Buenas como cada domingo y espero que así sea cada semana os traego un nuevo capítulo de mi fic.

Barby-Black, Nely Black, Sanarita91 y Goldfinger-Potter: muchas gracias por los reviews y espero que la historia os siga gustando

La máquina de la verdad: por lo que he visto gracias a tu review me ha dejado que mi fic no te gusta así que te aconsejo que no lo leas.

Krls; espero que te guste el capítulo y espero reviews Este capítulo se lo dedico a las clases de 3ª ESO del colegio teresianes. Por favor dejen reviews y disfruten leyendo. Capítulo 9. La fuerza del amor es revelada

Esa persona era nada más y nada menos que la persona a la que más odiaba después de Voldemort, es decir, Severus Snape.

Cuando los vio besuqueándose al profesor de pociones le entraron nauseas. Pero pensó que esa oportunidad de quitar puntos a Gryffindor no se podía desperdiciar.

-Weasley, Potter que hacen-gritó Snape disfrutando de su momento de gloria.

-Profe...-intentó excusarse Harry aunque el chico sabía más que de sobras que su profesor les quitaría muchos puntos.

-Cállese señor Potter-ordenó Severus. Ustedes están merodeando por los pasillos a deshora y encima haciéndose arrumacos en mitad del pasillo-recordó Snape con agrado al ver la cara de la joven y feliz hasta hacia unos momentos, pareja. Haber eso serán 50 puntos me...-pero el profesor de pociones no pudo acabar la frase porque en ese momento notó un quemazón en su antebrazo lo cual sólo podía indicar una cosa.

-Aaaaaaaaa-gritó Harry agarrándose con fuerza su cicatriz. Voldemort está muy contento hay que avisar al profesor Dumbledore- dijo Harry con la voz entre cortado a causa de los fuertes pinchazos que sentía en su cicatriz.

Severus Snape salió como una flecha hacia los terrenos de Hogwarts en donde cambió su atuendo por el de un mortífago, esa era la misión que Dumbledore le ordenaba hacer siempre.

Mientras en el castillo, Ginny ayudaba a Harry para poder llegar al despacho del director y de esa manera explicarle todo lo sucedido.

-Harry estás bien¿-preguntó su novia muy preocupada.

-Sí tranquila Ginny esto se me pasará de seguida, pero tú has de estar atenta porque creo que Voldemort está planeando algo gordo y diría que eso te incluye a ti-explicó Harry.

-Tú por mi no sufras yo estaré bien-contestó Ginny. Además dentro del castillo no me puede pasar nadas, recuerda que Albus Dumbledore es la única persona a la que Lord Voldemort ha temido.

-Ya lo sé, pero no por eso voy a bajar la guardia-contestó Harry.

-Ya hemos llegado-anunció Ginny.

-Cerveza de mantequilla-dijo Potter a la gárgola la cual se movió dejándoles pasar.

Los dos se subieron a la escalera. La pareja iba cogida de la mano. Cuando llegaron arriba picaron a la puerta y esperaron contestación, pero al ver que nadie se la daba Harry decidió entrar.

-Harry no entres es el despacho del director-le dijo Ginny.

-Tranquila Ginny, esto es de una urgencia vital no nos degollará si entramos-le contestó Harry.

Entonces sin más preámbulos entraron al despacho y lo encontraron vacío.

Entonces Harry Potter se acercó a la ventana y lo que vio tras ella lo dejó totalmente helado. En las profundidades justo donde estaría el pueblo de Hogsmeade la marca tenebrosa flotaba en el aire, más grande e imponente que nunca.

Ginny al ver que su novio no reaccionaba se acercó a él y cuando vio lo que pasaba casi se desmaya.

-Cariño ves al Gran Comedor con los demás allí estarás a salvo-le dijo Harry después de pensar mucho el papel que él tenía que desempeñar.

-Ni lo sueñes. Yo también fui integrante del ED y estoy totalmente cualificada-le contestó Ginny totalmente decidida.

-Pero amor comprende que no quiero que te hagan daño esos mal nacidos-le reprochó el chico al joven de un colapso por el valioso tiempo que estaban perdiendo.

-Cariño entiéndeme no soy ninguna inútil quiero salir a defender a los que quiero-le dijo su novia con la voz llena de temor pero reforzado de valentía.

-Gin hemos de llegar a prisa y yo si me transformó podré llegar pero tú por mucho que corras no me podrás atrapar- la intentó disuadir el niño-que-vivió.

