Wenas:

Ya vuelvo a estar aquí. Este capítulo es especialmente romántico pero no es ni con la pareja Harry/Ginny ni con la pareja Ron/Hermione.

REVIEWS:

Amón Black: Gracias y espero poder actualizar siempre lo más pronto posible. Muchos besos.

Marc: Moltes gracies wapíssim. Molts petonets!Viva Mägo de Oz

Belen: Muchas gracias e intentaré actualizar pronto para que podáis seguir bien la historia. Besitos

Pedro: La verdad es que ando muy bien y más con vuestros agradables reviews. Espero que todo te vaya bien. Besos

Ahora esperoque os guste.

A LEER!

Capítulo 18. Cambios y más cambios

Harry Potter y Ginny Weasley aparecieron justo detrás de una columna del despacho del director de Hogwarts. En el despacho la gente entraba sin parar. Ellos dos reconocieron a Nymphadora Tonks, Remus Lupin, el profesor Dumbledore y en ese momento cuando Ojo Loco Moody entraba Harry se dio cuenta del estúpido error que habían cometido.

-Gin amor, Moody nos puede ver gracias a su ojo mágico-le susurró el ojiverde con nerviosismo.

-Tranquilo cariño, lo mejor será que vayamos a buscar a Ron y Hermione y vengamos a la reunión como si nada, al fin y al cabo nos afecta-le contestó Ginny la cual también estaba bastante nerviosa aunque intentaba en vano disimularlo.

-De acuerdo amor, lo mejor es que tú llames a Hermione con nuestro sistema y yo llamaré a Ron, cuando los dos estén aquí nos quitamos la capa-le explicó Harry.

-Está bien-le respondió su novia.

Después de este intercambio de ideas los dos se desabrocharon el primer botón de sus camisas y buscaron la letra correspondiente en el tatuaje que tenían en el hombro.

Al cabo de un instante dos personas más estaban dentro de la capa de invisibilidad de James Potter.

-Pero qué hacemos aquí Harry- le preguntó Hermione ansiosa por saber la respuesta a semejante locura.

-La verdad Mione es que no recordaba que Moody nos podía ver tras la capa así que he decidido que lo mejor es que nos presentemos en la reunión como si nada pasará y expusiésemos nuestras ideas y el por qué de nuestra inesperada marcha, aunque Ron creo que a tu madre le va a dar un sincope-le dijo Harry intentando relajar el ambiente.

-Tienes mucha razón Blanquecino-le contestó Rugido.

-Bien Merodeadores, adiós a la capa-dijo Ginny.

Ginny Weasley quitó la capa de invisibilidad que les cubría dejando ver a cuatro chicos jóvenes todos altos y fornidos, con bastante musculatura por los entrenamientos en el despacho del director de su colegio.

-Buenas tardes Albus-dijo Harry.

-Buenas tardes muchachos, hoy no esperaba vuestra visita-les contestó amablemente Dumbledore.

-Pues si yo fuera usted la hubiera esperado-le contestó el pelirrojo que de seguida vislumbró dos cabelleras pelirrojas que eran nada más y nada menos que las cabezas de sus padres los cuales venían a saludar a sus dos hijos pequeños.

-Hola chicos, qué tal estáis-dijo Molly Weasley. Mientras abrazaba a Ginny, Ron, Hermione y daba un fuerte achuchón a Harry.

-Estamos muy bien-dijeron los cuatro Merodeadores al unísono.

-Señoras, señores por favor vayan sentándose-dijo Albus Dumbledore con voz serena pero totalmente autoritaria.

Harry Potter, Ginny Weasley, Hermione Granger y Ron Weasley siguieron al ojiverde que se acercaba a donde estaban sus "padres" para saludarlos y estar en la reunión con ellos.

-Hola papá- dijo Harry abrazando a Remus Lupin.

El licántropo mientras Harry le abrazaba le despeinaba su alborotado pelo el cual le recordaba mucho al padre biológico del chico.

-Buenas pequeñajo- le saludó Moony.

-Hola mamá-le dijo a Tonks.

-Buenas hijo-le contestó ella mientras le daba un beso en la mejilla.

-Qué tal estáis-preguntó Harry refiriéndose a sus padres.

-Bien hijo, estamos preparando la boda-le contestó Tonks.

-Seguramente será para el quince de abril-le dijo el licántropo con muchísima ilusión porque por fin podría tener la familia que siempre había deseado.

-Un poco de silencio por favor-pidió Dumbledore.

Cuando Dumbledore dijo eso Harry decidió que era buen momento para sentarse y como vio que ninguno de los cuatro se podría sentar pensó que lo mejor que podía hacer era crear un sofá de cuatro plazas y sin ni siquiera pensárselo creó un sofá.

