Cap.4: Vuelta a vernos

La mañana siguiente se despertó con dolor de cabeza. Había soñado con Voldemort y lo que sucedió en junio. Veía esa cortina negra una y otra vez tragándose a su padrino, la risa macabra de Belatrix al haberle matado, sus amigos por los suelos heridos, solo por haberle ayudado en esa guerra que acababa de empezar finalmente.

Se odiaba por haberles arrastrado, no directamente, aunque le habían dado mucho apoyo, el que necesitaba. Admiraba lo valientes que eran, pero Ron y Hermione eran diferentes. Así como Neville o Ginny tenían motivos por luchar, sus dos mejores amigos no. Incluso llegaba a pensar que lo hacían para no ser menos.

Mientras bajaba por la escalera de dormitorios ya vestido y pensando en todo eso, lo que vio en las butacas de la Sala Común le hizo abrir los ojos desmesuradamente y gritar.

"Ron, Hermione! Qué hacéis aquí!"

Su nuevo padrino, Remus, estaba sentado en una de las butacas hablando tranquilamente con los dos jóvenes. Todo el rencor que les había guardado esos días se había esfumado al verles al fin. No pensaba verles tan pronto después de lo que le dijo la señora Weasley y MacGonagall. Se fue corriendo hacia ellos y les abrazó muy fuerte.

"Hola Harry!"

"Nos alegramos mucho de verte"

"Costó convencer a mis padres para que me dejasen venir. – Dijo Ron frotándose la cabeza algo avergonzado por haber sido castigado. – Pero al fin hemos venido para quedarnos hoy contigo!"

"Sólo hoy?"

"Sí, yo sigo castigado, y además no nos dejan..."

"Y por qué no me dijisteis nada, entonces? – Harry parecía algo enfadado, pero mantenía su cara alegre."

Se sentaron todos en las butacas y el sofá. Sonreían todos felices, una cosa que no hacían des de hacía mucho tiempo, pero que tan sólo eran instantes de tiempo que se esfuman enseguida. Porque eso era su felicidad: simples segundos en los que se dibujaba una sonrisa en sus labios pero que desaparecía tal como había venido.

"Tienes que contarnos muchas cosas, eh Harry? Remus ya nos ha dicho que tienes algunas sorpresas para darnos! – Hermione sirvió té a Harry."

"Que no saben nada! – Preguntó incrédulo Harry mirando a Moony."

"No... Creía que preferirías darles tú la noticia... – Sonrió Remus."

"Nos lo vais a contar o no? – Dijo algo molesto Ron que no se enteraba de nada."

"Bueno, pues que Remus a partir de ahora es mi padrino... – Dijo, aunque no con toda la ilusión que el licántropo esperaba de él. Supuso que le dolía."

"Me hacía ilusión, y como Harry no tenía a nadie más, me presté..."

"Y nosotros quienes somos? Los vecinos de al lado? – Dijo Ron."

"Eso es todo, Harry...? – Dijo Remus con una sonrisilla en los labios."

"Oh, bueno, y también que he heredado las cosas de Sirius, incluyendo su casa de Grimmauld Place... – Dijo cada vez menos alegre."

"Qué! – Dijeron los dos a la vez, muy sorprendidos."

Harry y Remus asintieron con la cabeza, con una débil sonrisa. Aunque para todo el mundo parecía digno de felicitar, para ellos dos no era así. Sirius, para ambos, había sido más que un amigo, un sustento, alguien en quien se podía confiar de verdad. Ahora, ya sólo se tenían el uno al otro.

Estuvieron charlando un buen rato sobre lo que habían hecho ese verano. Harry no tuvo mucho que contar, así que Hermione les contó el viaje y la visita a Victor. No le dijeron nada más de Voldemort, sino que tuvo que ser Harry el que les prometió que se lo contaría más tarde, a escondidas de Remus que no se dio cuenta de lo que tramaban.

Entonces Remus se levantó de golpe y se fue corriendo.

"Ahora vengo!"

"Qué le pasa ahora? - Harry lo vio salir de la sala detrás del cuadro."

