Disclaimer, estos personajes no son míos, ya sabemos todos a quien pertenecen, todo esto lo hago por diversión y no por ganar dinero.


Noviembre fue un mes para olvidar, principalmente porque el que no debe ser nombrado decidió extender más su reinado de terror y miedo. Sus ataques eran pequeños y dispersos, lo que los hacía más difícil de detectar. Ahora era un pequeño hospital muggle el que sufría sus iras, después una familia de magos que habían negado su ayuda a la oscuridad…

La Orden trabajaba de manera frenética, el Ministerio pretendía controlar todos los sucesos e intentaba acallar los rumores de una posible destitución del Ministro. Marina había perdido aquel mes algunas clases con sus alumnos, sus explicaciones siempre basadas en motivos personales ya no convencían a unos jovencitos que se estaban haciendo adultos a pasos agigantados. El profesor Snape también solía ser uno de los ausentes, sus misiones para Voldemort, eran cada vez más peligrosas y su falta de información sobre la Orden empezaba a levantar ampollas entre los más allegados al señor tenebroso, que veían en Severus un posible espía de la luz. Sólo Harry parecía resistir en estos momentos los envites de la oscuridad, sus sueños volvían a ser tranquilos y relajados tras recuperar las clases de oclumancia, y el apoyo de sus amigos y compañeros se había convertido en un pilar básico en su vida. Sólo un atisbo de tristeza parecía acompañarlo cuando observaba como en el gran comedor la silla de Marina estaba aquel día vacía como tantos otros.

Harry estaba disgustado con Marina por haberle obligado a tomar esas clases de oclumancia con Snape, pero sobre todo por ocultarle su relación personal con Snape, con el falso y grasiento ex profesor de pociones. Marina, por otra parte, era consciente de que a Harry le sucedía algo con ella, pero intentaba recuperar las clases perdidas, además de los pequeños trabajos para la Orden que se acumulaban encima de su despacho. Estas pequeñas misiones en otros lugares, la tenían demasiado abstraída para poder hablar con él. Había seguido investigando ese dichoso símbolo de reloj que Harry había sacada de su sueño, pero ninguno de sus confidentes conocía nada, o al menos decía algo al respecto.

Las mañanas empezaban a ser cada vez más frías, como cada mañana Marina se levantó apurada, debía saltarse el desayuno si quería revisar la poción que había preparado el día anterior antes de la llegada de alumnos. La mañana pasó sin complicaciones, al mediodía tras la comida se pasó por el despacho de su abuelo para entregarle varias pociones embotelladas para la orden. La tarde se prepara ajetreada, además de que a última hora tendría pociones dobles con los de 6º. Espera tener entonces tiempo para hablar con Harry.

Bien chicos esto es todo por hoy- concluyó Marina en su última clase del día- Recojan todo por favor, y Sr. Potter quédese un momento tengo que hablar con usted.

La clase salió lentamente entre murmullos de cansancio y protesta por la cantidad de deberes que tenían para hoy. Harry esperaba pacientemente a que el último alumno saliera por la puerta.

Siento no tener mucho tiempo para la charla profesora Müller pero tengo clases de Oclumancia con el profesor Snape.- le indicó Harry.

Así que ahora soy la profesora Müller- comentó Marina.

Marina se extrañó ante el comportamiento retraído y frío del muchacho, tomando una hoja de papel garabateo rápidamente con una pluma una disculpa para el profesor Snape por la clase de Oclumancia que Harry se iba a perder, se la entregó a su lechuza y se sentó para disfrutar de lo que ella se le antojaba no sería una charla corta.

Bien Harry- comenzó Marina- ya estás disculpado con el profesor Snape así que ahora, vamos a tener una charla. Primero disculparme por no haber estado más pendiente de ti este mes, pero tanto Hermione como Ron me confirmaron en algunas ocasiones que estabas bien, además he tenido varios problemas y no tengo casi nada de tiempo.

De acuerdo- respondió escuetamente Harry.

¿Qué pretendes hacer un monólogo, Harry ¿qué te sucede?

Nada

- Harry creí que confiabas en mí.

Si yo también creí que podía confiar en ti- respondió dolido Harry.

Harry si no me dices que te pasa no puedo ayudarte.

¿Y En que me vas a ayudar¿Entregándome a Snape?- le espetó Harry- ¿o al mismísimo Lord Voldemort?

No tengo ni idea de lo que hablas- se sorprendió Marina.

Pues entonces dime¿Por qué no me lo dijiste¿Por qué me lo ocultaste? Yo confiaba en ti, me has traicionado, yo te conté todo, y solamente esperaba que hicieses lo mismo, que confiases en mí.

