DISCLAIMER: Los personajes (salvo unos cuantos secundarios) son de Gosho Aoyama.
Espero que les guste la historia .
EL CASO DEL DRAGÓN
FILE 01: EL MUSEO
Ran se levantó esa mañana con buen ánimo. Hacía dos semanas que les habían dado las vacaciones de verano, y Kazuha le había prometido venir a visitarla. Según había entendido, tendría que ir a recogerla al día siguiente a la estación de tren a eso de las 11 a.m. Aún con el pijama se dirigió a la cocina a preparar algo de desayunar.
Por la puerta de la cocina asomó una cabeza.
¡Buenos días, Conan-kun! –saludó Ran al pequeño-. ¿Ya te has vestido? Qué rápido.
Buenos días, Ran –dijo mientras se sentaba en una silla. Con una sonrisa, añadió-. Te has levantado muy contenta¿no?
Sí... Es que hoy he quedado con Sonoko para comprar bikinis, ya sabes, ahora que llega el calor... ¿quieres venir?
Conan negó con la cabeza. Ran abrió el frigorífico, sacó un brik de zumo y cogió unos vasos.
Es que... ¡he quedado con los Detective Boys! Y no puedo fallarles –Shinichi puso su sonrisa más infantil. Ya había acompañado otras veces a Ran, y sabía que se iba a aburrir. Y más si iba Sonoko, porque le dejarían de lado en cuanto viesen un conjunto que les gustase.
Ah, entonces nada. ¿Quieres que te compre algún bañador? –dijo mientras le tendía un vaso de zumo.
Bueno... gracias –cogió el zumo y se lo bebió de un trago-. Tío Kogoro se ha quedado dormido en el sofá, le acabo de ver...
Ran suspiró. Su padre se había pasado la noche viendo videos de Yoko Okino.
Le prepararé el desayuno a él también...
Conan se dirigió a la sala de estar. "Este tío nunca cambiará..." pensó al ver a Kogoro Mouri, tirado en el sillón, con la baba colgando y un abanico donde se podía leer "¡Viva Yoko!". Una gran gota cayó por la nuca de Edogawa.
Ran entró, y después de echar una mirada desaprobatoria a su padre, dejó una bandeja sobre la mesa (después de apartar todo el merchandising de Yoko que ocupaba gran parte de ella).
Ya se lo comerá cuando despierte... será mejor que me vaya a vestir. Si llega Sonoko dile que espere un momento¿vale? –dijo Ran mirando a Conan, mientras este asentía.
Repentinamente, Ran tuvo un ataque de cariño hacia el pequeño y plantó un beso en la frente. Conan se quedó mirando a chica mientras iba a su habitación. "Después de todo, esto tiene sus ventajas... " Pensó Shinichi.
Desde hacía tiempo había estado pensando en decirle la verdad, pero siempre que la veía se le quitaban las ganas. No quería que le odiase. Él tenía sus motivos para no decir nada, cierto... pero no sabía si Ran lo entendería. No quería tentar a la suerte... podría soportar que le gritara, incluso que le pegase, después de todo, estaría enfadada. Sería normal. Pero podía reaccionar mucho peor, incluso podría querer olvidarse de él para siempre. Y eso sí que no lo soportaría...
Aún si estaba mal, con esta mentira Ran siempre tenía la ilusión de que Shinichi volvería en algún momento. Cada vez que hablaba por teléfono con él, se le iluminaban los ojos. Es cierto que también tenía sus días, en los que tenía el ánimo por los suelos, pero un abrazo o una muestra de cariño del pequeño Conan solían bastar para que volviese a sonreír. Ella era una chica alegre... pero tarde o temprano tendría que contárselo.
Ya no era sólo una cosa suya, había metido a demasiada gente. Agasa-hakase, Haibara, Hattori-kun... incluso sus padres. Pero había decidido esperar. Todo sería más sencillo cuando volviese a la normalidad.
El timbre le sacó de sus pensamientos.
¡Ya voy!
Abrió la puerta, y se encontró con una sonriente Sonoko. Llevaba una camiseta atada al cuello y unos pantalones pirata, y un bolso donde llevaría el monedero.
¡Hola¿Y Ran¿Aún no está? –Sonoko se asomó y vio a Kogoro "el durmiente" haciendo honor a su título.
