Miré hacia la aldea que estaba a punto de dejar atrás. Por alguna razón, no podía seguir adelante. A pesar de mi decisión de unirme a Orochimaru, parecía que algo no me dejaba marchar. Me giré y di dos pasos más, convencido de que eran imaginaciones mías. Sin embargo, volví a pararme. Había algo que seguía atándome a Konoha, aunque yo no quisiera admitirlo.
Nunca había conseguido sentir aprecio por nadie. Las personas que estaban cerca de mí no me importaban en absoluto. Aunque hubieran muerto todos, yo no habría derramado ni una lágrima por ellos. Porque ya lo hice una vez, y eso me enseñó que querer a alguien siempre duele. Habrá algún momento en el que, por mucha felicidad que haya podido hacerte sentir, todo se desvanecerá y volverás a quedarte solo. Desde el día en que perdí a toda mi familia, no pude volver a encontrar a alguien que me importara. Pero eso cambió en absoluto… Cuando te conocí.
¿Por qué precisamente tú? La verdad es que al principio ni siquiera me caías bien. Para alguien como yo, que quería estar absorto en su mundo y sencillamente pasar de los demás, tener a alguien tratando de captar su atención era realmente molesto. No sé cuando cambiaron mis sentimientos. Algún día me di cuenta de que… me levantaba cada día esperando encontrarte… de que a pesar de que lo intentaba disimular (siempre creí que no lo conseguía, pero me parece que tú nunca te diste cuenta) me sentía inmensamente feliz solo de oírte gritar mi nombre… de que fuera adónde fuera, siempre me parecía verte, aunque luego resultabas no ser tú, sino cualquier otra persona rubia o vestida de naranja.
Y claro, debido a tu inocencia y a que siempre estabas en las nubes tú no supiste darte cuenta. Al principio me frustraba que me preguntaras que me pasaba, cuando para cualquier otra persona hubiera estado más que claro, pero luego pensé que era mejor así. Tú no lo sabrías nunca y podría vivir con ese secreto, y seguir siendo tu amigo. Probablemente perdería tu amistad si algún día te enterabas-
Naruto…
Eres tú lo que aún me une a este lugar. Lo que impide que me vaya. Porque no puedo irme sin verte una vez más… Sin despedirme de ti… No voy a hacerlo. Es la única manera de marcharme. De quedarme en paz. Por eso me dirigí a tu casa. ¿Cuántas veces habré pasado por delante, sin atreverme a entrar por no tener ninguna excusa para hacerlo? ¿Cuántas veces me habré quedado allí, esperando en un sitio desde donde no pudieras verme, los días en que no teníamos entrenamiento, para así verte cuando de otra manera no podía hacerlo? La mayoría de veces volvías a casa sonriendo, pero algunas noches parecías deprimido, abatido. Entonces, sentía el deseo casi irrefrenable de correr hacia ti para abrazarte y tratar de que te sintieras mejor. Pero me aguantaba. Porque sabía que tú eras diferente a mí. Te veía como a alguien libre, alguien que no dejaría que sentimientos así de fuertes le invadieran. Aunque decías que te gustaba Sakura, era diferente a lo que yo sentía por ti. Yo te amaba. No… Yo… Te amo. Sé lo raro que suena viniendo de mí. Pero por mucha fortaleza que aparente, yo también necesito a alguien a mi lado. Y tú supiste estarlo aunque lo disfrazaras con rivalidad y odio. Tardaste en reconocerlo, pero te habías convertido en mi amigo. En mi único amigo. En la única persona que de verdad me importaba en este mundo.
Me quedé mirando tu ventana. Con un salto, me posé en el alféizar sin hacer ruido. No era difícil para un ninja. Me di cuenta de que mi figura tapaba la luz y había dejado la habitación completamente a oscuras. Entré silenciosamente y dejé que la luz de la luna bañara la estancia. Vi otra vez tu rostro… Dormías plácidamente, sin notar mi presencia. Podía contemplarte tanto rato como quisiera, y tú no te darías cuenta, pero no era suficiente para mí. Me acerqué a ti y me arrodillé en el suelo, al lado de tu cama. Pasé un par de dedos por tu mejilla para sentir otra vez el tacto de tu piel, siempre cálida, al contrario de la mía. Quizá fue eso, el cambio de temperatura, lo que hizo que te movieras y abrieras los ojos a los pocos segundos. Aunque podría haberme marchado, permanecí quieto allí. Cuando me viste tan cerca de ti te levantaste de golpe.
–Sa… Sasuke… ¿Qué haces aquí? –Preguntaste sobresaltado.
–Yo… –No sabía qué responderte, así que opté por decirte la verdad. Bueno… Una verdad a medias. –Me voy, Naruto. Venía a decirte adiós.
–¿Adónde vas? ¿Es que te han encomendado una misión a ti solo o qué? Qué tontería venir por eso… ¡Si nos veremos cuando vuelvas!
–No… Yo… Me voy por mucho más tiempo. No sé cuándo volveremos a vernos. Estaré… Unos años fuera. –"Si es que volvemos a vernos", quise añadir.
–Ah… Pero ¿Adónde vas?
No respondí. Aunque sabía que ibas a enterarte de todas formas, no quería ver tu reacción cuando lo supieras. Ibas a enfadarte conmigo por ser tan estúpido, pero yo debía completar mi venganza, porque cuando lo consiguiera sería libre. El odio ya no estaría presente en mi vida (al menos no tanto como ahora) y podría vivir como quisiera. A pesar de que tendría que afrontar las consecuencias, eso no me importaba en aquel momento.
