DISCLAIMER: Ojala fuera mío, pero no. Yo sólo tomo prestado los personajes y algunos lugares de JK Rowling. Las fechas fueron extraídas de la línea de tiempo de "Lexicon". Todo lo que no reconozcan.... mi imaginación (algo tenía que poner, no?)
ADVERTENCIAS: Este ff es SLASH. Si no te gusta o no sabés lo que es (relación entre hombres) mejor que vayas desapareciendo de acá. Habrá algo parecido a "muerte de un personaje".
La versión NC-17 pueden encontrarla en Slasheaven (el link a mi profile de allí esta en mi profile de acá...)
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HARRY POTTER Y EL PRINCIPE MESTIZO
CAPITULO 4: El Príncipe Mestizo.
Dolor. Cansancio. Dolor. Cansancio. Dolor. Dolor, dolor y mas dolor. Todo su cuerpo parecía entumecido y mas pesado que nunca. Cualquier intento de movimiento le costaba una enorme cantidad de energía y ni siquiera lograba nada.
Luego de estar largos minutos intentando abrir sus ojos, los párpados al fin respondieron a su orden y se abrieron, revelando un amplia, lujosa y desconocida habitación. no sabía donde estaba, ni que era lo que había sucedido.
Puso todas las neuronas que parecían responder en funcionamiento. El tren. El tren se detuvo. Voldemort y sus mortífagos. El "priore incantatum". Bellatrix Lestrange. La maldición asesina.
El aire comenzó a faltarle. Si no había muerto, entonces alguien lo había secuestrado, porque esa habitación definitivamente no era la Enfermería de Hogwarts, y mucho menos el pulcro San Mungo´s.
-Tranquilo. -un movimiento a su derecha, sobre las sábanas captó su atención.
-¿Quién eres? ¿Dónde estoy? -preguntó Harry silbando muy despacio, pues cada palabra que abandonaba su garganta dolía demasiado.
-Iré a informarle al Señor que ya estás despierto.
En cuanto la serpiente desapareció de su vista, Harry supo que debía reunir fuerzas y salir de allí. El animal iba a llamar al "señor" y él solo conocía una persona que se hacía llamar así por sus súbditos. Voldemort.
Trató de no hacer ruido y de ponerse de pie, pero todo lo que consiguió fue lanzar un gemido de dolor y frustración y no moverse ni un centímetro de la posición en la que se encontraba.
Cuando la puerta de la habitación se abrió, Harry contuvo la respiración y cerró los ojos, esperando el ardor de su cicatriz, como cada vez que enfrentaba a Voldemort. Pero nunca sucedió.
Al cabo de unos momentos, ya se le hizo estúpido seguir con los ojos cerrados y el seño fruncido, cuando era obvio que el otro ocupante del dormitorio esperaba que lo mirara sin decir una palabra.
La primer imagen que recibió fue la de un hombre alto, delgado, pero atlético. Piel blanca, muy blanca y ojos azules, penetrantes y profundos. Cabello negro, que pasaba sus hombros y se perdía en su espalda.
Su rostro no mostraba nada, ni un mínimo de odio, aunque tampoco la estúpida admiración a la que estaba acostumbrado.
Estaba seguro que lo había visto en otro lado, pero sólo no podía estar seguro de donde o cuando. Su rostro era vagamente familiar, aunque las túnicas que llevaba no eran para nada usuales.
Telas pesadas y oscuras, negras. Lineas plateadas en los puños y botones casi imperceptibles a la vista. No tenía varita en ningún lugar visible, pero Harry no iba a confiar tan fácilmente en un desconocido.
-Veo que has decidido despertar. -dijo el hombre con algo de burla en su voz.
-¿Dónde estoy? ¿Quién es usted?
-En Hogwarts. -respondió el hombre -En mis aposentos particulares para ser mas precisos. Y, en cuanto a quien soy, mi nombre en Salazar. Salazar Slytherin.