Se está vistiendo, me dijo que termina en un momento. Entra a esperarla... –Sonoko entró con paso decido y se quedó mirando al detective Mouri mientras negaba con la cabeza.
Ran lo tiene demasiado mimado...
En eso momento apareció Ran. Llevaba una falda por encima de las rodillas y una camiseta de tirantes, también con un bolso para el dinero.
¡Hola, Sonoko!
¿Nos vamos o tienes que coger algo?
No, tengo aquí las llaves... Conan-kun, si vas a salir coge las llaves de papá, creo que aún tardará en despertarse¿OK?
Sí.
Bueno, adiós.
Ambas salieron y cerraron la puerta tras de sí.
¿Vamos a ir al centro comercial? –preguntó Ran mientras Sonoko miraba un papelito que había sacado del bolso.
No, me dijeron que hace poco han abierto una tienda nueva cerca del museo... –Sonoko se guardó el papel en el bolso de nuevo-. Apunté la dirección por si se me olvidaba... está en la calle de enfrente a la puerta principal del museo.
¡Ah, sí! Pasé hace poco por allí, tiene buena pinta.
Después de unos 15 minutos andando llegaron a la tienda. Era pequeña pero acogedora, con algunos adornos como ramas de bambú. Las chicas entraron y rápidamente empezaron a mirar conjuntos, bañadores y pareos.
¡Mira, Sonoko! –Ran sostenía un bikini azul claro con motivos florales. La parte de arriba se ataba al cuello dejando dos tiras largas colgando por la espalda.
Cada una cogió una docena y se dirigió a al probador. Cerraron la cortina y empezaron a cambiarse. Salían a la vez las 2 cada vez con uno diferente y opinaban sobre el bañador de la otra. En un lado dejaban los que les gustaban, y en otro los que no iban a comprar.
Una vez terminaron con todos, volvieron a colocar los que no se iban a llevar en su sitio.
Seguro que papá me regaña por comprar tantos –dijo Ran entre risas.
Pero si no podemos lucirnos no habrá servido de nada comprarlos, así que tenemos que ir un día a la playa¿eh?
¡Claro! –Ran recordó algo-. ¡Por cierto! Mañana vienen Kazuha-chan y Hattori-kun, había pensando que podíamos quedar las tres mientras Hattori-kun se queda con Conan-kun... –Ran no parecía muy segura de que Sonoko fuese a aceptar.
No sé... –Sonoko parecía estar pensándoselo muy bien-. ¡Pues claro que me parece bien, tonta!
OK, OK.
Se dirigieron al mostrador a pagar. En la pared había un cartel.
' "El Dragón", teatro para niños' –leyó Ran-. ¿Y esto?
No se... quizás esa chica sepa de qué trata –dijo Sonoko señalando a la joven que estaba sentada detrás del mostrador.
Se acercó y dejó la bolsa en el suelo.
Perdone.
La joven levantó la vista. Tenía el pelo castaño corto y gafas. Con una voz cantarina y una sonrisa amable contestó.
Sí¿qué desea?
¿De qué es ese cartel? –preguntó Ran señalándolo.
Es del museo. Últimamente no va casi nadie, y así quieren ganarse al público más joven. Al parecer han preparado una obra de teatro... no estoy muy enterada, perdonen –contestó la joven.
Ah, vaya...
¡Seguro que a Conan-kun y a sus amigos les gustaría ir! –Ran ya estaba planeando una salida con los niños-. Mañana podríamos ir a comprar entradas¿te parece?
Sonoko no parecía muy entusiasmada con la idea.
No creo que pueda ir... Quizá otro día. Pero ahora será mejor que paguemos esto –añadió la chica rubia cogiendo las bolsas.
Conan estaba aburrido. Ya era la hora de comer y Ran aún no había vuelto, y Kogoro seguía roncando en el sofá. Se había pasado la mañana viendo la televisión, incluido un programa de misterio, aunque identifico pronto al asesino. Sonó fuera un tintineo de llaves, Ran debía haber llegado ya.
¡Tadaima! –dijo ésta al abrir la puerta y entrar.
Bienvenida –dijo Conan con una sonrisa.
¡Ah, Conan-kun! Tengo una sorpresa para ti.
Ran estaba muy entusiasmada con la idea. Shinichi se preguntaba qué podría ser...
¿Qué es, Ran?
