Capitulo 20 – Fortaleza de Humo
Remus bajaba las escaleras que dirigían a las habitaciones de los chicos junto a Angelica.
-A mí esas dos juntas me dan miedo –murmuró Angelica-. Tú no sabes lo agresivas que se pueden poner.
-Mira quien fue a hablar… -exclamó Remus con ironía.
-¿Yo? ¿Agresiva? –dijo Angelica sin entender-. ¡James! –gritó al ver al moreno sentando en el suelo y con ambas manos sobre la cara, buscó con la mirada a Lily que en aquel momento subía las escaleras.
Remus ya había bajado y le había cortado la hemorragia a James, pero el moreno seguía quejándose.
-Creo que lo mejor será que vayamos a la enfermería -sugirió Remus ayudando a James a ponerse en pie-. ¿Qué ha pasado?
-He intentado hablar con ella, pero me ha dado un puñetazo, y además creo que me ha roto la nariz –masculló James de muy mal humor.
-Te lo dije, son muy agresivas –comentó Angelica triunfal.
-¿Ese "agresivas" me incluye a mí, Ang? –preguntó una voz femenina desde el retrato.
Sirius y Aya iban agarrados, aunque en ese momento Sirius parecía muy entretenido observando el mechón de pelo violeta y jugando con los tirabuzones de Aya. Ya que según él, era como muelles y eso los hacía muy divertidos.
Angelica soltó una risita.
-No, cielo, que va… -mintió Angelica-. ¿Qué haces así con Sirius?
Aya esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
-Ahh… -dijo Aya alzando las manos, después se puso seria y se cruzó de brazos-. ¿Tú qué crees?
-¿Estáis juntos? –aventuró Remus.
-¡Muy bien, Rem! 12 puntos –exclamó Aya feliz.
-¡Felicidades! –exclamaron Remus y Angelica al unísono, se miraron con una sonrisa y rieron.
Aya los miró entre asustada y sorprendida.
-Sirius… -susurró Aya-. No terminaremos tú y yo así, ¿verdad?
Sirius tan solo le sonrió y la besó. Aya se separó del chico con una sonrisa que daba a entender que aquella respuesta le había fascinado.
James hizo una mueca y salió de la Sala Común para dirigirse hacia la enfermería. ¿Por qué narices tenían que ser todos tan empalagosos cuando sabían que él y Lily ya no estaban juntos? Entró en la enfermería y buscó a Popy con la mirada, pero encontró algo que llamó su atención: Snape.
-Vaya, te veo fatal, Snivelly –gruñó James apartando las cortinas y mirándolo con cara de "¿te mato o te mato? Elige".
El moreno lo miró con cierto temor y buscó su varita, nunca había visto a Potter tan enfadado.
-Ah-ah –dijo James cogiendo la varita de Snape al vuelo-. ¿Te crees que soy idiota?
Snape sonrió burlonamente.
-¿La verdad, Potter? Sí, y mucho además.
-No más idiota que tú, ¿intentando ganarte el "aprecio" de Voldemort?
Snape lo fulminó con la mirada.
-¿Cómo te atreves a decir su nombre, sucio traidor? ¡Juntarte con una sangre sucia, Potter! Eso fue la gota que colmó el vaso.
James lo cogió con fuerza del cuello y lo estampó contra la pared.
-Vuelve a llamar a Lily sangre sucia y te cortó en pedacitos, asquerosa mata de pelo grasienta –escupió James mirándolo directamente a los ojos
Snape seguía sonriendo burlonamente.
-Hazlo, pero no conseguirás mucho –comentó Snape con una sonrisa-. Si no hubiese sido por White ahora o dentro de dos días Evans hubiera estado muerta.
James no pudo resistirlo, le dio un puñetazo en la cara y lo estampó de nuevo contra la pared.
-No le tocarás ni un solo pelo, ¿me has entendido? O tendré que llegar a mayores, y créeme Snivellus no quiero llenar mis manos de una sangre tan repugnante como la tuya.
Snape sonrió con la cara y la boca llenas de sangre.
-O quizá eres demasiado cobarde para ello…
James se abalanzó sobre Snape pero algo lo detuvo.
-No lo toques, James. Snape es mío –susurró una voz femenina y algo felina tras él.
James se apartó y miró a Roxy a los ojos. La morena tan solo le sonrió.
-Puedes estar seguro de que Snape no tocará ni un solo milímetro de la piel de tu Lily. Ya me encargaré yo de eso… Ahora ve a que te arreglen esa nariz, esta espantosa. De paso me tendrás entretenida a Popy –se volvió hacia Snape con el ceño fruncido-. Y tú y yo vamos a tener una conversación.
James miró una vez más a Roxy y corrió las cortinas.
o.O.o
2 meses después
Lily oculta tras una gran montaña de libros se concentraba en sus apuntes de Transformaciones, pasó su mano derecha por la montaña de libros y sacó uno sin ni si quiera mover los que estaban sobre él ni alzar la cabeza. Lo puso a su lado derecho y comenzó a pasar las hojas con la mano sobre él, pero sin llegar a tocar ninguna de las hojas.
