Desierto
2do. Capítulo.
- ¡Harry! ... puedo explicarlo, verás... –intente explicarme rápidamente, buscando en mi cabeza desesperadamente una buena excusa...-
- ¡Shh! –me cortó Harry, cerrando la puerta del compartimiento- tú no tienes que explicarme nada... por ahora
- Entonces lárgate, cara rajada –dijo Malfoy despectivamente- y déjanos continuar con nuestro divertido juego
- ¡Continuar nada! Tú sí eres quien debe darme explicaciones, imbécil. ¿Qué diablos estabas haciéndole a Ginny? –dijo Harry apuntándole con el dedo acusadoramente, mirándolo con el ceño fruncido-
- -Malfoy rió burlonamente- ¡No seas idiota, Potter! No tengo que explicarte absolutamente nada. Ya te las arreglarás tú con tu noviecita –decía Malfoy mientras comenzaba a arreglarse la ropa-
- No es mi noviecita –dijo Harry al instante, mirándome de repente, creo que hasta con vergüenza-
- Ah, pues mejor, la tengo para mi solo. –y me miraste profundamente, una mirada pervertida, una mirada que no habría podido nunca ser detenida por Harry, una mirada que aun continuaba besándome y quitándome la ropa- Ahora¡apártate Potter! –empujaste a Harry, quien parecía no poder hacer nada, supongo que del asombro de encontrarnos juntos en aquel vagón, luego abriste la puerta, y te fuiste-
- ¡Estúpido, estúpido Malfoy! –dijo Harry con lo puños cerrados, la cara roja de furia, parecía estar ardiendo del odio, yo también ardía, pero por algo muy distinto al odio- ¡Maldito imbécil! –golpeaste la pared que tenias mas cercana a ti-
- Harry... –intenté decir algo que te calmara- Harry... –pero nada salía de mi boca-
- ¿Por qué, Ginny¡¿Qué demonios estabas haciendo, Ginny¡¿Eh! Maldita sea... –estallaste gritándome, mirándome fijamente- ¿dejarte manosear por ese como si fueras una cualquiera otra chica del colegio¿eh¿una mas en su lista¡y precisamente él, Ginny¡Precisamente Malfoy¡¿entiendes acaso lo que esto va a significar para Ron!
- -el solo hecho de que en ese momento, entre todas esas frases soltaras el nombre de mi hermano me hizo estremecer, y reaccionar rápidamente- No Harry Por favor, no puedes decirle nada de lo que viste a Ron, nada. –me acerque a ti, ahora estabas sentado en uno de los asientos del compartimiento, con el rostro pensativo y el ceño aun fruncido, mirándome-
- ¿Cómo¿eh¿Acaso realmente pretendes que me quede con la boca cerrada, eh? –volteaste tu vista hacia la ventana- Es absurdo Ginny, no entiendo... con Malfoy... Quizá tengas amnesia o que se yo, pero te ayudaré a recordar con quien andabas besuqueándote. Malfoy: el mismo chico que se burla cada vez que puede tu familia, el que me gasta bromas a mi, y a Hermione que es tu amiga, a Ron que es tu hermano; Malfoy: el hijo de quien se mofa de tu padre y del honor de tu familia. ¿Eh¡¿Ahora si recuerdas, Ginny¡¿Te das cuenta de con que clase de... persona andabas! –aun no me mirabas, estabas perdido en algún paisaje lejano que observabas por la ventana. Yo por mi parte escuchaba todo lo que decías¿acaso creías que no sabía todo eso? Pero... no podía evitarlo, no pensaba en Malfoy como el mismo chico del que me hablaste...
- Harry, escúchame. –tome su rostro entre mis manos, y lo obligue a mirarme; era una mirada punzante, creo que sentía que lo había traicionado- Harry... yo conozco los antecedentes de Malfoy, los he vivido junto a ti, junto a Hermione y mi familia; pero... no se¿sabes? Estoy con él y es solo ese momento... todo lo demás queda atrás, todo se olvida por unos instantes; nos convertimos en dos personas distintas¿si? Y... no me puedo controlar, es inexplicable... solo... es como si algo se posesionara de mi y guiara mis movimientos, pero sé que en el fondo, soy yo, soy yo quien besa a Malfoy, quien lo acaricia, quien se deja besar y quien se deja acariciar... No lo sé Harry, no puedo darte una explicación sensata a lo que sucedió, solo pasó, y necesito Harry, necesito que por favor lo mantengas en secreto, no puedes decirle nada a Ron. Por favor. –cuando terminé ya no tenias el ceño fruncido, y creo que te habías calmado un poco, quizá mis palabras habían surtido cierto efecto, quizá lograrían ganar tu silencio.
En ese momento el tren aminoró su marcha, y luego de unos segundos se detuvo. Habíamos llegado. Soltaste tu rostro de entre mis manos, te pusiste de pie, y caminaste hacia la puerta del compartimiento; creí por momentos mi secreto revelado, y en un movimiento de desesperación sujete tu brazo, haciéndote girar la cabeza para mirarme, casi con lástima. Te miré a los ojos.
- Esta bien, Ginny. –dijiste. Te solté el brazo- No diré nada. –pero ya no me mirabas como antes, el Harry que había conocido había desaparecido para siempre en medio de esa conversación en el compartimiento; pero al menos este otro Harry mantendría la boca cerrada.
