Lo de siempre los personajes no son mios, ya sabemos todos a quien pertenecen y yo solo los tomo prestados para mis calenturienta mente.
Y la Navidad llegó, el tiempo pasaba rápido, demasiado rápido, tanto que quizás nadie estaría preparado a tiempo, o preparados sí, pero no en el momento necesario…, el peligro se acercaba tan sigiloso como la sombra que trae tras de si la noche. Voldemort ya no se ocultaba, el ministerio estaba saturado de trabajo, y no podía evitar que campara a sus anchas, reclutando a nuevos sirvientes, y sin que por ahora nada ni nadie se le hubiese enfrentado con éxito. Los pocos que conocían realmente la situación se preguntaban "¿A que está esperando el ministerio?", muchas grandes familias que en el pasado se habían enfrentado a Volemort huían a algún país extranjero. ¿Aunque con Voldemort libre donde se puede estar seguro hoy en día?.
En Hogwarts la mayoría de los alumnos pasarían estas Navidades en el colegio por cuestiones de seguridad. Pero aún así Albus no podía dejar de pensar en todas esos alumnos que sí volverían a casa para pasar estas fiestas, y cuantos no volverían, y de los que regresasen cuantos serían ya seguidores del señor tenebroso.
Había decidido preparar una inolvidable cena de Navidad para todos, y un gran baile al terminar. Así que a unos días de Nochebuena los alumnos de Hogwarts se preparaban para el primer partido de Quiddicth trascendental de la temporada Slytherin- Gryffindor y para una magnífica cena de Nochebuena.
Mientras tanto, Marina y Severus seguían buscando una pista que les llevara al símbolo que Harry volvía a tener en sus sueños. Habían leído dos veces todos los libros de la sección prohibida e incluso habían vuelto a leer los libros de carácter general, realmente llevaban más de 3 semanas en ello, pasando varias noches juntos en la biblioteca, y se había convertido en algo rutinario. Había momentos en que ambos olvidaban todo lo que había ocurrido entre ellos y volvían a aquellos días en que compartían confidencias y risas en las mazmorras. Eso sí por algún motivo que ambos se negaban a plantearse, sus encuentros eran siempre por la noche, a solas y sin que nadie fuera consciente de ello. Aunque Marina al igual que Severus tenía la ligera impresión que de algún modo Albus lo sabía, sobre todo cuando esa noche los hizo llamar a su despacho.
Buena noches Marina- saludó Albus- pasa y siéntate Severus no tardará en llegar.
Buenas noches- saludó Snape desde la puerta.
Severus, hijo mío, siéntate- dijo Albus mientras señalaba la silla vacía al lado de Marina- ¿queréis un té¿caramelos de limón?.
No gracias- contestaron ambos.
Bien os he hecho venir aquí porque creo que estáis realizando juntos una pequeña investigación que no está dando sus frutos- sonrió Albus mirándolos por encima de sus gafas- cuando Nicolás Flamel murió me donó parte de su colección de libros, libros antiguos, aquellos que él consideraba más importantes o que creía que no deberían caer en manos inadecuadas, el caso es que el otro día buscando cierta información para uno de mis experimentos…
Abuelo- lo interrumpió Marina- al grano.
Si, perdón el caso es que encontré una trilogía sobre mitos y leyenda mágicos, son historias recogidas de viva voz y posteriormente transcritas por un cronista, no se sabe hasta que punto son verdad o no, pero…
¿Y bien¿porqué tengo la impresión de que en esos libros está la solución?- preguntó Snape.
No lo sé Severus, pero creo conveniente que le echarais una ojeada- sonrío Albus- tomad, y espero que os sean de ayuda. Eso sí cuando tengáis la información que buscáis creo que será necesario que informemos al resto de la Orden.
Gracias Abuelo.
Albus.
Mientras bajaban las escaleras ambos se miraron sonriendo.
- Creo que sabe mucho más del tema de lo que nos dice, que lo sabía desde hace bastante tiempo, y que como de costumbre nos ha dejado que lo investigásemos por nuestra cuenta haber si obteníamos alguna otra información, de modo que trabajásemos juntos todas estas noches para que mejoráramos nuestra relación- expuso Snape.
- Bueno, sabes que el abuelo siempre fue un entrometido, creo que se ha dado cuenta de lo que tú y yo…- empezó Marina.
- ¿tú y yo?- preguntó Snape parándose para mirarla fijamente.- Marina tenemos que hablar de ello, hay cosas que no han cambiado y lo sabes.