-¿Qué haces? –preguntó una voz masculina cerca de ella.
-Bañarme en el lago –respondió Lily con ironía, alzó la cabeza y se encontró con un par de ojos azules grisáceos-. ¿A ti qué te parece?
-No me refería a eso –masculló Sirius chasqueando la lengua-. Si no a lo que haces con tu mano derecha y el libro de Transformaciones Básicas.
Lily dejó la mano sobre el libro y sonrió con inocencia.
-Oh… Nada en especial, ¿querías algo?
Sirius la miró receloso, pero decidió que ese no era el momento.
-Solo saber si seguías viva después de pasarte la última semana sin despegarte de un libro.
-Que tierno –dijo Lily con sarcasmo-. En serio, Sirius, ¿qué te trae hasta aquí? Estoy segura de que se te hizo algo difícil encontrar la biblioteca, no es precisamente uno de los sitios más visitados por tu persona.
Sirius esbozó una sonrisa irónica.
-Que graciosa ella. Pero como siempre tienes razón, te venía a preguntar algo –reconoció el moreno.
Lily estudió los ojos de Sirius, sonrió y negó con la cabeza.
-Ni si quiera lo preguntes, porque no pienso contestar, y tenlo por seguro, no voy a dejar que me convenzas. Si hay algo que arreglar ya me encargaré yo de ello, ahora si no es mucha molestia, me gustaría que me devolvieseis mi vida privada –dijo Lily frunciendo ligeramente el ceño.
Sirius exhaló un suspiro y se sentó junto a Lily.
-Mira, Lils, ya no es solo por James. Una cosa es que te preocupen los EXTASIS, pero otra muy diferente es que te obsesiones con ellos, si lo que quieres es escapar de James, hay mejores formas para escapar de él.
Lily lo miró con el ceño fruncido.
-¿Has escuchado lo que te he dicho hace un par de minutos?
Sirius puso los ojos en blanco.
-Está bien, está bien… Solo quiero que sepas que a Aya y a mí no tienes aquí pase lo que pase, ¿vale? Por Ang y Moony no puedo hablar, porque parece que intentan compensarse el uno al otro por todo el tiempo que han pasado sin ser pareja. Un día de estos se devoran el uno al otro.
Lily rió.
-No seas exagerado, Sirius –dijo Lily mirándolo con una sonrisa.
-¿Exagerado? Oh, se nota que estás más pendiente de los libros que de lo que pasa alrededor, ya verás fíjate hoy en la cena… Con ellos dos no necesitas azúcar para endulzar nada, estoy apunto de llevárselos a los elfos domésticos para que no gasten ni miel ni azúcar para hacer los postres…
Lily rió negando con la cabeza.
-Mira que eres burro.
Una cascada de rizos negros tapó la cara de Sirius, Aya había llegado y besaba en ese momento al moreno. Se separó de él con una sonrisa juguetona y miró a Lily.
-Hola, cielo –saludó alegremente Aya.
Lily miró divertida a Sirius. El moreno tenía la misma cara que se le quedaba últimamente cuando le besaba Aya, la boca entreabierta y con una sonrisa tonta y los ojos entrecerrados.
-¿Y a este que le pasa? –preguntó Lily señalando a Sirius.
Aya pronunció su sonrisa y le dio un golpe en la cabeza a Sirius.
-Está enamorado –contestó Aya con su sonrisa imborrable-. Pero no he venido a hablar sobre Sirius.
Lily puso los ojos en blanco. Otra vez.
-No. Ya se lo he dicho a Sirius y te lo repito a ti.
Sirius asintió.
-Si ni si quiera sabes a que vengo –exclamó Aya indignada.
Lily sonrió.
-Compartimos pensamientos.
-No siempre –Aya le sacó la lengua.
-Pero justo en este momento de debilidad –señaló con la cabeza a Sirius-, sí.
Aya se cruzó de brazos y cogió el primer libro que pillo, el de DCAO.
-¿No te aburres? –preguntó Aya mirando horrorizada las tapas de los libros.
Lily rió.
-Ya sabes como estudio yo –dijo Lily alzando las manos.
-Algunas tienen mucha suerte –gruñó Aya fulminando con la mirada a Lily.
-¿Por qué? –preguntó Sirius reincorporándose a la conversación.
Lily miró a Aya, y ésta tan solo sonrió.
-Otro de los magníficos poderes de Lily –dijo Aya-. Así fue el origen de su fantástico fuego azul, al principio solo podía quemar cosas relacionadas con el papel, pero después evoluciono hasta lo que nosotros conocemos.
-¿Y que haces con el papel? –inquirió Sirius mirando a Lily con curiosidad.
Lily suspiró.
-Pues puedo estudiarme libros con solo poner una mano sobre ellos, y leerlos con solo pasar las hojas, eso era lo que hacía cuando has llegado tú –dijo Lily mirando a Sirius.
Sirius abrió mucho los ojos.
-¡Vaya! Te doy la razón, Ayuchi… Algunas tienen mucha suerte.
-Tú no eres el más adecuado para decir nada, señorito –murmuró Aya recorriendo con su dedo índice la nariz del animago.