-No es posible -susurró Harry abriendo desmesuradamente los ojos. -Slytherin está muerto. Vivió hace miles de años. ¿Quién es usted?
-Suponía que no ibas a creerme. -dijo Slytherin -Según la carta, vienes de lejos.
-¿Lejos? -preguntó Harry confundio.
-En el tiempo. Estamos en el año 996 después de Cristo.
-¡¿ESTÁ USTED LOCO?! ¿DE QUÉ ESTÁ HABLANDO? ¡QUIERO VER A DUMBLEDORE!
-Nadie me levanta la voz jovencito. -siseó Slytherin y Harry supuso que estaba a punto de comenzar a hablar parsel. -Cuando te calmes y desees continuar la conversación, puedes salir de aquí. Sino, aquí te quedarás. Junto a tu cama hay algunas pociones que te he preparado para que te recuperes mas fácilmente. Tómala si no quieres malgastar mi tiempo.
Con esa última declaración, Salazar Slytherin dejó a Harry solo en el mismo lugar donde había despertado. Vacío y a merced de un demente que creía estar años atrás en el tiempo y estaba convencido de que era Salazar Slytherin, el fundador de Hogwarts. ¿Por qué todo le sucedía a él?
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Para el tercer día de su encierro, Harry estaba harto de su rutina. Se despertaba, con Arthemis sobre su cama, diciéndole que poción tomar, se levantaba, caminaba lentamente alrededor de la habitación, iba al baño, y se volvía acostar.
Necesitaba salir de ese dormitorio sin ventanas al que estaba confinado y encontrar la manera de escapar de ese lugar. Debía llegar a Hogwarts y hablar con Dumbledore. todos debían saber que no solo era acosado por Voldemort, sino que había un desequilibrado que decía ser Slytherin.
Con Arthemis tras él, Harry abrió cuidadosamente las puertas de la habitación. No llegó mas lejos que eso, pues la visión del lugar era soberbia.
Una gran cámara se extendía frente a él. Estatuas talladas en mármol y piedra, con hermosos sillones que, si bien no parecían muy cómodos, se veían majestuosos. Adornos de plata y oro reinaban el lugar, junto con cortinas y tapices dignos de un rey. De pronto, Harry se sintió transportado a otro tiempo y comenzó a sospechar que los relatos de ese hombre eran ciertos.
-¿Es de tu agrado? -preguntó una voz cerca suyo.
-Si... es.... grandioso.
-Me honras. -dijo Slytherin acercándose a él. -Siéntate conmigo y hablaremos.
-Claro.
Slytherin murmuró algo muy parecido a "habrá que trabajar en sus modales y vocabulario", mientras lo guiaba a los sillones que tanto le habían llamado la atención. Sillones que, comprobó, eran bastante mas confortables de lo que había pensado.
-Ahora, has de escucharme, sin interrupciones, y luego podrás cuestionar lo que desees. Te contestaré, sólo si lo creo apropiado, claro.
-Si, señor. -respondió Harry cohibido por lo ceremonioso de sus movimientos.
-Diez años atrás, durante la construcción de Hogwarts, recibí una noticia un tanto "peculiar" y no hubiese dudado en descartarla si no fuera porque era mi misma letra y sello personal el que traía la misiva. -Arthemis se enroscó sobre sí misma y apoyó su cabeza en el regazo de Slytherin, como si de un perro se tratara. -La misma me decía que en el futuro, llegaría un niño. Un niño que se convertiría en mi hijo y heredero. Me instruía sobre construír amplios aposentos, con la mas absoluta discreción, y preparar todo para su llegada y su instrucción. He comprobado, que no sólo el hecho era correcto, sino que también lo era la fecha y hora de llegada. El segundo día del noveno mes de 996, exactamente cuando el sol brille en lo alto del cielo.
