AMANDO LA VIDA

Disclaimer: Estos personajes no son de mi propiedad. Ni de la propiedad de J.K. Rowling, ni de la Warner... Estos personajes son tuyos, lector, porque eres tu quien da vida y valor a nuestros mundos maravillosos en tu cabeza. Nunca dejes de hacer volar tu imaginación...


13. AQUELLOS QUE DESAFÍAN AL SOL.

Marzo había llegado cargado de tormentas, y desde las mazmorras donde se impartía aquella doble clase de Pociones, Harry podía oír el repiqueteo de la lluvia a la vez que cortaba ingredientes para su poción.

- Harry – susurró Hermione, controlando que Snape se encontraba bien lejos en aquellos momentos – Tengo información sobre tu chica misteriosa.

- ¿Chica misteriosa¿De quién hablas? – preguntó Ron con curiosidad, aunque fue totalmente ignorado.

- Lo más difícil fue encontrar el nombre. La verdad es que soy un poco boba, porque…

- Totalmente de acuerdo – aseguró el pelirrojo con rotundidad.

Molesta, lanzó a su amigo un escarabajo de su kit de ingredientes, que Ron esquivó de un salto. Después, recordando su papel de alumna modelo, concentró su atención en el caldero que comenzaba a hervir, mientras Harry le telegrafiaba por susurros al chico la historia de la mujer desconocida que apareció en las fotos de Sirius.

- ¿Una corazonada? – repitió Ron, algo desconcertado - ¿Sólo eso?

- No sé. Simplemente, creo que esa mujer tiene un papel importante en toda esta historia.

La sombra de Snape apareció planeando sobre ellos y los chicos se volcaron en la preparación del antídoto Aqualergo como si su vida dependiese de ello.

- El caso es que, después de todo lo que he averiguado, yo opino lo mismo – comentó Hermione cuando el profesor se acercó a la mesa de los Slytherin – Tiene una historia… interesante.

- ¿Qué es lo que sabes? – murmuró Ron intrigado.

- La chica se llamaba Lydia Vaugh. Tardé muchísimo en averiguarlo, teniendo solamente la foto. Entonces, un chico de séptimo me comentó que había una sección dedicada a los alumnos de Hogwarts.

- ¿Qué chico? – interrogó Harry, frunciendo el ceño.

- ¿Una sección de alumnos¿Qué hay allí?

- Principalmente, millones de archivos de todos los alumnos de Hogwarts desde que se abriese el colegio: componentes de los distintos cursos, anuarios con los de séptimo, trabajos hechos por gente que estudiaba para el EXTASIS de algunas asignaturas y que se guardan para consulta…

- Al grano, Hermione – pidió Harry, molesto porque no contestase a su pregunta, a la vez que Ron aguantaba la risa tras la reacción de su celoso amigo.

- Bueno, pues revisé los anuarios hasta que encontré su foto en uno de ellos – continuó la chica, removiendo su poción a la vez que echaba un vistazo de reojo a su novio – Lydia Vaugh iba al mismo curso que tus padres y también estaba en Gryffindor. Fue prefecta y Premio Anual. En la sección de alumnos hay un par de trabajos suyos de Aritmancia y Runas Antiguas realmente buenos.

- Me recuerda a ti – comentó Ron – Prácticamente perfecta en todo.

- Como Mary Poppins – gruñó Hermione lanzándole una mirada con intenciones claramente homicidas.

- ¿Quién¿La conozco?

- De todas formas, no nos parecemos en nada – le ignoró de nuevo la chica – Revisé periódicos y material de la época u me quedé bastante… sorprendida. Por lo visto, los Vaugh eran una de las familias de sangre limpia más antiguas de Inglaterra. Y su posición respecto a Voldemort y sus seguidores fue bastante tibia durante más de la mitad de la guerra.

- ¿Bromeas¿Sirius tenía trato con gente así?

- No todo es lo que parece. Los Vaugh eran gente importante, tenían relación y tratos comerciales con la mayoría de las familias importantes. Sin embargo, su posición respecto a la pureza de sangre no era extremista. Supongo que al principio intentarían levarse bien con todos, pero cuatro años antes de la caída de Voldemort, se revelaron finalmente en el bando del Ministerio, y más concretamente, en el de Dumbledore.