No sé lo que habrás oído pero no te entiendo, si no eres más claro no podré hacerte ver en que te fallé.

Entonces como sí estuviese esperando ese mismo instante durante muchos días, Harry levanto la vista para enfrentarse a Marina, pero en ese momento, vio a una mujer preocupada por él, vio a una persona que sufría tanto como él sufría, y observó como estaba intentando vencer ese miedo que desde el primer día Harry apreció en su mirada. Se tranquilizó, de la manera pausada y tranquila pasó a relatarle la noche de Hallowen, sus impresiones del profesor Snape y su charla con Draco. Marina escuchó todo atentamente, y sonrío al acabar.

Bien, pues poco más que decir- respondió Marina

Entonces ¿es verdad?- preguntó un sorprendido Harry.

Severus me castigó desde el primer año de mi estancia en Hogwarts. Su primera frase dedicada a mí fue el primer día de clases: "vaya, vaya, la Srta. Müller una nueva celebridad para este colegio, veamos como se defiende la nieta del director".

A mí también me llamó celebridad- la interrumpió Harry.

Si, quizá sea esa su forma de ser, por eso te compadecí en su momento. Para él nunca hacía nada bien, realmente no era buena en pociones, pero desde luego no era la peor, en eso y en el resto, bueno si acaso en adivinación pero porque tenía una imaginación impresionante me encantaba pregonar la muerte de alguien.

Pero- dijo Harry con una sonrisa en su boca recordando sus propias clases de adivinación- ahora eres buena en pociones.

Él me convirtió en lo que soy, soy buena en pociones y en DCAO gracias a él, y domino un poco la Oclumancia también gracias a él. Me castigaba continuamente, pero cada vez los castigos eran menos castigos, pasé de limpiar calderos y estanterías a recibir clases particulares extras en todas aquellas asignaturas que lo desease. Severus me ayudaba con los hechizos de DCAO que no me salían, me ayuda a repasar la poción de ese día que me había salido mal y tenía la mala costumbre de introducirse en mi mente para sacarme puntos cuando lo maldecía mentalmente.

Por eso aprendiste Oclumancia- le indicó Harry.

Si, por eso, porque llegó un momento que tenía un secreto que no quería que nadie supiera, porque llegó un momento en que comprendí que de algún modo incomprensible me había enamorado de ese hombre. Temía el ridículo cuando él se enterase, tenía 17 años Harry.

Pero Snape…- empezó Harry.

Profesor Snape, Harry- le corrigió Marina.

Vale, pero el profesor Snape te besó en público- dijo Harry- aunque te odiaba

Si, no es un secreto, cualquier ex alumno de aquella época puede decírtelo, fue en el baile de Hallowen de mi último año en Hogwarts, lo puse celoso y perdió los papeles. Lo de odiarme fue una máscara, Severus es el rey de la interpretación, si estuviéramos en el mundo muggle le darían un oscar al mejor actor. No todo el mundo es lo que parece, y Severus desde luego no es el ser cruel y cretino que la mayoría de la gente cree. Pero cuando eres espía de … - Casi se le había escapado, no podía creerlo, como podía ella decir eso delante de Harry, nadie debía enterarse por la seguridad de él.

¿Espía de…? – Pregunto Harry.

Lo siento Harry, esto no te lo tenía que haber dicho, y es muy peligroso que lo sepas, así que olvídalo.

- De modo que quizás la crueldad con que Snape nos trata a veces Harry, es debido a un motivo, aunque ese motivo no justifique su comportamiento del todo.

Sólo fue eso un beso¿no hubo más?- preguntó Harry sonrojándose débilmente- no sé, no es curiosidad, pero me gustaría poder defenderme de Draco cuando este me ataque.

Si hubo más, aunque a mí siempre me supo a poco.

¿está permitido una relación profesor – alumno?- preguntó Harry sorprendido.

Si y no, verás. Severus luego de lo ocurrido puso su cargo a disposición del director, Albus como mi tutor legal tuvo que presentar en el ministerio una alegato por el que se hacía participe de que estaba al tanto de lo que estaba pasando, y no ponía impedimentos para ello. Y yo por mi parte pasaba la prueba del Veritaserum para comprobar que el profesor Snape no estaba abusando de una alumna de algún modo, vamos que yo no estuviese obrando contra mi voluntad. Además me comprometía a ser evaluada por otro profesor en Pociones.

Entonces os queríais, los dos- le dijo Harry- no se puede poner tantos obstáculos a un amor y superarlos por nada. Y si os queríais porque no estáis juntos.