–¿No quieres decírmelo? Bueno, pues no me lo digas. Seguro que huyes porque sabes que si te quedas te voy a vencer la próxima vez que luchemos, ¿verdad? –Sonreíste con superioridad. No dejé que estas palabras me hicieran enfadar, nunca lo hacían, y además sabía que no lo decías en serio. –Bueno, pues… No sé qué decirte… Sakura te va a echar de menos… ¿En serio vas a estar fuera tanto tiempo? ¡Cuando vuelvas, seré tan fuerte que te ganaré sin tener ni que esforzarme, ya lo verás!
Dentro de mí, aún albergaba alguna esperanza, por pequeña que fuese, de que me pidieras que me quedara en Konoha contigo. Obviamente, no lo hiciste. No parecía importarte mucho que estuviera fuera tanto tiempo. Lo único que pensaste fue que Sakura estaría triste… A mí no me importaba nada qué sintiera ella. Poco antes la había dejado desmayada en un banco y no me preocupaba qué le pasase o como se encontraba. En aquel momento la odiaba, porque Naruto pensaba más en ella que en mí, y porque tenía que entrometerse hasta en mi despedida. Nuestra despedida.
–Pues… Ya nos veremos… –Me tendiste la mano para que te la estrechara, pero no lo hice. Solo la miré unos segundos y decidí despedirme de otra manera. Acerqué mi cara a la tuya lentamente, para poder ver tu reacción. Tú susurraste mi nombre, confundido, pero no te apartaste. Uní mis labios con los tuyos en un beso que deseaba desde hacía mucho tiempo. Tú no reaccionaste. Pasé una de mis manos por tu pelo mientras con la otra te cogía por la cintura. Seguías sin dar señales de rechazar mi beso, pero tampoco de aceptarlo. Metí una mano bajo la parte superior de tu pijama, acariciándote el pecho y la espalda. Separé mis labios de los tuyos un momento y te miré a los ojos. Estaban como apagados, sin demostrar emoción alguna. Preferí no darle importancia y pensar que no me habías apartado, que no me habías rechazado. Empecé a darte besos en el cuello y a dejarte marcas. Sentía tantas emociones dentro de mí que tan solo me abandoné a ellas sin pensar en qué era lo mejor que podía hacer. Te empujé hacia atrás hasta que caíste encima de la cama. Te quité la camiseta sin ningún problema puesto que no te opusiste. Sin embargo, cuando me disponía a lamer tu abdomen me di cuenta de lo que estaba haciendo. A pesar de que no me habías apartado en ningún momento, tampoco me habías dado tu consentimiento. Significaba esto… ¿Qué estaba a punto de violarte? No podía soportar ese pensamiento.
Por eso me separé de ti. Te miré a los ojos. No podía descifrar tu expresión. Normalmente, no podías esconder tus sentimientos, ni parecías querer hacerlo, pero ahora no podía saber en qué pensabas.
–Naruto…
Solo pude ver una pregunta que no te atreviste a realizar. "¿Por qué?" Era lo único que podía ver en tus ojos. "¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?" No hacía falta que respondiese. Ya lo sabías, aunque no quisieras darte cuenta. Respondí silenciosamente, con una mirada, a la pregunta que no dejaste salir. Tú lo entendiste. Estoy seguro. Muchas veces no entendías del todo las cosas, pero ahora lo habías hecho.
"Te quiero". No podía decírtelo con palabras, pero eso no importaba.
–Adiós… –Murmuré antes de acercarme a la ventana y dar un salto para luego irme corriendo. Ahora ya podía hacerlo… Ya había conseguido lo que quería, y para cuando volviera a verte, habrías podido aceptarlo… Y podrías actuar en consecuencia. Significara lo que significase.
000000000000000000000000000000000000000000000000
Cuando Naruto pudo reaccionar a aquel beso, corrió a mirar hacia la calle, pero no vio a Sasuke. Pensó en ir tras de él, pero su decisión parecía tomada ya. Solo pudo apoyarse en el alféizar de la ventana y, mientras la luz de la luna le iluminaba, dejar caer un par de lágrimas por sus mejillas.
–Sasuke… Idiota… Yo también…
Aunque se encontraba a mucha distancia de allí, el aludido se giró, como si el viento le trajera sus palabras.
–Yo también te quiero…
Triste y lentamente, el Uchiha prosiguió su camino. No se sentía bien, aún... No estaba en paz… Ni lo estaría hasta que volvieran a encontrarse.
00000000000000000000000000000000000000000000000000000
Mi primer sasunaru! n-n Me encanta esta pareja… Aunque con la de fics buenos que hay en español no creo que pueda ni siquiera compararse a ellos… Además, no hay lemon :P No me veo capacitada para escribir lemon… Ni siquiera lime… La verdad es que creo que me ha quedado muy ñoño u-uU Además, Sasuke queda muy raro diciendo todo esto… Pero una noche me vino la inspiración (traduciendo canciones de Gackt… Ya sé que no tiene nada que ver, pero es que… Son tan bonitas… T-T Last song me hace venir ganas de llorar…) y no paré hasta que lo acabé. Tenía ganas de escribir un sasunaru… Bueno, ¡dejad reviews por favor! Porque si os ha gustado, creo que escribiré los pensamientos de Naruto… No solo en esta escena (se haría un poco pesado el mismo diálogo y todo eso…) sino sus sentimientos en general.
