Una vez más, perdonad que haya tardado tantísimo en actualizar, dentro de una semanita me dan las vacaciones y ya podré escribir más rápido.

Como las respuestas a los reviews me han quedado un poco largas esta vez las he puesto al final. Y sin más preámbulos ahí va el nuevo capítulo, ya lo sabéis pero aviso una vez más de que contiene sexo explícito, si te incomoda no lo leas y todas esas cosas ;) Espero que os guste:

Harriet esperó varios minutos delante de la puerta, bajo la lluvia que se había transformado en granizo. Cuando le pareció que había transcurrido un tiempo prudencial volvió a llamar. Tal vez el ruido del viento impedía a Sirius escucharla. O tal vez estaba ya dormido: aunque apenas era la hora de la cena en esa época del año en Londres anochecía ya a media tarde.

Esperó varios minutos más. El viento helado estaba empezando a hormiguearle las manos y sentía gruesas gotas de agua deslizándose por las puntas de su cabello para caerle en la espalda.

Sirius estaba amodorrado en el sofá del salón, escuchando el repiqueteo del agua contra los cristales. El viento en el exterior era tan fuerte que a ratos hacía crujir la madera de los marcos de las ventanas. Nunca se molestaba en encender las chimeneas de su casa, a pesar de que las paredes de piedra eran como reservorios de frío y de humedad; generalmente le bastaba con enrollarse en una manta pero esta vez había olvidado bajarla de su habitación. La pereza le mantenía aplastado contra los cojines del sofá, impidiéndole levantarse para ir a buscarla, y así se dejó llevar por el sueño hasta que un nuevo golpe de viento, esta vez sobre la puerta, le sacó momentáneamente de su sopor. Tenía las manos y los pies entumecidos y esta desagradable sensación fue lo que por fin le hizo levantarse a buscar algo de abrigo.

Cuando se dirigía escaleras arriba escuchó un nuevo golpe en la puerta. Demasiado fuerte para ser el viento pero, por otra parte¿qué otra cosa podía ser? Arrancó la manta de su cama y bajó de nuevo a buscar su hueco entre los cojines. Cuando pasó por delante de la entrada escuchó otra vez los mismos golpes. No podía ser el viento. Con el pulso acelerado abrió lo suficiente para ver de quién se trataba. Cuando se encontró a Harriet, a pesar de ver que estaba empapada de ropa y pelo, con los dedos y la nariz enrojecidos por el frío, no fue capaz de apartarse para dejarla pasar. Simplemente se quedó petrificado, como si pensase que se trataba de una broma. Fue Harriet la primera que habló:

- Menos mal, ya me iba- era mentira. Hubiera esperado toda la noche de pie ante la puerta cerrada. Al escuchar su voz Sirius salió de su estupor y rápidamente se hizo a un lado para invitarla a entrar.

- Pasa, pasa, tienes que estar congelándote-

- No pasa nada- Harriet era incapaz de despegar la sonrisa de sus labios. A pesar de que hubiera deseado un recibimiento más cálido, el simple hecho de estar por fin frente a Sirius hacía que sus manos ateridas y su ropa pegada a la piel dejaran de tener importancia.

Sirius había olvidado de pronto todas las buenas maneras aprendidas a lo largo de su infancia. No ofreció asiento a su invitada, no encendió la chimenea, ni siquiera la saludó; simplemente se quedó de pie frente a ella, observando su leve temblor y el lento descenso de las gruesas gotas de agua que se desprendían de su cuerpo para estrellarse contra el suelo.

Harriet no tiritaba sólo de frío; los nervios habían conseguido hacerle un agujero en el centro del estómago por el que se le escapaba todo el calor y la actitud pasiva de Sirius no ayudaba a evitarlo. Él parecía estar esperando algún tipo de explicación pero Harriet era incapaz de pensar en un motivo por el cual excusar su presencia en una casa a la que no había sido invitada. Deseó haberle avisado de su visita y se insultó mentalmente por haber dado por supuesto que él iba a compartir sus ganas de verla. Toda la tensión acumulada se unió a la decepción y, muy a su pesar, Harriet notó cómo las cuencas de sus ojos empezaban a arder y cómo la visión se le emborronaba un poco a causa de las lágrimas; inspiró profundamente para tratar de contener el llanto, avergonzada de antemano por su reacción infantil, pero las primeras lágrimas ya habían iniciado su descenso, trazando finos surcos cálidos sobre su cara helada. Cerró los ojos con fuerza un instante para evitar que las lágrimas siguieran cayendo y, tratando de controlar el temblor de su voz, musitó:

- Sólo quería ver qué tal estabas- el rostro de Sirius permanecía inmutable pero alargó una mano para secarle con los dedos el rastro de lágrimas de la mejilla.

