AMANDO LA VIDA
Disclaimer: Estos personajes no son de mi propiedad. Ni de la propiedad de J.K. Rowling, ni de la Warner... Estos personajes son tuyos, lector, porque eres tu quien da vida y valor a nuestros mundos maravillosos en tu cabeza. Nunca dejes de hacer volar tu imaginación...
10. LA BELLEZA DE LA FURIA.
· Oh… por favor – los ojos de Lily se humedecieron al ver a su hijo en aquel estado – Mamá, por favor… Qui… quiero ir a casa, contigo y con papá.
· Lo sé, Harry – afimó la mujer – Pero primero tienes que mejorar.
· No va a ser fácil, Harry – habló en aquel momento el doctor, acercándose lentamente al enfermo, con cuidado de no asustarle – Tienes que dar el paso definitivo. Tienes que comenzar a liberar tu mente de las cosas que mantinen tus alucinaciones.
Harry miró al médico atentamente, reprimiendo su llanto y dipuesto a seguir las instrucciones del hombre. Las tres personas que lo rodeaban interpretaron aquello como un signo de mejoría.
· ¿Me comprendes? – continuó el doctor, arrodillandose junto al muchacho – Hay cosas en ese mundo a las que estás aferrado. Para tus ilusiones, ellos te mantienen a flote; pero son trampas para tu mente. Tenemos que romperlas.
· ¿Luchando? – preguntó el chio – Contra…
· Sí… Pero estoy hablando de las cosas que quieres allí. Lo que siempre te hace regresar.
· Mis amigos. Y Sirius.
· ¡Cierto! – aplaudió el hombre – Tienes tanto miedo a separarte de ellos que no podemos hacerte volver con nosotros.
· Ellos no son realmente tus amigos, Harry – intervino Lily – Son sólo trucos que te confunden, que evitan que mejores.
·Ese tal Sirius no es tu familia, hijo mio – añadió James, que parecía realmente obsesionado con aquel personaje – Aquí estamos tus padres, Harry. Nosotros somos los únicos que de verdad te queremos, los que nunca te harían daño. Los únicos que no te abandonarán.
Aquellas últimas palabras de si padre parecieron tener el el chico un espacial significado, que le hizo incorporarse y sentarse en la cama, ayudado por su madre.
· Nunca me abandonareis… - repitió Harry, mirando a su médico con un rostro hueco de emociones.
· Tienes que hacer lo que haga falta para convencerte de ello, Harry – el doctor hizo una pausa, posando suavemente su mano en el hombro de su paciente – Todo lo que haga falta.
· ¡Harry! – gritó Hermione, entrando en estampida en la desierta sala común.
En un instante comprobó que Harry se hallaba cercano a la ventana, con un tazó vacío a su lado.
· Hola, Hermione.
· Es la hora de la comida y quise subir a ver que tal estabas – comentó la chica sonriendo y acercándose a su amigo - ¿Te sientes mejor¿Funcionó el antídoto?
· Estoy aún algo aturdido, pero… Uhm, mejor – contestó.
· Me encontré con el profesor Lupin, por lo visto aún queda material para hacer más poción, si hace falta.
· No será necesario.
· ¿Entonces, no más locuras¿No más alucinaciones sobre tus padres?
Cuando Harry apretó los dientes y cerró los ojos, Hermione supe que había hablado demasiado.
· Harry… Lo siento. – murmuró la muchacha.
· No importa – indicó su amigo con un gesto que mostraba todo lo contrario.
Con su mejor intención, la chica se acercó a Harry, posando delicadamente su mano en la mejilla del otro, intentando mirarle a los ojos.
Instintivamente, el muchacho alzó su mano izquierda, rozando con ella la de Hermione. Al contacto, ambos jóvenes se estremecieron y Harry detuvo allí su mano, acariciando con suavidad los dedos de la chica, sin poder apartar su mirada de aquellos penetrantes ojos marrones.
Distraidamente, con su mano derecha tocó a la vez la empuñadura de su varita. Sin pensarselo dos veces, la cogió con fuerza…
Al sentir ondear el viento sobre su cabeza, alzó la vista de su caldero lo suficiente para ver a un Sirius de aspecto airado plantado en mitad de la puerta.
· ¿Qué quieres? – preguntó Snape.
· Te ayudo – afirmó el otro en tono imperativo.
· No hace falta.
· No era una pregunta.
