A la espera del gran día

By: michel 8 8

Año 1851

Castillo de el señor Kudo, en Shizuoka

-Ran, ¿estás segura?¿seguro que no lo has soñado?- le preguntó su hermana

-Sí, Kazhua, tan seguro como que somos hermanas-respondió

-Vaya, así que el heredero te he escogido, o le han ordenado que te escoja para desposarse contigo, ¿eh?- preguntó otra, que se llamaba Aoko.

-No, lo que pasa, es que ha elegido a 6 mujeres, y una de esas 6 serás la que se case con él.

-Pues suerte chica, porque casarse con un chico de tan alto rango es lo mejor que te puede pasar.

-¿Por qué?- inquirió Ran.

-Porque te dan lo que tú quieras, que quieres un collar, te lo dan, sea lo que sea te lo dan- entonces, en los ojos de Sonoko se podrían ver todas las cosas de las que hablaba.

En ese momento, las otras tres cruzaron una mirada en la que claramente decían "está loca"

-Bueno, ahora en serio- siguió Sonoko – no solo te dan cosas materiales, si te casas con ellos por amor, como Makoto y yo, te dan todo el cariño que puedas desear.

Y así siguió la noche, hasta que se quedaron dormidas.

A la mañana siguiente

Se encontraban Shinichi, Makoto, Heiji y Kaito en un comedor, sentados y mirando hacia la calle, al tiempo que hablaban sobre la suerte, relativa, que tenía Shinichi:

-Señor Shinichi, así que se lo has dicho, ¿no?- dijo Kaito.

-Sí, es que cuando estoy con ella no puedo mentirle- respondió.

-Señor, pero le ocultaste que la amabas- añadió Heiji.

-Bueno, he dicho que no puedo mentirle, no que no pueda ocultarle cosas o que no pueda decirle verdades a medias.

-Te comprendo, señor, y sé por lo que estás pasando, a mí me pasó lo mismo- indicó Makoto.

-Sí, y que hiciste, Makoto?

-Bueno, yo lo único que hice fue beber más de la cuenta y tener la mala suerte de cruzármela, así que, el alcohol lo dijo por mí, y a la mañana siguiente me desperté en mi habitación con mi actual esposa entre los brazos.

-O sea, que tú no la amabas, lo que pasa es que te casaste porque se quedó embarazada- dijo Heiji

-Vaya, creo que no me he explicado bien. Lo que pasa es que yo si la amo y la amaba, pero me daba vergüenza decírselo y una noche me tome tres botellas de sake seguidas y me la encontré por el camino a mi habitación, así que una cosa llevó a la otra y en cuanto le dije algo así como " te…hic…quie…hic…ro…hic…" pues, la noche comenzó de verdad.

-Espero que no me toque confesárselo así- dijo Shinichi, entre risas.

-Mira, allí va tu amada, señor- le dijo Kaito a Shinichi.

-¿Dónde?- preguntó Shinichi, al tiempo que, con la mirada, registraba la calle.

Ahora fueron sus amigos los que rieron.

-Ahora en serio, allí está, señor- dijo Heiji.

-¿Dónde?- preguntó Shinichi, al tiempo que, con la mirada, registraba la calle.

Había vuelto a caer en esa sucia trampa, mientras que sus amigos se iban a morir de risa.

Entonces, con el pulgar, desenvainó ligeramente la espada y le dirigió una mirada de odio a sus amigos, que al instante retrocedieron hasta darse con la pared, igual que en el núm.20 de Rurouni Kenshin.

-Vaya, olvidaba que es el "águila", el más grande de los samuráis- dijo Heiji

-Sí, podemos palmarla por una bromita- indicó Makoto.

-Mira, señor Shinichi, es ella- señaló Kaito.

Esta vez, al ver la cara de Kaito, le hizo caso y miró hacia la calle, donde pudo ver como "ella" compraba unas flores en una tienda cercana, al mismo tiempo, se percató de las miradas que le dirigía un hombre, de unos treinta años, que no eran miradas muy educadas, precisamente. Entonces, se aproximó al hombre, que estaba en la mesa que había justo antes de la suya, y le apretó la empuñadura de su espada en la espalda del hombre y le dijo:

-Un poquito de por favor. Estás hiriendo el honor de una dama con tus miradas.

-Je- le respondió el otro- ¿quién te crees que eres? Para que lo sepas, yo soy el famoso "León de Hokkaido" y soy uno de los cuatro grandes sables del norte. Yo miro como quiero a quien quiero.- de no ser porque Shinichi les hizo un gesto con la mano a sus amigos, la cabeza de ese chulo ya estaría rodando por cometer semejante falta de respeto.

En ese momento, el leoncillo, se giró y le intentó asestar un golpe en la cara a Shinichi, con su Wakizashi , pero Shinichi realizó un estupendo Shirahadori (( parar una espada con los dedos o la mano )) y detuvo el golpe.

-Vaya, así que quieres comer polvo para merendar ¿eh?- inquirió Shinichi- Chicos, vosotros documentareis este duelo.

-Sí- respondieron los tres, que se dispusieron a ser testigos de la victoria número 120 de su mejor amigo y señor.

Salieron del comedor y se dirigieron a la calle, donde se situaron a una distancia prudencial y mientras el León se ponía en guardia, Shinichi le lanzó su wakizashi usando como propulsor su dedo pulgar y un increíble giro de cadera. En el momento en el que la espada golpeó a su adversario, este cayó al suelo. Tal fue la fuerza que Shinichi usó en la técnica, que la espada volvió a su mano.