- Pensaba que no ibas a volver- respondió, en voz tan baja que Harriet casi tuvo que intuir sus palabras. El tacto tibio de esa mano sobre su cara helada había disipado las ganas de llorar, haciéndole recordar una vez más el efecto balsámico que le proporcionaba la presencia de él. Dejó que su cuerpo, casi inconscientemente, acortase la distancia que le separaba de Sirius, deseando apretarse contra él para sentirle por fin cerca.

Sirius correspondió a su abrazo, tratando inútilmente de hacerla entrar en calor mientras notaba cómo el agua que destilaba todo el cuerpo de ella traspasaba su propia ropa. A través de las telas húmedas podía sentir el temblor de Harriet y, sin soltarla, alcanzó su varita para conjurar un fuego en la chimenea. Hubiera sido más práctico un hechizo para secarla a ella directamente pero en cierto modo la ropa húmeda y sus labios temblorosos por el frío le resultaban excitantes y prefirió mantenerlos un rato más. La condujo hacia la sala, donde el fuego crepitaba ya con fuerza, y le apartó unos mechones de cabello de la cara para besarla suavemente.

- ¿Te vas a marchar mañana?- preguntó, despegando apenas sus labios de los de ella. Harriet se quedó sin saber qué responder: había dado por supuesto que pasaría en Grimmauld Place sus días de vacaciones, sin valorar siquiera la posibilidad de que el dueño de la casa no estuviese de acuerdo con ello; de hecho, ni siquiera se había molestado en buscar otro alojamiento

- Hmm…bueno…me iré cuando tú me digas, mañana si quieres- tartamudeó azorada.

- No, no quiero- respondió Sirius muy serio. Harriet, sorprendida por su tono desagradable, no supo muy bien qué pensar de esta respuesta hasta que él, divertido con su desconcierto, no pudo reprimir una contagiosa sonrisa traviesa.

- Entonces¿te vas a quedar conmigo?- insistió él, esta vez suavemente, mientras observaba el reflejo del fuego en su cabello brillante de agua.

- Sí- murmuró ella sin dejar de sonreír, mientras se colgaba de su cuello para seguir besándole. Él la apretó entre su cuerpo y la pared. El escalofrío de Harriet al contacto de la fría piedra contra sus ropas mojadas hizo que su vello se erizara y Sirius sintió sus pezones endurecidos a través de la tela adherida a la piel. Deslizó la mano por la cintura de ella, dibujando su contorno, para llegar hasta sus pechos y apretarlos ligeramente, notando las gotas de agua escurrirse entre sus dedos. Bajó la cabeza para alcanzar a acariciar con la boca sus pezones. Le agradaba el contacto de su lengua caliente contra la tela fría; Harriet sujetó su cabeza, apretándole más contra ella para sentir el aliento cálido traspasando el tejido. Las manos de Sirius descendieron más, buscando el borde inferior del vestido para alzarlo y sacárselo lentamente por la cabeza, recorriendo con la lengua cada porción de piel húmeda que iba dejando al descubierto. Aunque su respiración se había agitado, Harriet continuaba ligeramente estremecida; se deshizo rápidamente de la ropa de él, en parte por deseo y en parte para intentar que, al abrazarle, el batir cálido del pulso debajo de su piel empujase de una vez todo el frío fuera de ella.

