¡Hola a todos!

Primero que nada gracias por sus buenos deseos, espero que todos hayan tenido unas felices fiestas. Y también les deseo a todos un buen año 2005, no puedo creer que hace más de un mes no publico y por eso les pido perdón de todo corazón.

Lamento el atraso que se debe a dos motivos principalmente: el más importante me quedé pegada en este capítulo y simplemente no salía. En segundo lugar aproveché mis vacaciones para acabar todos los capítulos que me faltaban de mi historia de 75 capítulos y me llevó todo enero. Ahora voy a dedicarme el mes que me queda libre, o sea, febrero, a terminar esta historia.

Lo que no sé si se dieron cuenta es que para la semana de Reyes les publiqué un pequeño One Shot dedicado a todos ustedes como agradecimiento por los ¡100 reviews! No puedo creerlo, ya vamos para los 200...

Bueno, el one shot se llama En el expreso de Hogwarts, por favor accedan a él por mi perfil para que lo lean y me dejen review, es una precuela de esta historia que muestra el primer viaje en el expreso de los personajes de esta historia y sus primeros encuentros.

Una vez dicho eso, les recuerdo que los personajes son propiedad de JK Rowling. La canción que utilicé en este capítulo dudo que muchos de ustedes la conozca, pues es de un grupo costarricense, llamado Tango India. El autor de la canción es J. D. Villegas y la canción se llama Esperaré.

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Esperaré

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Sirius estaba sentado en el compartimiento del tren con la mirada perdida entre los árboles que pasaban a toda velocidad al lado del expreso. Al día siguiente empezarían las clases. Peter estaba con Susana, Remus en sus labores de prefecto y James había ido a buscar comida. Sirius había agradecido ese momento a solas… no podía dejar de recordar la conversación que había tenido con su tío el día antes de su vuelta a Francia.

–FLASH BACK–

–Hola!

–Hola Sirius. Pasa¿dónde están Andy y James?

–En el jardín. James está tratando de enseñarle a hacer el Amago de Wronsky.

–Y tú no quieres aprenderlo?

–Hum… continuo creyendo que en Quidditch mi mejor puesto es el de espectador. Pero ya sabes… es secreto de estado.

–De acuerdo –dijo Alphard sonriendo. Estaban en un pequeño despacho que William le había dejado mientras se quedaban en la casa. Habían pasado muy bien las fiestas. Era ya 4 de enero y al día siguiente volvería a Francia junto con Andrómeda.

–Estás ocupado? –preguntó Sirius mirando a su alrededor algo nervioso.

–No mucho… –respondió Alphard mirándolo suspicazmente– ¿por qué?

–No, por nada es sólo que… necesito hablar contigo.

–Yo también necesito hablar contigo –dijo Alphard– cierra la puerta y ven a sentarte, por favor.

Sirius obedeció y se sentó frente al escritorio de su tío.

–Sé que algo va mal –dijo Sirius sin andarse por rodeos– y quiero saber qué es.

Alphard cerró los ojos.

–Hace cuando lo sabes?

–Desde el día siguiente que llegaron.

–Tan malo soy disimulando?

–No, fuiste bastante bueno conmigo durante este mes… pero Andrómeda ya venía sobre aviso.

Alphard asintió.

–No quise decir nada para no preocuparlos durante las fiestas…

–Eso pensamos –dijo Sirius– lo entendemos, y te lo agradecemos. Pero no quiero que te vayas mañana dejándome con la duda.

–Qué fue lo que te dijo Andrómeda?

–Que los aurores llegan a la casa, que parecen estarte cuidando, que la vas a mandar lejos de casa y que esta no es la primera vez que atacan a Parxy. Dime qué es lo que sucede Alphard. Puedo aguantarlo.

–Sé que puedes –dijo Alphard– eres un chico muy resistente… has sufrido mucho, la vida te ha preparado para enfrentarte a esto y mucho más. Sabes que el trabajo en contra de la limpieza de la sangre no es nada fácil ni seguro.

–Lo sé –asintió Sirius– nunca lo ha sido.

–Las cosas en Francia no están nada bien… mejor dicho, la lucha va muy bien, lo que ha enfurecido a los seguidores de la doctrina en el país. Sabes que soy el representante del movimiento. Recibí una especie de amenaza.

–De muerte? –preguntó Sirius inmediatamente. Alphard asintió– Por escrito? Puedo verla?

Alphard abrió la gaveta superior del escritorio y le pasó a Sirius una hoja de pergamino que tenía una carabela con una serpiente saliendo de la boca dibujada en la parte de atrás. Sirius miró el dibujo con asco y luego, leyó el contenido.

–Aún no han hecho ningún movimiento. –comentó Alphard cuando Sirius terminó de leer– Pero no puedo confiarme.

–Pero… estás tomando medidas no?

–Sí. Ya me aseguré de que Andrómeda no tenga que quedarse conmigo, y aproveché mi visita a Inglaterra para dejarlo todo en orden. En cuanto a mi seguridad, no me queda más que seguir las indicaciones del departamento de aurores.

–Es tan grave? –dijo Sirius empezando a asustarse– dejar todo en orden?

–Me gustaría decirte que no lo es, –dijo Alphard con un suspiro– no sé que va a pasar en realidad. Espero que las cosas se arreglen pronto. Vendrán tiempos buenos en algún momento y espero estar aquí para ellos, pero no sé si será así. Ya otros han muerto a causa de esta batalla, los padres de tu amigo son el mejor ejemplo que puedo darte.

Sirius cerró los ojos. No podía perder a Alphard. No podía.

–Ya que estamos hablando de esto… hay algo que necesito que leas.

Alphard le alcanzó un pergamino que estaba puesto sobre el escritorio, parecía que acababa de terminar de escribirlo. La firma aún no estaba seca.

–Qué es esto? –logró preguntar Sirius a pesar del nudo que se había formado en su garganta.

–Mi testamento.

–Por favor! – Sirius soltó el pergamino como si le quemara.

–Sirius, necesito que lo leas…

–Estás hablando como si estuvieras seguro de que vas a morir! –gritó Sirius levantándose.

–Es una posibilidad… Léelo, por favor. Hazlo por mí.

Sirius tomó el papel y lo leyó. Alphard había dividido su fortuna en tres partes. La más grande de ellas para su sobrino y protegido Sirius Black. Si moría antes de que él llegara a la mayoría de edad los señores Potter serían sus albaceas. Otra parte era para Andrómeda Black. La última parte quedaba a cargo de ellos dos y debía invertirse la mitad en la ACLS de Francia, y la otra mitad en la de Inglaterra.

–Te parece bien? –preguntó Alphard cuando Sirius dejó el pergamino sobre el escritorio. El chico le había dado la espalda– Sirius?

El merodeador se volvió y abrazó a su tío con fuerza.

–No quiero que mueras.

Alphard sonrió dulcemente y lo abrazó. Podía sentirlo agitarse. No quiso saber si el chico lloraba o no, simplemente lo abrazó hasta que Sirius se separó de él con los ojos enrojecidos.

–Quieres que se lo explique yo a Andy? –preguntó con voz firme.

–No –dijo Alphard– yo hablaré con ella camino a casa. Si te dijo algo apenas llegamos quiere decir que la he tenido preocupada más tiempo del que debía… yo se lo explicaré. Sólo dile eso.

Sirius asintió.

