IMPORTANTE: Edité el capitulo 5.. así que las lindas personas que ya lo habían leído… leanlo de nuevo… please. Agregué algunas cuantas cosas, mismas que dan sentido a este capítulo.
Lamento haberme tardado mucho pero la verdad es que no estaba de buenas como para ponerme a escribir. La depresión post-lectura del libro 6 fue la culpable, snif, snif, snif…
Fue terrible todo lo que tuve que soportar, primero por la muerte de…. La traición de… y pues para que les digo más si ustedes ya saben…. Fue horrible… snif, snif…
Bueno, los dejo con este capitulo, en el cual intenté no plasmar mi sentimiento nostálgico y depresivo. ¡Espero que les guste!
Cualquier duda, comentario o lo que sea que tengan que decirme ya sea sobre la historia, los personajes o talvez el libro VI pueden hacérmelo llegar vía mail
6. Recuerdos
Después de la muerte de Sam todo se tornó frío y gris. Mis sueños y esperanzas se habían ido junto con Sam al sepulcro. Una tumba oscura y húmeda, donde los animales ponzoñosos carcomen la piel, el tiempo es inexistente y el sol no penetra.
Pensé que alejarme por un tiempo sería lo correcto. Que esa sería la mejor forma de olvidar, de ir hacia delante y no voltear al pasado. Y sobre todo, olvidar a Sam.
Pero no pude.
Su recuerdo me atormentaba día y noche. Las noches en vela y mis locos desvaríos fraccionaban mi alma día a día. Mi andar tranquilo y pesaroso detuvo mis sentidos, acuchilló mi fuerza y destruyó mi vida. Una corta y tormentosa vida
Hasta ese entonces mi vida no había experimentado penas y tristeza, pero tampoco amor. Hasta que llego Sam… Mi Sam.
La conocí en el quinto curso de Hogwarts. Y aunque al principio pensé que no era más que una chiquilla presumida y orgullosa, la amé desde ese instante.
Tal vez fueron sus ojos azules los que me cautivaron, o tal vez su sonrisa angelical y su inocencia fueron los que me hicieron enloquecer. Pero fue entonces cuando supe que era ella. Era como mi Lily, la chica de la que se había enamorado mi mejor amigo.
Por fin comprendí lo que por meses James había tratado de explicarme.
- Es que no es cualquier chica… ¿me entiendes?- decía James al borde del éxtasis – cuando la veo siento que cientos de snitch sacuden mi cuerpo. Las manos me sudan y todo se vuelve… no sé… raro. Al verla no puedo pensar en nada más, mi cerebro se nubla y mi corazón galopa salvajemente. Se acelera y de pronto frena… no, no sé como explicarlo… es como hechizar a Snape… eso… pero un millón de veces mejor…- había explicado.
Ahora lo entendía.
Desde el día negro… el día que perdí a Sam, nada era lo mismo. Ver la lluvia caer ya no era especial. Escuchar el cantar de las aves no tenía el mismo significado. Muchas veces pensé que no llegaría el nuevo día. Ese en el que mi vida tendría sentido, que el porvenir no había tocado a mi puerta, quería morir.
Durante una infinidad de veces me he preguntado por qué ella. La respuesta sigue siendo la misma: No sé.
Un malévolo juego hizo que esa mañana perdiera lo que más amaba en este mundo. Un juego en el que yo no era más que un simple espectador. Un juego llamado destino, que no discriminaba a nadie, y el amor no era un factor importante.
Limpié mis ojos y me arrodille sobre la fría lápida. Mi visita del día anterior me había dejado con un vacío inexplicable.
- Han pasado dos años… y aún te amo como la primera vez- susurró dulcemente Sirius.- aún te amo…
Quité las hojas secas que yacían sobre su tumba. Las rosas blancas que le había traído ayer ya estaban marchitas, así que las retiré. Sam no merecía flores muertas.
Pasaban de las nueve de la mañana y en el apartamento de James no se notaba movimiento alguno. Las prendas regadas por el piso decían más que mil palabras.