De un golpe cerró la puerta y se acercó al escritorio de su compañero, cerrando frascos de mala manera y tirándolos en la estantería. Severus se limitó a mirarle, alzando las cejas.
· Eso no va ahí.
· Pues hazlo tú.
· ¡Eso es lo que pretendía¡Pero tu no me dejas!
· Desagradecido. Recuérdame que no te ayude.
· ¿Más a menudo? – dijo Snape con sorna, ganándose una mirada de Sirius que casi le hace caer fulminado allí mismo.
Con una paciencia inaudita en él, el profesor de Pociones se acercó a la estantería y empezó a arreglar aquel tinglado.
· ¿Puede saberse qué narices te pasa, Black?
· ¡Nada!
· Pues si tienes ganas de incordiar a alguien, vete a buscar a Lupin y déjame en paz.
· Es un pesado y hace demasiadas preguntas – se justificó el aludido – Tu simplemente eres muy molesto, sólo eso.
Severus le miró con ganas de matarle y asumió su destino con un suspiro. Mientras Sirius seguía lanzando frascos llenos de ingredientes a la estantería como si la vida se le fuese en ello, el otro decidió investigar un poco.
· ¿Se tomó Potter la poción? – preguntó con suavidad.
· ¡No lo sé¡No me importa!
· Vamos, Black, no seas crio. Sólo porque hayas discutido con él no tienes porque…
· ¡Y tú cómo sabes que he discutido con él! – gritó Sirius furrio, mientras Snape se sonreía.
· Eres cómo un libro abierto.
Para su sorpresa, el animago no gritó ni se enfadó; se limitó a apoyarse en el escritorio, mirando por la ventana.
· ¿Qué fue lo que pasó?
· Él… me dijo… - Sirius pareció titubear, aunque finalmente se decidió a hablar –Dijo que ojalá nunca hubiese salido de Azkaban.
Alarmado por el prolongado silencio de Snape, el hombre se giró para verle, aunque quizás esa no fuese una buena idea; se asustó aún más al ver a su compañero con los ojos tan abiertos que daba la sensación de que se le caerían y saldrían rodando en cualquier momento.
· ¿Qué…¿Te pasa algo, Severus? – preguntó Sirius, sinceramente preocupado.
· ¿Potter te dijo eso? – preguntó alucinado, y Black asintió con tristeza - ¡No me lo puedo creer¡Eso es imposible!
· Creo que llevaba mucho tiempo pensándolo.
· ¡No digas estupideces! – se enervó Severus - ¡Potter te idolatra!
· ¿Por qué todos teneis la dichosa manía de repetirme lo mucho que me quiere Harry? – dijo Sirius, amargamente – La verdad, opino que exagerais.
· Ah, pues muy bien. Si no quieres oir lo que te digo, me callo y en paz.
· Bien. ¡Callate!
· Era broma. Oye, en serio. ¿Tú eres tonto o qué te pasa?
· Me dijo que ojalá no hubiese vuelto, que ojalá no me hubiese conocido – contó, recordando aquellas palabras que tan insistentemente resonaban en su cabeza - ¿Tú que pensarias?
· Mira, Black, conozco perfectamente a Potter. El año pasado, en las clases que le dí de Oclumancia, pude ver sus peores recuerdos. ¿Sabes cuál era el que mñas se repetía? Uno en el que ru estabas rodeado por decenas de dementores y él no podía hacer nada por ayudarte – narró Snape – Lo que sintió entonces fue desesperación. Terror a perder a su familia. Ahora dime¿realmente crees que te odie?
Sirius reflexionó durante unos instantes las palabras del hombre.
· Pero, sus padres…
· Sirius – le detuvo – Para Potter sus padres no son más que un recuerdo. Les echa de menos, todos le habeis hablado de ellos, pero no los conoció. Tu eres la única familia real que él conoce. NO creo que Potter arriesgase su vida y la de sus amigos para traerte de vuelta si no le importases.
· Entonces… ¿Por qué dijo esas cosas? – preguntó Sirius con un deje de desesperación en la voz.
·Buena pregunta – concedió Severus – Me temo… que ese veneno le ha afectado más de lo que creíamos. ¿Se tomó el antidoto?
· Yo… se lo dí, pero no se si se lo tomó o no. No le ví hacerlo.
· Lo mejor será que vayas a buscarle y te asegures de ello. Yo iré a ver a Dumbledore, por si acaso. Él siempre tiene solución para todo.
