Disclaimer: los personajes le pertenecen a Rowling, pero la trama, que es mucho más interesante, me pertenece a mí (lo siento, no pude evitarlo).
Bueno, en este capítulo se explican muchas cosas. Comentarios varios al final del capítulo.
NADA COMO UN BUEN ATAQUE DE AMNESIACapítulo 6: Volvemos al principio: había una vez una chica que no recordaba nada, nada, nada...
Hermione notó cómo el té la reconfortaba y tranquilizaba, y hacía que el pulso le latiese a su ritmo normal.
"Profesor Dumbledore... ¿no habrá ninguna poción aquí, verdad?"
"No se preocupe, señorita Granger. Es una simple infusión de té al limón. Es mi favorito, ¿sabe?" -respondió el anciano.
"Menos mal, porque estoy un poco harta de que me pongan pociones a escondidas en las bebidas últimamente" -masculló Hermione mientras apuraba la taza.
Los demás enarcaron las cejas.
"¡Hermione! ¿Quieres decir que recuerdas...?" -comenzó a preguntar Oliver.
"Lo recuerdo todo, Oli... profesor Wood" -rectificó a tiempo la chica tras lanzar una mirada rápida a Dumbledore. "Hace días que me pasan cosas raras... me vienen a la cabeza imágenes inconexas, de repente, como si me estuvieran poniendo trozos de una película en la cabeza y... bueno, una película es un invento muggle que..."
"Lo sabemos, señorita Granger... todos hemos cursado Estudios Muggles" -explicó con poca paciencia McGonagall.
"Pues es igual: de repente estaba estudiando, o dándome una ducha, o haciendo cualquier cosa, y me aparecía una imagen de una fiesta, o de mí misma apuntando a Malfoy con la varita, o... er... mmmm... discutiendo... con Harry..." -en ese momento, el resplandor de las mejillas de Hermione podía mantener su taza de té caliente durante varias horas más. "Pero nada tenía sentido, hasta que hoy, por fin, recordé las últimas imágenes y... bueno, creo que ya me acuerdo de todo".
Todos la miraron en silencio, mientras ella apuraba de un último trago su taza de té. La dejó a un lado y miró a Dumbledore con determinación.
"Draco Malfoy quiere envenenarle, señor"
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Harry había abandonado el despacho de Dumbledore malhumorado y frustrado. Tenía la impresión de que el director no iba a hacer nada por averiguar lo que le había pasado a Hermione en las cocinas y que sabía lo que había pasado entre ellos. Y para Harry era muy importante saber lo que tramaban los Slytherin. A lo mejor Hermione no había visto nada importante y Malfoy simplemente se había vengado de lo de la fiesta, pero tenía la intuición de que no era así.
Y luego estaba lo que había pasado entre ellos. Si no conseguía que Hermione recordase, nunca podría hablar con ella. No era cuestión de soltarle a bocajarro: "mira, Hermione, tú no te acuerdas, pero después de la fiesta nos estuvimos besando en mi cama hasta que la temperatura ambiente subió diez grados, y no llegamos a más porque yo decidí parar en el arranque de estupidez más grande desde que alguien le regaló a Snape un caldero. ¿Te gustaría hablar sobre ello?" En el mejor de los casos, Hermione le lanzaría un hechizo que le dejaría calvo durante un mes. Y, si la chica tenía algo con Oliver, seguramente lo miraría de arriba abajo y le soltaría la carcajada de su vida. Imposible.
No tenía otro remedio. Tenía que averiguar qué había pasado, y así posiblemente pudiese devolverle la memoria a su amiga. Ella seguía tratándolo como siempre, pero cada vez que lo tocaba o se acercaba demasiado a él, a Harry se le llenaba el cerebro de imágenes de ellos dos aquella noche, en su cama... y, bueno... de verdad que ya no aguantaba más.
