Disclaimer: Si Harry Potter & friends me perteneciesen, estaría viajando en un velero por el Pacífico.

NADA COMO UN BUEN ATAQUE DE AMNESIA

Capítulo 3: La fiesta de fin de año. Marchando una ronda de poción desinhibidora.

"¡Ron!" -la voz inconfundible de Luna Lovegood retumbó por el pasillo, haciendo que los dos muchachos se volviesen rápidamente.

Luna sonreía de oreja a oreja; seguía teniendo aquella mirada suya de alucinada, pero por algún motivo a los chicos ya no les parecía tan rara. Ron había ido asumiendo con el tiempo el interés que la Ravenclaw mostraba por él, pero como ella no lo atosigaba en exceso, le había ido cogiendo cariño y no le importaba demasiado. Si Ron podría algún día corresponderle, era algo que Harry no podría decir.

"Dime, Luna" -contestó Ron mientras se acercaba a la chica, que correteaba hacia él con evidente satisfacción.

"Hay una fiesta en la sala común de Ravenclaw, el 31 de diciembre. Podemos invitar a quien queramos, así que habrá gente de todas las casas, sólo de sexto y de séptimo. Tendremos comida y bebida" -remarcó Luna con las mejillas arreboladas del entusiasmo-; "estáis invitados, y Ginny y Hermione también" -Luna dijo esto último con una pizca menos de ilusión, lo que hizo que Ron y Harry intercambiasen una mirada: era evidente que Hermione era la que menos simpatías le inspiraba de los cuatro. "Vendréis¿verdad?" -preguntó convencida de que no se negarían.

"Por supuesto" -respondieron los dos muchachos. La Orden estaba demasiado ocupada para que pudiesen siquiera pensar en acoger a los chicos en Grimmauld Place durante las vacaciones de navidad.

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"Mmmmm... sí, supongo que iré..." -contestó Hermione con vaguedad cuando los chicos fueron a buscarla a la biblioteca para explicarle los planes de los Ravenclaw.

"¿Supones¿Es que acaso no piensas quedarte durante las vacaciones?" -le preguntó Ron con cara de mosqueo.

"Sí voy a quedarme" -respondió Hermione volviendo a fijar la mirada en los apuntes de Pociones Avanzadas. "Es sólo que tengo... mucho que estudiar, y no sé si tendré tiempo para ir a la fiesta".

Ron la miró como si le estuviese diciendo que iba a casarse con Snape, mientras Harry fruncía el ceño. Seguro que había quedado con Oliver para pasar la noche de fin de año... en su fiesta privada. Sintió que le hervía la sangre.

"¿Te has vuelto loca? O, mejor dicho¿te has vuelto aún más loca de lo que estás?" -le preguntó Ron alzando algo la voz y haciendo que Madame Pince los mirase con expresión desaprobadora. "Por Dios, Hermione, ya te sabes todo el temario de los EXTASIS de memoria, no hay encantamiento que no sepas hacer, puedes hacer todas las pociones con los ojos cerrados... estás enferma..." -añadió en un susurro.

Pero Hermione negó con la cabeza. "No domino todas las asignaturas, Ron, y para mis planes necesito aprobar todo con "excelentes". Esto es muy importante para mí".

"Bueno, pero podrás descansar un rato¿no? Hermione, por Dios, es el día de fin de año... ¿no puedes dejar de estudiar durante la noche¿Y cuándo nos vas a contar esos planes misteriosos tuyos?" -rogó Ron desesperado. Harry frunció más el ceño todavía. A veces pensaba que a Ron aún no se le había pasado aquella obsesión que le había entrado con Hermione en cuarto curso.

Hermione lo miró e inclinó un poco la cabeza, en un gesto que a Harry le pareció encantador. Chupó la punta de la pluma y le lanzó al pelirrojo una sonrisa que dejó embobados a los dos amigos.

"Bueno, vale" -concedió. "Tienes razón, se me está yendo un poco la olla con lo de los exámenes. Prometo controlarme durante las vacaciones".

"¡Esta es mi Hermione!" -exclamó Ron mientras le frotaba la coronilla con la palma de la mano, dejándole el pelo hecho un desastre. Mientras la chica le echaba la bronca al pelirrojo por ser un bruto, Harry vio por el rabillo del ojo cómo Oliver Wood entraba en la biblioteca y miraba a su alrededor como buscando a alguien. Como Harry imaginaba, sus ojos fueron a descansar en la pareja que peleaba a su lado, y sonrió levemente, para acercarse a ellos.

