¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO A TODOS!!!!!!!!!!
A un día de la noche buena el espíritu navideño está aquí en el aire, y para celebrarlo… ¡el capítulo de navidad de la historia!
Quería publicarlo hoy, lo único malo es que no he tenido tiempo de contestar los reviews, pero prometo contestarlos más adelante.
La canción que aparece en el capítulo se llama "Ven a mi casa esta Navidad" y la canta Luis Aguilé, supongo que la mayoría de ustedes la conoce. No calza tanto con el capítulo, pero no encontré una canción navideña que calzara con TODO lo que pasa en este capítulo, que de hecho, es mucho.
No los atraso más y los dejo con el capítulo.
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Ven a mi casa esta Navidad.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La casa de los Potter era el lugar más acogedor del mundo. La casa tenía dos plantas, además de un ático y una terraza preciosa. Era muy grande, de color crema y tejas rojas. Estaba ubicada en el Valle de Godric y rodeada de un espeso bosque verde, que en esos momentos ya estaba cubierto de nieve.
James amaba ese lugar, donde vivía con sus abuelos desde la muerte de sus padres. La época navideña siempre era difícil, pues no podía evitar pensar en sus padres. Los abuelos siempre trataban de animarlo, y ese año en especial tendrían una Navidad muy especial.
Sirius amaba ese lugar también. El primer lugar fuera de la Torre Gryffindor que se atrevía a llamar hogar. La casa de los Potter tenía en el corazón de Sirius el lugar que nunca podría tener el número 12 de Grimmauld Place. Los señores Potter habían insistido en que se quedara con ellos y su tío lo había arreglado todo después de la salida de Sirius de su hogar para que pudiera vivir con ellos sin que fuera ninguna carga. Aunque no hubiera sido así los señores Potter lo habrían recibido. Era como un hermano para James y ellos lo querían como otro nieto.
Cuando Alphard Carter y Andrómeda Black llegaron a Inglaterra los Potter acompañaron a Sirius a recibirlos e inmediatamente los invitaron a tomar café en la casa. Habían pasado una velada encantadora.
-Realmente me alegra que hayan podido venir –les dijo Sirius cuando cerca de las nueve de la noche estaban en el salón alrededor de la chimenea junto con su prima y James.
-A mí también –dijo Alphard sonriente- había pensado invitarte a pasar las fiestas en Francia, pero sabía que querías estar cerca de tus amigos, así que logré conseguir estos días libres… y no podía dejar a Andy allá.
Andrómeda Black era un año mayor que Sirius, tenía el cabello castaño y los ojos grandes y grises. Se habían ido de su casa unas semanas después de Sirius. Compartía las ideas de éste, y el detonante de su marcha había sido el mismo que el de su primo: ella nunca se uniría a Voldemort. Su hermana mayor, Bellatrix, trabajaba para él desde hacia un año, y su hermana menor probablemente lo haría, pero aún era pequeña para ser llamada.
-Por supuesto que no –dijo Andrómeda- además, quiero conocer a esa chica Nowak, la dirigente de la ACLS aquí. A Sara le habría encantado venir, pero no podía, va a pasar la Navidad con unos primos maternos.
-¿A Marian? –dijo James con una sonrisa maliciosa- bueno, Sirius la conoce muy bien…
-Oh, ya cállate Prongs –dijo Sirius molesto. Alphard sonrió, Sirius le había contado un poco al respecto de la chica es sus cartas.
-Tal vez puedas invitarla a comer algo con nosotros y así la conozco –dijo Andrómeda.
-Claro, te aseguro que vendrá apenas Sirius se lo pida –continuó molestando James.
Sirius hizo ademán de golpearlo.
-La verdad es que Marian no se lleva muy bien conmigo –le explicó Sirius a Andrómeda- pero puedo avisarle que quieres conocerla. Seguro le interesará.
-Bueno chicos, creo que nosotros debemos irnos –dijo Alphard levantándose- James, ¿dónde están tus abuelos?
-Aquí estamos –contestó por su nieto Edna Potter, entrando al salón junto a su marido.
-Quería agradecerles por su amabilidad y nuevamente por lo bien que están cuidando a Sirius. Andy y yo debemos irnos ya…
-¿Irse? –William Potter lo miró detenidamente- ¿a dónde?
-Bueno, tenemos apartada una habitación en un hotel de Londres.
-Por favor Alphard… -continuó el señor Potter- no podemos dejar que se queden en un hotel. Tenemos dos habitaciones listas para ustedes.
-Pero William, es muy amable de su parte, pero no podemos aceptarlo.
-Nada de peros –dijo Edna- vienen a pasar la Navidad con Sirius, no en un hotel. A los chicos y a nosotros nos encantará tenerlos aquí. Hay suficiente espacio para todos.
-Pero al menos déjame pag…
-Alphard Carter, si mencionas algo parecido a pagar alojamiento te desconozco –dijo William severamente- Sirius es de la familia, por lo tanto tú y su prima también lo son.
Alphard le sonrió con alegría.
-En ese caso… muchas gracias.
-No es nada –dijo Edna sonriendo- James, querido, ¿quieres llevarlos a sus habitaciones?
-Claro abuela –dijo James levantándose.
-Creo que estas vacaciones la vamos a pasar muy bien –dijo Andrómeda con una gran sonrisa. Sirius se quedó atrás y abrazó a Edna y a William.
-Gracias, de verdad –les dijo con un nudo en la garganta antes de seguir al grupo. Edna y William se abrazaron conmovidos. Sabían cuanto significaban para Sirius su tío y su prima: eran la única familia que tenía.
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Tú que estás lejos de tus amigos
de tu tierra y de tu hogar
si tienes pena, pena en el alma,
porque no dejas de pensar.