Slytherin se puso de pie y caminó por la estancia hacia una mesa de roble macizo, y extrajo de él una copa que aparentaba ser de cristal. La llenó con una bebida desconocida para Harry y regresó a su asiento.
Pero Harry no lo notó. Toda su vida se había desplomado a sus pies. Estaba en Hogwarts, mil años atrás en el tiempo, y con Slytherin, en un lugar que sospechaba ya conocía y con una serpiente que estaba seguro que había matado cuando tenía tan sólo doce años. Nunca mas iba a ver a sus amigos.
-Lo que voy a confesarte debe permanecer en el mas absoluto de los silencios. -dijo Slytherin y Harry asintió -De hecho, a tí también te conviene que así sea. -cuando estuvo seguro de tener toda la atención de Harry continuó -Según la carta que yo mismo me envié de alguna manera desde el futuro, no fue sencillo regresarte a la vida. Aparentemente, desde tu llegada estaremos investigando sobre como despertar a los muertos. Corremos con cierta ventaja, pero nuestra condición no es suficiente para lograrlo. Debo decirte que no sólo soy uno de los mas reconocidos hechiceros del momento, sino que también soy un Príncipe.
-¿Príncipe? -dijo Harry sin poder contenerse, ganándose una mirada de desaprobación de Slytherin.
-El Principe Mestizo me llaman. No soy completamente mago, pero soy lo suficientemente mago para no ser un completo vampiro.
-¿Va.... vam....?
-Cálmate. -ordenó. -No voy a morderte ni matarte, sencillamente porque ya te he mordido y ya te han matado antes. -Harry lo miró sin comprender. -En el futuro, te he elegido para que seas mi Heredero. Mi hijo. El que continúe con mi línea. El soberano de los vampiros, en caso de que la muerte definitiva me lleve.
-Pero yo no soy un vam..... -Harry se silenció en medio de la frase, cuando la comprensión cayó sobre él -¡Por Merlín!
-¿Merlín? -preguntó Slytherin intrigado -De hecho, eres un vampiro. Y, creo haberte elegido por algo. Tu aura es poderosa, pero sensata y hablas la lengua de las serpientes. Necesitas entrenamientos, lecciones y aprendizaje, pero tenemos una infinita cantidad de años para lograr que seas mi digno heredero.
-Yo no puedo... debo regresar... debo detener a Voldemort. Todos morirán si no estoy ahí.
-¡Deja de balbucear! -el brillo en los ojos azules le dijo a Harry que lo mejor era guardar silencio -Ningún hijo mío va a actuar como una damisela en peligro. Entiende esto: no sólo yo te envié de regreso a los "vivos" y en el tiempo, sino también mi hijo, específicamente, tú. Aún estamos en tu época y sea quien sea ese Voldemort, podrás ocuparte de él cuando llegue el momento.
-Arthemis... la serpiente.....
-¿Preciosa, verdad? Es un basilisco, el Príncipe de las Serpientes.
-Lo sé. -respondió Harry aturdido. -La... la conocí en el futuro.
-¿Qué tan grande llegaré a ser? -siseó el animal.
-Demasiado. Y... ahora que lo pienso, eras hermosa.
-¿Era? -inquirió Arthemis.
-Lo siento. -Harry se disculpó, aún sintiéndose ridículo -Has muerto.
-Pero habré vivido lo suficiente para honrar a mis Señores. -respondió Arthemis irguiendo su cuerpo.
-Puedes estar segura de ello. -Harry se perdió en sus recuerdos. Su segundo año, con Voldemort intentando resucitar y asesinar a los macidos de muggles y reparó en algo que no le iba a gustar a Slytherin. -Sñor, debe saber algo.
-Dime.
-Yo... yo no soy un mago de sangre pura. Mis padres eran magos, pero mi madre nació entre muggles.
