Capítulo 12: Buenas Noticias... pero, ¿para quién?

Varios días ya han pasado desde la llegada de Sakura y Tomoyo a Tokyo. Eriol está de lo más contento, ya que ahora se presentará en la ceremonia de cambio de mando como debe ser: con un lindo traje exclusivo que combine con sus ojos y su bella esposa del brazo. Por otro lado, Daidôji observaba todo desde su trinchera de chica sonriente y amorosa. Más en el fondo de su alma estaba como una fiera a punto de saltar al menor indicio de infidelidad de su marido.

Sakura no se preocupaba de nada, o por lo menos eso aparentaba. Decidida a no tener problemas, se dijo que se volvería paranoica si seguía pensando en la aventura de Shaoran, así que prefirió seguir con su vida normal. Pensaba que si ella tuvo una aventura con Tomoyo, Shaoran estaba en todo su derecho a tener una con Eriol. Y mientras... Shaoran observaba pasar el tiempo. Tomaba cantidades industriales de café, a las cuales les añadía un "toque" de antidepresivos que en su momento Miaka le había recetado. "Una tableta por taza de caf" -le había dicho, considerando que Li no tomaba más de 2 tazas diarias... cifra muy lejana a las 10 o 12 tazas que el joven se tomaba... cada una con su pastillita. Pero el efecto era el que deseaba, la droga contenida en los antidepresivos lograba animarlo y dejarlo en un estado de "adormilamiento" que hacía que el tiempo pasara más rápido y que los recuerdos poco a poco se fueran desvaneciendo. En tal estado de intoxicación, Sakura le parecía una mujer hermosa y amable, sentía que era la única persona que conocía y por lo tanto a la que le debía todo... pero los antidepresivos se acabaron, y solo se vendían con receta médica, la cuál obviamente no tenía.

Un día, cuando se celebraba la semana de retorno de las chicas, un extraño deportivo negro se detuvo frente a la mansión Li. Del vehículo, bajó Miaka. Sakura la miró con cara de pocos amigos, aún la recordaba y de su mente con dificultad se irían las imágenes de esa mujer coqueteando a Shaoran, Eriol y finalmente enredarse con Yue. Más tenía que salir con urgencia y no podía postergar su compromiso. Salió, pero dejó a Kero cuidando la casa.

- Hola Shaoran. -saludó ella-

- Miaka, tanto tiempo.

- Vaya, veo que definitivamente terminaste con tu mujer ¿eh?

- ¿De qué hablas?, estamos bien...

- ¿De veras?, como salió creí eso.

- ¿Solo por que salió? -preguntó intrigado-

- Cualquier persona que te vea en ese estado se preocuparía.

- ... No entiendo.

- ¿Los antidepresivos verdad?, te los has estando tomando como droga, te pillé. -le dijo picándole un ojo- se te nota a kilómetros... –agregó sacando algunos bocadillos de la cocina del dueño de casa- Mira amigo, la verdad es que si quieres arreglar todo esto no es bueno que estés drogado.

- Se me acabaron Miaka.

- Y no te conseguiré mas si eso es lo que quieres. -Li lanzó un pequeño sonido de desagrado-

- ¿A qué viniste?.

- A verte. Solo a eso. Y que bueno que vine por que la inútil de tu mujer no te está mirando en lo absoluto -sacó de su bolso una libreta y comenzó a escribir algo- Mira, tómate estas hierbas cuando sientas ansiedad. El síndrome de abstinencia te molestará por unos días, pero se te pasará. No te daré mas medicamentos por que debo viajar y desaparecer por un tiempo ¿de acuerdo? - Li asiente- pero estaré en contacto.

- Miaka...

- ¿Qué pasa?

- Me siento acabado... nada a cambiado...

- Pero ya elegiste este camino amigo. Aunque aún puedes tomar una desviación... que te dejaría sin tu mujer, y sin tu amante.

- ¿Irme?, ¿matarme?... No quiero considerarlas...

-....¿Temes tomarlas en serio Shaoran? -pregunta ella lentamente-

- Demasiado en serio... –dijo con un susurro asustado-

- Todo va a cambiar Shaoran, confía en mí. Siempre has salido de tus problemas.

- Esto va a terminar matándome...

