AMANDO LA VIDA

Disclaimer: Estos personajes no son de mi propiedad. Ni de la propiedad de J.K. Rowling, ni de la Warner... Estos personajes son tuyos, lector, porque eres tu quien da vida y valor a nuestros mundos maravillosos en tu cabeza. Nunca dejes de hacer volar tu imaginación...

8. LA EDAD OSCURA.

El estruendo empezaba a perturbar su sueño de manera importante; decidiendo que era inútil intentar dormir un poco más, abrió los ojos con pereza.

La intensa y blanca luz le cegó momentáneamente. Cuando finalmente pudo vislumbrar donde se hallaba, se dio cuenta de que aquella no era la misma habitación del hospital, aunque si muy parecida. Debía de tratarse de la enfermería de Hogwarts.

Harry se preguntó, apesadumbrado, si había regresado a aquel maldito lugar.

Al fondo de la sala pudo distinguir a un grupo de tres o cuatro hombres que, por lo visto, discutían acaloradamente acerca de algo, sin percatarse de que sus gritos habían desvelado al enfermo.

· ¿Papá¿Mamá? – murmuró Harry, y entonces pudo distinguir como una persona cabeceaba a su lado.

Al despertar violentamente tras las palabras del chico, la persona que lo cuidaba alzó la cabeza y entreabrió aquellos profundos ojos grises, ensombrecidos en ese momento por la preocupación y el cansancio.

· ¿Potter? – preguntó con cautela.

· ¿Dónde están mis padres?

· ¿Cómo? – dijo el rubio, abriendo los ojos con sorpresa.

· Mis padres – repitió Harry - ¿Qué ha pasado con ellos?

· Ehh… No quisiera ser brusco, pero… En fin, tengo que serlo. Están muertos, Potter, y desde hace mucho.

Internamente, a Harry se le vino el mundo encima. Pero su único gesto externo fue enterrar la cara entre sus manos. No podía creer que hubiese vuelto a perderlos.

Su acompañante le tomó por los hombros, le recostó con suavidad en la cama y le arropó, con un cuidado que no tenía nada que envidiar al que tenía la señora Pomfrey con sus pacientes. A pesar de su confusión, Harry pensó que jamás se le habría ocurrido que viviría para ver a Draco Malfoy actuando de una forma tan… ¿tierna? Sí, sin duda esa era la palabra adecuada. Y mucho meno con él.

· Será mejor que descanses, Potter – le dijo, hablándole en voz baja para que los otros no le escuchasen – Si ya estás despierto, yo no pinto nada aquí. Me largo.

Dicho esto, tomó su mochila y su chaqueta de la silla y se incorporó.

· Tu padrino está allí. Él cuidará de ti.

Al principio, Harry se limitó a asentir. Un segundo después, las alarmas saltaron en su cabeza.

· ¡Mierda¡Sirius¿Cómo sabes tú…! – el chico se detuvo al ver como Malfoy le sonreía tranquilamente.

· Estaba tan preocupado por ti que entró en tromba en la enfermería y no se dio cuenta de que yo podía verle – Draco echó una mirada al escandaloso grupo, en el que Sirius era el que más gritaba – Al final tuviste suerte, Potter. Mucha gente se preocupa por ti.

La compasión invadió a Harry al oír la nostalgia con la que hablaba Malfoy, aunque su preocupación porque Sirius pudiese ser descubierto era mucho mayor.

· Tú…

· No voy a decir nada. Los del Ministerio son unos inútiles – Harry clavó sus pupilas en el muchacho y el otro captó la indirecta – Tampoco a los mortífagos; no son mi estilo. Podría decirse que soy un inconformista.

El moreno abrió los ojos ante la revelación, pero Draco sólo se sonrió con frialdad.

· Me marcho. Que te mejores.

El chico huyó bajo la atenta mirada de Potter, segundos antes de que Hermione irrumpiese con fuerza en la enfermería, seguida a la carrera por Ron, que parecía ser incapaz de alcanzarla.

