LA VERDAD

En la lejanía doce campanadas anunciaban el arribo de la media noche.

Ginny corrió por el pasillo para tratar de llegar a salvo a su sala común. Sin embargo aminoro el paso, al divisar en la distancia que alguien la esperaba frente al retrato de la señora gorda.

Un nudo en la garganta le hizo tragar fuerte, al ver al profesor Snape de pie con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Buenas noches señorita Weasley... saludo con malicia... un paseo nocturno, a la luz de la luna nunca cae mal ¿verdad?... sin embargo me temo que deberé castigarla y restarle a la casa Gryffindors cincuenta puntos... solo para recordarle que las normas de este colegio deben ser respetadas... aunque usted sea una prefecta y la novia del famoso Harry Potter... quien de seguro se anda escondiendo...

-Harry no es mi novio... logro decir ella en su defensa... además yo ando sola.

-Me cree estúpido Señorita Weasley?... dijo Snape con furia... se que no estaba sola... se que andaba con una compañía masculina... y cuando descubra con quien era, ambos serán expulsados... porque aun este colegio...

-Estaba sola... recalco con determinación, sin olvidar que estaba frente al mejor profesor de Oclummancia y el segundo mejor en Legetimancia.

-Ya veremos... ahora regrese a su dormitorio... que mañana será un largo día para usted.

Esa mañana Draco se retraso de su grupo para esperar frente a las puertas del gran comedor que un grupo numeroso de Gryffindors entrara. Su corazón se desinflo al no ver a Ginny entre ellos. Sin embargo permaneció algún tiempo más, hasta que desistió en la idea de esperarla afuera, ya que la hora del desayuno estaba casi por concluir.

Dirigió miradas escudriñadoras hacia la mesa de los leones, pero ella no estaba allí. Aunque si noto varios detalles: Aquella mañana el trío de amigos estaba inusualmente muy callado. Potter jugaba con las hojuelas de avena que nadaban en su plato, largando un par de suspiros. El Weasley engullía con rabia su tocino y la Granger trataba de esconder su nerviosismo detrás de las paginas del profeta.

El rubio intuyo que algo había pasado, y ese algo tenia que ver con su pelirroja.

Los vio marcharse en un silencio sepulcral. Tenia que averiguar que había pasado y pronto.

Un rubia Ravenclaws llamo a Hermione quien le dedico una pequeña sonrisa. Y en susurros le dijo algo que hizo que la chica abriera aun mas sus ojos celestes y una expresión preocupaba se adueño de su rostro.

Draco no perdió detalle. Por lo que decidió seguir a Luna y al tenerla al alcance sin riesgo de ser vistos la tomo por el brazo y se escondieron detrás de una enorme estatua.

-¿Que quieres Malfoy?... pregunto Luna cuando sintió el agarre del chico en su brazo.

-¿Qué ha pasado con Ginny?... pregunto sin rodeos, aunque algo sorprendido de que la rubia lo reconociera.

-Esta castigada... respondió con tristeza.

-Castigada... pero... ¿por qué?... pregunto asustado.

-El profesor Snape la vio llegar anoche muy tarde a la torre Gryffindor... explico Luna...

-Maldición... susurro Draco molesto cerrando sus manos en sendos puños.

-Tengo que ir a clases... dijo Luna alejándose. Luego canturreo... hora de afrontar la verdad.

Draco frunció el entrecejo al escuchar las ultimas palabras de Luna. Salió al medio del pasillo y volviendo sus ojos tras de si, diviso las escaleras que conducían al despacho de Snape.

-"De seguro es allí donde esta castigada"... pensó mientras comenzaba a subir los primeros peldaños.

-Señor Malfoy...

Una voz fría le hizo detenerse.

Volvió su mirada gris para encarar al Jefe de su casa.

-Le recuerdo que la clase de Pociones se dicta en las mazmorras... su primera clase de la mañana.