La chica miró a Li poner la cabeza entre sus manos y suspirar amargamente.

- Shaoran... mira, ya no te voy a hablar. -comenta poniendo su mano en el hombro del hombre- Te voy a dejar por escrito algo que creo que te ayudaría, pero que sé que te costará mucho aceptar. Si quieres lo aceptas... y si no lo vas a botar a la basura ¿ok?

Shaoran asintió levemente. No levantó la cara en todo el tiempo que sintió el lápiz de su amiga rasguear el papel.

- Nos vemos guapo. -dijo ella- Otro día vendré a verte si puedo.

- Cuidate pequeña.

Esta vez se miraron y se dieron un largo abrazo. Sabían que de una u otra forma, aquella era una despedida. Jamás volverían a verse. Otros planes tenía el destino para su amistad y la vida había decidido sacar a Miaka de la línea de Shaoran.

- ¿Qué haría yo sin tu ayuda Miaka?

- Harías mas millones porque no habría nadie que te los robara...

En silencio, y con una pena débil pero insistente en el pecho, Li vio como su amiga se marchaba en su lujoso deportivo negro. Luego volvió a la sala y tomó el papel que ella había dejado, estaba doblado en 4 dentro de una servilleta roja. Quiso leerlo, pero no se atrevió. Fue a su pieza, lo guardó en un lugar seguro, y fue a la cocina. Ahí, Yue mantenía entre sus brazos a un dormido Kero.

- Gracias Yue.

- De nada.

Unas horas después, Sakura volvió de su diligencia.

- ¡Llegué!

- Hola Sakura. -respondió Li más animado-

- Hola, amor, ¿cómo te fue con esa arpía?

- No le digas así. Pero me fue bien. Vino a despedirse.

- ¿Se va?... ¡si!, por fin...

- No seas así con ella...

Y por primera vez en varias semanas, una real y sincera sonrisa le adornó el rostro a Shaoran. Pero...

- Oye Shaoran.

- Dime. -Sakura lo miró y meditó sus palabras-

- Tomoyo nos invitó a su casa. Mañana en la noche.

Por un momento, todas las cosas se detuvieron para el hechicero. ¿Ir a casa de Eriol?

-...Eh... Ve tú amor, no me siento bien como para salir. -se excusó-

- ¡Shaoran!, debemos ir, nos anunciará algo muy importante...

- ¿Su divorcio?

La pregunta los desconcertó a ambos, pero luego Sakura (en medio de toda su rabia), sonrió.

- ¿Te gustaría no? -al ver la dolida expresión de su marido, rió con ganas- Era una broma.

- Jaja, -rió con pena- Yo también bromeaba....

- Pero tenemos que ir. Es realmente importante.

- ¿Tan importante? –preguntó con un puchero-

- ... ¿Qué pasa Shaoran?, ¿ya no quieres ver a Eriol? -preguntó maliciosamente-

Li la miró y sintió que la despreciaba por un momento. Pero no, no podía despreciarla. Quizás estaba enterada de todo y solo se hacía la desentendida... Quizás no sabía nada...

- No, solo que no me siento bien, ya te dije.

- Entonces te hará bien ir. Además, de aquí a mañana es seguro que mejorarás.

Shaoran comprendió que Sakura no le permitiría faltar a la cita aunque tuviera que llevarlo a la fuerza. Además, no tenía ánimos de pelear, solo quería estar tranquilo.

- ¿Está bien amor?

- ... Como quieras Sakura.

Horas más tarde, Sakura reía al ver a Kerberos jugar con las cartas Veloz y Trueno. Shaoran preparaba algo de comer mientras repasaba lo ocurrido durante el día. Había ido Miaka, se había despedido y por enésima vez, Yue lo había salvado de que lo descubrieran. Realmente le debía mucho al Juez.

La Luna se alzó en el cielo oscuro y estrellado. En silencio, Shaoran deseó ser como su regente. Alta, lejana, solitaria, sin nadie por quien sufrir pero con muchos que la amaban. Pero aspiraciones como esas eran imposibles. Era mejor no soñar... hacía daño.

Por primera vez en meses, el sueño fue tranquilo y profundo. En cuanto acomodó la cabeza en la almohada cayó en brazos de Morfeo y no despertó hasta la mañana siguiente, con una gran ansiedad e intranquilidad.