El día anterior, a la hora de comer, ella lo había estado mirando fijamente un rato y, cuando él se dio cuenta, la chica le lanzó una sonrisa que hizo que su estómago pareciese haberse evaporado de repente y le pasó el dedo suavemente por la mejilla. Ya no era sólo el estómago: ahora eran los pulmones los que habían desaparecido. Y entonces, ella le mostró el dedo, manchado de puré de patata, y se metió con él, diciéndole que un Premio Anual no podía ir por ahí manchado de comida. Harry se puso blanco, luego rojo, luego blanco otra vez, y salió disparado del comedor diciendo la primera disculpa que se le ocurrió. Se coló en el baño de Myrtle y metió la cabeza bajo el grifo de agua fría, mientras la fantasma se burlaba de él y le insinuaba que ella estaría muy feliz de ayudarlo con sus problemas.
Definitivamente, no podía seguir así.
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Esa misma noche, de madrugada, una Hermione Granger agotada volvía al castillo acompañada del profesor de vuelo. Tenía motivos de sobra para encontrarse feliz, satisfecha y relajada, pero estaba de un humor de perros.
"¡Hermione, por amor de Dios! No hace falta conseguirlo siempre... a veces llegarás y a veces no, pero hoy lo has hecho muy bien... ¿por qué estás así?"
Ella se giró hacia él, despeinada y sudorosa a pesar del viento frío, y lo miró con cara de pocos amigos.
"Claro, como tú lo consigues siempre... para los tíos parece que esto es muy fácil, pero yo no puedo y..." -no pudo seguir hablando. El mentón le empezó a temblar y los ojos se le llenaron de lágrimas de frustración que orgullosamente se empeñó en evitar, caminando rápido delante de su compañero. Pero Oliver la cogió suavemente de un brazo y la obligó a enfrentarlo. Viendo el penoso estado en el que se encontraba, la abrazó con suavidad y la invitó en silencio a que llorara hasta hartarse.
"Primero: cada día vuelas mejor" -enumeró en voz baja, mientras le acariciaba la nuca con afecto. "Segundo: montar en escoba no es algo que hagas mejor o peor por ser un chico o una chica... porque Ginny lo hace muy bien y Ron es bastante mediocre; tercero: el recorrido que estamos haciendo ahora es muy difícil y si no estás en tu mejor forma, algunos días no conseguirás acabarlo, y prefiero que no continúes antes de que te mates cayéndote de la escoba sin que te dé tiempo a inscribirte en las pruebas de acceso para la academia de aurores. Yo me he comprometido a darte clases particulares de vuelo hasta que estés preparada para las pruebas, y te juro que lo conseguirás. Y cuarto: algo me dice que toda esta furia contenida es por haber recuperado la memoria... ¿me equivoco?"
(N. del A.: ¿qué pensábais, panda de pervertidos?)
Ella suspiró y negó con la cabeza. Se separó de él y lo miró con los ojos hinchados y enrojecidos, todavía llorosos, y él se echó a reír.
"Tenías que verte ahora... ¡qué pinta tienes!"
Ella se echó a reír a su pesar, y le dio un golpe en el brazo.
"Oye... se supone que un profesor no le dice esas cosas a una alumna... ya te vale"
Oliver suspiró.
"Mmmmm... esto no es nada comparado con los pensamientos lascivos que tengo al verte montada en la escoba, a treinta metros del suelo, y con esa mirada concentrada que pones cuando..."
Ella se puso roja como un tomate.
"¡Oliver! Ya hemos hablado de eso... yo... bueno... aquella vez... no sé..."
El profesor se echó a reír con ganas. Le pasó la mano por el pelo y se lo desordenó aún más.
"Ya lo sé, tontorrona... no sigas haciéndote un lío. Nos besamos una vez, y ya está. Fue una emoción momentánea, seguramente provocada por la sensación de volar sola y sin ayuda y no romperte ningún hueso. Además..." -Oliver la miró con una sonrisa cargada de dobles intenciones- "ya sé que no era a mí a quien hubieras querido besar en ese momento, qué le vamos a hacer"
Hermione se puso pálida y empezó a tartamudear.