Draco dudo un momento, tenia la posibilidad de inventar alguna excusa, pero en realidad para un Slytherin no había razón alguna para subir esas escalera. A regañadientes siguió al profesor Snape.

Ya los demás alumnos habían llegado, y todos estaban ubicados frente a sus respectivos calderos.

Snape se coloco al frente de la clase, y por primera vez Draco ocupo un lugar detrás de Harry y compañía, sin otro interés que el de poder averiguar algo mas.

Ginny aun seguía en su limpieza muggle en el salón de profesores, el cual parecía hacerse mas grande a medida que ella pensaba que estaba por terminar. De la nada aparecían sillas, estantes, baúles que podía haber jurado no haberlos visto momentos antes.

Contrario a lo que hubiese ocurrido en otro tiempo, no estaba molesta con aquel castigo, aunque le había causado un fuerte enfrentamiento con su hermano, y le iba a traer problemas en su rendimiento escolar, ya que durante cinco días no asistiría a sus clases y tenia prohibido pedir apuntes, a menos que dijera donde había estado y con quien.

Sabia que la profesora McGonagall no quería indagar mas allá, pero el profesor Snape parecía obsesionado y decidido a descubrir a toda costa la verdad.

Sin embargo otros pensamientos colmaban su mente y otros sentimientos palpitaban dentro de ella. Los recuerdos de la noche anterior se repetían sin cesar, y la hacían por momentos olvidarse de donde estaba y de lo que hacia. Se descubría a si misma mirando al infinito pensado solo en él, en Draco Malfoy, teniendo que volver a concentrarse en su labor, pensando que quizás él ignoraba su suerte o peor: que quizás no le importaba.

La clase de Pociones casi llegaba a su fin. A duras penas Draco pudo completar su asignación y colocar una muestra de su poción sobre el escritorio del profesor. Había centrado su concentración en los tres chicos que tenia delante, pero ninguno había hablado ni media palabra.

-Hoy has estado muy distraído Draco... susurro Snape cuando el chico había dejado su muestra frente a él... me pregunto por qué será?.

Le mantuvo la mirada, pero guardo silencio. Tuvo la ligera impresión de que Snape sospechaba algo.

Volvió a su puesto y comenzó a guardar las cosas en su mochila cuando una conversación llego a sus oídos.

-OH Ron no seas tan testarudo... debemos insistir con McGonagall... hasta los esclavos tienen derecho a comer... decía Hermione casi al borde de las lagrimas.

-Ella se lo busco... dijo Ron con furia contenida.

-Yo hablare con Dumbledore... esta vez Snape se paso de la raya... y si lo que quiere escuchar es que yo estaba con ella... pues será feliz... diré que estaba conmigo y que sea a mi a quien castiguen... dijo Harry colocando la mochila en su hombro.

-Pero ella no estaba contigo... dijo Ron con resentimiento... estaba con otro y quien sabe haciendo que...

-Eso ahora no importa... lo importante es que Ginny no sea castigada tan severamente... dijo Harry con decisión dando por terminada la discusión.

Draco comprendió rápidamente la gravedad de la situación.

La próxima hora la tenia libre, la cual usaría para saber en que lugar estaba Ginny castigada. Tenía que hacer algo y pronto antes de que su enemigo se le adelantara.

Pero la ayuda llego de quien menos se lo hubiese imaginado.

-¿Qué pasa Draco?... ¿por qué tan pensativo?... dijo una gruesa voz.

Draco se hallaba sentado al pie de las escaleras que conducían al cuarto piso. Miro el suelo y vio una botas de cuero de Dragón del tamaño de pequeñas barcazas. Sus ojos subieron por el pantalón y debió inclinarse hacia atrás para lograr ver el rostro de su interlocutor. Era el guardabosque.

Pensó en un par de insultos, por haberlo molestado, pero desistió, ya que habían cosas mas importantes en su cabeza.

-Puedo imaginar como te sientes... dijo Hagrid con amabilidad mientras se sentaba a su lado...