"Hola, Harry. Hola, Ron. Hola, Hermione..." -saludó.

Harry devolvió el saludo con bastante hosquedad, mientras Ron chocaba las manos con el profesor de vuelo y Hermione le sonreía sonrojándose ligeramente. Harry había admirado siempre a Oliver, aunque le parecía que estaba demasiado obsesionado con el quidditch cuando era el capitán del equipo de Gryffindor, pero últimamente lo encontraba insufrible. Desde que era profesor de vuelo, se lo tenía muy creído el tío. Era increíble que se aprovechase de su puesto para ligarse a las alumnas. Porque seguro que era eso. Se aprovechaba de pobres chicas inocentes que quedaban obnubiladas ante el hecho de que era un profesor, y las pobrecillas caían rendidas ante sus evidentes encantos que...

"Harry¿estás escuchando? Oliver te está hablando"

Harry miró a Hermione, que lo observaba con expresión de sospecha. Ron lo miraba con una media sonrisilla, y Oliver sonreía abiertamente.

"Cuando vuelvas a la Tierra, quería pedirte si entrenabas conmigo de vez en cuando, para no perder la costumbre" -le dijo Wood. "Eres el mejor de todo Hogwarts, y como soy profesor y no puedo jugar en el equipo, me estoy oxidando bastante" -explicó dándole unas palmaditas afectuosas en el hombro a Harry.

"Eh... sí, claro, cuando quieras" -contestó éste. Ni siquiera lo que había dicho Oliver de que era el mejor volando de toda la escuela lo reconcilió con él. "Seguro que lo dice para ir de colega" -pensó.

"Vale, pues quedamos esta noche, después de la cena, si te va bien. Y... eh... Hermione... ¿podríamos hablar un momento, por favor?" -añadió Oliver con algo de vacilación en la voz.

"Sss-sí, claro" -la muchacha salió con él de la biblioteca, roja hasta la raíz del pelo, dejando a los dos amigos con la boca abierta de par en par.

"Pero... ¿qué se traen estos dos?" -preguntó Ron sin despegar la mirada de la puerta por donde habían salido.

Harry se encogió de hombros.

"No lo sé... ni me importa" -mintió cual bellaco.

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A partir de entonces, Harry practicó muchas noches con Oliver. Era excepcionalmente bueno y Harry se divertía muchísimo ensayando jugadas y haciendo carreras con él. Pero cuando lo veía hablando con Hermione se ponía malo. Para Harry era evidente que Oliver era mayor que él, más alto, más fuerte y más guapo. Era lógico que Hermione hubiese caído en sus redes, pero eso le parecía una jugada sucia por parte del ex-capitán. Que se dedicase a seducir profesoras, pero que dejase en paz a Hermione. Aunque claro, entre el profesorado no había mucho donde escoger... tenía que reconocer el buen gusto del profe. Harry procuraba no desplegar demasiado el mapa del merodeador por la noche, porque cuando lo hacía solía ver la motita "Hermione Granger" dirigirse al campo de quidditch, donde la motita "Oliver Wood" la esperaba, según pensaba Harry, impaciente. No se atrevía a mantener el mapa abierto porque le parecía demasiado masoquista.

Durante la comida del día 31 de diciembre, Harry descubrió a Oliver mirando a Hermione, que estaba enfrente de él. Wood le hizo a la chica un gesto que no comprendió, pero ella asintió de forma casi imperceptible, y a continuación miró a su alrededor para comprobar que nadie estaba mirando. Los ojos castaños se encontraron inmediatamente con un par de ojos verdes que la miraban fijamente, y Hermione se puso roja como un pimiento morrón. Bajó la mirada rápidamente, cogió su mochila y se dirigió a la puerta del comedor. Harry salió detrás de ella y, cuando cruzaba la puerta, la paró.

"¡Hermione!"

La chica frenó en seco y se giró bruscamente. Harry la miraba con el ceño fruncido, visiblemente enfadado.

"¿Qué pasa, Harry?"

El muchacho se mordió el labio inferior. ¿Qué podía decirle? Ella tenía derecho a hacer lo que le diese la gana. Podía decirle que él era un profesor, que era mayor que ella, que estaba aprovechándose de su posición, que no la merecía, que ella era demasiado buena para él, que...

