CAPÍTULO 3: A pesar de todo (Pensamientos de Anakin)
- Señor.- me interrumpe una mediocre voz.- Señor…- insiste, al ver que hago caso omiso.- ¡Señor Lord Vader!
Volteo lentamente el rostro y me encuentro con el capitán de la flota personal de Palpatine, que me mira algo asustado, como un niño que acaba de soltar una palabrota.
- Bueno…yo…dis…disculpe…pero es que…- comienza a decir.
- ¿Qué es lo que quieres? ¡Vamos! ¡Habla!- le espeto, con poco interés, pero con un imponente tono de amenaza, en la voz.
- Bueno…yo es que…
- ¿Tú es que qué? ¿Quieres morir o qué te pasa?- frunzo el ceño, harto de que repitiera siempre lo mismo.
- ¡Ah! ¡No, señor! ¡Sólo venía a decirle que faltan 15 minutos para que lleguemos a la base secreta! El señor Palpatine me….me ha dicho que le avisara de que puede reunirse con él cuando desee desembarcar.- me comunica al fin, con gotas de sudor en la frente.
- ¿Tanto te costaba decirme eso? ¡Los seres como tú sois realmente patéticos, no hacéis ni aportáis nada a este dichoso universo!- respondo, pasando por su lado, simplemente rozándole por el costado derecho, pero, al fin y al cabo, provocando que cayera de rodillas al suelo, con las piernas temblando y el rostro preso de pánico. Últimamente, suelo provocar ese tipo de reacción en la gente corriente…infundo respeto y miedo…me tratan como a cualquier maestro jedi…pero provocándoles un hueco vacío en el estómago… Tampoco mi forma de ser ni de actuar es parecida a la de un maestro jedi… yo sólo hago y llevo a cabo lo que yo mismo considero correcto, soy capaz de matar a cualquier ser vivo, sea necesaria o no su muerte. Mi mente es egoísta y fría…y que en realidad no obedece a nadie…ni siquiera a mi nuevo maestro…Maes…tro… Lo cierto es que no le puedo llamar así…ni a Palpatine ni a cualquier otro que no sea él…Sólo hay una persona a la que me puedo dirigir de esa forma…sólo la imagen de un único ser aparece en mi cabeza cuando pienso en esa palabra…Obi Wan…Obi Wan… Sólo tú respondes a mí como maestro…y como…persona amada… Sí, desde que era un crío mi madre ya me lo dijo repetidas veces:
"Ani, hijo mío, sé que ahora hay demasiadas barreras que se te interponen al mundo real…Sé que ahora ni siquiera tu corazón está libre…pero, hazme caso, algún día, un sentimiento más fuerte que las barreras y la esclavitud, te abrirá los ojos a una nueva vida…a una vida entregada a otra persona…y la sensación de estar ligada a esa otra vida, hará que la tuya vuele libre…sobrepasando todas esas barreras que te angustian… y aunque tal vez ese sentimiento llegue a herirte mucho más que ellas…el recuerdo no desaparecerá nunca de tu mente…tu corazón habrá sido dolido…pero también habrá estado amando…y eso es lo que habrá dado sentido a tu vida, y también lo hará a tu muerte"
En su momento, no llegué a entender esas continuas palabras de mi madre…Para entonces, lo único que sobrevolaba mi mente era el deseo de ser un jedi, de volar lejos de allí con mi madre y hacer el bien por todos lados…no pensaba que ningún sentimiento pudiera ayudarme a salir de allí…
Cuando el caballero Qui Gon Jinn, el primer jedi que conocí, me liberó, no pude más que pensar en lo que haría y en volver a liberar mi madre… Ni siquiera supe cuan sin fin alcanzaría el sentimiento del que ella me hablaba, nada más llegar a la nave de la que Qui Gion provenía…ya que allí me presentó a su joven aprendiz: Obi Wan Kenobi. Sé que yo entonces sólo era un simple e ignorante mocoso, pero qué más daba. Eso no quitó que se me erizara la piel al estrechar su mano y observar su franca sonrisa. Aquello sí que era un ángel…cuando había visto a Padme también me lo pareció…pero era porque no lo había visto a él…a aquel rostro tan…bello…tan inspirado de sabiduría, a pesar de su corta edad…Sí, por primera vez reflexioné aquella frase de mi madre…por primera vez me la cuestioné…a pesar de que sólo hacía un instante que me lo habían presentado. Pero, en él, en Obi Wan…pude percibir una cierta desconfianza hacia mí….sí…como si yo fuera si fuese a traicionar a las personas que me habían sacado de la esclavitud. Creo que experimenté el dolor del que me hablaba mi madre, que era peor que lo que había sufrido hasta ahora…supongo…que no puedo culpar a Kenobi…Eso es lo que ha acabado pasando…y aún sabiéndolo, no he hecho nada para impedirlo…he traicionado a todo cuanto tenia a mi alrededor.
