Wenas.

Hoy solamente dar las gracias a Krls, Goldfinger-Potter y a Nely Black.

A leer.

Capítulo 6. Clases extras y romances descubiertos

En la habitación de sexto año de Gryffindor esa mañana era diferente. Por fin su amigo Harry Potter había dormido allí y ellos estaban muy contentos de volver a compartir habitación con él. No obstante de que todos estaban muy contentos y haciendo jaleo el chico no despertaba y su amigo Ron Weasley decidió despertarle para que el chico no llegara tarde.

- Harry, despierta- dijo Ron con voz suave para que su compañero no se sobresaltara.

- No quiero, sólo cinco minutos más- rechistó Harry.

-No, despierta o llegarás tarde- replicó Ron.

Pero cuando iba a dejarlo estar entro Hermione cargando a Crooshanks.

-Ronnie vamos allegar tarde- saludó Hermione sin darse cuenta de que Harry estaba allí.

-Ya voy Mione, es que Harry no se despierta- explicó el joven Weasley.

-Accio sábana!!!- dijo Hermione con voz clara y la manta que tapaba a Potter fue hasta las manos de su amiga.

-Está bien Mione ya estoy despierto y ya me levanto- contestó Harry de mala gana después de la forma tan brusca que habían utilizado sus amigos para despertarlo.

-Muy bien. Chicos los espero abajo- dijo la chica.

-De acuerdo ahora bajamos- contestó Ron y le dio un beso en la mejilla mientras le susurraba al oído lo guapa que estaba.

Mientras todo esto pasaba el niño-que-vivió ya estaba en la ducha. Después de darse un buen baño se puso rápidamente el uniforme y fue en busca de Ron el cual lo esperaba en la habitación.

Los dos bajaron y se encontraron con Hermione.

-Rápido o llegaremos tarde a Defensa Contra las Artes Oscuras-gritó Hermione Granger desesperada por el hecho de llegar tarde.

-Ten Harry te he traído un par de tostadas-afirmó Hermione mientras le metía en la boca una tostada con mermelada y mantequilla.

-Acias Hemione po as totadas-intentó decir el joven Potter. (gracias Hermione por las tostadas).

El trío de oro de Hogwarts compuesto por tres Gryffindors de sexto año, los más famosos de su casa, es decir, Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger corrían de manera desesperada por los corredores del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. La chica estaba horrorizada sólo faltaban tres minutos para que la primera clase empezara y ni siquiera habían llegado. Harry y Ron simplemente seguían a Hermione intentando a su vez calmarla.

Cuando por fin llegaron a la puerta del aula de DCAO ( defensa contra las artes oscuras) Harry recordó que esas horas las tenía libre y maldiciendo su mala memoria y a sus amigos por despertarlo les contó lo que pasaba a sus inseparables compañeros.

- De acuerdo Harry, entonces nos vemos en Transformaciones- propuso el joven Weasley.

-Claro allí nos vemos- asintió el niño-que-vivió.

Los alumnos de Gryffindor y Ravenclaw entraron en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras para empezar su clase de defensa.

Mientras tanto, un chico de dieciséis años con el pelo desordenado y de color azabache intenso y unos ojos grandes y esmeraldas, ocultos por unas gafas redondas, vagaba por el castillo sin saber que hacer o donde ubicarse, pero de repente una palabra traspasó su mente: ANIMAGO.

Harry Potter iba en dirección a la biblioteca. El muchacho estaba decidido a hacerse animago para tener una arma secreta contra su enemigo Lord Voldemort y también para poder acompañar a su tío Moony en sus transformaciones de hombre lobo, pero Harry sabía que no podría contar con la ayuda de Remus porque se lo prohibiría por miedo a dañarle.

El joven Potter buscó y rebuscó por todas las secciones evitando claro la sección prohibida, porque aún no tenía la edad suficiente y la señora Pince le estaba mirando. Después de una hora de búsqueda intensa pero con resultados nulos decidió que esa noche rescataría la capa de invisibilidad y el mapa del merodeador del fondo de su baúl y haría una de sus pequeñas escapadas nocturnas en busca de libros a la sección prohibida del colegio.