Claro que nos queríamos Harry pero no todo acaba como uno espera- le comentó Marina- a veces la vida te pone a prueba.

¿Todavía lo amas?

Marina sonrió tristemente a esa pregunta, cuantas veces se la había hecho en estos siete años. Cuantas veces contestó: "No, ya no lo amo", y después volvió a caer en la necesidad de recordarlo. Por un momento el sabor de los labios de Severus volvió a los suyos propios, el calor que irradiaba su cuerpo, la sensación de pérdida que la embargaba cuando se alejaba de ella. Claro que lo amaba, y lo amaría siempre, y cada vez le costaba menos recordárselo, pero era algo con lo que debía vivir, construir un futuro en el cual pudiera ser feliz sin Severus.

Bien Harry- continuó Marina como si no hubiera oído la pregunta- me alegro que hayas sido sincero conmigo, cuando te vuelva a pasar algo ven a mi. Lo que hemos hablado hoy aquí no lo comentes ¿vale, y sí… No me mires así, a Ron y a Hermione puedes decírselo, pero a nadie más. Tengo la impresión de que Draco lo usará cuando lo crea necesario. Ahora a hacer los deberes y descansar.

De acuerdo. Buenas noches Marina- respondió Harry.

Buenas noches. Una cosa más, vamos a pasar las navidades en Hogwarts Harry si quieres hacer algo especial coméntamelo, y sigo mirando lo de la mansión y el símbolo pero es complicado.

Gracias.

Harry salió de allí con una visión distinta de Snape, era como si estos seis años hubiera estado viendo a un impostor. Marina lo había amado y el Snape que él conocía no fomentaba ese sentimiento entre los demás, entonces que ocultaba el misterioso profesor en su vida. ¿De quien era espía Snape?. Harry, quizás ahora empezaba a entender algo que le rondaba por la cabeza hace mucho tiempo¿Quién es Snape realmente?.

Hermione fue la menos sorprendida ante la declaración de Harry de lo que había existido entre Snape y Marina, Ron puso el grito en el cielo mientras se preguntaba si Marina tenía ojos en la cara. Pero los tres llegaron a la conclusión de que quizás en el fondo Snape no tenía porque ser el cretino que todos creían. Bueno si era el cretino, pero quizás fuese algo más… Habían estado hablando en la torre de astronomía, solos, o eso creían ellos que no vieron como una sombra negra los seguía desde el principio pensando que tramaban. Los tres se retiraron riendo a su respectiva sala común, mientras Severus se deslizaba desde el lugar donde había estado oculto.

Así que puede que no sea tan cretino – murmuró Snape para sí mismo

Le hubiera gustado saber la respuesta de Marina a la pregunta de Harry pero Severus sabía que le había hecho mucho daño. Se retiró a sus mazmorras pensando que quizás debería enfrentar de nuevo a Marina, las palabras de Harry resonaban todavía en su memoria, y Severus de manera semejante a lo que hacía Marina recordó, recordó su pasado con Marina y aunque le dolía tanto haberla perdido, también sabía que el recuerdo de ese amor era una constante en su vida. Se sentó en ese sofá que tantas veces habían compartido y sirviéndose un vaso de un brebaje, un brebaje muy parecido en sus efectos al Whisky que los muggles bebían, se perdió en su pasado.

Flash Back

Aún recordaba fácilmente a aquella chica de mirada desafiante que se sentaba en la primera fila. Recordaba su primera humillación en público, y como la tuvo durante seis meses limpiando calderos, las mazmorras, botes e incluso su despacho cuando todo lo demás ya estaba limpio. La observaba en clases y pensó que quizás se podría hacer algo bueno de un león por una vez, además era la nieta del director y a él le debía demasiado. Sus castigos se convirtieron en magníficas clases magistrales, ya no de su asignatura pociones, si no te todo aquello que ella no llevaba bien. Que bien se sintió entonces pudiendo transmitir a alguien sus conocimientos de artes oscuras o volviendo a recordar como estaban las constelaciones en el cielo. Nunca supo en que momento ese sentimiento se instaló entre ellos, pero nació, nació de las tardes de complicidad compartidas en las mazmorras, de las discusiones sobre un ingrediente o sobre un hechizo, nació de esos momentos que ellos construyeron.