-Harry he dicho que voy a ir y aunque sea lo último que haga iré-le gritó la chica exasperada por las vidas que en esos momentos se podían estar perdiendo.

-De acuerdo-se rindió por fin el joven Potter. Con una condición cuando ahora me convierta en tigre te subes encima mío te agarras a mi pelo fuertemente y preparas tu varita-le ordenó Harry.

-Está bien así los dos llegaremos para poder ayudar a los aurores y a los profesores- le contestó su novia.

Sin nada más que decirse el chico se convirtió en un precioso tigre albino dispuesto a luchar hasta la muerte para proteger a aquellos a los que quería.

Por la situación de la marca tenebrosa en el cielo los chicos creían que los mortífagos debían estar más o menos en Hogsmeade.

Un hermoso tigre el cual llevaba montada a una chica pelirroja pasó como un rayo por el Gran Comedor dejando a todos los alumnos, que no estaban demasiado asustados ,totalmente asombrados.

Harry en su forma animaga corría como un desesperado. Sabía que algún día algo así pasaría pero nunca había llegado a pensar que eso sucedería tan pronto.

Encima suyo una bonita chica pensaba en como atacaría a los mortífagos y en quien habría luchando con los aurores. Estaba claro que estarían los mejores profesores y los aurores.

Mientras la pareja llegaba en el pueblo ya había una gran batalla...

Dumbledore , los miembros de la Orden del Fénix ,el ED excepto Harry y Ginny y los aurores del ministerio se habían puesto cerca de la oficina de correros mientras que los mortífagos estaban en el lado opuesto.

Esta situación del campo de batalla era un poco desacordada porque muchos decían batirse en duelo y entonces no habían campos ni normas sólo importaba que no perdieras la vida en el intento.

-Chicos vosotros ahora descansar un poco mientras los aurores mantienen la situación. Después hacemos otra vez el cambio-les dijo Dumbledore a los integrantes del ED que ya llevaban casi más de media hora luchando sin parar y el cansancio empezaba a dejarse notar.

De repente a lo lejos todos vieron a un animal el cual llevaba a otra persona a cuestas Albus Dumbledore se quedó muy sorprendida al reconocer a tan extraño animal, pero antes que dijera nada alguien se hizo oír.

-Wuauau es un tigre albino-dijo Hermione ilusionadísima por poder ver uno debido a la rareza de dicho animal.

-Ron-gritó Neville. Ese animal lleva encima a tu hermana.

El animal al reconocer a todo el ED al completo apuró un poco más el paso aunque si seguía a ese ritmo iba a estar agotado para la batalla.

Cuando el animal y la chica llegaron, la chica se bajó del animal y le acarició el lomo.

-Pero que haces aquí Ginny.¿Estás loca-le preguntó su hermano Ron.

-He venido porque yo también se luchar además traigo refuerzos-dijo señalando al animago.

-Sí, ya lo veo nos traes a un gato gigante-le chilló Ron muy irritado mientras que de fondo se seguía escuchando la batalla.

Al tigre lo dicho por su mejor amigo no le había sentado muy bien así que decidió que era momento de volver a su forma normal.

Poco a poco el animal se fue convirtiendo hasta descubrir a un chico alto, delgado, con los ojos verdes y el pelo alborotado y con una luz en sus ojos que reclamaba venganza por la muerte de Sirius, de sus padres, de sus tíos, de Cedric, de Kinsgley y de muchos más que el ni siquiera había podido conocer.

-Profesor Dumbledore-dijo Harry sin dar tiempo a que sus amigos dijeran nada. ¿En donde ayudo-preguntó con muchas ganas de poder luchar y demostrar al mundo que por joven que fuera eso no significaba que fuera un inepto.

-Ayuda donde puedas Harry aquí nos concentramos todos y les enviamos los hechizos a los mortífagos. Recuerda que sólo los aturdimos y los atamos-le explicó rápidamente el director del colegio de magia.

Seguidamente Harry sin dudarlo y sin utilizar varita para que el enemigo se diera cuenta empezó a aturdir mortífagos.

Sus compañeros hacían lo mismo ahora ellos luchaban y los aurores descansaban un rato.

Harry estaba preocupado porque Voldemort aún no había hecho su aparición triunfal, pero mientras pensaba esto vio algo que le dejó helado.

Ginny estaba luchando contra Bellatrix Lestrange desde lejos claro cuando lo peor que puede suceder en el mundo mágico pasó.

