AMANDO LA VIDA

Disclaimer: Estos personajes no son de mi propiedad. Ni de la propiedad de J.K. Rowling, ni de la Warner... Estos personajes son tuyos, lector, porque eres tu quien da vida y valor a nuestros mundos maravillosos en tu cabeza. Nunca dejes de hacer volar tu imaginación...


12. SÁLVAME DE LA NOCHE

Sentado en el suelo de su habitación, son la espalda apoyada en la cama, Sirius tomaba con cariño y cuidado un sobre de papel amarillento y extraía de él unas cuantas fotos.

Aunque los protagonistas de estas sonreían y saludaban, muchos de ellos habían dejado de hacerlo años atrás, cuando una guerra, cruel e injusta como todas las guerras, había sesgado de un tajo el hilo de sus vidas.

Con nostalgia, contempló la primera de ellas, donde cuatro jóvenes de unos dieciséis o diecisiete años reían y saludaban a la cámara.

Mientras James lanzaba una mirada juguetona, intentando a todas luces ligar con la fotógrafa, Sirius le propinaba a Meter un coscorrón y se hacía el despistado a la vez que el más pequeño se llevaba las manos a la cabeza, dolorido, y Remus alzaba la vista al cielo, rogando paciencia.

Una sonrisa asomó a los labios del hombre al ver la imagen en movimiento y ni siquiera al ver a Pettigrew afloró a él más sentimiento que la tristeza.

La mayoría de las fotografías seguían el mismo de jovial alegría: James y Sirius posando con actitud chulesca; Peter cubierto por montañas de libros y con expresión agobiada; Remus gruñendo porque Lily le sacaba fotos sin su permiso; una en la que James abrazaba posesivamente a su novia y ella le respondía con un codazo…

Por fin llegó a él, a su tesoro escondido. Dejando con cuidado el resto de las fotos sobre el colchón, el hombre observó atentamente la imagen, prácticamente carente de movimiento.

En ella, una joven miraba a la cámara con expresión de enfado y hastío, como si se encontrase incómoda; pero finalmente, sonreía y una luz asomaba a sus ojos, de aquel color, entre el azul y el violeta, tan extraordinario, iluminando su rostro que, sin ser bello, alcanzaba una dulzura y una calidez entrañables.

Sirius acarició con cariño el margen de la foto. Ella era especial para todos. Sin embargo, con él era distinto. Tardó demasiado en darse cuenta de que su mundo cambaba cuando Lydia le sonreía con la mirada.

Aún recordaba las circunstancias en las que aquella foto se había sido sacada, casi veinte años antes…

ºoºoºoºoºoºoºoºoº

Lily iba y venía por la sala común de Gryffindor armada con su cámara fotográfica, mientras que los demás la miraban, entre divertidos y molestos.

- Vengaaaa…

- Lily, llevas toda la semana fastidiando con la dichosa camarita – gruñó Remus, cansado – Descansa un poco, haznos el favor.

Restando fuerza a su reprimenda, James y Sirius posaban para la chica, que se apresuraba a gastar su último carrete.

- Remus, es el último curso. Quiero tener recuerdos de Hogwarts- explicó Lily mientras retrataba a Sirius haciendo el tonto.

- ¿Y una foto de James haciendo el pino es un recuerdo?

- ¡El más valioso de todos ellos, amigo! – chilló el aludido desde el otro lado de la sala, antes de que Sirius se le tirase encima en plancha.

Remus negó con un gesto de derrota y encontró cierto apoyo moral en laminada de Lydia, que les observaba algo apartada desde un sillón cercano a la chimenea, con una sonrisa en los labios y un libro en las manos.

- Déjalos, Remus. Tienen derecho a divertirse.

El chico se encogió de hombros y se aproximó a ella, aunque su calmada conversación apenas duraría unos minutos.

Lily se giró con mirada de depredadora, disparándole al licántropo una foto a traición, el cual protestó largo y tendido. Después se volvió hacia Lydia con la expresión de un cazador que acaba de acorralar a su presa.

- Te toca.

- No, Lily, por favor. Sabes que odio las fotos.

- ¡No tengo ninguna tuya en siete años!

- Mejor para ti, ya me tienes muy vista.