En el mueso van a hacer una obra de teatro para niños. Había pensado que podría ir mañana a comprar entradas para ti y los Detective Boys¿qué te parece? La obra se llama "El Dragón". Suena interesante¿no crees?
Shinichi intentó que no se notara su decepción. Claro, esa una sorpresa para Conan, no para él. Aún así, conservó la sonrisa, Ran parecía muy contenta por llevarle.
¡Ah, qué bien! Claro, mañana le diré q los chicos que si se quieren venir –lo pensó un momento, y añadió-. Y avisaré también a Haibara... –"Así por lo menos podré hablar con alguien... aunque no creo que esto le haga mucha gracia, jeje" pensó Shinichi, aunque Ran lo interpretó de otra manera.
De modo que Ai-chan¿eh? –puso su mirada más pícara-. Bueno, si tienes tanto interés en que venga, avísala...
Conan estaba rojo.
¡N-No es lo que piensas, Ran! Lo digo por que Ayumi-chan y ella son buenas amigas, además creo que a Mitsuhiko le gusta...
No intentes disculparte Conan, no es malo si ella te gusta –dijo ella con una sonrisa-. Y quizás ella te corresponda¿eh...? –su mirada se tornó melancólica de repente, pensando en Shinichi. Hacía poco que había llamado, y aún así... ¡pero no podía estar triste, no es lo que Shinichi querría! Volvió a poner su sonrisa habitual.
Eh, sí...
¡RAN! –la susodicha se volvió hacia del sofá. Su padre se acaba de despertar y había visto la bandeja con el desayuno-. ¿Pero qué hora te crees que es?
¡Qué? Ya te podrías haber levantado antes en vez de echarme la bronca... pues hoy te haces tú la comida –dijo sacando la lengua.
La expresión de Kogoro se volvió de inseguridad.
P-Pero Ran... si no iba en serio¡vamos¿Te lo has creído? Jeje... je...
Ran se echó a reír.
Está bien, voy a preparar la comida... ¡pero ten esta amenaza presente la próxima vez¿eh!
Kogoro asintió mientras Ran se metía en la cocina. Una vez que ella no pudiera verle, empezó a refunfuñar.
Y encima me tira todo lo de Yoko por el suelo... que me levante antes dice, encima que estamos en vacaciones... esta hija mía, a dónde va a ir a parar...
Conan puso los ojos en blanco y se dirigió a la cocina, con Ran.
Conan salió de casa para encontrase con los Detective Boys. No le costó mucho que dijeran que sí a la invitación de Ran, pero con Ai fue más difícil.
Vamos, Haibara¿qué te cuesta? Si sólo es una obra de teatro... –Shinichi no encontraba motivos que darle.
Tengo cosas mejores que hacer... –sus fríos ojos se posaron divertidos en la mirada de Shinichi.
¡Oh, vamos!
Ai aún se lo pensó un momento.
Está bien. Pero me debes una, Kudo.
Shinichi suspiró.
Ran estaba a punto de salir de su casa. Su padre y Conan la iban a acompañar a la estación a recoger a los chicos de Osaka.
Cogieron el coche de Kogoro, y llegaron en un momento. Una vez allí se sentaron en un banco a esperar. Su tren llegaría en unos minutos...
El tren llegó unos 10 minutos después. La gente empezó a salir a trompicones, pero no se veía a ninguno de los dos. Aunque se oían voces desde dentro... como discutiendo... por fin salió una Kazuha muy enfadada con los brazos cruzados. Detrás iba Heiji, seguramente intentando disculparse por algo.
¡Pero no ha sido culpa mía, ha sido por el tren!
¡Claro, pero podías haber tenido más cuidado! –Kazuha miró hacia otro lado.
¡Pero si no se nota! No tienes por qué ir así...
¡Qué no se nota¡Ya podías estar bebiendo algo que manchara menos!
Ran, Conan y Kogoro miraban la escena con gotas por la nuca... estos dos nunca cambiarían. Por fin Kazuha vio a Ran, y se acercó corriendo hacia ella.
¡Hola! –Ran la esperaba con los brazos abiertos para darle una brazo, pero Kazuha seguía con los brazos cruzados.
¡Hola...¿Qué te pasa?
Este ahô... –dijo señalando a Heiji, que venía detrás. Éste encarnó una ceja.
¡No ha sido culpa mía!