- Déjalo, es mejor así. Tenemos que echar una ojeada a esto¿te parece bien en mi despacho en una hora?
¿Porqué no en las mazmorras?- inquirió Severus.
- Porque son demasiado frías.
- Hace tiempo no decías eso.- respondió entrecortadamente Severus.
Marina lo miró con tristeza, tenía que controlar su lengua lo sabía pero al fin y al cabo ese era un defecto que ni el mismísimo profesor Snape con sus innumerables castigos había sido capaz de corregir.
Hasta dentro de una hora Severus- musitó Marina mientras enfilaba el pasillo que la llevaría a su dormitorio.
Una hora después la puerta de su despacho se abría dejando paso a un Severus no menos que molesto.
- Vaya –comentó Marina- veo que no está de muy buen humor esta tarde.
- Mi humor es lo de menos, pongámonos a trabajar.-contestó el siempre frío y sarcástico profesor.
Cada uno de ellos se sentó en una silla frente a la gran mesa de roble que ocupaba el centro del despacho de Marina.
- ¿Has encontrado algo?-preguntó una cansada Marina después de tres horas de trabajo.
-No ¿y tú?
- Nada. Yo no sé si tengo fuerzas para continuar.
- Pues la solución debe estar ahí-comentó Severus-conozco lo suficiente a tu abuelo para saber que si nos los dio era porque sabía que aquí encontraríamos algo. Pide algo de comer y después seguimos mirando.
Severus se desplazó entonces al gran sofá que Marina tenía en su despacho, donde esta solía descansar muchas veces entre clases y clase. Marina se comunicaba con Dobby para que le trajera algo de comer, preguntándose si Severus sería consciente de la cantidad de veces que ella había permanecido tumbada en ese sofá, pensando en él, recordando sus caricias, sus besos, recordando el beso que le había dado el mes anterior, el beso que los dos pretendían haber olvidado…
La llegada de Dobby con todo lo pedido la sobresaltó y no pudo menos que dar un pequeño salto.
- Disculpe-comenzó Dobby-Dobby no quería asustar a la profesora.
- No te preocupes, Dobby, es solo que la profesora no estaba aquí. Puedes irte y gracias.
Y cogiendo las cosas se sentó al lado de Severus. Comenzaron a comer en completo silencio, solo se percibía el ligero crepitar de las llamas de la chimenea que calentaba la habitación.
Bueno- comenzó una nerviosa Marina- mañana es el famoso partido Gryffindor-Slytherin.
Si, pero como sabrás no tenéis nada que hacer.
No creo que las serpientes sean tan buenas, a lo demás por lo que tengo oído algunos miembros de tu equipo compraron su entrada en él mientras que los leones están ahí por méritos propios.
¿tú crees?- respondió un frío Severus- Marina ¿estás intentando retarme de nuevo?
En ese momento, Marina fue consciente de lo que sus palabras implicaban, recordó sonrojándose ligeramente, los momentos en que luchaban en las mazmorras, como discutían sobre un tema en particular y ella le llevaba la contraria para cabrearlo, solo para ver como perdía los estribos y la acaba castigando. Porque si algo amaba Marina eran esos castigos, esos castigos en los que Severus la hacía sentir tan indefensa y tan completa al final.
Ya no tenemos edad para comportarnos así-comentó Snape- es absurdo que estemos ignorando lo que pasó.
- En eso estoy de acuerdo Severus, pero si me fui, fue porque no podíamos luchar contra lo que sentíamos, no podíamos ignorarnos.
- Y siete años después seguimos sin poder hacerlo-contestó Severus mientras se acercaba lentamente a ella.
Marina lo observó acercarse, fue consciente de lo que iba a suceder pero no quería pararlo, no podía pararlo. Su cuerpo reaccionó al acercamiento de Severus, sus labios volvieron a juntarse, ese calor que solo Severus sabía transmitirle, la lengua de Severus delimitó el contorno de sus labios y pidió permiso para entrar, un permiso que Marina le concedió gustosa. Volvía a sentirse llena, volvía a sentir como si le devolvieran algo que le hubieran arrebatado.
Sev…- le susurró lentamente en el oído notando la excitación que lo recorrió en ese mismo instante.
Nadie pronuncia mi nombre como tú Marina- respondió entrecortadamente Snape.
Sus labios recorrían el cuello de Marina, obteniendo a su paso pequeños jadeos de satisfacción. Un sonido en la ventana les arrebató el momento. Marina se levantó lentamente, y observó como la lechuza de Karl un amigo suyo picaba lentamente el cristal pidiendo permiso para entrar.
