¡Hola!

Sé que voy muy lento con la historia, pero esta actualización es especial.

No sé si se han dado cuenta, pero gracias a ustedes, mis queridísimos lectores¡HEMOS PASADO LOS 200 REVIEWS! No puedo más que agradecérselos, y pensando como podría hacerlo, decidí hacer este capítulo extra que no formaba parte del esquema de la historia. Sabía lo que pasaba pero no había pensado escribirlo hasta ahora. Tal vez como celebración sea algo triste, pero puesto que en el capítulo anterior salió tan poco y es en definitiva mi personaje favorito (y se que el de muchos de ustedes), este capítulo está dedicado al viaje de Sirius a Francia.

No es un capítulo significativo en la historia, sin él puede entenderse perfectamente la trama de "Esa chica es mía", pero puede ser importante en el caso de que me anime a escribir la secuela de esta historia.

Este capítulo lo dedico con todo cariño a todos mis reviewrs, a mi hermana quien es la principal propulsora de la historia, a mi beta Andrea, quien siempre consigue un momento para betear y a mi amiga Georgina, quien me ofreció esta canción para escribirla y me la tradujo.

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With you in your dreams

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Sirius abrió los ojos cuando el carro se detuvo frente a la mansión de Alphard Carter en Francia. Le habían enviado una limusina para recogerlo. Todo era como un mal sueño. No había dormido casi nada, pero el agotamiento por las emociones durante esa madrugada lo había vencido.

Si al menos al abrir los ojos y entrar a la mansión le dijeran que todo era un error… Que su tío estaba ahí esperándolo, que no se había ido todavía… que aquel abrazo de las últimas navidades no había sido un adiós definitivo…

Pero sabía que no sería así.

Al entrar en la mansión lo sobrecogió el silencio y la oscuridad que había en ella. Un mayordomo se acercó a él con respeto. Sirius lo conocía, era el hombre de confianza de su tío.

– Señor Black, lo esperan en la biblioteca.

– Gracias Saúl – le dijo Sirius dirigiéndose a las amplias escaleras.

– Y señor Black… mi más sentido pésame por la muerte de su tío.

– No tienes que decirlo. Sé que tú también lo querías mucho.

Sirius le sonrió al afligido hombre y subió las escaleras rápidamente. Dobló a la izquierda y abrió la puerta de roble que daba la entrada a la biblioteca.

– ¡Sirius!

Inmediatamente se encontró con su prima abrazada a su cuello llorando. La abrazó y cerró los ojos con un nudo en la garganta.

– Andy… ya estoy aquí. Tranquila.

– ¡Oh Sirius, fue tan horrible, yo…!

– Shh… – Sirius la meció suavemente. La chica se calmó poco a poco, hasta que se separó de él con una sonrisa de disculpa.

– Lo siento, es que estoy muy trastornada –dijo secándose los ojos, Sirius le tendió uno de sus pañuelos – Gracias. ¡Qué mal educada soy! Ven, tengo que presentarte a mi mejor amiga.

Sirius se dio cuenta entonces de la presencia de la otra chica en el salón. Tenía el cabello castaño oscuro por encima de los hombros y unos impresionantes ojos que con la luz de la mañana que entraba en ese momento por la ventana se veían color ámbar. Estaba cerca de la biblioteca del fondo, se había alejado un poco para darles algo de privacidad.

– Ella es Sara Blackburn. Él es mi primo, Sirius Black.

– Es un placer conocerlo finalmente – dijo la chica dándole la mano con una sonrisa cortés

– Lamento que sea para esta ocasión en especial.

– Siempre es un placer conocer a otra renegada por la causa – dijo Sirius sonriendo a su vez – es bueno saber que Andy y yo no somos las únicas ovejas negras de las grandes familias sangre limpia.

– Sí, creo que entro perfectamente dentro de la categoría, además de ser traidora directa del nombre de mi familia al relacionarme con los Black y dejar mi país de origen para vivir con una familia de traidores de la sangre.

– Tenemos mucho en común – dijo Sirius – espero que podamos hablar más luego. De momento tengo algunos asuntos de los cuales ocuparme. Andy, tengo que ir a la oficina de Alphard, el abogado quiere el original del testamento.

