Julio de 1581 (Año 8 de la Era Tensho)
En el castillo de la capital de Aomori
Shinichi se encontraba en los pasillos del castillo, persiguiendo a la heredera del lugar, en una escena atípica en el castillo, no sólo por la falta de acompañantes masculinos de la heredera, sino también por los gritos que profería el perseguidor:
-¡DETENTE! Por favor.
Pero la joven dama le ignoraba y proseguía con su camino, que la llevaba sin ningún tipo de duda a su habitación y en el mismo instante en que llegó, se encerró en él.
-Por favor, no seas así, entiéndelo, es mi trabajo...
-Calla.
-No me obligues a entrar por la fuerza...
Mientras tanto, los sirvientes del castillo se paraban a contemplar el tono insolente del joven que se encontraba conversando, si a eso se le puede definir como conversación, con la joven heredera del dominio.
-Déjala, mejor que descanse un poco- le dijo Kogoriutsu, que acababa de aparecer por el pasillo.
-Pero...
-Ven, tengo que hablar contigo, en privado.
-De acuerdo.
Mientras que se dirigían hacia los patios exteriores del castillo, todo el personal les observaba cuando pasaban junto a ellos, preguntándose ¿cómo Kogoriutsu Mouri no hubiera ordenado la ejecución del samurái, tras dirigirse de aquella manera a SU hija?
-Shinichi¿entiendes lo que está ocurriendo actualmente?
-Sí.
-¿Y sabes quién está involucrado?
-Por lo que he podido observar hasta ahora, su hija, Heiji parece estar también, aunque no ha encontrado "el suyo" y Kuroba me da la impresión de ser el tercero de los míos, así que nos faltan cuatro más¿no?
-Bien, te revelaré lo que aún ignoras.
El de Heiji Hattori, se llama Kazhua Toyama, actualmente se encuentra alejada de aquí, en Saitama, concretamente en un pequeño pueblo, llamado Tsurugashima.
-Supongo, que también estarás al corriente de la ubicación actual del resto¿verdad?
-Pues me temo que no, he explorado todo Japón sin encontrar ningún resultado.
-Así que, actualmente sólo contamos con Washi, Uma, Ryu, Okami y tenemos localizada a Neko.
-Shinichi, tu deber actualmente es proteger a Ranitsuku a cualquier precio, y evitar que muera hasta dentro de 2 años, momento, en el que ya todo habrá acabado.
-Soy consciente de ello, pero no entiendo porque te esfuerzas tanto en evitarlo... pero si ya ha ocurrido, ya los hemos hecho despertar, ya sólo podemos dar la cara y enfrentarnos a ellos.
-No, hasta que no estéis todos todavía se puede evitar la guerra.
-Kogoriutsu, me temo que te equivocas, ya ha comenzado…
En ese momento, se despidió con una inclinación de cabeza y se dirigió hacia el interior, para intentar hacer que Uma, entrara en razón y reconociera que eso era lo mejor para todos.
-Por favor, no sea así...- en ese momento, al ver que no oía ningún tipo de sollozo o llanto, se temió lo peor y, en contra de lo que esperaba, la puerta se abrió fácilmente y entró rápidamente en la habitación, encontrándose a Ran dormida sobre el futón, y con surcos de lágrimas en sus mejillas.
Se apoyó contra uno de los pilares de la habitación y se dejó caer, tras soltar su catana y apoyarla también contra el pilar y se dedicó a observar a la chica que tenía delante, que, sin apenas conocerla, despertaba en él unas emociones que nunca antes había sentido, pero, mientras seguía inmerso en sus pensamientos, unos ojos se clavaron en él:
-¿Cómo ha entrado?- le preguntó Ranitsuku.
-¿Está despierta?
-No ha contestado a mi pregunta¿cómo ha entrado?
-Por la puerta, señorita, como toda persona normal. Pero¿porqué se niega a que me instale aquí?