En la habitación principal una joven pareja aún permanecía dormida. Los brazos de ambos se hallaban entrelazados en un tierno abrazo.
James fue el primero en despertar, pero al percatarse de que su compañera todavía dormía no se movió por temor a despertarla. Rememoró los hechos de la noche anterior. ¿Cómo había sido tan tonto?
Por su estupidez había estado a punto de perder a la mujer que tanto amaba. Y todo por una mentira. Una jugarreta que se cobraría uno de estos días.
- Lily- dijo un James un tanto enfadado al abrir la puerta.
La llegada inesperada de Lily y su semblante nervioso lo alertaron. Tal vez era verdad.
- Estaba caminando por aquí y me dije a mi misma, Lily, debes ir a ver a James y…- dudó un poco- y hablar con él.
- ¿si? – dijo el jugador de quidditch en espera de lo siguiente. Su mirada tranquila se había evaporado para dar paso a una mucho más temible.
Se sentaron en la sala y con una taza de té sobre sus manos y comenzaron a hablar sobre lo sucedido.
- Creo que hay algo que debes saber- dijo con inquietud. La mirada nerviosa y vacilante de la chica le indicó que algo andaba mal.
"Así que era cierto" Pensó James.
James la miraba, esperando una explicación.Después de todo es lo menos que debería hacer. Aunque al pensar en lo que ese sujeto le había dicho no pudo evitar sentir ira.
¿Por qué la chica se mostraba tan nerviosa?
Era obvio. Decirle que lo que había pasado entre ellos había sido un error no era nada fácil.
¿Fácil? Por supuesto que no lo era, Y es que no era fácil, pero para él. ¿Por qué Lily le había hecho eso?
Lily lo miraba inquieta. Estaba bastante nerviosa. No era fácil decirle a James que lo amaba con todo su corazón.
Regularmente la pelirroja mostraba una seguridad impresionante, su belleza física y un tanto exótica hacían de ella una combinación peligrosa.
Pero no, en este momento mostraba vulnerabilidad. Una debilidad que solo podía irradiar cuando se encontraba frente a él.
Confundida y sin saber como actuar se puso de pie y rodeó la salita para quedar de espaldas a él. Caminó hasta la ventana y con un gesto compungido sorbió un poco del té al mismo tiempo que observaba el reflejo de ambos en el traslucido cristal.
Yo… quiero decirte que- expresó tímidamente- que yo…
-No tienes que decirme nada- comprendió James. Era evidente que Lily trataba de hablarle sobre lo sucedido. Quizás ya había cambiado de opinión. A veces resultaba irritante que una mujer cambiara de opinión tan fácilmente, pero James sabía que ella no era así, por lo que por un momento su rostro expresó decepción. Sentimiento que la modelo notó.
- Antes de que te imagines cosas y – se giró bruscamente y acortó la distancia. Colocó con un movimiento suave la taza frente a la mesa de centro y dijo:
- Tu sabes cuando te quiero pero…-
- No, no tienes que decirme nada… no está vez. Entiendo perfectamente que no quieras nada conmigo, pero hay formas de decirlo- finalizó James dolido.
- No tú no me estás entendiendo yo….-argumentó Lily
- Nunca pensé que diría esto pero… es mejor que ya no nos veamos más- dijo James- Yo sé lo mucho que me aprecias, pero no estoy dispuesto a ser sólo tu amigo… no, está vez no. No sabes lo difícil que es verte y no poderte decir lo que siento por ti, tenerte tan cerca y no poder besarte. Respirar tu aroma y no poder tocarte.- decía con la voz entrecortada- No tienes ni idea de lo terrible que es escucharte decir que sólo somos "Amigos" y que nunca me podrás amar. No sabes cuantas veces soñé con estar contigo y decirte todo lo que siento, tenerte en mis brazos y…
- James- Dijo Lily comenzando a sollozar débilmente.
La actitud de James la desconcertó bastante. Es que acaso no podía ver más allá de su nariz. Lily estaba ahí, frente a él, dispuesta a confesarle sus sentimientos, y el idiota le estaba hablando de no volverse a ver más. Pero qué es lo que había sucedido.