- ¡Venga, Lydia! – pidió su amiga con su mejor carita de pena.

- No.

- Vengaaaaaaa…

- Ni hablar. Me niego.

- ¡Tienes unos ojos preciosos, seguro que sales muy bien! Vamos, Lydia, quiero una foto de mi mejor amiga…

Antes de que se produjese una nueva negativa, Sirius saltó desde una silla, robándole a Lily la cámara y enfocándola con ella.

- Vamos, Lily, te hago una con James – exclamó.

El novio de la chica se presentó junto a ella de forma instantanea, abrazándola, pero Lily lo apartó de un codazo en las costillas, que hizo que el pobre James se doblase, respirando con dificultad. Aún así, su novia no se apiadó de él.

- ¡Joooooo, yo quiero una foto de Lydia!

- Lily, te estas comportando como una niña caprichosa – dijo Sirius con su tono más serio y adulto - ¿No te parece más bonito recordar a una amiga por los momentos que viviste con ela en lugar de por un trozo de papel?

El autor de estas palabras sonrió con suficiencia cuando todos se le quedaron mirando, francamente sorprendidos.

- Bingo. Él tiene razón – reaccionó por fin Lydia.

- ¡Caramba! – exclamó James, estupefacto.

- Pensé que eso no pasaría hasta dentro de, por lo menos, veinte o treinta años – dijo Lily.

- Yo pensé que eso no ocurriría nunca – murmuró Remus, atónito.

De repente, Sirius se giró hacia Lydia con una sonrisa maliciosa y la enfocó con la cámara.

- Estaba de broma – se limitó a decir, disparando la última foto del carrete.

La chica le miró, bastante enfadada, dispuesta a levantarse y darle un capón en cualquier momento, pero algo la retuvo.

- Venga, mujer, sonrie – le susurró Sirius – Cuando tu ríes, esa luz de tus ojos ilumina el mundo y deja de haber sombras.

Lydia le miró, halagada y completamente pillada por sorpresa, sin terminar de creerse que Sirius -"Me creo el rey del mundo"- Black hubiese dicho algo tan bonito. Finalmente, le dedicó a él y a la cámara una mirada luminosa y una abierta sonrisa.

- ¿Lo ves? – preguntó el chico – Brillas.

ºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoº

Sirius introdujo la foto en el sobre junto con las demás, derramando una lágrima silenciosa y solitaria. Ahora, que era cuando él más necesitaba a Lydia y a su mirada brillante, ella no podía estar junto a él.

Sólo él tenía la culpa de ello. Él había acabado con la luz de sus ojos; él había matado a Lydia.

Y su mundo se llenaba de sombras…


La mañana de Navidad, Harry despertó y comenzó a abrir los paquetes con la pausa de quien ya ha perdido la ilusión.

Los regalos de sus amigos, de los Weasley o del profesor Lupin solo era una muestra más de que aquel día de fiesta iba a estar tan vacío como los que le precedían.

A pesar de que todos se habían quedado en Hogwarts acompañados de un número bastante limitado de alumnos, Harry no había tenido la oportunidad de coincidir con su padrino desde el día en que Sirius les había revelado su secreto.

El chico sospechaba que se ocultaba de él, aunque Harry tampoco se había molestado demasiado en buscarle ni había comentado el tema con nadie. Le parecía algo tan surrealista y tan doloroso que lo mejor que podía hacer era esperar que las aguas volviesen a su cauce.

Por ultimo, Harry tomó entre sus manos un sobre de proporciones considerables que había quedado oculto entre el resto de los paquetes. Al abrirlo, cayeron sobre las sábanas un sobre algo más pequeño y una carta en la que pudo reconocer la caligrafía de Sirius.

Querido Harry:
Te ruego que me perdones.
El otro día fui injusto y pagué mi enfado con quien no debía. Remus y tú no merecíais mis reproches y por ello te pido disculpas.
Respecto a lo que pasó… no le des más vueltas. Es algo que yo debo solucionar por mi mismo. No te inquietes, porque aun tengo muy buenas razones para seguir en ese mundo, a tu lado, siempre mirando al frente.
Se que debería ser yo quien te dijese estas palabras, pero me temo que a veces es más fácil contarle las cosas a un trozo de papel.
Te regalo mi posesión más valiosa como muestra de lo mucho que confío en ti. Cuídalo mucho, por favor.
Feliz Navidad.
Sirius.

