AVISO: Los personajes no son míos, son de J.K Rowling

Capitulo 2. Mi amigo James Potter

Esa mañana fue la más emocionante de las últimas semanas. Por un lado James había vuelto al país, lo cual era un alivio ya que en estos momentos necesitaba con urgencia de un amigo. Por otra parte Mijail, me había abandonado, en realidad yo lo había dejado, pero para el caso es lo mismo.

En la casa de modas muchas chicas me envidiaban, porque decían que él (Mijail) era el hombre con el que toda mujer soñaba (guapo, detallista, trabajador, romántico y sobre todo rico) pero ahora que lo pienso bien creo que solo se burlaban de mí.

¿Cómo podía haber sido tan tonta? Y es que no era suficiente el hecho de que me engañara (algo que todo el mundo sabía) sino que el muy descarado me lo hacía saber. ¿Qué si tengo pruebas? Claro que tengo pruebas, aunque nunca lo vi, pero de que tengo pruebas tengo pruebas. ¿Cuáles? Pues la prueba más obvia de todas: me regalaba flores todos los días. Porque no es normal que el chico que te repite más de treinta veces al día que te ama te regale flores toda la semana.

¡Por Dios! Esos hombres no existen más que en los libros. ¿Verdad qué no es normal? Claro que no. Él lo hacía para aligerar sus remordimientos de conciencia.

Y el engaño es algo que no le iba a permitir.

Cuando llegue al trabajo todo estaba en calma, bueno casi todo. Ese día había una sesión fotográfica con algunos de los jugadores de quidditch de la selección de Irlanda. Así que el estudio estaba repleto de chicas locas gritando ¡Te amo¡Eres lo máximo!

"Tontas"-pensé- "Ni que fueran lo más grandioso de este mundo" -añadió mi consciencia histérica- "Como si subirse en una escoba y hacer malabares necesitara un poco de cerebro, quizá si de equilibrio, pero no de cerebro". Finalicé mientras evitaba el barullo.

Con aire de superioridad seguí caminando, contoneándome como si fuera la reina del lugar. Y es que lo era, y por mucho. Esa era mi forma de decir. ¡Hello¡Aquí estoy!

Seguí caminando hacia el fondo del corredor hasta llegar al estudio donde se encontraban las demás chicas. Respiré profundo y entré.

Hi chicos- saludé con presunción, agitando mi mano como tonta. Obviamente esa no era yo, claro que no. Esa era una Lily falsa, una Lily que lo único que buscaba era llamar la atención.

Hi Lily- respondieron los demás en un saludo colectivo.

Era admirable cuanto había cambiado, ya no era la misma chica de Hogwarts. Y es que la vida nos da sorpresas. Si alguien me hubiera dicho hace cinco años que sería una modelo, seguramente lo hubiera golpeado. En especial si me hubieran dicho que James Potter, "el odioso de Potter" terminaría siendo mi mejor amigo, hubiese pensado que esa persona había ingerido alguna poción alucinógena.

Ok, chicas- dijo Angelo, el fotógrafo, sacándome de mis pensamientos- vamos a comenzar.- Ustedes a maquillaje- dijo dirigiéndose a nosotras, y tú Marianne querida- dijo con falsa paciencia - podrías decirle a los jugadores que los necesitamos YA.- gritó exasperado mirando a una chica regordeta. – Y ustedes- señalo a los asistentes del staff- podrían sacar a estos de AQUÍ- dijo inclinando la cabeza hacia un montón de periodistas - me estorban.

Mientras me observaba el espejo, miraba a una extraña. Quizás físicamente la chica del espejo era yo, solo que con cinco kilos de maquillaje encima, pero era solo apariencia. ¿Dónde había quedado la Lily de antes? La respuesta no era tan sencilla. Tal vez había muerto el mismo día que murieron mis padres. O Tal vez había quedado atrapada en el mundo muggle al lado de Petunia. Probablemente había perdido el rumbo tratando de encontrarse a sí misma en un mundo donde no tenía nadie, donde su única compañía era el pez dorado muerto que yacía en una pecera junto a su cama.

Nena- dijo Angelo dirigiéndose a mí- estás bellísima- continuó embelesado- OH, magnifica, una verdadera diosa- dijo sin dejar de admirarme-OK, preciosa, vamos a comenzar contigo. Joana querida, JOANA- gritó cerca de mi oído.

Sí, Angelo- dijo tímidamente la chica de ojos azules.