En el fondo, Draco se alegró por él; no estaba solo. Entonces se percató de que en su mano aún apretaba la arrugada nota. Con gesto de odio, la rompió en mil pedazos. No necesitaba releerla, sus palabras retumbaban en su cabeza:

"Muy pronto volveremos a vernos. Espero que hayas sido útil"


· ¿Cómo que no se presentó voluntario? – alzó la voz el hombre.

· Malfoy, estoy impresionado – afirmó alguien completamente vestido de negro y cubierto por una amplia capucha – No lo estropees.

Distraídamente y con ademanes elegantes, rozó con el dorso de su mano la varita, situada a buen recaudo en su cinturón, antes de tomar un vaso lleno hasta el borde de un líquido ámbar, situado en la mesita al lado del sillón.

El aludido se estremeció.

· Yo… P-p-perdone, mi señor, yo… Es sólo que no comprendo…

Lucius Malfoy había cambiado mucho en los últimos meses. Sus caras túnicas habían quedado reducidas a harapos; su larga y lacia melena lucía ahora corta, desaliñada, con sucios mechones cubriéndole la frente; su pálido rostro estaba ahora arrugado y parduzco, hasta darle la apariencia de un viejo pergamino.

Aún así, la soberbia no había abandonado aquellas frías pupilas grises, y Lord Voldemort se complació por ello.

· En ese caso, deberías pedirle explicaciones a Weasley. Es nuestra joven promesa quien se encarga del experimento.

La aguda vista de Lucius penetró en la oscuridad de la sala hasta topar con una figura cabizbaja que presenciaba la escena a unos metros del Señor Tenebroso.

· ¿Weasley? – repitió el hombre, asombrado - ¿Qué pinta un Weasley en todo esto?

· Le recuerdo, señor Malfoy, que mi sangre es tan pura como la suya. – habló por primera vez el muchacho, alzando la cabellera pelirroja hasta revelar su rostro.

· ¿Y cómo sabemos que no eres un espía? – inquirió Malfoy , recuperándose.

· ¿Y cómo sabemos que no se ha vuelto usted a aliar con el Ministerio? Al fin y al cabo, no sería la primera vez… - el acusado miró aleatoriamente a Weasley y a Voldemort, ambos sonriéndose con complicidad como un juez y su fiscal.

· Pero…

· ¿Huir de Azkaban sin ser descubierto, aun después de semanas? Mucha casualidad, me temo…

· ¡Deje un doble¡Funcionará¡Durará meses! – se defendió.

· ¿Una poción multijugos? – preguntó el chico de manera despectiva – Menudo plan más patético…

· Me fío de él, Weasley – intervino Voldemort finalmente, y su vasallo cesó en la discusión.

· ¿Señor¿cómo puede confiar en él? - alzó Malfoy de nuevo la voz - ¡Los Weasley son unos traidores a la sangre!

· Le rogaría que no me comparase con mi familia – pidió Weasley en un tono helador que hizo palidecer a su contrincante – Le recuerdo que es sangre de su sangre la que rechazó nuestro plan.

· ¿Draco?

· Ahá. Pedimos voluntarios, estudiantes de Hogwarts. Sólo tendrían que seguir nuestras instrucciones mientras estuviesen internos en el colegio y demostrar un poco de… iniciativa. Se presentaron decenas.

· Mi hijo…

· Él no. Pero por ser quien es - el muchacho torció ligeramente la boca, como si no se mostrase muy de acuerdo - enviamos a un emisario para hablar con él.

Weasley calló, mostrando una blanca hilera de dientes al sonreír de forma desmesurada, mientras Lucius palidecía aún más. Entre tanto, lord Voldemort presenciaba con sumo interés aquel combate dialéctico.

· ¿Y? – presionó Malfoy.

· Antes si quiera de que abriese la boca, le dijo que no contemos con él para nada, que sería el primer sospechoso y le cogerían de inmediato – Weasley se regodeó un instante – Y le cerró en las narices la puerta de tu bonita mansión.

