CAPÍTULO 4

Unos minutos más tarde Minerva volvía con una pequeña caja en sus manos.

- "Ahora recuerdo que hace unos meses atrás intenté abrirla pero no lo logré. Parece que se necesita una contraseña o algo así."

- "¿Pero Dumbledore no te dijo la contraseña?" – preguntó Lupin un poco asombrado.

Pero Moody parecía tener una ídea. – "Talvés su intención era que la abrieras frente a alguien que posee esa contraseña. Si se supone que deberías informarle a la Órden de su contenido, talvés la intención era que estuvieramos todos presentes e intentáramos. Pero sólo en ti confiaba para custodiar la caja".-

- "Si, eso tenía sentido, pero, ¿alguien sabe la contraseña o recuerda talvés alguna clave que le haya dado el Director.?"

- "Si me premiten," - intervino Snape, - "posiblemente sea Potter quien posea dicha contraseña. Considerando que era su alumno predilecto y últimamente pasaban bastante tiempo juntos en su oficina."

- "A mí, no me informó de nada. Y sabe, su cara me recuerda a Voldemort con esos ojos de serpiente. Diferente color nada mas."

Snape había olvidado su apariencia e inmediatamente cambió a sus rasgos mas humanos. Volviendo sus ojos a negros, su piel cetrina y su nariz ganchuda que Harry tanto despreciaba.

En si todo lo que fuera 'Snape' Harry despreciaba.

Con un poco de asombro por parte de sus colegas al ver lo fácil que le era cambiar a su máscara humana, Snape decidió presionar un poco más.

- "Recuerda niño estúpido, debes recordar, estoy seguro que tú debes saber la contraseña. Sólo tienes que buscar en esa cabeza dura que tienes."

- "No insultes a Harry y en mi casa, Snape."

Con un bufido y sin dar mayor importancia Snape siguió, - "la contraseña como en la mayoría de estos casos debe funcionar con el pensamiento. No con la palabra.

Piensa en algo secreto que Dumbledore te halla enseñado, mostrado o dicho."

- "El Profesor Snape tiene razón,- dijo Moody – en un caso así, nadie más sabría la contraseña, únicamente quién debía saberla. Y nadie a su alrededor podría aprenderla.

Piensa Harry, no perdemos nada con intentarlo, piensa. Algo que sólo tú y Albus sabrían."

No quería darle la razón a Snape, pero a pedido de Moody, Harry se puso a pensar. Que secreto Dumbledore le había confiado. Que era lo que él y Dumbledore sabían.

- "Severus, dices que aquí dentro hay memorias tuyas y de Albus. Pero eso no explica porqué lo mataste."

- "Haayy, Minerva. Si hubieses recordado esta caja ántes, yo no tendría que estar aquí encadenado y respondiendo a preguntas obvias. Pero bueno..."-

Ya sintiéndose mareado nuevamente por la pérdida de sangre y el punzánte dolor que no lo abandonaba, Snape sabía que no duraría mucho tiempo más conciente. Así que decidió hacerlo rápido.

- "Te lo voy a decir bien simple, Albus no está muerto. Es verdad que me obligó a cumplir con esa desagradable tarea, pero no había otra opción. Yo asesiné a Dumbledore. Pero él no está muerto."

Un silencio sepulcral lo rodeaba. Su vista se hacia mas borrosa, y sentía como su cabeza giraba. Agradecía en ese momento el no estar de pie o en este momento ya estaría besando el suelo.

Hasta que todo oscureció.

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Mientras Hagrid cuidaba de Snape, Hermione hablaba con Harry en un tono bajo.

- "Talvés esté relacionado con ess tareas que tú y Dumbledore han estado haciendo esos últimos días. Esa que no quería que se lo dijeses a nadie."

Verdad era que Harry ya había pensado en eso. Era mas que obvio. Y al tener que pensarla y no decirla, contribuía a que siguiera siendo un secreto entre ellos.

Asi que decidido se levantó de su silla y caminó hasta la pequeña cómoda que había en el cuarto, en donde la Profesora McGonagall había dejado la caja.

Se inclinó hacia ella con su naríz casi tocando la tapa, y pensó lo más fuerte que pudo, ( como si los pensamientos tuvieran volúmen – se dijo a si mismo), "HORCRUXES."