Emocionado por las palabras de su padrino, Harry tomó con cuidado el sobre que acompañaba a la carta. Una docena de foros cayó en su regazo; fotos de sus padres y sus amigos de adolescentes. La última foto era la de una chica que no conocía, pero que con su mirada parecía pedirle comprensión para Sirius.

Sin saber porqué, el chico intuyó que ella había sido una persona muy importante en su vida.

Cuando salió al pasillo junto a Ron y Hermione, Sirius les estaba esperando en su forma canina. Harry se limitó a arrodillarse junto a él, abrazarle bajo la mirada cómplice de sus amigos y continuar su camino, los dos juntos.


- Crucio – susurró lord Voldemort, ejecutando su hechizo favorito sobre la desdichada muchacha, mientras los otros dos observaban aterrorizados la escena que tenía lugar ante ellos.

- Señor… - quiso intervenir el muchacho.

- Silencio – ordenó el Señor Tenebroso con un tono que no admitía réplica – No sé que es lo que habéis estado haciendo, pero lo único que habéis conseguido es crearme problemas.

Cuando, por fin, la tortura cesó, la chica se levantó del suelo con la ayuda de sus compañeros, y los tres enfrentaron la mirada peligrosa del hombre.

- Potter es mucho más poderoso ahora y todo es gracias a vuestra sublime estupidez.

- No supimos lo que podía ocurrir – se excusó tímidamente la otra mujer, que había permanecido al margen todo aquel tiempo, sin atreverse a mirarle.

- No me sirven las excusas.

- Era un plan válido. Lo que sucedió fue cuestión de mala suerte. Había tantas posibilidades de que Potter acabase muerto como de lo que ha pasado.

Recuperándose aún de los efectos de la maldición, la muchacha afrentó con orgullo los ojos inquisitivos de su señor, que enfureció aún más pero que decidió, prudentemente, dar otra oportunidad a aquella airada jovencita.

- De momento, lo único que he conseguido es a un rival más poderoso y a uno de mis mejores mortífagos muerto – repuso Voldemort - ¿Cómo pensáis tú y tus amiguitos enmendar vuestro error?

- Desde hace tiempo vengo pensando que Potter es intocable. Por su poder, o por la protección que tiene, o por lo que sea – explicó ella, dando un paso al frente con decisión, aunque el chico aún la sostenía por el brazo con precaución – Sus amigos son mucho más fáciles de alcanzar. Sus compañeros, ese licántropo al que parece tener tanto cariño, el animago Black, todos ellos s…

- ¿Black? – interrogó Voldemort, conocedor de la muerte del padrino de Potter que, en teoría, le había dado una cierta ventaja sobre el chico, al estar éste supuestamente destrozado por su perdida.

- Han hecho regresar a Black – informó la chica contenta de guardar un último as en la manga, y el lord no necesitó más explicaciones.

- Sigue.

- Todos ellos son gente indefensa. Atacarles será la manera más fácil de que Potter venga derechito aquí en busca de venganza y usted tenga la oportunidad de acabar con él de una vez por todas.

Tras un instante de silencio, el hombre asintió con lentitud.

- De acuerdo – consintió – Pero si falláis esta vez, se acabará el tiempo de las segundas oportunidades.

Con un gesto de sus largas manos, indicó a los chicos que se retirasen. Unos minutos después, fue Weasley quien entró en la sala.

- ¿Me llamaba, señor?

- Quiero que investigues al círculo de Potter. Amigos, familiares.. Quiero saber absolutamente todo de ellos: asuntos familiares, historias pasadas, la clase de relación que tienen con él… Cualquier detalle es importante. Investiga especialmente el alcance de su poder.

- ¿Su poder? – preguntó el chico algo extrañado.

- Sí. Si alguien ha tenido el poder necesario para hacer regresar a Black desde otra dimensión, tenemos más problemas de los que me temía.


