Primero lo de siempre, estos personajes no me pertenece, son propiedad de J.K Rowling y de la Warner, no me enriquezco con ellos y hago esto por diversión.
La vida no experimentó grandes cambios en Hogwarts, todo continuaba casi como siempre. Harry había comenzado las clases de Oclumancia con el profesor Snape, tres veces por semana. Seguían teniendo una fuerte aversión mutua pero habían conseguido establecer una tregua.
Marina y Severus no habían vuelto a hablar después de aquello, simplemente se ignoraban tal y como lo habían hecho con anterioridad, aunque ahora era distinto. Ambos lo sabían pero ambos lo obviaban, Marina habría ido junto a Albus o incluso Remus, y preguntarle sobre ella. Sobre esa mujer que marcó tanto a Severus como para hacerle renunciar a Marina y a todo lo que tenían. Pero Marina sabía que tanto uno como otro no le contarían nada, le dirían que fuera a hablar con Severus, y para eso no estaba todavía preparada.
Las clases continuaban bastante bien, había logrado controlar incluso a los Slytherins más problemáticos, y de vez en cuando una de sus famosas miradas frías, sus repuestas sarcásticas, y una retirada de puntos a tiempo hacía milagros. Se había extendido el absurdo rumor de que cuando se cabreaba era muy parecida a Snape, pero en el fondo los alumnos la respetaban, y aprendían en sus clases. Por otra parte sabía, cuando en ciertos momentos hablaba con Hermione, que Snape era bueno en DCAO. Y así dio fin al mes de octubre dejando paso aun noviembre que se aventuraba tranquilo, aunque para ello todavía quedaba una prueba de fuego, la noche de Hallowen.
Aquella tarde Marina ordenaba el armario de ingredientes cuando un ruido en el fondo del aula la sacó de sus pensamientos.
- Buenas tardes chicos, vaya sorpresa- saludó Marina- algún problema en mi asignatura, o visita de placer.
Más bien queremos pedirte un favor – le sonrió Harry.
Me dais miedo chicos…
- Necesitamos un par de cosas para los disfraces de Hallowen, pero no nos dejan salir de colegio- intervino Hermione.
Si, y la verdad es que casi tenemos todo acabado, solo quedan unas cuantas cosas, y pensamos que si tú pudieras echarnos una mano en esto. A lo demás seguramente tienes que desplazarte por tu disfraz y….- comentó tímidamente Harry.
Bien chicos, os haré el favor, porque de lo contrario seríais capaces de salir vosotros mismos- señalizó Marina- así que decidme que necesitáis, dadme la lista y veré como conseguiros las cosas.
Y usted profesora¿ ya sabe de que va ir vestida? – Preguntó Ron
Creo que no voy a poder asistir, tengo asuntos que me reclaman, y ya los he pospuesto por demasiado tiempo y…- comentó Marina.
Todos se miraron durante un momento, el silencio se estableció lentamente entre ellos, no sabían porque pero les daba la impresión de que lo de Marina no era más que una disculpa rápida, algo para salir del paso.
Venga dadme esas listas- los apuró Marina- y veré lo que puedo hacer. ¿Algo más que queráis contarme?
No nada- respondieron rápidamente Harry y Ron.
No, si queremos contarte algo- intervino Hermione- es sobre Harry pero mejor que te lo cuente él.
Creí deciros que podíais confiar en mí-les dijo Marina- pero veo que tenéis aun mucha confianza. Venga sentaros otra vez, que voy a pedir unas tazas de Té y unos bocadillos.
Nada más dicho esto un Dobby se presentó en el despacho de Marina.
¿Alguien mencionó a un elfo doméstico, oh Sr. Potter Dobby siempre a su servicio.
Dobby tráenos algo de té, zumo y unos cuantos bocadillos ¿vale?- lo interrumpió Marina.
A su servicio.
Fue un visto y no visto, mientras se colocaban cómodamente en el despacho, la comida y bebida se encontraba en el centro de la mesa. Ron fue el primero en abalanzarse sobe la comida, y en un santiamén estaba engullendo un bocadillo.
Bueno pues cuando quieras empezar Harry- dijo Marina mientras lo miraba fijamente.