Pero no funcionó. Trató de abrirla con las manos, ya que talvés la palabra sólo desentrancaba la tapa. Pero no, seguía igual de cerrada.

Ya volvía a su asiento cuando se le ocurrió, porqué pensé en varios, cuando lo más conocido es hacer sólo uno. Sólo Voldemort es el único mago conocido que ha hecho más de uno. Y nadie lo sabe además.

Y volvió rápidamente hasta la caja, volvió a inclinarse y penso, HORCRUX.

Y la tapa se elevó unos pocos milímetros. Lo había logrado.

Minerva que lo estaba viendo, se acercó rápidamente y tomó la caja. – Realmente me gustaría saber ese gran secreto y esa misión que te encargó.-

Harry sonrió apenas mientras dejaba espacio a los demás que se acercaban y ya rodeaban el pequeño mueble.

Dentro de la caja habia una carta adherida a la tapa. Y cinco hileras de pequeños y delgados frasquitos. De los cuáles casi la mitad eran de un negro azulado mientras que el resto eran plateados. Harry supuso que sería diferencia del material en que construyeron las pequeñas botellas, porque él sabía que las memorias eran siempre plateadas.

McGonagall, tomó la carta y luego varios minutos y varias páginas de leerla en silencio y el haber bajado varios tonos el color de su cara, tuvo que recostarse en una de sillas. Ayudada por Lupin, quien inmediatamente notó los cambios.

- "Minerva..., dinos, que dice."

Y Minerva que ahora tenía sus ojos brillosos, asintió con la cabeza y le pasó la carta a Tonks. – "Leela para todos, mi querida."-

Tonks un poco asombrada y preocupada por la Profesora, asintió y comenzó a leerla inmediatamente.

Querida Minerva.

Espero que cuándo leas esto todo halla salido como lo esperaba.

A estas altura ya habremos perdido a el Profesor Snape o a Mi.

Uno de nosotros dos fallecerá ántes de finalizar el curso.

No, no estoy tratando de competir con Miss Trenlaway. No estoy adivinando.

Paso a explicarte, pero no sin antes pedirte que cuando leas esta carta y hallas revisado las memorias, compartas este material o parte de él (lo que creas conveniente) con el resto de la Órden.

En las memorias que aquí comparto, encontraras mas que útiles pruebas de mis palabras, y entenderás mejor mis decisiones, las cuales no dudo que aún no las comprendan.

Por el mes de Setiembre del pasado año; Severus vino a mi con una muy importante información. Cómo siempre el me entregaba sus memorias en mi presencia para más seguridad de que no se escapara ningún detalle. Yo confío y siempre confíe en él. Pero aveces, como dicen, cuatro ojos ven más que dos.

Así que como desde hace tantos años, el llegó a mi oficina y usando mi pensadero, me entregaba sus memorias relacionadas con la información que el tenía para ofrecerme.

Esa noche no hubo diferencias, pero la información que recibí era por demás preocupante.

Severus se encontraba entre la espada y Aragog.

Ni Merlín podría salvarlo de tal situación.

Él me informó que hacía varias semanas de esos sucesos y desde entonces había estado pensando en una alternativa, pero no la había encontrado.

Severus se había visto forsado a hacer tres promesas irrompibles a Narcisa Malfoy, frente a Bellatrix Lestrange como testigo.

La Señora Malfoy estaba desesperada por la seguridad de su único hijo, Draco Malfoy, quién recientemente había pasado a ocupar el lugar de su padre entre los Mortifagos.

El problema era que Voldemort quería que alguien pagara por los fracasos del padre, y quien mejor que el hijo. Siendo así, envió a Draco Malfoy a cumplir una tarea obviamente suicida. Y viendose bajo amenaza de un daño permanente hacia su madre, Malfoy Jr no pudo negarse a cumplir con la misión.

El trabajo que tenía que cumplir Draco Malfoy para Lord Voldemort era, encontrar una falla en la seguridad de Hogwarts y así introducir a ciertos Mortifagos al castillo. Además del tener que asesinarme por su propia mano...-o varita.

Siempre supe que Draco no es un asesino. Pero en esta situación, ya vés, es bastante complicada.