-Avada Kedavra- gritó la mortífaga mientras sentía el placer de la victoria y también el gusto de asesinar a la gente sin motivo aparente.

Ginny al oír la maldición se quedó estática abrazándose a sí misma sin saber que hacer y esperando que la muerte la acogiera, pero ese sentimiento no llegó. En su lugar se oyó:

-Tutatus Sum!-gritó una voz muy conocida por todos.

Inmediatamente después de la pronunciación del hechizo un escudo protector que cubrió a todos los aurores y a los integrantes del ED hizo que el hechizo rebotara contra la propia persona que lo había invocado produciéndole así la muerte que ella misma se había buscado.

Todos miraron a Harry sumamente sorprendidos por el gran escudo protector que había sido capaz de crear.

-Albus-dijo el chico con confianza. Este escudo aguantará hasta que yo me quede sin energía o hasta que yo lo ordene-le explicó el chico. Deberíamos darnos prisa porque este conjuro desgasta mucho y pierdo mucha fuerza a cada minuto que pasa.

-De acuerdo Harry intenta mantenerlo todo lo que puedas porque eso nos hará tener una gran ventaja-le contestó Dumbledore.

-Chicos ahora vamos a trabajar tanto los aurores como vosotros para así intentar exterminar a los pocos mortífagos que no han huido-gritó Dumbledore haciéndose oír.

Los miembros del ED, Remus Lupin, Minerva McGonagall, Sarah Ananti, Ojoloco Moody acompañado de sus amigos aurores, la Orden del Fénix y Harry Potter mantenían una gran batalla con los mortífagos.

Lo que no sabían es que el escudo que los protegía se debilitaba por momentos.

-Tío Moony-dijo Harry a punto de desmayarse con la voz entrecortada por la falta de aire.

-Dime Harry-le contestó Remus.

-No ...creo...que…pueda…aguantar…dema…-intentó decir Harry Potter pero esas palabras nunca llegaron a salir de su boca. De repente el chico calló al suelo estrepitosamente y un gran estallido de luz cegadora invadió todo el pueblo.

Cuando abrió los ojos se sentía terriblemente cansado y no tenía ni idea de donde se encontraba debido a que todo lo veía borroso.

Aún sin llevar gafas pudo descubrir alguna persona con el pelo rojo y pensó que era su novia.

-Ginny-chilló Harry.

-No amigo yo no soy Ginny, soy Ron-le dijo su mejor amigo pasándole amablemente las gafas.

¿Dónde está tu hermana-preguntó Harry haciendo esfuerzos por levantarse pero el brazo de su amigo se lo impidió.

-Tranquilo está bien-le contestó Weasley con voz calmada.

-Como está, que le ha pasado-seguía cuestionando el joven Potter.

-Harry por favor tranquilízate-dijo una voz muy serena la cual pudo reconocer inmediatamente como la de su director, Albus Dumbledore.

Señor Weasley por favor nos podría dejar a solas-dijo amablemente el director de Hogwarts.

-Sí, profesor Dumbledore-contestó Ron y después de esto se marchó a una de las cortinas más cercanas de la enfermería del colegio que estaba abarrotada de gente.

-Quiero saber ahora mismo donde esta Ginevra Weasley-chilló Harry Potter de manera descontrolada por la falta de respuestas que había obtenido.

-Como ya te he dicho antes haz el favor de tranquilizarte o Poppy tendrá que sedarte-le volvió a pedir Dumbledore con voz cansada.

-Piensa contestar mi pregunta o tendré que ir yo mismo a buscarla-le cuestionó el ojiverde con sorna.

-Ginny está aquí en la enfermería por...-la frase quedó ahogada por un grito de Harry.

-QUEEEEEE¿-chilló Harry.

Después de chillarse incorporó en su cama y se levantó y fue a mirar justo donde su amigo Ron había entrado anteriormente.

-Ginny-gritó desesperado al ver a su novia tumbada en una de las camas de la enfermería con la cara tremendamente pálida.

Harry Potter en ese momento notó de golpe todas las pérdidas y no pudo evitar las lágrimas que tanto odiaba que salieran de sus ojos.

Madame Pomfrey al darse cuenta del escándalo fue a la cortina de la menor de los Weasley y cuando vio a Potter se enfureció.

-Señor Potter ahora mismo a la cama-le gritó la enfermera, pero el chico ni siquiera se movió.