He tenido sueño, un sueño muy raro, pero el problema es que lo sueño casi todas las noches al menos habré soñado el mismo sueño dos o tres noches por semana desde hace un mes. Al principio no le daba importancia puesto que era sólo un sueño, es decir, no tenía la sensación de nada malo ni de nada bueno. Simplemente me veo a mi mismo entrando en un gran salón, con grandes estanterías llenas de libros, sofás cómodos y demás. De repente me paró en el medio y medio de la sala, me giró lentamente y comienzo a andar hacia una gran chimenea que se encuentra en la parte izquierda. Me paro delante y me quedo mirando fijamente el reloj que está encima de la misma, no hago nada más, ni siento nada más, luego despierto. Pero hace una semana, recuerdo perfectamente que mientras soñaba oí el reptar de una serpiente, de repente la vi, se movía por toda la sala, como buscando algo. Era Nagini, la serpiente de Voldemort.
¿Estás seguro que la serpiente era Nagini?- preguntó Marina
Era Nagini estoy seguro.
Hemos estado investigando-intervino entonces Hermione- buscando mansiones antiguas, e intentando encontrar el símbolo que Harry vio en el reloj.
¿El símbolo?- preguntó Marina- ¿qué símbolo?
El reloj tiene una esfera nacarada, y en el medio, tiene unas serpientes enroscadas formando un globo terrestre y debajo pone: "Tempus fugit est".
Curioso, parece el emblema de una familia, casa o algo por el estilo- comentó Marina- ¿algo más que me puedas decir?
No, sólo que la casa está abandonada, tiene polvo, está sucia y la única vez que logré acercarme a la ventana observé que el paisaje que la rodea es inhóspito, no hay jardín, ni árboles es todo un paisaje yermo y triste.
Interesante, muy interesante¿y habéis estado buscando?
Sí!- dijo Hermione sonriendo- buscamos Mansiones, datos sobre símbolos familiares y demás pero no hemos encontrado nada.
- No habéis encontrado nada en la sección no prohibida o no oculta- les comentó Marina- ¿veis como a veces es recomendable hablar con un adulto?
Pero, yo pensé- balbuceó Hermione- que…
No, hay familias que han querido de un modo u otro ocultar su oscuro pasado, han cambiado su nombre, han cambiado su emblema, y han borrado sus huellas ministeriales. Es lo lógico cuando el pasado pesa tanto, pero no siempre estos borrados son efectivos, hay libros llenos de leyendas y mitos, libros que recogen las historias contadas muchas veces por vecinos y amigos, libros que se van arrinconado en las estanterías y son olvidados. De repente alguien los encuentra, y los mete en la sección oculta, simple y llanamente porque tratan sobre historias oscuras, en tiempos oscuros.
Entonces, tenemos que buscarlos en la sección prohibida- dijo Harry.
No, yo voy a buscarlos en la sección prohibida y cuando tenga algo os aviso.
- Eh! No es justo- protestó Hermione- nosotros…
Si, vosotros estabais investigando- dijo Marina- pero ahora necesitáis ayuda, y yo os la voy a prestar no os preocupéis, no os voy a mantener al margen chicos. A lo demás en estos momentos, tenéis que prepararos para el baile. Y ahora iros, que ya es tarde y aún tenéis que hacer vuestros deberes antes de ir a cenar.
Marina- susurró Harry.
¿Sí?
Por ahora preferiría que nadie más lo supiese.
Puedes confiar en mi Harry nadie más lo va saber, pero si realmente es importante ten en cuenta que Albus y la Orden deben estar al corriente.
- Claro, muchas gracias.
Y sin más salió del despacho, mientras Marina organizaba mentalmente una pequeña visita a la zona prohibida de la gran biblioteca, no tenía pensado asistir al baile de Hallowen, no después de lo que había ocurrido hacia ocho años, tenía pensado quedarse en su habitación, pero así por lo menos estaría entretenida.
El 31 de octubre amaneció alegre y ventoso, las nubes habían dejado salir por última vez a un sol que se resistía a abandonar aquellos parajes por unos meses. El viento acompañaba al sol, mientras lo ayudaba de manera constante a mantener las nubes alejadas de él. Marina pasó la mañana dando clases, y poco antes del mediodía abandonó el colegio rumbo a Hogsmeade para comprar los complementos del trío.
Comió en las tres escobas, donde estuvo recordando viejos tiempos con Madame Rosmerta, y poco después de la comida volvió a Hogwarts con todo lo de la lista. Se dirigió a la sala común de Gryffindor, donde la pequeña de los Weasly discutía con sus compañeras de cuarto sobre el color adecuado de cabello para aquella noche, y Ron y Harry jugaban una partida al ajedrez mágico. Les entregó lo indicado, les dijo que lo pasaran bien, y sobre todo que no se metieran en líos. Una hora después Marina abandonaba Hogwarts, o eso creían todos, se despidió de algunos alumnos en la entrada, saludó a Minerva que se encontraba en la puerta del Gran Salón supervisando todo, fue consciente de que su abuelo la estaba observando desde su ventana, y desde algún lugar, si desde algún lugar, sintió unos profundos ojos negros que la seguían con la mirada.
