Disclaimer: Los personajes no son míos sino que pertenecen a Rowling y a la Warner no gano nada con esto y solo lo hago por divertirme.
Marina abrió lentamente los ojos, el sol de la mañana se colaba entre las enormes ventanas que Albus había habilitado en su dormitorio, se desperezó y notó el cuerpo caliente de Severus a su lado. Recordó los sucesos del día anterior y se sonrió mentalmente, se había casado, se había casado con el hombre al que amaba y ahora éste dormía a su lado. Su mano se posó entonces en su vientre y tras acariciarlo tiernamente susurró un buenos días, su pequeño se movió instintivamente en su interior y Marina sonrió ante ello. De repente notó dos negros ojos que la miraban, Severus había despertado y observaba como su esposa saludaba a su pequeño hijo, una imagen enternecedora. Cerró los ojos y besó a su mujer en los labios, sus manos se dirigieron entonces a la barriga de la misma, y tras susurrar unos buenos días besó también el abultado vientre de Marina. Esta rió ante el contacto de la cara de Severus con su cuerpo.
- Creo profesor que debería afeitarse. Me estás haciendo cosquillas- dijo Marina ya riendo descaradamente.
Severus simplemente continuó restregando su barba sobre la barriga de su esposa, disfrutando de la agradable risa de ella en sus oídos. Poco después ambos, ya duchados y con un Severus perfectamente afeitado se dirigían a la pequeña zona anterior al dormitorio donde pensaban desayunar.
- Severus….- ronroneó Marina cerca de su esposo.
- ¿Si¿Querías algo?- le preguntó Severus mirándola fijamente.
- ¿A dónde vamos de luna de miel?- le dijo Marina haciendo pucheros.
- Es una sorpresa, ya te lo dije.- Severus comenzó a comer su desayuno como si no fuera importante la conversación que estaban manteniendo.
- Pero… pero, ya es el día, Severus…- Marina apelaba a sus caritas de niña buena.
- Sí en eso tienes razón y ahora que me acuerdo- sonrió Severus a Marina- no te olvides de tener las maletas hechas para el mediodía.
Severus se levantó y salió de la habitación, dejando a Marina sorprendida e irritada.
Marina preparó las maletas, estaba molesta con Severus, por mucho que él pensara que debía darle una sorpresa para ella esto estaba yendo demasiado lejos. Poco antes del mediodía, Minerva y Albus se pasaron por allí, querían ver que tal iba todo y despedirse. Se sorprendieron de encontrar a Marina sola, pero sabían la ilusión que le hacía a Snape sorprender a su esposa. Severus entró poco después. Tanto Minerva como Albus fueron conscientes de la tensión que llenaba el ambiente, y ambos a su modo sonrieron pensando en los dos tozudos caracteres que se habían casado y lo mucho que tendrían que lidiar en su futura vida. Los dos se despidieron del matrimonio deseándoles una feliz luna de miel, y se fueron.
Marina miró a Severus, en sus ojos una leve señal de irritación. Severus sonrió alegremente, avanzó hacia su esposa y la abrazó fuertemente.
- Creo que no confías en mi- le susurró al oído.
- Si confío pero… Severus creo que tú broma está yendo demasiado lejos, creo…- Marina intentaba hacer valer su razonamiento- creo que tengo derecho a saber a donde vamos.
- Confía en mi- le repitió Severus.
- Severus además… está Harry, no podemos irnos mucho tiempo… soy su tutora legal hasta su mayoría de edad, y yo…- Marina quería decirle a Severus que se preocupaba por Harry pero tenía miedo de lo que su esposo pudiera sentir.- Severus yo…
- Tranquila, yo me encargo de todo- Severus se alejó de Marina y caminó hacía el equipaje.
Se paró al lado de las maletas y extendió su mano hacía Marina. Esta dudó por un momento, pero supo que de algún modo en su relación alguno de los dos debía ceder y en este momento era ella quien debía hacerlo. Marina avanzó hacía Severus con paso decidido, lo agarró de la mano y este tras besar a su esposa pronunció unas breves palabras. Marina sintió como su cuerpo era arrastrado hacia dentro de una espiral, se había olvidado que la sensación de aparecerse era tremendamente desagradable cuando era otro quien lo hacía. Poco después notó como sus pies tocaban de nuevo suelo y entonces lo sintió.
