Capítulo 1

-¡Por fin! Ya llegamos.-exclamó Remus

-Pensé que no llegaríamos nunca.- dijo Sirius arreglándose las gafas de sol que llevaba, mientras agitaba la cabeza.- Queda mas lejos de lo que nos dijeron en Cambridge.

James apagó el motor de su Volgswagen convertible y los tres se desmontaron de un salto. Se estiró y miró sonriente a su alrededor.

Siempre se había querido decir que el primer día de clases es difícil. Sobre todo cuando se es nuevo en lugar. Pero eso, obviamente no se aplicaba para los merodeadores.

En realidad las clases comenzaban al día siguiente, pero tenían que pasarse la tarde instalándose en su casa. Ellos ya estaban deseando conocer todo y a todos, y a Sirius, deduciendo por la expresión que llevaba en el rostro, ya se le estaban ocurriendo ideas fabulosas para alguna diablura.

Si bien era cierto que ya eran mayores de edad, altos, guapos e inteligentes, también tiene de cierto que eran medio revoltosos, al menos James y Sirius. Y también era cierto que todas las chicas sentían fascinación por ellos tres. Todas. Cada uno tenia cualidades que facilitaba aquel fenómeno: James fascinaba por su esa seguridad en sí mismo que salía por cada uno de sus poros. Sirius era tremendamente guapo e irradiaba un aura de sex-appeal. Remus era dulce, amable y caballeroso, características que se le notaban desde muy lejos, tal vez por que casi siempre sonreía de una manera muy apacible. Eso era por separado, pero los tres juntos hacían todo un espectáculo. Prueba de ello, era que en ese preciso instante todos los ojos femeninos que estaban cerca (y no tanto) estaban puestos en ellos.

-No se ustedes, pero¿no tiene la sensación de estar siendo observados?-comentó Remus de guasa

-Como si no estuviésemos acostumbrados-dijo Sirius de buen talante, que al mismo tiempo parecía disfrutarlo.- Vamos a alardear un poco.

Fue al maletero y sacó un gran bulto sin mucho esfuerzo, mostrando la fuerza de sus brazos. Sintieron una brisita y a continuación sintieron como si los oídos les zumbaran con el cuchicheo que armaron las féminas.

-¡Eso Padfoot!- se burló James poniéndole una mano en el hombro

-Realmente, eso no era necesario.-le reprendió Remus

-Vamos, no empieces Moony. Acabamos de llegar.-dijo Sirius

-Exacto. Acabamos de llegar y ya empezaste.

-No sabía que te fueras a quedar aquí en Girton.-dijo James

-Bueno, como sea.-dijo Sirius volviendo a poner el bulto en el maletero, volviendo a provocar los cuchicheos.- Diablos¿no hay manera de callarlas?

-¡Adelante! Que Girton nos espera.-dijo James después de soltar una carcajada.

-Vámonos de aquí pronto, que le da algo a Sirius.-dijo Remus, al ver que entornaba los ojos.

Caminaron por la extensión el majestuoso y antiguo patio del colegio y lo atravesaron hasta llegar a la recepción donde le darían la llave de su casa.

-Es una construcción muy inglesa.-comentó Sirius

-Sí, futuro arquitecto.-se burló James, en voz baja

-Muy antigua, además.-continuó Sirius ignorando a James- Se construyó en 1869¿no?

-Sí- afirmó Remus- Relativamente, no es tan antiguo. ¿Sabes que fue el primer colegio para mujeres?

-Sí, lastima que lo hayan hecho mixto, y que tenga que compartir a las chicas con más tipos.-dijo Sirius.

-¿Hubieses preferido el Corpus Christi, entonces?- preguntó James irónico- No¿Trinity Hall?

-Serás loco. ¿Y volverme loco en un infierno lleno de hombres, sin la calidez femenina? Naaa…

Llegaron al lujoso vestíbulo. Era bastante amplio, con unos grandes candelabros que colgaban del alto techo. Divisaron el escritorio de mármol al cual se acercaron, detrás del cual habían dos recepcionistas, una de mediana edad, con un apretado moño y expresión severa, y una joven, igual de pulcra, con una impecable cola de caballo y de aspecto agradable.