Se dirigió lentamente hacia la entrada, cuando estuvo segura que su posición no era observada desde el colegio, se puso la capa de invisibilidad que le había pedido a Harry esa misma tarde, y torció a la izquierda, internándose casualmente en el bosque oscuro. Bordeó casi todo el colegio y finalmente se introdujo en el mismo por una entrada lateral oculta, su paseo la llevó finalmente a la entrada de sus aposentos donde se dispuso a esperar la llegada de la noche.
La actividad en el colegio era frenética, todos apuraban en sus salas comunes los últimos minutos antes del Gran Baile para estar perfectos. Todos querían aunque solo fuera por un momento olvidar lo que a su alrededor reinaba el caos, que la oscuridad amenazaba la luz, que de un lado o de otro, todos estaban llamados a luchar en esta guerra.
Poco después de las ocho, la puerta del Gran Salón se abrió dejando paso a una horda de alumnos preparados para pasar una gran noche. El silencio se extendió en ese momento por todo el castillo, dejando claro que si había alguna actividad en el mismo esta no estaba en las plantas superiores. Aún así Marina abrió con cautela la puerta de sus dormitorios, y bajo la capa de invisibilidad se dirigió lentamente hacía la biblioteca. No pudo evitar oír a lo lejos el sonido de la música, y el murmullo de los jóvenes, tan lejano como sus recuerdos de aquella noche de Hallowen. Avanzó a través del pasillo del tercer piso, intentando no hacer ruido, por si algún fantasma o quizás el gracioso de Peeves decidiera finalmente no asistir a la fiesta.
Llegó ante la puerta de la gran biblioteca que se abrió con facilidad cuando la empujó, torció a la derecha, y enfrentó el pasillo que la llevaba a la sección prohibida. Le quedaba mucho trabajo por hacer, tendría que ser rápida, había algo en aquel sueño de Harry que le preocupaba. Pronunció el hechizo adecuado, y las puertas de la sección prohibida se abrieron, dejando paso a una noche muy larga.
En el Gran Comedor, la música y las risas de los jóvenes se confundían con palabras susurradas en los oídos de las parejas. Harry observaba como Ron y Hermione intentaban bailar en el centro de la pista, como Ron agachaba la cabeza para evitar la mirada de Hermione, y como esta última estaba más colorada que de costumbre. La verdad es que vistos desde su posición los dos hacían una bonita pareja, ella iba disfrazada de gatita, una preciosa y apuesta gatita, y Ron la acompañaba con un disfraz de lobo. Harry había sido más tradicional que ambos y la verdad es que su disfraz de vampiro tampoco estaba mal. De repente Snape se cruzó en su campo de visión, estaba más pálido de lo habitual, y si no fuera porque Harry lo creía imposible diría que también más nervioso. Miraba de un lado a otro, como buscando a alguien, y se giraba rápidamente hacía la puerta cuando esta se abría dejando paso a un alumno rezagado o a un profesor acompañado de una parejita que buscaba más intimidad de la permitida. Harry sintió en ese momento una sombra estaba detrás de él, se giró para encontrarse con un demonio muy sonriente.
Sabes una cosa Potter- le dijo una siseante voz muy conocida para él- Severus es más valiente que Marina. Él está aquí. Claro que él no es la nieta del director para hacer lo que le venga en gana.
Déjame en paz Malfoy- respondió Harry.
Parece que nuestra queridísima profesora de pociones ha escapado corriendo – insistió Malfoy.
Eso no te concierte Malfoy, además que sabes tú al respecto!.
Pregúntale a tu tutora que se siente cuando un profesor te besa en público..
Cállate Malfoy- le reprendió Harry- tú mismo dijiste en su clase que Snape la castigaba siempre, que la humillaba…
Bueno, como quieras pero me parece que este año no te enteras de nada Potter.
Harry estaba dispuesto a pelearse con Malfoy en ese momento, pero las miradas de súplica de Ron y Hermione que ahora se dirigían rápidamente hacía él, y la presencia de los dos matones de Malfoy, lo disuadió de hacerlo.
Desaparece de mi vista Malfoy- le escupió Harry.
Encantado, no creas que quiero estar cerca de ti cara rajada y menos del pobretón y la sangre sucia. Buenas noches- dijo desapareciendo rápidamente de su vista.
Cuando Harry se giró observó que no era el único que había desaparecido, Snape tampoco estaba en estos momentos en el Gran Salón.