"¿Irás a la fiesta esta noche?" -fue lo primero que se le ocurrió.

"Sí, Harry, ya lo sabes" -respondió ella con una cierta tristeza. Negó con la cabeza y suspiró. "Oye, Harry, de verdad que no sé qué te pasa últimamente..."

"No me pasa nada" -la interrumpió Harry con voz casi desafiante.

Hermione lo miró con una mezcla de dolor y resignación.

"Mientes" -dijo simplemente. "Como siempre, ya me lo contarás cuando sea demasiado tarde" -y, diciendo esto, se fue escaleras arriba, con la espalda encorvada por la tonelada de libros que cargaba en la mochila.

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En la habitación de las chicas, algo más tarde, dos Gryffindor de séptimo preparaban un pequeño vial de poción ambarina que una de ellas ocultaba en los pliegues de la túnica.

"¿Estás segura, Lavender?" -preguntó Parvati con un hilo de voz. "Se va a notar mucho..."

"Tonterías" -repuso su amiga con aplomo. "Habrá un montón de gente achispada en la fiesta. El comportamiento de Hermione no va a llamar la atención. Y a la menor oportunidad, le haremos el tercer grado..."

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Harry y Oliver habían quedado para entrenar un rato antes de la cena. Oliver estaba extrañado del comportamiento de Harry. Habían liberado una snitch y Harry la había atrapado cinco veces seguidas, persiguiendo a la bola dorada con un afán que no le había visto ni en las finales de quidditch. Volaba arriesgando tanto que en más de una ocasión había tenido que frenar para no chocar con él. Era evidente que Harry quería ganarle a toda costa, pero había algo más: Harry quería humillarle. Frenó su escoba en seco y la mantuvo quieta en el aire, esperando a que el chico volase hacia él.

"¿Qué pasa?" -preguntó el-niño-que-vivió-para-sufrir-en-el-amor-más-que-Madame-Butterfly.

"No¿qué te pasa a ti, Harry?" -le espetó Oliver a bocajarro.

Harry lo miró fijamente. Oliver le devolvió la mirada, con la expresión seria, como no lo había visto nunca.

"Antes casi te partes el cuello, y casi me lo partes a mí también. ¿Se puede saber qué está pasando aquí¿Te he hecho algo o qué?" -lo interrogó Oliver con cara de pocos amigos.

Toda la furia de Harry disminuyó de golpe.

"No me has hecho nada. No tengo ningún motivo para estar enfadado contigo" -reconoció con voz apenas audible.

"Pues últimamente estás muy irritable. No sólo conmigo, te llevo observando días. Hermione también te encuentra distante con ella"

Mencionar a Hermione pulsó una tecla en algún lugar del cerebro de Harry.

"¿Eso te ha dicho ella¿Desde cuándo habláis de mí entre vosotros?" -preguntó apretando los dientes.

"Desde que eres amigo nuestro, idiota" -respondió Oliver entrecerrando los ojos. "¿Qué pasa, te está entrando la paranoia? Antes no eras así"

"Antes tú no tenías la costumbre de hablar con Hermione de mí a mis espaldas" -le espetó Harry.

"Oye, yo no..." -Oliver hizo un gesto con la mano, hasta que se interrumpió y miró a Harry con fijeza. "¿Qué es lo que te molesta exactamente, que hable de ti o que hable con ella?"

Harry se ruborizó sin poder evitarlo.

"No me gusta que hablen de mí a mis espaldas" -precisó. "Y menos mis amigos".

"Sí, pero eso no fue lo que hizo que casi me estampases contra las gradas, hace un momento" -rebatió Oliver.

Los dos chicos estaban subidos a las escobas, a unos 30 metros del suelo, frente a frente. Harry con las mejillas enrojecidas por la furia contra Hermione, contra Oliver, pero sobre todo contra sí mismo. Y Oliver también estaba furioso, pero empezaba a comprender el comportamiento del muchacho.

"Oye, Harry..." -le dijo, más calmado. "Si tienes algún problema con Hermione, creo que deberías discutirlo con ella..."

"Yo no tengo ningún problema con Hermione" -rebatió Harry con tozudez.

Oliver negó con la cabeza. "Bueno, lo que tú digas. Pero si tienes algún problema conmigo o no quieres seguir entrenando..."