Draco se aparto un poco, aquella compañía no era de su agrado. Sin embargo Hagrid continuo hablando sin percatarse de ello.

-Es difícil perder a nuestros seres queridos... pero a veces es necesario sufrir duras pruebas, porque nos ayudan a valorar lo que tenemos... como le dije hace un rato a la pequeña Ginny...

-Ginny... dijo Draco sobresaltado...

-Si Ginny... la pobre esta en el salón de profesores cumpliendo un castigo...

Aunque el verano aun no había llegado, Ginny sentía un calor sofocante, por lo que decidió quitarse la túnica y se había recogido el cabello en una cola.

Miraba frustrada a su alrededor, había pasado la mitad de la mañana limpiando y trapeando y daba la impresión que en años un plumero había pasado por aquella habitación.

Lanzó con rabia el trapo que tenia en su mano, sabia que Snape había hecho algún hechizo para que su trabajo fuera en vano.

-Como lo odio... es un idiota...

-A ¿quien odias?... espero que no sea a mi.

Ginny se sobresalto, volvió su mirada hacia la puerta. Y no pudo evitar sonreír al verlo.

Draco abrió sus brazos y con inmensa alegría vio como ella corrió a cobijarse en ellos.

Sin mediar palabras sus labios se buscaron, sus lenguas se encontraron fundiéndose sin limitaciones.

-Dime ¿qué paso?... pregunto luego Draco sosteniendo el rostro de ella entre sus manos mientras continuaba entregando besos por el rostro y el cuello femenino.

-Snape estaba esperándome en la entrada de mi Torre... explico Ginny sin dejar de disfrutar aquellas sutiles caricias... estaba furioso... quería saber donde estaba y con quien... me ha castigado indefinidamente hasta que no se lo diga...

-Y ¿por qué no lo hiciste?... pregunto Draco deteniendo sus besos para mirarla.

-No me lo hubiese creído... dijo Ginny ruborizándose un poco.

Draco alzo una ceja al tiempo que un pensamiento cruzaba por su mente, el cual fue confirmado por Ginny

-Él cree que estaba con Harry... aunque se lo he negado... aun insiste... así que opté por dejar que piense lo que quiera.

El chico rubio la tomo por los hombros y la separo un poco de él. Ella se sorprendió

-Así que no te importa que todos crean que andabas con Potter... dijo con rabia contenida.

-Claro que me importa... porque no es verdad... no es justo para Harry... dijo Ginny con lógica.

-Si... pobrecito... San Potter no merece ser acusado injustamente... replico Draco furioso... pero que todo el colegio piense y crea que eres una cualquiera... no eso no importa...

Ginny se molesto ante la reacción de Draco, pero luego sonrió al comprender las verdaderas intenciones del Slytherin.

-Tu sabes que yo no soy una cualquiera... y eso para mi es suficiente... dijo ella mientras la abrazaba por la cintura y hundía sus labios en el cuello de él.

-Pero no para mi... no me gusta la idea de que piensen que andabas con Potter... y no puede ser que estés castigada por algo que en todo caso...

Draco había comenzado a hablar con energía, pero a medida de los besos de Ginny se profundizaban y sus manos bajaban por sus caderas, y por sus muslos hasta la entrepierna, la voz le tembló y debió inspirar profundamente una buena bocanada de aire, cuando sintió los suaves dedos de ella bajar lentamente la cremallera de su pantalón y adentrarse en las profundidades de su ropa interior.

La atrajo con fuerza hacia él, invitándola a continuar con esas caricias, que le hacían sentir un ardiente cosquilleo que lo hizo estremecer.

-Me estas tentando... dijo él con voz entrecortada.

Ginny le sonrió con malicia al ver como sus ojos grises brillaban extasiados, mientras ella seguía recorriendo sutilmente la tersa y pálida piel.

Podía sentir el calor que irradiaba su masculinidad, podía sentir como poco a poco fue creciendo en ímpetu y vigor; por lo que se dejo llevar por la curiosidad de disfrutarlo de una forma mas intima.