-Sencillo, porque es usted un hombre y porque acabo de conocerle.
-Pero, señorita, que motivos tengo yo para...
-Ser un hombre, no necesita ningún otro motivo.
A Shinichi le sorprendió bastante la reacción de la chica, pues nunca antes nadie había usado ese lenguaje contra él y no esperaba que la primera fuera una mujer.
-¿Qué he de hacer para que se dé cuenta de que no pienso hacerle daño de ningún tipo?
-Acérquese.
-De acuerdo- respondió él, extrañado.
Cuando estuvo lo bastante cerca, la chica le puso dos dedos en el cuello y le dijo:
-Repita todo lo que me ha dicho.
El joven, extrañado, le repitió todo lo que le había dicho y al concluir, la chica le miró satisfecha y le dijo:
-De acuerdo, le permito que se quede aquí.
-Perdone¿no estaría, por casualidad, comprobando mis pulsaciones para averiguar la veracidad de mis palabras?
-Sí, como usted bien parece saber, el corazón se acelera cada vez que mentimos, así que, es una prueba irrefutable acerca de la veracidad de un testimonio.
-Bien, lo que usted diga.
Tras esto, ella se tapó con la manta y se dispuso a dormir, mientras que él se volvió a colocar en la misma posición de antes, preparado para cualquier posible ataque por parte de ELLOS.
Llevaba varias horas ya sentado en esa misma posición, mientras que su cuerpo reposaba, su mente seguía meditando en aquella joven que llevaba 2 noches ocupando todos y cada uno de sus pensamientos, cuando escuchó el sonido de pasos, que en otras circunstancias no le habrían llamado la atención, pero eran pasos levitados...
-¿QUÉ?- gritó, al darse cuenta de lo que ocurría, al tiempo que se levantaba y se giraba para hacer frente a su adversario, pero no pudo añadir nada más, pues un rayo le impactó en el estómago y le envió, dando vueltas lateralmente contra la pared del extremo opuesto de la habitación.
En ese momento, un individuo, de unos dos metros de altura, entró en la habitación, atravesando el panel de papel que se interponía entre él y su objetivo.
-Vaya, vaya... parece que duerme bien…- dijo, mientras se aproximaba hacia el cuerpo de la que sería su próxima víctima, cuando un rayo, mucho más poderoso que el que él había lanzado, le impactó en plena cara, sacándolo fuera del edificio y estrellándolo, en la caída, contra un enorme pino que había frente al castillo, tras ello, cayó al suelo, con apenas una leve herida en la frente y media veja derecha quemada, mientras tanto, Shinichi levitaba lentamente hacia el suelo, mientras que sus ojos se tornaban rojos y con cierto toque de ave rapaz...
-¿Cómo...? Pero si esa técnica era mía...- dijo el hombretón, cuando Kudo se posó frente a él.
-Aprendo rápido- le respondió secamente el joven.
-Pero...- prosiguió el atacante, tras levantarse, como si no hubiera recibido ningún ataque- no podrás vencerme, he observado todos tus combates desde hace una semana y no eres rival para mí.
-¿Conoces a Nikisimune?
-¿Quién?-inquirió el atacante.
-Mi catana- sentenció Kudo, al tiempo que la extraía de la vaina, reduciendo las posibilidades de su enemigo de penetrar en su ma-ai.
-¿Nanî?
Fue todo lo que alcanzó a decir antes de que Kudo realizase un golpe directo descendente con la punta de su catana, que quedó clavada en el suelo, entre las piernas del asaltante, quién se dispuso a reír triunfal y asestarle un golpe final a su enemigo en la espalada, cuando se percató de que las intenciones de Kudo no eran las de golpearle, sino la de dejar la catana justo en ese lugar para después golpearle a él desde abajo... y el pobre desgraciado sólo tuvo una fracción de segundo para colocar su espada entre su cuerpo y la de su contrincante, quien golpeó certeramente la catana del asaltante que salió despedido a lo lejos...