- Verían que les iban a dar una paliza y cambiaron sus apoyos – dijo Ron con desprecio en la voz, pero Hermione negó con la cabeza.

- En esa época era cuando Voldemort tenía más poder. Los Vaugh eran importantes, Ton, los mortífagos habrían dado lo que fuese por tenerlos de su parte. Cuando dieron su apoyo a Dumbledore, la gente se sintió como si tuviese la mitad de la guerra ganada.

- ¿Y qué hay de Lydia?

- Aparecen unas cuantas reseñas en "El Profeta". Por lo visto, fue la sanadora más joven de San Mungo en siglos. Y no sé si sabías esto, pero fue madrina en la boda de tus padres… y también fue tu madrina.

Harry miró al frente, pensativo. Si había sido tan importante en la vida de sus padres, hasta el unto de ser su madrina junto con Sirius… ¿Por qué nadie le había hablado de ella? Ni Sirius, ni Lupin… hablaban docenas de veces de James y de Lily, incluso de Pettigrew; pero nunca de Lydia.

- ¿Qué fue de ella? – pregunto Ron, sacando a Harry de su mundo.

- Ahí viene lo más interesante. Fue ascendida a jefa de la planta de Daños producidos por Hechizos de San Mungo. Tres meses después, desapareció. Sin dejar ni rastro.

- ¿Desapareció? – preguntaron los dos chicos a la vez

- Concretamente, el día después de la caída de Voldemort.

- No puede ser… - murmuró Harry, perplejo - ¿Pero cómo…?

- ¿Recordáis el crimen por el que Sirius fue encarcelado? Según testigos, Lydia apareció allí gritándole a Sirius que se detuviera. Y segundos después, ocurrió la explosión – relató Hermione, tan sobrecogida como cuando leyó el artículo – Se le declaró desaparecida al no encontrar restos de su cuerpo, y Sirius fue detenido por el asesinato de trece muggles y un mago, pues que no había pruebas del asesinato de Lydia. Sin embargo, todo el mundo lo interpretó como una muerte.

- ¿Y qué fue de los Vaugh?

- Beatrice Vaugh murió un año después que su hija, y Adam Vaugh, murió hace cinco años. Dedicaron un artículo a la supuesta maldición de su familia, puesto que con el padre de Lydia desaparecía por completo la familia de sangre limpia más antigua del país.

- ¿No buscaron a Lydia? – preguntó Ron – Al fin y al cabo, Pettigrew no se desintegró, dejó el dedo a propósito.

- Desde el principio creyeron que estaba muerta. Los testigos afirmaron que estaba justo detrás de Pettigrew, intentando llegar hasta Sirius, y que la fuerza de la explosión le impacto de lleno y la… Creyeron que a Pettigrew y a ella les había ocurrido lo mismo.

- ¿Y no le queda más familia? Marido, hijos, hermanos o algo así.

- En "El Profeta" hablan únicamente de "sus padres y amigos". Era una mujer muy importante no sólo por sus orígenes; por lo visto, era muy apreciada en su trabajo. Va a ser difícil encontrar información de primera mano, si es en lo que estás pensando, Harry.

- Ya lo veo – gruñó el chico, pensando en otras posibilidades.

- Puedo preguntar a mis padres a ver si saben algo. De todas formas, Harry, lo más fácil sería preguntarle a Sirius y punto.

- ¡Estás loco! – exclamó Hermione – Intentamos ayudarle, no hundirle aún más en el pozo. Lydia murió delante de sus narices y fue a él a quien acusaron.

- ¿Estás segura de que Lydia muriese? Si no hay cuerpo, en realidad no hay pruebas de ello.

- Harry – replicó la chica – Un hechizo que mató a trece personas le estalló en la cara. No se puede sobrevivir a eso.

- Hay algo más… Estoy seguro de que tras Lydia Vaugh se esconde alg…

Harry enmudeció, blanco como el papel, cuando se encontró a Snape mirándolos fijamente, más pálido y enfurecido que nunca. Habían estado tan concentrados en su conversación que no se habían percatado de que su profesor podía escuchar cada palabra que decían desde quien sabía cuanto tiempo.

- La clase ha terminado. Podéis marcharos. Potter, Weasley y Granger, no os mováis del sitio.