Sirius esbozó una sonrisa maliciosa y cogió a Aya de la cintura pegándola contra él. Lily puso los ojos en blanco, y vislumbró algo que la hizo levantarse de golpe, recoger sus cosas y salir pitando de la biblioteca. Aquel pelo negro azabache tan desordenado de James, lo reconocería donde fuese.
o.O.o
Angelica se ajustó la coleta antes de salir en busca de Lily. Tenía que hablar con ella, no pensaba permitir que su mejor amiga perdiese al chico de su vida por una estupidez como esa. Salió de la sala común con paso rápido y se encontró con Rob y Arianne a mitad de camino.
-¡Hola, Ang! –saludó alegremente la castaña.
-Angie –dijo Rob.
Angelica los miró a ambos muy sorprendida.
-¿Así que…?
-Sí –contestó Arianne leyéndole la mente-, estamos juntos.
-Vaya… ¡Pues enhorabuena! Hacéis una pareja muy mona –comentó Angelica con una sonrisa sincera.
Los dos se miraron y se sonrieron, ya era la 10º persona que se lo decía.
-Lo sabemos –contestaron al unísono.
-Escuchad… ¿No habréis visto a Lily? –preguntó Angelica mirando tras la pareja por si veía la melena pelirroja de su mejor amiga.
-Síp –contestó Arianne-. Esta en el comedor.
-Oh. ¡Gracias, Anne! Nos vemos otro día, y me cuentas todo. ¡Adiós! –exclamó Angelica echando a correr hacia el comedor.
-No tiene remedio –dijo Rob con una sonrisa y negando con la cabeza.
-¿Sigues sintiendo algo por ella? –pregunto la ojiazul mirándolo con una ceja levantada.
Rob miró a Arianne con una sonrisa tierna.
-No, cielo… Sabes perfectamente que no -y la besó.
Bastante lejos de allí Angelica frenaba bruscamente frente la mesa de Gryffindor en la que solo estaban sentados unos pocos alumnos, entre ellos, Lily.
-Por fin te encuentro –suspiró Angelica sentándose junto a la pelirroja.
Lily miró hacia el lado derecho e izquierdo de Angelica.
-¿Dónde te has dejado a tu siamés? –preguntó Lily con ironía.
Angelica rió y negó con la cabeza.
-No digas bobadas. Está con James.
Lily frunció el ceño y se concentró en lo que comía.
-Deberías escucharle –dijo Angelica apoyando su cabeza sobre su brazo derecho-. Le quieres y él a ti, pero te niegas a entrar en razón y así no llegamos a ninguna parte.
-¿No sabrás, por casualidad, cuando llega Amos? –inquirió Lily ignorando a Angelica de mala manera.
-Te lo diré, si hablas con James.
-Mpf… -bufó Lily cruzándose de brazos-. No quiero hablar con él, me enfadaré y lo mandaré a la enfermería. Ya verás.
Angelica puso los ojos en blanco, creía que sería más fácil convencer a la pelirroja.
-¿Y tú te crees que James es tonto o algo así? ¿Te crees que no sabrá defenderse? ¡Vamos, Lily!
Lily suspiró y se levantó.
-Creo que Amos esta a punto de llegar, ¿verdad?
Angelica la miró con los ojos entrecerrados y se levantó tras ella.
-Pero después hablarás con James.
-Sigue soñando –dijo Lily girando la cabeza para mirar a Angelica y andando hacia el vestíbulo, hasta que se chocó con alguien. Al principio Lily pensó que sería una pared, porque estaba muy duro, pero después reconoció aquel olor que la hipnotizaba y la dejaba K.O.
-¿Estás bien? –preguntó James separándola unos centímetros de su pecho.
Ahora Lily sonreía como una tonta.
-Sí… -asintió la pelirroja-. Tengo que… Que buscar a Amos.
-Te acompaño –se ofreció James.
Lily iba a decir que sí, que genial, pero entonces despertó y miró a James con el ceño fruncido.
-No –y echó a andar hacia la puerta de entrada al colegio.
James andaba tras ella con expresión de aburrido.
-¿Y ahora me vuelves a acosar, Potter? –preguntó Lily fulminándolo con la mirada.
James rió.
-No, amor mío –Lily lo miró y dijo entre dientes "que te den"-. Lo que pasa es que yo también tengo que buscar a Amos –dijo James con una sonrisa juguetona.
Lily se cruzó de brazos y murmuró algo inaudible.
-Si te acercas a mí te quemarás, ¿ha quedado claro? –dijo Lily al ver como James intentaba agarrarla de la cintura.
-¿Qué dices? –dijo el chico riéndose, cogió a Lily de la cintura y se quemó. Aulló y se miró las manos-. ¿Qué…?
-Te lo advertí –dijo Lily encogiéndose de hombros.
Lily bajó las escaleras de piedra y se sentó en el último peldaño. James se sentó junto a ella con una sonrisa.
-¿Sabes? Quizá vuelva a irme –Lily giró la cabeza bruscamente, y su cuello hizo un sonoro crack-. ¿Estás bien? –preguntó James rodeando con sus manos el cuello de Lily, y con la esperanza de no volverse a quemar.