- "Diablos... esto de la abstinencia será más duro de llevar de lo que creía" -pensó mientras se tomaba un vaso de las hierbas que Miaka le recetó. La falta de antidepresivos lo tenía ansioso e inestable, pasando de momentos de hambre descontrolada a falta total del apetito. Pensó que quizás hacer algo de deporte podría ayudarlo, pero notó que su condición física ya no era la de antes. Esto lo hizo sentirse abatido y deprimido. Solo en ese momento se dio cuenta que estaba en franca y poderosa decadencia. Caída libre en un abismo sin fondo...

¿llamado Eriol?. Quizás... ya no sabía cual era el causante de todos sus problemas. ¿Eriol, Miaka, los antidepresivos?... quizás la pasividad de su matrimonio con Sakura. Ya no sabía nada... y eso lo deprimía aún más.

- ¡Shaoran!

Li levantó la cabeza al oír su nombre. Por un momento se sorprendió ya que no reconoció la voz de su mujer. Pero aún así acudió a su llamado.

- ¿Qué pasa Sakura?

- Tomoyo llamó, Quiere que vayamos a almorzar a su casa, así que arréglate que saldremos en unos minutos.

Li sintió un nudo en la garganta. Era una prueba de fuego.

- "Vamos Shaoran, demuestra que no has llorado en vano" -se dijo a sí mismo mientras se vestía en su pieza- "Ya no amas a Eriol... has sufrido mucho... No vale la pena... Lo lograrás"

La imagen de Miaka se le vino a la mente en ese momento. ¿Porqué se acordaba de ella en un momento como ese?... Vio el reloj de su pieza y este marcaba las 14:45, ¿dónde estaría ahora su amiga?... seguramente volando sobre algún lugar de Europa para no ser encarcelada. El pensamiento lo hizo sonreír, pero un repentino mareo le arruinó la naciente felicidad.

- ¡Malditas drogas! -maldijo en voz alta pensando en su abstinencia. Luego bajó la voz. Sakura no podía saber que se drogaba... no, ya no más problemas.

El trayecto a la casa de los Hiragizawa se hizo más largo que de costumbre. Los reporteros llenaban la entrada de la casa intentando obtener una declaración del futuro presidente del país. Un enorme contingente de guardias y demases cerraban todos los portones de la mansión. Más al ver el deportivo rojo de Li, todos abrieron paso y comenzaron a tomar fotos. Hace más de 1 mes que no se veía a la pareja más "fashion" de Japón pasear juntos. De inmediato las preguntas y los gritos se centraron en el auto. El paparazzi vende más que el periodista político. Pero el Diablo rojo pasó inmutable, mientras Sakura saludaba con su sonrisa eterna a los periodistas.

Una molesta presión en el pecho llenó a Li cuando vio que Eriol y Tomoyo los esperaban en la puerta de la casa, junto a una de las piletas.

- "Tranquilo Li... vas a salir de esta..."

La sonrisa de Eriol al verlo lo detuvo por un momento. Su vista se nubló y sintió la boca seca...

- Malditas drogas...

- ¡Shaoran!

El grito de Sakura lo hizo volver a la realidad. La miró e intentó sonreír, pero su cuerpo estaba cansado y necesitaba con urgencia cualquier tipo de estimulante.

- ¿Estás bien amor?, te ves pálido.

- ... Estoy bien Sakura tranquila.

Ambos se bajaron y se encaminaron hacia sus amigos. Los pasos se hacían lentos y pesados, y cada vez costaba más caminar.

- ¡Shaoran! tanto tiempo amigo mío. -Hiragizawa lo abrazó, y Li no pudo evitar recordar los brazos de su amigo alrededor de su cintura cuando lo penetraba, la cara de Eriol oculta en su hombro, la respiración agitada....-

- Solo fueron unos días -dijo hipócritamente. Para él habían sido siglos-

- Entremos chicos -dijo Tomoyo, sonriente como siempre- Les he preparado algo delicioso.

Eriol, Tomoyo y Sakura comenzaron a caminar, pero Shaoran se mantuvo en su lugar.

- ¿Shaoran? -dijo Hiragizawa- ¿No vienes?