En el momento en el que la cogió en el aire, sacó su katana y se colocó en posición ku: vacío. El León, que por desgracia no había leído y / o estudiado el Go-rin-no-sho (( libro de los cinco anillos )) (( yo tampoco, sólo he oído hablar de él )) de Miyamoto Mushashi, desconocía que en esta posición estaba más que preparado, estaba preparado para atacar o defender, esta posición sólo había sido usada con éxito, hace ya 250 años por Miyamoto Mushashi (( aunque algunos dicen que Mitsurugi la utilizó antes que él, pero bueno, a mí me es igual )) y ahora, un único humano se atrevía a ganar usando correctamente esa pretenciosa postura: Shinichi.

El León, al levantarse atacó de frente, con la intención de dar un giro en el último segundo y asestarle un golpe en elcostado o en la nuca. Al ver esto, Shinichi envainó lentamente sus armas y cuando lo tuvo a dos pasos, volvió a realizar el mismo movimiento de antes y lo dejó en el suelo.

-Espero que esto te enseñe una lección de respeto a tus superiores- le espetó Shinichi- este último ataque viene por cortesía de mi antepasado Mitsurugi.

Con estas palabras se fue, tras su princesa, mientras que sus amigos se llevaban al cachorrillo a un calabozo para que aprendiera la lección.

Durante el seguimiento, pasaron por muchos lugares y al llegar a un pequeño callejón vio como le daban un tirón de la manga y la introducían en el callejón.

Al momento, corrió hacia allí y vio como un borracho intentaba hacer " cosas malas" con ella. Pero desgraciadamente, el demente ese no tuvo tiempo de hacer nada porque Shinichi intervino rápidamente y le asestó un buen golpe en el cogote, dejándolo inconsciente. Al instante le ató una cuerda ,que había por allí, alrededor de las muñecas (( las esposas de la época )) y cuando se disponía a hablar con la pobre Ran, esta se tiró a sus brazos, llorando.

-Ese…ese…ese…- era todo lo que ella podía decir.

De haber estado allí alguno de sus guardias, la cabeza de Ran estaría por los suelos, tocar a su señor sin permiso era una falta comparable a la Alta Traición

Pero ellos no estaban, así que Shinichi rodeó con sus brazos a la pobre Ran y comenzó a susurrarle cosas como " tranquila" y "ya ha pasado todo" Al cabo de un rato, cuando ella se calmó, se arrodilló e hizo una reverencia, a lo que Shinichi respondió:

-No es necesario que sigas tan estrictamente el protocolo, ya que podría ser mi esposa, durante esta semana y media tienes mi permiso para ignorar el protocolo básico.

Dicho esto, le tendió la mano y la levantó del suelo, cuando estuvo ya de pie, se pusieron a caminar tranquilamente. Como Shinichi no llevaba blasón identificativo alguno ni estaba rodeado por samuráis, la gente no se arrodillaba a su paso, lo cual le hacía sentirse liberado de su cargo. No es que no le gustara ser el hijo del señor de Shizuoka, al contrario, le gustaba, pero no le gustaba que todo el mundo se dedicase a hacer reverencias a su paso. Pasaron por una tienda de flores, en la que Shinichi se detuvo y compró (( bueno, más bien cogió, porque dijo que se lo apuntara a la cuenta del palacio )) un manojo igual al que llevaba ella antes del incidente y se las entregó al tiempo que decía:

-Toma, supongo que el que llevabas antes te va servir de poco.

-Gracias, señor, pero no era necesario que os molestaseis por mí.

-Recuerdas lo que le dije al soldado aquel en el castillo?- preguntó.

-Sí, mi señor- respondió.

-Pues lo mismo se me aplica a mí. Hasta que no sea jefe del dominio no seré más que un soldado, salvo porque estoy en la parte superior del escalón.

Con estas palabras, dejó la conversación para más tarde y siguió caminando junto a ella, en silencio, hasta llegar al castillo, una vez allí dijo:

-Si ocurre otra situación como esta, grita bien alto, que si no soy yo, uno de los otros tres generales vendrá a echarte una mano.

-No es necesario…

-Sí que lo es. Cabe la posibilidad de que seas mi esposa y no me gustaría tener que perder esa posibilidad solo porque un estúpido soldado quiere pasar un buen rato. Para eso que se vaya a un burdel, que para algo están.

-(Así que solo le intereso porque le han dicho que puede que sea yo la que se case con él. Pero bueno, mejor eso a que ni siquiera se interese por mí)- pensó ella, mientras él hablaba

Se despidió, recordándole que tenía a las cuatro espadas más prestigiosas de Honshu a su entera disposición. Pero Shinichi ignoraba todo lo que iba a pasar hasta llegar a ese día, el día en el que sería capaz de decirlo (( lo diría porque tanto como si ella quisiera como si no, se casaría con él ))

Notas del Autor:

Hola peña, que hoy, día 21/1/2005 cumplo15 años, y este capítulo es para celebrar eso y durante el fin de semana subiré el último de vol. 33, es que se me olvidó y me entró un virus y lo perdí.

yumi: Gracias, espero q te hagan caso y dejen más reviews.

Emi: Gracias y aquí tienes el siguiente, tal y como me pediste. Espero que os guste y gracias por vuestro tiempo.

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michel 8 8