Lucius no pudo más que enmudecer y agachar la cabeza.

· Cuento contigo para liberar Azkaban, Malfoy – habló ahora Voldemort, dejando el vaso, ya vacío, en la mesa y levantándose de su asiento – Pero también te recomiendo que ates corto a tu chico… o los dos pagareis las consecuencias. Puedes irte.

Malfoy se inclinó en una reverencia, giró sobre sus talones y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

· Weasley…

· ¿Sí, mi señor? – contestó el aludido desde las sombras.

· ¿Te gustaría a ti "cobrarte" esas consecuencias? Podría ser divertido.

· Sí, señor. No sabe cuanto lo deseo, señor.


Ante la irrupción de los dos adolescentes en la enfermería, los adultos desistieron de seguir discutiendo nada, y al igual que los chicos, se dirigieron a la cama del enfermo, que miraba a la pared, ausente.

· ¡Señorita Granger! – gritó Snape, visiblemente molesto - ¿No dijimos que estaban prohibidas las visitas?

· No.

· Oh…

· Malfoy se ha pasado aquí la mitad del día, mientras vosotros dabais vueltas de aquí para allá y vociferabais. ¿No os habéis fijado?

· No… - dijeron a la vez Sirius, Lupin y Snape.

· A mi es que me daba igual… - respondió Dumbledore, encogiéndose de hombros y sonriendo como un chiquillo, con lo que se ganó la mirada reprobatoria de los demás.

· ¡Tengo la solución! – interrumpió Hermione.

· ¿Qué?

· ¡Se lo que le pasa a Harry! – exclamó la chica triunfal.

· ¿Cómo?

· En uno de los libros internos del Ministerio. El Departamento de Misterios creo durante siglos montones de criaturas para su defensa, y aquí está su registro, el cómo, el por qué y todas sus características.

· ¿Cómo tienes tu eso? – interrogó Snape fijando sus pupilas en ella.

· Es más material de lo que conseguí este verano para… lo de Sirius – el decir esto, todos miraron al nombrado, y éste se sintió incomodo.

· Hermione, tu no deberías tener eso… - dijo Lupin suavemente.

· Son míos – se ofendió la muchacha – Los pagué y muy bien pagados, por cierto… Me pertenecen.

Todos excepto Harry, que continuaba ajeno a la debacle, volvieron la vista hacia Dumbledore, esperando que el director actuase de juez.

· Creo, señorita Granger, que deberíamos ir al grano – suspiró Dumbledore.

· Sí, señor. Aquí viene todo sobre los billbert: su año de creación, el modo en que los hicieron, las razones, sus características y… los efectos que provocan. Y no solo son las pesadillas.

Con mucha dulzura, Hermione depositó su mano sobre la de Harry, quien, al parecer inconscientemente, la apretó.

· Harry… - le llamó la chica.

Lentamente, el muchacho centró su mirada en la de su amiga., sintiéndose observado por todos.

· Me siento tan perdido…

· Sé que estás confuso… .- le tranquilizó Hermione, apretándole la mano con más fuerza - ¿Qué pasó?

· He… he estado teniendo visiones. Alucinaciones, supongo.

· ¿Desde cuando?

· Desde el Sábado – según iba hablando, el chico parecía ir centrándose – Cuando salí de la enfermería, subí a la sala común. Estaba hablando con Ginny y… ¡Pum! Fue como… No, no "fue como". Yo realmente "estaba" en un manicomio.

Todos callaron sorprendidos, excepto Hermione, que parecía que ya se lo esperaba.

· Había… doctores y enfermeras y… y otros pacientes. Ellos me dijeron que estaba enfermo, supongo que loco. Y que Hogwarts y… uhm, todo esto, nada era real.

· ¡Vamos, eso es ridículo! – intervino Ron - ¿Qué¿Crees que todo esto no es real por los hechizos, los magos tenebrosos, los enormes dragones, las escobas voladoras, las maldiciones asesinas…? Oh - el chico frunció el ceño.