–Ahora ve a buscar a tu prima y dile que empiece a empacar, siempre lo deja todo para última hora y tiene que buscar sus cosas por toda la casa.

Sirius sonrió débilmente antes de salir del despacho.

–FIN DEL FLASH BACK–

Ya hacía varios días que habían vuelto a Francia. No mantenía correspondencia con su tío por seguridad, pero Andrómeda le escribía casi a diario.

En ese momento James entró de nuevo al vagón.

–Viste a Lily? –le preguntó Sirius casi seguro de su respuesta al ver su rostro sombrío.

–No… juraría que se está escondiendo de mí.

–Dudo que se esté "escondiendo", seguramente solo está algo avergonzada por lo que pasó.

–Avergonzada? Vaya Padfoot, estás adquiriendo las cualidades de Wormtail para dar ánimos.

–Lo que quiero decir es que cuando la veas y hablen todo va a estar bien –dijo Sirius aún mirando distraído por la ventana.

–Y tú que piensas hacer con Marian? Después de esa declaración tan… formal que le hiciste.

–Yo? Yo no pienso hacer nada.

–No es que ibas a asumir el reto?

–El reto sí, el suicidio no –respondió Sirius– iré poco a poco… si tú esperaste años por Lily yo puedo esperar unos meses.

–Sí… pero, crees que valga la pena?

Sirius miró a su amigo pensativo. James continuó:

–Marian es muy extraña contigo. No quiero que todo esto sea otro calvario que lleve a ningún lado.

–Vale la pena –dijo Sirius muy seguro– hay más en Marian de lo que ella deja que la gente vea normalmente. Estoy seguro de eso.

–Pero crees que te deje acercarte?

–Debo intentarlo.

–Te pusiste en sus manos con esa declaración…

–No estaría tan seguro. Pero en este momento hay cosas que me preocupan mucho más…

–Es sólo cuestión de tiempo… –dijo James tratando de darle ánimos– los aurores de Francia son muy buenos y están trabajando firmemente en la protección de Alphard. Ya verás como todo va a estar bien. Sólo espera y verás que todo se resuelve. No puedes dejar pasar los buenos momentos por pensar en esto… Vienen cosas buenas en lo que queda del año.

Sirius asintió y tomó una de las ranas de chocolate que James había llevado. No hablaron mucho más en el camino. Los dos tenían muchas cosas que pensar. Remus llegó después de ellos pero no menos pensativo. Se había topado con Arya y esta lo había tratado un poco distante a su parecer. Tal vez porque se había perdido la celebración a la que lo había invitado, pero… había caído en semana de luna llena.

Cuando bajaron del tren para entrar al Colegio fueron a cenar normalmente, no había cena especial para la entrada de vacaciones de Navidad. Peter finalmente se reunió con ellos, cuando Susana fue a comer con sus amigas.

Al salir del comedor se toparon con unas chicas de Ravenclaw. Entre ellas venían Marian y Elisa. Sirius les guiñó el ojo pero no se detuvo a hablarles. Elisa le había dicho hola con la mano y una sonrisa pícara en los labios. Marian había tratado de mostrarse indiferente volteando la mirada.

–Casi te sonrojas como una "simple colegiala enamoradiza"! –le susurró Elisa. Marian la fulminó con la mirada– lo siento Marian, es demasiado divertido.

Sirius siguió caminando normalmente, pero con una sonrisa pronunciada. Lo estaba logrando. No le importaba que le volteara la cara, lo importante era que ya no podía ser indiferente con él. Él la afectaba, y de momento, eso era un gran avance. Si tenía que utilizar todo su potencial para lograrlo, lo haría. Era cuestión de ser paciente, esperar… y actuar.

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Esperaré por la fortuna de la vida,

por los buenos tiempos que pronto vendrán.

Por esas lágrimas de felicidad

que no podemos… dejar pasar.

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La torre de Gryffindor seguía como siempre. Sirius subió a los cuartos temprano, para sorpresa de todos menos de sus amigos, que sabían que iba a escribirle a Andrómeda. Aparte de los merodeadores sólo Arya sabía lo de su tío. Sirius había mantenido su palabra de cartearse con ella. Realmente la consideraba su mejor amiga.

James logró encontrar a Lily al entrar en la sala común. La chica estaba con Arya y le sonrió. Se acercó a saludarlas.

–Hola preciosas! No las vi en el expreso ni en la cena…

–Estábamos en uno de los vagones delanteros –dijo Arya– además que Lily estaba con sus deberes de prefecta…

–Ah ya… como no lo recordé –dijo James pensando en que había recorrido todo el tren y no la había visto– por cierto Lily, puedo hablar contigo un segundo?

–Tendrá que ser más tarde –dijo Lily– tengo que ir a escribirle a mi madre, prometí mandarle algo apenas llegar…

–Ah, bueno, está bien. Hablamos luego.

James vio a la pelirroja subir las escaleras de las habitaciones de las chicas. Miró a Arya interrogativamente. La chica sólo suspiró.

–Tenle paciencia James.

Arya se dirigió hacia la chimenea, donde empezó a hablar con Jessica. Remus estaba unos sillones más allá con Peter.

–Y Padfoot besó a Marian de verdad?

El más pequeño de los merodeadores había pasado la Navidad en Bulgaria con la familia de su padre, por lo que no se había enterado de muchas cosas. Remus estaba poniéndolo al día sobre la fiesta de la ACLS.

Remus asintió. Ese suceso parecía ser el que más había impactado a Peter de las noticias, junto con que Sirius le había dicho después que le gustaba.

Mientras Peter hacía una serie de comentarios al respecto de los sucesos, Remus veía a Arya hablando al otro lado del salón con su amiga. Su perfil se recortaba contra el fuego, que hacía que sus ojos adquirieran un brillo muy especial. Recordó como la había herido la imagen que a Peter parecía entusiasmarle tanto.

Arya no olvidaría a Sirius de la noche a la mañana. A pesar de que decía estar muy bien, él mejor que nadie sabía que el amor de la chica por su amigo había sido muy profundo, y que el fin de ese sueño había sido realmente doloroso para ella. Pero esas heridas tenían que ir cerrando poco a poco… no sería de la noche a la mañana, pero cada día su amistad con Sirius crecía y el dolor por lo sucedido aminoraba.

Recordó la conversación que había tenido con ella sobre la licantropía. Si alguien podía aceptar su condición era ella. Eso le había dicho Sirius y tras esa conversación estaba seguro de que así era. Ella quería saber la verdad antes… tenía que decírsela. Cuando James volvió junto a ellos después de que Lily subiera, Remus lo dejó solo con Peter y se acercó a Arya.

–Arya? Hola Jessica –dijo saludando a la chica que sólo asintió en señal de saludo– puedo hablar contigo?

La chica asintió y se levantó.

–Vamos afuera –le pidió Remus.

–De acuerdo.

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Sabemos bien, que no será cuestión de días

que nuestras heridas pronto sanarán

escucha la fe que te vengo a entregar

nos pertenece con sólo intentar.

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No hablaron durante el camino. Remus estaba muy nervioso. No le había dicho a los chicos lo que iba a hacer, por primera vez iba a hacer algo impulsivo, más característico de Sirius que de él. Caminaron largo rato, hasta llegar a la Torre de Astronomía y subieron al mirador.

–Arya, hay algo muy importante que tengo que decirte sobre mí.