– ¿Vas a encargarte de todo eso? – preguntó Andrómeda – Saúl podría…

– No – dijo Sirius – Alphard habría querido que me hiciera cargo de esto. Además, ya hablé con el señor Hower y…

– ¿Roland Hower? – preguntó Sara – ¿el ministro de seguridad?

– Sí – dijo Sirius – hablé con él apenas llegué al Ministerio. Se encargará de la seguridad del traslado del cuerpo de Alphard a Inglaterra.

– Creí que el gobierno pelearía por conservar el cuerpo en Francia – dijo Sara – después de todo, su gran labor la ha realizado aquí.

– No – dijo Sirius bruscamente – no voy a dejar el cuerpo de mi tío en otro país. Él tiene su bóveda en Inglaterra y ahí irá, quiera lo que quiera el gobierno. Andy¿cuál es la clave ahora?

– No la ha cambiado Paddy – contestó Andrómeda – dijo que no la cambiaría hasta que te avisara la nueva…

– Bien. ¿Te quedas con Sara?

– ¿No necesitas ayuda?

– No, no quiero que te preocupes por nada – Sirius le dio un beso en la frente y se dirigió hacia la puerta.

– Paddy…

– ¿Sí, Andy? – preguntó volviéndose.

– ¿Ya lo viste?

– ¿Qué cosa?

– A Alphard.

– No.

Sirius no esperó réplica y salió del cuarto. Se dirigió al despacho de su tío. Dio la clave y entró a buscar los papeles que necesitaba. Cuando abrió la caja fuerte para tomar el testamento encontró un sobre. Un sobre dirigido a él.

"Sirius Black. S.M"

El chico sintió un nudo en la garganta antes de tomarlo. Su tío sabía que él la encontraría personalmente. Sabía que el se encargaría de todo. Cerró los ojos, tomó el sobre y lo abrió.

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If I´m gone when you wake up please don´t cry (Si ya me he ido cuando despiertes por favor no llores)

And if I´m gone when you wake up it´s not goodbye (Y si ya me he ido cuando despiertes no es un adiós)

Don´t look back at this time as a time of heartbreak and distress (No recuerdes este tiempo como un tiempo de dolor y sufrimiento)

Remember me, remember me, ´cause I´ll be with you in your dreams (Recuérdame, recuérdame, porque yo estaré contigo en tus sueños)

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– Señor Black. Lo busca el señor DuBois.

Sirius se volvió para ver al mayordomo y asintió. Tomó los papeles y bajó a la sala donde lo esperaba el abogado de su tío.

Era un mago alto, tenía poco cabello, el que le quedaba era de un color rubio arena, y los ojos eran claros. Había conocido a Sirius minutos antes en el Ministerio francés, y el chico le había dicho que lo atendería en la casa. Algo impresionado había accedido.

– Señor DuBois, perdone la molestia de hacerlo venir hasta acá – dijo Sirius entrando al salón – pero tengo poco tiempo en el país, y preferiría dejar las cosas resueltas. Aquí están los papeles que me pidió.

El mago estaba bastante sorprendido por la madurez y seguridad con las que hablaba ese chico de apenas 16 años, y empezó a entender las indicaciones de su cliente que en su momento le habían parecido algo descabelladas.

– El señor Carter me dijo que confiaba plenamente en su criterio, señor Black, así que me veo obligado por mi palabra a seguir las indicaciones que usted considere pertinentes.

Procedió a explicarle un montón de documentos legales. Sirius asentía de vez en cuando, su tío le había explicado la mayor parte de esas cosas el último día en casa de los Potter. Sonrió un momento pensando en la cara que haría la gente de Hogwarts si lo vieran en ese momento.

James le preguntaría si se sentía bien al verlo tan serio y responsable. Remus lo felicitaría y le daría un pequeño sermón sobre que él tiene la capacidad para ser todo un hombre de negocios. Peter lo admiraría unos cuantos puntos más. Marian… Marian se sorprendería. Sí, se sorprendería muchísimo. Y tal vez hasta se sentiría admirada. Su sonrisa se hizo un poco más pronunciada, pero desapareció de golpe ante las últimas palabras del abogado.