· Sé como suena todo esto… Pero… parecía real – Harry buscó con la mirada a su padrino – Mis padres estaban allí.

Sirius intentó por todos los medios que sus emociones no fluyesen más de la cuenta.

· ¿Lo estaban? – preguntó con voz demasiado temblorosa.

· Si… Son muy guapos – dijo con una sonrisa – Se alegraron mucho de verme. Papá lloraba cuando me abrazó…

Todos los presentes sintieron un nudo en la garganta al ver como la mirada del chico se tornaba de confusa a feliz al recordar aquel contacto con sus padres. Su padrino notó como sus uñas se hundían en la carne al apretar los puños, conteniendo las lagrimas y las ganas de gritar.

La vuelta al mundo real iba a ser muy dura y minaría las fuerzas de Harry, lo dejaría destrozado. Eso era lo que habían pretendido con el ataque, ahora lo veían claro.

· Yo…– dudó Hermione en hablar – En el libro leí que las garras de los billbert segregan un veneno que, al mezclarse con la sangre de la victima, provocan alucinaciones. Todo encaja.

· Lo sabía… - dijo Sirius – Le advertí que esto no podía ser tan sencillo, Dumbledore. Se lo dije – el hombre no dejaba de mirar al suelo, pero su tono produjo escalofríos a todos, incluido Harry. Jamás había oído hablar así a su padrino, ni siquiera a Snape; algo serio ocurría dentro de él.

· Calma, Sirius… - dijo Remus, colocando una mano en el hombro de su amigo.

· Hay solución. Sus garras llevan el antídoto al veneno. Aquí viene la poción que hay que fabricar. Para el profesor Snape será fácil hacerla¿no?

Severus asintió, incapaz de hacer otra cosa con Black atravesándole la mirada.

· ¡Estupendo¿Lo has oído, Harry? – preguntó Ron al enfermo, intentando animarle, a lo que el chico contestó un "Sí" con vaguedad.

· Sólo necesitamos traer aquí a esa criatura y extraerle el antídoto. Será fácil… - dijo Hermione, aunque las miradas de los adultos parecían expresar todo lo contrario.

Sin dilación, Sirius tomó a los tres hombres, sacándoles a rastras de la enfermería, contestándole a Hermione con una voz falsamente optimista:

· ¡Claro que será fácil¡No tardaremos!


Ocultas bajo una capa de invisibilidad, dos figuras escuchaban atentamente toda la conversación que se desarrollaba al otro lado de la puerta.

Saltaron justo a tiempo de evitar que Black, Lupin, Snape y Dumbledore les arrollasen. Cuando vieron como estos se alejaban precipitadamente por un pasillo contiguo, se quitaron la capa y se internaron en la bulliciosa masa de estudiantes que se dirigía a cenar.

· ¿Me crees ahora? – dijo el chico, sintiéndose ofendido.

· Bueno, no está mal, pero tampoco es para tanto – comentó su compañera. Se sentía feliz porque dañar a Harry Potter era la mejor forma de subir escalones en el círculo del Señor Tenebroso; sin embargo, pensó que habría sido mucho más divertido matarlo.

·¿Cómo que no es para tanto?

· En fin, le darán el antídoto y volverá a la normalidad.

· Eso si quiere volver – sonrió el chico.

· ¿Qué?

· ¿No lo has escuchado? Potter tiene allí a sus padres, es "normal". ¿Crees realmente que querrá seguir en un mundo donde montones de magos quieren acabar con él?

La chica se quedó con la boca abierta por la sorpresa y sin habla. El otro rió abiertamente.

· ¿Ves como mi idea no era tan mala?

Los dos chicos continuaron caminando, entrando en el Gran Comedor. Lo primero en lo que se fijaron fue que el unico puesto en la mesa de los profesores era el asiento al lado del director.