Harry respiró hondo. Parecía arrepentido. "No tengo ningún problema contigo, y me gusta entrenar. Lo siento si he estado un tanto..." -no supo cómo seguir.

"¿Agresivo¿Competitivo¿Suicida?" -sugirió Oliver aguantando una sonrisa.

Harry le devolvió la sonrisa.

"Sí, algo así" -contestó. "Bajemos. Ya no llegamos a tiempo para la cena, pero hay una fiesta en Ravenclaw esta noche. Si quieres venir, estás invitado".

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Cuando Harry y Oliver llegaron a la sala común de Ravenclaw, se encontraron con un curioso espectáculo. La música de "Las Brujas de Macbeth" resonaba a un volumen lo suficientemente alto para bailar y lo suficientemente bajo como para hablar sin hacerlo a gritos. Las luces estaban apagadas, pero había minúsculos puntos de luz repartidos por toda la sala, que giraban, subían y bajaban, como si fuesen pequeñas luciérnagas. Harry así lo pensó por un momento, pero al coger uno con la mano, se deshacía en miles de partículas de polvo luminoso para volver a ensamblarse unos metros más allá. Esas luces saltarinas daban una atmósfera increíble a la sala común, acogedora, misteriosa e increíblemente... mágica.

Había estudiantes mayores de todas las casas, montañas de comida de aspecto delicioso que evidentemente habían preparado los elfos de las cocinas, y grandes cuencos de ponche, jarras humeantes de cerveza de mantequilla, botellas de whisky de fuego y algunas otras bebidas que no eran muggles y que Harry no conocía. Era evidente que el whisky de fuego corría ya por la sangre de muchos de los presentes, porque había una atmósfera bastante... por así decirlo... relajada. Muchos de los chicos y chicas bailaban en parejas y bastante acaramelados, y en general reinaban la alegría y el buen humor. Ron y Luna charlaban animadamente en un rincón, mientras ella llenaba el vaso de Ron de un líquido verdoso con burbujitas que Harry no conocía.

"¡Harry¡OLIVER!" -una figura de pelo castaño y enmarañado se levantó desde el sofá donde estaba con Lavender Brown y Parvati Patil, dispuesta a recibirlos de forma efusiva.

Se hizo un silencio sepulcral en la sala común, y los puntitos luminosos se quedaron parados como si su danza respondiese a las emociones humanas de los presentes. Terry Boot, un Ravenclaw de séptimo, se acercó a los recién llegados con cara de pocos amigos.

"¿Te has vuelto loco, Potter?" -gruñó. "¿Cómo se te ocurre traer a un profesor aquí?"

Harry se dio cuenta de repente que una fiesta clandestina con todo tipo de bebidas prohibidas en Hogwarts no era el mejor sitio para invitar al nuevo profesor de vuelo.

"Un momento, Boot, no os preocupéis. Esta noche, estoy de incógnito. A todos los efectos, no soy profesor, sólo un ex-alumno de este colegio. No diré nada de la que habéis montado¿de acuerdo?" -propuso Wood de forma conciliadora.

"Vamos, Boot, no seas muermo" -le espetó Hermione, que ya había llegado a la entrada. "Oliver es mi amigo y no dirá nada, palabra de Gryffindor" -prometió llevándose solemne la mano al corazón.

Wood sonrió y asintió con la cabeza. Hermione lo saludó con un abrazo y un beso en la mejilla. Cuando terminó se dirigió a Harry.

"Hola, Harry" -le dijo simplemente, con una sonrisa que le iluminaba la cara.

"Hola, Hermione" -respondió su amigo. Le parecía increíble que Hermione estuviese borracha. Sabía lo que pensaba su amiga de las bebidas alcóholicas, muggles o mágicas. "¿Qué has bebido?"

Hermione frunció el ceño.

"¿Cómo que qué he bebido? Sólo cerveza de mantequilla, por supuesto¿qué te crees?" -protestó ella indignada frunciendo los labios en un puchero. "Si vas a amargarme la fiesta igual que Lavender y Parvati, me voy con Oliver a bailar" -dirigió su mirada al profesor de vuelo-; "¿vienes, Oliver?"

Wood lanzó una mirada fugaz a Harry, pero después se dejó arrastrar por Hermione, desarmado por su inocente insistencia. Se encogió de hombros.