Y aunque aquel sentimiento me vino de improvisto y casi fue shook para mí, me daba igual, incluso Padme, que parecía realmente interesada en mí, no me inspiró interés…mi mente sólo estaba centrada en esa figura de ojos grises, hermosos como ningunos otros. Y la sensación que me produjo el estómago, tras la muerte de Qua Gon, el que iba a convertirse en mi mentor, cuando Obi Wan, con la capucha recogida sobre su cabeza, se giró hacia a mí y me dijo, con su voz tan aclamada por mis sentidos: "El consejo me ha permitido supervisarte"
Él se convertiría…en mi querido y único maestro….para siempre.
Y con el paso del tiempo en el que me adiestró, me enseñó todo lo que ahora sé y me trató con cariño, creo que llegué a comprender lo que era amar. El cariño que procesaba era, lo que se podía entender, como el de un padre, y eso fue mi alegría y también mi desgracia. Pero de todas formas… ¿Cómo podía yo, un simple e inocente aprendiz, pretender que él, un respetado y fuerte maestro jedi, me tratase de otra forma que no fuera esa? Era demasiado pedir…Él era alguien inalcanzable. Yo…ni siquiera…podía conseguir que alguien tan respetuoso y formal correspondiera mis sentimientos…mis…sinceros y … lujuriosos sentimientos… ¡Sí, lo amaba, amaba a Obi Wan Kenobi, amaba su ser, me conformaba con que me tratara de aquella forma tan especial, sé que no trataba así a nadie más, pero no podía evitar el sentir los deseos de poseerle y de hacerle formar parte de mí! Mi maestro ni siquiera se fijaría en mí…de esa manera…Y…y…¿Qué podía hacer yo? ¿Qué podía hacer, para ponerme a su altura o incluso superarle, para así poderlo dominar? Tal vez…si…si me hacía fuerte como jedi…si conseguía ser un maestro como él…y también…si…adquiría experiencia en relaciones…amorosas…y, en esto último, con quién mejor que con Padme, aquella jovenzuela que conocí junto a Qua Gon y que tanto interés parecía mostrar en mí….así de paso….también probaba a ver si Obi Wan sentía algún tipo de…¿Celos? Pero….no….ni siquiera cambió un ápice su expresión…Obi Wan no mostró envidia alguna…a pesar de que yo había conquistado y dado mi primer beso a una persona no amada…a pesar de haber perdido mi virginidad con ella…a pesar…de haber mantenido matrimonio en secreto y de…haberla incluso dejado embarazada… A Padme, un ser que sólo había significado una buena amiga, para mí.