– Y ahora que usted está aquí el gobierno lo está preparando todo para realizar el entierro cuanto antes. Han preparado un especio para su tío en la bóveda de…

– ¡De Inglaterra! –dijo Sirius levantándose de pronto – vine a Francia por el cuerpo de mi tío, de hecho, eso decía la carta. Vengo por el cuerpo de Alphard para llevarlo a la bóveda de los Carter en el Cementerio Mágico Central de Londres.

– Sí, pero el gobierno…

– No – dijo Sirius dirigiéndose a la puerta – voy por mi abrigo. Vamos al ministerio a resolver esto de una vez.

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Hooo. Ohh I´ll be with you. (Hooo. Ohh yo estaré contigo)

If I´m gone when you wake up please don´t cry. Si ya me ha ido cuando te despiertes por favor no llores)

And if I´m gone when you wake up don´t ask why (Y si ya me he ido cuando te despiertes no preguntes por qué)

Don´t look back at this time as a time of heartbreak and distress (No recuerdes este tiempo como un tiempo de dolor y sufrimiento)

Remember me, remember me, ´cause I´ll be with you in your dream, ohh, ohh( Recuérdame, recuérdame, porque yo estaré contigo en tu sueño, ohh, ohh)

Don´t cry I´m with you don´t cry I´m by your side (No llores estoy contigo no llores estoy a tu lado)

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– Inglaterra.

– Señor Black, en ninguno de los papeles el señor Carter dice expresamente que quiera ser enterrado en Inglaterra.

Estaban en la oficina de Michelle Artigue, la ministra de relaciones internacionales.

– Hum… ¿y esos que indican los pagos anuales para la manutención de la bóveda de los Carter? En especial ése con el que pagó la extensión de la bóveda… ¿no le dicen algo?

– Señorita Artigue – dijo el señor DuBois – el señor Carter confía plenamente en las decisiones de su sobrino y protegido. Es cierto que no dejó ningún papel que especifique explícitamente su deseo de ser enterrado en Inglaterra, pero sí dejo un documento en que da a Sirius Black el total derecho a tomar todas las decisiones importantes en el caso de su muerte. Una de las cláusulas confiere a su sobrino las decisiones que deban hacerse sobre su entierro.

– El señor Alphard Carter realizó su mayor labor en la lucha contra la limpieza de la sangre en Francia – debatió la mujer tratando de convencer a Sirius – el país consideraría un honor que sus restos reposaran aquí, en su tierra adoptiva.

– Cualquier tierra consideraría un honor tener a mi tío – contestó Sirius – pero irá a Inglaterra.

Sirius sostuvo la mirada frente a Michelle Artigue. En la oficina también estaban el señor DuBois y Roland Hower. Este último añadió:

– Señor Black, entiendo sus deseos de llevar los restos de su tío al país natal, pero debe considerar el riesgo que representa el traslado. La amenaza contra el señor Carter podrían extenderla a su familia cercana, y usted puede ser el mayor afectado, pues es conocido el apego que su tío sentía por usted.

– Si el gobierno de Francia aprecia tanto a mi tío, espero que pueda procurarle un traslado seguro – dijo Sirius testarudamente. Los tres mayores presentes en el cuarto intercambiaron una mirada. Sería imposible convencerlo.

– De acuerdo señor Black – dijo por fin Roland Hower – me encargaré personalmente del traslado del cuerpo de su tío.

– Pero – intervino Michelle Artigue – el pueblo francés quiere expresar su agradecimiento y aprecio a su tío en una ceremonia especial mañana en la noche. Espero que usted pueda asistir. Claro, usted y su prima, la protegida de su tío.

Sirius miró un momento a su abogado y luego asintió.

– Ahí estaremos.

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Don´t cry I´m with you don´t cry I´m by your side (No llores estoy contigo no llores estoy a tu lado)

And though my flesh is gone, I´ll still be with you at all times (Y aunque mi carne se ha ido, yo todavía estaré contigo en todo momento)

And though my body is gone, I´ll be there to comfort you at all times (Y aunque mi cuerpo se ha ido, yo estaré ahí para consolarte en todo momento)

Hoo, ohh, hoo ohh

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Sirius había vuelto a la mansión con el señor DuBois. Este se había ido rumbo a Gringotts, a arreglar lo referente a las cuentas del señor Carter.