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Alphard Carter estaba en la terraza, viendo a Sirius, James y Andrómeda practicar Quiddicth a lo lejos. Suspiró cerrando la carta que acababa de leer. Las cosas estaban peor de lo que pensaba. Dejar Francia tal vez no había sido lo mejor dada la situación, pero tenía que ver a Sirius y dejar las cosas en orden. No podía dejar de pensar en lo que podía pasar en un futuro cercano, y quería haber estado un tiempo con su sobrino antes de eso.
-Te ves preocupado.
-Lo estoy William. –dijo Alphard tras unos minutos de silencio mientras el señor Potter se sentaba en una mecedora a su lado- Las cosas en Francia están muy mal… la verdad en toda Europa. Voldemort está haciendo de las suyas… el reclutamiento va muy bien.
-Pareciera que te preocupa algo más personal.
Alphard asintió.
-Estoy en peligro. No quiero que ni Sirius ni Andrómeda lo sepan, pero estoy amenazado. Ya hablé con la familia que se está encargando de Sara Blackburn para que acepte a Andy el resto de las vacaciones.
-¿Por eso sacaste tiempo para venir?
-Bueno… tenía muchas ganas de ver a Sirius, además de que estaba muy entusiasmado con todo lo de la ACLS, igual que Andy, pero la amenaza fue un buen incentivo.
-Deberías decírselo –opinó William.
-Lo haré antes de irme. No quiero preocuparlo durante las fiestas. Y hablando de fiestas, hay algo que quería proponerles a Edna y a ti…
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-Algo pasa con Alphard ¿sabes?
Sirius y Andrómeda estaban debajo de un árbol nevado descansando mientras el inagotable James volaba practicando el Amago de Wronsky. Le encantaba presumir frente a una fanática del Quidditch, como Andrómeda, que podía valorar sus movimientos.
Sirius miró a su prima sorprendida ante el comentario.
-¿A qué te refieres?
-Nos está ocultando algo –dijo Andrómeda convencida- las cosas es Francia no están bien, igual que aquí. El ataque a Parxy que nos avisaste no es el primero. Sé que lo están vigilando.
-Algo así me dijo en una carta.
-Sí, pero creo que hay algo más… los aurores han estado llegando a la casa, y no vinimos en un transporte corriente.
-¿A qué han ido a la casa?
-No lo sé, pero parece que quieren cuidar a Alphard…
-¿Crees que está en peligro?
-Sí –dijo Andrómeda muy asustada- Sara me dijo que había ido a su casa un día a hablar con la familia que se estaba quedando para que me recibieran el resto de las vacaciones. Si me quiere sacar de la casa, es porque algo grave ocurre…
Sirius asintió en silencio con un nudo en la garganta.
-Él te adora Sirius. Sí pudieras hablar con él tal vez te diría lo que sucede…
La chica lo miró con ojos suplicantes. Sirius suspiró.
-Hablaré con él, pero después de las fiestas. Si no ha dicho nada es para no arruinarnos las celebraciones. Si después de Navidad no ha tomado la iniciativa le preguntaré. ¿De acuerdo?
Andrómeda asintió.
-Mejor entramos a la casa, ya debe estar la cena, -Sirius se levantó y ayudó a su prima- ¡Hey Prongs! ¡Es hora de comer!
Momentos después James descendía en su preciada escoba y con una gran sonrisa.
-¿Qué te pareció Andy?
-Has mejorado mucho –dijo Andrómeda sonriéndole.
-Debiste haberme visto en el último partido de Quidditch, fue una atrapada espectacular.
-Me la imagino.
-Pregúntale a Sirius –dijo James satisfecho de sí mismo.
-Fue genial –dijo Sirius- quería impresionar a Evans, así que se lució.
Andrómeda se rió y empezó a interrogar a James sobre la pelirroja. No la conocía, pero si había oído mucho sobre ella. Como siempre se había llevado muy bien con su primo, también tenía una relación estrecha con James.
Al entrar a la casa, Alphard y los señores Potter los estaban esperando.
-Chicos, tenemos una sorpresa que darles…
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Tú que esta noche, no puedes dejar de recordar,
quiero que sepas, que aquí en mi mesa
para ti tengo un lugar.
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Un incesante golpeteo en la ventana hizo a Marian abrir los ojos. Pronto distinguió una lechuza en el exterior. ¿Quién le escribiría? Le había llegado carta de Elisa el día anterior, y no solía mantener contacto con nadie más durante las vacaciones.
Estaba sola en la casa. No sabía que hora del día sería, las sirvientas nunca la despertaban. Su padre para variar no estaba… a veces le costaba creer que vivían en la misma casa.
Dejó entrar al ave, y tras ofrecerle un poco de agua abrió el sobre. Se sorprendió al encontrar dentro dos papeles, uno de ellos con el escudo de la ACLS dibujado en el reverso. Leyó ese primero.
"Los señores William y Edna Potter y el señor Alphard Carter se complacen en invitarle muy cordialmente a una cena de Navidad que ofrecerán en honor a los miembros de la Asociación Contra la Limpieza de Sangre del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a realizarse el próximo 23 de Diciembre a las 8:00 p.m. en la casa Potter del Valle de Grodric"
Marian no recordaba que Sirius le hubiera dicho que su tío vendría a pasar las navidades a Inglaterra, pero seguramente para eso le escribía cuando atacaron la lechuza. Por otro lado, sí recordaba que le había dicho que se quedaba con James, así que la fiesta sería en el lugar de residencia del chico… simplemente genial. Ella que esperaba sacárselo completamente de la cabeza en vacaciones.
Estaba la opción de no ir, pero ¿cómo iba a despreciar la invitación de Alphard Carter a una cena en honor de la ACLS la presidenta de la asociación?
Desdobló el otro papel. Era una carta.