–De verdad? –preguntó la chica sin mostrar mucha curiosidad.

–Primero tengo que disculparme por no haber ido a la celebración en tu casa…

–No es necesario, ya te disculpaste en la carta –dijo Arya en tono tranquilizador– tu madre estaba enferma de nuevo…

–Sí… –Remus la miró nervioso, no sabía por donde empezar. Nunca le había dicho su secreto a nadie. Sus amigos lo habían deducido. Luego de ellos nunca había tenido fe en nadie para decírselo– ¿no te preguntas para que te traje hasta la Torre de Astronomía?

–Para enseñarme la luna en cuarto menguante –contestó Arya con tranquilidad.

–Exactam… Cómo lo supiste? – Remus la miró sobresaltado. La chica le sonrió dulcemente.

–Porque vas a decirme que tú eres un licántropo.

Remus palideció mortalmente.

–Qué… qué has dicho?

–Lo que tú ibas a decirme, pero te costaba tanto –dijo Arya– verdad?

Remus la miró paralizado. Realmente no se esperaba eso. Asintió torpemente.

Por un momento sintió que el mundo se le caía encima. Se tambaleó y tuvo que sentarse en una de las ventanas. Arya se acercó a él y le acarició el cabello suavemente. Ninguno de los dos dijo nada en un rato…

Ella lo sabía… ella lo sabía… de repente un pensamiento tranquilizador llegó a la mente de Remus. Ella lo sabía y estaba ahí junto a él con una sonrisa dulce en los labios y jugando con su pelo. Levantó la mirada hacia ella.

–Hace cuánto lo sabes?

–Desde que no fuiste a la fiesta… no era propio de ti… Luego vi el tiempo que había transcurrido desde la última vez que tu madre se había enfermado. Había sido el día siguiente del baile, así que no podía olvidarlo. Busqué el calendario y vi que ambos días eran días de luna llena. No le habría puesto atención si no hubieras estado hablando de licántropos el día de la fiesta. No estaba segura, pero como secretaria de la ACLS tengo constancias de las asistencias… revisé la bitácora con el calendario. Todo coincidía…

Remus asintió y enterró la cara entre sus manos.

–No era eso lo que ibas a decirme?

–Sí –dijo Remus– es sólo que me tomaste por sorpresa.

–No te preocupes. Ya sabes lo que pienso al respecto. Tu condición, como la llamas, no me molesta en lo más mínimo y no va a interferir en nuestra amistad.

–Supongo que ahora tendrás preguntas…

–No –dijo Arya– esperaré a que estés listo para hablar de ello, si es que quieres contarme algo. No voy a insistirte.

Remus la miró agradecido. La chica se había sentado a su lado y al ver su mirada entre agradecida y aliviada lo abrazó. Entre sus brazos Remus no pudo más que cerrar los ojos y aspirar su aroma. Era la chica más perfecta sobre la faz de la tierra. Si no podía tener fe en ella… ¿entonces en quién?

–Te traje aquí para hablarte de esto –dijo Remus incorporándose– pregúntame lo que quieras.

–Hum… quién más lo sabe?

–Del personal del colegio, el profesor Dumbledore, la profesora McGonogall y Madame Pomfrey. Mi familia, Andrómeda Black y los merodeadores… bueno, y Snape, pero eso es otra historia.

–Snape?

–Dejemos esa parte para luego…

–Bien. –Arya la verdad no sabía que preguntar, pero al parecer Remus esperaba más preguntas de su parte– dónde vas cuando te transformas?

–Dumbledore preparó un lugar seguro en el pueblo… se accede a él por un pasillo secreto. Madame Pomfrey me lleva ahí el primer día de luna llena.

Arya dudó un poco antes de hacer la siguiente pregunta.

–Duele mucho?

Remus asintió. Su rostro se ensombreció un poco al recordar las transformaciones.

–Lo lamento –dijo Arya al ver su expresión.

–No te preocupes.

–Así que esto es lo que te impide hablar con esa chica que te gusta¿verdad?

Remus asintió.

–Ella sería una idiota si te desprecia por esto.

Remus la miró directo a los ojos. Decirle en ese momento? Decirle que era ella?

–No sé como haces… –dijo Arya sacándolo de sus pensamientos.

–Con qué?

–Faltas una semana al mes a clases, padeces inmensos dolores y una enfermedad que te debilita cada vez más y aún así eres de los mejores estudiantes del curso, prefecto, ayudas a Peter y también a los otros con sus trabajos… Si antes te admiraba, ahora te admiro más de lo que puedes imaginar.

Remus sintió como su corazón se hinchaba de orgullo ante esa declaración. Arya lo admiraba. Lo admiraba incluso antes de saber todo eso…

–Tengo el apoyo de mis amigos. No tienes idea de cómo se desviven James y Sirius para cubrirme en los trabajos, ponerme al día con la materia y ayudarme a sentirme mejor. Lo que no se esfuerzan por sus notas se esfuerzan por las mías…

–Ahora no sólo vas a tener su ayuda. Vas a tener la mía también. Tú me estás ayudando constantemente, no te voy a fallar en esto. Para algo soy tu amiga.

Remus le sonrió. Ella no podía ver más allá de eso en ese momento. Estaba seguro de que su capacidad deductiva la podía haber llevado a la siguiente conclusión lógica de su conversación: que ella era la chica. Pero ella no quería saber nada de eso…

Aunque le fuera difícil, él podía esperar.

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Esperaré, por ti

en un mundo que no es fácil de llevar, sin ti,

hasta que encuentres la razón para llegar, a mí.

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Eso ya era demasiado. Media tarde del primer día de clases y Lily todavía no había hablado con él. James miró disgustado a la pelirroja al otro lado de la clase de transfiguración.

–Señor Potter, desearía que pusiera atención a la exposición de sus compañeras.

–Lo lamento profesora.

James se obligó a mirar la exposición de Jessica y Arya sobre los animagos. Como si él no supiera nada sobre el tema… De repente reparó en la letra de Jessica en el cartel que utilizaba… Era un letra fácil de hacer.

Sonrió y sacó un pedazo de pergamino. Miró de nuevo la letra de Jessica y luego escribió una breve nota.

"Lily:

Podemos hablar en el aula de encantamientos antes de la cena? A las seis? Ahí te espero "

A la salida de la clase deslizó la nota en la mochila de Lily. No había firmado, pero seguro que la pelirroja creería que era letra de Jessica. Un cuarto para las seis se dirigió al aula de encantamientos y esperó. Ojalá la chica encontrara la nota…

Y la encontró. Lily se extrañó al verla al sacar sus cuadernos del bulto. Acababa de hablar con Jessica… y que extraño que no firmara. Se dirigió a la clase tras ver el reloj. Al entrar, escuchó la puerta cerrarse tras ella.

–Lily, que bien que viniste, estaba pensando que querías evitarme.

La chica se volvió sorprendida.

–James! Tú…?

–Veo que recibiste mi nota.

–Me engañaste?

–Yo? – preguntó James con una sonrisa inocente– no sé de que hablas…

Lily se dirigió hacia la puerta molesta.

–Parece que estás enojada, pero déjame hablarte. –le dijo James tomándola del brazo suavemente– Necesitamos hablar de lo que pasó. Me has estado evitando, esta era la única forma.

–No te he estado evitando –dijo la chica evadiendo su mirada – sólo no se ha dado la ocasión.