"Nada me gustaría más" -aseguró.

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Harry no se lo pasó demasiado bien en la fiesta. Hermione estaba exultante, pero aunque parecía muy contenta, no cesaba de lanzarle miradas desde donde estaba. Bailó un rato con Oliver, pero en cuanto podían, Lavender y Parvati la secuestraban a la zona de los sofás, de donde ella se escapaba a la mínima oportunidad. Ron bailó con ella y con Luna, y parecía también estar pasándoselo en grande. Harry rechazó cualquier intento de su amigo de que probase el whisky de fuego, y se dedicó a paladear con calma una botella de cerveza de mantequilla.

"Está claro que Oliver y yo seremos los únicos sobrios de la fiesta" -pensó con amargura. Hermione parecía pasar de él como del agua. Se fijó en las maniobras de Brown y Patil y se preguntó qué se traerían esas dos entre manos. Hermione parecía realmente fastidiada por su acoso, y las dos Gryffindor bastante frustradas cada vez que la chica se largaba con viento fresco. La lumbrera de Hogwarts había sacado a bailar de nuevo a Oliver, y le lanzaba miradas a Harry de soslayo mientras le explicaba algo con vehemencia. Oliver estiró el cuello para mirar con expresión ceñuda a sus compañeras de cuarto.

Bastante pasada la medianoche, la puerta de la sala común volvió a abrirse para dejar pasar a un grupo rezagado de Slytherin: Malfoy, Parkinson y Zabini. Los Slys lanzaron una mirada despectiva a su alrededor, para descubrir a Hermione bailando entusiasmada con Ron mientras Harry hablaba con Oliver en una esquina.

"Vaya, vaya..." -escupió Pansy con regocijo-, "parece que tenías tú razón, Draco... la sangre sucia ha escogido al pobretón Weasley".

Hermione giró la cabeza hacia atrás y miró divertida al grupito de recién llegados. Harry contuvo la respiración. Habitualmente, Hermione pasaba de los Slytherin y no les contestaba, pero esta no era la Hermione a la que estaba habituado. Cruzó una mirada con Oliver y éste asintió con la cabeza y fue a ocultarse en un rincón que estaba sumido en la penumbra. Hermione hizo un gesto con la mano a Ron para que se detuviese y se dirigió lentamente al los Slytherin.

"Hombre, ha llegado la escoria de Hogwarts..." -murmuró.

Draco, Blaise y Parkinson estaban parados en línea, mientras Hermione se acercaba a ellos. Algunos de los presentes seguían a lo suyo, pero el tono de voz general comenzó a bajar mientras la gente fijaba su atención en la zona de la puerta. Los Ravenclaw presentes rodearon por detrás a Hermione.

"¿Quién os ha invitado?" -siseó Boot visiblemente cabreado.

"Los Slytherin no necesitamos invitación" -respondió Zabini con tono venenoso. "Las puertas siempre se abren".

"No a vosotros" -sentenció Hermione con voz increíblemente calmada y serena para lo borracha que Harry creía que estaba.

"¿Qué pasa¿Te hemos estropeado los planes con cara-rajada y el pobretón Weasley?" -preguntó Draco con voz cantarina mientras Ron intentaba ir hacia allí siendo frenado por Harry.

"Ese es tu problema, Draco" -aseveró Hermione cruzándose de brazos. "Estás obsesionado con nosotros. Sobre todo con Harry" -continuó mientras negaba con la cabeza. "Sólo encuentro dos explicaciones a tu obsesión, Malfoy. Una es que le tienes envidia a Harry, porque él es un auténtico héroe" -hizo una pausa durante la cual nadie se atrevió a añadir nada, signo inequívoco de que todos pensaban igual que ella, mientras Harry sentía un calorcillo muy agradable que se extendía por sus pulmones-; "tú sólo dispones de ese sucedáneo de amigos que son tus dos matones y esta pobre desgraciada" -siguió señalando a Pansy con un gesto del mentón. "La otra opción es que... sientas un interés... malsano... en el pobre Harry" -finalizó con una sonrisa pícara.

Hubo una carcajada generalizada en la sala, pero las risas se congelaron cuando Malfoy sacó la varita e intentó apuntar a Hermione con ella... para darse cuenta de que la varita de la Gryffindor ya le estaba apuntando el ombligo.