Sin dilación, Snape se dirigió hacia la puerta del despacho.
· Severus – le detuvo Sirius, y el interpelado se giró.
· ¿Sí?
· Gracias – el otro hombre sonrió.
· Lo que sea con tal de que no vuelvas a tratar de ayudarme.
Y se marchó a paso rápido, dejando a Sirius envuelto en sus pensamientos.
Ron y Luna descansaban en el último escalón de la escalera que daba entrada al castillo, mientras el viento ruidoso y frio de Noviembre les cortaba las mejillas y hacia revolotear hojas secas a su alrededor.
· A ver, Ronald, hay algo que no entiendo. ¿No dijo Hermione que con esa poción Harry se pondría bien?
· Sí, más o menos.
· Entonces no comprendo por qué estás preocupado – se encongió de hombros la chica - ¿No te alegra que tu amigo se ponga bien?
· Sí, es sólo que… - Ron no vió como continuar y se calló.
· ¿Qué pasa? – inquirió Luna - ¿Querias que siguiese enfermo?
· ¡No! Claro que no… Malfoy estuvo en la enfermería – soltó el chico a bocajarro.
· ¿En serio? – preguntó su amiga, abriendo sus brumosos ojos.
· Sí, por lo visto se pasó allí todo el día. Cuidando de él.
· Vaya, no puedo decir que no me sorprenda. Pero está bien¿no?
· ¡No, por supuesto que no¡Malfoy es un puñetero liante! – exclamó Ron – Me lo encontré aquel dia en Hogsmade, en el pasillo, en la enfermería… ¡Joder, sólo me falta encontrármelo en la sopa!
· Son casualidades, Ron – apuntó Luna – Yo que tú, me alegraría de que Draco empezase a hacer lo correcto.
· Ése no actuaría correctamente ni aunque se le fuese la vida en ello – refunfuñó el pelirrojo.
· Eh, vamos, la gente tiene derecho a cambiar – el chico soltó un bufido, mirando al lago con aire tormentoso; Luna le observó pensativa – O mi intuición femenina ha descendido mucho, o a ti te pasa algo más – Ron volvio a bufar - ¿Es por Harry? – su amigo le echó una ojeada antes de volver la vista al paisaje otoñal y Luna sonrió – Y por Hermione.
· ¿Qué tiene que ver ella en esto? – saltó por fin el chico.
· Bingo.
· ¿Qué pasa con ellos dos?
· Ah, no sé, tu sabrás – se hizo la interesante la chica.
· ¿Crees que están juntos? – ella se encogió de hombros – Creo que sí.
· ¿Y tú que opinas de eso?
· Yo… - el chico dudó.
· ¿Te gusta Hermione? – Ron negó con tan poca pasión que a Luna no le quedó más remedio que creerle – Oye… ¿No te gustará Harry?
Si las miradas pudiesen matar, Luna habría caido en aquel preciso momento fulminada y a diez metros bajo tierra, tal fue la expresión de Ron; sin embargo, eso no pasó y la joven estalló en carcajadas.
· ¿De dónde sacas tú esas ideas? – se alteró Ron, agitando los brazos como si estuviese apagando algún fuego.
Para oir la respuesta, el joven tuvo que esperar unos minutos a que ella recuperase el aliento y la cordura.
· Es culpa tuya. Por no hablar claro – le reprendió la chica – ¿Y si no te gusta ninguno de los dos, qué es lo que pasa? Yo me alegraría por ellos.
· No, si yo también, es que… Siempre hemos sido nosotros tres¿sabes? – intentó explicarse el chico – Si ellos dos salen juntos, yo sobraría ahí. Sería… como la tercera rueda de la moto.
· ¿Eh? Habla en mi idioma, por favor.
· Es una expresión que dice Hermione. Pero¿me entiendes? Yo ya no pintaría nada ahí.
· No creo que ellos hiciesen algo así – aseguró Luna – Eres el mejor amigo de los dos. No te van a dar de lado.
· Eso espero.
· Además, ún te quedan otros amigos: Neville, Seamus, Dean… O yo misma, que como soy una marginada, no tengo ni amigos.
· Ron rió ante la graciosa mueca de conformismo de Luna, y le sonrió con agradecimiento.
· ¡Gracias! Es un consuelo – le dijo sinceramente.
· ¡Ron! – llamó alguien a sus espaldas.
Los dos estudiantes giraron para ver como Harry descendía por las escaleras, dirigiendose hacia ellos.