James la tomó de la barbilla y la hizo girarse para mirarlo.

–Lily, sé franca conmigo, por favor. Es todo lo que te pido.

La chica suspiró. Lo miró a los ojos y empezó a decir atropelladamente.

–Mira James, lo siento, lo que pasó… me dejé llevar por el momento, pero después…

James se alejó de ella.

–Oh vamos Lily, no me vas a salir con eso ahora. No me vas a decir que no sentiste nada, verdad? Yo también estaba ahí! No fue cualquier beso, te quiero, y sé que sientes algo…

–No lo sé! –gritó la chica – De acuerdo? No sé que es lo que siento. Necesito tiempo James.

El merodeador se volvió hacia ella. Tiempo! Más todavía? Cuánto llevaban postergando las cosas ya? Repitió lentamente.

–Tiempo?

–Sí, tiempo para pensar… tengo que pensar en esto, tengo que aclararme, ver que siento en realidad. Todo esto está pasando muy rápido y la verdad no sé qué quiero todavía. No quiero cometer un error.

–Lo nuestro no es un error Lily, y lo sabes. Has tenido todas las vacaciones para pensar en esto –dijo James conteniéndose, por primera vez hablando con Lily sentía su sangre bullir de furia– Por qué no puedes simplemente aceptarlo? Por qué tienes que hacerme esto? No soy un juego Lily!

–Por eso mismo he estado evitando hablar contigo! –dijo Lily enfadada – Sabía que no lo entenderías. Necesito un poco de tiempo nada más James. Y no quiero perder tu amistad mientras tanto. No sabes lo que significa para mí.

–No sé si pueda seguir haciendo esto –dijo James saliendo de la habitación con furia.

Lily miró la puerta cerrarse pensativa. No debía dejarlo ir… pero no se atrevía a seguirlo.

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Al día siguiente, Sirius entró a paso firme a la biblioteca y se detuvo un momento viendo a su alrededor. Finalmente encontró la chica castaña que estaba buscando. Se acercó a la mesa, puso una pila de libros frente a ella y se sentó.

–Qué demonios crees que haces Black? – dijo Marian al verlo dispuesto a abrir un libro.

–Vine a la biblioteca a sentarme en una mesa a estudiar. –respondió con tono resuelto abriendo el libro.

–Estudiar? –preguntó Marian incrédulamente recordando su último encuentro en la biblioteca– creí que habíamos acordado que no estabas capacitado para ello… o ni siquiera estás capacitado para entender eso?

–A veces te pasas Marian –dijo Sirius indiferentemente. Se había hecho el propósito de no dejarse afectar por los insultos de la chica– además, esto no es materia del colegio. Son archivos de casos de ataques y discriminación a los nacidos de muggles que pueden servirnos para la reunión de ahora más tarde.

–De verdad? – Marian no pudo evitar un poco de interés en la mirada que dirigió a los legajos de papel– cómo los conseguiste?

–Tengo mis contactos –dijo Sirius guiñándole un ojo y concentrándose en el libro que acababa de abrir. Marian necesitó todo su control mental para no sonrojarse, y sintió la furia nacer dentro de ella. Qué demonios sucedía recientemente con Sirius? Por qué ya no lo afectaba lo que ella decía? Por qué coqueteaba con ella como con cualquier otra sin importarle el resultado de sus movimientos en ella?

–Mira Black, si te estás metiendo en algo ilegal…

–Creo que en las bibliotecas no se puede hacer tanto ruido –respondió Sirius sin levantar la mirada. Marian lo fulminó y se preparaba para contestar algo hiriente cuando la bibliotecaria se hizo presente en el salón. Volvió a su tarea de Aritmancia. Sin embargo, no se pudo concentrar. Tenía la desagradable sensación de que Sirius no le quitaba la vista de encima. Levantó la vista lentamente, pero Sirius seguía concentrado en el libro. Cuando el chico levantó la mirada un momento Marian se precipitó a volver a sus deberes. Sirius sonrió y se quedó mirándola un largo rato… Era tan hermosa, si tan sólo lo dejara acercarse más a ella… Suspiró. Volvió al libro. Marian se atrevió a mirarlo de reojo de nuevo.

Elisa había entrado a la biblioteca minutos después de Sirius. No se había acercado a la mesa, ella no iba a interrumpir aquello, pero tampoco se lo iba a perder. Se metió sigilosamente entre los estantes. Estaba segura de que Marian no había notado su llegada. Al ver como se miraban alternativamente no pudo más que sonreír… se veían como una pareja de adolescentes enamorados tan normales…

Una media hora después Marian recogió sus cosas y se levantó.

–Ya casi es hora de la reunión –dijo mirando a Sirius fijamente. Este levantó la mirada del libro.

–Ya lo sé.

–Vas a llegar tarde si no te vas ya.

–Quieres que vaya contigo? –preguntó Sirius sonriendo de medio lado. La chica lo fulminó con la mirada, pero Sirius no cedió en la sonrisa.

–Sólo te avisaba.

Marian salió de la biblioteca y Sirius sonrió ampliamente. Claro que no llegaría tarde, Marian se ponía como una furia si alguien osaba atrasarse, tuviera o no una buena razón. Y si era él, peor aún… Pero bueno, él conocía caminos de los que ella no tenía ni idea. Sacó un pergamino en blanco del bolsillo de su túnica.

–Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

El mapa del merodeador se desplegó ante sus ojos. Siguió con atención el puntito correspondiente a Marian Nowak. Rápidamente trazó una ruta para llegar al mismo tiempo que ella a la oficina de la ACLS. Al mirar hacia la Torre de Astronomía algo llamó su atención. Tres puntos se alejaban de ese lugar rápidamente: Lucius Malfoy, Narcisa Black y Regulus Black.

–Esto no puede significar nada bueno… Travesura realizada.

El mapa se borró.

Sirius salió rápidamente de la biblioteca. Entró por cada uno de los pasadillos que había planeado utilizar. Desembocó frente a la oficina en el momento que Marian iba a abrir la puerta.

–Te dije que no llegaría tarde.

Marian lo miró sobresaltada y luego frunció el ceño.

–Me estás siguiendo?

–Qué ego tienes Nowak! Y todavía hablas del mío… no todo es sobre ti. Y hablando de mí… por qué quitaste el escudo de la puerta?

–No lo he quitado –dijo Marian mirando la puerta desnuda pensativa– supongo que se caería y quien haya estado aquí de último lo debe haber guardado dentro. Filch tal vez…

–No lo habías pegado con magia? –preguntó Sirius acercándose con cautela.

Marian no respondió, giró el pomo de la puerta, pero Sirius puso su mano sobre la de ella, evitando que empujara para abrirla.

–Qué demonios te pasa?

–No creo que debas abrir –dijo con un repentino presentimiento.

–Puedo saber por qué tienes esa creencia tan disparatada?

–Confía en mí.

–Confiar en ti? – Marian sonrió con burla sin creerle y abrió la puerta.

Todo sucedió muy rápido. Sirius la vio abrir mucho los ojos y sacar su varita. El chico vio al otro lado de la puerta y también sintió su sangre helarse. Una gran serpiente negra estaba en posición de ataque. Cuando ella levantó la varita la serpiente saltó sorprendiéndola.