Aprovechó entonces para contarles lo que le habían contado la noche anterior sobre Voldemort y la guerra. Volvieron a pensar en qué podría ser la nueva arma y si sería como la Profecía. Ron se disculpó por su madre, que siempre se metía en medio y no dejaba nunca que terminaran de contar las cosas.

Remus no tardó mucho y enseguida volvió con algo en las manos. Sonreía triunfalmente.

"Lo he encontrado! - Dijo sentándose de nuevo."

"El qué? - Preguntaron todos."

"Mira Harry, esta foto te va a gustar... - le dio lo que tenía en la mano. En ella salían sus padres bailando y detrás más gente, entre ellos Sirius y Remus, todos sonriendo de felicidad. Parecía un baile, seguramente de la escuela.

"Fue en el sexto curso... Mira, estos de aquí detrás somos nosotros."

"También fuisteis? - Preguntó Harry incrédulo. No le entraba el echo de saberlos bailando con chicas."

"Qué te hace pensar que no? - Dijo Remus fingiendo sorpresa."

"Y con quién? - Preguntaron los tres jóvenes a la vez."

"Yo con una chica muy guapa de un curso superior. Me dijo que era mono..."

"Mono? - Todos estallaron en una fuerte carcajada, dejando a Remus sonrojado."

"La verdad es que si... - Remus enrojeció. - Pero al menos le pedí yo que fuera al baile, no como Sirius... - Lo lanzó en tono sarcástico, recordando viejos tiempos."

"A qué viene eso? - Preguntó Hermione por los tres."

"Una chica de cuarto curso se lo pidió, y él, como casanova que era en esos tiempos, dijo que sí. Aunque a él no le iba mucho eso de bailar e ir de fiestas... - Miró la foto y señaló la chica que estaba del brazo de Sirius. -Es ella. No entiendo cómo he podido olvidar su nombre... - musitó. Los chicos observaron a la chica. Era bastante más baja que el moreno y de curvas impresionantes. Tenía el pelo largo y oscuro, algo ondulado, y los ojos oscuros, todo al contrario de los claritos de Sirius. Además parecía ser una chica muy tímida e inocente, nada parecido a Sirius."

"Pues sí que tenía éxito! Es muy guapa! - volvieron a reír todos."

"Eso fue suerte! Con los pelos que iba siempre... James y yo siempre le salíamos con alguna bromita para que se los arreglara, como por ejemplo: chico, contando que no eres un guitarrista de una banda de rock jubilado, no sé qué les ves de bueno. - Volvió a reír con tristeza. Los otros también. - El caso es que estuvo saliendo con ella mucho tiempo, incluso después de la escuela... pero luego... - puso cara triste - le encerraron en Azkaban y no la vio más."

"Estuvo saliendo tanto tiempo! - Preguntó Harry, que nunca le contaron nada de eso."

"Sí. Pero yo tampoco la he vuelto a ver más... Y cambiemos de tema, que lo que pasó no estoy autorizado a contarlo! - Le dio la foto a Harry para que se la quedara."

"Qué? No nos puedes dejar así! - Dijo Ron indignado."

"No, lo siento. Algún día lo sabréis. Ahora tenemos que irnos chicos. - Dijo Remus muy dolido."

"Os vais? - Preguntó Harry, que creía que sus amigos por lo menos se quedarían un rato más."

"Lo sentimos Harry. Pronto volveremos a vernos, tranquilo. - Hermione le dio un beso en la mejilla y bajaron a bajo para despedirse de todos."

Mientras bajaban Harry se atrasó un poco con Remus para hablar sin que le oyeran sus amigos. "Oye Remus..." Su nuevo padrino giró la cabeza para verle, el chico parecía preocupado.

"Qué ocurre?"

"No... no es nada... pero... Creo que... que no quiero la casa de Grimmauld Place... - dijo bajando la cabeza, como si hiciera mal."

"Por qué? No te gusta? - Remus no entendía muy bien al chico, o más bien no sabía a qué se refería."

"No es eso. Al contrario, me encanta... con algunos arreglos, claro..." - sonrió melancólicamente recordando la limpieza del verano pasado. - "Es solo que me trae demasiados recuerdos de cuando Sirius estaba... encerrado." - Levantó de nuevo la cabeza para ver al licántropo. - "Además, él odiaba esa casa. Y yo al final terminaré odiándola también."