La saludó alegremente, mientras le quitaba la carta que traía para ella. Le regaló una de las chucherías que llevaba oculta bajo su capa, y esta se alejó ululando feliz. Marina desenrolló en pergamino y leyó lentamente la carta. Una pequeña muestra de preocupación cruzó su rostro, se esperaban unas Navidades movidas. Guardó la carta en la mesa de su escritorio, y volviendo a componer su rostro se giró hacia Severus, parecía como si Karl la estuviera salvando de algo que debía evitar.
- Creo que deberíamos seguir trabajando-comentó Marina fríamente -ya llevo demasiado tiempo con esto y tengo la impresión de que nos estamos perdiendo algo importante.
- ¿Llevas desde la noche de Hallowen?-preguntó Snape intentando parecer sorprendido- ¿Estuviste en el castillo esa noche¿Por qué lo ocultaste¿Tanto odias lo que pasó?
- Acabas de usar Oclumancia conmigo- respondió una molesta Marina.
- No profesora, no he usado oclumancia con usted, pero creo que si quisiera hacerlo no tendría ningún problema .Debería mejorar su nivel profesora Müller- respondió un frío Snape.
Marina recordó entonces su noche de Hallowen y el calor de una manta que la arropaba por la mañana, y se preguntó cuando o donde Severus aprendió a ver en ella de manera tan transparente.
Estuviste en la biblioteca aquella noche, me encontraste y me tapaste- lo enfrentó Marina.
¿Es un delito, profesora? Estaba haciendo mi ronda habitual y descubrí que algunos leones no son tan valientes como dicen ser.
- ¡Cretino!- le respondió Marina.
Continuemos- murmuró un frío Severus.
El silencio entre ellos era tenso, ni la comodidad del sofá, ni el lejano crepitar del fuego eran un bálsamo para dos personas cuyos pensamientos no estaban del todo puestos en las páginas de los libros que pasaban. Ambos de manera distinta recordaban, su pasado, esos besos que se habían prodigado, besos robados en una esquina de las mazmorras, en los límites del bosque oscuro, besos que los ayudaban a conservar lo suyo, a conservar su mundo.
- Por Merlín!- empezó Marina- la familia Ravokanov.
- No puede ser- le respondió Severus- es un mito.
- Pues creo que este mito puede ser realidad.
- Es tarde, pero mañana a primera hora deberíamos hablar con Albus, hay que convocar a la Orden.
- Veremos- dijo Marina- mañana a primera hora. También debemos avisar a Harry, puede sernos de ayuda.
Severus se levantó de su asiento lentamente, y sin mirar ni una sola vez atrás dijo.
- Buenas noches, profesora Müller.
- Buenas noches, profesor Snape- contestó una triste Marina.
A la mañana siguiente Marina corría por los pasillos de Hogwarts seguida por tres adolescentes que no la hacían más que acribillar a preguntas sobre quien era la familia, que podía significar el símbolo, etc. Ella sólo sabía que llegaba tarde a una reunión con el director, la subdirectora y el jefe de las serpientes y que en vez de aparecer acompañado de Harry lo hacía también de Ron y Hermione.
Buenos días- saludó Marina-siento el retraso pero… no pude librarme de ellos… dijo mientras Hermione y Ron aparecían tras la puerta.
Veo que el nivel de nuestro profesorado Albus es cada día mejor- mencionó un sarcástico Snape mientras sonreía a la jefa de los leones.- Creo profesora Müller que su incapacidad para dominar al alumnado no es un punto a su favor.
Bien no estamos aquí para juzgar la situación, y seguramente Harry tendría después una charla con sus amigos para contarle todo así porque no empezar nosotros- intervino un Albus conciliador- tomad asiento.
Los chicos tomaron asiento lo más cerca de Marina que pudieron y mantenían su cabeza tan baja como les era posible.
- Bien- comenzó Albus- el profesor Snape y la profesora Müller han encontrado algo interesante sobre el símbolo que usted ve en sus sueños Sr. Potter. Pertenece a la familia Ravokanov.
- ¿Y quien es la familia Ravokanov?-intervino una insegura Hermione- la profesora Müller no ha querido contarnos nada.
- Vaya veo que algo si sabe mantener la boca cerrada- contestó Snape
- Pensé profesor que a usted no le gustaba que mi boca estuviera cerrada- le respondió Marina sonriendo mientras dejaba caer sutilmente una clara mención sexual.
Ya basta!- interrumpió Albus- no estamos jugando¿podemos comportarnos como adultos por una vez?
- Perdón- contestaron los dos al unísono tras la regañina de Albus.