Rápidamente, Sirius tomó a Marian de los hombros y la hizo apartarse de la entrada. La serpiente había saltado justo al lugar donde ella había estado. A pesar de la rápida reacción del merodeador, el reptil había logrado arañar a Marian en un brazo.

–Estás bien? –preguntó Sirius asustado mirando la línea de sangre en el brazo de la chica.

–Sí, de dónde salió eso? –preguntó Marian asustada y levantando su varita hacia la serpiente que parecía dispuesta a atacar de nuevo gritó– Petrificus totalus!

El reptil cayó petrificado a sus pies.

–Es una serpiente de ataque. Mi tío tiene un criadero. –contestó Sirius con voz grave – Atacan al ver extraños, más si estos van a atacarlos con la varita. Pueden saltar muy lejos… y son venenosas –dijo Sirius mirándola con asco.

–Cómo sabías que eso iba a pasar?

–No sabía que iba a pasar. Vi a mi hermano, mi prima y Malfoy venir de esta dirección –explicó Sirius al fin– tuve una corazonada, eso es todo. Deberías ir donde Madame Pomfrey a que vea eso. – añadió el chico señalando la línea de sangre que bajaba por su brazo.

–Es sólo un rasguño –repitió la chica.

–Es un rasguño de una serpiente venenosa.

–Hay que avisar a Dumbledore – dijo Marian– esto no es nada…

–Déjame verlo –Sirius la tomó del brazo, Marian trató de retroceder– no seas chiquilla.

Sirius le dio un toque con la varita y la vendó con su pañuelo. En ese momento llegaron James, Remus, Lily y Arya, que se dirigían a la reunión.

–Qué pasó? –preguntó Lily alarmada al ver a Sirius vendando a Marian y la pequeña línea de sangre en el brazo de ésta. Arya retrocedió asustada ante la serpiente petrificada. James y Remus sacaron sus varitas rápidamente.

Marian les explicó lo que había pasado.

–Hay que avisar a Dumbledore –dijo Remus inmediatamente– yo iré.

–Voy contigo.

Remus y Lily, los dos prefectos, desaparecieron rumbo a la oficina del director.

–Tal vez no sea prudente entrar a la oficina –dijo Arya vagamente, pero James, Sirius y Marian ya estaban dentro. No había señales de más serpientes, pero el escudo de la ACLS estaba en el suelo, arrugado y manchado, aparentemente.

–Creo que deberás dibujar otro –dijo Marian levantándolo. Sirius se acercó a verlo y su rostro se puso totalmente pálido. Otro dibujo se distinguía claramente sobre el escudo. Era el dibujo de una calavera con una serpiente saltando de la boca…

–Padfoot, qué pasa? –preguntó James acercándose rápidamente. Marian se volvió y vio la repentina palidez de Sirius. Finalmente el moreno habló.

–Es el mismo dibujo que venía en la amenaza de muerte de Alphard…

James y Arya lo miraron asustados. La chica le puso una mano en el hombro que Sirius se apresuró a estrechar con fuerza. Marian no sabía de qué hablaban, pero las palabras de Sirius habían sido bastante tétricas como para que se reflejara también en su rostro la preocupación.

El profesor Dumbledore no tardó en llegar. Sirius y Marian le comunicaron lo sucedido y además Sirius lo puso al tanto de donde conocía ese extraño símbolo. Dumbledore asintió. No le era desconocido a él tampoco.

–Creo, señorita Nowak, que debería ir a la enfermería a que Madame Pomfrey le revise esa herida. Supongo que al señor Black no le molestará acompañarla.

Marian se dirigió de mala gana a la puerta sin protestar. Sirius habría jurado que Dumbledore le hacía un guiño de complicidad al salir de la habitación siguiendo a la chica.

–Dices que tu tío cría esas cosas? –preguntó la muchacha bruscamente tras caminar un largo rato en silencio.

–Así es –dijo Sirius adoptando un aire serio nuevamente.

–Y viste a tu prima cerca de la oficina?

–Bueno… digamos que sé que estuvo por ahí.

–Cómo?

–Un merodeador no puede decir todos sus secretos…

Marian lo fulminó con la mirada y entró a la enfermería. Sirius entró tras ella sonriendo levemente. Había descubierto que Marian hablaba con él sólo en dos circunstancias: cosas relacionadas con la ACLS o su conocimiento sobre el tema y cuando se comportaba como alguien normal y corriente sin pretender impresionarla. Sin embargo, era muy divertido ver su reacción ante cualquier comentario arrogante de su parte.

Esperó paciente, algo aparte y en silencio, a que la enfermera examinara la herida y aplicara una pomada especial a la chica.

–Espera aquí. Voy a traerte un poco más de poción para que la lleves contigo y te pongas más en la noche.

Cuando Madame Pomfrey desapareció, Sirius se acercó a ella.

–Tienes que tener cuidado.

–Con qué? –preguntó Marian con brusquedad.

–Eso fue una amenaza muy directa.

–Que listo eres… creo que es un poco obvio que era una amenaza.

–Y tienes que tomarla en cuenta.

–Sólo están tratando de intimidarnos, pero a mí no me intimidan tan fácilmente. Acaso te estás acobardando, Black?

–No, pero debes tener cuidado. –insistió Sirius– Me parece muy bien que no te intimiden, pero no que actúes como si nada hubiese pasado. Esa serpiente pudo herirte gravemente…

–Pero tú estuviste ahí para salvarme… a eso quieres llegar? – lo interrumpió Marian algo incómoda ante la intensa mirada preocupada de Sirius.

–Mi tío recibió una amenaza de muerte con ese símbolo y medio Departamento de Seguridad del Ministerio Francés se puso en movimiento. –dijo Sirius ignorando el comentario de Marian– Prométeme que vas a tener cuidado.

–Por favor Black, no creo que tú…

–Prométemelo. –dijo Sirius cortante.

–No veo porqué deba prometerte a ti nada.

–De acuerdo –dijo Sirius saliendo de la enfermería. Marian se mordió un labio y se tapó la cara con las manos en un ademán de reproche a sí misma. Debió haberle agradecido que la apartara del camino de la serpiente, por lo menos. Realmente parecía preocupado por ella. Suspiró brevemente bajando las manos y mirando a su alrededor. No habría mentido el día de Navidad al decirle que le gustaba? Podía realmente Sirius Black querer algo serio con ella?

Mejor no pensar en ello.

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Tras un largo rato de comentar lo sucedido en la oficina de la ACLS los merodeadores finalmente se fueron a acostar. Remus y Peter se durmieron casi enseguida, pero James seguía dándole vueltas a lo sucedido con Lily el día anterior.

–Prongs? Insomnio de nuevo? – preguntó la voz de Sirius.

–Se puede decir…

–Hablaste con Lily? Ayer dijiste que tenías algo que contarme, pero con todo lo que sucedió hoy…

–Sí, se puede decir que hablé con ella. Tuvimos una… pequeña discusión.

Momentos después James le había narrado todo lo sucedido a Sirius en un continuo susurro para no despertar a sus amigos.

–Me parece que hiciste bien –dijo Sirius– tú no quieres ser su amigo y toda esta farsa es demasiado para cualquiera.

–Le prometí ser su amigo después del baile.

–Bueno… parece que prometiste algo que no puedes cumplir.

–No me estás animando –le dijo James mirándolo con el ceño fruncido.