Poppy al ver que Harry no tenía ni la más mínima intención de levantarse del suelo donde estaba de rodillas se agachó y, en ese momento sintió una terrible pena por aquel chico al que tantas veces había curado y atendido por todas sus aventuras contra el que no debe ser nombrado.

-Señor Potter vaya a la cortina contigua y estírese a reposar que falta le hace-le ordenó aunque con voz cálida Pomfrey.

-No-dijo Harry con seguridad. Ella se va a morir verdad Madame Pomfrey-preguntó Harry entre sollozos pensando que la respuesta era obvia.

-Ni hablar señor Potter a la señorita Weasley no le dio ningún hechizo-le contestó la enfermera.

-Entonces por qué está así Ginny-cuestionó Potter.

-La verdad Harry cuando tú caíste desmayado por falta de energía ella pensaba que tú habías perecido en el intento y no te soltaba mientras lloraba a lágrima viva. Entonces llegó Poppy y no tuvo otro remedio que inyectarle una poción tranquilizadora muy fuerte que la hará dormir hasta mañana-explicó Dumbledore que acababa de llegar.

-Señor Potter ahora que sabe que su novia esta perfectamente váyase a la cama-le ordenó esta vez la enfermera con voz clara y potente.

-Ni hablar esto es culpa mía y no me voy a mover de aquí hasta que ella despierte-contestó Harry muy decidido.

-Harry vuelve a la cama has de descansar porque has perdido mucha energía-le dijo Albus Dumbledore.

-Profesor Dumbledore no es la primera vez que hago este hechizo y no es la primera vez que me desmayo a causa de la falta de energía que el mismo me provoca-le contestó Harry. Sólo necesitaba estar diez o quince minutos en reposo y ya los he estado.

Después de esto Harry con un movimiento de su mano hizo que la cama de su novia se agrandara hasta convertirse en una de matrimonio.

-Profesor Dumbledore deseo quedarme aquí a dormir junto con Ginny así la enfermera si lo desea nos pondrá atender a los dos, pero con la condición de que yo este en esta cama de matrimonio con Ginny-dijo el niño-que-vivió.

-De acuerdo Harry-contestó Dumbledore. Mañana en todo el día no habrán clases. Os quiero ver a la señorita Weasley y a ti en mi despacho a las diez dela mañana-le ordenó Dumbledore. En la reunión también estarán los miembros de la familia Weasley y tu tutor, Remus Lupin.

-Profesor Dumbledore, como están los miembros del ED-preguntó Harry.

-Muy bien, ninguno de ellos a sufrido ninguna herida grave-le contestó Dumbledore y sin decir nada más se fue.

Harry se acurrucó a Ginny sobre su pecho deseando que se despertara pronto y se quedó profundamente dormido.

Quién me estará abrazando¿-se preguntaba una chica pelirroja.

Poco a poco la chica fue abriendo los ojos y se dio cuenta de que estaba en la enfermería.

Ginevra Weasley estaba intentando recordar los acontecimientos por los cuales estaba ahora en la enfermería del colegio.

De repente le vino a la mente la marca tenebrosa, como Harry la había salvado de la maldición asesina...

-Harry-chilló Ginny muy asustada.

-Dime cariño-le contestó Harry bostezando.

-Oh amor estás bien-le dijo Ginny.

Después de esto su novia se le tiró encima y empezó a darle largos y apasionados besos en la boca.

-Pensé que habías muerto-intentó decir Ginny entre beso y beso.

-Yo también-le contestó Harry sintiéndose muy feliz.

Y mientras todo esto ocurría una pareja estaba teniendo una importante charla con el director sobre...

La pareja estaba sentada frente al director del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

-Muy bien señorita Granger y señor Weasley a que se debe esta visita-preguntó con curiosidad Albus Dumbledore.

-De acuerdo profesor-contestó Hermione.

-Hermione y yo hemos pensado que después de estos últimos acontecimientos en los que nuestra intervención, especialmente la de Harry, mi hermana, Hermione y yo ha sido tan importante nos tendría que dejar entrar en la orden profesor-le dijo Ron apenas sin respirar.

-Pero ustedes no pueden entrar en la orden porque son menores de edad y, por tanto no cumplen los requisitos-les explicó Dumbledore.

-Creo que ya tenemos el suficiente poder y creo que la restricción de edad es totalmente inútil, además si no hubiera sido gracias al escudo que Harry hizo la mayoría de nosotros no estaríamos aquí-le contestó Hermione decidida a entrar en la orden a toda costa. Gryffindor estaba frente a la gárgola de entrada al despacho del director Albus Dumbledore. La pareja iba de la mano los dos muy felices por haber superado una de las primeras pruebas de las muchas que Voldemort les pondría.