-¿Nunca escuchas cuando te hablan, niño? -preguntó Slytherin disgustado -Tampoco yo soy completamente mago. Los vampiros de mi reino me llaman el "Príncipe Mestizo" por una razón. no soy completamente vampiro tampoco. ¿Por qué habría de molestarme que parte de tu sangre sea muggle?
-Porque... porque... usted no quiere que los nacidos de muggles estudien en Hogwarts. Todo el mundo sabe eso.
-Oh... Si. Eso es un hecho. Verás, estoy convencido de que los nacidos de muggles deberían realizar sus estudios en otra scuela durante sus primeros años. No sólo deben aprender magia, sino que deben comprender todas las costumbres y la historia de los magos. Los veo día a día, a los pobres niños, completamente desorientados, confundidos sobre múltiples aspectos de nuestra sociedad, y eso me disgusta.
-¿Entonces....Gryffindor...?
-Godric Gryffindor es un excelente hechicero, pero con ideales demasiado irrealizables. No puedes pretender que un niño de once años, que ha vivido su corta vida entre muggles, con estructuras absurdas y obsoletas en nuestro mundo, se integre sin dificultades entre niños que han sido educados entre báculos, calderos y costumbres infinitamente diferentes.
-¿Báculos? -preguntó Harry, cada vez mas intrigado con el personaje que tenía frente a él.
-Por supuesto. ¿Cómo podrían hacer magia sin báculos?
-Con varitas.
-¿Varitas? ¿Qué son las varitas?
-Son... son...Trozos de madera, con centro de alguna criatura mágica y... ¡Son varitas! ¿Qué clase de mago no sabe que son las varitas?
-Creo que habíamos acordado que no me levantarías la voz. Y... no me veo obligado a conocer los artefactos del futuro, niño. Los hechiceros hacen magia con báculos y, los mas poderosos, podemos hacerla sin ellos. Confío en que tu también lo podrás hacer.
-¿Puede... Podría mostrarme su báculo, Señor?
-Con gusto.
Slytherin extendió el brazo, y un gran pedazo de madera llegó hasta su mano derecha. Parecía una rama de un árbol, pero completamente negro. En el estremo superior, yacía una especie de piedra preciosa, similar a un rubí.... tal vez fuera un rubí.
-Es un diamante del Bosque Negro. -aclaró Slytherin al ver que la atención de Harry estaba fija en la piedra. -He pasado los últimos diez años perfeccionando un báculo para ti. Mi hijo debe poseer lo mejor.
-¿Cómo haré magia si no sabía de la existencia de los báculos?
-No te lo he dicho. Hogwarts es una Escuela de Hechicería. Y, casualmente, soy uno de los fuindadores y profesores, aunque tal vez ya lo sabías. -Harry asintió -Evidentemente, voy a entrenarte durante los próximos cincuenta años, antes de presentarte en sociedad.
-¿Cin... cincuenta años?
-Eres un niño. -explicó Slytherin -Luego de ser convertidos, los vampiros deben transcurrir su infancia en cautiverio, durante algunos años. Al ser magos, el tiempo se acorta considerablemente. En mi caso, ese fue el período que tuve que aguardar en la oscuridad andes de que se me permita presenciar el sol. El cautiverio es similar en cada vampiro de la misma familia y en cada vampiro que convertimos.
-¿O sea... qué como usted estuvo cincuenta años encerrado, yo también?
-Tu inteligencia me asombra. -replicó Slytherin sarcásticamente -Eres mi hijo y, como tal, necesitarás el mismo caudal de tiempo para salir.
-Genial. -murmuró Harry. -¿Qué voy a hacer durante cincuenta años aquí escondido?
-Arthemis se encargará de tus conocimientos sobre animales, criaturas y especies mágicas. Peronalmente te instruiré en los artes de la magia, los conjuros, encantamientos y las pociones. Otra parte de tu educación será referida a vampiros, por supuesto. Nuestras costumbres, nuestros lugares, nuestras comidas....