Marina notó el olor en su nariz, ese olor que sólo la verdadera naturaleza podía emitir. Una mezcla de tierra húmeda, y verde pasto. Sus pulmones se ensancharon intentando absorber la mayor cantidad posible de aire, solo ese sitio tenía la capacidad de hacerla sentir así. Sabía lo que vería al abrir los ojos y por eso no esperó más. Su vista se recreó en las inmensas vistas, en la inmensa campiña que se extendía ante ella. Ese color verde que se extendía hasta donde el mismo cielo se juntaba con el. Ese aspecto de irrealidad… Marina volvió a respirar fuertemente. Se giró hacía Severus con lágrimas en los ojos, la había impresionado, si y ahora daba por bueno cada momento de espera.
- Gracias… muchas gracias- susurró Marina sobre los labios de su esposo.
- Sabía que te gustaría. – le respondió Severus.
- Pero ¿cómo lo sabías¿Cómo sabías que adoraba este lugar¿Qué amaba tanto esta parte de Escocia?- le preguntó Marina.
- El mérito no es mío- Severus agachó la cabeza- Karl me dio la idea, él fue el que te regaló el viaje a Escocia y … siempre se jactaba de conocerte mejor que yo. Yo…
- Este es el viaje que me tenía preparado Karl- Marina lo interrogó con la mirada.
- No exactamente, digamos que el hotel es el mismo pero… he añadido unas cosas Made in Snape- Severus le sonrío dulcemente.
Marina miró entonces alrededor, se apoyó sobre un muro que recorría la enorme campiña. Su mirada se perdió en la lejanía y sus pensamientos lo suficientemente lejos…
- Estaba perdida Severus- comenzó Marina lentamente- demasiado perdida como para saber lo que quería o donde lo quería. Había viajado y mucho, y ya había conocido a Karl, pero aún así, aún dos años después de haberte perdido seguía perdida. Cada hombre que se cruzaba en mi camino era un vago recordatorio de que tú ya no estabas conmigo… de que me habías alejado de ti irremediablemente y que pensabas reconstruir tu vida sin mí. Te odié y después te volví a amar con la misma intensidad con la que te había odiado, y ni en un momento ni en otro fui capaz de olvidarte. Mi cuerpo te recordaba y mi mente también.
- Marina yo… - Severus estaba abrumado por las palabras de Marina pero esta simplemente lo miró, se refugió en sus brazos y continuó.
- No, no te culpes, ahora entiendo que quizás en aquel momento pensaste que era lo mejor, pero…No lograba encontrar mi camino Severus, y cada relación que empezaba era un maldito fracaso simplemente porque todo era comparado contigo y nuestra historia de amor. Me emborraché muchas noches, pensando que ahogaría en el alcohol mis penas, y me dejé amar por quien quisiera disponer de mi, sólo pretendía olvidarte. No me juzgues por ello. Pero lo peor Severus, lo peor fue el momento en que perdí mi magia.
- ¿Perdiste tu magia?- Severus estaba sorprendido.
-Sí, mi vida se tornó tan miserable que no conservé ni eso… perdí lo único que me unía al mundo en común que compartíamos, y yo la hija de dos aurores tan prestigiosos me convertí en una vulgar muggle. No era capaz de lanzar ningún hechizo, ni de hacer pociones ni nada. Mi mente rechazó todo aquello que me causaba dolor, todo aquello que me hacía sufrir. Mi mente me alejó de ti. Karl fue mi mayor apoyo en aquellos días pero notaba que todo aquello le sobrepasa, como me sobrepasaba a mí. Al principio pensé que no era malo, que podía olvidar la magia, que podía olvidar Hogwarts, que podía olvidarte a ti. Podía ser un muggle normal y corriente, viviendo una vida normal y corriente- la voz de Marina se hizo ahora más entrecortada y su rostro mostraba una risa irónica- Pero no entendí que negar mi magia, no era solo negarte a ti, sino también negar toda mi vida, negarme a mi misma. No era renunciar a ti y al dolor que me causaba tu ausencia, era renunciar a mis amistades, a mi familia… Fue duro pero entendí que escudarme en una vida muggle no era la solución.
- Lo siento, siento tanto haber sido el culpable de todo ese dolor- Severus estaba emocionado, estaba dolido consigo mismo por no ser consciente de lo que sus actos podían haber acarreado.