Asi que Narcissa obligó a Severus a prometerle que cuidaría de su hijo, que lo ayudara, porque ella sabía que Draco no podría tener éxito en esa misión. Y como última promesa, que terminara el trabajo de Draco si este no lograba tener éxito.

Cómo ya sabes, una promesa irrompible lleva a la muerte inmediata a aquel que no la cumple.

Por lo que Severus se encontraba perdido la noche que nos encontramos en mi oficina.

Pero él ya había tomado una decisión. No cumpliría con la tercera y última promesa. Lo cuál lo llevaría a su muerte.

Así que por ser su último año o meses con vida, me pidió si podía concederle un último favor. Entregarle el cargo de Profesor de Defensa contra las Artes Oscuras durante el nuevo período.

Y después de tantos años, esta vés, no pude negarme.

No me gustaba la ídea de perder a mi único espía dentro de los Mortifagos, de perder a Severus, pero no había otra solución aparente.

Poco tiempo después yo comencé con unas tareas, las cuáles ayudarán a Harry y a la Órden a vencer a Voldemort.

La primer tarea, casi me cuesta la vida. Si no fuera por Severus y su habilidad con pociones yo no estaría escribiendo esta carta.

Pero el daño que me causó esa primer tarea, era muy grande. Severus no pudo más que detener el avance de la maldición. Pero no curarme.

Viendo que aún me quedaban varias tareas más, iguales o más mortales que la ya cumplida, me di cuenta de que era muy difícil que yo sobreviviera a todas.

Por eso estoy entrenando a Harry para que las continúe si por alguna razón yo ya no puedo hacerlas.

Al plantearle esto a Severus, mis planes cambiaron drásticamente.

Con la posibilidad de que él pudiera sobrevivir este año.

Considerando mis heridas y la larga misión que aún tenía por delante, era muy dificil que yo sobreviviera. Y si se presentaba la ocasión, el no dudara en cumplir con sus tres promesas, ya que mis tareas quedarían en los hombros de Harry; y la Órden necesitaba a Severus más que nunca.

Además de que recuperaría la completa confianza por parte de Lord Voldemort, y así volvería a ser su mano derecha.

La información que Severus podía conseguirnos desde ese puesto sería impagable.

Severus y yo tuvimos una discusión sobre esto, pero al final logré convencerlo de que Yo era el Director, y él cómo Profesor debía seguir mis órdenes.

Pero en esa misma discusión, Severus tuvo una brillante ídea típica de un Slytherin.

Engañar a Lord Voldemort con su mismo juego.

Yo volvería a vivir pero sin que nadie supiera, sólo los más cercanos de la Órden.

Asi que Minerva, te pido que cuides bien de la información que te brindo a continuación. Tu sabrás quiénes son adecuados para su conocimiento.

Si todo sale como planee...

En la tercer noche de mi muerte, Severus volverá, y te buscará.

Por favor, no lo mates.

Él lo hizo únicamente bajo mis órdenes.

Cuando te encuentres con él, tendrás cuatro noches más para preparar mi regreso.

Y regresarme. Aunque de eso se encargarán Severus y Harry.

No voy a revelar aquí como será ni porqué. Severus lo sabe, al igual que Harry, que ya debe estar imaginándoselo.

Ellos dos, sólos, tendrán que ir hasta donde hallan alojado mi cuerpo, y me revivirán.

Espero que a nadie se le haya ocurrido reducirme a cenizas.

Sé que Severus y Harry no se llevan muy bien, pero son los únicos que pueden hacerlo. Severus por su extraordinaria habilidad para este tipo de 'arte' y Harry, porque es el único que puede ayudarlo, y a esta altura debe haber comprendido porque le pedí que guardara secreto sobre tantas cosas.

Revisa las memorias Minerva, y así podrás verificar todo lo que te he mencionado.

Pero no olvides, sólo tienes siete noches para contactarte con Severus. El deberá verte en la tercera noche, pero por si alguna razón no le es posible, tú deberás pensar una forma de contactarte con él.

Porque pasados los siete días, mi cuerpo perderá el hechizo conservador que le aplicaré minutos ántes de mi muerte.

Y comenzará a descomponerse.

Espero que nos veamos pronto.

Albus G.W. Dumbledore