Sus compañeros fueron saliendo uno a uno, mirando asustados a los tres chicos, que esperaban encogidos en sus asientos a la que parecía, iba a ser la reprimenda del siglo, a juzgar por la expresión de Snape, la más terrorífica que Harry había visto hasta la fecha. Cuando todos los alumnos hubieron salido, el hombre se enfrentó a ellos.

- Habéis transgredido todas las normas del colegio y habéis hecho lo que os ha dado la gana durante todos estos años, pero os habéis pasado de la raya.

- Señor, nosotros no…

- ¡SILENCIO, POTTER! – gritó Snape, fuera de sí - ¡Ya está bien¡Dejad en paz a los muertos y no os metáis en los asuntos que no os conciernen! Olvidaos de Lydia Vaugh o me ocuparé personalmente de haceros la vida tan imposible que mis clases hasta ahora, que tan poco parecen importaros, os parecerán el paraíso. Y ahora, desapareced de mi vista inmediatamente.

No hizo falta más: los tres salieron tan rápido del aula como si huyesen de la misma muerte y no volvieron a respirar tranquilos hasta que no estuvieron a salvo en la seguridad de su sala común.

- Aclaradme una cosa – rogó Ron, tirándose en un sofá - ¿Son imaginaciones mías o no nos ha castigado?

- Ni nos ha castigado ni nos ha quitado puntos; pero a mí me ha dado verdadero miedo – dijo Hermione fatigada - ¿Qué mosca le habrá picado?

- Él la conocía, estoy seguro – masculló Harry – Averiguaré lo que ocurrió con Lydia sea lo último que haga. Lo juro.


Draco Malfoy se sentó en uno de los bancos de mármol que adornaban los laterales de aquel paseo, que rodeaba todo el castillo. Mirando al frente, contempló las imponentes montañas, que parecían rozar las nubes de tormenta que llenaban el cielo de aquella tarde de primeros de Marzo.

El muchacho dudó si sacar un libro o ponerse a estudiar, aunque finalmente optó por quedarse allí, estático, mirando al vacío. Cualquier cosa era mejor que estar en la biblioteca o en la sala común, soportando los murmullos de sus compañeros.

Desde que la noticia del asesinato de su padre había sido publicada en el periódico, Draco se había convertido en un ser solitario que parecía vagar por Hogwarts sin destino ni rumbo fijo. Sus amigos le habían dado de lado, temerosos de verse involucrados en los asuntos turbios de su familia, que ya habían llevado a Lucius Malfoy a la muerte.

La reacción por parte de los alumnos de otras casas no había sido mucho mejor: todos lo observaban y señalaban, sentían un miedo con el que hacía meses se habría sentido orgulloso y que ahora solamente le provocaba tristeza.

Aún podía recordar con claridad la charla que había tenido con Dumbledore, contento de que el director no hubiese obtenido la información que buscaba.

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- Como comprenderá, señor Malfoy, el ministerio espera ansioso su declaración. Quizá usted sepa algo, algún detalle que ayude a esclarecer la muerte de su padr…

- Yo no sé nada – replicó rápidamente – No he visto a mi padre desde mucho antes de que entrase en Azkaban.

Draco podía sentir como Dumbledore intentaba acceder a su mente, pero este mantuvo la concentración sin alterarse lo más mínimo.

- Buen uso de la Oclumancia, señor Malfoy.

- Gracias, profesor.

- ¿De verdad no sabe nada?

- No - afirmó rotundamente – Puede creer en mi palabra o administrarme el suero de la verdad. Haga usted lo que crea conveniente, profesor Dumbledore.

El hombre suspiró con agotamiento, atravesando a Malfoy con la mirada.

- De acuerdo, señor Malfoy. Puede irse.

El muchacho se levantó del asiento, huyendo con presteza de aquel viejo que parecía saberlo todo de él, aunque no le dijese ni una sola palabra.

- Draco – el chico se giró cerca de la puerta, enfrentando al director - ¿Realmente no te importa la muerte de tu padre?

Malfoy pareció reflexionar cuidadosamente unos momentos las palabras del hombre hasta encontrar una respuesta aproximadamente sincera.

- Lo primero que te enseñan en mi familia, profesor, es a aceptar las consecuencias de tus actos. Si lo haces bien, serás recompensado. Si fallas, serás castigado. Mi padre sabía a lo que se arriesgaba con su manera de actuar… Los demás no tenemos nada que ver. Tiene lo que se buscó.