- No Severus, te repito, no te culpes, a la larga lo que no te mata te hace más fuerte. Eso no me mató me hizo más fuerte. – Marina continuaba, no juzgando a Severus sino sincerándose con él- Me dolió ver a Karl preocupado, saber que no compartía mi ideal de vida muggle. Recuerdo la cara de Albus cuando se enteró, me llevó a San Mungo, hasta me atacó directamente para conseguir algún acto reflejo de mí pero no lo consiguió. Fue todo ese dolor, fue ver la preocupación de los seres queridos cuando reaccioné. Ni en el mundo muggle, ni en ningún otro mundo podría olvidarte, y mi negación de la magia, de su mundo solo estaba creando dolor.
Marina se apoyó ahora con la espalda sobre el pecho de Severus y perdió su mirada una vez más en la línea imaginaria donde el cielo y la tierra se dan la mano, necesitaba fuerza.
- Así que, hastiada de mi vida, busqué un fin, algo que me ayudara a salir, y te reirás si te digo que lo encontré aquí y en ti. – Marina sonreía ahora tristemente- Encontré este sitio por casualidad, quizás fue el destino, pero me enamoré de esta campiña cuando la vi y supe que era aquí o en ningún sitio. Mi primer paseo me llevó a un lago que hay más abajo- la mano de Marina señalaba ahora una zona de la campiña más baja que donde se encontraban- allí sentada en una piedra, recordé el lago del colegio, recordé mi piedra e irremediablemente te recordé a ti y me juré curarme, juré que recuperaría mi magia, y que volvería a verte y te recordaría que me perdiste porque quisiste, que fui tuya y me dejaste escapar.
Severus sonrío ante la expresión de su esposa.
- Vamos, eso es más típico de un Slytherin que de un Gryffindor Sra. Snape- la voz de Severus sobre su oído la hizo estremecer.
- Aquí me recuperé, tardé Severus, tardé meses y a veces tenía la impresión de que no lo iba a conseguir. Pero ya ves ahora sé que todo esfuerzo tiene una recompensa, mi lucha por la magia me convirtió en una bruja mejor, mi lucha por la vida te devolvió a mí.
- Siento haberte causado todo este dolor, aunque mi intención no hubiera sido dañarte. Pero mis motivos no importan ya- Severus amaba ahora más que nunca a esa mujer- ahora te tengo conmigo, ahora eres mía e intentaré por todos los medios que pueda compensar cada segundo de dolor, cada lágrima de tristeza.
Marina sonrió alegremente, se giró y besó tiernamente a Severus en los labios.
- Ya los has hecho Severus, cuando reconociste que me amabas, cuando me diste este regalo- las manos de Marina se posaron sobre la abultada barriga- y ahora cuando te molestas en hacer de cada día un día especial.
- ¿Volviste alguna vez desde entonces?- le preguntó Severus.
- Si, volví tantas veces como lo necesitaba, digamos que este era y es mi bálsamo de paz.
- Creo que deberíamos entrar, está empezando a refrescar.- dijo Severus abrazando a Marina cuyos brazos ya tenía la piel de gallina.
Los dos se agarraron por la cintura y comenzaron a andar hacía el hotel. El equipaje ya estaba en sus habitaciones. Cuando entraron en la recepción, Marina fue recibida con una alegre sonrisa.
- Buenas tardes Srta. Müller, un placer verla de nuevo por aquí- la voz del recepcionista sonó en todo el hall.
- Buenas tardes, Sr. McKenzie, me alegro de volverlo a ver, pero ahora ya no soy la Srta. Müller sino la Sra. Snape. Este es mi marido.- Marina sonrió a Severus.
Severus alargó la mano y apretó fuertemente la del Sr. McKenzie que lo miraba con evidente entusiasmo.
- Me alegro de conocerlo Sr. Snape y me congratulo con la nueva nueva- la mirada del recepcionista se posó entonces en la barriga de Marina- Tengo su reserva hecha Sr., La Suite Nupcial con todos los extras está preparada Sr. Y me alegra informarle que sus otros invitados ya han llegado. Un elfo los acompañará ahora a sus habitaciones.
Marina siguió a Severus hacía las escaleras mágicas del hotel. En su mirada una pregunta.
- ¿Tus invitados?- preguntó Marina mientras subían.
- Digamos que yo encargué la suite nupcial, pero Karl previamente había encargado dos habitaciones, por lo menos no tenía intención de obligarte a dormir con él.- Severus gruñó por lo bajo mientras Marina reía abiertamente- Así que pensé que porque perderlas…
- Severus¿quién …? Oh déjalo, supongo que es una sorpresa¿no?- la voz de Marina indicaba cansancio.