- Eres un verdadero idiota- le dijo Lily-
- Es cierto y por eso mismo no deberías estar aquí.
- Me estás corriendo- Preguntó LilY reprimiendo el llanto.
- Tómalo como quieras- Dijo James esquivando la mirada triste de la pelirroja.
- Está bien si quieres me voy- Las lágrimas recorrían su rostro- Pero antes quiero saber que demonios fue lo que te sucedió. Ayer jurabas amarme con locura y hoy sólo me echas de tu vida así porque sí. Sin siquiera darme una explicación. Y encima de todo ni siquiera me dejas decirte…
-Ya te dije que no tienes que decirme nada- dijo mirándola con una expresión que ella nunca le había visto. Su voz sonaba extraña con un toque de rabia.
- ¿por qué no me lo dijiste?- le reclamó a la joven.
- decirte qué- preguntó la muchacha sin saber de que habla.
- Vamos Lily- le reprochó el jugador.- Debes aceptar las consecuencias de tus actos. Si no sentías nada por mí porque me besaste-
- y quién te dijo que no siento nada por ti?- le preguntó.
- Tú misma… por qué no me dijiste que salías con Nataniel Vaugham-
- Qué¿que yo qué?-gritó confundida la chica.
- Qué... ahora lo vas a negar.
Lily no podía creer todo lo que estaba escuchando. De donde rayos había sacado James que ella salía con ese tipo.
- Tu silencio lo dice todo- dijo James
- Claro que no es cierto- gritó ofendida la chica.- Tu sabes bien que lo que lo que tuve con él es historia. James- susurró tomando del brazo a este, quien se liberó de ella bruscamente- Creí que tu me entendías… pensé que me amabas…
James no dijo nada.
- Lo que sea que te hayan dicho no es mentira… y sabes porque…- reprimió una lágrima- porque hace más de un año no lo he visto y eso tú lo sabes perfectamente. ¿Acaso no fuiste tú, el que me ayudó con todo eso¿Tan fácil se te olvido? Creí que eras diferente. Yo venía dispuesta a confesarte mis sentimientos, a entregarte mi corazón y lo único que encontré fue desprecio y rechazo. Ahora dime James, no se suponía que creerías en mí, que eras mi incondicional y mira como me pagas. Y todavía te preguntabas porque no te había correspondido. ¿Lo ves?
Aquellas palabras le cayeron como balde de agua fría al merodeador. Ella tenía razón. Había sido un verdadero imbécil en creerle a Nataniel. Ahora lo entendía.
- Y si quieres que me vaya me iré, pero te advierto que será para siempre. Ahora dime ¿quieres que me vaya?
La reacción de James fue lenta y tardía. Cuando se dio cuenta del verdadero significado de las palabras que había pronunciado la pelirroja ya era demasiado tarde.
- ¡Lily!- gritó.
Sin embargo ella ya se encontraba en el elevador.
Corrió desesperadamente por las escaleras al mismo tiempo que saltaba algunos de los escalones que le impedían continuar con su descenso.
Las escaleras eran largas y curvas. Su forma cónica no le permitían ir más rápido de lo que podía. La pelea interna que sostenía consigo mismo. Por una parte quería creerle a Lily pero no era tan fácil. Después de todo ella había tenido una intensa relación con Nataniel.
Pero… pero… él la amaba. Y su amor debería estar sobre todo ¿no?
El debate que habían provocado sus sentimientos provocó un mar de sensaciones en su cabeza.
Continuaba descendiendo.
A la altura de la situación sólo estaba seguro de algo: No quería perder a Lily.
Finalmente llegó a la planta baja. Miró hacia todas partes y la vio.
Se veía tan triste y desolada. Y todo era su culpa.
¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?
Se reprendió a sí mismo y corrió hacia ella.
El cúmulo de sensaciones de la chica era impresionante. No podía creer lo que estaba pasando. No, otra vez no. Siempre era lo mismo con James. Cada vez que estaba dispuesta a confesarle sus sentimientos por él algo malo sucedía.
Tal vez era el destino.