–Lo siento Prongs, sólo me pongo en tu lugar. Yo no podría ser sólo amigo de Marian, ni siquiera me interesa. Tal vez tú puedes hacerlo, pero creo que deberías dejárselo bien claro.

–Aún más?

–Bueno, si está tan claro y ella no reacciona… No quiero verte así por ella. Tú no has hecho nada malo, es ella la que tiene que decidirse de una buena vez!

–No voy a darle un ultimátum.

–No te estoy diciendo que le des un ultimátum. Si ella quiere tiempo que lo tenga… Lo que te estoy diciendo es que le dejes las cosas claras de una vez.

James miró pensativo a su amigo y luego asintió. Sirius le dio una palmada afectuosa en la espalda y se fue a acostar.

Mientras Sirius lograba dormir plácidamente, James continuó pensando. Él no podía darle un ultimátum a Lily, después de todo, tal vez era cierto, tal vez necesitaba más tiempo… ¡Y él ya llevaba años esperando porque su sueño se hiciera realidad! Ella encontraría la razón para buscarlo, para acercarse a él… Pero su amigo tenía razón. No era justo para él como estaban en ese momento, después de todo, él no sólo no quería ser su amigo… no podía.

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Yo cuidaré cada minuto de tu vida

y por las noches en sueños vendré

eres la luz de mi voluntad

serás el sueño que ya llegará.

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Dos días después de lo sucedido, Sirius estaba en la habitación con James, Peter y Remus.

–Otra broma a los Slytherin? – dijo Remus– no creen que nos estamos pasando un poco?

–Vamos Moony… –replicó James– sabemos que ellos son los que pusieron esa serpiente en la oficina, y la charla de Dumbledore en el desayuno no va a cambiar nada.

James hacía referencia al largo y serio discurso que Dumbledore había dirigido a todo el alumnado por lo sucedido.

Sirius estaba un poco aparte mirando el mapa del merodeador. De repente algo llamó su atención en la Torre de Astronomía.

–No puedo creerlo… –murmuró, luego se levantó y tomó algunos libros de los que estaban a los pies a su cama, correspondientes a los archivos que un amigo de su tío le había proporcionado, los mismos que había estado revisando frente a Marian el otro día– Prongs, puedo tomar tu capa? No me esperen, no creo volver temprano.

Sus amigos no lo interrogaron, estaban seguros que les explicaría todo al regresar.

Sirius se dirigió a la Torre algo indignado. Con todo lo que le había dicho y ahí estaba ella, sola, a esas horas de la noche, en la insegura Torre de Astronomía.

Cuando llegó a la oficina ni siquiera se molestó en llamar. Abrió la puerta y se dirigió hacia el sillón que había en una esquina, se sentó, abrió un libro y puso el mapa del merodeador a su lado.

Marian lo miró sorprendida desde el otro lado del escritorio. Le había dado un susto de muerte al abrir la puerta, y luego la estupefacción no le había permitido decir nada. Finalmente la indignación habló primero.

–Qué demonios crees que haces aquí, Black!

–Hola Nowak… vine a revisar estos documentos y dejar aquí las notas de una vez.

Sirius la miró con una sonrisa de saludo carente de toda arrogancia. Notó con asombro que la chica estaba muy abrigada. Poco a poco empezó a sentir el frío que hacía en la Torre.

–Y por qué tenías que venir a hacerlo aquí y no quedarte en tu Sala Común o en la biblioteca?

–Tenía entendido que todos los miembros podíamos trabajar en la oficina. Tú estás aquí.

–Si estás aquí sólo para molestarme por lo del otro día…

–No, no vine a decirte que es una imprudencia que estés aquí sola después de la amenaza y que deberías darle más importancia. Pero ya que lo mencionas…

Había ido hasta la Torre sólo para regañarla? Marian sintió que la sangre le hervía.

–Pues vas a revisarlas a otro lado!

La chica se puso de pie y se acercó a él, le quitó los libros y se acercó a la puerta.

–Fuera de aquí, Black! Ve a buscar alguien más a quien molestar!

–Todos podemos tener acceso a la oficina…

–Menos tú! Largo de aquí!

Marian estaba muy exaltada. Sirius suspiró brevemente, recogió el mapa y la capa y salió de la oficina. La chica dio un portazo.

Sirius se sentó en el duro piso de piedra y se cubrió con la capa. Había ido hasta allí para asegurarse de que nada le pasara y nada le pasaría.

Ya muy tarde escuchó de nuevo movimiento en la oficina. La puerta se abrió y Marian salió sigilosamente, mirando hacia ambos lados, para asegurarse de que Filch no estuviera cerca.

–Miren quien está aquí… la gran Marian Nowak quebrando las leyes del colegio.

Marian se volvió varita en mano y Sirius se descubrió soltando la risa. A penas logró murmurar un protego para evitar todas las maldiciones que la chica le mandó.

–Eres un grandísimo imbécil Black! Voy a…!

–Shhhhhh! –dijo Sirius alarmado– Filch está en el piso de abajo, vamos a tenerlo aquí en un momento con tus gritos.

–No me voy a quedar a esperarlo por un idiota como tú.

Marian empezó a alejarse, Sirius dirigió su vista al mapa, él y Marian, junto con los fantasmas, Peeves, Filch y la Señora Norris, parecían ser los únicos seres en movimiento en el castillo.

–Espera –dijo Sirius acercándose a ella– te llevo. No querrás que Filch o la señora Norris te encuentren.

–Nunca lo han hecho.

–Vamos –dijo Sirius extendiendo la capa de James– si nos tapa a nosotros cuatro, basta para nosotros dos.

Sin preguntarle nada la cubrió con la capa y entró por un pasillo que a Marian le era totalmente desconocido.

–Hacia donde crees que vas? –le preguntó Marian en tono molesto.

–No te estoy secuestrando –dijo Sirius sonriendo– sólo te llevo por un camino más rápido que ese ridículo rodeo que sueles dar… y en el que no tendremos que toparnos con Filch.

En menos de diez minutos estaban frente a la Sala Común del Ravenclaw. Sirius la descubrió de la capa, pero no se hizo visible. Marian no supo si todavía estaba cerca para agradecerle, así que suspiró y entró a la Sala Común. Sirius sonrió ante el suspiro. No se fue hasta que el retrato que cubría la entrada de la Sala se había cerrado.

Dos noches después, revisando el mapa supo que la chica volvía a estar en la Torre. Se dirigió hacia ella inmediatamente. La puerta de la oficina estaba con llave.

–Marian, soy yo. Déjame entrar.

–Qué quieres? –contestó la voz de la chica adentro de mala gana.

–Me quitaste los libros la vez pasada. Quiero continuar revisando los datos.

La puerta se abrió, Sirius iba a entrar pero Marian le impidió el paso poniéndole los legajos contra el pecho.

–Ahí tienes Black.

–Gracias Nowak… paso por ti para llevarte a la sala común.

–No.

La chica cerró la puerta, pero Sirius le gritó la respuesta.

–No era una pregunta!

Cuando más tarde, cerca de la medianoche Marian iba a salir de la oficina Sirius la estaba esperando.

–Black te dije que no…

–Shhhhhhhhh! – Sirius le tapó la boca y pasó la capa por encima de ella. En ese momento apareció al otro extremo del pasillo Filch con la señora Norris. El conserje avanzó hacia ellos pero Sirius logró evadirlo y guió a Marian por otro camino a la sala común de Ravenclaw. Tuvieron que apresurarse porque la señora Norris aunque no podía verlos los estaba siguiendo.