· ¿Qué opinas de Snape? – comentó el chico, antes de que los dos se separasen para ir a sus respectivas mesas.

· Que es un traidor de primera. Pero no pienso decir ni una palabra.

· ¿Y eso? – preguntó el muchacho, muy sorprendido.

· Que inocente eres… - se burló su compañera – No seré yo quien ponga en evidencia la estupidez de Voldemort.


· Te he traído algo de las cocinas. Tienes que comer – dijo Hermione, depositando ante su amigo una bandeja de comida.

· No tengo hambre – comentó el chico, ausente.

Hermione suspiró, sentándose frente a él, en la cama de Neville. Le habían permitido volver a su habitación, aunque Hermione había tomado el puesto de enfermera y no lo dejaba ni a sol ni a sombra.

· Harry, deberías de…

· No se donde estoy. No se lo que es verdad y lo que no – dijo el chico con tono angustiado.

La chica se aproximó a él, arrodillándose y tomándole las manos.

· Eh, Harry, escucha. Mírame – rogó, ante lo que el muchacho le dirigió una mirada brillante – No estás en un manicomio. Nunca lo has estado.

· Si lo estuve – susurró Harry.

· ¿Qué?

· La primera vez que hice magia y fui consciente de ello – contó suspirando – Dudley iba a pegarme y, no se cómo, levité mas de tres metros y mi primo se estrelló contra la pared. Cuando se lo conté a mis tíos, se asustaron y me llevaron a un hospital psiquiátrico. Supongo que querrían librarse de mí.

· Oh, Dios mío, Harry. Eso es horrible – dijo Hermine, tapándose la boca con las manos – Nunca dijiste nada.

· Sólo estuve allí un par de semanas. Dejé de hablar de ello y… lo olvidaron. Me dejaron ir – las lagrimas comenzaron a correr como ríos por el rostro de Harry - ¿Y si aún estoy ahí¿Y si nunca dejé ese hospital?

· Harry… Harry, no lo estás – la chica luchaba por aguantar sus propias ganas de llorar. Sentándose junto a sui amigo, lo acunó en su regazo para calmarlo mientras él sollozaba – Yo… lamento mucho que hayas tenido que pasar por eso, pero… es el pasado. Tienes que confiar en mí. Sirius ha ido a conseguir el antídoto.

Ante la mención de su padrino, Harry pareció reaccionar.

· ¿Solo? Él no puede, Hermione, esas criaturas son demasiado fuertes.

· Oh, está bien. Tenemos ayuda.


· Osea, que por lo visto, todos somos juguetitos, pequeñas invenciones en la divertida ilusión de Potter.

· Snape, necesito tu habilidad con la varita, no tus comentarios coloridos – refunfuñó Sirius en la oscuridad.

Unos pasos más adelante, el brillo de la luna llena hizo brillar el filo de un enorme hacha.

· ¿Y que demonios pretendes con esa cosa? – protestó el otro con una mueca de desprecio - ¿Acaso tú no eras un mago?

· En ocasiones, los métodos muggles son los más efectivos.

· Ya, y lo de venir de noche también es mas efectivo. No entiendo como me arrastraste hasta aquí…

· Lo de Harry es muy urgente y Remus no podía venir por culpa de la luna – se excusó el animago – Es por obligación. Te juro que tú tampoco encabezas precisamente la lista de mis compañías favoritas.

Los dos se detuvieron ante un claro en el que, aparentemente, no había nadie.

· Dumbledore dijo que deberían estar ahí – informó Sirius agazapado.

· Supongo que serán invisibles.

· ¿Y cómo hacemos para que se muestren?

· En mi opinión, si irrumpimos en su territorio, se enfadaran y se harán visibles.

· ¡Buena idea! – y con esto, Sirius le dio a Severus una palmada en la espalda con tanta fuerza que en un segundo lo plantó en mitad del claro, mientras Snape juraba en en todos los idiomas que conocía y alguno más inventado.