Lily hizo una mueca de dolor y movió su cuello con cuidado antes de sentir las grandes y fuertes manos de James alrededor de su cuello. Suspiró, ¿cómo podía hacerla temblar con una simple caricia como esa?
-Hola, pareja de tortolitos –saludó una voz masculina.
Lily miró a Amos con una sonrisa, pero no le duró mucho tiempo al ver a una chica de largo pelo negro e intensos ojos azules saltaba sobre él.
-Llegas con dos meses de retraso –murmuró Roxy.
Lily miró aturdida a Roxy y Amos, que en ese momento se besaban con pasión. Un momento, paremos todo. ¿¡Amos y Roxy? Lily estaba a punto de ponerse a gritar que Roxy era una asquerosa mortifiga y…
La pareja se separó y James sonrió.
-¿Sorprendida? –susurró el moreno a su oído.
-Eh… Ah… Oh… -murmuró Lily incapaz de pronunciar una sola palabra.
-Lils, te presento a… -comenzó Amos acercándose a James y Lily.
Roxy sonrió e interrumpió a Amos:
-Lily y yo nos conocemos, aunque, bueno… No nos llevamos muy bien, ¿verdad, pelirroja?
Lily sacudió la cabeza.
-Tengo que… ¡Aclarar mis ideas! Esto… No tiene sentido –y empezó a subir las escaleras.
James se echó a reír, Roxy la miró con una sonrisa burlona y Amos confundido.
-¿Qué le pasa? –preguntó Amos.
-Pues que cree que yo soy una malvada mortifaga, aunque bueno… Es lo que tengo que hacer creer, ¿no? –dijo Roxy con inocencia-. Ah, también cree que intento ligarme a James.
James puso los ojos en blanco.
-¿Por? –inquirió Amos fulminando con la mirada a James y Roxy.
-Ya sabes como son los interrogatorios entre James y yo –dijo Roxy riéndose-. Además, cielo, yo pienso aprovechar mis días de soltera, porque los tengo contados –añadió Roxy agitando su larga melena.
Amos hizo una mueca de disconformidad y Roxy se la borró con un beso.
-Me voy a buscar a Lily, y explicarle un poco esto… -dijo James incómodo.
Pero ninguno de los dos lo escuchó.
o.O.o
Lily simplemente se esfumó, o más bien se "encerró" en la biblioteca. Creo una muralla de libros a su alrededor (inconscientemente), y utilizaba sus poderes para absolutamente todo, desde ahuyentar a estudiantes más pequeños a estudiar 3 cosas a la vez, o para desaparecer de los mapas, incluido uno que ella conocía muy bien.
Sus amigas no la habían visto en la habitación desde que había llegado Amos y en la biblioteca se rumoreaba que había una pelirroja con aspecto de ermitaña (xD) en la mesa escondida tras las estanterías. Tanto Aya como Angelica habían decidido dejarla unos días en paz, pero si esos días se pasaban de 3, entrar en acción. Y aquel era el 4º día en el que Lily no daba señales de vida.
Aya salió del cuarto de baño con su pelo recién lavado cayéndole sobre los hombros, y su mechón violeta reposando sobre su mejilla derecha, miró a Angelica que se limaba las uñas con tranquilidad, y la rubia al notar la intensa mirada de su amiga sobre ella alzó la cabeza.
-¿Ya esta lista la princesita? –preguntó Angelica con ironía.
Aya le sacó la lengua y abrió la puerta de la habitación.
-Levanta ese gordo trasero –has subido unos kilitos desde que estas con Remus, ¿eh?- de la cama y muévete. A Lily le deben de estar saliendo párrafos del libro de Transformaciones por las orejas.
-¡Oye! Que mi trasero esta perfectamente, o si no, pregúntaselo a Remus –se defendió la rubia cruzándose de brazos.
-Sí, sí… Lo que tú digas, pero comes demasiado chocolate. Remus es una mala influencia para ti en ese sentido, en el resto, tú eres la mala influencia –comentó Aya riéndose.
-Mira quien fue a hablar –dijo Angelica saliendo de la habitación-. Y dejemos de discutir, que ahora lo importante es Lily.
Aya asintió y estuvo por primera vez de acuerdo con Angelica. Ambas salieron de la torre de Gryffindor sin decir una palabra y lo mismo fue hasta que llegaron a la puerta de la biblioteca.
-¿Sabes lo que tienes que hacer? –le preguntó Aya a Angelica.
-Sí, Aya, no soy una cabeza hueca –contestó Angelica chasqueando la lengua.
Aya alzó las cejas con incredulidad y entró en la biblioteca. Cuando llegaron frente a la bibliotecaria se separaron y Aya echó a andar hacia la mesa escondida tras las estanterías. Se paró frente la mesa de Lily y frunció el entrecejo al ver la muralla que tenía frente a ella. Carraspeó. Nada. Volvió a carraspear exageradamente. Y volvió a obtener la misma respuesta. Le dio una patada a uno de los libros que estaban en la base y parte de la muralla se derrumbo. Definitivamente Aya no era una persona con mucha paciencia. La morena entró por el hueco que había dejado y su sorpresa fue al ver una densa neblina delante de ella, pero no era niebla, era humo. Aya empezó a toser exageradamente y mover los brazos para que hubiese corriente.
