LA noche nublada le daba un aspecto espectral a la situación, las sombras de los árboles y las aves de rapiña , sin mencionar los sonidos... sólo podían inspirar una sensación: desamparo

El que a dos amos atiende con alguno queda mal dice el adagio, pero esto es ridículo, no puedes sobrevivir mucho cuando estas en un fuego cruzado.. un fuego cruzado, esa era la encrucijada...

Y ahí estaba él, en el suelo, débil, sangrando, abrazándose a si mismo, llorando y alejado del mundo, nunca nadie lo había visto ni lo vería tan vulnerable, porque el no lo permitiría, eso era cierto, pero también porque ya a nadie le importaba...

Despreciable en ambos lados, indigno de confianza... solo... cada paso que dio en toda su vida iba rumbo al abismo, al dolor, y la gente no sólo lo dejaba, lo empujaba...
La única persona que lo tuvo a su merced, con quien fue realmente vulnerable se lo llevó a la tumba al pedirle que lo matara, la única persona en quien confió lo acaba de destruir por completo, lo abandonó a su suerte sabiendo que su protección era lo único que los detenía del deseo de destruirlo.
Odiaba la sensación, hacía años que no la experimentaba, y ahora lo acometía con creces por ello: tenía miedo, un miedo y un dolor terrible, se sentía un niño pequeño , incapaz de hacer los prodigios de los que era capaz.
Y entonces sucedió, el milagro...

Un dulce canto llegó con el amanecer, era melancólico, pero a la vez esperanzador, como si estuviera ahí, dedicado a él, a quererlo, confortarlo
Se quedó embelesado, el canto subiendo de volumen por momentos, y el frió aumentando... perdía la vista

De repente sintió calor, algo cálido que lo invadía poco a poco, como chocolate, como una sonrisa, como una mirada, una caricia, estaba reconfortándole, era como sentir su presencia...
Severus Snape abrió los ojos y vio que ante sí estaba Fawkes, curándole sus heridas, prometiéndole que nunca se iría, ya que era su deber permanecer al lado de aquel que le demostró mayor lealtad a su anterior dueño...