No. Pero eso ella no lo sabía.
El llanto acumulado en su pecho brotó y no lo pudo evitar. Sentía que este era el adiós definitivo. El último.
Sonrió amargamente para sus adentros. ¿Cómo había podido ser tan tonta?
Recordó la primera vez que estuvo a punto de confesarle sus sentimientos a James.
- James- Dijo alegremente la chica. Volver a verlo después del acercamiento que tuvieron la conmocionó un poco. Pero ya no había dudas. James le gustaba.
- Ah, Hola Lily- saludó fríamente. Los movimientos secos y casi bruscos del chico la hicieron palidecer.
¿No se suponía que debería comportarse diferente?
Después de todo se habían besado y casi algo más que eso.
¿Qué era lo que sucedía?
Se miraron unos segundos sin decirse nada.
La celebración anual de la casa de modas para la que trabajaba Lily era todo un acontecimiento. A ella asistían figuras importantes del medio. Así como también unos que otros políticos y las figuras de renombre. James no podía faltar. Había sido nombrado jugador del año. Lily, por su parte, era ya toda una Top Model, su estilo único y original en las pasarelas de Londres la habían hecho que su fama se extendiera por toda Europa. Su belleza y porte eran reconocidas a nivel mundial.
Además era la imagen de la campaña de Invierno de Madame Vernich, por lo que su presencia era fundamental.
- James- expresó Lily rompiendo el silencio. Quería seguir mirándose en sus hermosos ojos marrones. Pero necesitaban hablar.
Lo tomó del brazo y lo condujo a uno de los jardines.
La noche apenas comenzaba. En el cielo nocturno resplandecía la luna plateada, adornada con astillas de luz.
Se detuvo frente a las rosas y dijo:
- James, quiero decirte que….-
- no tienes nada que decirme- la interrumpió- ya lo sé.
-¿Lo sabes?- preguntó impresionada
- sí- Sus palabras habían vuelto a ser frías. – así que si me disculpas. Estoy esperando a alguien.
- ….- Lily no dijo nada. Era evidente que no estaban en el mismo código.
Y sin decir nada se quedó ahí tratando de comprender lo que había sucedido.
Lamento haber sido tan estúpida y reprimió el llanto.
Y ahora estaba ahí. Once meses después.
Una fría brisa cruzó la calle por la que caminaba y en un movimiento involuntario se abrazó a sí misma.
Las lágrimas que recorrían su rostro habían llegado hasta su cuello.
- Lily- dijo una voz jadeante tras ella. Se volvió bruscamente y lo miró.
- Ahora qué quieres- preguntó con ira
James se maldijo a si mismo. La sola imagen de la chica llorando lo había hecho pedazos. Él era el culpable de que su Lily estuviera llorando. Él era el causante del dolor interno de Lily.
- ¿Qué?- insistió la chica- No fue suficiente ya.
- Lily- pronunció levemente James.
Las palabras no ayudaban en nada. Ni mil millones de "Lo siento, soy un estúpido. Perdóname" servirían para nada.
Así que esta vez dejó que su corazón enamorado actuara por él.
En un impulso por consolar a la mujer frente a sus ojos la abrazó fuertemente. La estrujó contra su cuerpo. Quería sentir el calor de la chica. Oler su aroma y sentirla suya.
Lily no le impidió el abrazo. Ella lo necesitaba tanto como él.
Se sentía tan frágil y vulnerable que las sensaciones acumuladas la hicieron sollozar descontroladamente.
James acarició su espalda y me hundió en la curvatura de su cuello. Sentirla tan cerca era tan agradable. Le encantaba oler su esencia, tocar su piel, acariciar su pelo.
Lily aún tenía los brazos colgando. No sabía como actuar. No sabía si debía corresponder al abrazo que le estaba otorgando el joven.
Su corazón afligido y herido le decía que no, que era una mala idea. Que lo que debería hacer era mandarlo a paseo y de paso darle una bofetada. Después de todo el era el culpable de que estuviera así.
Pero la otra parte de ella, la parte que amaba a James le indicaba que debía seguir su instinto y corresponder a la entrega del chico.