Y Malfoy salió del despacho antes los azules ojos inquisitivos del director, que pareció comprenderlo todo en ese instante.

ºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoºoº

Durante más de un mes, Draco se había estado preguntando si finalmente les descubrirían, si su madre y él estaban metidos en problemas; pero el director parecía no haber dicho nada y haber guardado sus sospechas para sí, a pesar de las constantes miradas poco tranquilizadoras que le lanzaba.

El muchacho, de momento, podía sentirse tranquilo durante una temporada, hasta que se olvidasen de su padre o hubiese temas más interesantes que tratar. Sabía que, a pesar del morbo despertado por la noticia, la muerte de un asesino no sería algo que la gente lamentase demasiado.

Al sentir como alguien pasaba por su lado y se sentaba junto a él, el chico levantó la cabeza, muy sorprendido.

- No creo que te importe, parece que estás solo- comentó la chica sin mirarle.

Le sonaba su cara. Era esa chiflada de Ravenclaw que a veces estaba con Potter y su panda de estúpidos amigos. Lisa o Lorna o algo así se llamaba.

- No creo que me conozcas. Luna Lovegood – dijo ella, presentándose.

- Draco Malfoy. Y ahora, lárgate de aquí - gruñó con su tono más desagradable.

- Yo si te conozco. Lamento lo de tu padre.

- Yo no. Te lo repito: largo – espetó Draco, molesto con esa extraña compañía.

- Mi madre también murió hace unos años. Claro que ella era muy buena persona – comentó con una sinceridad aplastante que dejó a Malfoy sin habla – Debe ser duro que todos te rechacen sólo porque no sepan cual fue el bando que mató a tu padre. De todas formas, no tiene nada que ver contigo. Te pareces mucho a tu padre en el aspecto, pero creo que en nada más.

- ¿Conocías a mi padre? – preguntó Draco, agradeciendo inconscientemente que aquella chica le tratase con franqueza.

- Lo vi una vez, cuando acompañé a mi padre al Ministerio – relató Luna con tranquilidad - ¿Mi padre es periodista, sabes? Bajamos juntos en el ascensor. No me gustó. Parecía orgulloso, prepotente. Sus ojos estaban vacíos, pero los tuyo no. En los tuyos queda algo bueno.

- ¿Algo bueno? – repitió Malfoy, anonadado con el atrevimiento de aquella mocosa – No me conoces. Ni a él tampoco lo conocías.

- Bueno, pero él era un mortífago. Parece que acerté de todas formas – sonrió ella con languidez a la vez que le miraba – Ron me contó que ayudaste a Harry, aunque él no parecía muy contento por ello. Eso dice mucho a tu favor.

- ¿Lo dice? – dijo Malfoy con sorna, pero la chica se limitó a encogerse de hombros.

- Tienes razón, no te conozco. Tal vez seas un asesino, pero sigo viendo algo bueno en ti.

Draco se quedó helado, mirando fijamente a Luna como si hubiese a un horrible monstruo. ¿Un asesino¿Sabría ella algo? Por lo visto no, puesto que ella seguía sonriéndole, pero el muchacho no pudo más que asombrarse por su increíble (y sospechosa) intuición.

- ¿Luna? – llamó una voz.

A unos metros del banco, Ron Weasley se aproximaba a ella con los ojos entrecerrados al haber distinguido a su lado a Malfoy, el cual tomó sus cosas y se dispuso a largase para evitar un nuevo enfrentamiento con Weasley.

- Gracias por la charla, Lovegood. Nos vemos – masculló.

- Adiós – se despidió Luna, observándole fijamente con sus ojos brumosos, como de hechizada.

- ¿Luna, dónde estabas? – inquirió Ron al llegar a su altura, sentándose donde nos instantes antes había estado Draco – Llevo siglos buscándote. ¿Te estaba molestando Malfoy?

- No, sólo hablábamos. No es mal chico – el pelirrojo la miró con los ojos abiertos de par en par, como si dudadse de sus salud mental – Lo digo en serio, Ronald, no es una mala persona.

- Si tú lo dices…

- Puedo sentirlo.

- ¿Y desde cuando sientes tú esas cosas?

- Desde siempre. ¿Por qué me buscabas?