– Saúl¿dónde está mi prima?

– Se encuentra en la capilla donde está el cuerpo de su tío, señor Black – le contestó – ¿quiere que lo lleve con él?

– No… no será necesario – dijo Sirius negando tras dudar un momento – estaré en la biblioteca.

Se dirigió a la habitación, donde se dejó caer en el diván que tenía su tío ahí.

Sabía que esa era su habitación preferida. En vacaciones habían pasado horas hablando en esa habitación. También ahí había escrito su tío importantes discursos y propuestas. Ahí había firmado los papeles en que le adoptaba como su protegido.

Se había ido. Ellos lo habían matado. Los mismos por los que Sirius había sido desconocido por su propia familia. Ellos…

Sacó la carta que su tío le había dejado y empezó a leerla una vez más.

– Perdona, no sabía que había alguien aquí.

Sirius se levantó sorprendido al oír esa voz femenina detrás suyo. Era Sara Blackburn.

– Tranquila – dijo recostándose de nuevo.

– Mejor salgo, supongo que querrás estar solo.

– No –dijo Sirius – en realidad prefiero un poco de compañía.

Sara lo miró dubitativa. Sirius se hizo a un lado para dejarle campo en el diván. La chica se acercó y se sentó junto a él.

– Gracias por acompañar a Andrómeda – le dijo Sirius – de camino aquí pensé mucho en ella y lo mal que lo debía estar pasando sola.

– Es mi mejor amiga – dijo Sara – no podría hacer menos que estar con ella.

– Sí… para eso son los amigos – dijo Sirius con un suspiro – me gustaría tener a los míos aquí.

Sara sonrió.

– Andy me ha hablado de ellos. Parecen ser un grupo muy unido.

– Después de Andy y Alphard son mi familia – contestó Sirius – James es como mi hermano desde niños, quería venir, pero el director no se lo permitió.

– Albus Dumbledore ¿verdad? Dicen que es un hombre muy sabio – comentó Sara – supongo que no lo dejó venir por considerarlo una situación peligrosa.

– Sí… eso mismo.

– Bueno, tal vez tenga razón, pero me parece que te habría ayudado tener a tu amigo aquí.

Sirius no replicó, aunque estaba de acuerdo con ella. Empezaron a hablar del viaje de Inglaterra a Francia, Sara trataba de alejar a Sirius del tema de Alphard, pero irremediablemente caían en él de nuevo.

–¿Qué es eso que tienes en la mano? – le preguntó Sara al ver el papel que Sirius estrechaba con fuerza.

– Es… una carta de mi tío – contestó Sirius. Le extrañaba que una chica que acababa de conocer le inspirara tanta confianza.

–¿Una carta vieja?

– No. La dejó en la bóveda para que la encontrara cuando lo mataran. Él lo sabía… – la voz de Sirius empezó a temblar de una emoción mezcla de furia y dolor – Sabía que le quedaban pocos días, que era cuestión de tiempo antes de que un atentado tuviera éxito.

Se levantó del diván y abrió la carta. Releyó unos pasajes.

– Sabía que la seguridad del ministerio no era suficiente, pero igual siguió trabajando hasta el final… ¿Sabes que me pide en esta carta?

Sara dudó en responder, pero no fue necesario, pues él siguió hablando rápidamente.

–¡Que no le guarde rencor por seguir trabajando en la causa a pesar de saber que acabaría en su muerte¿Cómo voy a guardarle rencor si no puedo más que admirarlo? Daría todo por ser como fue él… La gente cree que son pocas las cosas que me importan, pero eso no es cierto…

– Él estaría orgulloso de ti – dijo Sara – de hecho, Andrómeda dice que siempre estuvo orgulloso de ti.

Sirius tembló un poco ante esa declaración y se acercó al ventanal.

–¿Por qué estaba orgulloso de mí¿Por dejar a mi familia¿Es eso realmente algo? Lo dudo… él trabajo, luchó¡entregó todo por la causa!