Sí, claro... pues resulta que íbamos en el tren, y Heiji estaba bebiendo un refresco. ¡Y el torpe va y me lo tira encima!
¡Ya te dije que fue el tren! –Heiji parecía estar perdiendo la paciencia. Kazuha le sacó la lengua.
Será mejor que nos vayamos... –Ran se fijó en que la maleta que Heiji llevaba era pequeña. Bueno, sólo iban a estar dos días... se iban a alojar en un hotel cerca de su casa-. Aunque si no os importa, me gustaría parar en el museo...
¿Y eso? –Kazuha seguía con los brazos cruzados.
Van a hacer una obra de teatro y quiero llevar a Conan-kun y sus amigos.
¡Pues nosotros también iremos! –Kazuha miró a Heiji para ver si éste se quejaba, quien miró de soslayo a Shinichi, pero éste le ignoró.
De acuerdo, entonces.
Los cinco se subieron en el coche. Heiji se sentó en el asiento delantero y Kazuha detrás con Ran y Conan.
Pero Kazuha-chan¿no te cansa tener los brazos así?
Kazuha suspiró y dejó los brazos en una postura normal. Su camiseta blanca tenía una gran mancha marrón, y además, la camiseta era bastante fina y esa zona se transparentaba dejando ver un sujetador color carne.
Bueno, si te pones una chaqueta no se nota... –Ran intentó animar a su amiga.
Unos minutos después llegaron al museo. Sólo salió Ran a comprar las entradas, y volvió al poco rato.
Después pararon en el hotel de los chicos de Osaka. Ambos bajaron del coche y se dirigieron a la recepción. Ran, Conan y Kogoro volvieron a casa. Ran y Kazuha quedaron en verse más tarde, después de la comida.
Ran iba andando hacia el hotel. Kazuha no conocía Tôkyô bien, de modo que no podían quedar en otro sitio. Se lo había dicho a Sonoko, por si quería ir con ellas, pero al parecer tenía una cita con Makoto. Al cruzar la esquina ya la vio. Se había cambiado la camiseta por una verde claro sin mangas, y no se la veía muy alegre.
¡Hola, Kazuha-chan! –saludó Ran cuando la vio.
Hola, Ran-chan –dijo ella, sin mucho entusiasmo.
Ran estaba preocupada.
¿Qué te ocurre¿No será por el incidente de la camiseta, no?
No, no... no es por eso. Bueno, en parte...
Anda ven, vamos a dar un paseo por el parque. Aunque no es primavera aún está bonito, y allí me lo cuentas¿eh?
Sí... es una tontería...
Ambas siguieron andando hasta la llegar al parque sin medir palabra.
Bueno, a ver, qué te pasa –Ran se sentó en un banco y Kazuha hizo lo mismo.
Bueno, verás... aprovechando este viaje, quería, bueno... –los pómulos de Kazuha se tornaron rosados-. No sabía muy bien cómo, pero...
Es algo relacionado con Hattori-kun¿verdad?
Kazuha asintió en silencio.
Yo... yo le quiero, y bueno... quería... decírselo... –ahora estaba roja del todo.
¿Y dónde está el problema? Está claro que él también te quiere...
Sí, como amiga... como su amiga de la infancia, como una hermana pequeña... no creo que él... -Kazuha tenía la sensación de que se estaba repitiendo, y no podía explicarse bien.
¿Ha pasado algo en el hotel? –Ran puso una mano sobre el hombro de su amiga-. Vamos, seguro que no ha sido para tanto.
Bueno, pues... verás: llegamos al hotel, y yo aún seguía enfadada con él por lo de la camiseta... entramos a nuestra habitación y...
¿"Vuestra"¿Tenéis una para los dos? –Ran no pudo evitarlo.
Eh... sí, pero tiene dos camas separadas... no pensarás que... ¡Ran-chan, no seas malpensada! –Kazuha se sonrojó más de lo que ya estaba, aunque parece que se calmó un poco y lanzó una risita.
Perdón. Continúa.
El caso es que seguimos discutiendo un rato más, hasta que él dijo "Sólo es una camiseta, Kazuha, se puede lavar." Le pedí perdón y todo olvidado...
No veo cuál es el problema...
