y explicándoles su primera experiencia en Hogwarts. Cuando el último chico del grupo hubo aparecido delante de sus narices, se levantó y se encaminó a uno de los vagones del tren, caminando más despacio esa vez para que Sayo por fin pudiera alcanzarla.

-Pero que simpática que eres hermanita – protestó Sayo ya a su lado. – Deberías tratar mejor a los chicos de primero.

-No lo creo – dijo tajante – Espero encontrar algún lugar libre de novatos sangre-sucia. Me ponen enferma.

-Pero Misha…- la chica miró a su hermana recriminándole su actitud.

-¡¿Quée?!

-No tienes remedio – y con un suspiro se alejó unos pasos hacia delante para luego darse la vuelta y guiñarle un ojo divertida. - ¿A que no me pillas?

Ambas subieron al tren por uno de los vagones casi a la mitad y siguieron hacia atrás, en busca de paz y tranquilidad. Después de recorrer varios vagones sin éxito, Sayo encontró en uno de los compartimientos a su extraña amiga Kayla. Misha no entendía como su hermana seguía hablando con esa chica, que además de rara era sangre-sucia, cosa que nunca olvidaba recordarle cada vez que tenía oportunidad. Tras la huida de Alex, compañero de andanzas de la Gryffindor, Misha decidió que era el momento de irse también ya que, por supuesto, no iba a compartir el aire que respiraba con una cualquiera como Kayla. Con el paso acelerado, la chica llegó a uno de los últimos vagones, donde entró en uno de los pocos compartimientos vacíos. Arrastró su baúl y no sin esfuerzo, lo colocó sobre el asiento para luego sentarse enfrente apoyándose en uno de los lados y extendiendo las piernas sobre este. De pronto, la puerta se abrió y por ella apareció la cabeza de un niño que nunca había visto antes, por lo que supuso que se trataba de un novato.

-¿Hay algún sitio libre? – preguntó con un hilo de voz el pequeño.

-Esto – comenzó Misha sin tan siquiera girarse para mirarle a la cara - ¿Ves que haya algún sitio libre donde te puedas sentar? – su voz sonaba realmente amenazante.

-Pu… pues… n… no – el chico tartamudeaba.

-¿Pu… pu… pues… ya… ya… sabes? Busca otro sitio. –bromeó cruelmente pero sin el menor remordimiento.

El chico salio abatido de la pequeña estancia y con un bufido de rabia la japonesa se sentó con la cabeza entre las manos. Pronto comenzó a notar el suave balanceo del tren al arrancar hacia su destino que por un momento hizo que por su cuerpo fluyera un sopor que casi la hace caer dormida. El sonido de los vozarrones de unos chicos en el pasillo la hizo reaccionar. Aún aturdida, la chica decidió salir al pasillo a tomar el aire y ver si Sayo se había decidido a venir o por el contrario iba a seguir todo el viaje con la escoria de su amiga. No llevaba ni cinco minutos asomada a una de las ventanillas del pasillo, con el fuerte viento del exterior revolviendo su precioso pelo negro cuando notó que una mano le daba una palmada en el trasero. En un primero momento por la cabeza de Misha pasaron las imágenes de los posibles dueños de la mano pero lo que se encontró al girarse fue toda una sorpresa. En su cara se podía leer claramente el asco que sentía.

-¿Qué te pasa "chinita desertora"? –dijo en un tono claramente despectivo – ¿No te gusta que me acerque a ti? – su risa se vio acompañada por la de los dos chicos que le acompañaban a todos lados.

-Veo que sigues tan crío como el año pasado ¿no es así, Malfoy? –dijo mirándole de arriba abajo – Y, como siempre, tus dos orangutanes te siguen a todas partes.

-Es solo que yo tengo amigos ¿verdad chicos? – Crabbe y Goyle asintieron con la cabeza – ¿Lo ves? Y cuéntame ¿qué es de tu vida? ¿Sigues defendiendo a los Gryffindor a capa y espada?

-Ya veo que sigues con lo mismo – la chica le miró con rabia – Yo nunca he defendido a los leoncitos y te lo dejé bien claro cuando…

-Si, ¡ya, ya! Por favor no me aburras otra vez con eso del karma. – dijo haciendo un gesto de desprecio – No debes creer mucho en eso con lo que hiciste hace un rato con el niño de primero.

-¡Oh! ¿Acaso me vigilas Draco? ¿O enviaste a algunos de tus "amiguitos" a que mire lo que hago?

-Me subestimas preciosa. No me hace falta nada de eso para saber lo que haces. – dijo mientras se pasaba por su lado y cogía un mechón del pelo de la chica entre sus dedos, a lo que la chica respondió con un fuerte manotazo.

-Entonces debe ser que tienes superpoderes –dijo apartándose de su lado – Me aburres soberanamente rubito engominado.

-¿A si? –Draco hizo un gesto a los otros dos que desaparecieron del pasillo y empujó a Misha contra la puerta de su compartimiento agarrando sus muñecas con las manos con fuerza, para luego acercar sus labios a la oreja de la chica – Podría ser muy divertido si te dejaras – susurr

-Si, yo también lo creo – dijo Misha en un susurro también con una maléfica sonrisa al tiempo que le propinaba una fuerte patada en la entrepierna. - ¿Ves? Así retorciéndote estas como para partirse una de risa. Y, no, no abras la boca para llamar a tus "animalitos" porque no quiero hacerles daño. Ya sabes, el Karma.

Dejándole allí fuera, Misha entró tranquilamente a su compartimiento de nuevo. Al momento oyó las voces de Crabbe y Goyle pero pronto se alejaron por el pasillo seguramente en dirección a su propio compartimiento. Unos pocos minutos después la cabeza de su hermana asomaba por entre las puertas.

-No te creerás a quién acabo de ver retorciéndose de dolor por el pasillo – dijo entre risas

-Pues no puedo ni imaginármelo, ilumíname hermanita querida – el tono de la voz de Misha hizo dudar a su hermana que continuó a pesar de ello.

-Ermm, Draco Malfoy. Iba agarrado a sus amigos grandotes esos – dijo ella – Me dan miedo. Pero… ahora que lo pienso… tu Draco me miró de forma extraña… ¿Qué le hiciste Msha? ¿Ya se volvieron a pelear?

-En primer lugar, no es MI Draco… y si, se ha llevado una buena patada donde tu ya sabes. ¡Pero se lo tenía merecido! Se me echó encima.

-¡Muy bien hermanita! ¡Que los chicos abusadores sufran las consecuencias de sus actos! – gritó saltando para abrazarse a su hermana.

Sayo permaneció junto a su hermana durante la mayor parte del viaje y cuando comenzó a acercarse la hora de la llegada se encaminó al lugar donde había dejado todas sus cosas para ponerse su uniforme. Se notaba que, a diferencia de su hermana, Sayo estaba relativamente contenta de estar en Hogwarts y había hecho muchas amigas entre las que se encontraba Kayla, a pesar de las recomendaciones de Misha. Como de costumbre, corría y saltaba por los pasillos y pronto llegó a su destino.

-Hola chicos ¿Me echasteis de menos?


Autora: Mi tercer capítulo, yo sigo insistiendo aunque nadie lo lea XD Dejad reviews si lo leeis.