Draco gruño con frustración al ver que Ginny se separaba. Ella le sonrió y le entrego un beso de consuelo, mientras sus manos retiraban la correa y sacaban un botón de su ojal, para dejar el camino libre.

Ella se bajó hasta su cintura, apoyo sus manos en las caderas de él, mientras sus labios comenzaron a besar tiernamente aquel palpitante miembro viril.

Gemidos ahogados llenaron la habitación.

Como pudo, Draco se apoyo del respaldar de una silla, al sentir como Ginny lo estaba devorando de una forma exquisitamente voraz.

Enredó sus largos dedos pálidos entre los finos cabellos rojizos, y haciendo pequeños masajes circulares en la piel, los bajo hasta su cuello y la empujo hacia él.

Aceptando la invitación, ella profundizo sus caricias. Sus labios lo rodeaban por completo, mientras su lengua lo recorría y sus dientes lo rozaban. Y de tanto en tanto pequeñas succiones hacían que esa parte del cuerpo masculino temblara por completo.

Tras varios minutos de tan placentera labor, Draco se dejo vencer, mientras las manos femeninas acariciaban sus muslos y sus caderas.

Jadeante tomo a Ginny por los brazos y la alzo hasta que sus bocas volvieron a unirse.

Se besaron apasionadamente.

Él deseaba mas, necesitaba más, por lo que guió sus manos por debajo de la falda de ella.

Pero ruidos que se aproximaban los hizo separarse con rapidez.

Ginny tenia el rostro sudoroso. Draco tenia las mejillas visiblemente sonrojadas. Se vistió y corrió a esconderse en un armario, donde varias túnicas colgaban de sus ganchos.

Ella tomo rápidamente el trapo que había tirado al suelo y comenzó a limpiar vigorosamente el marco de una consola ubicada en una esquina del salón.

La puerta se abrió y por ella entraron tres magos y una bruja.

-Buenos días señorita Weasley... saludo alegremente Dumbledore.

Ginny no encontraba palabras, miraba de reojo el armario donde Draco estaba escondido. Se limito a sonreír para disimular su nerviosismo.

-Estamos aquí... porque Harry nos ha contado lo que paso la noche de ayer... dijo Dumbledore manteniendo su sonrisa... aunque no apruebo el hecho de que anden a media noche caminando por los pasillos del colegio... que sin duda alguna merece un castigo... puedo entender que los motivos que los llevaron a hacerlo son muy importantes... el amor es algo que se debe rescatar... por el cual se debe luchar... y bueno en vista de que ayer ustedes estaban tratando de arreglar sus diferencias... pues no veo el motivo por el que aun mantenga usted este severo castigo... confió en las buenas intenciones del profesor Snape de mantener el orden en el colegio... pero bueno ya que todo esta aclarado... no me queda mas que desearles mil felicidades y espero que realmente lleguen a alcanzar la felicidad.

Ginny había caído en un laberinto a medida que Dumbledore hablaba. Miraba alternativamente a Harry quien le sonreía con ternura, a Snape que la miraba con odio renovado, a la profesora McGonagall con una actitud severa pero condescendiente, al armario esperando que de improviso Draco saliera furioso y a Dumbledore que no paraba de hablar.

Dentro del armario, Draco había olvidado por completo el placer que Ginny le había proporcionado. Una sensación quemante recorría sus venas y sentía que su corazón podía hacer erupción como un volcán en cualquier momento.

El deseo de salir de su escondite lo domino, pero la razón pudo mas. De nada servia hacer una escena allí, cuando Dumbledore estaba levantándole el castigo a Ginny, solo porque pensaba que ella había pasado la noche con su protegido Harry Potter.

-Bueno señorita Weasley, en vista de que ya todo esta aclarado... creo que es mejor que se de un buen baño y se reincorpore a sus actividades de la tarde... dijo la jefa de la casa Gryffindors mientras abría la puerta del salón, por donde Dumbledore fue el primero en salir.