¿Dónde están los irlandeses?- preguntó carraspeando

E- Ellos es-están po-por a-allá- dijo tartamudeando la chica al mismo tiempo que señalaba a un grupo de jóvenes magos con túnica verde claro. Los chicos estaban platicando animadamente con algunas de las chicas del staff, quienes parecían estar bajo los efectos alguna poción aturdidora.

chicos, chicos, chicos- dijo Angelo mientras caminaba hacia ellos - la sesión va a comenzar, y sin jugadores no hay sesión¿entienden?- dijo mirándolos con vehemencia- así que los necesito YA, AHORA- gritó con repentina rabia- Y ustedes- dijo dirigiéndose a las chicas que parecían haber recuperado la cordura- A TRABAJAR.

El resto del día transcurrió lenta, muy lentamente. Durante la sesión fotográfica la cámara se descompuso. Catherine, la chica de vestuario, tropezó con la escenografía y arruinó el escenario. Jacqueline, la asistente de diseño, tomó por accidente una poción desvanecedora y desapareció. En pocas palabras la sesión fue un fracaso total.

Cuando por fin Ángelo aceptó su derrota (y decidió sumergirse en el llanto) nos mandó a todos a casa.

¿y qué vas a hacer hoy?- me preguntó Shelly, una chica rubia de grandes ojos marrones.

Mmm... No mucho- dije pensando en mi cena con James.

por qué no vas con nosotras- sugirió señalando a unas chicas cerca de la salida- vamos a ir a tomar unos cuantos tragos y después a una fiesta. Será divertido.

sí... claro-dije con falsa alegría- seguro

pues no suenas muy convencida-dijo mirándome fijamente- ¿acaso tienes mejores planes?- me preguntó con un dejo malicia en el rostro.

no, solo voy a ver a un viejo amigo- contesté sin pensar - y nada más- añadí enseguida para recuperar el terreno perdido.

Una de las tantas cosas negativas de ser modelo era que en cuanto salías con alguien ese alguien se volvía tan popular que terminaba siendo de toda la comunidad. Por ese motivo todas y cada una de nosotras guardaba recelosamente nuestras relaciones amorosas. Y aunque por el momento son tenía a nadie tenía que disimularlo. Porque otra desventaja era que en cuanto una chica del medio se enteraba que estabas disponible trataba por todos los medios de presentarte a alguno de sus conocidos. Pero este no era mi caso. Es cierto que estaba disponible, si es que así funcionan las cosas, pero tenía una cita, de amigos pero seguía siendo una cita.

aja, lo sabía- dijo Shelly con cara triunfante- tienes una cita, no es así.

no... Solo es una cena- dije tratando de no darle importancia

aún así... es una cena-apuntó con jubilo

pues sí- dije finalmente mientras me acomodaba el cabello

¿y con quién vas?-dijo mirando al resto de las chicas que platicaban con los jugadores irlandeses.

con un amigo- dije mirándome en el espejo.

nombre- dijo Shelly sin dejar de mirar al chico rubio que se hallaba en la puerta

James- dije rápidamente deseando no haberlo dicho

James, James qué- insitió la rubia

mmm... Solo James- dije evitando la mirada interrogatorio de Shelly que había dejado de mirar al chico rubio y ahora se posaba sobre mí.

Lily, te conozco, algo me estás ocultando-

no, en serio- dije con sarcasmo

vamos Lily- suplicó Shelly, quien no soportaba perderse de un buen chisme.

está bien- cedí ante la mirad suplicante de Shelly- Potter

James Potter- dijo reflexivamente- espera un momento- dijo mientras su cerebro trataba de carburar- ¿es el mismo James Potter que conozco?

Umm... pues no sé- dije retocándome el lápiz labial

Ya sabes, alto, guapo, con gafas, cabello negro azabache, peinado sexy, ojos marrón, cuerpo de dios griego...- dijo Shelly mirando al techo

Shelly parecía estar en una especie de trance. Aunque ella estaba acostumbrada a exagerarlas cosas. Para ella hasta lo más simple lo convertía en lo más maravilloso del mundo. ¿Qué se podía esperar de alguien que llamaba a la cerveza de mantequilla "la bebida de los dioses"?

no es para tanto- dije sin darle importancia a sus palabras

estrella de quiddtich, buscador del año, portada de corazón de bruja, rico heredero...- continuó sin escucharme

no creo que no es el mismo- dije bajándola de su nube

¿no?- preguntó incrédula- ¿No es jugador de quidditch?- dijo decepcionada

pues sí, pero no tiene peinado sexy, más bien es una bola de pelos lo que lleva encima de la cabeza-

no te entiendo- dijo Shelly sin comprenderme

bueno, es que si es Jugador de quiddtich pero no tiene cuerpo de dios griego, más bien es un chico sin chiste, está todo flaco y huesudo- aseguré firmemente.

