Capítulo 15.2: Confesiones Del Alma, segunda parte: 'Amar y vivir'.

Un nuevo día había nacido sobre Tokio. El sol se alzaba en medio de necias nubes, intentando alumbrar ese día de otoño. Las hojas de los árboles comenzaban a tornarse rojas y castañas, para luego caer y deshacerse en el suelo. El viento ya soplaba con sus débiles susurros, danzando en medio de la gente que ya lucía sombreros y chaquetas largas.

El verano se despedía de Japón, con su calor y sus vacaciones, con sus alegrías, aventuras y malos entendidos.

El otoño venía con la dura misión de arreglar unas cuantas vidas antes que el crudo invierno sepultara bajo su manto de nieve los sentimientos y la existencia de un hechicero poderoso.

Poco a poco la brisa helada entró por la pequeña ventana que continuaba abierta en toda la mansión. El silencio estaba por todos lados, interrumpidos por suaves suspiros o bostezos mal disimulados.

Kero cayó dormido en el regazo de Yue, quien a su vez, se durmió en el sillón que estaba junto a la cama matrimonial. Nada se movía en la habitación alumbrada por el, ya, alto sol.

La suave sensación de calor y tranquilidad, mezclada por la frustración y la pena de un hecho que no recordaba del todo, lo obligaron a ir abriendo poco a poco sus ojos avellanas. La cabeza dolía horrores, y el cuerpo se negaba a responder con normalidad...

Estoy embarazada...

El avión de Miaka cayó en Rusia...

La realidad lo golpeó como si un muro le hubiera caído encima. La respiración se detuvo, cortando todo paso de aire, ahogándolo casi sin que se diera cuenta...

-...Eriol...

***

Violentamente, una fuerza lo arrancó de su sueño, trayéndolo a la realidad de manera muy, pero muy brusca.

Una sensación de pérdida llenó sus sentidos abrumadoramente, logrando que entrara casi en un estado de pánico que apenas pudo controlar. Las lágrimas caían solas, y tuvo que hacer enormes esfuerzos por no gritar desesperado como deseaba...

-Syaoran... ¡Syaoran!

El sonido de un suspiro a su lado le hizo mirar. Aún temblando, Eriol vio que Tomoyo estaba levantada junto a su lado de la cama, con una bandeja en la mano. La bandeja llevaba té, galletas, leche y un tranquilizante.

-¿Estás bien? –preguntó ella con voz suave –

-...No...

-...Lo imaginaba.

Y sin decir más, la mujer salió argumentando varias cosas que Eriol solo escuchó a medias... Médico, negocios, almuerzo con empresarios... ¿fiesta?... Hiragizawa sentía que no podía conectar las ideas normalmente en su cabeza, la que estaba nublada y complicada.

La soledad le cayó bien luego del té y del tranquilizante. El silencio lo acunó suavemente mientras el medicamento hacía efecto en su cuerpo aún tembloroso.

-¿Qué puedo hacer...? –murmuraba sin cesar mientras miraba el techo y sentía que sus párpados caían poco a poco -¿Qué puedo hacer...?

Su respiración se hizo pausada y tranquila. Eriol rápidamente cayó en un estado de sueño profundo sin sueños (valga la redundancia) en donde su mente se alejó de todo aquello que lo aproblemaba. Por eternas horas, el muchacho se vio en un cuerpo alto y esbelto, rodeado de casas hermosamente trabajadas y arregladas, mientras mujeres pequeñas y finas caminaban rodeadas de pomposos vestidos y sombreros de ancha ala. Los hombres caminaban y se saludaban tocando su sombrero, mientras colocaban pañuelos de satín en sus narices cuando alguna carreta pasaba demasiado cerca y lanzaba polvo. No habían grandes ruidos como en una ciudad moderna, y eso le agradó. La tranquilidad de Londres en el siglo XVIII lo abrumó, alejándolo de todo que fuera molesto. Entonces sonrió.... Clow volvía a caminar entre los vivos.

***

A regañadientes, Yue volvió a aceptar irse a casa junto a Touya. Kerberos no paraba de lanzarle bromas pesadas y con cierto toque de mal gusto, que terminaron convenciéndolo...

Ya no puedes hacer más... Convéncete...

La última frase de su hermano Guardián continuaba rondando su cabeza, pero algo impedía que la aceptara con la naturalidad que lo caracterizaba. Algo molestaba... algo no estaba bien, y sentía que debía estar junto a Li... pero que al mismo tiempo debía alejarse... Era muy complicado...

-Diablos, no entiendo nada... –regañó pasando la mano por su pelo, en un gesto casual, poco común en él -¿Qué será esto que siento?... no es amor... no es deseo... es... parecido a la preocupación, al miedo incluso... Es... –entonces un leve dolor en el pecho le recordó la amarga sensación -...como los días anteriores a la muerte de Clow... un sentimiento de pérdida... de protección... Que extraño...

La gente volteaba en la calle para ver a tan hermoso y extraño sujeto, pero Yue iba tan absorto en sus pensamientos que no notó nada de lo que pasaba alrededor.