-¡Comidas! -exclamó Harry horrorizado. -No... No podré.... No lo haré.
-¿Sobre qué estás balbuceando nuevamente?
-No podría quitarle la sangre a alguien mas. Es... es..... ¡horroroso!
-Como te decía, debes aprender sobre vampiros y dejar de leer historias y relatos muggles y mágicos, hasta que no tengas un buen conocimiento de tu propia especie. Te enseñaré modales y una correcta forma de vestir y caminar. Dejarás de lado esos balbuceos ridículos y, cuando llegue el momento, te presentaré ante mi reino.
-Si señor.
-Eso esta mejor. -dijo Slytherin satisfecho. -Llevarás un diario, donde podrás escribir lo que desees, y estará altamente protegido para que absolutamente nadie pueda leerlo, salvo que tu lo desees, claro. Y... cambiaré tu nombre.
-¿Mi nombre?
-No puedes ser mi hijo y llamarte Harry Potter. y, no creo que sea conveniente que estando muerto, sigas llamándote así en el futuro. Siempre hubo un nombre que rondó por mi mente para mi primer hijo. claro que serás el único porque no puedo tenerlos por mi mismo....
-¿Puedo preguntar el motivo?
-No me agradan demasiado las mujeres. -respondió Salazar -Y... los hombres no pueden concebir, lógicamente.
-Oh...
-¿Tu problema es.....?
-¿No hay problemas con ser gay en esta época? -preguntó Harry confundido.
-¿Gay? No contestes. -agregó antes de que Harry pudiera explicarle a que se refería. -Si a lo que te refieres es a parejas del mismo sexo... no. ¿Por qué habría de estar prohibido? Eso es lo que intento explicarle a Gryffindor día tras día. Los muggles lo consideran una aberración o un desviamiento de la naturaleza. Los hechiceros estamos mas allá de eso. No importa la forma que tenga el cuerpo, es el alma lo que importa. El complemento de almas.
-¿Creí que los vampiros no tenían almas?
-Esto va a ser peor de lo que imaginé. -murmuró Salazar. -Ya lo comprenderás. Ahora... tu nombre... supongo, que no sabrás que los magos seguimos una vieja costumbre al nombrar a nuestros hijos. -Harry negó con la cabeza, preguntándose internamente que tan dolorosa iba a ser esa costumbre. -Lo suponía. Todas las familias tienen su escudo, y los Slytherin no somos la excepción. Ahora bien, para que el escudo perdure en el tiempo, las iniciales de los miembros de la familia deben ser las mismas. Nombre y apellido, en todos los hijos. En nuestro caso: SS.
-Siempre me ha llamado la atención que las iniciales de los fundadores de Hogwarts sean iguales, tanto en nombre como en apellido. -dijo Harry para sí mismo en realidad. -¿Cuál será mi nombre entonces?
-Signatus Slytherin.
-¿Signatus?
-Atrévete a mencionar que no es de tu agrado.
-¡No! Iba a decir que es curioso, porque un profsor mío en el futuro tiene ese nombre.
-Tal vez sea en tu honor. -dijo Slytherin con un brillo extraño en sus ojos.
-No... nadie sabe que usted tuvo... quiero decir tiene... digo.... Nadie sabe que existo o existí.
-Otra vez ese infame balbuceo.
-Lo siento señor.
-Puedes llamarme padre si lo deseas. -dijo Slytherin poniéndose de pie. -Ahora deberías descansar. Has tenido suficiente por hoy y aún no estás recuperado.
-Si señor. -respondió Harry automáticamente.
En cuanto estuvo en la soledad de su dormitorio, Harry reflexionó sobre lo que acababa de sucederle, y la conversación con Slytherin. Todo le parecía tan surreal y extraño. Como si fuera parte de un sueño, o pesadilla, y no pudiera espertar.