Seguidamente, Harry partió a prisa hacia la clase de Transformaciones con la profesora McGonagall para encontrarse con sus amigos.

A la hora de la comida Hedwig, la lechuza de Harry, llegó con una carta para él.

Ron y Hermione como de costumbre desde que llegaron a la escuela estaban haciendo manitas por lo bajo y apenas notaron la presencia de la blanca lechuza.

Harry de seguida vio que la carta era de su tutor, Remus Lupin. La carta era breve y concisa: " Hoy a las 19:00h en la Sala de los Menesteres. Imagínate el aula con una mesa, cinco estantería en frente y todo lo demás acolchado con cojines y la sala amplia.

Tío Moony."

Harry Potter en esa carta entendió que por fin el día de empezar sus clases extras de Defensa, para vencer a quién-no-debe-ser-nombrado, había llegado y que por tanto, le serían enseñado muchos hechizos difíciles pero muy útiles.

Después de esto el niño-que-vivió estuvo todo el día contento y ilusionado como un niño pequeño con zapatos nuevos y, de tanta felicidad hasta el veneno que Snape les había mandado hacer le salió perfecto.

A la hora de la cena Harry se sirvió un poco de patatas y pollo y, cuando acabó les explicó atropelladamente a Ron y Hermione que hoy daba comienzo sus clases anti-Voldemort con Remus y que llegaría sobre las nueve o las diez a la Torre Gryffindor o, que si estaba muy cansado se quedaría en la habitación de su tutor. Sus amigos asintieron sonrientes al ver a su amigo tan contento y feliz después de la muerte de Sírius Black y, cada cual tomó por su lado.

Cuando Harry llegó al pasillo donde se encontraba la Sala de los Menesteres pasó tres veces pensando lo que Lupin le había escrito en la nota. Por fin entró y ya encontró a su tutor esperándole sentado en el escritorio.

-Hola pequeñajo-saludó el licántropo con toda familiaridad.

-Hola tío Moony-contestó Harry risueño al pensar que cada vez más parecían una pequeña pero sólida familia.

Remus Lupin sin dejar pasar el tiempo se levantó de su silla sacó su varita y se puso en el centro del aula, la cual estaba toda acolchada por cojines de color rojo y oro, al estilo Gryffindor.

-Bueno Harry, yo había pensado que como hoy es el primer día simplemente practicaremos todos los hechizos que te sepas de desarme, aturdir, desmayo y escudos protectores-explicó Remus-ah, me olvidaba y, por supuesto veremos a Cornamenta-finalizó Lupin refiriéndose al Patronus del chico.

-Vale pan comido-dijo el niño-que-vivió contento del día que había tenido y muy seguro de sí mismo.

Cuando Harry por fin dijo todo los hechizo que recordaba desde el básico expelliarmus hasta el sofisticado expecto patronum, Moony al ver que Harry tenía todos esos hechizos muy por la manga decidió dejarlo ir antes de hora.

Cuando Harry se fue Remus Lupin se sentía muy orgulloso de su pequeñajo.

Aunque el chico hubiera hecho todos los hechizos que había estudiado desde primero con una perfección increíble eso no significaba que no se hubiera cansado de manera brutal y, verdaderamente el chico estaba totalmente agotado, se sentía como si hubiera jugado cinco partidos de quidditch en una misma tarde.

Harry Potter a mitad del camino decidió parar a descansar en lo que parecía una aula totalmente vacía.

Cuando abrió la puerta del aula lo único que pudo hacer fue dibujar una sonrisa en su rostro.

Los dos ocupantes de dicha habitación al ver que alguien había abierto la puerta se separaron rápido y torpemente.

-Pero...tú...Harry...-tartamudeaba Hermione de puro nerviosismo.

-Mione y yo no...-balbuceaba Ron con las orejas rojas de lo tenso que se encontraba en esos momentos.

-Hey chicos no me expliquen nada. Son novios y lo más normal es que se besen apasionadamente-confirmó Harry. Aunque la próxima vez será mejor que pongáis un hechizo para atrancar la puerta y así nadie los podrás molestar-aconsejó Potter. Bueno os veo luego y vosotros dos no tengáis prisa en volver -añadió el ojiverde guiñándoles el ojo y con una pizca de picardía.