-Chicos, vamos a sentarnos-dijo Harry.

Los cuatro Merodeadores fueron en dirección al hermoso sofá de colores Gryffindor y se sentaron en él esperando que Albus Dumbledore diese comienzo a la última reunión de la Orden del Fénix a la que asistirían.

-Muy bien, está reunión la he convocado porque os tengo que dar una mala noticia-dijo Dumbledore.

-Pero no ha habido más muertes-exclamó Ojo Loco Moody.

-Ya sé que no ha habido ni más muertes ni más ataques, esta reunión es para informaros de la marcha de cuatro de los miembros de la Orden del Fénix-aclaró Dumbledore.

-Y quienes son los insensatos que se quieren marchar de una orden anti-Voldemort-preguntó Nymphadora.

-Nosotros mamá-contestó Harry sin previo aviso.

Eso hizo que todo el despacho entero se girara para ver a los cuatro chicos los cuales estaban muy tranquilos sentados en el cómodo sofá.

-Pero pequeñajo por qué habéis decidido abandonar la Orden con lo mucho que te quejabas por no pertenecer a ella el año pasado- preguntó el licántropo.

-Papá-dijo Harry sorprendiendo a todos menos a sus amigos y a sus padres. El año pasado ya se ha ido y los cuatro hemos decidido irnos de la orden porque creemos que la forma en la que actuáis contra los mortífagos no es la correcta-le contestó su hijo.

-En qué sentido creéis que nos equivocamos-preguntó Arthur Weasley.

-Papá no podemos ganar esta guerra si vosotros os dedicáis a apresar mortífagos y ellos se fugan a los dos días-le contestó su hija Ginny Weasley.

-Ellos matan a nuestros amigos, familiares y compañeros, y hacen que tengamos muchas bajas y, en cambio, nosotros no les hacemos nada y ellos no tienen repercusiones en sus filas-explicó Hermione Granger.

-Por eso hemos decidido marcharos de la orden porque nosotros no podemos pertenecer a una orden con la que no estamos de acuerdo-dijo Ronald Weasley.

-Por eso los cuatro hemos decidido marcharnos de la Orden del Fénix, porque creemos que vuestra lucha es totalmente inútil y lo único que hacéis es morir en vano-finalizó el famoso Harry Potter.

-Tonks y yo estamos de acuerdo con los chicos-dijo Remus Lupin el cual era consciente de que lo que decían los chicos era totalmente cierto.

-Remus no me pienso rebajar al nivel de los sirvientes de Lord Voldemort-le contestó el director del colegio el cual empezaba a montar en cólera.

-Albus ten por seguro que esto que nosotros proponemos no es rebajarnos a su nivel porque ellos matan por placer y, nosotros lo haríamos por necesidad-explicó Harry.

-Además profesor Dumbledore Harry necesita que le de un poco de tiempo para que se acabe de preparar y pueda acabar con esta guerra infernal-le contestó Hermione.

-Sé muy bien que el señor Potter necesita más tiempo pero no pienso permitir que mis hombres maten a nadie sea mortífago o no lo sea-replicó una vez más Albus Dumbledore el cual se veía cansado y viejo.

-Por eso mismo abandonamos la orden, quizá ustedes no lo hagan pero nosotros responderemos de nuestras acciones que son las que verdaderamente ganarán esta guerra-finalizó el niño-que-vivió con el discurso de sus inseparables amigos.

Después de eso los cuatro merodeadores se miraron y todos se acercaron a Harry Potter el cual desapareció apareciéndose en la sala de los Merodeadores y, en cuanto apareció allí llamó mediante el tatuaje a su novia y a sus dos mejores amigos y de esa forma los Merodeadores abandonaron esa estúpida reunión que no había llevado a ninguna parte.

Cuando los cuatro chicos desaparecieron el despacho del director de Hogwarts Albus Dumbledore se sumió en un silencio incómodo que rompieron Nymphadora Tonks y Remus Lupin levantándose de sus respectivas sillas y saliendo del despacho.

Los Merodeadores ya estaban esperando en su torre la llegada de un licántropo y una aurora metamórfica. Ciertamente estos dos no tardarían y Harry era consciente que tendrían una seria charla que a sus nuevos padres no les agradaría en lo más mínimo por todas las decisiones que habían tomado muchas de las cuales eran bastante peligrosas.