Shelly parecía estar a punto de llorar. Yo no tenía ni la más remota idea de que era lo que pasaba por su cabeza. En muchas ocasiones creía que ella era la culpable de que llamaran a "tontas" las rubias. Y es que su comportamiento parecía recalcarlo. Mira que llamar a James un chico atractivo, pero de dónde. Además a mí James no me gustaba, no, claro que no. Yo no era como esas chicas bobas que andaban tras el costal de huesos llamado James Potter. NO. A mi gustaban los hombres con personalidad y James carecía de ella, aunque miles de fanáticas pensaran lo contrario.

Después de haberme aclarar mis sentimientos hacia James continuaré.

Después de decirle a Shelly que no podía ir con ella y las demás al pub me dirigí a mi apartamento.

Vivía en la calle Wellington, una zona bastante tranquila. Las calles eran anchas y estaban empedradas con piedras calizas color blanco. Las banquetas habían sido adornadas con arbustos medianos que cubrían las elegantes entradas de los edificios.

Con pesadumbre subí las escaleras hasta el tercer piso. Me introduje en la puerta con el número 39 y tras observar el desolado panorama que tenía mi apartamento comencé a llorar.

Lo mío era una rutina. Después de cada sesión no podía evitar llegar a casa y llorar. El sentimiento de vacío se apoderaba de mi ser haciendo que llorara inconsolablemente.

Mi vida como modelo no era del todo desagradable. Me había convertido en una de las mejores del medio y la paga era buena, no podía quejarme. Sin embargo no iba a pasar el resto de mi vida en las pasarelas. Tenía otros planes. Quería terminar mi entrenamiento en San Mungo, quería ser una Sanadora. Aunque por el momento eso era imposible. Tenía un contrato de cinco años, y aunque solo faltaban 18 meses para que finalizara sentía que faltaba una eternidad para terminar con ese martirio que hacia de mi vida un infierno.

"18 meses"- pensaba cada vez que tenía ganas de arrojarme del edificio más alto.-"solo 18 meses".

Hacía poco más de tres años que vivía en esa zona. La zona era bastante amena, pero eso no significaba que los periodistas no se acercaban por ahí. Al principio la fama me asfixiaba. Con el tiempo aprendí a lidiar con ella y es que aunque ya llevaba varios años como la reina de las pasarelas la fama y yo no éramos las mejores amigas.

Mis ingresos eran los suficientemente buenos como para poder pagarme un buen lugar para vivir, cubrir todas mis necesidades y hasta tener una fundación llamada "Lumus Vitae" la cual ayudaba a niños accidentados de escasos recursos y no podían comprar todas las pociones que necesitaban para recuperar su salud.

Cuando puse un pie en mi habitación ya tenía todo el maquillaje descompuesto y las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Normalmente lo que hacia en esos casos era llamar a James, el cual acudía enseguida en mi ayuda.

Pero no lo hice.

Por alguna extraña razón no lo llame. Mi corazón afligido me aconsejaba que lo llamara pero mi ego inflamado me decía que era una muy mala idea. Así que mientras mi ego y mi corazón peleaban a capa y espada decidí tomar un baño. Quizás el agua aplacara mi infinita tristeza.

Después de bañarme decidí ver una película muggle, cualquiera, solo quería evitar pensar.

Eran aproximadamente las tres de la tarde cuando sonó el teléfono.

bueno- dije levantando el auricular con desgana

oh... ¿Lily?- dijo una voz masculina. Era James

sí- dije con más ánimo.

solo te llamaba para saber a que hora debo pasar por ti- dijo un poco cohibido

mmm... ¿te parece a las ocho?- dije con aburrimiento

De acuerdo- contestó- ¿te pasa algo?- me preguntó- te noto algo extraña. Estuviste llorando ¿verdad?

no -mentí

¿segura?-insistió James

no-¡rayos! Por qué le dije eso. Algo que detestaba era que mi subconsciente estuviera más consciente que yo.

Por un momento su silencio me asustó. Seguro que se iba a burlar de mí.

No lo hizo.

Por el contrario, parecía estar dispuesto a escucharme.

voy para allá- No era una pregunta

no, estoy bien, mejor nos vemos hasta la noche- dije tratando de convencerlo de lo contrario. No podía decirle que lo necesita, que lo necesitaba. Y mucho

voy saliendo- dijo con tono decidido- estoy allá en veinte minutos- dijo, y colgó.