– Pero…

– Llevo todo el día luchando por llevarlo de vuelta a Inglaterra porque él quería estar ahí, pero la verdad es que ni siquiera puedo terminar de aceptar que haya muerto. Es algo irreal… imposible de creer…

– ¿Por eso no has querido ver su cuerpo si quiera?

Sirius asintió.

– Es demasiado irreal pensar que ya no estará conmigo… que sólo puedo esperar verlo en un sueño…

– Creo que necesitas un tiempo contigo mismo para aceptarlo. – dijo Sara poniéndole una mano en el hombro – Todos hemos pasado por esto al perder un ser querido. Duele, pero debes entender que no nos dejan para siempre.

Sara salió de la biblioteca. Sirius escondió la cara entre las manos, pero luego sacó la carta y la leyó de nuevo.

"Mi querido Sirius:

Si estás leyendo esta carta, es porque finalmente uno de los atentados ha dado resultado y han logrado terminar con mi vida. Siempre supe que lo harían, la seguridad del gobierno francés nunca habría sido suficiente. Por favor no me guardes rencor por seguir luchando en una causa que sabía que me llevaría a la muerte. Creo que tú mejor que nadie puedes entenderlo.

Sé que mi muerte habrá sido una amarga sorpresa para ti, si un día al despertar simplemente recibes una carta donde te pidan que vengas a Francia por mis restos. Sé que dolerá y llorarás, pero por favor no lo hagas más después de recibir esta carta. No quiero que recuerdes este tiempo como un tiempo de dolor y sufrimiento. He muerto tal y como quería, de pie en la lucha por lo que creo. No llores más Sirius, yo estaré contigo siempre, aunque no te des cuenta. Puede que mi cuerpo no esté ahí, pero yo sí estoy. Recuerda los buenos tiempos que pasamos juntos, así me mantendrás vivo constantemente. Sigue viviendo tu vida, una vida de la que ambos estemos orgullosos.

Ahora que me he ido sé que te sentirás solo y desamparado, pero recuerda que no lo estás. Puede que no tengas una familia consanguínea que te respalde, pero recuerda que cuentas con los Potter, Andy y tus amigos. Sé que en ellos tendrás un gran apoyo y ellos te ayudarán a salir adelante. Estoy tan seguro de ello y de tu propia fortaleza, que me atrevo a dejarte en estos momentos de dolor y desolación, una carga más sobre tus hombros.

Me he ido, mi labor está hecha y quedará en la memoria de la historia, pero al desvanecerse mi presencia sé que poco a poco lo harán también mis ideas. No me importa caer en el olvido, pero no puedo resistir la idea de que mi labor también lo haga.

Por favor, cuida de ti mismo ahora, para que cuando salgas del colegio puedas seguir trabajando por nuestra causa. Confío en que no dejarás la lucha y la llevarás a buen fin.

Confío en ti Sirius, sé que harás lo correcto y lucharás contra viento y marea contra aquello que sabes que está mal.

Te amo Sirius, más que mi sobrino favorito, te quiero como a mi propio hijo.

Siempre estaré contigo,

Alphard Carter

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I don´t want you to cry and weep, Hoo Ohh (No quiero que llores y te lamentes, Hoo Ohh)

I want you to go on livin´ your life (Quiero que sigas viviendo tu vida)

I´m not sleepin´ an endless sleep, Hoo Ohh (No estoy durmiendo un sueño sin fin, Hoo Ohh)

Cause in your heart you all have good times (Porque en tu corazón tienes buenos tiempos)

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Andrómeda se sobresaltó al sentir una mano sobre su hombro. Se volvió para ver a su primo de pie junto a ella, vestido con una túnica y una capa larga, ambas de color negro. Llevaba el cabello suelto cayendo a ambos lados de su cara, sus ojos azules refulgían con una fuerza especial.

– ¿Estás bien?

– ¿Te molesta dejarme a solas con él un momento Andy? – preguntó Sirius sin responder a la pregunta, con la mirada fija en el cuerpo inerte de su tío.

– Claro Paddy… Tómate el tiempo que necesites.

Andrómeda salió dejando a Sirius a solas con su tío.