· ¡Hola, Harry!
· ¿Ya estás mejor?
· Sí, ya estoy bien – contestó Harry lacónicamente – Ron¿podemos hablar un momento? Disculpa, Luna.
Con una despedida apresurada, Ron salió corriendo tras Harry, que ya había empezado a encaminarse hacia el bosque prohibido.
· ¡Eh, Harry, espera¿Ocurre algo? – pero el aludido no paró ni respondió hasta llegar hasta llegar al límite del bosque, donde se detuvo en seco. Su amigo, empujado por la inercia de la carrera, avanzó un par de metros, donde se paró, apoyando las manos en las rodillas, respirando sofocado.
· ¿Se puede saber qué pasa? – preguntó.
· Tengo que recuperarme.
· ¿Eh? – dijo Ron confundido.
· Para volver a casa. Vosotros me lo impedis.
· Nosotros te lo… ¿Pero de qué hablas?
· Lo siento – el pelirrojo vió como con enorme sangre fría Harry sacaba su varita, apuntaba hacia él y brotaban cuerdas que se enredaban en sus muñecas y tobillos.
En menos de diez segundos, se encontraba atado, amordazado y tirado en el suelo en mitad de una gran confusión.
· ¡Wingardium Leviosa! – exclamó, guiándole hacia el bosque y escondiéndolo tras el tronco de un árbol especialmente grande – En seguida vuelvo – el verde de las pupilas de Harry expresaron tristeza – De verdad que lo siento.
A su lado pudo ver como Hermione, también tirada en el suelo junto a él, le miraba espantada y con interrogantes en los ojos. Por encima de ellos sonó una voz clara y fuerte.
· ¿Pero qué…? – farfulló Ron, antes de caer en la inconsciencia.
Era ya la tercera vez que pasaba por allí, y Sirius empezaba a hartarse de dar vueltas de aquí para allá sin encontrar a su ahijado y chocando con un montón de críos que no tenían ningún respeto por los animales de compañía.
"¿Dónde se habrá metido Harry?" pensó, mientras esquivaba a una asustada niña de primero de un salto y se dirigía al comedor.
Unos metros antes de legar a la entrada, chocó con otro estudiante. Se disponía a colarse por un hueco entre el chico y la pared cuando se dio cuenta de que aquel muchacho era el que estaba buscando.
· ¿Sirius? – susurró Harry – Te estaba buscando.
El perro ladró como asentimiento, y sin pronunciar máspalabras, ambos se dirigieron hacia el exterior, donde ya empezaba a oscurecer.
Mientras las nubes se teñían de un rosa pálido y las estrellas comenzaban a revelar su brillo, dos figuras se alejaron del castillo con paso decidido.
· ¿Harry? – le llamó Sirius, que acababa de tomar su forma humana - ¿Vas a algún sitio?
· Era… Sólo era para que note vieran – titubeó el chico mientras se encongia de hombros son aire desenfadado y se echaba su mano al bolsillo trasero de su vaquero, donde guardaba su varita.
· ¿Harry, estás bien?
El chico no mostraba en su mirada la confusión de hacía unas horas; ésta habia sido sustituida por una decisión absoluta. Aún así, estaba mucho más pálido de lo normal y parecía costarle trabajo sostenerse en pie.
· ¿Por qué me buscabas?
· Yo sólo… Quería disculparme, no debí irme así – dudó Sirius; a pesar de tratarse de Harry, su orgullo le insistía en que era ridículo que él se disculpase cuando no había hecho nada – No debí tomar en cuenta lo que dijiste.
· Nadie toma nunca en cuenta lo que digo – se lamentó el chico con una triste sonrisa.
· Ehh… Creo que esto no fue una buena idea – se arrepintió Sirius, emprendiendo la retirada para evitar otra discusión – Será mejor que me vaya.
· Tú no vas a ningún sitio – dijo Harry con un tono helado.
· ¿Por qué no? – preguntó Sirius, sin ni siquiera darse la vuelta – Quieres que me vaya de todas formas. ¿Qué te importa a ti?
Sirius se maldijo, repitiéndose que su orgullo había vuelto a ganar la batalla.
· Me importa – afirmó su ahijado, y el hombre sonrió – Vas a ir con los otros. Es la única forma para que pueda mejorar.
· ¿Harry, qué…? – Sirius se quedó paralizado cuando, al volverse, vió que el chico apuntaba con la varita directamente a su cara.