-¡Lily! –chilló Aya entre toses, empezaba a sentir que se le acababa el oxigeno.
Lily que en ese momento tenía sus dos dedos índices cada uno en una línea de un libro diferente alzó la cabeza molesta. ¿Quién sería ahora? Levantó la mano derecha y como si fuese una cortina quitó parte del humo. Miró con una ceja alzada a Aya.
-Ya pensaba que no vendrías nunca –dijo Lily volviendo a su estudio.
-Ya sabes, todos tenemos EXTASIS –se excusó Aya encogiéndose de hombros se sentó frente a Lily y la examinó de arriba abajo.
Para haberse pasado 4 días encerrada allí estaba estupenda, el pelo rojizo recogido en una larga coleta baja, sin un solo pelo fuera de su sitio. Sus mejillas sonrosadas, y su uniforme perfectamente planchado. Aya estaba segura de que si James la viese ahora no podría resistirse ni un segundo más sin besarla.
-¿Tan interesante soy? –preguntó Lily con una sonrisa burlona en sus labios.
Aya rió.
-Sí, claro. Eres fascinante –Aya hizo una pausa antes de continuar-. No hemos venido antes porque pensamos que te haría falta algo de tiempo para estar sola y pensar, pero esto ya roza un poco bastante lo exagerado. Además, ¿qué es ese numerito de ahí afuera? –preguntó Aya señalando su espalda.
Lily rió.
-Me hacía ilusión. Además los niños son taaan pesados, todos querían ver si de verdad había una pelirroja con pinta de ermitaña –y Lily puso los ojos en blanco.
Se volvieron a oír toses y ambas se giraron.
-Es Angelica, quita ese humo, ¿quieres? –dijo Aya mirando a Lily.
Lily volvió a quitar la cortina de humo y Angelica se sentó junto a Aya respirando exageradamente, era como si quisiera aspirar todo el oxigeno que había ahí.
Aya rió y Lily miró con soslayo a su mejor amiga, si creía que haciendo el idiota le iba a subir el ánimo, era que no la conocía tan bien.
-Y bien, bueno, ¿piensas salir de este sitio tan chic? –inquirió Angelica recuperando la normalidad.
-No, por lo menos no hasta que lleguen los EXTASIS.
-Son dentro de dos días –dijo Angelica como si Lily fuese tonta y no se diese cuenta de que tenía que salir ya.
Lily la miró con soslayo.
-Voy a terminar creyendo eso de que las rubias son tontas –dijo Lily devolviendo su mirada a "Transformaciones Avanzadas".
Angelica la miró ofendida y soltó un pequeño bufido.
-Y yo voy a terminar creyendo eso de que eres una ermitaña, ¡y una amargada! –exclamó Angelica resentida.
Lily alzó la mirada sorprendida.
-¿Amargada?
Angelica alzó la cabeza, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado.
-Bueno, no quiero nada de discusiones. Que tenemos suficiente con James, ¿vale? –dijo Aya mirando especialmente a Angelica.
Lily miró con curiosidad a Aya.
-¿Qué pasa con Potter? –preguntó intentando aparentar indiferencia.
Aya alzó las cejas y chasqueó la lengua.
-Volviendo al tema de de salir de este sitio, ¿piensas hacerlo algún día o voy a tener que utilizar la fuerza?
Lily rió burlonamente.
-Ya… ¿Y quienes me vais a sacar de aquí? Tú, Ang… ¿Y cuantos más?
Aya sonrió de oreja a oreja.
-No me subestimes, Lily.
Lily también sonrió, dio un golpe de varita y todo lo que tenía esparcido por la mesa quedó perfectamente recogido dentro de su bolsa. Se levantó, se desperezó y echó a andar hacia la salida de la biblioteca, devolviendo la normalidad a su mesa, el humo desapareció, al igual que los libros.
-No ha sido tan difícil, ¿verdad? –preguntó Aya sonriendo a Angelica.
-Me ha llamado tonta –murmuró Angelica fulminando con la mirada a Lily que iba frente a ella.
-Pero seguro que no lo ha dicho en serio, Ang –dijo Aya con una sonrisa y revolviéndole el pelo, pero Angelica continuó enfurruñada.
o.O.o
-¡Eh, Moony! No sabrás donde esta Aya, ¿verdad? –preguntó Sirius interrumpiendo la sesión de estudio del licántropo.
Remus lo fulminó con la mirada.
-¿Cuántas veces te he dicho que no me interrumpas, Sirius? –gruñó el castaño.
Sirius lo miró con cara de "yo no he roto un plato en la vida, lo juro".
-Pero a Angie y a James les dejas que te interrumpan –dijo Sirius como un niño pequeño.
Remus suspiró.
-A Ang le dejo porque es mi novia y bueno… ¡No te tengo por qué dar explicaciones!