Se miró las manos en busca de algún cambió físico, pero no encontró nada, y su piel seguía del mismo tono. No era amarillento como los dibujos de sus libros de Defensa contra las Artes Oscuras. Tal vez, con el tiempo, llegara a ser tan desagradable como los vampiros que estudió en Hogwarts bajo la tutela de Remus Lupin.
De inmediato sus pensamientos se dirigieron a sus amigos. Ron, Hermione, Neville, Ginny, la señora Wealsey, Fred y George... todos lo creían muerto. Incluso Dumbledore y el Profesor Lupin. Sólo podía imaginar lo que el último Merodeador debía estar sintiendo en ese momento. Aún recordaba cuando lo escuchó hablarle a una fotografía de Sirius, en la oscuridad de una noche en Grimmauld Place, diciéndole que sólo él, sólo Harry Potter evitaba que siguiera con vida, impidiéndole seguirlo.
Había sido un golpe impresionante conocer el secreto de su profesor. No sólo era gay, sino que también estaba enamorado de Sirius. A menudo se preguntaba si su padrino le había correspondido, pues no había notado ninguna situación "amorosa" entre ellos. De todos modos, ya no tenía sentido. Sirius estaba... muerto, y Harry Potter también.
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Veinticuatro años. Veinticuatro malditos años encerrado en esas habitaciones. Estaba harto y no podía hacer nada para cambiarlo. No podía salir al exterior. Si ponía un pie al aire libre durante el día, su cuerpo se iba a convertir en cenizas en menos de lo que pudiera imaginar. Lo cual era gracioso, porque era lo único verdadero de los cuentos muggles que había leído en la biblioteca de su escuela primaria.
Pero lo mas frustrante era que tampoco podía salir durante la noche. Su vida en Hogwarts era un completo secreto y nadie, ni siquiera los otros tres fundadores sabían de la existencia de su Cámara o de él mismo. Y Salazar Slytherin le había prohibido terminantemente salir.
Tampoco era como si pudiera hacerlo de todos modos. Arthemis no lo dejaba jamás. Solían mantener largas y amenas conversaciones, siendo la única compañía que tenía la mayoría de los días. Pero, a veces, sentía la necesidad de ver nuevos rostros.
Slytherin era un buen hombre. Estricto y severo casi todo el tiempo, pero siempre lo ayudaba con sus inquietudes, le enseñaba todo lo que sabía y lo aconsejaba cuando tenía algún dilema. No era que tuviera tantos, estando encerrado en su habitación.
El problema era que "su Alteza", como lo llamaba Harry cuando deseaba molestarlo o tan solo bromeaban, era que no podía bajar a su Cámara tan a menudo como lo deseaban, porque podía levantar sospechas que sus compeñeros fundadores no lograran encontrarlo en todo el castillo, pero sintieran su presencia dentro de él.
-Signatus. -saludó Slytherin desde la entrada de su sala.
-Padre. -dijo el ya no adolescente. -Pensé que no vendrías esta noche. La reunión con los otros fundadores fue breve.
-Aún continúa. Sólo que tuve un "intercambio de opiniones" con Godric y necesitaba aire fresco.
-¿Puedo tentarte con alguna bebida? -ofreció Harry dirigiéndose a otra sala. -¿O prefieres algo mas... fresco?
-Sangre estaría bien, gracias. -respondió Salazar irónicamente.
-Bien, bien.
Harry tomó asiento junto a Salazar en el sillón y extendió su brazo, quedando la muñeca a la altura de la boca del mayor. Slytherin tomó con suavidad la extremidad que le era ofrecida y dirigió su boca a ella con cuidado, como si fuera a romperse en cualquier momento.
El menor se entregó al placer de sentir la sangre fluir por sus venas, dirigiéndose a la herida abierta. Esa había sido una de las primeras lecciones sobre vampiros. Si bien era cierto que bebían sangre ajena, no era su base de alimentación. Sólo necesitaban hacerlo en algunas ocasiones y, generalmente, se relacionaba con su estado de ánimo. Durante el resto del tiempo, consumían la misma comida que cualquier ser humano.