· Es la única manera.
· ¿De qué estás hablando Harry, no…
· ¡Desmainus!
Sirius esquivó por centímetros el haz de luz, dando gracias por que aquella agilidad que siempre había tenido de chiquillo no le hubiese abandonado a pesar de los años.
Un instante después, el hombre estaba en pie, con su varita en la mano. Los dos se apuntaban mutuamente.
· ¿Vas a hacerlo? – dijo Harry con socarronería, mirando a su padrino.
· Sí, si hace falta – contestó el otro, aunque a su voz le faltó convicción – Escúchame. Estás alucinando.
· Lo sé. Sólo eres una trampa de mi mente.
Acto y seguido, el muchacho se lanzó al ataque, utilizando contra Sirius todas las maldiciones que conocía, que eran hábilmente rechazadas por el otro, bien por medio de escudos protectores, bien saltando y corriendo como buenamente podía. Cuando uno de estos hechizos malogrados chocó contra un arbol y lo resquebrajó hasta casi partirlo, el hombre se dio cuenta de que aquello iba muy en serio.
· Sirius, por favor – suplicó Harry con tristeza, mientras seguía lanzando maldiciones a diestra y siniestra – Por favor, para, no me obligues a matarte.
Su padrino se quedó helado.
Harry quería matarle y él seguía viendose incapaz de lanzar contra el hijo de su mejor amigo ni un solo ataque.
· Harry, escúchame – pidió Sirius, respirando agitadamente, deteniéndose en el instante en el que un hechizo le rozaba la mejilla - ¡Ese manicomio y esas personas no son reales! Harry, mírame – rogó con los brazos caídos - Estoy aquí. Soy tu padrino. Te necesito y te quiero.
El muchacho detuvo su ofensiva, quitándose las lágrimas de un manotazo.
· En algun sitio… - continuó el hombre – El algún sitio en tu interior debes saber que es real.
En ese momento, el odio comenzó a inundar su interior, irrandiando una energía desconocida para él en todas las direcciones.
· Claro que lo es – dijo con ironía, jugueteando con su varita - ¿Porque… qué es más real? Un chico enfermo en un manicomio…
No. Por favor. Escúchame – pidió Sirius, mirando como su ahijado avanzaba hacia él, sintiendo un poder que era a la vez inmenso y aterrador.
· … o una especie de super-mago que derrota a malvados siendo un bebé… elegido para… - el odio y el poder se incrementaron de golpe, creaando a su alrededor una onda expansiva que agitó el cabello de un Sirius que retrocedía - ¡Un chico obligado a convertirse en asesino! Sí, eso tiene sentido.
Apabullado por aquel despliegue de magia, el hombre lanzó un débil hechizo de desarme que chocó con un invisible escudo y quebró su trayectoria, perdiendose en el lago.
Aunque, en realidad, Sirius no llegó a ver eso.
· ¡CRUCIO!
El mundo se retorció en agonía.
Las carcajadas podían oirse retumbar en toda la mansión, alarmando a todos sus habitantes.
Unos fuertes golpes se oyeron , y el intruso penetró en la oscura estáncia sin esperar a ser invitado.
Ante sí, el Señor Tenebroso reía abiertamente, mucho más feliz de lo que nadie le había visto nunca.
· Mi… señor. ¿Ocurre algo? – preguntó su vasallo, inclinándose.
· ¡Ah, Weasley, celebremos juntos! – exclamó, sirviendo otra copa de vino junto a la suya y tendiéndosela al pelirrojo, que la tomó sobrecogido.
· ¿Qué celebramos, señor? – interrogó con cautela.
· La conexión que creía perdida ha vuelto, Weasley – el otro le miró sin comprender – La conexión mental con Harry Potter. ¿Y sabes lo que siente ahora mismo ese chico?
· No, señor.
· Odio, Weasley. Un odio mucho mayor que el que jamás había sentido nadie.
Su secuaz abrió los ojos, y se preguntó si alguien como el Harry Potter que él conocía podría sentir una emoción como esa.
Repentinamente, el rostro de lord Voldemort cambió, expresando enfado, sorpresa, algo parecido a… ¿miedo?
· Es muy poderoso. El odio le ha dado mucho poder.
· ¿Tanto, señor?
· Si llegase a desarrollarlo… Potter sería más poderoso que yo.
Weasley recuperó su puesto entre las sombras, que ocultaban su cara y sus emociones de los ojos de su señor.