"Marian Nowak:
Mi tío está pasando estos días en Inglaterra y junto con los abuelos de James han tenido la genial idea de realizar esta cena o fiesta, como prefieras llamarla. Espero que puedas asistir, toda la ACLS está invitada.
Mi tío trajo a mi prima Andrómeda consigo. Ambos están muy entusiasmados con la ocasión y tienen muchas ansias de conocerte. Como te dije el otro día, Andrómeda está trabajando en una nueva ACLS en Beauxbatons, así que esperaba que pudieras ayudarla con algunos consejos. Apreciaría mucho que la trataras bien, es una chica muy buena y simpática. No se parece a mí, si eso es lo que te preocupa.
Espero que estés teniendo unas buenas vacaciones y confirmes tu asistencia.
Sirius Black"
Alphard Carter era uno de los hombres que más admiraba Marian, hasta que Remus no se lo había dicho no sabía que estaba relacionado de alguna manera con Sirius. Ahora iba a tener la oportunidad de conocerlo, además de hablar con una de las chicas que querían continuar su proyecto en Francia… pero tenía que ir a otra fiesta donde vería a Sirius.
La verdad no tenía por qué ser tan malo…
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Por eso y muchas cosas más
Ven a mi casa esta Navidad.
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El 23 de Diciembre la casa Potter estaba muy agitada asegurándose de que todo estuviera listo para la fiesta. Los elfos domésticos se estaban luciendo con la comida, pero lo que era la decoración estaba totalmente en manos de ellos.
-Hey Paddy, a que no sabes que trajo Alphard…
-Déjame adivinar… fiesta de Navidad de magos… hum… -Sirius fingió estar muy concentrado e intrigado- ¿muérdago mágico quizá?
-Me conoces demasiado bien –dijo Alphard sonriendo- es una fiesta llena de adolescentes, lo soltaremos y nos divertiremos un rato.
-¡Genial! -dijo James- nunca antes lo hemos jugado aquí.
-¿Llaman a la puerta? ¿Qué hora es? –preguntó Andrómeda sobresaltada.
-Es temprano –dijo Sirius- deben ser Moony y Arya, les dijimos que vinieran antes. Tienes que conocer a Arya… te llevarás genial con ella.
Sirius no se había equivocado. Las chicas congeniaron al instante. Venían juntos porque Remus había pasado el fin de semana en casa de la chica. La madre de Arya se había encariñado mucho con él, a quien Arya había presentado como su mejor amigo.
Remus había pasado un tiempo maravilloso en la casa de Arya. Era un lugar muy acogedor, su hermanita era una bebé preciosa, muy parecida a las fotos que pudo ver de la misma Arya de niña.
El padre de Arya todavía no lo veía con muy buenos ojos, pero en realidad por el comportamiento de Arya con él no tenía porqué preocuparse…
James y Sirius querían hablar con Remus. Sabían que lo que realmente le impedía al chico tratar de acercarse a Arya no era tanto que ella hubiera salido con Sirius, sino su condición de licantropía. Los merodeadores trataron de quedarse con Remus a solas, pero con tanto trabajo les fue imposible.
Como a las siete y media empezaron a llegar los invitados.
-¡James! ¡Ve a recibir a la chimenea! –le dijo su abuela mientras iba a abrir la puerta.
James no se hizo de rogar. Lily llegaría por la red flu desde el caldero chorreante.
Minutos después, tras recibir a varios amigos y conocido de la ACLS, la pelirroja hizo su aparición en la chimenea.
-¡Lily! ¡Hola! ¿Cómo estuvo el viaje? Ven, te ayudo a salir de ahí – James la ayudó a salir de la chimenea mientras la chica comprobaba que su ropa estaba en perfectas condiciones.
-Bien, ¡qué linda está decorada la casa! ¿Ya llegó Arya?
-Sí, vino desde más temprano con Remus.
-¡Hola Lily! – Sirius acababa de entrar al salón- James, Andrómeda quiere saber donde pone unos adornos, te sugiero que vayas a ver que quiere. Tu abuelo está ahí, así puedes presentarle a Lily. Yo me quedo en la chimenea.
James le sonrió a su amigo y salió del saloncito de la chimenea con la pelirroja. Al llegar al estudio, donde estaban Andrómeda y su abuelo la presentó.
-Quiero que conozcan a una de mis mejores amigas. Ella es Lilian Evans. Lily, ellos son Andrómeda Black, una gran amiga mía y prima de Sirius, y él es mi abuelo, William Potter.
Lily los saludó cortésmente, y se quedó hablando con William mientras James y Andrómeda arreglaban unos adornos.
-James nos ha hablado mucho de ti –le comentó William.
-¿De verdad? Yo también he oído sobre usted, señor Potter. ¿Qué le pareció el libro sobre los nombres?
-¿El libro? Ah… muy bueno, excelente la verdad.
-Me alegra.
-¡No! ¡James no! –Andrómeda empezó a reírse cuando James empezó a hacerle cosquillas. Lily miró a William sorprendida.
-Son un par de niños –dijo el señor Potter- déjalos, quien sabe que dijo Andrómeda. James hijo, acompáñame a ver si tu abuela necesita ayuda.
-Sí abuelo. Ya vengo Lily.
Cuando James y William salieron del salón el abuelo puso los brazos sobre los hombros de su nieto.
-¿Puedes decirme de qué libro estaba hablando esa chica?
Lily se había quedado sola con Andrómeda, quien repuesta del ataque de risa estaba dando el toque final a las guirnaldas con burbujas doradas que sacaba de la varita.
-¿Puedo llamarte Lily? –preguntó Andrómeda incómoda por el silencio.
-Por supuesto.
-Llámame Andy –contestó la chica con una sonrisa- es más corto y me gusta.
-De acuerdo, Andy.
