Lo de siempre estos personajes no son mios ni nada por el estilo.
Marina se paseaba nerviosa por el despacho del director mientras esperaba a que fueran llegando todos los profesores y parte de la Orden. Albus los había convocado tan pronto como ella se lo solicitó, pero algunos estaban lejos y otros debían terminar primero sus asuntos.

- ¿Se puede saber porqué estás tan nerviosa?- le preguntó su Abuelo con esa sonrisa tan pícara que el solía poner.

- Tenemos una pista importante, después de tantos meses y tú crees que puedo estar tranquila- Marina miró directamente a su abuelo, se sorprendió de lo tranquilo que se mostraba.- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo¿Cómo puedes ….? Déjalo

- ¿Es solo por la pista?- le espetó Albus de sopetón- ¿hay algo más que quieras que sepa?

Marina lo miró ahora entre graciosa y divertida, Severus tenía razón cuando decía que al vejete no se le escapaba nada.

- Nada que no sepas ya- le respondió tranquilamente- estoy feliz, pero espero que él también lo estea.

Marina se había acercado entonces hasta la ventana, perdió su mirada por los nevados terrenos de Hogwarts, preguntándose mentalmente porque Severus era un hombre tan hermético.

- Lo está, ya sabes como es, pero lo está- le dijo su abuelo mientras la abrazaba.

Marina no contestó solo se dejó acunar en esos brazos, como tantas otras veces había hecho, nadie conseguía transmitirle esa sensación de paz. Un ruido en la puerta los distrajo, y se giraron para ver como la jefa de los leones y el de las serpientes los miraban sorprendidos.

-Perdón Albus, pensamos que la reunión ya había comenzado- rompió Minerva el silencio.

- No, tranquilos, id pasando que los demás no tardarán en llegar- Albus besó a su nieta en la frente y ambos se dirigieron a las sillas colocadas frente a la mesa principal.

Media hora más tarde, todos los allí reunidos discutían fervientemente por el modo más lógico de actuar, debían custodiar la casa, debían esperar… había tantas ideas como personas reunidas. Albus los observaba desde su puesto de relevancia, lanzando pequeñas miradas a su nieta.

- Bien creo que ya he oído de todo- la voz de Albus silenció abruptamente al resto de los allí reunidos- vamos a controlar la casa, evidentemente, pero desde una distancia prudencial y sin magia. No quiero que ni por asomo Tom tenga constancia de nuestra presencia en la zona, así que me parece que cuatro magos van a pasar unas pequeñas vacaciones al más puro estilo muggle.

Los ruidos de protesta entre los presentes no se hicieron esperar, sobre todo las disculpas de los que no tenían ganas de ir.

- ¿No creeréis que vamos a mandar a magos conocidos? Si os vieran por allí todo se iría al traste, así que ya tengo pensado quienes irán. El profesorado seguirá con su trabajo habitual, pero alerta a posibles movimientos dentro de las casa, de todas- añadió ante la sorpresa de la mayoría de los allí reunidos- Severus tú intensificarás tus clases de Defensa, quiero tener alumnos preparados, y tú Marina quiero que todos los alumnos sepan preparar pociones curativas aunque sean las básicas, y antídotos ante los venenos más habituales. Ah! Y si puedes contactar con Bill para saber si ha averiguado algo más no estaría de más.

- Perfecto- le respondió Marina observando el malestar de Severus ante esta última petición.

Estas palabras cerraron una reunión que había durado menos de una hora. Marina no se retiró como los demás sino que esperó con Minerva y Severus para hablar con Albus.

- ¿Cómo están los chicos?- les preguntó Albus- Harry especialmente.

- ¿Porqué no se lo preguntas tú?- la respuesta de Marina sorprendió a todos, incluido del mismísimo Albus que la miró con los ojos abiertos.

- ¿perdón?

- Mira abuelo, te preocupas por él, te interesa saber como está, que siente, y te interesa por más motivos que por el de ser la pieza clave de esta guerra- Marina lo miraba ahora fijamente- ¿me equivoco? Quieres a Harry pero temes su rechazo.

- Digamos Marina que él y yo no tenemos una buena relación- le explicó Albus pacientemente.

- Lo sé, Harry me lo contó¿pero que hubieras hecho tú si la mitad del mundo te oculta la mayoría de las cosas que crees que deberías saber?- le preguntó Marina- Habéis estado programando su vida sin preguntarle si era lo que quería o no, Harry ya no es un niño, más bien es un adolescente hecho hombre a pasos agigantados. Es consciente de la cantidad de responsabilidad que pesa sobre su cabeza, y es capaz de tomar decisiones solo, algunas acertadas y otras no tanto.