No, james estoy bien, en verdad- dije, pero ya era demasiado tarde.

Mis ánimos estaban por los suelos. Era cierto que necesitaba con urgencia de un amigo. Y quién mejor que James para escucharme. Después de todo él era mi mejor amigo, mi confidente, frente a él no tenía que fingir nada. Frecuentemente el se convertía en mi paño de lágrimas.

Al terminar de hablar con James, o mejor dicho, después de que me colgara decidí arreglar un poco el apartamento. No es que estuviera sucio ni mucho menos pero no sabía que hacer mientras lo esperaba.

Estaba frente a la ventana cuando vi mi reflejo. Mis cabellos caían libremente hacia ambos lados de mi cara. Aún tenía la bata de baño y mi cara lucía algo demacrada, mis ojos estaban rojos e hinchados. Pero no me importó. James era el único que me conocía bien, incluso más que yo, algo que a veces me aterraba. Frente a él no tenía que disimular nada, podía ser yo misma. No tenía necesidad de estar retocándome el maquillaje cada quince minutos, de cuidar mi pose, incluso podía comer frente a él sin que me diera pena, Algo que no hacia frente a nadie.

Me disponía a abrir las ventanas para que el aire frío de la noche penetrara cuando sonó el timbre. Era James.

Una extraña alegría invadió mi ser. No, no podía sentir eso. Pero si solo era James. Tal vez se debía a que no lo había visto en mucho tiempo, si, seguro que era eso.

¡Hola Lily!- dijo cuando abrí la puerta

hola James- dije un poco más animada

¿adivina qué?-

No sé- dije volteando acomodándome frente al sillón con la vista en el televisor -Angelo Marinetti murió- bromée.

no, pero eso tiene arreglo- dijo sonriendo con malicia

no, pues entonces no sé- respondí aún con la vista en el televisor.

te traje helado de chocolate-dijo esbozando una enorme sonrisa.

¿Chocolate¿había dicho chocolate? Ese era mi James, siempre complaciéndome. Yo adoraba el chocolate, podía mantener una dieta a base de chocolate, no me importaba tener que pasar tres horas ejercitándome si podía comer todo el chocolate que pudiera.

y bien ¿qué te pasa?-me preguntó dándome un envase de helado de chocolate y una cuchara mientras se acomodaba junto a mí en el sillón.

Le estuve contando todo lo que había pasado con Mijail. Al final, cuando terminé, creí que se iba a burlar de mí. Sé que me había comportado como una completa imbecil, pero no estaba dispuesta a admitirlo. Además estaba aburrida de la forma de ser de Mijail, ya no era el chico del que me había enamorado. Ahora era aburrido y sin gracia.

y eso fue lo que pasó- finalicé esquivando la mirada de James.

Mmm... Creo que te precipitaste un poco- me dijo sin reprocharme nada.- pero si te sentías aburrida a su lado, y te sientes mejor ahora que no sales con él no creo que hayas actuado mal l- dijo esto ultimo con cierto alivio.

¿lo crees?- dije dubitativa- no crees que actué egoístamente. ¿Crees que estuvo bien?

seguro- insistió él haciéndome sentir mejor.

Nos miramos unos cuantos segundos y en ese momento lo recordé.

es cierto ¿y tu qué?- deje cambiando de posición. Ahora era yo quien lo miraba fijamente.

yo qué- dijo nervioso esquivando mi mirada

¿qué a pasado con Rachel?- (Rachel era la novia de James)

me dejo- dijo con tono amargo

oh... lo siento- En realidad no lo sentía. Esa chica no era la adecuada para él. Era de esas chicas con el cabeza hueca y el cabello mal teñido.

así que estamos solos-dije suspirando.

sí- contesto automáticamente James.- ¿te parece si vamos a cenar?

sí- contesté sin importarme que la mañana siguiente los titulares del profeta dijieran "Lily Evans la nueva conquista de James Potter"

Por alguna extraña razón tenía ganas de salir con él. No como novios sino como amigos. Y aunque era viernes y tres horas antes hubiera cancelado todo por quedarme sola en casa, por alguna extraña razón tenía ganas salir. Además James era comprensivo conmigo, aunque fuera un idiota, un donjuán y todo lo demás.

Les gustó. Espero que sí. Bueno, ya saben dejen sus comentarios y nos leemos la próxima semana. Au revoir. He estado pensando seriamente en cambiarle el titulo, que tal Aprendiendo a amar, que les parece, bueno si les gusta me lo hacen saber y si no pues ya veremos , ok? bye