Finalmente el corazón enamorado de Lily se superpuso ante el adolorido, quien saltaba de rabia y coraje.
Estuvieron así un par de minutos. Los sollozos de Lily se apagaron y olvido por un momento el por qué de su tristeza.
- No quiero perderte- susurró James sin romper el enlace.- No quiero.
La pelirroja no dijo nada. Quería seguir escuchando. Convencerse de que aquellas palabras no eran producto de su imaginación.
- Sé que fui un estúpido al pensar que me estabas usando.
Lily permaneció en silencio y rompió el abrazo. Miró a James.
Los ojos de James brillaban. Tenía los ojos vidriosos.
- Te creo- dijo al mismo tiempo que su corazón adolorido gritaba de rabia.
- Te amo-
Lily se quedó atónita. Era más de lo que había deseado. Ella se hubiese conformado con un "Lo siento. Soy un estúpido. Perdóname". Pero no. Ahí estaba James frente a ella diciéndole que la amaba.
- James…- susurró
Había caminado todo el día sin rumbo ni dirección.
Sin darse cuenta había llegado al cementerio.
Su corazón inquieto se conmocionó y dio un sobresalto. Concientemente no recordaba el camino hacia aquel lugar, pero sus pasos no lo habían olvidado. Miró hacia la entrada principal y caminó hacia ella.
En la entrada compró un ramo de flores. Rosas blancas, sus preferidas.
Caminó una vez más y fue hacia ella. Sus ojos azules buscaban su tumba, pero era en vano, él ya sabía donde estaba.
Su andar desgarbado y casi mecánico hacían que los visitantes lo miraran con interés.
Llegó hasta donde se encontraba y se arrodilló frente a ella. Colocó las flores sobre la gélida losa. La tumba de Sam estaba descuidada y sola. Las hojas caídas y las flores secas cubrían gran parte del sepulcro y las raíces de las flores silvestres rodeaban la piedra. El abandono total de la tumba indicaba que tal vez Sam no había recibido visitas en meses. Pues al morir la chica sus padres se trasladaron a Manchester para tratar de superar el dolor de la muerte de su única hija. Después se había marchado él y finalmente no había quedado nadie más que la visitara. Sus familiares lejanos lo hacían, pero después de unos meses el olvido es inevitable.
Era la segunda vez que entraba en aquel cementerio. La primera había sido hace dos años aproximadamente. Durante el último adiós al cuerpo inerte de la joven mujer.
Recordó que en ese momento había deseado estar junto a ella, así como la tristeza infinita que lo sacudía. El dolor de la pérdida y la impotencia ante la vida.
Suspiró y rememoró sus últimos momentos juntos.
- No, yo te quiero más- dijo la hermosa chica.
- claro que no. Yo te quiero mucho más- Insistió Sirius.
Habían pasado todo el día juntos en la que se supondría sería su casa después de casarse.
Ya tenían casi todo listo para la boda. Faltaban algunos detalles sobre la decoración pero nada que no pudiera resolverse en unos días.
- que no- insistió con ímpetu Sam.
Permanecían sentados en el sofá. Unidos por un fuerte abrazo.
- pero si serás necia- rezongó el merodeador- sabes que yo te quiero más.
- Está bien, ninguno de los dos... pero sabes que yo tengo la razón.- finalizó ella.
Se besaron tiernamente dejando que sus sentidos se impregnaran del otro. Sus besos y sus caricias se hicieron más intensos. Sus manos diestras recorrieron el cuerpo de la chica, un territorio ya conocido pero que aún no había explorado. Sam se aferró a la espalda de su novio y dejó que sus manos actuarán. Le gustaba sentirlo cerca, que la hiciera le provocará aquellas sensaciones que sólo el la hacía sentir. La sed que embargaba a los dos amantes era cada vez mayor haciendo que sus sentidos se turbaran. Al principio era ella la que frenaba al chico pero últimamente él tenía que poner un alto a sus instintos.
- Lo siento- se excusó el chico recobrando su postura
- ¿en serio?- preguntó divertida Sam.- Porque yo no.
