CAPITULO 20
Oliver estaba cómodamente sentado al lado de la cama en la que Ginny continuaba durmiendo. Habían tardado todo el día en llegar a esa pequeña casa que tenía preparada para casos de emergencia. La noche había vuelto a caer, nuevamente. Una tormenta estaba a punto de desatarse y a lo lejos ya se podían ver los rayos rugiendo ferozmente sobre la desnuda tierra que gobernaba el lugar en el que se encontraban. Sin casas, ni gente, ni Weasleys, ni Malfoys. Solo ellos dos encerrados en una pequeña casa a merced de una tormenta. Se levantó de la silla y paseó por la habitación, antes de llegar ahí habían parado de una pequeña aldea y en ella había dado instrucciones al médico para que acudiera a verles en cuanto pudiera. No reveló quien era, por supuesto, y la sangre que todavía inundaba su ropa debió de alarmar a los aldeanos. Ginny no había despertado desde que le había sido comunicada la muerte de su hijo y Draco. Su sueño era intranquilo, sudaba y tenía una fiebre muy alta. Gritaba en sueños y se doblaba de dolor sin abrir los ojos, de estos caían gruesas lágrimas y Wood estaba cada vez más seguro que ella no sería capaz de afrontar la noticia. Trató de despertarla para hacerle tomar una poción que él mismo había preparado con las pocas hiervas medicinales que había encontrado en el camino, pero Ginny parecía estar en un mundo muy lejano al suyo y solo conseguiría despertar si encontraba el camino de vuelta, cosa que Wood dudaba mucho. Volvió a poner su mano sobre la frente mojada de ella y nuevamente comprobó que la temperatura había aumentado. Se movía inquieto por la habitación, sus conocimientos de medicina eran muy limitados, había sido instruido para matar gente en las guerras, no para salvarlas. Guerras… pensó en todas las batallas que había tenido que librar para conseguir el reino que hoy poseía, no podría volver, ya debía de haber sido tomado por sus enemigos. Podría encontrar un ejército y combatir contra ellos pero… correría el riesgo de perder a Ginny, un riesgo que no estaba dispuesto a correr. Ahora estaban lejos, lejos de sus enemigos. No podrían encontrarles, estaban a salvo.
Volvió a dirigir la vista hacia Ginny, tan pálida como estaba que parecía al borde de la muerte, y de hecho, aunque Wood no quisiera aceptarlo, era donde estaba. "¿Dónde demonios se ha metido el médico?" pensó para sí mismo mientras golpeaba la pared de madera de la pequeña habitación.
Tardaron todo el día y toda la noche en hacerse con el castillo. Los hermanos Weasleys y los pocos hombres que habían traído con ellos se enfrentaron a los hombres que aparecían en la plaza ante ellos dispuestos a pelear, pero extrañados ante tal orden de su rey, que parecía haber desaparecido. Los hombres de Wood fueron atacando en pequeños grupos a medida que se preparaban, no esperaron a reunirse todos y atacar al pequeño grupo, lo que les dio ventaja a estos. Cuando el ejercito de Draco llegó en compañía del de los Weasleys, los hombres de Wood se rindieron, conscientes de que ya no había nada que hacer. Si su amo hubiera seguido allí, junto a ellos, y les hubiera guiado, habrían ganado esa batalla.
Bill, Charlei, los gemelos y Percy se reunieron en el amplio salón, dentro del castillo. La batalla de hacía unos momentos estaba ganada, pero había algo que les preocupaba más, y es que no había señal de Ron, ni de su hermana, ni de Jack por ninguna parte. Organizaron el ejército para que pusieran seguridad en cada una de las puertas y comenzaran a patrullar la ciudad, a otros se les encomendó el arreglo del castillo mientras que otros se unieron a los Weasleys en la búsqueda de los desaparecidos. Para sorpresa de todos, el ejercito de Malfoy aceptó las órdenes de Bill y Charlie sin titubeos, lo cual agradecieron enormemente. Recorrieron el castillo empezando por el piso de arriba, mientras sus hombres exploraban el piso inferior. No tardaron en recibir la llamada de un soldado que les instaba a seguirle con rapidez.
-hemos encontrado al príncipe Ron y al señor Malfoy –hablaba con rapidez y nerviosismo mientras conducía a ambos jóvenes hacia el piso inferior.
-id a avisar a mis hermanos –dijo Bill. Necesitarían los conocimientos de los gemelos en medicina.