· Nadie es ni será nunca más poderoso que usted, señor.
· Ojalá tengas razón…
El doctor le habló con una voz neutra y acrente de emoción.
· Está bien, Harry. No te presiones.
· Cariño, tómate tu tiempo – le aconsejó su madre.
· Sí, hijo, hazlo tan fácil para ti como sea posible – le dijo su padre, tranquilizándole, arrodillado junto a él – No hay nada malo en ello.
Harry asintió con decisión.
Ron comenzaba a despertar. Lo primero de lo que fe consciente fue de lo mucho que le dolía el cuerpo. Lo segundo, el cielo nocturno que les rodeaba.
Sintiéndose ahogado, respiró una bocanada de aire fresco y notó que ya no tenía ninguna mordaza. A cambio, dos personas le rodeaban. Hermione giraba la cabeza frenéticamente de un lado a otro, mientras que Sirius miraba al frente, totalmente ausente.
· ¿Harry… qué haces? – preguntó Ron desesperado.
Los altos árboles les rodeaban, creando con la ayuda de la luna menguante sombras y misterios en la figura frete a ellos, que parecía observarles con amargura. Con un toque de su varita, las cuerdas que los ataban desaparecieron.
· Yo no puedo hacerlo. Soy un cobarde – informó a su amigo con enfado – Pero ellos sí que pueden.
Con rápidos movimientos, Harry se escabulló entre los troncos de los arboles, dejando a sus prisioneros solos y sorprendidos.
Pero antes de que ninguno de ellos intentase levantarse del suelo, el ruido de cascos retumbó en aquel claro del Bosque Prohibido.
· No hay ni rastro de ninguno de ellos, señor director.- dijo Snape con rostro preocupado – Hace horas que nadie los ha visto.
· Tengo un mal presentimiento, Severus – comentó el anciano, dando vueltas por su despacho – Una sensación indefinida, aunque nada bueno.
Snape miró por la ventana, siguiendo la trayectoria de una banda de pájaros que salían del centro del bosque, tiñendo el despejado cielo estrellado. El hombre tuvo una idea.
· Señor, si usted… quisiese deshacerse de alguien pero no pudiese hacerlo por sí mismo ¿qué haría?
Dumbledore lemiró sin comprender. Después siguió su mirada hasta la ventana y lo entendió todo.
· Vamos – ordenó, poniéndose en marcha.
· No… ¿Sólo nosotros? – dudo Severus.
· Dada la situación, será lo mejor. Lo último que queremos es enfadarlos más¿verdad?
El profesor siguió a su jefe a través de la salida sin reparos.
· ¿Harry¡Harry! – le llamó su madre, ansiosa.
El chico dejó de moverse y dar saltos en la cama para correr hasta una pared y presionarse contra ella, escondiendo la cabeza.
· Va… Tdo va a ir bien, cariño – tanteó Lily – Lo que sea que ocurre no es real¿recuerdas? Sólo sigue concentrándote. Estoy justo aquí, cariño.
Ante sí, Harry veía como Sirius, Hermione y Ron eran rodeados por una manada de centauros que exhibian grandes arcos y muestras de ira.
· ¡Dijimos que no queriamos a humanos aquí! – bramó uno de brillante pelaje negro, que parecía el cabecilla del escuadrón.
· Son estudiantes del colegio, son sólo unos niños… - murmuró suavemente a su lado otro centauro de tono grisaceo.
· ¡Ya no son potros¡Y éste…! – exclamó, señalando a Sirius que había colocado a los chicos tras él para protegerles - ¡Éste es adulto¡Sabe perfectamente lo que opinamos de los magos!
· Espere, por favor… - rogó Hermione.
· Nosotros… Nosotros no hemos… - intentó explicar Ron.
· ¡SILENCIO¡Cogedles! – ordenó.
Harry observó temeroso desde las sombras como dos de los centauros tomaban a Hermione y Ron, apartándoles de Sirius por la fuerza.
· No lo sé… - balbuceó Harry.
Lily se arrodilló junto a su hijo.
· Harry, mírame.
· No lo sé, no llo sé, no… - repetía el chico frenéticamente.
· Yo creo en ti. Eres valiente, puedes hacer esto.
· ¡Mirale! – gritó el centauro jefe, sacando su arco y una flecha – Mira con la misma arrogancia que todos los de su especie.