Bien- continuó Albus- La familia Ravokanov, no es una familia inglesa como su apellido os puede indicar, se decía que procedía de Rumanía, un país en el este de Europa. Allí destacó por sus prácticas no muy comunes y por sus ideas de una auténtica limpieza de sangre, matrimonios entre sangres limpias y demás. Todos los que querían formar parte de su familia pasaban una amplia selección, su familia debía ser toda sangre limpia, debían demostrar ser magos de prestigio…Su locura les llevó a celebrar matrimonios entre los miembros de la familia, la consaguinidad no es buena cuando se está hablando de matrimonios, los defectos genéticos se extendieron como una plaga entre los miembros de la familia.
- Pero esta casa no está en Rumanía- respondió Harry- tengo la sensación de que está cerca.
- En eso tienes razón. – Continuó Albus- El miedo al rechazo y las numerosas leyendas que de ellos se contaban les hizo abandonar Rumanía, se desplazaron a Inglaterra. Se dice que construyeron una gran Mansión en las afueras de Londres, rodeada de un enorme terreno inhóspito y vacío, nadie da razón de donde se encuentra esta mansión, ni de donde podría estar. Los leyendas suelen acabar donde empiezan los mitos y en este caso así es, lo que viene después es todo mito. Se dice que en su cruce de sangre en la familia llegó a nacer un mago tan poderoso como malvado, un mago que escapó al control de sus predecesores. Parecido al mismísimo Voldemort, sembró el terror en la Inglaterra de principios del Milenio. Su familia abrumada por la culpa y la desesperación se unieron su poder en un ultimo, poderoso y olvidado conjuro, una última cruzada que los llevó a la muerte, tras unir sus fuerzas para vencerlo. Se dice que antes de morir, consiguieron confinar su esencia en un objeto tan poderoso como misterioso y permanecerá allí hasta el fin de los días o hasta que alguien lo libere.
Es decir- intervino Severus- si el señor tenebroso se hace con ese poder, ya no habrá nada ni nadie que puede pararlo. ¿Y si ya lo tiene¿Y si ya sabe que es?
Bien, Lord Voldemort debe localizar la casa, y encontrar el modo de entrar en ella.- continuó un impertérrito Albus- y una vez allí encontrar el objeto de poder, del cual misteriosamente no se sabe nada. Además sus antecesores usaron uno de los equinoccios, el de primavera, para aumentar su poder junto con el de la naturaleza y vencerlo.
Básicamente- intervino Marina- tenemos hasta el 20 de Marzo para encontrar la casa, lograr entrar en ella, encontrar el objeto y destruirlo.
¿Destruirlo?- intervino Harry- Podemos utilizarlo nosotros, podemos utilizar su poder.
No – contestó un demasiado serio Albus- no podemos contar con la ayuda de un ser de ese estilo, no podemos condenarlo a una vida mortal de servidumbre, debemos liberarlo de modo que no sirva a nadie.
No es justo- le replicó Harry- como usted no va a luchar contra Voldemort, como usted no va a tener que jugarse la vida con él.
Bien ya basta Harry- le increpó Marina- por ahora es todo. Creo que sobra decir que esto no debería salir de aquí, y es hora de que vayáis bajando al campo, jugáis contra Slytherin ¿o lo habéis olvidado?
Hermione, Harry y Ron se levantaron rápidamente de sus asientos, se habían olvidado del partido y seguramente en estos momentos su equipo no estaba muy entusiasmando con su ausencia en los vestuarios.
Los cuatro se quedaron un rato en silencio.
- La Orden está avisada desde ayer- comenzó Albus- buscan la casa y observan cualquier movimiento de mortífagos que nos puedan dar alguna pista. ¿Severus, no sabes nada?
- No Albus- terció Severus- el señor tenebroso me está dejando al margen de muchas de sus decisiones últimamente.
- Creo Severus- intervino Minerva- que no deberías volver a actuar como espía, yo creo que el hecho de que no te involucre de manera activa en sus planes es un síntoma de que algo no va bien, de que desconfían que no seas un servidor de la luz.
- O un síntoma del verdadero lado en el que se encuentra el profesor Snape- comentó sutilmente Marina.- porque dígame profesor ¿no estará jugando con ambos bandos?
Puede ser Marina- le respondió fríamente Severus- pero por ahora soy lo poco que tenéis dentro.¿ No te fías de mi, o no te fías de ti?
Ya basta, creo que ambos sois lo suficientemente adultos para aceptar las consecuencias de vuestros actos - comentó Albus- Vayamos a ver el partido. Estoy pensando yo que sería una buena situación para que Severus y Marina se sentaran juntos.