La pareja recién comprometida corría por los pasillos de Hogwarts en dirección a una de las torres, mejor dicho a la torre que ocupaban Hermione Granger, Harry Potter, Ginevra Weasley y Ronald Weasley. Ya estaban llegando y ahora iban cogidos de la mano esperando que aquello fuera una broma pesada de los Merodeadores aunque para su desgracia Remus sabía que no. El licántropo podía decir que conocía a Harry mejor que nadie y la verdad era que lo conocía tan bien porque las miradas y todos los gestos que hacia era los mismos que su padre James Potter y es más aquella noche Remus había visto la misma determinación que tuvo James antes de…

-----------------------------FLASH BACK---------------------------

James estaba en su séptimo año de Hogwarts y como siempre estaba en compañía de los Merodeadores. Los cuatro estaban sentados cerca del lago en la sombra de uno de los árboles mientras James les soltaba un discurso.

-Pero Moony porque Lily no me hace caso, ahora que estamos saliendo con lo que me ha costado cambiar para ella y va y me deja de lado por unos estúpidos exámenes-decía James totalmente exasperado.

-Prongs comprende que para Lily sacar una buena nota en los éxtasis es muy importante-le intentaba calmar el licántropo.

-Además amigo siempre que te ve te besa y te mima-le respondió Sírius.

-Padfoot la pena es que si la veo una vez al día ya es mucho porque siempre está estudiando o en clase-seguía quejándose James.

-Tranquilo que los exámenes pasarán pronto-dijo el amigo-rata.

-Si esto es así en Hogwarts fuera ni siquiera nos veremos fuera cual sería la mejor forma para vernos-preguntó Prongs al aire.

-Pues casándoos estaríais todos juntos-dijo Sírius.

-Amigo eres el mejor-le contesto el ciervo.

James Potter había decidido que esa tarde se escaparía Hogsmeade con su capa de invisibilidad y le compraría una alianza a su estimada Lily Evans.

El ciervo les contó el plan a los Merodeadores para que le encubrieran en su ausencia sobretodo si la amada del susodicho preguntaba por él.

Un chico de pelo azabache corría hacia la habitación de séptimo curso de Gryffindor. James era consciente que tenía poco tiempo y quería que todo saliera perfecto, es más tenía un plan que sabía que era infalible. Mientras corría por el túnel de la bruja tuerta iba pensando su plan.

Había decidido que se declararía. Había enviado una nota a Lily donde le decía que asistiera sobre las siete y media a la sala de los menesteres. James llegaría un poco antes preparando la sala con el pensamiento como la necesitaba.

Sin ni siquiera darse cuenta el joven Potter ya había llegado a la entrada del sótano de Honeydukes, escuchó unos instantes para asegurarse que no había nadie para ver como la trampilla se abría sola y se dirigió a la salida de la tienda sin que nadie le viera. Una vez salió se quitó la capa de invisibilidad. El joven se había vestido con una capa negra muy elegante con capucha para que le tapase totalmente el rostro hasta llegar a la joyería del pueblo.

Fue directo a la joyería sin ni siquiera pasarse por Zonko.

Cuando llegó a la tienda se fijó en el escaparate y se dio cuenta de que los precios eran muy elevados, pero por suerte su padre le había hecho después de su nacimiento una cuenta para él solo con bastante dinero y se podía permitir el lujo de un bonito anillo para la que esperaba que fuese su prometida.

Sin pensárselo más entró a la tienda y fue hacia el mostrador a pedir justo lo que quería.

-Hola, buenas tardes. ¿ En qué puedo ayudarle, Señor?- le preguntó el joyero amablemente.

-Quería un anillo de compromiso, pero quería uno fabricado especialmente para mi y lo necesitaba para dentro de una hora máximo se puede hacer?-le preguntó James deseando que todo eso fuera posible en tan poco tiempo.

-Muy bien Señor, primero elija un anillo sencillo de base para que después podamos añadir lo que usted quiera-le contestó el dependiente amablemente.

-Este de aquí, por favor-le dijo James que había visto una anillo un poco ancho de plata que le había encantado para su Lily.

-De acuerdo ahora dígame los extras que quiere-le pidió el joyero que sabía que ese anillo le haría hacer buena caja y trataba ser lo más amable posible.

-Quiero que ponga una esmeralda en el centro del anillo y que ésta este rodeada por un hilo negro del material que usted quiera, además quiero que en el reverso ponga: A mi princesa pelirroja-le indicó James.

-Muy bien, por favor espéreme aquí unos diez minutos y lo tendrá listo-le dijo el dependiente con total felicidad al saber que esa joya valdría mucho y sería una de sus mejores obras.

James Potter estaba contentísimo con la eficacia de esa joyería, pero sobretodo estaba muy feliz porque si todo iba como lo tenía preparado esa misma noche Lily sería su prometida.