Primero lo miró en silencio, sin atreverse a acercarse, sin creer todavía que era real. Se acercó lentamente. Sus ojos recorrieron todo el cuerpo sin vida… Luego tomó una de las manos entre las suyas.

– Yo también te quise como a un padre, tío. Te prometo que seguiré trabajando por la causa, y si es necesario también daré mi vida por ella, como hiciste tú. Y cuidaré de Andrómeda, y de James, y de todas esas personas que como bien dijiste son mi única compañía ahora… Seguiré con mi vida, y recordaré nuestros buenos momentos con nostalgia, pero nunca caerás en el olvido. Seguirás vivo en el recuerdo. Eres demasiado grande para morir por completo. Te prometo que cuando volvamos a vernos, tendré una vida por la que podrás estar orgulloso de mí.

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Hoo I´ll be with you in your dreams (Hoo yo estaré contigo en tus sueños)

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La noche pasó en silencio. Sirius y Andrómeda se quedaron velando a su tío, atendiendo a las personas que se hicieron presentes. Ambos se negaron a hablar con la prensa.

Sara Blackburn estuvo con ellos, ayudándolos en todo momento con cualquier cosa que necesitaran. El día siguiente pasó rápido entre visitas, charlas con los funcionarios y el señor DuBois, etc…

La ceremonia solemne fue demasiado larga para gusto de Sirius. Como si tres horas de discursos de personas que a penas lo conocieron fuera algo que le hubiera agradado a Alphard… o les interesara a él y Andrómeda.

Al día siguiente a primera hora marcharían a Inglaterra. Sirius empacó sus cosas con ayuda de Saúl.

– ¿Sirius¿Puedo pasar?

– Sara, claro entra.

La chica estaba en la puerta de la habitación del merodeador. Tenía un pequeño paquete en sus manos.

– Lamento que no te dejaran ir con nosotros mañana al funeral – le dijo Sirius antes de que la chica hablara – nos habría gustado que fueras.

– Sí, pero parece que el señor Hower piensa como tu director: "una situación peligrosa".

– Sí…

– Quería darte algo. – dijo rápidamente la chica para evitar el silencio incómodo que amenazaba con formarse – No es gran cosa, pero ya que no podré ir con ustedes…

La chica le dio una cajita de la cual Sirius sacó una larga cadena plateada con un símbolo que era vagamente familiar para él.

– Es un símbolo antiguo, de la primera organización que luchó contra la limpieza de la sangre en Europa – le explicó la chica – la Orden del Fénix. Supongo que Alphard te hablaría de ella.

– ¿Cómo la conseguiste?

– Del museo familiar, estaba entre las reliquias de batalla. No quiero ni pensar en qué le hicieron al dueño de la medalla… La traje conmigo cuando dejé la casa, para que supieran que era con quienes me identificaba.

– Es muy linda, pero no puedo aceptarla… ¿por qué quieres dármela?

Sirius la miró intrigado.

– A tu tío le gustaba mucho. Había pensado regalársela en su cumpleaños, y si se la hubiera dado él te la habría heredado a ti, estoy segura. Además… no creo que pienses que de verdad no tienes amigos en Francia. Aparte de Andy estoy yo. Tu tío fue un gran apoyo para mí, y sé que te quería mucho. Si alguna vez necesitas mi ayuda, no dudes que te la daré.

– Vaya… gracias. Pero…

– Consérvala. – insistió la chica – no aceptaré un no por respuesta. Úsala por tu tío, porque representa la causa por la que él murió.

– Lo haré – dijo al fin Sirius pasándose la cadena por el cuello. Sara le sonrió.

– Que tengas un buen viaje de vuelta a casa. Me saludas a Marian Nowak. Realmente quiero conocer a esa chica.

– Gracias, se lo diré – dijo Sirius sonriendo al pensar en Marian – y tú cuida a mi prima por mí¿de acuerdo?

– De acuerdo… Fue un placer conocerte Sirius Black.

– Lo mismo digo, Sara Blackburn.

Al día siguiente Sirius y Andrómeda viajaron a primera hora con la escolta preparada por Roland Hower, con el señor DuBois y con el cuerpo de su tío a Inglaterra.