Marina llevaba más de dos horas en la biblioteca y aún no había encontrado nada relevante, estaba cansada de ver símbolos de serpientes, una serpiente, dos, una enroscada en la otra, una retando a otra, etc. Básicamente creía haberlo visto todo, de repente, muy bajito, las notas de una canción se colaron por la ventana que tenía delante, sonrió para sí tristemente mientras recordaba su último baile de Hallowen.
Flash Back
Había rechazado todas las peticiones de sus compañeros, una tras otra, la cierto es que no tenía muchas ganas de ir, y no quería fastidiarle la noche a nadie. Aún recordaba el nerviosismo de sus compañeros y compañeras, los apuros para que todo estuviera preparado. Y por fin, llegó el gran día, había elegido ese disfraz un día en su visita a Hogsmeade, lo vio en un escaparate y le gustó. Nunca había viajado mucho, España e Inglaterra habían sido sus únicos destinos, y aunque le hubiese gustado hacerle la situación no era la adecuada. Por eso cuando vio el disfraz de Zíngara en el escaparate no lo dudo. Entró en el gran salón, con su impresionante disfraz. Nunca olvidaría ese día, nunca olvidaría el baile. Todo había transcurrido de manera normal, la cena y la apertura del baile, sus manos alrededor de los hombros de algún compañero y las manos de éste descansando en su cintura. La verdad es que su disfraz estaba causando un efecto devastador entre la población masculina. Había bailado varias piezas, se había reído, y compartido bromas y momentos con los demás compañeros, había sacado fotos y tendrían suficientes momentos para recordar. De repente, notó unas manos que la retiraban de su grupo, cuando se giró, sus ojos se perdieron en esos ojos que tanto la cautivaban, unos ojos en los que en ese momento se podía adivinar un brillo distinto, unos ojos negros que la acompañarían siempre.
Creo Srta. Müller, que no es adecuado que la nieta del director baile con tantos jóvenes esta noche - comentó Snape sin su sarcástica voz.
¿Porqué profesor? – respondió Marina dulcemente- por ahora, no he hecho nada malo.
Srta. Müller…- empezó de nuevo Snape, pero Severus se perdió en su mirada- ¿Te importaría concederme un baile, Marina?
La sorpresa cruzó el rostro de Marina, Severus no era amigo de expresiones públicas pero en ese momento la estaba arrastrando hasta la pista. Lentamente se vio en la pista de baile, abrazada al profesor Snape, y bailando una de las canciones más lentas que habían sonado esa noche. Oía a su alrededor los murmullos de los alumnos que se preguntaban que hacía el profesor Snape bailando con su alumna más odiada, porque la abrazaba con tanta ternura y porque ella no huía de él. Pero allí estaba Marina, perdida en los ojos de Snape, al margen de los cuchicheos que se oían alrededor, al margen de todos y todo. Sus manos presionaron levemente su cintura atrayéndola hacia él, su rostro sin desviar ni un momento sus ojos negros de los de ella, descendió lentamente hacia sus labios y la besó, ese beso con el que había soñado tantas noches.
Ahora supongo que ya no tendrá más moscardones alrededor - susurró lentamente en su oído haciéndola estremecerse con su cálido aliento- no olvides que soy un hombre celoso, Marina.
Nunca supo en que momento terminó la canción, sólo que en un momento estaba bailando con él y al siguiente se encontraba sola en medio de la pista de baile, donde era observada por todo el Gran Salón.
Fin Flash Back
El sol despertó dulcemente a Marina. Había dormido en la Gran Biblioteca, ningún sonido se colaba ahora desde el Gran Salón, ningún sonido desde el castillo. Se despejó lentamente, maldiciéndose por dormirse acunada con sus recuerdos. El sueño había sido tan revelador como el beso de Severus unas semanas antes, no podía olvidarlo, necesitaba volver a sentirlo cerca, volver a perderse en sus abrazos y sus caricias.
- Maldita sea- susurró para sí misma- aún tengo que volver a mis aposentos, cambiarme de ropa, salir del castillo y volver a entrar. En ese momento, se dio cuenta de que tenía puesta una manta encima, pero como llego allí?.
Alguien más sabía que esa noche había estado en la biblioteca¿ pero quien?.No tenía tiempo para eso ahora, murmuró rápidamente un hechizo para colocar los libros en su lugar y salió de la biblioteca tan sigilosamente como había entrado la noche anterior, esperando que todo el mundo estuviera lo suficientemente cansado para no levantarse esa mañana.
Gracias a todas las personas que me apoyan en este fanfic con el envío de reviews, aunque solo sea por esa gente merece seguir escribiendo. Deseo que todos disfrutéis tanto de la historia como yo escribiéndola.