-James habla muy bien de ti. Ya conocí a Arya, es una chica muy agradable. Quería ayudarme a decorar, pero convencí a Remus de que la llevara a la fiesta… Por lo que estuve hablando con ella y lo que me ha dicho Prongs tengo entendido que eres parte importante de la ACLS.
Minutos después Lily y Andrómeda hablaban con toda confianza sobre los proyectos que tenían para su respectivo grupo.
-Por cierto… -le preguntó Lily cuando la ayudó a llevar unas cajas al piso superior- ¿hace mucho conoces a James? Vi que se tienen mucha confianza.
-Hace años –dijo Andrómeda sonriendo– creo que tenía unos 8 años cuando lo conocí en un campamento mágico. Ya sabes, los muggles van a la escuela… nosotros a campamentos. Él y Sirius se llevaban muy bien y yo no congeniaba mucho con los amigos de mi hermana Bellatrix, así que empecé a juntarme con Sirius y su gente. Éramos el terror del campamento. Después entramos a colegios distintos. Remus tomó mi lugar en el grupo. Siempre hemos sido como hermanos.
-¿Historia familiar? –preguntó James llegando junto a ellas.
-Algo por el estilo –dijo Andrómeda- creo que ya acabamos con la decoración, sólo falta que Alphard decida dónde y cuándo soltar el muérdago mágico. Creo que voy a buscarlo, además, querrá conocer a Lily.
Andrómeda se adelantó dejándolos solos.
-¿Muérdago mágico? –preguntó Lily dudosa.
James sonrió.
-Es una tradición mágica –le explicó- en el mundo muggle las parejas se supone que deben besarse si quedan debajo de un ramo de muérdago. Aquí hay una rama de muérdago encantada que se deja flotando en el aire del salón mientras se está en una fiesta. Cuando se empieza el juego el dueño manda un hechizo sobre la rama y esta elige a la pareja de la fiesta y tienen que darse un beso. Ya sabes, tradiciones navideñas.
-Oh, nunca había oído de eso. ¿Elige solo parejas ya formadas o…?
-Puede elegir hasta a dos desconocidos. Hoy vas a verlo… A Alphard siempre le ha gustado el juego.
-¿Alphard Carter? ¿El de la invitación?
-Sí, es tío materno de Sirius. Ahí está, ¡Alphard, ven quiero que conozcas a Lily!
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Ya habían llegado casi todos los invitados. Sirius estaba hablando con Arya cerca de la chimenea todavía.
-¿Y qué tal se portó Remus en tu casa?
-Bien, como siempre. La pasamos muy bien.
-Me alegra oírlo –dijo Sirius- ¿y cómo está tu hermanita?
-¡Está preciosa! Voy a llevarla a Hogwarts conmigo, no sé como voy a hacer para separarme de ella… ¡está enorme! Cuando vuelva en junio va a estar tan grande que no la voy a reconocer. Crecen demasiado rápido.
-Sí, lo sé… hubo una época en la que Regulus era un chiquillo encantador…
-Además adora a Remus, creo que la visita fue más para mi hermana que para mí.
-Eso lo dudo… espera, alguien está llegando.
En efecto una chica apareció en la chimenea.
-¡Marian! Digo… Nowak. Hola, te ayudo a salir…
-Puedo salir sola de la chimenea, gracias –dijo Marian con voz de pocos amigos sin aceptar la mano que le ofrecía Sirius.
-¿Y esa carpeta? -le preguntó Sirius al ver la que traía con ella.
-Es para tu prima. Son los planes y avances de la ACLS.
-Oh… claro. Arya preciosa, ¿me disculpas un momento? Voy a llevar a Nowak con mi prima y mi tío.
-Claro –dijo Arya sonriéndole a Marian como saludo.
Sirius guió a Marian hasta el salón principal. La chica lo siguió sin intercambiar palabras. A pesar de que conservaba la misma expresión que siempre Sirius sintió que algo andaba mal… pero no iba a preguntarle.
-¡Alphard! – el aludido se volvió ante el llamado de su ahijado. En ese momento estaba hablando con James y Lily- aquí está la chica que querías conocer… ella es Marian Nowak, él es mi tío, Alphard Carter.
-Es un honor conocerlo –dijo Marian dándole la mano y dedicándole su mejor sonrisa.
Sirius se separó de ellos buscando a Remus con la mirada. Finalmente lo encontró junto a la ventana hablando con Andrómeda.
-¡Moony, amigo! Quería hablar contigo…
-Si quieren los dejo solos –dijo Andrómeda viendo a Sirius y a Remus alternativamente.
-Será solo un momento Andy –dijo Sirius guiñándole un ojo.
-Claro, Paddy… como quieras.
Remus rió, sabía que Sirius odiaba ese diminutivo que Andrómeda había inventado para él. La chica era realmente como una más de los merodeadores, compartía bromas y secretos con ello siempre que podía… lastimosamente su madre había considerado que eran muy mala compañía para su hija y la había mandado a la escuela francesa. Remus nunca había ido a los campamentos por su condición, por lo que la conoció un año después de ser amigo de Sirius, en esa misma casa para las vacaciones.
-No te rías… -dijo Sirius picado- me basta con que James y Andy no me digan de otra forma todo el día.
-Bueno, vale, ¿qué pasó?
-¿Cómo estuvo la visita a la casa de Arya?
-Pues muy bien… ¿por qué? –contestó Remus serio, poniéndose a la defensiva.
-Oh vamos Moony… a nosotros no puedes mentirnos. Ya James y yo notamos lo nervioso que te pone la chica… ¿te gusta verdad?
-Sirius, no creo que este sea el lugar o el momento…
-¿Cuándo entonces? Vamos Remus, te entiendo perfectamente. Sé que Arya es la chica más perfecta que existe. Pero al parecer vas a su casa a llevarte bien con su madre y pasar tiempo con su hermanita.