Remus le entendió muy bien, a él le sucedía lo mismo cuando iban a hacer las reuniones con el Orden. Cuando veía a Sirius desesperado por salir, perdiendo la alegría y la energía que le caracterizaba por estar en la casa de donde de joven huyó, se le rompía el alma. El castaño puso una mano en el hombro de Harry, dándole la razón. Ambos se quedaron sonriendo con nostalgia hasta que Ron y Hermione les llamaron la atención.

Abajo se despidieron con un fuerte abrazo y con promesas de que se volverían a verse pronto. Harry se quedó ahí de pie, solo de nuevo. En la escuela no había ya nadie, solo la profesora MacGonagall en su despacho. Los demás se fueron a Grimmauld Place para hacer otra de sus reuniones del Orden.

Ya había pasado una semana desde que se había ido a vivir provisionalmente a Hogwarts y se había pasado todos esos días solo. No volvieron ni Remus ni sus amigos, incluso hubiera preferido ver a Snape antes de estar completamente aislado en ese lugar que tanto le disgustaba cuando la escuela aún no había empezado.

Solo faltaba una semana más para empezar las clases y tenía todos los deberes acabados debido al aburrimiento. Decidió dar una vuelta por todo el castillo para no quedarse sentado todo el rato.

Vio que muchos de los cuadros estaban vacíos y que sus inquilinos habían ido de visita a ver a otros. Llegó hasta el pasillo que llevaba a la cocina, donde trabajaban los elfos. No oyó ningún ruido, por lo que pensó que no estaban. Le sobresaltó una sombra que se movió rápidamente hacia él, parándose delante suyo.

"Joder, eres tú Dobby! Casi me matas... - dijo suspirando aliviado."

"Perdone señor Harry Potter si le he asustado. Dobby pensó que como el cumpleaños de Harry Potter fue hace poco, Dobby quería darle un regalo. - Dijo alargándole una cajita llena de tierra y ramitas."

"Que amable Dobby, gracias... - aceptó la caja con cara de circunstancias."

La caja llena de tierra estaba atada con un cordón y un candado. Era de color negro y tenía unas letras delante: CPMC. A Harry le extrañó el regalo, sobretodo en el estado que estaba la caja.

"Dobby se la encontró cuando buscaba a su amiga Winky, enterrado debajo del árbol enfadado. - Dobby clavaba sus enormes ojos en Harry, esperando que le gustara."

"El árbol enfadado? - Se preguntó Harry. - Ah, debes referirte al Sauce Boxeador... Pues gracias Dobby, me gusta mucho. - El elfo pareció feliz de golpe."

"Adiós señor Harry Potter! - Y se fue corriendo hacia la cocina."

Harry decidió volver a su habitación a dejarla. Por el camino intentó abrirla para ver qué había, deshaciendo primero el cordón. El candado le costó abrirlo, tuvo que usar el Alohomora. Cuando lo tuvo fuera, le fue imposible abrir la caja, estaba muy bien cerrada.

"Alohomora! ... Alohomora! ..."

Pero nada, la caja debía estar cerrada con un buen hechizo. La inspeccionó por todas partes, buscando algo que pudiera ayudarlo. Era de una mida algo más grande que su mano, de madera negra, con esas letras grabadas y diferentes dibujos grabados, además de una trenza de cuero negro que la envolvía toda. La dejó por inútil, esperando que Hermione le ayudara cuando se volvieran a ver.

Después de dejar la caja en su baúl, bajó a sentarse un rato. No tenía nada que hacer y menos solo. Se dejó caer en el sofá mirando al techo y algo extraño le sucedió. Perdió el mundo de vista. Se encontraba en una habitación oscura, tan solo iluminada por las llamas del fuego. Miró todo y se dio cuenta que en la cama alguien se movía.

Se sentían suspiros y gemidos, se dio cuenta enseguida de lo que hacían.

"Mi Señor, no puedo... más... - dijo una voz grave al borde del grito."

Voldemort era el que estaba en la cama con alguien? Y haciendo lo que se temía? Era de locos... Debía estar delirando, pero era tan real...

Continuará...