-Ven Ginny... te acompaño... dijo Harry amablemente tomándola de la mano...

-Pero no puedo... dijo Ginny resistiéndose.

Todos la miraron intrigados.

Ella volvió a mirar el armario.

-Es que aun no he terminado de limpiar... y el profesor Snape me dijo...

-Eso no importa pequeña... dijo Harry dulcemente... ya no estas castigada...

Draco rasgo una de las túnicas que tenia a su alcance.

-Quizás le hallan retirado este castigo Potter... pero su noviecita y usted aun deben pagar por su desobediencia a las normas del colegio... le recordó Snape con resentimiento.

Draco escucho como la puerta se cerraba de nuevo. Se recostó de una de las paredes del armario. Cerro los ojos con furia tratando de no imaginar a Ginny agradeciéndole a su enemigo su ayuda y que quizás él la estuviese besando en ese mismo instante.

-Eres un cobarde... dijo una voz fría, mientras un rayo de luz le daba en toda la cara a Draco... pensé que al menos tendrías el valor de no dejarte vencer por Potter.

Una mano lo tomo por las solapas de la túnica y lo empujaron fuera del armario.

En total confusión Draco agudizo su visión y observo al jefe de su casa frente a él. Aun no comprendía lo que pasaba.

Snape comenzó a caminar por el salón, haciendo ondear su capa con cada paso que daba.

-La juventud es mala consejera, siempre nos da la idea de saberlo todo...

-¿De que habla?... dijo Draco aun sin comprender

-Ya sabia que estabas enamorado... debo reconocer que nunca pensé que te fijarías en esa chica Weasley... sin embargo es quizás una de las únicas brujas que tiene la pureza de sangre suficiente como para estar a tu nivel... se explico Snape deteniendo su andar y volviendo su fría mirada a su alumno favorito.

-No se a que se refiere... dijo Draco tratando de parecer indiferente.

-¿Qué no lo sabes?... susurro Snape con tono retador... Weasley te visito en la enfermería la noche del sábado luego del partido donde salvaste su vida... y desde entonces no han dejado de estar pendiente el uno del otro...

La boca de Draco se entreabrió debido a la sorpresa que se llevo al comprender lo vigilado que estaban sus pasos.

-Weasley estaba contigo anoche en el olvidado despacho de Salazar Slytherin... y creo que no fue por casualidad que apareciste en este armario ¿verdad?... dijo Snape irónicamente, señalando el armario.

Draco respiraba con dificultad. La rabia se había apoderado de su razón, por que aquello representaba una violación a su privacidad y sobretodo a la de Ginny.

-Me ha estado espiando... grito Draco... ¿con que derecho?.

-Con el derecho que me da ser el Jefe de la casa Slytherin... se defendió Snape... y con la esperanza de que asumieras las riendas de tu vida y salieras de una vez de la sombra de tu familia.

-Aun así... es mi vida privada... usted no debió... reclamo temeroso de que Snape hubiese sido testigo de sus encuentros amorosos con Ginny.

-Lo que hiciste con la Weasley no es mi problema... no me interesa... aunque no hay que ser muy entendido para comprender que hacen un par de adolescentes encerrados por casi cinco horas, solos, en un despacho... dijo Snape con cierta repulsión.

-Y me imagino que va a salir corriendo a decírselo a mi madre... a Dumbledore y quizás al Señor Oscuro... dijo Draco tratando de desviar el rumbo de la conversación... poniendo en peligro la reputación y hasta la vida de Ginny.

-Suena tentador... pero no... no tengo tiempo para andar en chismorreos... aclaró Snape manteniendo su tono frío... solo espero que no te dejes vencer por Potter... que actúes en tu vida como lo hiciste en el campo de quiddicth... si esa chica Weasley es la que escogiste para ti... pues adelante... lucha ... no te escondas en armarios por el resto de tu vida.