-Fui a su casa como un amigo, me comporté como tal.
-Estoy empezando a cansarme de esto de "ser amigos" que están jugando todos ustedes… –dijo Sirius con un suspiro- Sólo quiero que pienses en lo que realmente quieres de ella… te repito lo que me dijiste a mi: no tengas miedo de asumir el reto. Te da miedo por tu condición, pero te puedo asegurar que si hay una chica que pueda aceptarlo sin ningún problema, esa es Arya.
-No es tan fácil…
-No dije que fuera fácil. Está en el salón de la chimenea. Vamos Moony… aprovecha la noche.
Sirius le guiñó un ojo y se alejó.
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Tú que recuerdas quizá a tu madre
o a un hijo que no está
Quiero que sepas, que en esta noche
él te acompañará.
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La cena había estado muy buena. Lily, James, Remus, Arya, Sirius y Andrómeda se habían sentado juntos y la habían pasado muy bien. Tanto a Lily como a Arya les sorprendía la confianza que tenían los chicos con Andy, realmente la trataban como uno más de ellos y ella bromeaba y se burlaba de ellos con toda naturalidad. Sin embargo no era incómodo estar con ella. Era muy simpática.
Lo mismo había comprobado Marian al pasar un gran rato con ella antes de que se sirviera la comida. Tenía que decir que le había agradado su manera de ser, pero Sirius se había equivocado, sí se parecía a él. Era muy inteligente, agradable de tratar y vivaz. Tal vez no era tan presumida, pero sí tenía cierto aire de arrogancia muy Black. Todos los miembros de esa familia lo tenían.
Más tarde la fiesta se dispersó de nuevo en grupos de gente hablando y mientras las parejas de amigos se dispersaban para pasar un rato juntos, Sirius se encargó de hablar con los grupos aislados de fans que habían asistido como parte de la ACLS.
-¡Hey Sirius! ¿No has visto a Marian? Había otra cosa que quería preguntarle, pero no la encuentro… -dijo Andrómeda acercándose a su primo que en ese momento estaba hablando con Peter, Susana y unas amigas de la muchacha.
Sirius miró a sus lados, barriendo con la vista el salón.
-Hum… no la veo. ¡Elisa! ¿No sabes donde está Nowak?
La chica lo volvió a ver, estaba a unos pasos de él con Kinsgley.
-No sé que se hizo, creo que quería estar sola…
-¿Estar sola? – Sirius se mordió el labio preocupado, desde que había llegado sentía que había algo mal con ella ese día.- Voy a buscarla Andy. Le diré que quieres hablar con ella.
Sirius salió del salón y Andrómeda miró a Elisa sorprendida.
-¿Crees que eso sea seguro? –preguntó en un susurro. Elisa sonrió.
-No te preocupes, estarán bien.
Tras revisar la parte exterior de la casa Sirius decidió subir al segundo piso. Marian tampoco estaba ahí. ¿Habría subido hasta la terraza?
-Ahí estás –dijo Sirius al subir los últimos escalones. Marian estaba sentada sobre la baranda del balcón de la terraza.
-¿Qué haces aquí, Black? –preguntó sin volverlo a ver, el tono de su voz no era brusco.
-Te estaba buscando… Andrómeda quiere hablar contigo.
Marian guardó silencio unos momentos.
-De acuerdo. Iré en un rato.
-¿Estamos en una especie de tregua hoy? –preguntó Sirius acercándose un poco.
-¿Ah? –preguntó la chica distraídamente.
-Llevamos dos horas en el mismo lugar sin discutir.
-No molestes Black, no estoy de ánimo.
Sirius se acercó lentamente hasta ella, llegando a su lado en el balcón.
-¿Estás bien? –preguntó con cautela.
-No te importa.
-Si no me importara, no preguntaría –respondió Sirius con suavidad.
Marian no replicó, pero tampoco lo volvió a ver.
-Déjame adivinar… -continuó Sirius- no te gusta la Navidad.
-Claro –respondió ella en tono irónico. - ¡Con lo amargada que es Marian Nowak debe odiar la Navidad! Y supongo que tú –pronunció el pronombre con desprecio volviéndolo a ver- harás que me guste.
Volvió a perder la mirada en el horizonte. Sirius respiró profundo.
-No eres amargada… un poco intratable nada más. Lo decía porque a mi tampoco me gustaba la Navidad hasta que empecé a pasarla con los Potter.
-No me interesan tus dramas familiares Black. Ya tengo suficiente con los míos.
-No me importaría oírlos.
-Claro que no, para burlarte de mí luego ¿no?
-Disculpa, se me olvidaba que para ti soy esta especie de monstruo. –dijo Sirius apartándose un poco- Yo sólo quería… olvídalo.
-Nunca hablo de esto con nadie, no veo por qué contártelo a ti.
-Probablemente tengas razón –dijo Sirius encogiéndose de hombros- Pero si quisieras hacerlo, no importa.
-Dudo que de repente me den ganas de hablarte sobre la muerte de mi madre, pero de todos modos gracias. – Marian se bajó de la baranda- Creo que mejor no hacemos esperar más a la buena y simpática de tu prima.
Se dirigió hacia las escaleras. Sirius no reaccionó en el momento, no podía creer la revelación que la chica le había hecho.
-¡Espera! –Sirius la alcanzó y la tomó del brazo- no tienes que ir si no quieres, puedo excusarte con Andy.
-Mira Black –dijo Marian bruscamente- lo último que quiero y lo que siempre he odiado es que me traten como una pobre huerfanita. No voy a soportarlo de nadie, menos de ti.