-¿Y a James? ¿También es tu novia?
Remus bufó y lo miró con los ojos entrecerrados.
-James no está pasando por uno de sus mejores momentos, ¿no es así? –Sirius asintió-. ¿Entonces para qué preguntas esas tonterías?
-¡Oh, mira! Es tu terroncito de azúcar, Moony –anunció Sirius al ver a la rubia entrar en la sala común-. Parece enfadada. ¡Oh! Y fíjate, ¡nuestra pelirroja! –Sirius les hizo señas para que se acercaran. Aya saltó, se sentó junto a su novio y se acurrucó.
-Hola –dijo Aya besando a Sirius.
-Chicos, si no os importa. Yo me voy a la habitación, tengo que darme una ducha –dijo Lily echando a andar.
-¡Ah, no! Tú te quedas a hablar con Aya y conmigo –dijo Sirius cogiendo a Lily del brazo y obligándola a sentarse junto a él.
-¿Y eso por qué? –preguntó Lily intentado soltarse del animago.
-Pues por una razón muy sencilla –contestó Sirius-. Nadie, y que te quede claro, nadie mete en una depresión a mi mejor amigo y sale ileso. ¿Claro?
Lily entrecerró los ojos.
-¿Eso es una amenaza?
-No. Es una advertencia –contestó Sirius encogiéndose de hombros y soltando a Lily, que se puso en pie echa una fiera y subió corriendo hacia la habitación.
-Mpf… Te has pasado, Sirius –masculló Aya.
-Bueno, ahora pasemos al plan B.
-¡Sirius! Tengo que estudiar –dijo Aya cogiendo su bolsa, sacando sus libros y esparciéndolos por la mesa-. Mejor dicho, tenemos. A ver… Empecemos por Pociones.
-Aya…
Aya como toda respuesta la entregó su libro de Pociones y lo fulminó con la mirada.
-¡Y me ha dicho que iba a terminar creyéndose eso de que las rubias somos tontas! –exclamó Angelica indignada-. ¡Qué soy su mejor amiga!
-Entiende que esta algo… Rara desde que rompió con James.
Angelica lo miró con una ceja alzada.
-No rompió con el. Oficialmente no han roto. Solo le dijo no te acerques a mí.
Remus rió.
-Eso también se entiende como una ruptura. Y en cuanto a lo que te ha dicho Lily, no se lo tomes en serio, cielo…
Angelica suspiró y asintió.
-Está bien. Pero eso no significa que no siga enfadada con ella.
Remus se quedó en silencio y palideció.
-¡Oh, no! James esta en vuestra habitación –exclamó Remus llamando la atención de Sirius y Aya que sonrieron complacidos.
-Perfecto –dijeron ambos al unísono.
o.O.o
Lily entró dando un portazo en la habitación, y su enfado aumento considerablemente al ver a James arrodillado frente a su baúl.
-¿Qué te crees que haces? –murmuró Lily.
James se giró y miró con una ceja alzada a la pelirroja.
-Busco mi capa –contestó simplemente encogiéndose de hombros y volvió a su búsqueda.
Lily había fruncido el ceño al ver el aspecto del chico, el pelo más desordenado que nunca, y una barbita de tres días. Lily pensó que nunca había estado más sexy, sacudió la cabeza para quitarse esa idea de la cabeza.
-Potter, aparta de MÍ baúl –le ordenó Lily-. Si no quieres que te aparte yo.
James rió burlonamente.
-Me gustaría ver eso.
Lily se acercó a James echa una furia, dispuesta a darle una patada para que se callase. Pero James fue más rápido y al ver el pie de Lily a la altura de su cara, lo cogió, lo giró y la obligó a caerse en el suelo, frente a él. James sonrió triunfal y se volvió de nuevo.
Lily todavía más enfadada se tiró sobre James, intentando ahogarlo. Para eso lo había tirado contra el suelo, se había puesto sobre él y le había rodeado el cuello con sus manos.
James la miró divertido y la pelirroja se descolocó, esa mirada de pillo la volvía loca. James aprovechó ese momento para invertir posiciones, y le sonrió con malicia.
-¿Por qué? –preguntó Lily por fin.
-¿Por qué que?
-¿Por qué coqueteabas aquel día con Roxy en el pasillo? ¡Es la prometida de Amos! –chilló Lily confundida.
-No coqueteaba con Roxy. Ella me tiene que pasar a mí la información, y yo a Amos. Lo que pasa es que Roxy tiene una forma algo peculiar de declarar –dijo James haciendo una mueca-. Y le gusta que le sigan el juego.
-¿Entonces no es una peligrosa mortifaga? –inquirió Lily dándole una patada a James para quitárselo de encima.
James se puso en pie y rió.
-Sí que lo es. Pero trabaja para nosotros.
-¿¡Y por qué no me habías dicho nada? –gritó Lily empujando a James contra la pared.
-Porque no podías saber nada.
-¡Todo el mundo sabía del compromiso entre Amos y Roxy! ¿Por qué yo no?