- Eh... yo, vuelvo en seguida, olvidé algo importante.

- Pero Amor... -intentó detener Sakura al ver que su marido retrocedía hacia el auto.-

- Vuelvo en unos momentos, de veras. Comiencen a comer sin mí... ya vuelvo....

Rápidamente, Li subió al auto y lo hizo partir. Necesitaba algo con urgencia... y sabía quien podía dárselo. De vuelta compraría un regalo para los Hiragizawa.

Nada pudo evitar que el Diablo saliera disparado desde la lujosa mansión con destino desconocido. El marcador de velocidad pasó los 100 kilómetros por hora con pasmosa facilidad y en un tramo peligrosamente corto.

Cuando por fin la carrera terminó, Li jadeaba y apretaba con fuerza el volante. Jamás pensó que sería tan difícil alejarse de las drogas...

-Lindo auto amigo.

Al mirar, Shaoran se encontró con tres tipos vestidos de jeans raídos y camisetas anchas. Uno se sentó en el capó del Diablo y los otros dos se colocaron a cada lado.

-¿Podemos ayudarte?, pareces perdido. –dijo el que había hablado antes con una extraña sonrisa-

-No estoy perdido. Solo necesito conseguir algo. –refutó el chino. Los sujetos de inmediato entendieron-

-¿Y cuanto estás dispuesto a pagar?

-... Lo que pidan.

****

-¿Tardé mucho?

Shaoran entró con una radiante sonrisa al comedor de los Hiragizawa blandiendo una botella de un finísimo vino de exportación.

-No mucho amor, ¿dónde estuviste?

-Por ahí por ahí.

Lleno de energías nuevamente, Li se sienta en la mesa a disfrutar del pato salvaje que Tomoyo había cocinado para ellos.

En ese momento empezó una amena conversación, llena de anécdotas y fiascos que habían ocurrido por ambos bandos en los 45 días que habían pasado separados. Eriol sin embargo, casi no hablaba. Su vista estaba fija en Shaoran, en su forma de reír, de mirar, de hablar.... había algo extraño, raro en él, una efusividad anormal... esos ojos rojos, como si viniera de llorar... y ese olor dulzón...

Luego de unas dos horas de forzadas risas y falsas caricias, Tomoyo tomó la botella de vino traída por Shaoran y los invitó a la sala.

-Bien, creo que es tiempo de darles la famosa noticia. –dijo-

-Si, dinos ya Tomoyo –animó Eriol. Shaoran entonces lo miró extrañado-

-¿No sabes lo que va a decir?

-No... ¿tú si?

-Emm... no, pero... creí que lo sabías...

Una duda se formó en el corazón de Li. Sakura se veía muy contenta... demasiado... y Tomoyo no le quitaba la vista de encima... esa sonrisa superior como diciendo "te gané"...

-Entonces... esta es mi noticia para Shaoran como amigo y para Eriol como marido... –Daidôji los miró a ambos y sonrió- ¡Estoy embarazada!

Solo Sakura reía y felicitaba a su mejor amiga. Eriol miraba incrédulo a su esposa y Shaoran...

-Pero...

-¿No lo crees amor? –preguntó maliciosamente Kinomoto- Ya tiene 3 meses.

Li buscó refugio sin querer en Eriol, pero este ya estaba sonriendo... ya estaba celebrando la noticia... Estaba feliz, y el mundo se derrumbaba para Shaoran.

-¿Pasa algo Shaoran?, te ves pálido...

-¡No!... solo....

En ese momento el celular del chino sonó, logrando sacar a Li de una complicada situación.

-¿Si?

-Li...

-Yue... no ahora por favor... –susurró casi en llanto-

-Li es importante...

-Por favor...

-El avión de Miaka se estrelló en Rusia. Lo están pasando por el canal 15...

-¡¿Qué?!

"Estoy embarazada"

"Tiene 3 meses"

"El avión de Miaka se cayó"

-¿Irme?, ¿matarme?, no quiero tomarlas en cuenta.

-¿Temes tomarlas en serio?

-Demasiado en serio....

continuará.

Notas: más de 1 año... ¿y esto sale?. Bueno, al menos ya llegué al punto al que quería llegar.

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