- Sam- la regañó el chico- sabes que quiero hacerlo pero…
-no, nada de peros, me amas y yo te amo¿cuál es el problema?
- creí que querías esperar hasta después de la boda-
- pues ¿cuál es la diferencia? Porque para mi eso no importa. Me da igual que sea hoy o mañana. Pero me gustaría que fuera hoy- Sonrió ampliamente.
- ¿estás segura?- corroboró él.
- por supuesto- dijo insinuante acercándose más a su prometido.- y de una vez te aviso que quiero tener muchos bebés… tantos que te vuelvas loco.- dijo besando sus labios.
- ¿cómo cuantos?- interrogó distraídamente Sirius mientras estrechaba entre sus brazos el cálido cuerpo de su novia.
Ese había sido el último día que habían estado juntos físicamente, porque para él cada día Sam estaba a su lado.
Lily se despertó lentamente deshaciendo los pliegues de la sábana blanca que cubría su cuerpo. Sonrió y miró a su lado. El lado izquierdo de la cama estaba vacío, pero aún conservaba la esencia de James.
Se cubrió el cuerpo desnudo con las inmaculadas sábanas y permaneció un momento así.
Era la primera vez que se hallaba en aquella posición. Había tenido novios pero con ninguno había pasado a más. La mayoría porque eran meramente laborales y aunque en un principio la atracción física los había unido finalmente se daban cuenta de que no eran el uno para el otro y terminaban su relación.
La más intensa y en la que juraba que había habido amor había sido, sin lugar a dudas, la que había mantenido con Nataniel Vaugham.
Una relación tormentosa de la que le había costado mucho trabajo salir. Nataniel era un chico apuesto y de buen gusto. Se caracterizaba por ser ambicioso y procedía de una familia acaudalada.
Un ruido en el umbral de la puerta la hizo voltear rápidamente.
James había terminado de ducharse y estaba envuelto en una toalla que solamente cubría la parte inferior de su cuerpo.
- Ya despertaste- dijo mirándola fijamente. Sus ojos marrones se fijaron en la chica, quien por un momento había olvidado que estaba desnuda.
- si, vaya que dormí mucho- dijo bastante nerviosa.
- no, no tanto- dijo él. La mirada penetrante de James la hizo enrojecer.
- basta James, no me mires así-
- así¿cómo?- sonrió divertido al ver las reacciones de Lily.
- así como me estás mirando- Lily se envolvió aún más entre las sábanas.
- El desayuno- dijo James- voy a hacer… el desayuno.
Y salió de la habitación.
No pudo evitar sonreír. Era la primera vez que veía a la Lily tímida. Una Lily que muy pocas veces había visto ya que normalmente estaba se ocultaba ante la Lily segura y altiva.
ªªªªªªªªªª
Siento mucho haber tardado tanto… pero la falta de imaginación y otros factores externos no ayudaron mucho… Espero no tardar con el siguiente capitulo….
Adelanto:
- ¿Nataniel Vaugham?- preguntó Sirius con curiosidad mirando fijamente a su amigo.
- Sí, respondió fríamente James frunciendo sus labios al pronunciar el nombre del antiguo novio de Lily.
Sirius observó a James con expresión divertida y dijo:
- cualquiera diría que estás celoso.
Era evidente que estaba celoso, pero obviamente no estaba dispuesto a aceptarlo. Después de todo el confiaba en Lily, aunque no en ese .
- Pero no hay de que preocuparse- dijo Sirius tratando de restarle importancia a la situación- además lo suyo ocurrió hace mucho tiempo ¿no?- comentó Black.
Espero que les haya gustado este pequeño regalo… aunque no creo que diga mucho ¿o si, pero la intención es lo que cuenta. Ya pronto descubrirán quien es "Nataniel Vaugham" y la importante participación de este misterioso (aunque ya no tanto) personaje, y de cómo va a afectar el universo que comenzaban a construir Lily y James juntos…. Ok… ¡hasta la próxima!
Por cierto, en el siguiente capitulo si sale Remus y no estoy hablando de un flash back….
Verae