-De acuerdo, lo siento. Sólo pensé que…
-Mejor no pienses ¿sí? –dijo Marian recostándose en una de las barandas de las escaleras- Como sea, mamá murió hace varios años ya. No vale la pena recordarlo.
La chica se quedó ensimismada con la mirada perdida. Sirius no pudo evitar sentir compasión por ella. Debía ser horrible perder a un ser querido y recordarlo en todas las fechas especiales por su ausencia…
-¿Fue por estas fechas? –preguntó con cautela.
Marian asintió sin mirarlo. Sirius tuvo la impresión de que la chica no estaba pensando realmente en que era a Sirius Black a quien le estaba diciendo todo eso.
-Sí. El 24 de Diciembre…
-¿Una enfermedad? – no sabía si debía seguir presionando, pero la chica parecía querer continuar.
-No… un accidente. Un simple y vulgar accidente de tránsito muggle. Andaba viendo a mis abuelos, los muggles, y cuando volvía a casa tuvo el accidente. La llevaron al hospital muggle. Su estado era crítico. No hubo tiempo de trasladarla al San Mungo. Murió en Emergencias. Cuando llegamos al hospital ya era tarde.
Sirius dudó que hacer en ese momento. Si decía "lo siento" Marian le gritaría hasta quedarse sin voz que no era asunto suyo y que no podía sentirlo porque no había conocido a su madre. Si la abrazaba tal vez lo dejaría, pero sufriría las consecuencias después… Vio como Marian se sacaba disimuladamente los ojos. Antes de pensarlo sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo tendió.
-Gracias –dijo Marian recibiéndolo.
-De nada. Debe ser duro –se atrevió a decir lentamente- pero… estamos en Navidad. Trata de disfrutar la fecha… estoy seguro de que tu madre sigue estando contigo mientras la conserves es tu corazón.
Marian levantó la vista para verlo y sonrió.
-Eso sonó bastante cursi ¿sabes? – a pesar de la sonrisa no había crueldad ni burla en el tono de la voz de Marian en ese comentario- pero fue un buen intento. Bajemos a la fiesta. Sólo no digas nada sobre esto.
-De acuerdo.
Bajaron el primer tramo de las escaleras en silencio.
-Tu voz tiembla al hablar. –comentó Marian cuando bajaban- Para una persona siempre taaaan segura de sí misma esperaría un poco más de confianza.
Abrió la puerta dejando a Sirius detrás. Al parecer ya había vuelto a la normalidad. Sirius se apresuró a seguirla, pero una exclamación de su tío hizo que se detuviera al igual que Marian. Las miradas de todos en el salón estaban sobre ellos dos.
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No vayas solo por esas calles queriéndote aturdir
Ven con nosotros y a nuestro lado
intenta sonreír.
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Después de su conversación con Sirius, Remus se había dirigido al saloncito de la chimenea, donde efecto encontró a Arya.
-¡Ahí estás! –dijo la chica feliz de verlo llegar- estaba pensando en ir a buscar a alguno de ustedes. Sirius se fue con Marian para presentársela a sus familiares.
A pesar del tono resuelto y risueño Remus notó algo de resentimiento en sus palabras.
-¿Te molesta ver a Sirius y a Marian juntos?
-Te mentiría si te digo que no… -dijo Arya con un suspiro.
-Arya, lo suyo terminó hace casi un mes.
-Lo sé –dijo Arya- pero todavía lo extraño en cierta forma. Ya me he ido acostumbrando a ser sólo su amiga, pero son varios años de adoración para que un mes lo supere todo.
-Pero tienes que superarlo –dijo Remus sentándose a su lado- ¿no has pensado en la posibilidad de una nueva relación?
-¿Nueva relación? –repitió Arya incrédula- no… no quiero nada en este momento. Más adelante, pero creo que por este año ya he tenido el corazón bastante agitado.
Remus sintió el alma írsele a los pies. Si no quería saber nada de una relación normal… La chica continuó hablando, sin notar la falta de réplica de Remus.
-Empezar a conocer a alguien, y congeniar con él, y la emoción de una cita para conocerle mejor… no, creo que paso de eso de momento.
Una pequeña luz de esperanza se encendió en el pecho de Remus. Con él no tendría que pasar por nada de eso. Se conocían bien y congeniaban de maravilla…
Sin embargo no había podido continuar la conversación porque en ese momento los habían llamado a cenar. Después de la cena, cuando estaban hablando en un pequeño balcón que tenía el salón y daba al jardín, fue Arya quien trajo a la luz de nuevo el tema…
-¿Y que hay de ti? –preguntó Arya- ¿piensas seguir siendo una alma solitaria?
-Me cansé de las citas sin sentido –dijo Remus- la próxima vez que salga con alguien será porque siento algo por ella muy grande, tiene que ser una persona muy especial para mí, por quién daría todo… y que me acepte tal como soy.
-¿Por qué no va aceptarte alguien tal como eres? –preguntó Arya extrañada- Vaya, creo que Monique te afectó bastante… ¿no tienes ninguna candidata en la mira?
-La verdad… sí –confesó Remus sin atreverse a mirarla.
-¿En serio? –exclamó la chica emocionada- ¿la conozco?
-Se puede decir que sí.
-¿Y qué esperas? –preguntó Arya apremiante- ¿quién es?
-No puedo decírtelo ahora… La verdad es que no puedo intentar nada con ella ahora.
-¿Por qué? –preguntó la chica sin entender.
-Digamos que su vida amorosa no está muy bien que digamos… no es el momento adecuado.
-Hum… ya veo. Si me dices quien es puedo tratar de ayudarte.
Remus la miró y sonrió. ¿Cómo podía ser tan sagaz para algunas cosas y no darse cuenta de lo evidente?
-Tal vez hay algo en lo que puedas ayudarme –dijo Remus- no vas a encontrarle relación, es sobre otro tema de hecho. ¿Recuerdas lo que me dijiste sobre los licántropos el otro día?