Pues, luego, entré en la habitación y tenía algo en las manos. Lo guardó rápidamente en la maleta y me dijo que qué miraba. Le pregunté que si era un regalo para alguien... total, que empezamos otra discusión... al final, me dijo "Sí, es un regalo, pero no te importa para quién". Le dije que sí y me contestó que era para una chica... ¡para una chica! Ya me dirás qué puede ser.
Vamos, Kazuha... seguro que no lo dijo en serio, sólo quería picarte.
No lo creo... me dijo que yo no era quién para meterme en su vida. Esta vez está muy enfadado conmigo...
Seguro que se le pasa pronto. Ya habéis tenido otras discusiones, no tienes que comerte la cabeza –Ran miró a su amiga. Parecía que estaba mejor.
Sí, tienes razón... seguro que él no se está comiendo la cabeza pensando si lo estoy pasando mal.
Ran asintió sonriendo.
¡Vamos! –Kazuha se levantó casi de un salto.
Ran la siguió con una gota en la nuca. Esos cambios de humor eran terroríficos...
Ran y Conan estaban en la cale, a la espera de que los Detective Boys y Haibara llegaran para ir al museo. Pronto, los cuatro pequeños aparecieron.
¡Hola, Conan-kun! –gritó Ayumi cuando le vio.
Conan la saludó con la mano. Ran consultó su reloj después de saludarles.
Será mejor que nos vayamos ya a recoger a Kazuha-chan y Hattori-kun... ¿Estáis listos?
¡Sí! –respondieron a coro los Detective Boys. Ai suspiró.
El hotel de los chicos de Osaka estaba a unos 10 minutos a pie. Cuando llegaron, aún faltaba media hora para que empezase el teatro. Kazuha y Heiji les estaban esperando a la entrada. Ran notó que Kazuha lucía mejor que la última vez que la vio.
¡Hola!
Oye, Neechan... ¿a dónde se supone que vamos? –preguntó Heiji con una mirada parecida a la de Haibara.
Es una obra de teatro que organiza el museo –contestó Ran cuando empezaron a andar.
Ah... qué bien –Heiji se acomodó la gorra y le echó una mirada a Kazuha. Quizás se había pasado... ¿quizá? Se había pasado tres pueblos. Pero lo hecho, hecho está; y ya no podía hacer nada. Sólo le quedaba disculparse...
Un rato después llegaron al museo. A la entrada había un cartel como el que habían visto Ran y Sonoko en la tienda, pero más grande. Al entrar, enseñaron las entradas, y les condujeron hasta el escenario.
Era bastante grande, y estaba decorado con un montón de adornos de tipo floral. Grandes maquetas de árboles y plantas adornaban la parte baja, y un mural simulando el horizonte de una especie de selva amazónica llena de vegetación estaba en el fondo. Un hombre de unos 70 años estaba supervisando que todo quedase en su sitio. En frente, en sillas colocadas de forma que todos viesen bien (cada fila más alto que la de delante), había unos cuantos niños con sus padres o hermanos
Ayumi, Genta y Mitsuhiko se acercaron al escenario para verlo de cerca.
¡Eh, Conan-kun, Ai-chan¡Venid! –Ayumi les estaba haciendo gestos con la mano.
Vaya, es enorme... ¡voy a ver si puedo subir! –Genta se impulsó para subir al escenario, pero el hombre de antes se le acercó por detrás.
Perdona, jovencito...
¡Lo siento! –Genta ya se estaba disculpando ante el hombre.
Éste sonrió con amabilidad.
Deberíais sentaros ya, si no queréis perderos el principio... –les hizo una señal para que se sentaran.
Ran se acercó, pensando que habían hecho alguna travesura.
Perdone... ¿le están molestando?
¡Oh, no! De ninguna manera. Sólo les decía que deberían sentarse ya...
Sí, tiene razón...
Bueno, jovencito...
¡Genta! Me llamo Genta.
Bien, Genta. Podéis ir sentándoos.
Vamos, Conan-kun... ¡Ai-chan, no te quedes atrás! –Ran les hacía señas a los chicos de Osaka para decirles que se sentaran.
¿Tu hermano y sus amigos? –le preguntó el hombre.
Bueno... más o menos. Ran Mouri –dijo ella, mientras le daba la mano.
Masao Okunishi –dijo él-. Soy el conservador del museo... ya casi no hay gente que le interese la historia, pero tú no pareces esa clase de chica.
Mucho gusto, Okunishi-san.