En mitad de una tarde extrañamente calurosa, dos muchachos paseaban por los alrededores del castillo cruzando los caminos mojados por la nieve que los benevolentes rayos de sol tenían a bien derretir para que Harry y Hermione pudiesen, como tantos otros, aprovechar las ultimas horas de vacaciones antes de retomar sus clases.

- Entonces¿todo está arreglado? – se interesó la chica.

- En parte – reconoció Harry – Sirius dice que todo lo que está pasando es algo que sólo él, puede solucionar, que no nos preocupemos. Pero yo no puedo evitar hacerlo.

- Lo entiendo. ¿Y qué podríamos hacer?

- Llevo mucho tiempo pensándolo. Creo que a pesar de todo, hay algo en este mundo que le ata lo suficiente. Y sin embargo, no se me ocurre que puede ser, porque a pesar de ello, intentó…

Harry se aclaró la voz, pero no continuó hablando puesto que, al mirar a su amiga, notó que ella lo había captado.

- ¿No tienes ninguna idea de lo que podría ser?

- De eso quería hablarte.

Apartándose un podo del camino, Harry tomó asiento en el pequeño miro que rodeaba la huerta que había junto a la cada de Hagrid, y Hermione le siguió, colocándose a su lado. Del bolsillo de su túnica sacó un sobre amarillento y extrajo de él un taco de fotos, mientras se explicaba.

- Esto es lo que Sirius me regaló en Navidad. Son fotos de cuando estudiaba en Hogwarts. En casi todas salen él, mis padres, Lupin…

Hermione observó las imágenes con curiosidad, sonriendo ante la despreocupada diversión de la que disfrutaban sus protagonistas. Todos le parecieron muy jóvenes y distintos de cómo ella les conocía y en sus miradas parecía brillar un destello de felicidad que el tiempo o la muerte habían borrado.

- ¡Son geniales! Harry, eres exactamente igual que tu padre, Sirius no exageraba.. ¡Que guapo está él aquí! El profesor Lupin sale muy bien, pero tiene pinta de gruñón… - reía y comentaba la chica mientras iba pasando una foto tras otra bajo la sonrisa apenada de Harry – Tu madre era preciosa. ¿Y ésta quién es?

- ¡Exacto! No lo sé – exclamó, tomando la foto de la chica misteriosa – Supongo que era una amiga de ellos, pero a ella no la conozco ni me suena que me hallan hablado nunca. He buscado en otras fotos que tengo, pero sólo sale en una de la boda de mis padres y apenas se la ve.

- ¿Y cual es el problema? – preguntó Hermione, que aparte de algo extraño en sus hermosos ojos, no veía nada extraordinario ni especial en aquella foto ni en la mujer que mostraba.

- Creo que es alguien muy importante para Sirius. No se por qué, pero lo sé – afirmó Harry rotundo – Quizá ella sea la manera de que Sirius… se recupere.

- No sabemos nada de ella – repuso su amiga.

- Lo sé. Por eso quería pedirte… Bueno, como eso de la investigación de campo siempre se te ha dado bien…

- Quieres que averigüe cosas sobre ella.

- Si no es molestia…

- Claro que no. Veré de lo que me puedo enterar, aunque necesito quedarme la foto – aceptó Hermione sonriente.

- Un millón de gracias.

- No hay de qué.

De repente, un silencio asaltó a los dos amigos y ambos pudieron captar el ambiente, levemente incomodo, que los envolvía. Sin embargo, ese no fue el motivo para que Harry, decidiendo que ya era hora de comportarse como un hombre y afrentar los problemas cara a cara, no se decidiese a hablar del tema que tenían pendiente desde hacía mucho tiempo.

- Hermione, yo… Quería comentarte algo sobre lo que pasó…

- ¿Lo del bosque? – cortó ella, alarmada al oír el tono mitad solemne mitad avergonzado que adoptada el chico – Sobre eso, yo no…

- ¿Qué bosque? – dijo él, mirándola sin comprender.

- ¿Sobre qué querías hablarme? – inquirió Hermione, cambiando de tema ágilmente.

- Cuando nos atacó… Bueno, cuando me atacó el billbert… Yo… Tú… - Harry se sintió enrojecer y caló de golpe al ver que a la chica le ocurría lo mismo – Esto…

- Sí, bueno, nosotros… - Hermione se sonrojó aún más, sin saber como continuar.