-Buenos días- saludó James

-Buen día- sonrió la más joven- Bienvenidos al Girton College. Nuevo ingreso¿no es así¿Pasaron ya por Cambridge?

-Sí.

-¿Me dan sus identificaciones?

-Vamos chicos, saquen los carnets -dijo Sirius haciéndose cargo inmediatamente- Eso, eso. Tenga, Srta.…

-Isabelle para ustedes, dijo guiñándoles un ojo rápidamente antes de teclear sus datos en la computadora.

-Bien, su casa esta en Cockford Place no. 32 Aquí tienen el mapa del colegio, y la llave de su casa. Veo que… No. No tendrán que compartirla con nadie.

Exactamente.-dijo Sirius- Lo cual no quiere decir que no estés invitada a pasarte por allá cuando quieras…

Cecille, se sonrojó e hizo una pequeña seña, señalando a la otra recepcionista. Se sacudió un poco y recuperó la compostura.

-Bien, todo en orden. Cualquier cosa, guíense con los mapas, o pueden volver si lo desean. Que tengan un buen día.

-Gracia a ti, guapa.-respondió Sirius, dándole la mano, mientras desplegaba su característica sonrisa.

Todas las chicas los miraban mientras iban caminando por los pasillos, y no podían evitar comérselos con los ojos.

-Ya veo las nuevas candidatas a salir conmigo.-dijo Sirius satisfecho.

-Veo que estarás ocupado una temporada.-dijo James, riendo

-Y no precisamente con estudios.-agregó Remus, mientras miraba de soslayo a las chicas que les dirigían seductoras miradas.

-Querrán decir que estaremos ocupados por una temporada. No me digan que serán todo santurronería. Y tú no te me quedas Moony. De ninguna manera.

Ya veras que estarás tan ocupado como yo.

-Sí, por supuesto. Con los libros.

-Claro. ¿Piensas llevártelos a la cama también?

-Sirius…

-Recuerda, las mujeres son más excitantes y te garantizan un orgasmo.

-Sirius…

-Te digo la verdad. Así como vas terminarás casándote con uno.

-Vaya ahora sí que estoy impresionado.- dijo Remus- ¿Tú¿Mencionando la palabra tabú?

-¿De que hablas?-pregunto Sirius con una ceja alzada

-De que dijiste 'casando'. Tema prohibido contigo.

-Bueno… Solo decía. Además solo es tema tabú hablando de mí. Ya sé que ustedes planean casarse un día y todo eso, e iré a sus bodas, y seré sus padrinos, pero ya saben que yo soy…

-Un alma libre…-terminaron cansinamente James y Remus por él. Sirius torció la boca.

-Pues sí. Aunque lo he estado pensando y... ¡No pongan esas caras!-exclamó enfadado al ver las caras de incredulidad y azoro que ponían Remus y James.- Mejor ni les digo

-No prosigue, esto es digno de escucharse.-dijo James

-Olvídenlo, ahora no les diré nada. Ya vámonos, que quiero salir esta noche.

-Y ligar.

-No me caso hasta que no me harte de la vida que llevo. El libre coqueteo es muy grato.

-Me he dado cuenta que te gusta- dijo Remus secamente.

-La adrenalina que corre por mis venas al proponerme una nueva aventura, el frenesí que causa una nueva aventura…

-Y mientras más te acostumbres, más difícil se te hará dejarlo después. Si no te mueres de SIDA antes de, claro esta.

-No seas ridículo Remus. ¡No soy estúpido!

-No se por que a veces me parece que sí…

-Ya basta, ustedes. He escuchado suficiente. Y Remus, ni lo intentes. Sirius es un caso perdido. He entendido que su debilidad son las mujeres.

-O su fuerte…-murmuró Remus

-Como la tuya es el chocolate.

-…

-Bueno organicémonos, amigos míos.- cortó Sirius- Si hacen el favor de seguirme, que ahora manejo yo.

-¡No mi Volgswagen nuevo!