- Lo sabemos Marina- le dijo ahora la profesora McGonagall- pero creo que por ahora es mejor dejar las cosas así.

- Si dejais las cosas así ahora las seguiréis dejando así después, Harry se siente un objeto en esta Guerra, cree que cuando todo este acabe de algún modo o de otro él dejará de ser útil, dejareis de necesitarlo. Así no va a ganar esta guerra.

- Harry debe aprender a cumplir su papel, es la pieza clave y tiene que comportarse de un determinado modo- le interrumpió Severus.

- No, Harry es un joven, y como tal tiene derecho a divertirse como ellos, tiene derechos a que dentro de unos años eche la vista atrás y recuerde esto con alegría no como una pesadilla. Harry estudia magia, recibe clases extras de Defensa, me ayuda con las pociones cuando tiene tiempo, y recibe lecciones de Oclumancia. ¿Queréis que os diga como se siente?

- Quizás estemos pidiéndole demasiado- objetó Albus al ser consciente de lo que Marina decía.

- No Harry no protesta, pero también necesita cariño, como todos nosotros, de vez en cuando necesitamos un hombro en el que llorar o una mano que nos ayude a levantar. Habla con él, o con ellos si prefieres y no te rindas si no obtienes lo esperado.

Albus la miró intensamente, a veces la sabiduría de su nieta lo abrumaba, él ya había olvidado su adolescencia, la difícil etapa en la que eres tan inseguro que crees que todos están contra ti.

- Dile a los tres que mañana se pasen por mi despacho- le dijo Albus-ahora podéis retiraros. Minerva quédate un momento.

Severus y Marina se despidieron de ambos profesores.

- Creo que tu abuelo necesita descansar y algo de tranquilidad, no es tan joven como en la primera guerra- le dijo Severus mientras descendía las grandes escaleras.

- Si supongo que si pero ya sabes como es- le respondió Marina tristemente

En silencio llegaron a la segunda planta, Marina giró para encarar el largo pasillo que la llevarían a sus habitaciones.

- Buenas noches profesora Müller- le dijo Severus antes de continuar descendiendo.

- ¿No son muy frías las mazmorras en esta época del año?- le preguntó Marina sonriendo abiertamente.

Severus no se hizo de rogar y volviendo sobre sus pasos enfiló el pasillo al lado de Marina dirigiéndose a los aposentos de esta última.

Marina miró de nuevo el calendario, como si ese simple acto pudiera cambiar el día en que se encontraban. Había pasado un mes desde el día de San Valentín, un mes frenético para todos. La Orden seguía luchando fervientemente para intentar frenar una lucha que se había extendido hasta el mundo muggle. Las hordas de mortifagos atacaban por doquier a muggles y magos, sin distinción, su meta sembrar el terror. No se sabía nada del Lord, ni de su estado, tras su encuentro con Dumbeldore la noche del ataque en el ministerio, el paradero de Voldemort era indescifrable para la Orden. Severus ya no gozaba de la confianza que tenía en un principio, era llamado en contadas ocasiones a su presencia, y siempre en lugares distintos, lugares que a las pocas horas quedaban automáticamente vacíos, y sin ningún tipo de rastro para una Orden que se afanaba por buscar algo que les guiará en la lucha. Los profesores de Hogwarts, intentaban compaginar sus clases, controlar a sus alumnos y prepararse ellos mismos para la inminente llegada de una Guerra.

Marina y Severus habían duplicado sus horas de clase, e incluso se habían permitido el lujo de dar algunas conjuntas, el mismo Lupin daba a veces clase de Defensa cuando un Severus extenuado no podía más. Harry no solo aguantaba esto con estoicidad sino que además forzaba al máximo las clases de Oclumancia con Severus para estar estuviera perfectamente preparado.

Muchas noches Marina despertaba, solo para ver si Severus seguía a su lado, que no se había ido, sabía que él también estaba despierto, que como tantas otras noches les costaría conciliar el sueño. La espera estaba acabando con ellos, los misteriosos exploradores de Dumbeldore no daban sus frutos, no había movimientos cerca de la casa, todo aquel paraje parecía deshabitado, tan yermo e inhóspito como el terreno que rodeaba la casa. Marina a veces se preguntaba si no se habrían equivocado, si no habría sido todo demasiado rápido. Incluso había días que se preguntaba a sí misma si Draco no sería como su padre, si toda su historia no sería más que una gran patraña para desviarlos de todo lo importante.