"Qué... qué quieres decir..."
Oliver la cogió de la muñeca y la sentó junto a él, en las escaleras de entrada al castillo.
"Lo que nos has contado hoy, como te puedes imaginar, es muy importante" -le explicó lentamente, como si fuese uno de sus alumnos de primero. "Recuerdas haber oído cómo Draco le daba una poción venenosa a uno de sus elfos domésticos que, quién sabe cómo, está infiltrado en las cocinas de Hogwarts, para que hiciese un experimento culinario y se la pusiese en vez de perejil en la cena de nuestro insigne director; recuerdas que el muy inútil te lanzó un obliviate, pero, como no podía ser de otro modo, nuestro amigo Malfoy dista mucho de ser el super-mago-mega-guay que le gustaría ser, y en lugar de un obliviate te lanzó una chapuza de hechizo que, no sólo tuvo un efecto limitado sino que se evaporó en dos semanas..."
Hermione asintió, esperando a ver a dónde quería llegar Oliver.
"Ten por seguro que, con esta información, Dumbledore puede ganar tiempo y mantener bajo control los intentos homicidas de Draquito... así que ha sido muy bueno que lo recordases... ¿verdad?"
Ella asintió otra vez. Cómo le gustaban a Oliver las pausas dramáticas...
"También es bueno que recordases lo que pasó en la fiesta, primero, porque te lo pasaste como una enana bailando con todo cuanto varón se te puso a tiro (bueno, creo recordar que pasaste olímpicamente de uno en concreto pero esto tiene poca importancia...), y siempre es bueno recordar una fiesta en la que uno se lo pasó bien, ¿no? Además, estabas muy guapa en esta fiesta, todo hay que decirlo... ¡ah! y también es bueno que de ahora en adelante no bebas nada, nada, a lo que te inviten esas dos cotillas de Lavender y Parvati. ¿Estamos?"
Hermione no se atrevió casi ni a asentir.
"Bueeeeeeeeeeeeeno... bien, bien, bien... también está el hecho de que ponérsele chula a Malfoy y salir indemne le sube el ego a cualquiera, ¿no? No veas qué morbo tenías, allí, de pie, apuntando a las amígdalas de Malfoy con la varita mientras decías aquello de "ni se te ocurra hacer eso, Zabini, o Draco lucirá el pelo verde durante el resto del curso"... guauuuu..." -Oliver puso cara de pervertido, mientras se pasaba el pulgar por la comisura de los labios, mientras el rubor de Hermione amenazaba con fundir las puertas de hierro del colegio.
"Oliver..." -gimió, suplicándole una tregua, ocultando la cara con las manos.
"Todo, todo eso es bueno recordarlo..." -continuó él sin piedad, apuntándola con el índice. Era evidente que se lo estaba pasando en grande. "Pero claro, como dijo Harry, luego discutisteis cuando llegasteis a tu habitación, y ahora debes de estar muy triste porque es una pena discutir con un amigo, y esa debe de ser la causa de que quieras mantener en secreto lo de que has recuperado la memoria y no quieras contárselo a tus dos grandes amigos" -Oliver remarcó con intención la palabra 'amigos'-; "el señor Weasley y el señor Potter. Así que, ya se sabe, después de una buena bronca con tu amigo del alma, nada como un buen ataque de amnesia para dejar las cosas como estaban, ¿eh?" -finalizó Wood, poniéndole una mano en el hombro y dándole unas palmaditas en la rodilla. "En fin, no voy a preguntarte cómo acabó la discusión, pero seguro que fue memorable".
Ella lo miró y entornó los ojos.
"Te odio, Wood"
"Pues aquella noche, a treinta metros sobre el campo de quidditch, te aseguro que lo disimulabas muy bien"
"¡OLIVER!"