· ¡Maldita sea, Black, te voy a…! – sin concluir su amenaza, el hombre se encontró rodeado de al menos ocho billberts que le miraban con caras nada amigables.

Rápido de reflejos, comenzó a lanzar maldiciones a diestra y siniestra, manteniendo a las criaturas a ralla, mientras se preguntaba donde demonios se habría metido Sirius.

· ¡Joder, Black, ayúdame! – gritó - ¡Se mueven muy rápido!

En la confusión, uno de los hechizos brotados de su varita impactó en los ojos de unos de aquellos bichos, lo que le hizo aullar de forma horrenda, sacando sus largas y afiladas garras. Con temible celeridad se aproximó a su agresor antes de que este pudiese hacer nada, salvo quedarse estático, mirándole con los ojos como platos.

Un destello plateado brilló en la noche ténebre, seguido de un golpe seco, y la alta figura que se erguía ante Snape cayó al suelo. En el momento en que tocó la suave hierba, los billbert restantes habían desaparecido del mapa.

Cuando Severus se recuperó del impacto, el billbert que se había dirigido contra él yacía ante sí, con sus garras bien a la vista y su cabeza unos cuantos metros más allá.

Tras éste, Sirius se limpiaba la viscosa sangre que le había salpicado a la cara con la manga de su túnica, mientras sonreía satisfecho, mirando a Snape con unos ojos luminosos que denotaban diversión.

Severus se alegró de verle tan contentoy Sirius se alegró de estarlo.

· Pues éste ya no se mueve más. Sí, sin duda los métodos muggles son los más efectivos.


Todos los estudiantes se hallaban ya en sus respectivas clases, exceptuando a Harry, que miraba fijamente a la ventana, con Hermione dormitando a su lado y el sol del mediodía sacando reflejos dorados a su alborotado cabello castaño.

La chica se había negado rotundamente a dejarle solo. Se había presentado a las nueve de la mañana con unas tostadas y un vaso de leche para Harry, anunciando que ese día no iría a clase.

Recuperado del impacto inicial, había sonreído con la cara que puso su amiga cuando él le preguntó como pensaba apañárselas con los apuntes de Ron. Pero aún así, se había empeñado en quedarse con él, a lo que Harry tuvo que ceder finalmente.

El muchacho alegró su mirada, al recordar las palabras de Malfoy, diciéndole que tenía mucha suerte de tenerlos. A continuación vino a su memoria la imagen de sus padres abrazándole, y lo puso en duda.

Los dos chicos se sobresaltaron cuando una de las paredes laterales de la sala común se abrió, dando paso a un Sirius muy animado, a pesar de que las ojeras le llegaban hasta el suelo.

· ¡Harry¡Tengo un sabroso antídoto para ti! – canturreó.

· ¡Qué susto! – exclamó Hermione.

· ¿De dónde sales? – interrogó su ahijado.

· Un pasadizo conecta las mazmorras con la torre de Gryffindor – informó, alzando una ceja – ¿No lo sabías? Menudo merodeador estás tu hecho…

· ¿Entonces, ya está todo? – quiso saber la muchacha.

· Sí, Snape no tuvo ningún problema. Aunque he tenido que soportarle durante toda la noche.

· Apuesto a que fue él quien tuvo que aguantarte a ti.

· ¡Hey, eso es…! Vale, es posible. Vete a dormir si quieres, Hermione.

· ¿Te quedas tú con Harry? – dijo, levantándose del sillón a la vez que Sirius asentía – Estupendo, entonces me voy a clase.

· ¡Estás rendida! – protestó Harry - ¡Necesitas descansar!

· Si tengo que utilizar los apuntes de Transformaciones de Ron, me dará un ataque y vosotros tendréis que cuidar de mí – replicó, guiñándoles un ojo – Ya descansaré luego. ¡Adiós!

Mientras la chica cogía sus cosas y desaparecía por la puerta, Sirius se acercó a Harry, tendiéndole un humeante tazón.