- No, realmente…
- Marina, Marina
La voz de Harry se coló en la mente de Marina, quien se giró para ver de donde provenía la voz. Allí en el pasillo del tercer piso estaban Hermione y Harry. Los cuatro se encontraron en el rellano de la escalera.
- Pero ¿qué hacéis aquí?- le preguntó Marina.
- Pues el profesor Snape nos invitó, dijo que como eras mi tutora legal que no podías separarte mucho tiempo de mí, así que os acompañaba y me estaba calladito.- Explicó Harry a Marina.
- ¿Y Hermione?
- Dígamos que el profesor Snape no quería que fuerais molestados más de lo necesario y creyó que mi presencia aquí sería beneficiosa para que Harry no se aburriera- Hermione hablaba como si fuera lo más normal del mundo.
Marina estaba sorprendida y halagada, Severus se había preocupado por lo mismo que se preocupaba ella, la seguridad de Harry y dejando atrás sus perjuicios le busco una solución a sus problemas.
- Bien y como el trato era no molestar, pues esta conversación ya está de más.- la voz de Severus tronó en medio del trío-. Mi esposa y yo nos disponemos a pasar una romántica luna de miel, así que a no ser que alguien se esté muriendo no queremos interrupciones. Ah! Sr. Potter nada de usar el mini-bar ni eso que llaman videos eróticos.
Hermione y Harry se quedaron sonriendo, las cosas habían cambiado y por mucho que Snape se molestara en comportarse como el cretino que quería demostrar ser, había algo que no encajaba.
Marina y Severus siguieron subiendo las escaleras. Llegaron a su habitación que ocupaba toda la cuarta planta completa. Marina quedó embelesada con el dormitorio, era perfecto, todo estaba siendo perfecto, sobre todo las maravillosas vistas que se podían apreciar. Marina se acercó a la ventana.
- Ahora la verdad Severus- la voz de Marina sobresaltó a Severus que la estaba observando tiernamente apoyado en el marco de la puerta.
- La verdad ¿de que?
Marina se giró y lo enfrentó con la mirada mientras cruzaba sus brazos.
- La muerte de Weasly fue demasiado para todos, pero en especial para ellos. Potter tenía que ir contigo, sabía que te preocuparías por él y pensé que traerlo con nosotros solos no sería cómodo ni para él ni para nosotros- Severus miraba ahora a Marina con una ternura infinita- Así que me acordé de Granger, la eterna enamorada del Weasly, ambos podían ayudarse a superar esto y sería una forma de quitarnos a Potter de encima. Y total la reserva la había hecho Karl, no pensarías que iba a usar una reserva hecha por ese.
- Te está volviendo demasiado blando Severus- Marina se acercaba ahora lentamente a Severus mientras se movía de manera sugerente- ¿Algo más que confesar profesor?
- Dígamos que Draco vendrá dentro de 2 semanas para pasar algo de tiempo con ellos y con nosotros – Severus miraba receloso a Marina.
- Me parece genial querido, pero una cosa si el Sr. Malfoy es Draco, a Potter y a Granger les llamarás Harry y Hermione- la boca de Marina se acercaba peligrosamente a la piel de Severus.
- Ah! No! Eso si que no! Me niego, Potter es Potter y Granger es Granger.- su voz ya no sonaba tan segura como un momento antes.
- ¿Está seguro profesor Snape?- le preguntó Marina mientras besaba y lamía el cuello de su esposo.
- No, no estoy seguro de nada.
Marina rió abiertamente ante la respuesta de Severus, hoy sería ella quien llevara las riendas. Atrajo a Severus contra sí y lo fue llevando lentamente a la cama. Se tumbó encima de él y mientras comenzaba la exploración del cuerpo de su marido, susurró unas pequeñas palabras. Este la miró extrañado… si se hubiera levantado, hubiera visto como en la puerta cerrada aparecía un pequeño cartel: "NO MOLESTAR".
FIN
Bien pues hasta aquí llegó la historia, espero que de algún modo os haya gustado leerla tanto como a mi escribirla. Gracias a todas las personas que a lo largo de estos meses me habeis leído, que me habéis animado a continuar con vuestros Rewiews y demás... sobre todo a... ellas ya lo saben.
Por ahora os abandono, aunque la musa no lo ha hecho conmigo... me voy tomar mis merecidas vacaciones de este año. Pero prometo escribir en esas dos semanas de relax y volver pronto con otra historia... que espero sea de vuestro agrado.
Así que saludos a todos y todas y nos vemos pronto. Ah! de todos modos os sigo leyendo.
Y repito GRACIAS.