Y, directamente se fue a la Torre Gryffindor.

Cuando llegó a su cuarto se acordó que esa noche iba a hacer una de sus escapadillas a la sección prohibida de la escuela. Sin más preámbulos abrió su baúl con cuidado para no despertar a sus compañeros de habitación. Después de mucho buscar por fin encontró le mapa del merodeador y la capa de invisibilidad.

Cogió el mapa y lo observó. Sus amigos ya se dirigían hacia la torre. Harry escondió la capa y el mapa entre sus sábanas y el también se acostó para no levantar sospechas.

Ron de seguida llegó y al cabo de cinco minutos ya estaba roncando como un oso.

Harry Potter decidió que ya era hora de ponerse en marcha, miró el mapa y al no ver a nadie cerca de la biblioteca, se puso la capa por encima y se encaminó hacia la sección prohibida de la biblioteca.

Cuando llegó vio dos estanterías completas dedicadas a la animagia. Con un hechizo simple pero muy útil se copió tres libros y se dirigió a su habitación donde dejó las copias guardadas en el fondo de su baúl y se recostó en su cama en la cual con ropa y todo se quedó dormido.

Esa mañana se despertó temprano y ninguno de los ocupantes de su habitación había despertado. Miró su reloj y supo que eran las siete y media. " Pronto despertarán" -pensó Harry. Con ese pensamiento se dirigió al baño para darse una buena ducha refrescante para el día que le esperaba. Era martes, diez de octubre y los martes nunca le agradaban.

Cuando salió del lavabo sus compañeros ya habían despertado y estaban buscando sus túnicas.

-Ron, te espero en el Gran Comedor-dijo el niño-que-vivió.

-Vaaaaaaaale- dijo el joven Weasley entre bostezos.

Harry bajó a la sala común donde estaba Hermione. La chica al verlo se puso muy roja por lo que el chico había presenciado la noche pasada.

-Buenos días Mione- saludó el joven Potter risueño.

-Buenos días Harry- dijo la chica con nerviosismo.

-Me voy al Gran Comedor. Tú espera a Ronnie- le propuso el ojiverde con picardía.

-Vale nos vemos-dijo Hermione más roja que el pelo de su novio que por esos momentos bajaba por los escalones de la habitación de los chicos.

-Ahora creo que vamos todos- contestó Ron alegremente.

Una vez más el trío de oro de Hogwarts al completo se dirigió a tomar el desayuno antes de sus clases.

Cuando todos los alumnos ya estaban sentados desayunando tranquilamente Dumbledore se puso en pie.

-Chicos sólo quería decirles que los alumnos que estudien de tercer año hacia arriba están invitados a un baile de máscaras que se celebrará el día de Halloween a causa de esta festividad-explicó Albus. Además todo los que quieran, ese mismo día por la mañana podrán ir a hacer algunas compras a Hogsmeade.

Después de esto cuando parecía que Dumbledore ya había acabado volvió a hablar.

-Por cierto señores les quiero anunciar que el campeonato de Quidditch este año se volverá a celebrar-explicó Albus. También quiero decir que las pruebas para escoger a los jugadores que faltan serán la semana que viene y que el señor Harry Potter será muy bienvenido de vuelta al equipo de Gryffindor y a más a más capitaneará al equipo-acabó Dumbledore.

En ese momento la sala estalló en murmullos mirando a Harry. El chico se preguntaba como es que le habían escogido como capitán, pero al fin y al cabo a él ese puesto le gustaba bastante aunque todo lo que había dicho el director le había puesto bastante nervioso.

De repente Harry Potter se vio abrazado y felicitado por sus mejores amigos y los integrantes del equipo. Todos ellos estaban muy felices de que Harry les capitaneara.

Después de esto el ojiverde se giró y miró a cierta pelirroja. Quedó muy sorprendido cuando se dio cuenta de que ella también le estaba mirando.

Entonces Harry se levantó de su asiento y se acercó a la chica dispuesto a que ese año no le quitaran la pareja.