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Los días pasaron, y Hermione siguió con su decisión de no contarle a Ron y a Harry que había recuperado la memoria. Necesitó todo su autocontrol para mantener el tipo delante de Harry, pero de alguna forma lo hizo lo suficientemente bien para que su amigo no sospechase nada. Bromeaba con él, le daba amistosas palmaditas en la espalda, e incluso le tomaba la mano para dirigírsela con algún hechizo. Cada vez que hacía algo de esto, el corazón parecía amenazar con salírsele del tórax, pero la chica permanecía impasible y con cara de póquer.
Sabía que a Harry le afectaban estas situaciones, pero Hermione estaba segura de que era porque él no estaba interesado en ella y le avergonzaba haberse dejado llevar hasta el punto en que lo dejaron, aunque afortunadamente no había pasado nada irreparable. Suponía que en el fondo estaba aliviado porque ella no recordase nada, y Hermione estaba dispuesta a facilitarle a Harry las cosas. Antes muerta que ser la destinataria de la compasión de Harry.
Mientras tanto, el-niño-que-ya-sabemos-todos-que-vivió, completamente obsesionado con hacer que Hermione recuperase la memoria, se pasaba las noches en vela, con la nariz pegada al mapa del merodeador, y patrullando el colegio en busca de actividades nocturnas de Malfoy y compañía que pudiesen darle alguna pista de lo que había pasado. Tenía tales ojeras que los fantasmas de Hogwarts estaban empezando a plantearse nombrarlo miembro honorario de su comunidad.
Y pasó enero, y febrero, y marzo, y abril... la primavera empezó a dar señales de vida en los terrenos de Hogwarts, mientras un elfo doméstico se preguntaba, dándose de cabezazos contra las cocinas del colegio, por qué demonios los "delicatessen" que le preparaba al profesor Dumbledore desaparecían misteriosamente o eran víctimas de las más desafortunadas y casuales desgracias.
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Hola, hola, hola, holaaaa! Bueno, esta vez he actualizado antes, ¿eh? Y además he perdido un poco el tiempo porque se me ocurrió una idea de estas que se te pega al cerebro y no te deja pensar, ni comer, ni dormir hasta que la escribes. Y hale, tras una breve gestación, fue el alumbramiento del bonito prólogo de un nuevo fic, "De la sartén... ¿al fuego?", que no tiene nada que ver con éste y que de momento parece muy tétrico, pero que de tétrico no tiene nada. Y después de esta publicidad encubierta (¡Fics "Lara", los mejores fics!), paso a contestar los reviews.
Cammiel: Como ves, Hermione sí perdió la memoria en realidad, pero era de prever que un Slytherin del tres al cuarto no sea capaz de lanzar un obliviate como Dios manda. Gracias por las felicitaciones.
Cat: La gripe ha desaparecido como por encanto, y estoy tomando dosis ingentes de vitamina C para evitar que el virus maldito contraataque. Gracias por lo del estilo fluido, guapetona.
Ginger: Ja, ja, ja, claro que puedo dejarlo así, es que si no no tiene gracia! Gracias por lo de "intrigante". Un millón de besos.
Kenny Link: Noooooo... que no te dé el ataque, que luego tienen que hacerte una operación de esas a corazón abierto, y no es plan. Gracias por lo de genial y un saco de besos.
Uno+del montón: ¿Embarazada? Completamente imposible, a no ser que fuese mediante una clonación, porque Hermione y Harry se pararon antes de pasar a mayores. Este Harry, siempre tan caballeroso, je, je, je... Por eso Hermione se enfadó, porque no entendía a qué venía aquello de: "Primero tenemos que hablar, Hermione, que si no mañana vas a arrepentirte". Con las pocas intenciones de arrepentirse que tenía ella, je, je, je...
Hale, pues nos vemos... digamos dentro de una semanita, a ver si el fin de semana puedo escribir el próximo capítulo. Y ya que estamos: "Visite mis otros fics, no se arrepentirá" (la publicidad encubierta, ya sabéis...).
Besos,
Lara