La escena que se encontraron fue terrible. Ron estaba tumbado en el suelo contra la pared, un charco de sangre resbalaba de esta hasta el suelo. La palidez del rostro de Ron alarmó a Bill y a Charlie, que se agacharon al lado de su hermano, junto al médico que ya le atendía con sus manos rápidas y expertas. Pero Ron había tenido suerte, según la opinión del doctor, si bien no había ocurrido lo mismo con Draco y su hijo. El joven mago tenía el cuerpo lleno de heridas por las que no dejaban de salir borbotones de sangre, entre sus brazos, cubierto con su cuerpo, se encontraba Jack. el bebé tenía los ojos cerrados y por un momento se temieron lo peor. Bill cogió al bebé y comprobó que respiraba, aunque lentamente. Sostuvo al niño entre sus brazos mientras esperaba un diagnóstico del médico sobre Draco. No se atrevían a preguntar ya que el rostro del anciano mago estaba surcado de arrugas de preocupación y nerviosismo, mientras trataba de hacer su trabajo lo más rapidamente posible. Unos soldados se llevaron a Ron hasta una de las habitaciones, donde se le administrarían unas pociones. Pero no había poción que pudiera curar a Draco. Su estado era lamentable y el enorme charco de sangre que pisaban Bill y Charlie lo demostraba.
-una roca le ha golpeado la cabeza, al parecer se desprendieron del techo cuando se cerró la chimenea –informó el doctor sin levantar la mirada y todavía concentrado en su trabajo.
Bill y Charlie dirigieron la mirada a la chimenea a la que el médico se había referido. Era muy extraño encontrar uno de esos medios de transporte, pero de Wood ya se esperaban cualquier cosa. Los gemelos llegaron corriendo y se arrodillaron al lado del médico en cuando vieron el estado de Draco. Fred corrió a por las hiervas que el doctor le pidió y un rato más tarde volvió con las manos cargadas de ellas y una elfa doméstica dispuesta a ayudar en todo lo que fuera posible.
-que se sabe de Ginny? –preguntó George mirando esperanzadamente a Bill.
-que Wood consiguió llevársela.
-cobarde… ¿y el niño¿Cómo está Jack?
-el bebé se pondrá bien. El señor Malfoy le protegió –informó el médico.
Charlie llamó a uno de sus hombres y le ordenó llevarse a la elfina y que esta le contara todo lo que supiera sobre su hermana.
Todo el día siguiente se lo pasaron en vela. Ron seguía inconsciente y no daba señas de despertar. Y Draco… su estado era lamentable, las heridas habían dejado de sangrar, pero había pasado demasiado tiempo desde que le habían mandado el hechizo y los médicos no tenían muchas esperanzas. Jack lloró el día entero, no estaba acostumbrado a sus tíos y tenía mucha hambre. Bill y Charlie se las ingeniaron para dar un poco de leche de cabra al niño con un paño, que el chupó creyendo que era el pecho de su madre. Enviaron mensajeros al castillo de los Weasleys en cuanto tuvieron controlado el reino y todos se pusieron en camino hacia los territorios de Wood. Llegaron a la caída del día y cuando llegaron se encontraron con un castillo medio en ruinas y desierto. Los soldados de cada reino fueron a recibir a sus respectivos reyes y presentaron sus respetos a los otros. Hermione fue la primera en entrar corriendo, había recibido la noticia del estado de su marido y todas las esperanzas de volver a ver a su amiga se habían esfumado con el temor que comenzaba a crecer dentro de ella que no volvería a ver ni a Ginny ni a Ron. George la guió hasta la habitación de Ron, que no tenía ninguna marca física, pero si una fuerte conmoción. Los padres de Draco siguieron a Fred hasta la habitación en la que habían instalado a su hijo y Narcisa no pudo reprimir un grito de terror al verle. Molly visitó a su hijo y luego fue a por su nieto, que dormía plácidamente en los brazos de la elfina. Arthur también visitó a Ron, y después de eso se dirigió hacia su ejército y comenzó a planear con los generales los lugares por los que enviaría a los soldados para continuar con la búsqueda de su hija. Lucius puso a su ejército al servicio de Arthur y ya que este estaba demasiado preocupado como para discutir aceptó la ayuda y lo preparó todo para que todos salieran enseguida y miraran, no solo por los alrededores, sino también dentro de cada casa, posada, hospital y colegio de la ciudad.