Al darse cuenta, Sirius la separó de la pared para llevarla frente al fuego, tratando así de que el vapor ardiente la secara por completo. El baile de las llamas, única iluminación de la estancia, provocaba la sensación de que los bloques de piedra de las paredes oscilaban, y creaban sombras y puntos de luz rojiza sobre el cuerpo desnudo de Harriet. Las pupilas dilatadas de Sirius recorrían cada uno de estos reflejos seguidas de sus manos, mientras Harriet, con los ojos entrecerrados, le dejaba hacer concentrándose en el calor que poco a poco iba aumentando desde el centro de su cuerpo. Sirius se arrodilló delante de ella para besar la cara interna de sus muslos, mientras con los dedos buscaba la entrada a su vagina; los fue introduciendo en ella con una lentitud exasperante para Harriet, que le tomó por la muñeca para obligarle a hacerlo más rápido. Mientras sus dedos seguían el ritmo que ella le marcaba acercó también la lengua a su sexo, acariciándole con ella el clítoris. Al cabo de unos minutos sintió que las rodillas de Harriet se doblaban y la sujetó para evitar que se cayera. De rodillas en el suelo, Harriet le hizo tumbarse de espaldas sobre la alfombra raída. Tras pasar suavemente la lengua por su glande introdujo el miembro en su boca lentamente, cubriéndolo de saliva. Sirius la observaba: sus mejillas encendidas y el cabello ya seco que se esparcía sobre sus hombros y le cosquilleaba el vientre, los labios enrojecidos que se incorporó para besar cuando ella se sentó cuidadosamente sobre él, proporcionándole un estremecimiento de placer. Descubrió lo mucho que le agradaba el ser por una vez objeto pasivo del placer de ella, que se movía sobre él mordiéndose los labios, y lo excitante que le resultaba su posición de espectador, observando el movimiento fluido de sus caderas y de sus pechos, y la tersura de su piel fina, que reflejaba el baile de las llamas como ópalo pulido. Cuando, con un gemido contenido, Harriet inclinó la cabeza hacia atrás, Sirius se dejó ir también sin poder evitar que la oleada de calor que se le extendía desde el vientre le hiciera cerrar los ojos.

Harriet permaneció unos minutos más sobre él, inclinada hacia delante para repartir suaves besos en su cuello y en su pecho mientras él le acariciaba la espalda, enredando los dedos en su cabello.

- ¿Quieres cenar algo?- le preguntó él en voz baja sin moverse.

- No- respondió ella con voz perezosa- Sólo quiero estar contigo-

Sirius sonrió, dejándose contagiar por la evidente somnolencia de ella. Poco a poco la cadencia de sus besos fue disminuyendo hasta que Harriet se dejó caer hacia un lado y Sirius notó su respiración espesa y pausada contra el hombro. En un arranque de ternura, y procurando no mover el brazo con el que ella le rodeaba el torso, alcanzó la manta que aguardaba sobre el sofá y la arropó con cuidado. Sin embargo Harriet, en sueños, se despojó de la manta de un tirón y a tientas, torpemente, buscó el contacto de Sirius para apoyarse en él y seguir durmiendo. Éste sonrió y, besando suavemente sus párpados cerrados, se dio cuenta de cuánta razón tenía ella: en la habitación hacía mucho más calor del que recordaba haber sentido en años; si esto se debía al fuego, que crepitaba intenso como nunca, o a la presencia de la mujer que lograba devolverle el aire a sus pulmones entumecidos, eso Sirius no lo sabía.

duna: muchas gracias por tu review! Espero que te haya gustado el reencuentro. A mi también me dio un poco de penita escribir la parte de Sirius rechazado por Lily, el pobre… ;) Un besito para ti!

alex: he tardado pero aquí está la continuación, espero que te haya gustado

KaryMalfoyBlack: ¡Gracias! me alegro de que te gustara. Besitos :)

Miaka-Black: Bueno, a mí sí que me ha dejado con una sonrisa en los labios tu review, muchísimas gracias por los cumplidos:) No sabes lo que me alegro de que te guste la historia, aunque sea un poco triste. ¡Besitos preciosa!

skamus: no tienes por qué disculparte¡si la primera tardona soy yo! Qué ilusión que me hayas dejado un review tan largo, me has puesto hasta colorada con eso de que te parezco interesante ;) ¿Así que te pareció un recuerdo demasiado "caliente" para un Sirius de 17 añitos? Bueno, no te creas, yo creo que 17 es una edad aceptable y de todas formas Sirius es bastante precoz… en fin, eso es cuestión de opiniones;) (respondiendo a tu indirecta yo tengo 23 años). Pues sí, en principio queda ya poco ff (de hecho ya tengo escrito el final del último capi) pero no sé si a última hora cambiaré de idea y seguiré un poco más porque me da pena que se acabe… en fin, estupideces mías. Y en cuanto a mis otros fics, pues no hay ningún lemmon pero si te interesa leer alguno en particular coméntamelo, que te acepto el encargo si me das tiempo ;) Always on my mind no es de tv sino de un libro que leí hace años y me encantó (en español se titula Rebeldes). ¡Bueno, vaya testamento que te he dejado! Besitos cielo, espero que te haya gustado este capi.

aprilpotter: ¡Qué bien que te haya gustado! Muchas gracias por tu review, en cuanto tenga tiempo me pasaré por los ff de tu amiga. Un besito

Y para todos los que os pasáis por aquí, si queréis podéis agregarme tranquilamente al msm, no hace falta que me preguntéis, ahora no tengo mucho tiempo pero cuando por fin me den vacaciones sí que me conectaré para charlar un rato :)