El joven chico estaba tan metido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que los diez minutos habían pasado.

-Señor, su anillo ya está listo-le dijo el joyero.

-Me lo deja ver-le preguntó James.

-Claro que sí-le contestó el dependiente mientras le pasaba al joven una caja negra de terciopelo pequeña.

James estaba impaciente por saber como había quedado su invención y cuando abrió la caja se quedó impresionado del buen trabajo que el joyero había hecho en tan poco tiempo. El anillo contenía todos los detalles que él había pedido y era lo más hermoso que nunca había visto.

-Muchas gracias por el buen trabajo que ha hecho, cuánto le debo-le preguntó James.

-Señor serán tres cientos galeones-le dijo el joyero.

James ya suponía aquella cifra así que no tuvo problemas.

-Por favor cóbrelo a la cuenta quinientos ochenta del banco Gringotts-le contesto James.

-De acuerdo Señor y muchas gracias por su compra-le despidió el joyero.

-Gracias a usted-dijo James mientras salía corriendo hacia Honeydukes para volver a Hogwarts.

De repente recordó que tenía que estar como muy tarde a las siete en el colegio de magia. Miró su reloj y suspiró aliviado al ver que aún tenía media hora para volver al castillo así que se echó la capa de invisibilidad encima para irse de allí por el pasillo de la bruja tuerta.

Una vez llegó a la estatua de la bruja tuerta decidió mirar el mapa del merodeador para comprobar que ningún profesor ni Lily estuviera cerca. Lo único que vio fue a Remus y a Sírius así que habría la estatua y les indicó con una mano que pasaran.

-Hola chicos que tal ha estado todo por aquí-les preguntó el joven Potter.

-Todo tranquilo Prongs-le contestó Padfoot.

-Ya tienes el anillo-le preguntó Remus.

-Sí Moony, ya lo tengo-le contestó.

-Enséñanoslo-le rogaron los dos.

-De acuerdo-dijo James.

Después de haber dicho esto abrió la caja que contenía el anillo de su novia y los tres incluyendo al mismo James miraron lo bonito que era ese anillo.

-Que bonito que es-exclamó al licántropo.

-gracias sé que tengo buen gusto, pero ahora debo prepararme para la cena romántica que tengo con Lils esta noche-les dijo James y dando una última mirada al mapa del merodeador salieron los tres por la estatua.

De mientras Lily acababa de recibir la lechuza de James y se pudo muy feliz porque supuso que acabarían cenando juntos y como últimamente lo tenía muy descuidado decidió que no le haría mal dejar un poco de lado los estudios al menos por esa noche para estar con su novio.

James a las siete ya estaba en la sala de los menesteres. El chico se había puesto una bonita capa negra que tenía las costuras remarcadas en color plata.

A las siete y media en punto Lily entraba por la puerta con una bonita capa azul celeste que tenía un poco de escote y llevaba un brazalete, un collar y unos pendientes que James le había regalado para navidad.

James cuando la vio casi se desmayó de la hermosura de la chica que tenía enfrente suyo.

Pero eso mismo le pasó a Lily cuando vio lo hermosa que estaba la sala.

Estaba toda empapelada con los colores de Gryffindor y había una mesa con dos velas y un exquisito manjar listo para comer, además había un hermoso y cómodo sofá frente a la chimenea y como no estaba su novio que lucía una capa que le quedaba genial.

James fue el primero en romper el hielo.

-Lils amor, estás preciosa-le piropeó James mientras se acercaba a la chica.

-Tú cariño estás simplemente genial-le contestó eliminando la distancia que les separaba para darle un leve beso, pero que contenía todo el amor que ellos dos se tenía que era infinito.

-Amor cenemos-le propuso James.

Ella asintió con la cabeza mientras el joven le retiraba la silla para que la chica se sentara.

Los dos cenaron en silencio con sus miradas conectadas intentando descifrar cada uno lo que sentía el otro.

Cuando finalmente cenaron James habló por fin.

- Amor vayamos a sentarnos, tengo que hablar contigo-le dijo James.

-De acuerdo ciervito mío-le respondió Lily mientras se levantaba de su silla en dirección al sofá seguida de un James muy nervioso, mucho más que antes de sus partidos de quidditch.

Se sentaron en el sofá y james decidió que era hora de hacerlo.

-Lily este tiempo que hemos estado un poco más distanciado me he dado cuenta de lo mucho que te amo y de lo mucho que te necesito y siempre te necesitaré-empezó el joven.

Lily Evans no se podía creer lo que estaba escuchando de la boca de su novio.