Sintiendo como estaba teniendo la conversación más estúpida del siglo, Harry se dijo que no cabía la posibilidad de caer aún más bajo y antes de que el impulso de salir corriendo tomase posesión de su cuerpo, acercó su rostro al de ella, en un acto casi desesperado.

ºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoº

Durante toda la tarde habían estado llegando a Hogwarts los alumnos que habían decidido pasar la Navidad en sus casas. Justo en aquellos momentos, Cho Chang atravesaba el camino en dirección a la puerta del castillo y pudo ver como en la lejanía, Harry pasaba la mano por la cintura de una chica, atrayéndola hacia sí mientras la besaba.

Al detenerse y mirar más atentamente a la pareja, descubrió que la chica en cuestión no era ni más ni menos que Granger.

La mirada de odio y calculada frialdad que les lanzó habría hecho estremecerse a algunos más valientes, pero el chico que se detuvo a su lado se limitó a observar alternativamente a Harry y Hermione y a Cho, mirándolos con regocijo y cierto triunfo en sus ojos.

Zacharias Smith pensó que, en un golpe de suerte, había matado dos pájaros de un tiro.


- ¡Hermione, por favor, ayúdame a terminar el trabajo de Snape! – rogó Ron, cuyo gesto agobiado contrastaba fuertemente con la somnolencia del resto de sus compañeros, que una semana después del comienzo de las clases, contaban los segundos que faltaban para las vacaciones de Pascua.

- Menos mal que te dije que lo hicieses hace casi un mes – le reprendió su amiga frunciendo el ceño.

- ¡Por favor…!

En esos momentos entró Harry, al cual las sábanas parecían habérsele pegado. Tomando asiento junto a Hermione, le rozó la mano como quien no quiere la cosa y le sonrió, mientras daba a todos los buenos días.

- Anda, trae… - dijo la chica tomando el pergamino que Ron le tendía, con un humor bastante mejorado.

Su amigo agradeció la ayuda recibida, aunque en cuanto ella se volvió, puesto los ojos en blanco. Un solo mimito más y le daría una subida de azúcar. Pese a todo, haciendo gala de una discreción insospechada en él, Ron no dijo nada y se concentró en su desayuno a medio tomar, pensando en la mejor manera de poner en apuros a la secreta parejita y reírse de ellos durante una buena temporada.

La entrada del correo llamó la atención de todos, que levantaron su vista a la espera de paquetes, cartas o, simplemente, el diario de la mañana.

Cuando éste llegó a las manos de Harry y leyó el titular de la portada de "El Profeta", se atragantó irremediablemente con su desayuno y mostró a sus amigos el motivo de su sorpresa.

"IMPORTANTE MORTÍFAGO FUGADO, APARECE MUERTO"

Ayer tarde, Londres.

"En las inmediaciones de la Trafalgar Square de Londres, han aparecido los restos de Lucius S. Malfoy, importante mortífago que permanecía recluido en Azkaban, condenado a cadena perpetua, desde el verano pasado.

La fuga, de la que las autoridades mágicas no tenían noticias, pudo haberse hace meses, en los que la víctima pudo haberse dedicado a la reorganización de las filas de Aquel-que-no-debe-ser-nombrado…"

Sigue, páginas 2 y 3

Todos los que en esos momentos leían el avance de la noticia, levantaron la vista en dirección a Draco Malfoy, que había llegado al colegio el día anterior al final de las vacaciones a ultima hora de la tarde, y que desayunaba tranquilamente, ajeno en apariencia a los murmullos que el y su familia estaban suscitando, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores, que se miraban con aturdimiento.

Por lo que pudieron leer minutos más tarde, la policía muggle era la que había localizado los restos y, una vez conocida su identidad, las autoridades mágicas habían sido alertadas.

En la celda de Malfoy en Azkaban, en la que horas antes los aurores aseguraban haber visto al susodicho, no se había encontrado más que una túnica raída y unos huesos.

El Ministerio, que no salía de su asombro, sólo declaraba que la fuga de Malfoy se databa en varias semanas o incluso meses atrás y que no sabían quien podía ser el asesino, aunque sospechaban que fuese una de las estratagemas de Voldemort para sembrar la confusión.