· Aquí tienes. Cuando se enfríe, bébetelo todo.

· Nunca me abandonas. Gracias, Sirius.

· No hay de qué – sonrió el hombre – Para eso estamos.

· Sirius…

El alegre rostro de su padrino desapareció, y en un abrir y cerrar de ojos el preocupado gesto de James Potter apareció ante él.

· Tú no tienes ningún padrino, Harry.

La luz de la inmaculada habitación le cegó, aumentando su confusión.

· Sirius… - susurró Harry.

· Tú eres mi niño, Harry. El único, y sólo mío – dijo su padre con voz angustiosa.

· Yo…

· Dilo, Harry. Te ayudará a creerlo. Sirius no existe.

· Sirius… Él no existe.

· No es nadie.

· Él no es mi padrino. No es mi padre. No existe. No es nadie para mí.

Igual de rápido que la vez anterior, volvió a encontrarse con la cara de Sirius, que ahora reflejaba dolor.

· No soy nada para ti…

· Sirius, yo…

· ¿No existo, no? En tu mundo perfecto, con Lily y con James, yo no soy nada.

· Derrumbándose… - dijo Harry, adoptando de nuevo una actitud ausente.

· ¿Cómo dices?

· ¡Esto no puede seguir así, Sirius! – se enfadó el chico de repente – Esto se viene abajo. ¿Te crees que no me doy cuenta¡Eres un pésimo actor! Odias estar aquí, odias estar conmigo. Hermione tenia razón, quizás estabas mejor en donde quiera que estuvieses que aquí.

· ¿Estás diciendo que tendría que haber seguido muerto? – dijo Sirius, retrocediendo ante los gritos del chico.

· Cuando creí que habías muerto, desee morir yo también. Y ahora que estás aquí, estás deprimido, tengo la sensación de que cualquier día te dejarás morir de una vez por todas y volverás a abandonarme – Harry no sabía por qué decía aquellas cosas, pero estaba furioso - ¡COMO SIEMPRE¡COMO TODOS HACEN! Ojalá no te hubiese conocido… ¡OJALÁ NUNCA HUBIESES SALIDO DE AZKABAN!

Sirius había ido apartándose poco a poco, como si las palabras del chico fuesen una fuerza invisible que lo alejaban más aún del mundo.

Sintió pena de sí mismo al notar como las lágrimas brotaban de sus ojos sin control alguno. La única razón que le quedaba para estar vivo le odiaba.

Todo había acabado al fin.

· Quizás… Quizás tengas razón – balbuceó - ¿Tienes idea de lo que estoy soportando¡Todo es una mierda, no aguanto nada de esto!

Harry pareció volver en sí cuando Sirius le soltó una patada al sillón más cercano, volcándolo estrepitosamente.

· Perdona, Sirius, yo…

· Vivo un sufrimiento que no puedes ni imaginar. Jamás entenderías lo que yo estoy pasando. Y todo por ti, porque te quiero – el hombre era incapaz de controlar su temblor - ¡TODO POR TU CULPA! Tienes razón. Debería estar muerto.

Y tomando la puerta por la que había entrado, la cerró de un portazo, dejando a Harry al borde del llanto.

Inconscientemente, tomó el tazón con el antídoto y se la llevó a los labios, pero dudó, apartándolo. De nuevo la aproximó, pero se dio cuenta de que le era imposible beber nada, debido a los agitados sollozos que emitía.

Con lentitud, se levantó, fue hacia la ventana y abriéndola, vertió el contenido de la taza al exterior.

· ¿Harry?

· ¡No quiero¡NO QUIERO VOLVER ALLI! Quiero curarme – el chico dirigió una mirada brillante a su madre, que le miraba con felicidad.

· Me alegro mucho de oír eso, cariño.

· Quiero curarme. Quiero volver a casa con vosotros. ¿Qué es lo que tengo que hacer?

· Tranquilo, mi niño – le dijo su padre – Nosotros te ayudaremos.