-¿Qué podría ser?

Las mujeres suspiraban al ver la enigmática expresión moldeada por la duda y la confusión. ¿En qué podía pensar tan bello espécimen de hombre?

-Vaya vaya –dijo una adolescente al cruzarse con él –parece que a Dios se le están escapando sus angelitos...

Sin querer el Juez escuchó el comentario, y no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran levemente de rojo... Él era un ángel, eso era cierto, aunque no precisamente venido de la mano de aquél a quien llamaban simplemente 'Dios'. Inmediatamente una extraña pregunta llegó a su mente...

¿Seré menos ángel que los otros por no ser de Dios?

-¡Es mejor que vayas por la sombra cariño! –le gritó otra chica -¡los bombones se derriten al sol!

-Si un ángel como tú viene a buscarme, con gusto me muero...

Las risas y atrevidos comentarios no dejaban de pasar. Con sorpresa, Yue notó que estaba cruzando frente a una preparatoria católica, que cubría una enorme extensión de la cuadra por la que estaba caminando. Entonces se extrañó aún más... ¿porqué estaba en esa calle si no estaba en el camino a su casa?.

-¡Rayos!, esto me pasa por distraído.

A medida que continuaba caminando, sus pensamientos volvieron a encauzarse en la sensación que Li le producía. Entonces hizo una extraña conexión de ideas que lo llevó a una espeluznante conclusión.

Si un ángel como tú viene a buscarme, con gusto me muero...

'Los días anteriores a la muerte de Clow....'

-¡La muerte! –se dijo asustado cuando entró en su casa -¡Eso era! .... es un sentimiento de.... un presentimiento de muerte...

-¿Yue?

La voz de Touya sonaba adormilada y cansada.

-Tôya...

-¿Qué pasa?, ¿estás bien?

-.... la muerte... Yo... estoy bien.... si, estoy bien...

Nervioso y con las manos temblando se acercó a su pareja y le rodeó el cuello con sus brazos. Lo único que deseaba en ese momento era el abrigador y protegido refugio que el cuerpo de Kinomoto le ofrecía.

-Te amo Touya...

-Y yo a ti Yue....

A tropezones llegaron hasta la habitación para poder intimar por primera vez en semanas.

***

La mano le temblaba. El cerebro ordenaba, pero el cuerpo no obedecía.

¡Toma el maldito pomo!

Pero la mano continuaba tiritando sin tocarlo.

¡Abre la maldita puerta!

El cuerpo entero estaba quieto. Solo su agitada respiración generaba algún tipo de movimiento... pero nada.

¡Tienes que entrar!, ¡dijiste que lo amabas!, eso es... ¡lo amas!

El amor. Su arma infalible. Su bandera de guerra. Su pase al paraíso y al título de 'chica buena'. El amor...

Antes de volver a pensar, sintió la puerta en su espalda. La cama matrimonial estaba a unos cuantos metros, y Kerberos en su forma real le observaba con expresión neutra.

-¿Cómo te sientes hoy Sakura?

-...Bien, gracias...

La enorme bestia se levantó con movimientos armoniosos, y por un momento, Kinomoto llegó a pensar en Kero no como su guardián, sino como una criatura salvaje que se acercaba para devorarla.

-Creo que dejé en la cocina unos pastelillos... –comentó despreocupado mientras salía de la habitación. Sakura sonrió. Kero no cambiaría nunca... era tan divertido y sensible, siempre atento a sus necesidades, su eterna sonrisa y bromas... tan distinto al carácter de Yue...

Yue...

Su corazón volvió a llenarse de ira... Yue... él había ocultado todo el tiempo la relación... lo sabía...

Sacudió la cabeza de lado a lado para quitarse al ángel de la mente. Ahora debía pensar en Syaoran, se lo había prometido a Touya, solo pensaría en Syaoran y su bien. Solo en Syaoran.

Sin saber que hacer ahora que ya estaba adentro, Sakura se vio de pie frente a la puerta, nuevamente inmóvil. El sonido de su propia respiración llenaba sus oídos, mientras su mente trabajaba en las posibles maneras de acercarse a su marido...

Lentamente comenzó a caminar. En la cama hubo un brusco y veloz movimiento, y dedujo que Li estaba despierto, y que no quería verla. ¿Pero porqué?... Los sollozos y el temblor de las cobijas le dieron una idea...

...Vergüenza...

-Syaoran... –su mano titubeante se acercó a unos mechones rebeldes que aparecían entre las almohadas, acariciando suavemente. –Syaoran... –Sakura sabía lo que había en su corazón. Sabía lo que tenía que decir... pero era tan difícil –Syaoran... yo... tú... –los sollozos comenzaban a convertirse en un llanto desesperado, y el temblor ya era obvio –tenemos que hablar Syaoran... Tenemos que hablar...