Por último, el autor de a noticia, que parecía ser un intrépido periodista apasionado por su trabajo, afirmaba haber descubierto que los restos del malogrado Malfoy se reducían a la cabeza del mismo, hecho que añadía misterio al asunto, y que fue el definitivo para que los lectores quedasen estupefactos.

- Se había fugado…

- ¿Habrá sido Quien-tú-sabes?

- Sólo la cabeza…

- ¿Y cómo se pudo fugar sin que se diesen cuenta?

- ¿Qué ha pasado con el resto del cuerpo?

Estos y otros eran los comentarios que se oían de un lado a otro del Gran Comedor, mientras los periódicos pasaban de mano en mano.

Absolutamente todos tenían un ojo puesto en Malfoy hijo, esperando a que reaccionase ante la noticia del asesinato de su padre o dijese algo.

Quizá el hecho que más contribuyó a la perplejidad general fue el hecho de que Draco continuase con su rutina habitual, como si no se hubiese enterado o, peor aún, como si no le importase lo más mínimo. Cuando el chico terminó su desayuno, tomó sus libros y se dirigió a sus clases como solía, sintiendo la mirada de profesores y alumnos clavada en la nuca.

Interiormente, el chico sufría pensando lo inteligente que Voldemort había sido. Dejaría el asunto en manos de los aurores y a la vez que la sensación de confusión y miedo aumentaban, el contaría con todos los medios para encontrar y castigar al verdadero culpable.

Lo que Draco Malfoy no sabía (ni, probablemente, podía imaginar) era que él y su madre habían sido las primeras personas en plantar ante el Señor Tenebroso un obstáculo insalvable, una angustia que a la vez que aumentaba su humanidad, hacía disminuir su poder.

Y es que, a muchos kilómetros de allí, envuelto por la soledad y la oscuridad de su guarida, Voldemort volvía a ser Tom Ryddle por primera vez en muchos años: volvía sentir. A sentir un miedo tan intenso que creyó que acabaría con él.

Tal vez aquello era la primera piedra de la muralla que lograse detener a Voldemort en su, aparentemente, imparable avance.

CONTINUARÁ…


Hola!

Bueno, pues ya estoy aquí de vuelta con nuevo capitulo de la historia. Por fin sale Lydia, yujuuu! Ya saben que es uno de mis personajes favoritos en este fic, aunque ya irán sabiendo mas en lo sucesivo. De momento, del flashback se pueden deducir cosas como que… bueno, deduzcan lo que quieran, jajaja xDDD En el proximo chap, más xD

Por cierto, ya se que este capitulo es muy tranquilito en comparación con los otros, pero que quieren que les diga, hace falta relajarse a todo el mundo; Harry y los demás no son excepción xDDD. A todo esto… pobrecito Sirius, que mal esta. Y Harry dándose el lote, mal ahijado! xDDD Que por cierto, ya se que dije que esta historia no iba a ser precisamente muy romántica, pero ya se sabe, un poquito nunca viene mal xDDD

En fin, no se si os habréis enterado, pero han sacado una nueva norma para que no se contesten los reviews. A mi esto me ha llegado de oídas, y tengo que confirmar la información (jeje, parezco periodista de la prensa del corazón xDD), pero como no quisiera que me borrasen la cuenta, tendré que hacerles caso. De toda formas, que conste que me parece una norma completamente ESTUPIDA. Al menos en HarryArgentino hay una sección donde puedes dar respuesta a cada review individualmente, esa si es una buena solución.

De todas formas, quisiera agradecer muchísimo sus reviews a: amsp14 (mi "idola" Ana María), alex black bird (que nunca me abandonas, gracias!), juaniweb y Gene Granger (nueva lectora, bienvenida!).

Por cierto, Christian, si leyeses esto por un casual de la vida, lúcete, chiquillo, y dejame un review, que tengo escasez!

Lo dicho, muchos besitos a todos, muchas gracias por leer y nos vemos en el próximo capitulo, que prometo que no se hará esperar mucho a pesar de mis próximos examenes (NOOOOOO! xDD)

Bye!

Ela :)
Miembro Orden Siriusana
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