-Porque pensamos que te afectaría, como ha pasado –contestó James quitándose a Lily de encima y empujándola esta vez él a ella.
Lily se quedo en silencio fulminándolo con la mirada.
-Y te vas a ir, ¿verdad? –Lily le dio un puñetazo que lo hizo tambalearse-. ¡Te odio! ¡Maldita sea, Potter! ¡Eres la persona más detestable del mundo!
James se limpió la sangre de la comisura de labio, sacó su varita y la pequeña hemorragia desapareció.
-Tienes una buena derecha –le aludió James.
-Gracias. Pero contesta. ¿Te vas a ir? –preguntó Lily mirando a James a los ojos.
-¿Y qué te importa? ¿No me odias? –dijo James sentándose en la cama de Lily y mirándola con resentimiento.
-¡Agh! –Lily chilló y le dio una patada a James en el pecho que lo hizo tumbarse en la cama-. ¡Te odio, sí, te odio! Pero eso no significa que no deje de quererte –James se incorporó y miró a Lily con una sonrisa tierna.
-Entiendo.
-¡No entiendes nada! Ese es tu problema, Potter –Lily echó a andar hacia la puerta de la habitación y cuando iba a abrir, James la detuvo.
-Entiendo más de lo que crees –y la obligó a girarse.
-¡No! Porque cuando llegaste vale, sí, te portaste bien conmigo, pero después… ¡Cambiaste! Todavía me acuerdo cuando me dejaste colgada en el comedor para perseguir a Roxy –Lily había agachado la cabeza y pegaba puñetazos con fuerza contra el pecho de James-. Te odio…
James hizo una mueca.
-Yo no… No fue mi intención. Lo siento, Lily. De verdad que lo siento –y le alzó la cabeza, para ver que tenía los ojos llenos de lágrimas.
Lily se deshizo de la mano de James y miró hacia otro lado.
-Te irás otra vez… Y yo no estaré aquí para esperarte, Potter –le dijo Lily mirándole a los ojos con rabia.
-Pues no tendrás que esperar.
-¿Qué quieres decir? –preguntó Lily empujándolo hacia su cama.
-Nada en especial –dijo James haciéndose el interesante.
-¡Conmigo no te pases de listo, Potter! –exclamó Lily empujándolo con más fuerza, y haciendo que el chico volviese a caer sobre la cama. Lily se puso sobre él, lo agarró de las muñecas y lo miró con odio-. ¿Te he dicho que te odio?
-Sí –James se soltó de Lily, la cogió por la cintura y la acercó a sus labios sin dejar de mirarla un segundo. Lily sintió que se ruborizaba, hacia ya dos meses que no estaba a esa cercanía del chico, pero sentía tan furia dentro de ella, que hizo lo primero que se le paso por la cabeza, besarlo con fuerza y pasión. James le respondió al beso gustoso, subiendo sus manos por la cintura de la joven.
Lily llevó sus manos hacia la camisa del chico y comenzó a desabrocharla, y como no podía, simplemente hizo muestra de su fuerza y le rompió la camisa llevándose por delante todos los botones. James ya había conseguido quitarle la parte superior del uniforme sin romper nada e iba a por la falda.
Lily se separó por fin de James y lo miró a los ojos respirando agitadamente. James también la miró pero con una sonrisa dulce, que hizo que Lily también sonriese.
-¿Segura? –Lily asintió y para que no hubiese dudas lo volvió a besar. James llevó sus manos hacía el broche del sujetador de Lily, y la pelirroja sintió un escalofrío.
o.O.o
James la atrajo hacia él y la besó en la cabeza.
-No mi iré a ninguna parte sin ti…
Lily se separó de James y lo miró a los ojos.
-¿Qué…?
-No sé que haría tanto tiempo sin ti, de nuevo –cogió las manos de Lily entre las suyas y la miró con su sonrisa.
Lily sonrió y negó con al cabeza.
-¿Por qué tienes que ser tan irresistible? –le preguntó la pelirroja.
James rió.
-Es algo genético.
-Ay, que modesto, el pequeño Potter –dijo Lily cogiéndole del cachete.
James le sacó la lengua y le acarició desde las costillas hasta la cintura y siguió por la curva de la cadera.
-¿Te he dicho que eres preciosa? –preguntó James mirando embobado el cuerpo desnudo de Lily.
Lily sonrió y lo besó.
-Un par de veces, posiblemente. Tu tampoco estás nada mal –comentó Lily mirando a James.
-¿Sabes que me encantan los lóbulos de tus orejas? Siempre me han gustado –le mordisqueó la oreja suavemente y Lily se estremeció.
Oyeron un ruido procedente del otro lado de la puerta.
-¿James…? ¿Estas vivo? –preguntó la voz de Sirius.
-Mucho mejor que vivo, Pad –contestó James.
Sirius miró confundido a Aya.
-¿Cómo se puede estar mejor que vivo con una bola de fuego que te intenta matar? –le preguntó Sirius a Aya.