¿Perdón?- peguntó una molesta Marina.
- Que mejor que ustedes dos sentados juntos para hacer ver a todos los miembros de la junta escolar que el colegio funciona a la mil maravillas- sonrió cínicamente.- a lo demás deberían limar esas asperezas que tienen desde el principio de curso, bueno mejor dicho que solo tienen en contadas ocasiones.
Albus se levantó de su asiento tendiéndole solícito su brazo a Minerva que lo aceptó con una inmensa sonrisa de satisfacción. Mientras Severus miraba interrogante a Marina que sin mirarlo si quiera salió del despacho del director murmurando para sus adentros.
El partido transcurría rápidamente, había que reconocer que ambos equipos estaban muy por encima del nivel de las otras dos casas del colegio. Se notaba que eran los mejores, el marcador iba casi empatado, y se podían observar maravillosas jugadas de ambos bandos. Marina observaba de reojo a Severus, y ésta a ella, ambos estaban disfrutando abiertamente del partido. A lo demás eran conscientes de las miradas no solo de Albus y Minerva sobre ellos, sino de casi todo el campo, sobre todo en esos momentos, en que Severus de manera intencionada ponía su mano sobre el brazo de Marina y acercándose peligrosamente a ella, le susurraba sonriendo algunas de las jugadas.
No la vieron, ellos nunca fueron buscadores, pero sí observaron como de repente como las escobas de Harry y Draco se ponían en marcha, a velocidades fuera de lo humanamente creíble. Marina empezó a temblar de manera considerable y su preocupación por Harry se hizo palpable en cada línea de su rostro. Tampoco Severus perdía detalle de la persecución a la par que observaba a Marina y la tensión que esta transmitía. Harry se acercaba rápidamente a la snitch dorada pero también a una de las columnas que flanqueaban el estadio, Marina sacó su varita, estaba dispuesta a interrumpir ese vuelo mortal en caso de ser necesario, la mano de Severus sobre la suya la disuadió en el acto.
- Sabe lo que hace, no en vano ha sido el buscador más joven del siglo- le susurró Severus.
Marina sonrió antes este comentario, volvió su vista hacia el juego que se desarrollaba en el campo, inconscientemente agarró la mano de Severus, necesitaba sentirlo cerca. Draco aminoró la marcha y frenó bruscamente, Harry en cambio, se estiró sobre su escoba, dominando esta con una mano y extendiendo la otra hacía el objeto dorado que volaba incansablemente delante suya. Su mano derecha se cerró ágilmente mientras la izquierda provocaba en el último momento un giro brusco para evitar chocar contra la columna. Descendió sonriendo hasta el centro del campo donde mostró la pequeña snitch que revoloteaba en su mano. La señora Hooch pitó el final del partido y los miembros de Gryffindor aupaban enfervorecidos a su capitán.
Marina liberó toda la tensión acumulada, y estalló en un mar de risas y gritos mientras saltaba en las gradas, justo al lado del impertérrito profesor Snape. Este miró disimuladamente a Albus que le sonrió pícaramente.
Creo que aunque no sea la jefa de los leones, merece mi más sentida felicitación.- le dijo Snape mientras tiraba suavemente de su mano.
Marina se sintió en ese momento arrastrada hacia los brazos de Severus, y sin importarle donde ni cuando se dejó llevar de nuevo. Severus la besó dulcemente en los labios, sin importarle quien los podía estar observando.
Veo que he encontrado un método eficaz para hacerla callar, profesora Müller- comentó Severus antes de desaparecer por las escaleras.
Medio Hogwarts observaba ahora las gradas donde minutos antes Severus besaba a Marina, Draco sonreía disimuladamente tras una mueca de cansancio, una sonrisa que compartía sin saberlo con el buscador del otro equipo, que comenzaba a ver un Snape distinto al que conocía. El silencio que minutos antes se había extendido por el campo ahora era un murmullo constante sobre lo que había ocurrido en las gradas.
Marina seguía en pie, sin moverse, su mente era ahora un complejo ir y venir de recuerdos, y lo peor es que la nieve que ahora empezaba a caer sobre el castillo anunciaba la llegada de la Navidad, una Navidad que a Marina se le antojaba extrañamente complicada.
Karl…- susurró Marina antes de agachar la cabeza tristemente y hundirse en sus pensamientos.
Por último y no por ello menos importante, gracias a todos los que me estais enviando rewiews, espero que os siga gustando la historia.