Slytherin le había enseñado que el mundo de los vampiros no era como los muggles y los magos lo pensaban. En un comienzo, jamás se supo de un vampiro que le quitara la vida a alguien mas o que transformara a otra persona. Pero las cosas habían cambiado con el paso del tiempo.
Cuando los muggles y magos habían comenzado a perseguirlos, algunos se apartaron de la comunidad establecida, con deseos de venganza. Los muggles no tenían oportunidad alguna contra ellos, pero los magos sí habían asesinado a familias enteras, incluso a niños, sólo por ser vampiros.
Entonces fue cuando se produjo la división. Aquellos que sólo buscaban asesinar a magos y muggles, y aquellos que permanecerían fieles a sus costumbres y tradiciones. Salazar Slytherin era uno de ellos.
Él había decidido que no iba a matar a magos inocentes, sólo porque algunos otros habían decidido que su padre no merecía vivir. Los que opinaban como él se quedaron en las colonias establecidas, el resto se fue a aterrorizar al mundo con sus muertes, trasnformaciones y colmillos.
Lo mas llamativo era que los que pertenecían a la Comunidad del Bosque Negro, aunque no vivieran en él, no bebían sangre de un inocente jamás, salvo que se la ofrecieran libremente. Ellos sólo bebían de sus familiares, o de alguien designado de común acuerdo si no poseía familia.
Esto había tranquilizado a Harry, que no podía imaginarse a sí mismo asesinando gente sólo para poder saciar su hambre, o sed. En cambio, la sangre de Salazar no le disgustaba, porque era algo recíproco. Él bebía de su padre, tanto como su padre bebía de él.
Y la experiencia era abrumadora. Cuando era el que se alimentaba, podía sentir la sangre fluir entre sus dientes, siendo succionada por él, y como parecía llenarse de vida ni bien hacía contacto con ella. Luego de culminado, se sentía fuerte, poderoso y jóven.
Cuando él entregaba su sangre, sentía el vínculo que lo unía con Salazar aumentar paulatinamente. Sentía como el mayor se preocupaba por él y como lo quería, a su modo. Y se sentía en casa, con una familia y una persona que se ocupaba de sus necesidades, problemas y de él.
-Gracias hijo. -susurró Slytherin cerrando la herida.
-De nada. -respondió Harry sonriendo. -¿Me dirás que le sucedía a Gryffindor?
-Lo usual. Sólo que los muggles ahora han decidido que la magia y la hechicería es demoníaca y cualquier persona que la practique muere en la hoguera. Ridículo si me lo rpeguntas, porque cualquier mago calificado puede evitar que lo quemen, pero Godric no comprende que hay que ser cuidadosos con los muggles, que hay que protegerlos aún mas y que este no es el lugar correcto. Deben ir a otra escuela, donde los padres puedan visitarlos y corroborar que estén en perfectas condiciones, aunque sean hechiceros.
-Imbécil. -murmuró Harry.
-Dejaría este lugar si no fuera porque tu aún no puedes salir, y porque los estudiantes no merecen que los abandone por Gryffindor.
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Harry estaba terminando de escribir su entrada del día en su Diario, cuando Salazar Slytherin ingresó a la Cámara furibundo. Nunca lo había visto así y edcidió que nunca mas quería hacerlo.
Los ojso azules parecían tormentas a punto de desatarse y la amabilidad que Harry había aprendido a notar en su rostro estaba completamente ausente.
-Nos vamos. -ordenó Salazar mirando directamente a los ojos de Harry.
-¿Padre? ¿Qué sucedió?
-Ese imbécil, como tu dices, me acusó delante de Rowena y Helga de ser un adorador de la pureza en la sangre y de la magia oscura y que mi preocupación por los nacidos de muggles no existe, que en realidad deseo exterminarlos.