-Ha sido fácil, más de lo que esperaba. Vayamos a ver cuál de ellos a desaparecido...
No pudo concluir la frase, pues sintió el aire moviéndose a demasiada velocidad para ser algo normal. Al instante, una luz salió de lo más hondo de los árboles y le cegó, momento que su adversario aprovechó para atravesar el cuerpo de Kudo, por el corazón y ensartarlo contra un árbol, no podía esperar a que su ataque luminoso se desvaneciera para ver el rostro inerte de Shinichi Kudo, clavado en un árbol... así que su cara era todo un poema cuando lo único que vio fue su catana hundida hasta la empuñadura en un pino de 50 años y ni rastro del cuerpo de Kudo y no percibió su presencia hasta que éste no se encontró sobre su tumbado cuerpo y con su Nikisimune creando un hilo rojo en su garganta.
-Ahora, muere- Kudo levantó la catana para dar el golpe de gracia, y ese momento lo aprovechó su rival para gritar.
-BASAI-DAI.
En ese instante, Shinichi le pateó la cabeza, dejándolo inconsciente. Inmediatamente después salió corriendo hacia el castillo, para encontrarse el castillo en perfecto estado, que no daba muestras de ataque, negó ligeramente al tiempo que sonreía vagamente y pensaba (Era un engaño...), pero ese pensamiento se desvaneció en el mismo instante en que cobró forma, pues los guardias que habían salido al escuchar su batalla permanecían quietos y rígidos (Demasiado quietos...) pensó, mientras que usaba su poder para poderse elevar sobre el terreno y llegar rápidamente hasta la habitación de su protegida, que se encontraba a unos quince metros de altura, que Kudo recorrió en apenas dos segundos, para plantarse en la habitación y acercarse a su protegida, que seguía durmiendo.
-Vaya, aún no han llegado hasta aquí- dijo, se acercó al futón rápidamente y le gritó a la aún durmiente chica-Rápido, despierta, este lugar no es seguro.
La joven comenzó a abrir lentamente los ojos y al ver a Kudo, le preguntó.
-¿Qué ocurre?
-Levanta, Ran, no podemos permanecer mucho tiempo aquí.
-De acuerdo...- susurró la chica, aún adormilada.
Shinichi la cargó a hombros y corrieron hacia lo que él consideró un lugar más seguro: el arsenal.
-Quédate aquí, si ocurre cualquier cosa, grita¿entendido?
-¿A dónde vas?- le preguntó la chica, ya despierta, pero aún inconsciente de la situación.
-A acabar lo que he empezado.
Al instante, se dirigió a la salida de la habitación, dejando a la joven inmersa en sus pensamientos:
-(Antes, me ha llamado... ¿Ran? Me ha tuteado y usado el nombre que yo usaba de niña en mis juegos, y ni siquiera he replicado, es como si ese nombre siempre hubiera sido el mío... y confío en él como si le conociera desde siempre, pero ¿por qué...?)
No pudo continuar con su cadena de pensamientos, pues la pared más próxima a ella explotó, revelando la presencia de alguien conocido para ella, el jefe de la caballería, Kasumi Yamada, que tenía su catana por encima de la cabeza y le iba a asestar a Ran un golpe definitivo... que fue detenido por un wakizashi que se interpuso en la trayectoria de la catana.
-Yamada, supuse que tú serías uno de ellos, pero¿ de los grandes? Me has sorprendido.
-Je, así que washi a encontradoa uma, ¿no?
Shinichi no respondió, sólo le propinó un joko kakato geri en la barbilla, haciendo que atravesara el techo y sin dudarlo un segundo, se lanzó tras él, llegando a atravesar el techo y se puso firmemente de pie, en guardia y observando el cielo, esperando el inminente ataque, que no le llegó desde el cielo, porque el enemigo al que Kudo había dejado inconsciente se había despertado y había atacado a Kudo lateral y sorpresivamente, de manera que no pudo evitar el ataque y se vio lanzado al vacío, debido a la patada que su rival le había asestado en las costillas.