Espero que también os guste a vosotros –dijo, refiriéndose a Kazuha, Heiji y Ran.
Ran se fue a sentar junto a los demás. Estaban en primera fila, de modo que veían muy bien el escenario.
¿Quién era ese? –preguntó Kazuha.
Okunishi-san. El conservador del museo, parece ser...
Parece un buen tipo.
Un hombre con cara de pocos amigos pasó por delante de Ran y Kazuha. Se sentó unos asientos más allá. Al poco pasó el señor Okunishi, y al ver al hombre le saludó de manera muy formal. Después de devolverle el saludo, el hombre tosió fuertemente.
Vaya pinta tenía ese... –murmuró Heiji, mirándole-. Diría que es un hombre de negocios.
Quizá el dueño de un banco –dijo Conan, que estaba sentado al lado de Hattori.
¡Ese es un hombre 'mu' malo! –dijo una vocecilla aguda detrás de ellos.
Ambos detectives se volvieron. Una niña de no más de 5 años, de pelo corto y en dos coletas, les miraba desde la fila de atrás.
¿Y tú quién eres? –preguntó Conan.
¡Kotomi Ureda! Mi papá trabaja aquí. Siempre se está quejando de ese hombre¡dice que es un mafioso! Seguro que es un villano que se dedica a robar las cosas del museo por la noche...
Dos gotas cayeron por las nucas de los dos chicos.
Perdonen¿les está molestando? –un hombre de unos 35 años cogió a la pequeña Kotomi y la sentó en sus rodillas.
No, no... ¡pero dice que ese hombre es malo! –Shinichi, fingiendo estar muy asustado por lo que la niña había dicho, le señaló.
Bueno, podría decirse... –soltó una risita-. Debería cuidarme más al hablar delante de ella.
¿Quién es ese hombre? –esta vez fue Heiji quién preguntó.
Gôyoku Tsukawa. Es un pez gordo... puede que no le soporte, pero debo reconocer que de no ser por él el museo habría cerrado hace bastante.
Heiji y Conan pusieron cara de no entender.
Tsukawa-sama subvenciona al museo desde hace años –explicó-. Aunque está muy mal de salud, no sé si durará mucho más...
Las luces se apagaron. El espectáculo iba a comenzar. Un foco rojo iluminó el escenario, y entró un actor vestido de dragón. Después de moverse un poco por el escenario, comenzaron a salir más dragones de los extremos del escenario.
10 dragones en total. 3 con flautas, 3 con tambores y 4 con violines, y comenzaron a tocar. Más tarde, aparecían una docena de actores disfrazados de aves. Era increíble cómo a través de la música se contaba la historia.
Al parecer, los dragones dominaban un pueblecito habitado pájaros de distintas clases. Entre ellos habían decidido pararles los pies a los dragones, hablando con ellos. Pero un pajarillo decidió vencerles él solo. Nadie creía en él, pues era pequeño y delgaducho, pero aún así lo intentó. Se aventuró a la guarida de los dragones, y una vez allí les tendió una trampa.
Y los dragones, a pesar de ser más grandes y fuertes, perdieron. El pajarillo consiguió engañarlos, haciendo que comieran unas plantas envenenadas. Éstos enfermaron, y prometieron no volver a causar el pánico.
En ese momento, el padre de Kotomi se disculpó para ir al servicio.
El pájaro volvió a su aldea, contando su triunfo ante los dragones. Todos le aclamaban, a pesar de no haber creído en él. Pero en ese punto, se oyó un golpe seco. Como de algo que cae al suelo.
El señor Tsukawa yacía en el suelo. Muerto.
NOTAS FINALES: ¡Hola! Espero que os haya gustado . Me disculpo si hay faltas de ortografía, lo revisé, pero se me pudo ir algo --U. No sé si los sufijos (-chan, -kun, etc) estarán bien puestos, les pido que me digan si los tengo mal. Si no hay guiones o cosas por el estilo, es cosa de por que lo revisé y está bien U.U.
Este capítulo se lo dedico a Pablo, alias agente Mulder, por ayudarme con la historia y darme su opinión. ¡Que la Fuerza te acompañe, Maestro! XDD
Y por supuesto, a Joanne Distte . Por leerse el fic y darme su opinión¡espero que el RPG empiece pronto!
Aquí me despido . ¡Nos vemos en el 2º capítulo!