-Pero si el Señor Oscuro se entera... dijo Draco con un dejo de miedo en su voz... querrá vengarse de mi en ella.

-Bueno eso es un riego que me imagino la señorita Weasley sabe que debe asumir... razono Snape... por que si le gusta ser la novia de chicos famosos... pues tiene que correr con las consecuencias...

-Eso no es gracioso... ataco Draco sintiendo que los celos se renovaban

-Le aseguro Señor Malfoy que esta muy lejos de mi tal intención... ahora si me disculpa tengo cosas mas interesantes que hacer...

Draco emprendió el camino de vuelta a su sala común, caminando despacio mientras meditaba las palabras de Snape.

Pero recordó que tenia clase de Transformaciones, por lo que desvió sus pasos hacia allí.

Al entrar había un inusual algarabía. Los Gryffindor estaban alrededor del niño-que-vivió.

-Así que por fin se reconciliaron... preguntaba Neville esperanzado.

-Ustedes son el uno para el otro... dijo Pavarti sonriendo.

Hubo otros comentarios del mismo estilo pero el rubio Slytherin sintió como si un gran peso cayera en la boca de su estomago. Observo el rostro del moreno Gryffindor, quien sonreía con picardía. Sentía unas ganas enormes de golpear a Harry con todas sus fuerzas.

-"No, no, no... Ginny no puede haberme hecho eso... no pudo haber vuelto a los brazos de Potter... ella es mía solo mía"... pensó Draco con desesperación.

La clase fue interminable, Draco no hacia otra cosa que ver su reloj cada minuto. Miles de malos pensamientos pasaban por su cabeza.

Cuando por fin concluyo la clase tomo su mochila y salió rápidamente del salón. No sabia que hacer. Pero su cuerpo parecía guiarlo, porque pronto se encontró frente al salón de Encantamientos, en el preciso momento en que Ginny salía de el.

Se miraron de frente.

Ella le sonrió inmediatamente. Verlo allí borraba todos sus miedos.

A él se le esfumo todo recelo y duda en un instante. Su sonrisa era suficiente para confiar plenamente en ella.

Los allí presentes los miraron con suspicacia.

¿Qué podía querer el "príncipe" de Slytherin con la novia de Harry Potter?

-Podría hablar contigo... pregunto Draco arrastrando sus palabras con porte altanero.

-Bien podrías Malfoy... pero estoy ocupada... dijo Ginny con actitud insolente.

Draco no pudo evitar sonreír. El juego de palabras lo excitaba.

-Eso no es mi problema Weasley... tengo que hablar contigo... así que vienes y punto... dijo tomándola por el brazo.

Ella fingió que le dolía, pero aquel contacto era lo que mas anhelaba.

-Déjame Malfoy...

Pero se dejo llevar sin resistencia alguna. Ya no quería disimular mas. Solamente quería estar a solas con él.

Llegaron a un salón vació y antes de que Draco cerrara la puerta, Ginny ya lo tenia entre sus brazos y lo besaba con pasión y deseo.

Draco la estrecho aun mas contra su cuerpo, correspondiendo con igual ímpetu sus besos.

-Pudiste salir del armario sin problemas... quiso saber Ginny una vez que se separaron para respirar.

-Me fue mejor de lo que esperaba... reconoció Draco mientras acariciaba los rojos cabellos de la chica.

Ella lo miro interrogativamente. Él le dedico una media sonrisa. Y dándole un suave beso en los labios le explico lo ocurrido en el salón de profesores luego de que ella se había marchado.

-Por Merlín... ¿Snape sabe de lo nuestro?... se asombro Ginny

-Si... desde el primer día... dijo Draco en un suspiro.

-Pero eso quieres decir... dudo Ginny... que tal vez Dumbledore también lo sabe

-Tal vez...

Draco no le dio mas importancia al asunto, por lo que tomo a Ginny por la cintura y alzándola la sentó sobre el escritorio. Una vez allí comenzó a besarle el cuello mientras sus manos se adentraban por entre la blusa del uniforme escolar.