-¡Ey! ¡Qué te he oído! –le chilló Lily que cogió la sábana y se enrolló en ella dispuesta a matar a Sirius. James de mientras se había puesto los calzoncillos perezosamente. Lily abrió la puerta con el ceño fruncido, y el pelo revuelto, y las mejillas sonrosadas y una cara que aunque quería aparentar enfado dejaba claro que nunca se había sentido más feliz en la vida-. ¿Quieres morir, Black?
Tanto Aya como Sirius miraron sorprendidos a Lily envuelta en una sábana y a James tan solo en calzoncillos.
-¡Ooooh! –chilló Aya dando botes-. Esto ha salido mucho mejor de lo que nos esperábamos, Sirius.
Lily enrojeció hasta la raíz de su pelo y cerró la puerta en las narices de ambos.
-¿Por qué no me has dicho que…? ¿Qué estaba haciendo una locura? –le preguntó Lily a James.
-Porque creo que con esa sábana pareces una diosa griega, y eso es de lo más sexy –dijo acercándose a la pelirroja.
Lily rió.
-Y tú pareces un loco con esos pelos –comentó Lily.
-¿Pero eso es sexy?
-Muchísimo –le aseguró Lily besándolo.
o.O.o
Aya llevaba feliz un pergamino en la mano, estaba buscando a Ben. Desde que había roto con él no lo había visto, y eso era raro. Y cerca de la entrada de la sala común de Ravenclaw distinguió a Nadia besándose con un chico.
-¡Nad! –la llamó la morena.
Nadia se separó perezosa del chico y miró a Aya con una sonrisa. Pero Aya se había quedado demasiado sorprendida al ver quien era el chico.
-¿Ben? –preguntó Aya mirando al joven.
-El mismo, osito.
Nadia rió.
-¿Querías algo, Aya? –preguntó la morena.
-Te iba a preguntar a ver si habías visto a Ben. Pero ya veo que hasta lo has visto demasiado.
Nadia volvió a reír y miró a Ben.
-Bueno, yo venía a traerte la copia de la carta de nuestros padres –dijo Aya algo desconcertada todavía.
-¿Ya no estamos comprometidos? –preguntó Ben con una sonrisa. Aya asintió-. Perfecto –Aya le dio el pergamino-. Gracias, Aya.
-De nada –dijo Aya negando con la cabeza-. Lo hice más por mí que por ti, Benny.
-¿Y qué tal te va con Black? –preguntó Ben con curiosidad-. ¿Ya te ha roto el corazón?
Aya lo fulminó con la mirada.
-¿Y Nadia ya se ha enrollado con otro de los prefectos? –preguntó Aya.
Nadia bufó.
-Eso fue hace mucho tiempo, Ayu –dijo Nadia.
-Lo sé, pero que no haga las mismas preguntas tontas de Sirius.
-Está bien, está bien –aceptó Ben-. Me alegro de que te vaya bien con Black.
-Y yo me alegro de que hayas encontrado a tu Ben femenino. Hacéis la pareja ideal.
Nadia y Ben sonrieron complacidos.
-Lo sabemos –dijeron al unísono.
-Si necesitáis algo, ya sabéis donde encontrarme –y echó a andar, pero al girar una esquina se encontró con Lily y James besándose como si no hubiera mañana-. ¿Consiste en comerse el uno al otro?
La parejita se separó sorprendida.
-No…
-Bien, porque era un juego algo extraño –dijo Aya con una sonrisa burlona.
Lily le sacó la lengua y James se rió.
-¿Esperáis a alguien?
-Sí, a Amos y Roxy. Tenemos que hablar sobre lo que haremos cuando salgamos de Hogwarts –contestó Lily.
-¿Os han ofrecido trabajo? –los dos asintieron-. Pero… ¿Cómo agente doble?
Lily rió.
-¿Cómo nos iban a ofrecer eso? Ni que Voldemort y sus seguidores fueran tontos –preguntó James.
-Oh, si son todos como el hermano de Sirius, pues no te diría que no. ¿Y quién es el jefe de operaciones? ¿Amos?
Lily negó con la cabeza y dijo entre dientes:
-Dumbly.
-¿En serio? –preguntó Aya sorprendida-. Voy con vosotros.
-¿Segura? –dijo James mirando a Aya.
-Sí. Quiero ayudar en lo que sea.
Y tanto que ayudaría.
FIN
And… Voilá! Se terminó mi pequeña historiecita… Bueno, realmente no, la verdad es que no os voy a decir mucho porque nos vemos ahora en el epílogo.
Lo que si quiero es comentaros un par de cosas:
¿Por qué he metido de nuevo a Ben y Rob? Porque me parecía que los había sacado demasiado bruscamente del fic, y que por lo tanto no quedaba bien. Así que los he añadido, con final feliz xDD
¿Por qué Amos y Roxy? Porque es una de mis paranoias, se me ocurrió un día mientras iba en el autobús, y dije, ¡ostras, que buena idea! Hay que decir que casi todas las ideas de mis fics se me ocurren en el bus, así que es como mi sitio de inspiración xDD Bueno, pero eso ya se desvía del porque de esa parejita, no sé… ¿No creéis que pegan un montón? ¡Están hechos el uno para el otro!
Nos vemos en el Epilogue! Au revoir