Y con el paso del tiempo…seguías igual, Obi Wan, seguías sin mostrar envidia, ni celos…sólo sonreías y tu afecto hacía a mí continuaba siendo tan paternal…Era como si me estuvieses diciendo: "Me alegro por ti, Anakin"…y eso sólo significaba una cosa: no era más que un hijo, para ti… ¿Pero es que no te dabas cuenta de que todo era una farsa? ¿De que todo no era otra cosa que una estratagema para que posaras tu mirada en mí, como yo lo hacía en ti? ¿De que lo único que esperaba era que tu rostro sereno se tornara de inquietud y nerviosismo, de la misma manera que me estuvieses queriendo decir que no te hacía ninguna gracia, el que yo tuviese una pareja amorosa? Pero…no… ¡No! ¡A pesar de mis esfuerzos no obtuve lo que deseaba! Y lo peor fue cuando la dejé embarazada… ¡Mierda! ¡No entró en mis cálculos! Pero, al fin y al cabo era mi hijo…y mi castigo por no haberte conseguido, maestro…
¿Y qué es lo que me pasó? Ya todo empezó a dejarme de importar y más, después de que mi querida madre falleciera…Tenía sueños sobre la muerte de Padme…y aunque parecía que estuviese preocupado, aunque parecía que quería evitarlo, ni siquiera me importó lo más mínimo…Sí, bueno…era una buena amiga para mí…y por supuesto que sentí un poco de preocupación…pero…pero…sólo un poco…ya que todas las preocupaciones que poseía se centraban en una sola persona…en Obi Wan…en la persona que más amo…A excepción de él, dejé de preocuparme de los demás como lo hacía antes… También empecé a sentir repugnancia hacia el consejo jedi…¡Ellos no hacían más que desconfiar de mí, mientras yo sólo quería poseerte! ¡Me dejaban en evidencia ante ti, maestro! Y eso no lo podía soportar…Por eso…cuando Palpatine contactó conmigo…me habló del lado oscuro…y sí, yo me sometí a él…pero…por la única razón de que estaba harto…pero…también…por las ansias de poder…¡Sí! ¡Del poder que me permitiría librarme de todo! ¡De todo cuanto me impedía hacerte mío! ¡Me hice fuerte en cuerpo y espíritu! ¡Y ha dado resultado! ¡Ya eres…mío…Obi Wan Kenobi…ya te he poseído! ¡Ya te he tomado! ¡Ya te he dominado! ¡Ya he conseguido que me ames! Con sólo unirme al lado de Palpatine…he logrado en pocos días, lo que con unirme a los jedis no conseguí en todos aquellos años… El poder de la oscuridad me ha otorgado el valor y la capacidad que siempre anhelé…por eso debo seguir aquí…aceptando las órdenes de Palpatine…aunque en lo más recóndito de mi ser, alcance a repelerlas… y a pesar de todo…pienso volver a verte…maestro…no me he unido a este ser deforme para alejarme de la única persona que me importa…pero habrá que tener paciencia y esperar…Oh, sí, ya lo creo…que habrá que esperar…
- Señor…se…se ha quedado ahí quieto….¿No…no piensa ir?- tartamudea el capitán…sin haberse levantado del suelo, siquiera. Le fulmino de nuevo con la mirada.
- ¿Sabes que has interrumpido mis pensamientos?- le amenazo, haciendo que su cuerpo se acurrucara del miedo y se tapara la cara con las manos, como si pensara que le iba a atacar.
- ¡Lo siento mucho, señor Lord Vader! ¡Yo…no pretendía eso…! ¡Yo sólo…es que como se ha parado así de repente y no ha dicho nada, pensaba que…
- ¿Qué es lo que pensabas?- le grito, dando un paso hacia él.
- ¡Wah! ¡Perdóneme, por favor! ¡No me haga daño! ¡No!- solloza.
- ¿Hacerte daño? ¿Te crees merecedor de eso?-le intimido, pisándole la cabeza.- ¡No me insultes! ¡Yo no me mancillo, preocupándome de escoria como tú! ¡Qué eso te quede muy claro!- le empujo con el pie, mientras doy media vuelta y salgo de la sala, dejándolo al pobre, peor de lo que estaba.
Recorro la nave entera, hasta llegar a la sala personal del emperador, el cual está sentado en su "trono", como era costumbre. Siempre está allí, observándome como si lo supiera todo de mí…aunque con toda su deformidad es difícil de apreciar… Cuando le conocí y pensaba que no era otra cosa que un senador…pensé que podría llegar a serme útil. Parecía depositar muchas confianzas en mí, a pesar de no conocerme en excesivo. Si, al fin, conseguía introducirme en el consejo jedi y ser un maestro como Obi Wan, fuese de la forma que fuese, una parte de mi objetivo se vería cumplido. Pero la lógica que poseo ya me prevenía de que el consejo jedi no se dejaba manejar por la política… y una vez, otro intento más era fallido…pero lo que yo no sabía…era que este ser inmune, que no resultó ser más que el sith que el consejo buscaba, me iba acabar ayudando…de la manera menos imaginable… Y aquí me encuentro…con el consejo de los jedis extinguido y a las órdenes del futuro emperador ruin de toda la Galaxia…
- Lord Vader.- me llama, al cabo de unos minutos de haber entrado en la sala.- Mi aprendiz…- continua, mientras mi interior se revuelve al oír como otra persona que no es Obi Wan se dirige a mí así.- ¿Hay algo que te aturde?