Ella sonrió y cerro sus ojos, para disfrutar al máximo aquellas caricias. Le correspondió abrazándolo tiernamente. Podía sentir el suave roce de las manos masculinas sobre la piel de su abdomen, que luego fueron subiendo lentamente hasta sus pechos, comenzando a jugar con sus pezones logrando arrancarle suspiros entrecortados.

-¿GINNY?...

Un grito en el pasillo resonó en todo el interior del aula. Se separaron bruscamente.

-Es Harry... dijo Ginny asustada... me esta buscando.

Con un dedo sobre su boca, Draco le indico a Ginny que guardara silencio.

-¿Ginny estas ahí?... pregunto Harry mientras intentaba abrir la puerta... ¡soy yo Ginny... Harry...abre la puerta!

Draco saco su varita mágica, Ginny le tomo del brazo.

-No Draco... por favor... no.

Tras una pequeña explosión la cerradura de la puerta voló. Harry ingreso con violencia al interior del aula.

Se quedo de una pieza al contemplar a la pareja frente a él.

Ginny llevaba la blusa por fuera de la falda, y los tres primeros botones estaban desabrochados, mientras la corbata yacía en el suelo.

Draco tenia su pulcra cabellera rubia completamente desordenada, algunos mechones caían sobre su frente. También su corbata yacía en el suelo.

-Se te ha perdido algo Potter... pregunto Draco con burla.

Harry respiraba entrecortadamente. Su peor miedo se había confirmado. Pero jamás imagino que su enemigo estuviese implicado.

-¿Qué le has hecho a Ginny?... dijo amenazando a Draco con su varita.

-En serio quieres que te lo diga... le reto Draco mientras levantaba también su varita, dando un paso al frente.

Ginny volvió a tomarlo del brazo. Draco retrocedió hacia ella.

-Vamos Ginny... salgamos de aquí... dijo Harry esperanzado, invitándola a seguirlo.

-Mi novia se queda aquí conmigo Potter...

Luminosas centellas surcaban el oscuro cielo al tiempo que miles de gotas golpeaban con furia los cristales de las ventanas.

Media decena de antorchas colgando de las paredes, alumbraban un cuarto, donde una enorme cama con dosel se situaba en todo el centro, rodeada de mullidos cojines.

Una joven pareja cubría su desnudes con una suave sabana color marfil.

Tenían sus miradas fijas uno en el otro, dejando a sus manos acariciar, explorar y que los labios se rozaran suavemente.

-Dude que pudiera estar de nuevo entre tus brazos... dijo Ginny en un susurro.

Draco le mordió el labio inferior con suavidad, sonriendo

-Si... tu hermano no se lo tomo muy bien, cuando el bocón de Potter le dijo de lo nuestro...

-Harry no lo hizo por mal... simplemente estaba dolido... reconoció ella dándole un pequeño beso en los labios.

-Por que no puedes dejar de defenderlo tan solo por un instante... pregunto Draco algo dolido frunciendo el entrecejo... siempre tiene Potter que salir en nuestras conversaciones?

-Cierto mi amado Dragón... no estamos aquí para hablar de él... sonrió Ginny mientras tomaba su rostro pálido entre sus manos y fundía sus labios en los suyos.

Draco abrió su boca, y recibió la tersa lengua de su compañera, para acariciarla ávidamente con la suya.

Ginny bajo sus manos hasta la espalda de él, y comenzó a recorrerla de arriba abajo.

Él coloco su pierna izquierda entre las piernas femeninas, para de esa forma hacerse espacio. Ella se acomodo y cedió terreno.

El cuerpo masculino encontró rápidamente donde apoyarse, siendo apresado por un mágico abrazo.

Ginny bajo sus manos hasta las caderas de Draco y por allí hasta su miembro erecto, para dedicarle sugestivas caricias, mientras las manos y los labios de él volvían a posarse en sus pechos.

La pasión estaba comenzando a bullir en sus venas.