María estaba sentada en su despacho, etiquetando las pociones sanadoras y los antídotos básicos que sus alumnos habían elaborado aquella tarde. Aunque parecía mentira, no eran tantas como se pudiera pensar en un principio, hacían falta más y más. Cada día llegaba una carta del ministro, solicitando nuevas pociones para los Aurores, para San Mungo. Sabía que Harry tenía una hora libre en aquel momento y se preguntaba que estaría haciendo, últimamente iba a visitar de vez en cuando a Albus. Tras el primer encuentro tenso, Hermione y Ron habían dejado de acompañar a Harry en sus visitas al despacho del director. Harry había estado distante, frío pero ahora era él quien acudía allí. Albus y él habían alcanzado un equilibrio en su rara relación… Marina sabía que todo se acabaría por arreglar, a Albus le importaba Harry y Harry estaba molesto con Albus porque le importaba también este último.

Volvió a mirar el calendario, si quedaban 6 días para el equinoccio de primavera. Marina resopló por lo bajo si por lo menos supieran que estaban tras la pista correcta. La chimenea crepitó repentinamente, y la pelirroja cabellera de Bill Weasly se apareció en medio de unas flamantes llamas verdes.

- Bill que sorpresa- le saludó Marina alegremente- pensé que te había pasado algo. No teníamos noticias tuyas desde hacía semanas.

- Lo siento, mi trabajo ,y… la verdad es que las cosas por aquí tampoco es que estean muy bien y quería pasar desapercibido ya me entiendes ¿no?- le dijo Bill Weasly mirando repetidamente hacia detrás.

- ¿Estás bien¿Ocurre algo?- le preguntó ahora Marina visiblemente preocupada.

- No tengo mucho tiempo eso es todo-le atajó Bill- escucha, he averiguado algo. Pero no me parece un modo seguro de decírtelo- dijo Bill mientras miraba a izquierda y derecha.- Ya recibirás noticias. Sabrás que son mías.

- Bill ¿de verdad todo va bien?- le volvió a preguntar Marina.

- Si tranquila. Dale saludos a mi familia… y por ahora no os pongáis en contacto conmigo ya lo haré yo cuando pueda- dijo Bill desapareciendo rápidamente en la chimenea.

Marina susurró adiós, pero Bill ya se había ido. Esperaba que estuviera bien y sobre todo que lo que había averiguado llegara antes de 6 días porque hacía falta mucha falta.

Quedaba solo tres días, Marina intentaba aplacar sus nervios de todos los modos posibles, hasta había discutido con Severus, y con Harry. Una pequeña lechuza se aproximó a su ventana, Marina la abrió, y observó como esta se dirigía a su mesa y esperaba pacientemente a que le quitara la carta que traía agarrada a su pata. Marina la desenrolló y tras darle una pequeña chuchería la lechuza salió ululando contenta por la ventana. Marina desenrolló la carta y comenzó a leer, ni conocía la letra ni la firma. Su mente se pasó minutos divagando sobre quien podía ser Gregor, pero que recordara ella no conocía a ninguno. Entonces sus ojos se centraron en una línea, tan clara con el agua," Sigues dándole celos supongo", sus labios susurraron un nombre: Bill. Marina aplicó la poción reveladora que ella misma había mejorado, y la carta cambió de color, y de argumento.

Marina paseaba sus ojos por la carta, de arriba abajo, de izquierda a derecha… había momento en que volvía a releer una línea, y otros en que cerraba los ojos deseando que lo que hubiera leído no era verdad.

" Hola Marina, siento se portador de noticias aciagas, pero las cosas no pintan buenas, aunque espero que por ahí las cosas estén mejor, aquí nos hemos quedado muy solos, según tengo entendido se están produciendo levantamientos de magos en muchas zonas de Europa, y muchos de mis compañeros han vuelto a casa para ver como están sus familias. Parece que España así mismo se está convirtiendo en un país especialmente conflictivo.

He averiguado algo, y espero que os sea de ayuda, yo por ahora creo que deberé permanecer escondido por algún tiempo, digamos que trasgredí algunas reglas y temo ser encontrado, los rumanos son muy suyos a la hora de hacer cumplir su justicia. Me colé en la biblioteca de…bueno déjalo, creo que será mejor así, a ver si te van a condenar por ayudar a un prófugo.