-Padre... cálmate. Es un completo idiota y el tiempo nos dará la razón. Pueden pensar eso de ti durante años, siglos si lo desean. Pero llegará el momento de limpiar nuestro apellido y todos los hechiceros del mundo te pedirán perdón de rodillas.
-No sería necesario si Gryffindor no hubiera inventado esas calumnias sobre mi. -dijo Slytherin moviendo su báculo, protegiéndo aún mas la Cámara. -Recoge absolutamente todas tus cosas. Nos iremos esta noche, después que caiga el sol.
-¿No puede ser antes? -pidió Harry -Me gusta el sol ahora que puedo verlo. Pasé demasiado tiempo en la oscuridad.
-No. sólo hace un año que puedes salir y aún no puedes recorrer tanto trayecto bajo el sol. Nos vamos inmediatamente después de la caída del sol.
-Si, padre.
Cuando Harry hubo recogido todas sus pertenencias, se asombró de la cantidadd de cosas que poseía. Libros, vestimentas, calderos, sustancias viscosas que hubieran sido el orgullo de Snape y sus singredientes de pociones. Nunca había sido poseedor de tanto hasta que Salazar se hizo cargo de él.
-Encoge todo y envuélvelo en una manta. -ordenó Salazar. -Montaremos.
-Espléndido. -el rostro de Harry se ensombreció de pronto -¿Arthemis?
-Arthemis se queda. Tu dijiste que la habías conocido en el futuro, y alguien tiene que proteger la Cámara de posibles intrusos.
Después de despedirse de su mascota, su compañera y su amiga por cincuenta y un años, ambos se encaminaron hacia la salida. Caminando cautelosamente, sin ser descubiertos, abandonaron el castillo y se dirigieron hacia el límite de las barreras.
Una vez allí, cada uno montó su caballo. El de Salazar, su compañero hacía años. El de Harry, lo había adquirido el año anterior, cuando por fin puso dejar su aislamiento. Ambos completamente negros, con un cabello tan brillante que parecía reflejar la luz de la luna en él.
-¿Hacia donde vamos? -preguntó Harry, cuando comenzaron a avanzar.
-Al bosque Negro. -dijo Salazar. -Es hora de que el Príncipe regrese a casa.
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¿¿A QUE NO SE ESPERABAN ESO???
LES DIJE QUE ERA UNA HISTORIA MEIDO RARA Y DE MI MENTE PERDIDA... JEJEJEJE.
HARRY VA A PASAR POR MUCHAS COSAS DURANTE LOS AÑOS QUE VIENEN.
ESO SÍ, VOY A INTENTAR HACERLO CORTO PARA QUE NO SE ABURRAN Y PARA QUE EL SLASH LLEGUE PRONTO.
BESOTES
DÍGANME QUE LES PARECIÓ.
GALA SNAPE
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Respuestas a los Reviews:
Ophelia Dakker: Claro que era raro un libro de Harry Potter sin Harry Potter. él sigue estando, solo que para cuando llegue a la fecha de su muerte, ya va a tener mil años.... jua!!! medio viejo el nene. En fin, haber si te gustó mi loca loca idea.
Sheyla Ryddle: Ni Severus, ni voldemort. Salazar Slytherin con su hijo, o sea, el futuro Harry. Medio raro, lo reconozco, pero desde que la historia entró en mi cabeza, no pude abandonarla. Decime que opinás....
Danybel: Gracias. De verdad me alegro que te guste la historia. Y espero que sigas pensando lo mismo después de esta locura que acabo de escribir.
Galindezlmp: Lo maté, pero Salazar es un capito y lo resucitó... jajajajajaja. Ya sabemos quien se lo llevó y a donde está. Ahora lo veremos en el rol de "heredero" del Principe...
BESOS MUY ESPECIALES PARA USTEDES, QUE ME DEJARON SUS REVIEWS.