-Sí –respondió Arya sorprendida por el cambio de tema.
-¿Qué harías si un licántropo se enamorara de ti?
-Wow… -Arya miró frente a sí perpleja por la pregunta. No se dio cuenta la intensa mirada llena de ansiedad que le dedicaba Remus en ese momento- no lo sé, digo, tendría que estar en la situación…
-Imagínalo.
-Bueno… me gustaría que fuera sincero conmigo.
-O sea, ¿te gustaría que te dijera sobre su condición?
-Sí –dijo Arya con mucha seguridad.
-Hum… ¿antes o después de que te dijera que te ama?
-No le veo sentido a esto –replicó Arya.
-Por favor… luego te lo explicaré.
-No lo sé la verdad… depende de cómo se dé la situación. Si es mi amigo me gustaría saberlo antes… no, creo que de todos modos me gustaría saberlo antes.
Remus asintió.
-Una última pregunta… si él fuera tu amigo y te dijera que es un licántropo, y luego te confesara que está enamorado de ti, ¿qué le dirías?
-Pues depende de lo que sienta por él –respondió Arya cada vez más extrañada de ese interrogatorio.
-Pero… ¿podrías amarlo a pesar de su condición?
-Esa es la pregunta más tonta que me has hecho –respondió Arya- es un licántropo, no un animal o un monstruo. ¿Cómo no voy a amarlo sólo por haber tenido la mala suerte de contagiarse?
-Podría darte miedo…
-Tal vez, pero si lo quiero, no me importaría. Ahora, ¿me vas a decir a qué viene este interrogatorio sobre hombres lobos?
Remus se volvió a verla, era ahora o nunca.
-¡Y ahí están los elegidos!
El grito de Alphard Carter hizo a Remus y Arya ver al interior del salón. Remus no pudo creer lo que veía e inmediatamente se volvió a ver a Arya. La chica había adquirido una palidez mortal. Si tanto la afectaba lo que iba a suceder, no era hora de decirle nada más todavía…
.-.-.-.-.-.-.
Tú que has vivido, siempre de espaldas,
sin perdonar ningún error,
ahora es momento de reencontrarnos,
ven a mi casa, por favor.
.-.-.-.-.-.-.
-¡Y ahí están los elegidos!
Sirius y Marian se detuvieron al ver que todas las miradas estaban fijas en ellos al entrar en el salón. Sirius miró a su tío, que era quién había gritado. Lo interrogó con la mirada, pero Alphard simplemente señaló con la mirada algo por encima de la cabeza de Sirius. El chico levantó la vista y sonrió.
-Black, ¿me quieres decir por qué demonios todos están viéndonos? –preguntó Marian en un susurro con tono poco amistoso.
-Este… ¿has oído hablar de un juego llamado el muérdago mágico? –preguntó Sirius nervioso.
-¿La tontería del ramo que elige a una pareja entre la gente para que se den un beso frente a todos? –preguntó volviéndose a verlo alarmada, después miró hacia arriba para confirmar sus sospechas.
-¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!
Elisa y James habían empezado a la vez la petición, pronto todo el salón lo coreaba y los miraba divertidos.
-Eso me temo… -dijo Sirius dedicándole una sonrisa seductora y retadora a la vez- vamos Marian… es sólo un beso. ¿O me tienes miedo?
Marian lo tomó de las solapas de la camisa y le dio un beso apasionado. Todos aplaudieron con fuerza, sobre todo James y Elisa que estaban muriéndose de la risa en ese momento.
Cuando lo separó de sí, Marian se volvió indiferente a buscar a Andrómeda, mientras Sirius la miraba alejarse con una gran sonrisa. Del lado del jardín Remus siguió a Arya, quien totalmente pálida había salido del salón.
-Encárgate de que no se entere que aún no habíamos empezado a jugar en serio… –le dijo James a Elisa quien sonrió y se alejó a topar a su amiga. James y Alphard chocaron palmas aún riendo. Sirius se acercó a su tío con mirada suspicaz.
-Aún no habían empezado, ¿verdad?
-¡Pero Sirius! ¿Realmente me crees capaz de haber aprovechado que al entrar por la puerta ustedes quedaran bajo el muérdago? –dijo Alphard en tono horrorizado, pero guiñándole un ojo. Sirius sonrió, su tío podía ser tan bromista como él mismo- Feliz Navidad, sobrino.
-¡Feliz Navidad!
.-.-.-.-.-.-.
Ahora ya es tiempo, de que charlemos,
pues nada se perdió,
en estos días, todo se olvida,
y nada sucedió.
.-.-.-.-.-.-.
-¿Qué haces aquí afuera?
James estaba buscando a Lily desde hacia un rato. Se había desaparecido después del juego del muérdago. La encontró fuera de la casa, de pie viendo hacia el bosque.
-Estaba viendo nevar. Siempre me ha gustado la nieve.
-A mí también. En especial en este lugar.
James llegó a su lado. Pudo ver que la chica sonreía.
-¿De verdad?
-Sí… cuando estaba pequeño y mis padres todavía vivían, teníamos una casa en las afueras del Valle… para Navidad veníamos caminando hasta esta casa y pasábamos la noche buena aquí. Mamá decía que era como una postal navideña…
Lily notó el brillo melancólico que había aparecido en la mirada de James. ¿Cómo pudo creer una vez que era un chiquillo mimado e insensible? ¿Cómo pudo odiarlo tanto tiempo? ¿Cómo pudo mandarlo a la enfermería una vez? En esos momentos todo eso era parte del pasado…
-Sí… es tan lindo como una foto de postal navideña –admitió la chica- los cedros nevados, la casa de madera llena de nieve…
-La preciosa chica pelirroja… -continuó James por ella. Lily se sonrojó. Para disimular agachó la mirada y empezó a frotarse los brazos- ¿tienes frío?