Colocando la flecha, la criatura tensó el arco, apuntando directamente al hombre, que miraba a la muerte a la cara con dignidad.
· Déjales ir – dijo Sirius con voz clara.
· No te atrevas a darme ordenes – escupió el centauro, centrando su objetio en la parte superior del cuerpo del hombre.
· ¡SIRIUS! – exclamaron a la vez Ron y Hermione, forcejeando con sus captores.
· Sirius… - murmuró Harry angustiado, golpeándose contra la pared de la luminosa habitación.
· ¡Harry! – le llamó su madre a su lado – Harry, lucha. Eres demasiado bueno para ceder, puedes acabar con esto. Se fuerte, mi niño. ¿Vale? – su hijo comenzó a llorar – Sé que tienes miedo. Sé que el mundo es a veces un lugar difícil, pero tienes personas que te aman – Lily sintió cómo se empañaban sus ojos – Tu padre y yo tenemos toda fe del mundo en ti. Siempre estaremos contigo.
· Mamá… - el muchacho comenzó calmarse.
· Tienes… muchísima fuerza en tu corazón. Sé que la tienes. Sólo tienes que encontrarla – su madre le acarició el pelo alborotado y le susurró – Cree en ti.
Harry alzó la cabeza con determinación para mirar a Lily a los ojos.
· Tienes razón – el chico sonrió tristemente y su madre le miró animosa y llena de lágrimas – Gracias. Adios.
Lily se quedó de piedra. Después sintió como el horror llegaba a su cerebro.
· ¡Harry!
· ¡AAAAAAAHHHHHH! – con un alarido, el centauro negro tiró al suelo el arco cargado, llevandose la mano a su brazo herido.
Al otro lado del claro, Harry le miraba con las pupilas húmedas, pero irradiando fuerza.
· No te atrevas a tocarle – gruñó, acercándose a la criatura.
· ¡Tú¡Miserable¿Sabes lo que has hecho?
Cuando Harry llegó a su altura, el centauro se alzó sobre sus patas traseras, propinando a Harry una patada en la boca que le lanzó contra un árbol.
Todos le observaron con sorpresa e intriga, pero Harry se limitó a limpiar con parsimonia la sangre que brotaba de su boca, sin apartar los ojos cargados de ira del enfurecido capitán.
· ¡Te mataré!
· ¡HARRY!
El centauro marrón que la retenía la soltó de inmediato al sentir como un calambrazo le recorría el cuerpo, y la hica corrió hacia su amigo, al que el golpe, sin quitarle su aplomo, parecía haberle dejado algo aturdido.
· ¿Harry¿estás bien? – preguntó la muchacha, inclinándose hacia él.
· ¡Apártate, estúpida!
A Harry aquella frase se le hizo terriblemente familiar, aunque la respuesta fue totalmente distinta esta vez.
· Te recomendaría que te largases – dijo Hermione, plantándole cara al centauro aunque sin levantar la mirada del suelo – Antes de que me enfurezcas de verdad.
· ¿Cómo dices?
· ¿Prefieres salir de aquí llevando los dientes en la boca o en la mano?
Sin mediar palabra, el centauro tomó sus armas caídas y apuntó a Hermione.
· Te mataré a ti primero. Y después él y a todos, por no respetar a una raza que es superior a la vuestra.
Con un gesto de desprecio de Hermione, el arco voló a varios metros de su propietario.
· No hay nadie superior a nadie – informó la joven, levantando la mirada para dejar ver a su contrincante sus pupilas teñidas de un azul cristalino casi transparente, que le daba un aspecto infernal.
· ¡Qué…!
· Bueno, sí. Yo soy superior a ti.
El centauro se lanzó al ataque olvidando incluso sus armas, tal era su furia; aunque no era rival contra el despliegue de poder de Hermione, que concentrando toda su energía, la lanzó contra su contrincante. La criatura se vio invadido por unos puntos de luz que lo atravesaban con un intenso dolor, estallando finamente y dejando al híbrido tirando en el suelo, sin saberse inconsciente o muerto.
Su tropa no se detuvo a investigar este hecho, y clamando venganza, se lanzaron a la huida, dejando a la joven bruja con la cabeza gacha, respirando entrecortadamente.
No habrían pasado ni dos minutos y aún ninguno de los cuatro ocupantes había recuperado el habla cuando Dumbledore y Snape aparecieron a la carrera.
Lo primero con lo que se toparon fue con el cuerpo del centauro negro. A continuación, con las caras compungidas y abrumadas de los demás.