Ron se dio perfecta cuenta del cambio de rumbo que la conversación había tomado, pero no hizo ningún comentario, antes de que Loony le volviese loco a él también.

- Harry y Hermione – gruñó el chico a la vez que su amiga sonreía – Estaban todo el rato lanzándose miraditas… Pero bueno¿es que se creen que no me entero? El caso es que me largué de allí antes de ponerme malo. Llevo más de una hora dando vueltas.

- ¿Cuándo piensas decirles que ya lo sabes?

- No sé. Sería incomodo. Ellos creerán que me molesta su relación, cuando lo que de verdad me cabrea es que no me hayan dicho nada en meses.

- Tú mismo – murmuró Luna, aunque ahora su atención se centraba en dos alumnos que se acercaban hacia ellos a la carrera – Ron… ¿No son ellos? No parecen muy acaramelados, precisamente…

El chico rió, pero había algo en las caras de sus amigos que le decía que pasaba algo. Algo gordo.

- ¡Ron¡Ron! – llamaba Hermione, corriendo lo más deprisa que podía.

- ¿Qué pasa?

- Un… un…

- Ha habido un ataque – completó Harry al ver que la chica no podía respirar.

- ¿Qué¿Dónde¿La cicatriz…?

- No, Voldemort no está allí. Íbamos a buscar a Lupin y a… - calló el nombre de Sirius al ver que Luna estaba presente.

- McGonnagall no dijo que no estaba – contaba Hermione precipitadamente a la vez que se apoyaba en las rodillas – Que se había producido un ataque y que toda la Orden del Fénix estaba allí.

- Mierda… - masculló Ron angustiado. Casi toda su familia debía de estar allí y él metido en Hogwarts sin poder ayudarles, sin poder saber siquiera si estaban bien.

- ¿Dónde ha sido? – preguntó Luna, entrando en la conversación.

- Cardiff, al sur de Gales. En esa zona es donde más magos de origen muggle hay – explicó Hermione.

- Parece una declaración de intenciones. Como si estuviese advirtiendo a todos de lo que pretende – comentó Luna, reflejando por primera vez en todo el tiempo que la conocían, un expresión de verdadera preocupación – Mi… mi familia… vive allí.

- Tranquila, Luna – susurró Ron, pasándole un brazo por los hombros, comprendiendo a la perfección la preocupación de la chica, la misma que la suya – Todo irá bien.

Los cuatro permanecieron allí, en silencio, deseando que todos pudiesen salir de la batalla contra los seguidores de Voldemort, sanos y salvos.


No estaban preparados.

Ese era el primer pensamiento que pasaba por la cabeza de los aurores, sanadores y prácticamente de cualquiera que estuviese en medio de aquella batalla campal.

Pero debían resistir.

Personal del Ministerio se ocupaba de evacuar a todos los muggles de la zona, pasando bajo miles de hechizos que volaban de un lado para otro de la zona. A cierta distancia, dos gigantes destrozaban todo aquello que encontraban a su paso; edificios de muchas plantas de altura caían como castillos de naipes bajo sus golpes, provocando conmociones, heridas e incluso la muerte a un numeroso grupo de personas que intentaban inútilmente vencerlos, a la vez que los rayos rebotaban contra su piel, enfureciendo aún más a las criaturas.

La Orden del Fénix luchaba a casi un kilómetro de esa zona, aunque pudieron ver a la perfección como una de las imponentes figuras caía por fin, abatida bajo los hechizos aturdidores de los aurores del Ministerio.

Los mortífagos sabían que era allí donde se encontraba su principal objetivo, y los más experimentados se enfrentaban a los seguidores de Dumbledore, con una saña y un ardiente deseo de aniquilarlos a todos que no eran problema para sus contrincantes.

A pesar del caos, los miembros de la Orden sabían que ellos sí estaban capacitados, preparados para ganar y poco a poco el número e mortífagos atrapados aumentaba.

Gente de la zona se había unido a la lucha, desesperados por salvar sus posesiones, su casas y la vida de sus seres queridos. Dos muchachos de apenas veinte años miraban aterrado, deshechos en lagrimas, el cuerpo de una mujer tirada en el suelo, con unos profundos ojos negros abiertos de par en par.