"Tu problema, Malfoy, es que nunca admitirás que Harry es mucho mejor que tú, como mago y como jugador de quidditch" -dijo con una sonrisa sardónica. "En cuanto a mí, dices que me desprecias porque soy hija de muggles, pero sabes que te vencería en un duelo con los ojos cerrados. Ni se te ocurra hacer eso, Zabini, o Draco lucirá el pelo verde durante el resto del curso" -añadió con voz monocorde sin despegar sus ojos de los de Malfoy, mientras Zabini volvía a guardar la varita que había intentado sacar con sigilo de la túnica.

Harry miró a Oliver, que salió de su rincón con expresión pesarosa.

"BASTA"

Todas las miradas se fijaron en el profesor de vuelo, excepto las de Draco y Hermione, que seguían retándose mutuamente. Oliver se acercó lentamente a ellos y, con suavidad, tomó las varitas de ambos en su propia mano. Puso una mano en el hombro de Malfoy y la que llevaba las varitas en el hombro de Hermione, y los separó un metro. Los Slytherin dieron un respingo al darse cuenta de que había un profesor en la fiesta.

"Lo siento, chicos, ya sé que dije que hoy no venía como profesor, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. La fiesta era estupenda, pero todo el mundo debe volver a sus dormitorios. AHORA" -puntualizó. "Harry, acompaña a Hermione a su habitación¿quieres?" -le pidió al muchacho.

Harry asintió y asió a Hermione del brazo, que ya había recuperado su varita. El resto de los alumnos protestaba por lo bajo, pero todos comprendían la postura de Oliver.

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Hermione parecía molesta con que la fiesta se hubiese acabado tan temprano. Caminaba al lado de Harry, sin mirarlo a los ojos, y sin ningún indicio de inestabilidad para caminar ni mareos. A pesar de que su dormitorio de Premio Anual Femenino, contiguo al del Premio Anual Masculino (Harry¿quién si no?), estaba bastante apartado, se dirigía hacia él sin vacilación y sin confundirse ni una sola vez. Pero Harry sabía que una Hermione sobria nunca podría haber reaccionado de aquella manera ante los Slytherin.

Cuando llegaron delante de las puertas de sus dormitorios, Harry se limitó a abrir la suya, pero Hermione no le permitió dejarla allí plantada. Con la palma de la mano, impidió que Harry le cerrase la puerta en las narices y entró en el dormitorio del chico con dignidad absoluta.

"No me iré hasta que no me digas qué es lo que te pasa" -sentenció apoyando la espalda en la puerta cerrada.

Harry la miró con mala cara y se sentó en el borde de la cama.

"Da igual que te diga nada. Estás borracha" -aseguró Harry sin creérselo del todo.

Hermione se acercó peligrosamente a él, hasta que su boca entreabierta estaba a sólo unos centímetros de la nariz del chico, que empezó a sentirse un poco mareado por la cercanía de la chica. Ella exhaló el aire lentamente. Olía deliciosamente al dulzor cálido de la cerveza de mantequilla.

"¿Acaso te parezco borracha?" -preguntó enarcando una ceja e incorporándose de nuevo.

Harry negó con la cabeza.

"Pero te comportas como tal" -remarcó tozudo.

"No veo porqué" -rebatió ella. "Hace tiempo que tenía ganas de decirle a todos esos majaderos de la pureza de sangre lo que pienso de sus teorías".

Harry suspiró. Era evidente que aunque Hermione pareciese pasar de todo, que le llamen sangre sucia a uno nunca es agradable.

"No lo digo por eso. Parecías pasártelo muy bien con Oliver y con Ron en la fiesta" -no pudo evitar añadir con cierta amargura. Al fin y al cabo, si lo que tenía era una borrachera, al día siguiente lo recordaría todo de forma brumosa.

"Me lo pasaba bien con ellos porque ellos parecían estar disfrutando de la compañía. A mí no me interesan ni Oliver ni Ron" -respondió Hermione bruscamente, dejándolo sorprendido. "¿Por favor, Harry, tú me conoces... ¿por qué iba a ocultarte nada?"