-Un poco… -dijo Lily quitándole importancia.
-Ten – James se quitó su abrigo y se lo pasó a ella por los hombros, haciéndola quedar justo frente a él. Se quedaron mirando unos momentos. Lily fue la primera en romper el silencio, pero lo hizo en un tono más bajo y confidencial.
-James… si pudieras elegir cualquier lugar en el mundo para pasar la Navidad… ¿qué lugar elegirías?
El chico la miró pensativo, al tiempo que le pasó una mano por el cabello rojo fuego entre el que habían unos cuantos copos de nieve.
-Aquí, contigo.
Lily no supo que decir en ese momento. Estaba muy cerca de James, lentamente acercó sus labios a los del chico y se unieron en un beso suave y tierno… Cuando se separaron los dos sonrieron dulcemente.
-Lily, yo…
-¡James Potter! ¿Qué crees que estás haciendo afuera sin abrigo? ¡Entra que te va a dar una pulmonía!
El chico miró sobresaltado hacia la puerta de la casa. Su abuela lo miraba de manera desaprobatoria. Volvió a ver a Lily y ambos se rieron.
-Ya entro abuelita.
Edna desapareció de la puerta. James rió de nuevo y miró a Lily.
-Yo…
-Debes entrar a abrigarte –dijo Lily- tiene razón, podrías enfermarte. Gracias por dejarme tu suéter.
James asintió y entró a la casa feliz, pero algo confundido. ¿Era su idea o Lily había evitado así hablar con él?
.-.-.-.-.-.-.
Por eso y muchas cosas más
Ven a mi casa esta Navidad.
.-.-.-.-.-.-.
Al terminar la celebración la chimenea de los Potter fue muy solicitada. Arya fue de las primeras en irse, su padre le había pedido que llegara temprano, y por la cara que había hecho al verla irse con Remus sabía que lo mejor era hacerle caso.
Después de la escena del muérdago Remus se había dedicado a hablar con ella de cosas intrascendentes para distraerla. Se había ganado un estrecho abrazo y un "eres el mejor amigo del mundo" como agradecimiento.
-Recuerda que mamá te invitó a la celebración a principios de Enero… -le había dicho antes de irse, después de haberse despedido del resto.
-No estoy seguro de poder ir… -respondió Remus evasivamente- yo te aviso.
-Inténtalo al menos. Me gustaría verte de nuevo antes de entrar. –le dio un beso en la mejilla- Nos vemos. Feliz Navidad.
-Feliz Navidad… -cuando Arya desapareció de la chimenea y Remus se volvió con una gran sonrisa se encontró con la mirada severa de Sirius, James y Andrómeda, quien ya estaba al día con toda la historia de Sirius/Arya/Remus. Remus suspiró. Esa noche oiría todo un sermón de su parte, pues se quedaría a dormir en la casa de James.
Lily se había ido poco después. Para contrariedad de James después de subir a su cuarto por otro suéter al volver al salón la encontró hablando animadamente con Andrómeda, Elisa, Kinsgley y un amigo de este último llamado Ted Tonks.
A la hora de irse se despidió vagamente de él. Le dio la impresión de que quería irse. ¿Quién entendía a esa chica? ¿Había hecho mal en besarla? Le había prometido ser sólo su amigo, pero ella y la ocasión… eran perfectas. Todo había sido perfecto.
Ya hacia el final de la noche los chicos hacían fila frente a la chimenea de los Potter para irse. James, Sirius, Andrómeda y Remus se habían atrincherado en una habitación donde pasaban pasar toda la noche hablando sin dormir, pero Sirius parecía un poco distraído.
-Paddy, ¿estás bien? –preguntó Andrómeda preocupada- te ves… ausente o a punto descomponerte, no estoy segura.
-Estoy bien… -contestó distraído mirando hacia fuera- hum… denme un minuto, ya vuelvo.
Salió rápidamente del cuarto. Andrómeda miró a los chicos de manera interrogatoria. Remus y James se miraron y asintieron para decir a la vez:
-Marian.
Sirius se dirigió hacia la salita de la chimenea. Ahí estaba, no se había ido todavía. Era la siguiente en entrar a la chimenea. Corrió hacia ella y la detuvo.
-¿Qué quieres Black? –preguntó Marian molesta. No lo había visto durante el resto de la fiesta después de lo del muérdago. Ya casi todos se habían ido. Sólo quedaban algunas parejitas acarameladas que no les ponían atención y Elisa, que aguardaba en la chimenea, y no se perdía detalle de lo que pasaba.
-No soy una persona siempre taaaan segura de si misma. Sólo hay tres cosas de las que estoy realmente seguro: uno, no quiero ser como el resto de los Black; dos, haría cualquier cosa por mis amigos y tres, me gustas, y si no fueras tan desagradable conmigo me gustaría pasar más tiempo contigo. Feliz Navidad, Marian.
Le dio un rápido beso en los labios y salió de la habitación. La chica no tuvo oportunidad de reaccionar. Al volverse Elisa la miraba con una gran sonrisa.
-¿Seguro que estás bien Sirius? –preguntó Andrómeda cuando el chico entró al cuarto con una gran sonrisa de satisfacción.
-Mejor que nunca –contestó guiñándole un ojo- ¡en definitiva esta es una feliz navidad!
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¡Espero sus comentarios con ansias! No van a decirme que en este chap no pasó nada…
Muchas gracias por sus reviews en el capítulo anterior, prometo contestarlos luego.
Mis mejores deseos en estas fiestas a todos los lectores de , dejen o no dejes reviews, gracias por seguir mis historias.
¡Feliz Navidad!
Sara Fénix Black.