- ¡Cecile! Por favor, hermana, no te vayas… Cecile… - suplicaba el que parecía más joven de los dos, abrazado a ella, mientras el otro, de pie y con la cabeza agachada, miraba también a su hermana mayor, agarrando con fuerza su varita.

- ¿Era vuestra hermana, eh? – pronunció una fría voz a sus espaldas – Ridícula… No sabía ni coger la varita. Matarla fue demasiado aburrido.

Los dos se giraron para ver a un mortífago, demasiado cobarde para enfrentarse a los miembros de la Orden, que se recreaba con la tragedia ajena.

- Tú… - murmuró el chico que estaba de pie, levantando la vista - ¡CABRÓN!

Se lanzó contra el hombre con una mirada, pero el otro solamente sonrió.

- ¡Expelliarmus! – exclamó, y la varita del joven voló por los aires.

- ¡Cabrón, tú, tú has matado a Cecile! – gritó, loco de dolor, lanzándose de nuevo contra él, esta vez desarmado.

- Avada Kedavra – siseó el mortífago.

Pero algo ocurrió. Una sombra cruzó delante de los ojos del hombre en el preciso instante en que llevaba a cabo el hechizo y la maldición se estrelló contra la pared de una casa, abriendo un amplio boquete.

- ¿Qué…!

Frente a él, un hombre vestido con una larga capa negra rodeaba con su cuerpo al chico, que se había quedado súbitamente sin fuerzas, reprimiendo los sollozos.

- Largaos de aquí – ordenó el desconocido con voz ronca.

- Yo… Él… ¡Mató a mi hermana¡Le mataré! – chilló el muchacho.

- ¿Quieres dejarle solo? – preguntó, señalando a su hermano, que seguía llorando sobre el cuerpo de la chica – Porque si te quedas, eso es lo que ocurrirá. Marchaos ya.

Con un fuerte tirón, incorporó al chico desde el suelo, lanzándole una mirada penetrante. Finalmente, el joven salió corriendo, cogió el cuerpo de su hermana en brazos y arrastró al chico lejos de la zona donde el duelo entre el mortífago y su desconocido salvador ya había dado comienzo.

- ¡Me las pagarás, idiota¡No sabes con quien te metes! – exclamó el seguidor de Voldemort, lanzando maldiciones diestra y siniestra a la vez que su contrincante las evitaba ágilmente.

- Eres tú el que no sabe con quien se mete – gruñó el otro, a la vez que esquivaba la maldición Cruciatas, enviándole con rapidez un hechizo aturdidor que el mortífago esquivó por milímetros.

En efecto, éste último no sabía a quien se enfrentaba. La amplia capa con capucha escondía buena parte del rostro del hombre, dejando ver tan sólo su pronunciada sonrisa.

Una sonrisa que cualquiera habría identificado como la de un Black.

Sirius se movía con energía, atacando, esquivando, contraatacando… Por fin se sentía útil, activo, realmente vivo. Adoraba combatir contra aquella basura.

Mandando a su contrincante un nuevo hechizo de desarme, Sirius se concentró; cuando el mortífago volvió la vista al frente, él había desaparecido.

- ¡Dónde estás! – chilló, furioso y agotado.

Sintió unos golpecitos en el hombro; al volverse se encontró cara a cara con la sonrisa enigmática de su contrincante.

- Jamás mato por la espalda – murmuró entre dientes.

Un nuevo edificio cayó, muy próximo a ellos, pero ninguno de los dos se percató. Un rayo verde atravesó al mortífago a quemarropa a la vez que el estruendo se llevó las palabras del encapuchado. Un cuerpo muerto cayó a sus pies.

Sirius miró con aprensión al hombre. Quizá no debería de haber acabado con él, pero aquellos chicos merecían venganza por la muerte de su hermana.

Alejándose de él, al animago buscó a algún compañero de la Orden que necesitase ayuda o a algún mortífago que buscase pelea en las inmediaciones.

- ¡Padfoot! – gritó un hombre.

Remus se acercaba a él. Una quemadura con muy mala pinta cubría su brazo izquierdo y una brecha en la frente de la que brotaba abundante sangre dificultaba su visión.

- ¡Moony! – se acercó Sirius corriendo - ¿estás bien¿Qué ha pasado?

- Estoy bien – aseguró su amigo – Me golpeó un escombro, no es nada.

- Estás débil, Remus. Aún no te has recuperado de la última luna llena – comentó, examinando la herida – Te dije que no vinieras.