Finalmente lograron dejarla perdida y llegaron a la entrada de la sala común. Sirius apartó la capa para que Marian entrara a la sala. La chica lo miró algo incómoda. Odiaba tener que darle las gracias por algo, así que empezó de otra forma.

–Black, no necesito que me protejas, no tienes que hacer esto. Yo… – empezó a decir la chica con tono de mando, pero Sirius le puso un dedo en los labios y dijo:

–Quiero hacerlo Marian. Nos vemos mañana.

Sirius desapareció bajo la capa y se alejó antes de que la chica replicara. Era la única forma… ser más rápido que ella y no hacerle caso a sus insultos. Tal vez era momento del siguiente paso…

La próxima vez que Marian decidió trabajar hasta tarde en la Torre, Sirius se dirigió a ella con paso decidido y todos los libros en la mochila. Llamó a la puerta y al probar el cerrojo vio que estaba abierto. Entró y miró a Marian, quien levantó la vista ante el ruido. Le sonrió y saludó:

–Hola Nowak… vas a echarme hoy también?

–Qué estás haciendo aquí de nuevo? –preguntó Marian con tono cansado más que enojado.

–Aún me quedan documentos por revisar… – se excusó Sirius enseñándole los legajos que llevaba.

Marian lo miró un momento evaluando si mandarlo a volar de nuevo, pero solo frunció el ceño y dijo de mal modo.

–Haz lo que te dé la gana.

Sirius sonrió y se dirigió al sillón, donde se acomodó rápidamente y se concentró en las páginas del libro sin replicar. Marian se mordió el labio con impaciencia. Podía discutir con él hasta sacarlo de ahí, pero la verdad, no tenía razones suficientes para hacer eso. Además, ya no tenía que pasar totalmente sola la fría noche, y aunque se cortaría la venas antes de admitirlo, se sentía más segura con Sirius ahí.

No intercambiaron más palabras el resto del tiempo. Marian sonrió al ver a Sirius casi dormido sobre el libro. Estaba titiritando un poco. Estaban en pleno invierno y a él se le ocurría salir de noche sin más que ese delgado abrigo…

–Ya me voy –dijo Marian acercándose a la puerta– cierras al salir.

–Te acompaño.

Casi no hablaron más que para intercambiar unos cuantos sarcasmos, pero el ambiente era cada vez de mayor confianza. Dos días después, cuando vio que la chica estaba aún a las once en la Torre, subió y se encontró un almohadón en el sillón. No podía decir si estaba ahí por casualidad o si la chica lo había dejado a propósito. Días después, cuando volvió a la oficina, encontró una cobija como la que la misma Marian utilizaba mientras estaba en la oficina. Miró a Marian para agradecerle pero la chica ni siquiera levantó la mirada hacia él.

Se acercaba la fecha que tenían prevista para que Dumbledore revisara el borrador del documento que presentarían en la manifestación, y esa noche Marian estaba revisando todo lo que habían redactado.

–Te estás poniendo histérica. Llevamos tiempo en esto, está bien… –le dijo Sirius cuando a medianoche Marian empezó a revisar de nuevo todo el documento.

–Que tú seas un conformista no significa que el resto lo seamos. Esto va a quedar perfecto, y si sólo vas a molestar, puedes irte; de por sí aquí no estás haciendo absolutamente nada más que estorbar.

Sirius rodó los ojos. Ya se había acostumbrado demasiado a ella. Sabía que esas palabras simplemente querían decir que estaba muy nerviosa. Siguió concentrado en su lectura, esa noche mucho más interesante que de costumbre: "Equipos de Quiddicth de Europa". Se había acomodado en el sillón y cubierto con la cobija.

Le estaba costando demasiado no quedarse dormido. Ya eran casi las cuatro y media de la mañana. Un golpe proveniente del escritorio lo hizo levantar la vista. Marian había caído dormida sobre los papeles y había botado un tarrito de tinta.

Sirius sonrió al verla. Estaba simplemente agotada, tenía todo el día en la oficina revisando una y otra vez la propuesta. Se acercó a ella y la cobijó suavemente, con cuidado de no despertarla. Se sentó sobre el escritorio, limitándose a mirarla… se veía tan linda, tan tranquila… con delicadeza corrió unos colochos que caían sobre sus ojos. Nadie habría dicho viéndola en ese momento que tenía ese carácter de los once mil demonios que a fin de cuentas a él tanto le gustaba, preferiblemente si no lo dirigía hacia él…

En ese momento, un sonido llamó su atención desde la ventana. Se volvió para ver una lechuza que llamaba tocando el vidrio. Sirius dudó un momento, podía ser una trampa. Se acercó con cautela. La lechuza llevaba un escudo colgado al cuello.

–Lumus – murmuró para ver a través de la oscuridad. Lanzó una exclamación ahogada y abrió la ventana. Abrió la carta y la leyó rápidamente. Oyó movimiento detrás de él.

Marian se había despertado al oír abrirse la ventana. Abrigándose con la cobija se incorporó para ver a Sirius que tenía un sobre en la mano y temblaba ligeramente.

–Black, qué… –no pudo seguir la pregunta. Sirius cayó de rodillas y cerró los puños con mucha fuerza arrugando el papel y enterrándose las uñas en la piel. Un sollozo ahogado salió de su pecho. Marian se precipitó a arrodillarse a su lado olvidándose de toda frialdad–Por Merlín, Sirius, qué pasa!

El chico no respondió, sólo se volvió, la abrazó con fuerza y empezó a llorar en su hombro desconsoladamente.

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Una historia de amor

el camino se abrirá así

no hay diamantes solo paz…

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¿Qué les pareció?

Espero sus reviews con ansias, esta vez espero no durar tanto en actualizar, ya les dije que espero terminar la historia este mes.

Estoy muy emocionada por sus reviews. ¡No podía creerlo cuando los conté! Ahora sí, los contesto uno por uno:

Dani: que bien que estés de vuelta. Arya es algo cerrada para lo que no quiere ver, o mejor dicho, lo que no sabe que quiere ver. ¡Sirius es el mejor! Ay pobre Marian que casi todos la odian… tal vez deba escribir su historia por aparte. Saludos desde Costa Rica.

DeboBlack: me alegra que te gustara tanto la historia, sí, fue duro hasta para mi separar a Sirius y Arya porque resultaron ser una pareja genial, pero así tenía que ser. ¿Tienen MSN? Puedo agregarte. Saludos.

Paz: Me gustó mucho tu review, al menos mi retraso significó que me escribieras unas cuantas líneas. Lamento muchísimo haberme atrasado, espero que te guste como siguió, ya arriba verás toda la explicación de porqué no había publicado… espero seguir sabiendo de ti.

VanesaRiddley: sí, Marian tal vez se pasa un poco, pero la verdad es que todas podemos ser así de testarudas alguna vez, claro, no se como se resiste a Sirius, pero lo hace. Me alegra que te gustara como quedó la declaración del chico y lo de Lily y James, pero lamento no haber actualizado rápido. Espero que hayas tenido felices fiestas también. Nos vemos.