Draco tomo las manos de Ginny y las entrelazo en las suyas a cada lado del rostro de ella. Así pudo estrechar el contacto y hacerlo mas intimo.

Ella suspiraba al sentir la firmeza masculina sobre su concavidad, al sentir su calor, sus roces y como poco a poco se fue abriendo paso hacia su interior.

Él pudo sentir la humedad y el calor que lo invitaban a refugiarse dentro de ella, así que lentamente fue entrando, sintiendo una placentera resistencia que fue cediendo a medida que profundizo la invasión.

Los besos se acoplaron al mismo ritmo de los embates de Draco sobre Ginny. En un principio lentos y largos, luego rápidos y cortos.

Varios minutos convertidos en eternidad les fueron arrancando suspiros y gemidos. Un sublime momento de máximo placer los envolvió, haciéndolos experimentar el deseo de no separarse jamás.

Mientras trataban de recuperar el aliento, Ginny lo abrazo con fuerza y rodeo con sus piernas la cintura de Draco, para asegurarse que él permaneciera aun dentro de ella.

-No te quiero mas lejos de mi... dijo Ginny suplicante.

-Eres una dulce tentación... así que creo que me será muy difícil estar lejos de ti... confesó Draco.

De nuevo el deseo de poseerla se adueño de todos sus sentidos. Ella sonrió complacida al sentir como el ímpetu masculino se renovaba.

Pero un pequeño cambio de planes la tomo por sorpresa.

La tomo por la cintura mientras él echaba su cuerpo hacia atrás.

-Voltéate... le pidió sutilmente

Ginny quedo boca abajo, y Draco se dejo descansar por un momento sobre ella.

Comenzó a besar su espalda, mientras se coloco de rodillas y posesionándose de sus caderas la levanto.

Ginny no comprendía muy bien lo que Draco pretendía, hasta que una vez mas lo sintió dentro de ella.

La tomo con un poco de brusquedad, lo que la hizo gemir. Pero tras algunas suaves penetraciones, ella volvió a acoplarse y juntos comenzaron de nuevo a dejarse llevar por el placer.

El ritmo fue aumentando con rapidez. Draco acariciaba su espalda a medida que se hacían mas fuertes y rápidos cada movimiento, haciéndolos gemir y gritar.

Ella intento levantarse y él la ayudo, apoderándose de sus pechos con furia.

Ginny apoyo su cabeza en el hombro masculino deseando encontrar un beso que rápidamente fue obsequiado.

Draco bajo una de sus manos hasta el vientre de ella, para empujarla hacia él y acortar mucho mas la distancia entre sus cuerpos. Ella acariciaba sus manos y lo besaba apasionadamente, demostrándole así todo lo que le hacia sentir.

Se encontraron completamente extasiados cuando una explosión inundo el interior de ambos al sentirse plenamente compenetrados.

-Te amo... reconoció Draco susurrándole entrecortadamente al oído, mientras disminuía pausadamente el ritmo... te amo desde el primer día que te vi.

Unas pequeñas lagrimas corrieron por las pecosas mejillas.

Para ambos corazones esas palabras significaban mas que la expresión de un sentimiento.

Para él era la oportunidad de cambiar su destino al lado de un sueño que había pensado inalcanzable.

Para ella era la oportunidad de explorar un mundo nuevo de la mano de quien menos se hubiese imaginado.

-Estas dispuesta a dejarte amar por esta torpe serpiente... que recién se ha atrevido a luchar por lo que quiere... pregunto Draco suplicante, manteniendo el abrazo.

-Para ser tan torpe te robaste el corazón de esta leona sin que ella se diera cuenta... dijo Ginny volviendo su rostro hacia él para mirarlo directamente a los ojos... y además te adueñaste de mi cuerpo... claro que estoy dispuesta a todo lo que tu me pidas.

Volvieron a caer sobre la cama uno a cada lado del otro.

Y sellaron el pacto con un beso.

FIN