-Hola Ginny, me preguntaba si después de la comida podríamos vernos en el lago para hablar-le susurró el Joven Potter.

-Claro que sí Harry- respondió la chica y le dio un beso en la mejilla que hizo que su cara se tornara en un color carmesí y que la chica riera por lo bajo.

-Chicos vamos a llegar tarde a Pociones-chilló Hermione y , Ron, Harry y Hermione salieron disparados hacia las mazmorras.

A la hora de la comida Harry Potter estaba muy nervioso. Se estaba acercando al lago con paso tembloroso porque no sabía como decirle a la chica que le esperaba lo que sentía.

Cuando llegó vio que la chica ya había llegado y se tumbó a su lado, muy cerca de ella.

-Hola Harry que querías-preguntó Ginny mientras veía al ojiverde temblar.

-Ginny yo...sólo quería...decirte que...-balbuceó Harry. Buenoesqueamimegustaría quefuerasconmigoalbaile-dijo el chico de un tirón.

-Claro que sí-contestó la chica y, sin previo aviso y con gran agilidad Ginny se puso encima de Harry. El chico estaba muy sorprendido pero feliz de que ella tomara la iniciativa y poco a poco sus labios se fueron acercando. Por fin se estaban besando y de pronto.

-Harry te...?¿-preguntó Remus el que nada más había visto entre los matorrales unos cabellos azabache. Pe...perdón-balbuceó Lupin.

-Tranquilo Tío Moony-dijo Harry rojo y separándose un poco de la chica. Pero por favor Moony de momento no digas nada sobre esto.

-Sí Remus por favor aún no digas nada nosotros lo aclararemos-suplicó la pelirroja.

-De acuerdo y que les vaya bien –dijo Remus.

El licántropo se fue pensando que el hijo de su mejor amigo se estaba espabilando y que de vez en cuando le tendría que echar más de un ojo. No obstante sabía que si Sírius estuviera en esos momentos con él se hubiera alegrado mucho de que su ahijado no se quedará para vestir santos.

Los días transcurrían con tranquilidad en Hogwarts, Harry y Ginny se habían intentado ver pero siempre eran interrumpidos y el pobre chico nunca encontraba el momento propicio para hacerle la tan esperada propuesta.

El viernes por la noche en la mesa de Gryffindor de repente apareció un fénix. El joven Potter comenzó a acariciarlo mientras le desataba de la pata la nota que llevaba.

El chico comenzó a leer y toda la vitalidad que había reunido desde que estaba con Ginny por decirlo de alguna manera se tornó en rabia contra cierta persona.

"Hola Harry,

te espero hoy después de cenar para hacer nuestras clases de oclumancia. Sé puntual.

Tu amigo,

Albus Dumbledore."

De repente una ira enorme empezó a brotar del cuerpo del ojiverde y dos personas lo notaron.

Una de las personas fue el propio Albus Dumbledore y la otra claro esta Remus Lupin.

Lupin lo único que pudo hacer es salir disparado en dirección a la mesa Gryffindor en la cual todo se empezaba a romper o levitar.

El licántropo se llevó a Harry a sus aposentos.

-Lo siento Tío Moony-susurró el chico Potter.

-Tranquilo pero quiero que me expliques porque tienes esa rabia hacia el director-contestó Lupin.

-Bueno es que Dumbledore siempre me ha hecho vivir engañado ocultándome lo de la profecía y todo eso y ya estoy harto de él-explicó el ojiverde. Además el año pasado el me podría a ver enseñado oclumancia y no Snape si no fuera por su culpa ahora Padfoot estaría con nosotros.

-Lo sé Harry pero ahora debes descansar-sentenció el hombre-lobo.

-No Remus le voy a decir todo lo que pienso al director y que no quiero hacer clases con él-dijo el chico.

-Lo siento-murmuró Lupin. Desmaius!!!es lo mejor para todos-y, acto seguido le modifico la memoria y lo tumbó en su cama.

Cuando el chico se despertó pensaba que había estado con su querido Moony hasta tarde y por tanto todo le pareció normal.

Los días en Hogwarts trascurrieron sin más percances y por fin el gran día llegó.

Halloween , 31 de octubre ya había llegado.