-Por eso he decidido dar este gran paso porque sé que tú eres la única persona que puede tener mi amor y todo el cariño que tengo-siguió James.

Ahora la pelirroja estaba totalmente perdida.

Después de un suspiro James se arrodilló justo delante del amor de su vida.

- Lily Evans quieres casarte conmigo-le preguntó James mientras le ponía en el dedo índice el hermoso anillo que le había comprado.

La pelirroja no se podía creer lo que estaba oyendo, pero por dentro estaba sintiendo una oleada de alegría y felicidad que no cabía dentro de si.

-Sí, quiero James Potter-le contestó la pelirroja poseyendo los labios de su ahora prometido.

-James el anillo es precioso-le dijo Lily.

-No más precioso que tú-le contestó el chico.

Después de esto los dos se pasaron toda la noche juntos.

------------------------FIN DEL FLASH BACK-------------------------------

Harry había puesto la misma mirada que su padre había tenido en el día que decidió prometerse con la madre del chico.

Cuando llegaron Harry Potter ya les estaba esperando.

-Hola papás-les saludó sonriente.

-Hola pequeñajo-dijeron los dos.

-Mira Harry sólo te queríamos decir que estamos de acuerdo con lo que tú has dicho, pero no entendemos como ayudarás ahora en la caza de mortífagos-le preguntó su padre licántropo.

-Papá, mamá si os explico todo esto no le podéis decir nada a nadie porque traicionaríais a los Merodeadores-les advirtió Harry.

-De acuerdo hijo no diremos nada-le prometió su madre.

-Muy bien. Los cuatro hemos hecho copias que obviamente funcionan de los collares que nos dio Dumbledore y hemos decidido que lucharemos de incógnito con la Orden. Ahora yo soy muy poderoso y mis amigos casi como yo exceptuando mis poderes extras, está claro. Yo tengo muchas facilidades en retener o incluso matar a los mortífagos, no me agrada en absoluto la idea, pero no me puedo quedar de brazos plegados-les explicó Harry.

-De acuerdo, te entendemos perfectamente, cuenta con nosotros para lo que quieras-le dijo su padre mientras su madre asentía.

-Harry cariño mañana por la tarde o a la noche recibirás un pequeño presente de tu padre y , mío espero que te guste, ahora debemos marcharnos-le dijo Tonks a su hijo adoptivo.

-Adiós pequeñajo-le dijeron mientras lo abrazaban de forma paternal.

-Hasta otra mamá, hasta mañana papá-les despidió Harry dándoles un beso.

Después Harry subió a su habitación para contarles a sus amigos lo que había sucedido en aquella conversación.

Al día siguiente como Tonks llegó un paquete a nombre de Harry. En él habían cuatro pantalones negros con cuatro camisas negras y cuatros capas negras que llevaban de tras el símbolo de los Merodeadores en plateado. Además encontraron cuatro pares de puñales cada uno con las iniciales de cada uno de ellos.

Junto con el regalo iba una nota adjuntada.

"Hola Merodeadores:

Tonks y yo hemos decidido que vuestra colaboración es muy importante y lo más importante es que sea secreta, por eso os enviamos estas capas.

Los puñales os los damos porque sé de muy buena tinta que Sarah está enseñando a Harry a luchar con armas blancas y que por tanto los demás también lo habéis aprendido y os serán muy útiles, lo digo por propia experiencia.

Esperamos que estos presentes os ayuden en el campo de batalla donde Tonks y yo mismo velaremos por vosotros aunque sabemos que sois vosotros más poderosos que nosotros.

De momento Tonks se despide y yo os espero en una hora en mi clase.

Besos,

Remus Lupin y Nymphadora Tonks"

-Harry tus padres son increíbles-le dijo Ron sorprendido con los hermosos puñales que tenía en las manos.

-Ciertamente Rugido-le contestó su hermana.

-Voladora piensa que Remus y Tonks luchan casi a diario sabían lo mucho que necesitábamos estas armas-le dijo Hermione.

-Tienes razón Galopadora-le respondió la pelirroja.

-Vayamos a clase-les dijo Harry.

-A la orden Blanquecino-dijeron todos como si fuera el capitán de una brigada del ejército.

Todos rieron y se fueron a sus clase.

Después de esto ya había pasado un mes.

Hacia un día frío y en el desayuno la subdirectora estaba pasando la lista para saber la gente que se quedaría en Hogwarts y, por segundo año consecutivo Harry ni ninguno de los Merodeadores se apuntaron para sorpresa de los demás alumnos.

Las navidades se acercaban y con ellas muchas cosas venían.