"¿Por qué?" -gritó Harry sintiendo cómo la sangre empezaba a hervirle en las venas. "¡Dímelo tú, Hermione! -exclamó mientras se ponía de pie para encarar a su amiga-; "No nos cuentas qué vas a hacer cuando termines en Hogwarts, como si nos importase un bledo dejar de vernos... no sabemos nada de ti... ni de tu vida en Hogwarts... y sí que nos ocultas, Hermione, nos ocultas muchas cosas" -le espetó, señalándola con el índice dirigido a su hombro izquierdo. "Al menos me las ocultas a mí... no sé si con Ron o con Oliver eres más comunicativa" -añadió remarcando la mención de Oliver con la entonación.

Entonces, Hermione hizo algo que lo dejó helado. Se lo quedó mirando con una expresión melancólica y dulce y se acercó a él lentamente.

"A mí no me gusta Ron, ni me gusta Oliver..." -la chica puso su mano suavemente en el hombro de Harry. "Me hubiese gustado pasar todo el tiempo contigo en la fiesta, Harry, pero hace un tiempo que pareces odiarme, y yo no puedo soportar eso. Yo sólo siento algo especial por una persona, Harry, y esa persona eres tú".

Sin que Harry tuviese tiempo de reaccionar, Hermione se impulsó para delante y le cogió la cara con las manos, posando sus labios suavemente en los del chico. Harry hubiera jurado que el corazón se le había quedado tan alucinado que se había olvidado de latir, y que el aire se le estaba escapando de los pulmones quién sabe por dónde. No entendía nada, pero cuando Hermione le mordió suavemente el labio inferior, la mente se le quedó en blanco y una oleada de emociones lo invadió. Pasó un brazo por la cintura de Hermione, le deslizó los dedos de la otra mano por la nuca y se dejó llevar por aquella oleada, arrastrándola a ella con él.

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¡Tachaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaán¡Hala, no os quejéis, que aquí tenéis un capítulo más largo que lo que nos toca esperar entre un libro y otro de Harry Potter! Por fín sabéis lo que sucedió¿eh? Bueno, sabéis parte de lo que sucedió, pero para saber cómo continúa, no os queda otra que esperar al próximo capítulo, juas, juas, juas... soy mala, lo sé...

Bueno, y ahora, como siempre, las respuestas a los reviews...

Alexia Riddle: gracias por el review! Veo que te molaría un Draco-Hermione, pero yo siempre describo a Draco como el insoportable cretino de los libros, y no me apetece cambiarle la personalidad. A lo mejor algún día lo hago, pero de momento, un tío tan desagradable no se merece ni un besito de nuestra adorable Hermione, jajaja. Pero me apunto la idea para otro fic (jeje). Espero que te haya gustado el capítulo, y ya verás cómo de ahora en adelante se lían aún más las cosas.

Hermspotter: ¿efectos secundarios de la poción? Mmmmmm... no voy a responderte, sólo decirte que releas cuidadosamente lo que les dice Snape cuando explica las características de la poción, jejeje. Eso responderá a tu pregunta. Besitos y gracias por las críticas.

Potter5: lo siento, pero mi intención es ir liando cada vez más la cosa, aunque algunos detalles ya se van explicando¿no? Besines.

Radamanthis: uf, de verdad que lo siento pero no puedo responderte, porque desvelaría parte del secreto. Más información en próximos capítulos, jejeje. Besitos.

Tiffany: gracias por el review, e intentaré subir capítulos lo antes posible. Kisses.

Damis Black: aquí tienes la poción! Gracias por las críticas, guapa.

Ginger: los títulos son mi debilidad, y procuro que encierren el meollo de la historia. Pero no sabemos todavía qué (o quién) le ha provocado la amnesia a Hermione, jejeje... Un beso gordote.

Kira Levana: Ja, ja, me he reído mucho con tu review. Pobre Neville, es que le pasa todo a él, ya lo dice él mismo en aquella clase con Lockhart... y a Hermione siempre la chinchan los Slys pero ya ves que la chica sabe defenderse cuando se desinhibe, jeje... Además, a Hermione le hacía falta soltarse un poco la melena (metafóricamente hablando, porque una buena trenza...), así que no tengo intención de ponerle freno, como habrás visto en este capítulo. En fin, que no todas las mujeres somos unas marujas, mujer, solo esas dos locas que sólo Dios sabe en qué estaría pensando el sombrerito de las narices cuando las puso en Gryffindor, jejeje.

Bueno, nada más. Espero que hayáis disfrutado el capítulo. A ver si puedo subir el siguiente antes de una semana, pero no prometo nada. Besos para todos.

Lara