- No, maestro…- respondo, llamándole de esa forma, en contra de mi voluntad.- Mi mente está completamente despejada.
- Yo…no percibo…eso…- me reprocha, hablando lentamente. ¡Joder! ¡Qué se vaya a la mierda! ¡Bastante tengo con estar repasando mis planes con paciencia, como para que ahora este cansino deforme se de cuenta y me lo eche en cara!
- Le puedo asegurar que mis pensamientos no pueden estar más claros, maestro.
- Sí, eso es precisamente lo que más me temo.
- ¿Cómo dice?
- Escúchame, Vader, tú has jurado unirte a mí… Todo el lado oscuro te ha poseído y está en tu interior hasta la médula… Pero percibo en ti algo que nunca había percibido en ningún otro de mis siths.
- Debe de ser…porque, al fin y al cabo, fui un jedi, maestro.
- El conde Duku también lo fue, y no mostró ninguno de tus síntomas, jovenzuelo.
….Ya me está vacilando…y lo peor es que me está descubriendo.
- Podrá decir todo lo que quiera, pero yo estoy a sus órdenes. Le seguiré hasta el fin del mundo, si hace falta. ¡Usted sabe mejor que nadie el profundo rencor que les guardo a los jedis! ¿¡Cómo puede pensar que lo que ahora mismo deseo no es otra cosa que el destruir todo cuanto ellos protegieron?- exclamo, con furia y avanzando un paso hacia el trono.
- Controla tus emociones, aprendiz, eso es lo que más caracteriza a un sith.- me riñe, pero, sin embargo, esboza una sonrisa de satisfacción.- Aunque es normal que te ocurra, de vez en cuando…te acabas de unir a mí, no hace mucho…Además…sí que es cierto lo que dices…No cabe duda de que sigo notando en ti la misma furia hacia los jedi…
- Así es…maestro…
- Bien, ya estamos llegando a la base. Tu próxima misión se te será revelada dentro de muy poco, Lord Vader.
- No le quepa duda de que la llevaré a cabo con éxito…milord.
Después de dejarme caer por la base del emperador, debo de pilotar una pequeña nave hasta el planeta Tembu, y recoger allí a los próximos aliados de Palpatine: los embajadores Twiine y Garzilac. Lo cierto es que a mis emociones les costó aceptar el volver a pilotar una nave de este tipo…tan parecida a las que solíamos utilizar mi maestro y yo para las misiones…pero, ahora mismo tengo que empezar a aceptarlo, si he acabado por someterme al lado oscuro, no puede quedarme ni un ápice de remordimientos, ni debo sentir nostalgia de ningún tiempo pasado… Aceptar y continuar. Eso es lo que está en mi deber, a partir de este momento. Aceptar todo lo que ha pasado y reempezar una nueva vida…con él…con Obi…Wan… ¡Aunque para ello tenga que matar a cualquiera que moleste a Palpatine!...¡O incluso matarle a él mismo, si hace falta!
Un súbito temblor en el interior de mi nave, hace que emerja de mis pensamientos. ¿Qué ha sido eso? ¡Está nave es demasiado pequeña, como para que vaya otra persona, y tampoco detecto señales de vida…! ¿¡Qué es lo qué…
- ¡Ah!- exclamo, al tiempo que aparto una mano de los comandos de la nave, para proteger mis ojos de la vibrante y cegadora luz que acaba de aparecer ante la nave que conduzco. ¡¡Esto es imposible! ¡¡Estoy sobrevolando las estrellas! ¿Quién o qué puede aparecerse en medio del espacio como si nada?
Hago girar violentamente mi vehículo para alejarlo de la luz, y siento todo un estrépito, y a continuación una sacudida, que envuelve a la nave y también a mí, alejándome del control de ésta, cayendo al duro y poco espacioso, suelo. A continuación, lo que me envuelve es un dolor punzante en la nuca y una oscuridad infinita.