- Y yo te dije a ti que no vinieras. Estamos en paz.

- Yo me las apaño muy bien.

- Se están replegando – informó Remus, mirando a ambos lados una y otra vez – No resistirán mucho más.

- No me extraña – dijo Sirius – Ha sido un ataque a la desesperada. Nos han sacado algo de ventaja porque no nos lo esperábamos y menos aquí. Pero estamos más preparados que ellos.

- Nos han hecho polvo, Sirius – le recordó su amigo.

- No es para tanto. Te digo que podría haber sido mucho peor. Ha sido un ataque a la desesperada – repitió con tozudez.

- Voldemort no hace ataques a la desesperada.

- Ahora sí. Algo debe haberle asustado de verdad. Y vamos a que te curen esto de una maldita vez, me estas manchando la ropa – añadió con voz molesta.

- Qué considerado…

Remus se pudo en guardia. Ante ellos, una mujer se había plantado en mitad de su camino y los observaba a unos metros de distancia.

- Vaya, vaya, Lupin, que agradable sorpresa.

- Bellatrix…

El licántropo miró con un odio desconocido en él a la mortífaga, que le sonreía, divertida con su reacción. Remus intentó avanzar, enfrentarse a ella, pero Sirius lo sostuvo por el brazo, apretándole hasta hacerle daño.

- No – dijo, cortante – Márchate, Remus.

- Pero…

- Mantente al margen – masculló con una voz peligrosa que no admitía replica.

Su amigo se desapareció, tan sólo para aparecerse unos metros más allá, oculto en las sombras. ¿Y si volvía a perderle, esta vez para siempre?

El hombre se retiró la capucha con parsimonia, revelando su cabello oscuro, sus ojos encendidos de furia congelada, su rostro contraído en una mueca de desprecio, su sonrisa cargada de odio. Revelando, al fin y al cabo, su verdadera identidad como heredero de los Black.

- Hola, primito.

- Cuanto tiempo, Bella…

CONTINUARÁ…


Hola!

Ya estoy aquí de nuevo con otro capitulo de la historia. Ya se que soy un poco desastre a la hora de actualizar, pero ya saben que estoy de exámenes, y entre unas cosas y otras, tengo el tiempo justo. El caso, es que logre sacarlo de debajo de las piedras, y pude poner otro chap, que espero que les guste.

Aquí, como podéis ver, hay un poco de todo, y además de todo lo que me gusta. Para empezar, conocemos un poco más sobre Lydia, su familia, y su extrañísima desaparición. Por otra parte, indagamos un poco más en los problemas y sentimientos de Malfoy (ahí, Luna estuvo sublime, me encanta esa mujer xDDD) y por otro, tenemos el primer ataque de Voldemort y comienza lo bueno, yujuuuuu!

Como ven, al final ya me decidí a poner acción. La verdad es que me sentía un poco culpable, porque se que los chaps que escribo son un poco largos y si los personajes se la pasan blablabla, pues puede aburrir un poquito. De todas formas, también hay que dejarle hablar a los pobrecillos, porque si no esto sería una peli de Van Damn, y no queremos eso no? (NOOOOOOOooooo….!) xDDD

Por cierto, comentenme que tal me quedo la escena de la batalla. Nunca se me ha dado demasiado bien las luchas y cosas así, y aunque quede bastante contenta con esta en particular, es su opinión la que cuenta :) .

Por ultimo, el encuentro con Bella… Muajajajaja! Que pasará? De momento ya hemos podido ver a Sirius en acción, y da verdadero miedo (al menos a mi) pero lo adoro! Jejeje, a ver como se porta en el siguiente chap en el que, por cierto, sabremos un poquito más de Lydia, que como ya dije es un personaje importante, aunque iré contando cosas suyas por fascículos, para no aburrir, jejeje.

Bueno, muchísimas gracias por sus reviews a alex black bird (jejeje, me encantó lo del gemelo malvado xDDD), amsp14 y eidan.

Nos vemos en el siguiente chap, en el que (espero con todas las fuerzas de mi alma), ya seré libre de exámenes (aquí es donde grito histérica y de felicidad xDDDD)

Muchos besos a todos y muchas gracias por leer! Byeeee!

Ela :)
Miebro Orden Siriusana