Parece ser que la familia Romanov, no solo usó el poder del equinoccio de primavera, sino que ese año, concretamente el año, 1551, hubo un eclipse de luna que coincidió con el equinoccio, ellos no lo sabían, y no fueron conscientes de ello hasta que el mal ya estuvo hecho, de ahí su necesidad de volver a unir sus fuerzas pare vencerlo, aunque para ello tuvieran que entregar sus propias vidas. Su idea inicial era crear un vampiro, un ser mítico aquí en Rumanía, los vampiros también son conocidos como no muertos, dicen que se alimenta de sangre y que poseen una fuerza descomunal. Podrías encontrar millones de teorías de cómo acabar con ellos, pero nadie sabe cuales son ciertas y cuales no, y la verdad es que si eliges la equivocada no vivirás lo suficiente para poder probar otra.

Su error, no contar con el eclipse, les llevó a crear un Vârcolac, es un vampiro también pero su fuerza es mayor que la de los vampiros comunes, simplemente por que engulle a la luna o al sol durante los eclipses. En este caso no hay muchas teorías de cómo vencerlo, pero si lo que he averiguado es cierto, ellos lo han creado, ellos lo han aletargado durante años y ellos debían saber como liberarlo. El único problema es que es necesario otro eclipse para hacerlo. Este año se producirá un eclipse de luna semejante al de 1551, en ese momento el Vârcolac estará prácticamente desprotegido, el que lo despierte será su guardián, su amo, y tendrá el pode de liberarlo, pero debe hacerlo esa noche, sino deberá esperar a que en otro equinoccio de primavera se de un eclipse. Estos seres suelen vivir en mazmorras, sótanos y demás, sitios fríos y húmedos, aman la noche. Además suelen dormir en ataúdes. Sus antepasados deberían haber dejado las indicaciones necesarias para despertarlo y para liberarlo.

Esto es todo lo que te puedo contar… te cuidado y sobre todo no te equivoques cuando pronuncies los hechizos del despertar y de la liberación, un fallo en eso puede ser fatal.

Saludos atentos

Bill Weasly"

Marina cerró los ojos mientras apoyaba sus manos sobre sus sienes y las masajeaba, había leído la carta de Bill unas 4 veces, simplemente para lograr creer que lo que le decía era verdad. Estaba asustada, tenía miedo, pero sabía que no podía permitir que un ser así cayera en manos del Lord. Marina escondió la carta, no quería que nadie supiera la verdad, aquella noche Marina, haría lo que tenia que hacer y si… fracasaba, pagaría con su vida.

La cabeza de Albus apareció poco después en la chimenea.

- Buenas noches Marina- saludó alegremente su abuelo-me preguntaba si teníamos noticias de nuestro amigo Bill.

- No Señor- respondió Marina mientras intentaba cerrar su mente a una posible penetración por parte de Albus.

- Bien Marina, bien- dijo Albus frunciendo ligeramente el ceño- espero que sepas lo que haces. Mañana habrá reunión de la orden, a las 9 en mi despacho. Buenas noches.

- Buenas noches- respondió Marina prácticamente en un susurro.

Sabía que su abuelo la había descubierto, pero también sabía que si Albus no le había pedido más explicaciones era porque confiaba en ella.

La reunión del día siguiente no fue muy animada que digamos, todos temían la llegada del fatídico día, y aunque no lo dijeran abiertamente, en sus ojos había una veta de miedo. Pero todos juraron estar allí a la hora convenida, todos lucharían una vez más para la Orden del Fénix.

Marina se retiró a sus aposentos, quería descansar y sobre todo quería pensar, se disculpó con Severus y le dijo que estaba muy cansada, que se verían la noche siguiente. Intentó conciliar el sueño, pero acabó sentada en su ventana de nuevo, pensando en como había acabado allí. Se levantó temprano y tras dar sus clases se dedicó a pasar el mayor tiempo posible con Harry los chicos. Por la noche se disculpó con su abuelo por no cenar en el gran comedor y encargó una cena para dos a los elfos domésticos.

Severus llegó a las 20:00, se sorprendió de que Marina hubiera encargado la cena para los dos en su habitación, pero supuso que esta se encontraba demasiado cansada como para bajar al gran comedor. La cena transcurrió sin más, hablaron de temas insustanciales, Severus le comentó los avances que algunos de los alumnos hacían en sus asignaturas, los desastres de otros. Marina le contó que había encontrado a un nuevo Longbottoom, en su clase de primero, y que ahora lo ponía a hacer las pociones solo para evitar que salpicara al resto.

Al acabar los postres Marina se levantó, cogió a Severus de la mano y lo arrastró al dormitorio, lo miró a los ojos fijamente.

- Marina ¿sucede algo?- preguntó Severus sorprendido por la mirada de Marina.

- Sólo sucede que te amo.