-Caramelos de limón-dijo Harry extendiendo su mano.

Después de decir estas palabras la gárgola se movió y les dejó paso.

Cuando llegaron arriba picaron a la puerta y Dumbledore les hizo pasar.

Lo que la pareja no se esperaba era encontrarse allí con Ron y Hermione.

-Buenos días chicos. Por lo que veo ya estáis totalmente recuperados, así me gusta-dijo el director intentando reflejar una serenidad que hacia pocos minutos dos de sus alumnos le habían robado.

-Harry le acabamos de pedir al profesor Dumbledore que nos deje ingresar a la orden a Hermione, a Ginny, a ti y a mí. ¿Estás de acuerdo-preguntó Ron.

-Sí, la verdad es que cuando ayer profesor me dijo que hoy vendría a su despacho venía con la idea de hacerle esa proposición-confesó Harry.

-Bueno ahora siéntense que dentro de unos instantes llegarán los padres de los señores Weasley, tu tutor Harry y finalmente he conseguido que también puedan venir los padres de la señorita Granger.

Así fue el primero que llegó fue Remus y después de el aparecieron los señores Weasley en la chimenea. Los señores Granger fueron los últimos y cuando llegaron por la chimenea iban bastante sucios.

-Mamá, papá-chilló Hermione emocionada corriendo a abrazarlos.

-Buenos días cariño-le contestaron sus padres.

-Bueno después de estos reencuentros familiares-dijo Albus mirando a la familia Granger. Me gustaría que Harry nos explicara como ha aprendido a conjurar un escudo tan potente y donde y cuando lo ha practicado.

-Cuando estuve por última vez en la casa de mi padrino me puse a mirar los libros y por casualidad un día encontré uno de magia antigua. Pensé que ese libro me podría ayudar con bueno...con mi destino...usted ya sabe de que le hablo-dijo Harry ganándose miradas con el entrecejo fruncido de Ginny, Hermione y Ron. Entonces el día antes de la partida lo cogí y decidí que iría practicando algunos hechizos. No obstante, ese fue el año de mis TIMOS y el peor año en Hogwarts que pude haber conocido y el libro se quedó enterado en mi baúl, pero este año cuando me instalé en mi habitación de la Madriguera dejé allí todos los libros que no me hacían falta y entonces lo encontré y me lo dejé en el baúl para mi tiempo libre en Hogwarts. Después de la muerte de mis tíos cogí el libro y lo empecé a ojear y entonces encontré este hechizo y estuve durante varias semanas practicándolo.

-Pero Harry como lograste extenderlo tanto¿-preguntó Remus.

-Tío Moony en el libro ponía que podía llegar a tener muchos kilómetros de largo y entonces cada noche intentaba cubrir todo Hogwarts con el escudo, cuando lo conseguí lo hice llegar hasta Hogsmeade-acabó de explicar Harry.

-Es increíble-dijeron todos a la vez.

-Bueno ahora me gustaría saber si podríamos entrar a la orden profesor-preguntó Harry impaciente.

-Harry si vuestros padres o tutores están de acuerdo yo haré una excepción y os dejaré que vayáis a todos los ataques pero siempre ocultando vuestra identidad-le contestó Dumbledore.

Harry miró a cierto lobito el cual simplemente asintió.

-Albus por mí Harry puede ir creo que esta noche ha demostrado que está más que a la altura-le contestó Lupin.

-Yo Albus no se que hacer...-contestó Molly.

-Venga cariño si no los dejamos irán igualmente sin nuestro permiso, además tu y yo también vamos a los ataques-contestó su marido.

-De acuerdo ellos también podrás formar parte-dijo finalmente Molly.

-Y bien señores Granger que dicen ustedes¿-preguntó Dumbledore con una sonrisa tranquilizadora.

-Nosotros también dejaremos ir a nuestra pequeña Mione-contestaron los padres de Hermione.

-Muy bien ahora sólo tendrán que pasar una prueba mañana y entrarán y les puedo asegurar que estoy segurísimo que lo conseguirán-dijo Albus.

Después de decir esto las dos parejas se dieron un cariñoso beso en los labios por la felicidad que sentían.

-Bueno ya tienen otra cosa que explicarnos-dijeron los demás presentes y, al cabo de un momento todos estaban riendo en el despacho del director del mejor colegio de magia de todo el mundo.