· ¿Qué ha pasado?
· Nada. Estamos bien. Todo está bien – dijo Ron, acercándose a Sirius para comprobar si él también se encontraba sano y salvo.
Por su parte, Hermione se acercó a Harry, tocando su hombro; pero el chico se levantó con rapidez al contcto.
· Harry, siéntate – aconsejó su amiga, viendo el temblor de sus piernas – Te caerás.
· No… no puedo. No hasta que tome el antídoto.
· Bien. Ha-haremos más, nos encargaremos de ello.
Sirius se acercó al chico, pasándole un brazo por los hombros para reconfortarlo. Cuando habló, de sus labios no salió voz, sino esperanza.
· Todo irá bien, Harry.
Sin duda, el chico estaba en estado catatónico. El doctor intentó por enésima vez que el paciente siguiese la luz con sus ojos, pero todo fue infructuoso.
El hombre se giró, molesto, dando la cara a sus padres.
· Lo siento, no hay reacción. Me temo que le hemos perdido.
James y Lily miraron a su hijo, que ya estaba muy lejos de ellos.
La mujer se echó a llorar en el hombro de su marido, mientras éste miraba fijamente la ventana, demasiado triste incluso para llorar, viendo como su última esperanza lo abandonaba, surcando el cielo azul de Londres.
CONTINUARÁ…
Hola!
Bueno, super pedazo del capitulo que acabo de colgar. No solo por lo largo (son casi ocho paginas a word, letra diminuta), sino que además esta chap tiene toda la accion que echaba de menos en la historia. Sin duda, el chap es intenso.
Pido perdon por la penosa ortografia, y las cosas raras que podais leer, pero no me funcionaba el corrector de ortografia del Word, y x no entreetenerme, lo he dejado maso omenos como estaba (osea, ortografica y gramaticalmente desastroso) :P :P
Y con esto termina esta parte de la historia. A partir de ahora empieza una nueva saga donde, por poner dos ejemplos, Draco saldrá mucho mas (carita babeante) y la verdadera guerra comenzar´´a a tomar forma. Ah, y tambien habrá algo de romance, porque aunque esta no es una historia romantica, el amor esta en todas partes :P:P
Mas cosas. Si a partir de ahora tardo mas en actualizar, por favor, no me mateis. Es que la semana q viene empiezo con los examenes finales de la uni, y la tension se palpa en el ambiente. Encima es todo un mes de examenes, asique mi imaginacion va a quedar serimente dañada, jejeje. Eso si, prometo seguirla en cualquier huequito que me quede libre en mi afanosa vida estudiantil.
Los reviews:
juaniweb: EH! Yo a ti te conozco de Harry Argentino! Te pasaste aqui, jejeje. Bueno, me alegro de que la historia te vaya gustando y que este episodio no te decepcione. Muxos besos!
amsp14: Soy muy muy cruel, con Harry y ocn Sirius sobre todo, pobrecillos! Q te parecio el enfrentamiento de este chap entre ellos dos? Una escena que tenia planeada desde antes de ocmenzar el fic, jajajaja. Y Hermione... me da miedo. No me hace caso ni a mi, q soy la que manda :P A ver que tal va su relacion con Harry. De momento Ron nos ha dejado claro cual es su miedo, y esta claro que no le gusta Hermione (menos mal, nunca me gusto esa pareja :P). En fin, espero que te guste. Besitos, wapa!
alx black bird: 2 reviews! Desde luego te adoro! Por cierto, lo q queria era cambiar el summary, pero sigo sin tener ni idea de que poner :P Y ahora q me estaba releyencdo tu review para coontestarte me he acordado y te agragado al messenger, a ver si te veo un dia de estos por alli y hablamos :-) Y Sirius... simplemente genial. Solo tienes que ver la pelea de este chap, pobrecico :P Bueno, nos vemos, muchos besitos!
Por cierto, Nury, me has abandonado, buahhhhhhhhh! (Ela llora desconsoladamente einunda su casa) :P :P
En fin, me despido, espero que hasa pronto. Ah, x cierto, me encanta el titulo de este chapa (no tiene na q ver, pero queria decirlo, es el unico q me gusta :P)
Muchos besiños y hasta pronto!
Ela :)
Miembro Orden Siriusana
Story-Weaver
"Matate a estudiar, y será un cadaver muy culto" :P Ojala llegue viva...