Helen Black Potter: Me alegra que te gustara el capítulo, pero no… las cosas no son tan fáciles para Moony y Arya. ¿Sirius será realmente feliz en algún momento? Cualquier diría que JK no estaba muy de acuerdo con eso. El orgullo es lo mayor que tienen las chicas de este fic…

Laura: me alegra que te gustara la historia. Tienes razón con lo de que James debe enojarse, ya tenía pensado un poco este chap pero tu review me ayudó un poco a decidirme. Claro, tal vez James debería enojarse mucho más, pero no va con la personalidad que le he dado en el fic. Gracias por la sugerencia y has más cuando quieras que las tomaré en cuenta. Lamento el atraso.

Deina Black: No te preocupes, lo que realmente importa es que me dejaste un review ahora y espero que lo hagas cuando tengas oportunidad. Que lindo que Marian te caiga bien, ya me da lástima la pobre, todos la odian. Me alegra que te gusten las parejas como van. Nos vemos.

Sara Riddle: Sí, el pasado anterior estuvo muy balanceado, este lastimosamente no, creo que dejé un poco (bueno, vale, mucho) por fuera a Lily y James, pero es que no entraba…

Blackiegirl: ¡Hola! Gracias por el halago, lo del muérdago mágico me hizo mucha gracia, me alegra que te gustara. Lamento el retraso.

Sailor Alluminem Siren: me alegra que te gustara, solo hay que seguir leyendo para ver como van a resultar las cosas… claro, espero publicar más seguido para que puedas hacerlo. Y me alegra que te pareciera romántico y bonito a la vez.

Amsp14: bueno, ya te pusiste al día con los reviews. ¡Claro que Sirius es todo un Gryffindor! Me alegra que te siga gustando tanto la historia, y que este chap te guste a pesar de todo lo que me costó escribirlo…

Fabisa: ¡Hola! Tienes razón, no se me ocurrió usar esa canción, y eso que la cantan en Love Actually y es una de mis canciones favoritas. La verdad me lo pensé mucho para poner una y ninguna calzaba… Nos vemos y espero que lo hayas pasado muy bien.

Aiosami: ¿cuál canción sería la que escuchabas? Jaja, sí, alguna gente odia a Marian, pero todas tenemos un poco de ella, creo que te lo he comentado. Tal vez te agrade, tal vez no… ya veremos. Sí, fue un beso lindo el de esos dos… veremos como sigue su relación. Arya y Remus van en camino. Nos vemos wapa.

Carol Lovegood: te apoyo 100x100¡Sirius es el mejor! Y me alegra que te gustara la escena. Sí, lo subí rápido, pero para este me tardé demasiado. Quería hacer el chap en especial para navidad, así que me alegra que te gustara. ¡Nos vemos!

Ely-Barchu: Me alegra que te gustara, espero que a pesar del atraso sigas leyendo.

Angie Crowe: ¡Me alegra que te gustara el regalo de navidad! Adelante con los song fics si es lo que te va, si ocupas alguna ayuda, sólo dímelo. Saludos de Costa Rica. Bye.

Julieta Black Potter: Me alegra que te gustara, me encantan las partes de Sirius y Marian, y bueno, la chica ES humana, en algún momento tenía que demostrarlo. Que bien que te gustaran los besos. Arya puede ser muy lista pero con esto está siendo especialmente cerrada. A mi me gustó como quedó la familia de los chicos, que dicha que a ti también. Espero que hayas tenido felices fiestas.

Andreina: ¡Hola! Gracias, en esta historia las partes de JL no me quedan tan bien, así que me alegra que te gustara como quedó lo del beso. Sí, es una lástima por Arya, pero ya lo va a aceptando… no le queda otra. Perdona el retraso. ¡Nos vemos!

Whiteta Potter Evans: me alegra que te gustara, pensé en usarlo para Lily y James, pero creo que Sirius necesitaba más la ayuda… Remus va pasito a pasito, veremos que pasa. Lamento no haber publicado pronto…

Anahi1176: ¡perdona si no he pasado por tu historia todavía! Con todo lo de las fiestas se me olvidó y hasta ahora leo el review de nuevo. ¡Gracias, me alegra que te guste!

Rocio: Ha habido algo de Remus y Arya en este chap. Ya me dirás qué te pareció Marian en este. Sigue leyendo!

Álgida: ¡Me alegra que te gustara! Ha sido de mis capítulos favoritos de escribir, así que me alegra que les gustara, parece que fue un buen regalo de navidad para mis queridos lectores. Para reyes no puse chap nuevo, pero cerca publiqué En el expreso de Hogwarts. ¡Feliz año para ti también!

Tsu-chan: ¡Hola! Me ha emocionado mucho tu review, me alegra que te gustara tantísimo. Bienvenida a mis historias, espero verte de verdad en otras, y también que te haya ido bien en el examen de filosofía… Me alegra que te guste como describo los sentimientos, y no te preocupes por Remus, habemos muchas dispuestas a cuidarlo y mimarlo… Espero que sigas riendo y aunque no es la idea "sufriendo" con mi fic. Has tenido suerte, eres quien menos ha tenido que esperar la actualización.

Ishtar Black: Me alegra que te haya gustado tanto el capítulo. No he continuado pronto, pero espero que te gustara.

Trixi Black: Me alegra que te gustara, ese es MI Sirius…

Nariko: ¡Hola¡Qué bien que te hayas encontrado mi fic! Tengo otro de los merodeadores en esta época aunque empieza antes del cole, bueno, es sobre Sirius sobre todo, se llama Mi vida a través del velo. Me alegra que te gustara. Marian no es de piedra, ya en este capítulo se ve que la afectado un poco… pero sí, son tres besos y aún no ha cedido del todo… A mi antes casi no me gustaba la pareja LJ, pero les he tomado cariño en mis historias, es que salen tan naturales… Lo de Remus ya vendrá… No conozco ese libro que me mencionaste¿de qué es? El nombre Arya lo tomé en realidad del autor de un libro de matemáticas de mi hermana. Me gustó como sonaba. Espero que hayas visto el nuevo capi y me dejes un review!

Hermy: Me alegra que te guste esa canción, y es cierto, le sirve a las dos chicas. No te preocupes por la tardanza¡lo importante es que volviste!

Natalia: Hola! Me alegra mucho que te guste el fic, y ya seguí, espero que te gustaran las escenas de Sirius y Marian.

FrandPBL: Hola! Me gusta el significado de tu nick! Solo llegó uno de los reviews, tranquila. Me alegra que te guste la historia, a mi también me encantan las de merodeadores. Alphard es de JK Rowling, pero no ha dicho quien era y da la impresión de que era un Black. Lo nombran en el capítulo 6 del quinto libro si no me equivoco, en el que Sirius le explica lo de su familia a Harry, es el que le heredó el dinero que le permitió independizarse. En cuanto al número de capítulos faltan aproximadamente 4 para terminar.

DeW: Hola! Me alegra que te guste, ya seguí al fin...

Marisa Black: Me alegra que te guste el fic, a mi me dolió separar a Sirius y Arya, eran una pareja preciosa, pero que se puede hacer. En cuanto a Marian, bueno, es muy terca, pero me dirás si en este chap todavía crees que sigue todo igual entre ellos. Ya actualicé, perdón por la espera.

El próximo capítulo ya está escrito y beteado, así que espero poder publicarlo la otra semana, para no hacerlos esperar tanto. Se llama "No quiero ser más tu amigo".

Besos desde Costa Rica

Sara Fénix Black