CONTINUARÁ…


Hola!
Vaya, gente, este ha sido, hasta el momento, el capitulo más complicado (y largo). Y ha sido gracioso, porque lo escribí en dos horas y hace más de una semana, pero no me atrevía a publicar. Primero porque a mi me gustaba, pero no me convencía el estilo, y segundo porque no queria publicar una birria y decepcionar a los poquitos que lo leeis. Al final lo he dejado mas o menos como estaba, si no os gusta, por favor, no me matéis, yo lo he intentado ;)

Que por cierto, el secreto de mi tardanza es que antes de pasarlo al ordena, escribo los chaps a mano para luego ir corrigiéndolos y no poner demasiadas tonterías, jajaja :P

Espero que os guste, porque esta parte de la historia ya concluye con el siguiente chap, en el que espero tener mas confianza que en este, jeje. Espero que os haya gustado la acción (por fin, anda que no me ha costado ponerla), y no haberme pasado con el dramatismo. Por fin sale Sirius en todo su apogeo! Cuando se carga al bicho y después sonríe a Snape… Parece que le falte decir "Ya ha pasado lo peor, pequeño" con su voz en plan superhéroe, jajajaja. Dios, como estoy. Lo siento, sirius me perturba.

Reviews:
Nury! Te echaba de menos! Pensé que me habías abandonado, que miedo me entro, jajaja. Si Draco, es el mejor. Es una lastima que lo vaya a pasar tan mal a partir de ahora, jejejjejeje (risita malévola). Pues ahora q lo dices, si que me recuerdan los billberts bastante a esos bichos! Jeeje, fue inconsciente, lo juro, no me acordaba. Yo los hice pensando un poco en unos que salían en "Embrujadas" que robaban la vista a los niños y noseq… Da igual son igual de asquerosos todos. Tienes razon, a ver como acaba todo esto, porque no lo se ni yo. Al final haré como la Rowling y los matare a todos:D:D:D Muxos besiños y animo con tu fic, nos dejaste en lo mejor! Animo, que eres la mejor, ya te hago publicidad hasta en mi blog, que solo están los mas exclusivos, jejejeEs broma ;) (bueno, lo de la publi es verdad) Animo!

Alex! Vaya, tu tb adoras la lectura? Yo de pequeña me comía los libros (literalmente, del primero que tuve no deje ni las pastas jejeje :P), y desde entonces tengo un regustillo… Aunque lo de la tele me encanta, sobre todo las series. Ahora no tengo tiempo ni para lo uno ni para lo otro, es un asco, pero bueno… :) Si, todos adoramos a Draco, que chico este (sonrisita soñadora). Y Sirius y Severus no son tan diferentes al fin y al cabo, bien bien no creo que lleguen a llevarse (son demasiado obstinados los dos), pero tienen mucho pasado en comun (Lydia es una parte importante, ya vereis), y acabaran tolerandose, por lo menos. Espero, xq estos son unos frescos y al final hacen lo que les da la gana. Bueno, de momento Sirius ha impedido que a Snape se lo comiera un billbert, es un paso importante, no? Jajajaja, muxos besos! Y gracias por ser tan fiel! Eres un amor:D:D:D:D

Por cierto, ana maria, si lees esto, te eché de menos en este chap (me malacostumbraste, jajaja), y nada, q si has leidos estos capitulos epsro que te gustasen y animo con el tuyo (necesito saber el final yaaaaaaaaaaaa! Jejejejeje

Ah, una propuesta: podriais darme una idea para cambiar el resumen de la historia que sale en las busquedas, la pag. principal y eso? Quiero cambiarlo, porque parece que va a ser de humor y es todo lo contario, pero no se que poner. Please, HELP me!

Bueno, muchos besos a todos en general, gracias por leer mi fic, y nos vemos en el proximo chap (el 10! Q lejos he llegado, jajajaja!). Bye!

Ela :)

Miembro Orden Siriusana.

Story-Weaver.