Pero ellos no se quedaron atrás y saltaron sobre él y mientras caía, se apoyaron sobre Kudo, para que aquella caída fuera definitiva.
Para el joven, todo pasaba extremadamente lento, mientras que su cerebro intentaba encontrar el modo de librarse de todo aquello, mientras que un pensamiento le pasó por la mente:
(Puede que Kogoro tenga razón, puede que si no ocurre lo que ha de ocurrir, no despertarán y si no despiertan, puede que alguien ajeno acabe con ellos… sí, es posible, así que, puedo morir en paz, sabiendo que el fin no seré yo)
Ese razonamiento, apenas le llevó 2 segundos y cuando ya sentía el césped en su espalada, una imagen, apareció en su mente y no era otra que la de la heredera, con unas prendas realmente extrañas, apoyada en lo que parecía ser un futón, a su vez subido en una mesa bastante larga y de un metal extraño, y llorando mientras entre sollozos, decía "Shinichi... ¿Por qué...?"
Eso le heló la sangre y, sin saber como, se detuvo a escasos milímetros del suelo, ante la incrédula mirada de sus rivales. En ese preciso instante algo se dibujó en torno a él y sus ojos, antes rojos, se tornaron completamente blancos y gritó de nuevo:
-¡Kiaaaaaaaaaaaaaaaai!- con lo que envió a sus rivales al bosque que se encontraba en la parte trasera del castillo, lugar al que, como si de un rayo se tratase, se dirigió para posarse sobre la parte más alta de un pino bastante alto y desde ahí, oteó la zona, para localizar a uno de ellos, concretamente al más alto de los dos y bajó inmediatamente después de localizarlo y se posó lentamente a pocos metros de él, con su catana rozando el suelo y completamente desprotegido.
-Di adiós, aguilucho.
Entonces, el más alto de los dos, se colocó en una guardia básica, protegiéndose contra cualquier ataque, aún así, Shinichi se lanzó frontalmente contra él, con un grandísimo impulso y tras una fracción de segundo, se encontraba a la espalda de su rival, a unos metros de él y con la espada baja y completamente limpia...
Sayonara- le dijo fríamente- daidai.
Al instante, una gran cantidad de sangre comenzó a ser expulsada por el vientre y la boca del rival, mientras que su parte superior caía al suelo, seguida de un fragmento cortado limpiamente de su catana.
Mientras tanto, una figura, más delgada y pequeña que el muerto, observaba la escena aterrada.
-(¿De dónde obtiene ese poder...?)
-Del mismo lugar al que tú irás- le respondió en un tono más que glacial, el joven samurái que seguía dándole la espalda. Mientras se giraba, concluyó- el abismo de la muerte.
En ese momento, completamente asustada, sintió cómo se acercaba lentamente su rival hacia ella...
CONTINUARÁ...
Notas del autor: Ya toi aki con un nuevo capitulo para ustedes, mis colegas fanfictioneros (o como se diga) Jojojo, os he dejado con la miel en los labios¿eh? Pero tranquilos, que a partir de ahora intentare no dejaros con el suspense.
Respecto a las palabras en japonés que aparecen,BASAI-DAI, es la única duda que puede existir, y significa "Asaltoa la fortaleza", es el nombre de una Kata superior de Karate.
Y ahora, como en casi todos los capítulos, la primera ( y en este caso la única) en recibir un agradecimiento por su review es mi wena amiga Vermi-chan, que siempre está ahí "pa exar un cable". Y aparte, agradecer a todos los que desde el MSN o en persona, me apoyan para proseguir con mis fics.
Pues bastante fastidiado por las fechas que nos ocupan
se despide
michel 8 8 8