No hacía falta castigarla para que apareciera en sus mazmorras con un ensayo mal hecho, o simplemente para limpiar algunos calderos porque no tenía nada mejor que hacer, que manera de buscar su compañía, algo que Severus agradecía. Severus siempre creyó que Albus fue más rápido en saber lo que pasaba que ellos mismos, quizás como dice la leyenda el humo lo ven antes los de afuera que los de dentro. La echó de menos en la última noche de Hallowen, pero no la culpaba, él tampoco quería estar allí, le traía demasiados recuerdos. Sus bailes con otros compañeros, las miradas disimuladas hacía la esquina donde él estaba semiescondido, y finalmente un ataque de celos tan grande que lo llevó a besarla en medio de la pista de baile. Los sucesos se dispararon después, y les llevó a vivir uno de los años más importantes de su vida.

Fin Flash Back

Severus apuró su vaso de su brebaje pensando en las últimas palabras de Harry, y recordando su último beso.

dijo que pensaba volver una de estas noches a la biblioteca para continuar buscando el símbolo- susurraba Harry a Ron y a Hermione.

Si quisiera podríamos ayudarla- le indicó Hermione.

No creo que ella quiera…"

Perfecto- susurró para si mismo Severus- un buen lugar para comenzar un encuentro.

Severus arregló su túnica antes de salir hacía el Gran Comedor, haría su ronda puntual tras la cena para quitar puntos a los alumnos rezagados y después se dirigiría a la Biblioteca.

Marina llegó a la Gran Biblioteca tarde, se había quedado corrigiendo unos ensayos, y quería acabar. Le sorprendió encontrar la puerta de la sección prohibida abierta y una pequeña vela en una de las mesas, Madame Pomfrey no solía ser tan despistada. Cuando se dirigía hacia allí oyó el leve susurrar de una capa y una voz que conocía demasiado bien.

Pensé que llegarías antes, como no sabía que habías mirado ya, empecé por los últimos libros de la colección, pensé que tú empezarías por los primeros.

Profesor Snape ¿qué hace aquí?- preguntó una sorprendida Marina.

Esperándote

¿Esperándome?- ahora sí que Marina no salía de su asombro.

Esta tarde oí a Harry comentarle a sus queridos amiguitos, que estabas intentando buscar un símbolo, pensé que necesitarías ayuda- contestó un Snape totalmente carente de su habitual frío carácter.- y deberías decirle a tu protegido que tenga cuidado con las conversaciones públicas, puede haber oídos cerca.

Lo tendré en cuenta, y si empecé por el principio. Esto es absurdo- se dijo Marina más para si mismo que para Snape- ¿qué estamos haciendo?

Buscando un símbolo de serpientes enroscadas formando un globo terráqueo y…

Una frase "Tempus fugit est"- concluyó Marina.

Exacto, siempre formamos un buen equipo.- murmuró Snape esbozando una ligera sonrisa- ¿continuamos?

Si la noche de Hallowen fue larga para Marina, aquella no se esperaba menos, estaba en la sección prohibida de la biblioteca, buscando un símbolo de una casa misteriosa, y al lado estaba el único hombre que la perturbaba de manera innatural, su Severus, el Severus del que se enamoró.

Algo la despertó poco antes del amanecer.

Marina, Marina- susurraba una cálida voz sobre su cuello.

Un poquito más- respondió Marina media dormida aún.

Marina, tenemos que volver a las habitaciones, a lo demás debes dormir algo antes de tu próxima clase.

Marina abrió entonces definitivamente los ojos, y refunfuñando se levantó de su asiento, tenía el cuello y la espalda agarrotados y lo peor es que aún no habían encontrado nada. Severus colocó los libros nuevamente en sus sitios, apagó las velas y cerró las puertas de la sección prohibida. Lentamente se deslizaron por los pasillos del tercer piso hasta los aposentos de Marina.

- Gracias Severus, sin tu ayuda aún me quedarían muchas noches más- le dijo Marina mientras se apoyaba dolorida en el marco de su puerta.

No te preocupes, ambos estamos en el mismo bando y… - Severus se contuvo antes de seguir- descansa un poco te hará falta. Creo que sería conveniente descansar esta noche ya continuaremos la siguiente.

Tanto uno como otro volvían a notar esa sensación que los embargaba cuando estaban juntos, esa necesidad imperiosa de perderse en los brazos del otro, de besarse hasta perder el aliento. Por eso se había ido, porque ambos sabían que si los dos vivían en el castillo, no podrían romper sus lazos. Marina luchó contra sus deseos de besar a Severus en aquel mismo momento, de arrastrarlo al interior de su habitación y perderse entre sus caricias, entre sus besos.

Buenas noches- susurró Marina mientras se introducía en su habitación.

Buenas noches - susurró Severus.


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