Severus se sobrecogió con las palabras de Marina, no solo con ello, sino con la magnitud de los sentimientos que reflejaban sus ojos. Marina lo miró de nuevo una vez más, y acercándose lentamente a él empezó a recorrer cada parte de su rostro con la mano, como queriendo recordar eternamente sus rasgos. Severus inclinó la cabeza hacia la cara de Marina, dispuesto a disfrutar de cada una de las caricias, que le estaba prodigando. Marina besó entonces a Severus, ambos se perdieron en una vorágine de sensaciones indescriptibles, ahora ella llevaba el control y el estoico profesor de Defensa lo sabía. Severus fue desnudado lentamente, Marina disfrutaba observando las reacciones que provocaba en el cuerpo de su amado, delineó cada trozo de su piel con sus labios, haciéndolo estremecerse de gusto. Marina prosiguió su ataque implacable al cuerpo de Severus, quería que ese hombre la recordara, que pasara lo que pasara no la olvidara.

Marina se levantó de la cama, dejando a Severus en ropa interior, inmediatamente un escalofrío recorrió el cuerpo de este, se estaba tan bien con ella encima. Marina comenzó a desprenderse de su ropa, lentamente provocando pequeños estremecimientos en el cuerpo de Severus. Nunca dejó de mirarlo, sus ojos vagaban por el cuerpo del hombre que tenía tirado en su cama, desde sus ojos negros hasta su virilidad perfectamente perceptible debajo de los boxers negros que éste llevaba, su mirada se quedó fija durante unos instantes en esa parte de su anatomía, mientras se mordía ligeramente su labio inferior y con su lengua recorría los mismos.

Severus sonrió ante las perspectivas que se le avecinaban, y como si su sonrisa fuera un resorte para el cuerpo de Marina, esta se desplazó hasta la cama, y mirándolo fijamente a los ojos, le retiró los boxer. El pene de Severus fue entonces engullido por una boca húmeda y caliente, éste cerró los ojos y se dejó llevar por las sensaciones que lo recorrían mientras de sus labios se escapaban pequeños gemidos de satisfacción. Marina delineaba con su boca y su lengua cada parte del miembro de Severus, introduciéndolo en su boca para después sacarlo y volverlo a introducir, una de sus manos recorría además el cuerpo de su amado, mientras la otra se recreaba en acariciar toda la zona alrededor del pene de Severus a la que llegaba.

Marina sintió como Severus se excitaba cada vez más, él mismo empujaba cada vez con más fuerza en su boca, arqueando visiblemente las caderas. Marina se levantó entonces de su posición, y mirando nuevamente a Severus, se sentó sobre él, este no perdió ni un solo momento en penetrarla y recomenzar el placentero vaivén dentro del cuerpo de esa mujer.

Marina no perdía detalle de las sensaciones que cruzaban la cara de Severus, éste sonrió traviesamente mientras deslizaba una mano hacia el clítoris de su amada… Marina se arqueó otorgándole a Severus una magnífica visión de su cuerpo desnudo, sus senos se movía arriba y abajo, su cabeza echada hacia atrás. Severus notó que ya no podía más, así que apuró el movimiento de su mano, Marina se convulsionó cuando alcanzó el orgasmo y Severus con ella. Ambos se miraron lentamente, antes de que Severus abandonara su cuerpo, un hechizo limpiador hizo el resto y ambos se quedaron dormidos al instante.

Severus despertó temprano esa mañana pero Marina ya no estaba en su cama, se levantó asombrado, y la buscó por la habitación, en la mesilla de noche había una nota.

"Buenos días mi amor, no quise despertarte, tengo muchas cosas que hacer hoy, nos vemos.

T.A

Marina"

Severus arrugó la nota en su mano, quería hablar con Marina esa mañana, quería preguntarle que le pasaba, pero se le había vuelto a escapar.

Nadie vio a Marina en todo el día y cuando Severus preguntó a Albus sobre su nieta este respondió que tenía muchas cosas que hacer, que hoy tenía un día muy ocupado. Aunque nadie pudo evitar percibir una leve señal de preocupación en el director de la escuela.

La noche se echó sobre Hogwarts, los alumnos se dirigían al Gran Comedor, cuando el brazo de Severus empezó a escocer. Este se levantó tan sigilosamente como pudo de su asiento y con una imperceptible señal al director abandonó el comedor. Albus dejó su sitio poco después, tras dar unas indicaciones a la subdirectora. Nadie vio nada raro en esto, solo varios jóvenes en la mesa de Gryffindor y uno en la de Slytherin se estremecieron ante la noche que se avecinaba.


Gracias de nuevo a todos los rewiews recibidos... espero que os siga buscando.