- ¡Levántate! ¡Vamos! ¿No me irás a decir que un simple golpe va a acabar contigo, joven Skywalker?- una voz ronca y llena de vigor, me acompaña, cuando la claridad vuelve a mí, nuevamente. ¡Espera! ¡No! ¡Es…imposible! ¡Esa voz…esa túnica…esa espada…esa expresión de autodidacta y de imponencia! ¡No! ¡Y…Yo lo vi morir! ¡Realmente no puede ser él! ¡Es…es…
- ¿Qué ocurre? ¿He conseguido que por fin te sorprendas, joven arrogante?- masculla, esbozando una sonrisa burlesca.
- ¡¡Mace Windu!- exclamo, poniéndome en pie, de nuevo.- ¿¡Sigues con vida?
- No pensarás que se acaba tan fácilmente con un jedi.
- ¡Yo no diría eso!- gruño, mientras desenvaino mi espada láser, sin temor alguno a enfrentarme con el gran maestro Windu.
- Vaya…por lo visto…no te arrepientes de nada, ¿verdad?- dice, haciendo caso omiso de mi amenaza y sin inmutarse siquiera.
- ¿De qué me voy a arrepentir? ¡Por vuestra culpa, la tuya y la de todos los jedis, se colmó mi eterno sufrimiento! ¡Si vuestro código no fuese tan superficial, la ira y el dolor que habitaban en mi interior jamás se habrían prendido! ¡Claro que no me arrepiento de nada! ¡Ahora esa llama se está desvaneciendo…por fin!
El maestro suspiró, como cualquiera que está escuchando los berridos y protestas de un crío mimado e insoportable. ¡Regresa de entre los muertos para mofarse de mí!
Aprieto con más fuerza, el arma que sostengo, y la dirijo hacia él, pero éste no hace más que posar su estricta mirada, nuevamente en mí.
- No pierdas los estribos, Skywalker, ahora eres Dark Vader ¿No es así? Ni siquiera un sith puede dejarse guiar por sus sentimientos...aunque, supongo que con el paso del tiempo, aprenderás a dominarlos y a guardar la compostura.
- ¿¡Sentimientos? ¿¡Qué sabíais tú y toda esa panda de desgraciados, lo que son los sentimientos? ¡Guiados ciegamente por la superficialidad y el honor, jamás habréis sentido nada, hacia nadie! Ni dolor, ni angustia, ni ira…¡Ni mucho menos amor!
- Amor…- repite Mace, cambiando su expresión y desprendiendo un aire muy impropio en él…un aire…¿De melancolía?- A fin de cuentas…¿A qué es lo que lleva dicho sentimiento?
- ¿W…Windu?
- ¡De todas formas, no he venido a charlar contigo, Anakin! ¡Sino a dejar que se decida el destino!
- ¿Eh? N...No te comprendo…¿Qué pasa? ¿Quieres que luchemos?- digo, frunciendo el ceño.
- Tampoco he venido a perder el tiempo.
- "¡¡Pero, bueno! ¡¡Ya veo que uno de su calaña no cambia jamás!" pienso, con mosqueo.
- Entonces, ¿A qué has venido? ¡Responde de una vez!
Como si aquello fuera una respuesta, Windu se aprieta los puños con fuerza, y, a continuación, una inmensa ráfaga de aire, nos envuelve a ambos, haciendo desaparecer todo cuanto nos rodeaba. En algo que parecieron pocos minutos, nos hayamos en una amplia habitación, compuesta por una cama…en la que…en la que alguien duerme…¿De quién…de quién se trata?
- ¡Oye, Windu! ¿Qué significa esto? ¿Adónde me has traído?
- Creo que tú deberías saberlo mejor que nadie.- me responde, mientras se dispone a abandonar la estancia.- Volveré a aparecer cuando sea oportuno.
- ¿Cómo?- me extraño, pero un movimiento que se percibe entre las sábanas del colchón, me hace volverme hacia él. Y entonces fue cuando me di cuenta. Unas piernas largas y majestuosas, propias de alguien incandescente, los brazos, tan varoniles y tan acogedores, su esbelto cuerpo y único en su especie, y por último, el hermoso rostro que enviaron los ángeles a la tierra…
Un escalofrío de satisfacción recorre todo mi cuerpo y camino hacia la cama, acomodándome en una silla que se encontraba junto a ella y sonriendo, al fin, durante todo aquel tiempo junto a Palpatine.
- Muy buenas noches…maestro…