Arthur se encontraba en la habitación de su hijo. Hermione y Molly estaba con Jack, que no era capaz de dormir por unas molestias en el estomago, nada grave. Ron continaba sin despertar, en un estado preocupante, pero mucho más leve que el de Draco. El sonido de la puerta sacó al rey de su ensimismamiento y se levantó para recibir a quien fuera que se encontraba al otro lado de la puerta. Lucius Malfoy entró en la habitación, con el semblante serio y la tristeza y el cansancio reflejados en su mirada. Caminó hasta la cama de Ron sin mediar palabra con el hombre que tenía frente a él, pero finalmente venció el silencio de la habitación.
-¿Cómo se encuentra?
-los médicos son optimistas. Pronto despertara –aseguró Arthur levantando la mirada y enfrentándola a la de su enemigo, pero ya no había rencor en su mirada-. ¿y tu hijo?
-mal.
-espero que se recupere
-y yo.
El silencio volvió a reinar en la habitación, pero ya no era el incómodo de hacia unos momentos.
-encontraremos a tu hija –aseguró Lucius
-no descansaré hasta volver a verla
Pasaron dos largos días hasta que Ron despertó completamente renovado. Las pociones habían surtido efecto y desde ese momento toda la atención se centró en el estado de Draco, que continuaba siendo igual de preocupante. Sus heridas ya habían cicatrizado, pero su cuerpo seguía sin dar señas de vida.
Oliver confirmó sus peores sospechas cuando Ginny despertó, unos días más tarde. La muchacha no hablaba y tenía la mirada perdida. El médico confirmó sus suposiciones, toda la palabrería científica y médica que le había mencionado antes de dar su diagnóstico podía resumirse en dos dolorosas y duras palabras: estaba loca. Ginny había guardado su dolor en lo más profundo de su persona y lo único que había conseguido había sido crear un duro muro por el que no dejaba escapar nada.
-¿Qué he de hacer ahora? –preguntó Oliver mirando a la chica, que miraba la habitación en la que se encontraba con terror.
-cuidarla. Poco a poco podrá irse ganando su confianza y dejará de temerle.
Esas habían sido las mejores noticias que Wood había recibido hacía mucho tiempo. Desde el norte llegaron noticias de la derrota de su ejército y de la preocupante situación de Ron Weasley y de Draco Malfoy. Durante algun tiempo Oliver se estuvo plantenado la posibilidad de ir a por Jack, eso aliviaría en gran medida el sufrimiento de Ginny y podrai conseguir hacerla volver, pero desechó la idea tan rápido como había llegado. Acercarse a ese niño era imposible. A partir de ese día su vida giró completamente en torno a Ginny. Cada día la sacaba a pasear por el exterior de la casa, lejos de miradas indiscretas y de vez en cuando, cada día con más frecuencia, Ginny le recompensaba con una sonrisa. No había vuelto a abrir la boca, ni una sola palabra había pronunciado desde entonces, pero Wood hablaba por ambos, contándole historias y hablándole de lo que ocurría en la aldea a la que acudía prácticamente todos los días en busca de comida y medicinas. Afortunadamente había tenido la precaución de guardar dinero en la casa en la que se encontraban, y podrían vivir sin preocupaciones bastantes años. Wood ya tenía la vida de ambos planeada, contaba con la recuperación de Virginia, el médico no se había mostrado muy partidario de esa idea la primera vez que la vio, pero en cada una de las visitas siguientes aplaudía su lenta pero apreciable recuperación. Sin embargo ninguna de las esperanzas de Wood llegaría a hacerse realidad.
El doctor había congregado a la familia Malfoy en la habitación de su hijo, a ella tambien acudieron los Weasleys. En todas esas semanas entre ambas familias se había forjado una unión nacida de la pérdida que ambos habían sufrido. El médico les llamó porque había conseguido apreciar movimiento en el cuerpo de Draco y estaba seguro de que no tardaría en despertar. Por un momento todos olvidaron la desesperación nacida de la desaparición e Ginny y de las pocas noticias que se recibían del paradero de esta, por no decir ninguna. El médico acertó en sus suposiciones, unos minutos más tarde, que se pasaron conteniendo el aliento, Draco abrió los ojos. Narcisa sonrió con alivio y agarró con fuerza la mano de su hijo. El chico recorrió con la mirada a los presentes, extrañado por ver tanta gente a su alrededor, además… tanta gente desconocida.
-gracias a Merlín. –dijo Narcisa sin poder evitar que una lágrima saliera de su ojo.
-¿Cómo te sientes, hijo? –preguntó Molly, al ver que el chico se mostraba algo extraño.
-¿quienes sois? –preguntó un tanto nervioso mientras trataba de sentarse en la cama.
OOOOOOOOOOOOOOO
hola de nuevo! aqui os dejo el siguiente capitulo, espero q os guste