De pronto, Sakura sintió como si estuviera observando todo desde fuera de su cuerpo. Se veía a sí misma acariciando el cabello de aquél hombre tembloroso que, al parecer, era su marido. Sintió la presión de la habitación y la eterna vergüenza y dolores encerrados en esas paredes. Entonces un sentimiento que jamás había tenido la cobijó... la compasión. Y se dio cuenta que nunca había sentido compasión por nadie. Siempre fue amor, o amabilidad, o dedicación, ¡algo de ira en último caso!... pero ahora sentía compasión, y sintió que sentir eso estaba bien, porque la llevaría a tratar a Li como un pobre desvalido, y no como un marido adúltero, bisexual y avergonzado de un amor imposible. Y pensó. Estaba sintiendo muchas cosas que nunca había sentido... vergüenza (pero de la real vergüenza), compasión... y odio. Si, sentía odio, pero no contra Syaoran, ni contra Eriol (para su propia sorpresa)... sino contra Yue. El encubridor. El mentiroso. El traidor. No solo había escondido la relación de Li e Hiragizawa, sino que le había dicho al primero lo de su aventura. Odiaba a su Guardián. Ya no quería ser su maestra...

***

Un grito escapó de su pecho mientras lágrimas de sangre se mezclaban con su sudor y el de su amante.

-¡Yue!

El Ángel cayó pesadamente sobre el pecho de Touya, jadeando, temblando, mientras sus ojos cristalinos comenzaban a opacarse y sus pupilas violetas comenzaban a tomar un leve rojizo...

-¡Yue!

***

No, no quería ser más su maestra. Lo odiaba, lo odiaba. Y pronto se libraría de ese ser que le producía aquel terrible sentimiento.

***

-¡Yue!

-...S.. Sakura...

-¡¿Qué tienes?!

-Sa...Sakura... piedad... ¡Sakura!

***

Kero se sobresaltó asustado por un terror que nunca había sentido.

-¡Yue!

Sin atender a la hora ni a que lo vieran, desplegó sus alas y comenzó a volar. Yue estaba en peligro... estaba en peligro...

***

-No... No le hagas daño Sakura... por favor...

El leve susurro le hizo volver a la realidad. Syaoran la miraba con ojos suplicantes e hinchados. Las lágrimas continuaban corriendo por sus tostadas mejillas, marcando un triste camino hasta su barbilla.

-Yue... él no tiene la culpa... Yo...

-Shhh. Tranquilo Syaoran... primero debes tranquilizarte...

Tiernamente, pasó sus brazos por el cuerpo de su marido, y lo acunó mientras sentía su temblor.

-Yo te amo Syaoran... y sé que nos equivocamos... Pero... pero creo que debemos volver a comenzar... ¿me entiendes?

Con desesperación Li se aferró a las ropas de Sakura, como buscando un refugio a su dolor y vergüenza.

-¡Perdóname Sakura!, ¡te juro que no quería!, ¡yo no quería que esto ocurriera!... ¡Era un juego, solo un juego!... Yo... yo... yo no quería quererlo... no quería amarlo... Y no sé cuando comenzó todo a descontrolarse... ¡todo es culpa mía!, ¡todo es culpa mía!

Estaba dicho. Lo había admitido. Amaba a Eriol. Amaba a ese hombre que era su mejor amigo, su padrino de bodas, el futuro presidente de Japón... ¿Y esa mujer que lo abrazaba?

-Ayúdame Sakura... por favor... Yo no quería... no quería, ¡no quiero!, ¡siento que muero!, ¡siento que desaparezco!, ¡te he traicionado Sakura y no quería hacerlo!, te he deshonrado... te he manchado... Ahora estás atada a un hombre despreciable... que no vale nada... que no tiene nada... Perdóname...

'Ayúdame'

'Perdóname'

Palabras mágicas. Un corazón lleno de amor y rosas como el de Sakura es demasiado susceptible a esas palabras. Nadie con su carácter podría negarse a la petición de un hombre caído en desgracia... Es tu sello Kinomoto Sakura, ser buena... ser eterna y desgraciadamente buena.

-Te amo Syaoran... yo te amo...

'Piedad... Sakura... Yo no quiero...'

-'Espera tranquilo tu turno Yue... Tú y yo debemos arreglar algunos asuntos'

'¡Sakura!, ¡no quiero morir, por favor!.... ¡Sakura!'

***ediciones_ryochan@hotmail.com***

notas de fin de capítulo: JOJOJOJO. Soy muy mala. ¡Pero estoy tan triste!, acabo de terminar de ver X-la serie... ¡buaaaa!, ¡Nataku-kun!... es que el final... y Kakyo... y Kamui... y lo que hizo Chi no Ryu Kamui...y las espadas... y... y... y de repente no se porqué pensé que Yue se parecía a Kakyo....

Notas 2 de final de capítulo: Confesiones del Alma seguirán. Será como una 'mini serie' dentro de Un Gran Secreto III. Gomen por atrasar el final un poco más, pero es necesario saber que siente cada uno de los personajes. Eso si, 'Confesiones del Alma' irán intercaladas entre los últimos capítulos. Ya verán como.

Si me odian por seguir aplazando el fin, por favor háganmelo saber. No quiero pensar que todos esperan pacientes y tranquilos y final, porque se me suben los humos a la cabeza.