DISCLAIMER: Ojala fuera mío, pero no. Yo sólo tomo prestado los personajes y algunos lugares de JK Rowling.

Las fechas fueron extraídas de la línea de tiempo de "Lexicon". Todo lo que no reconozcan.... mi imaginación (algo tenía que poner, no?)

ADVERTENCIAS: Este ff es SLASH. Si no te gusta o no sabés lo que es (relación entre hombres) mejor que vayas desapareciendo de acá. Habrá algo parecido a "muerte de un personaje".

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VERDADERAMENTE NO TENGO MAS EXCUSAS QUE ESTAR DE VACACIONES Y QUE MIS AMIGOS, MI NOVIO Y MI FAMILIA REQUIEREN MI ATENCIÓN Y NO TUVE TIEMPO DE USAR LA COMPUTADORA.

ESPERO QUE NO ME ODIEN POR HABER TARDADO TANTO.

DOS COSAS:

ESTO SIGUE SIENDO UN HARRY/SEV.

SIGNATUS Y HARRY SON LA MISMA PERSONA (para evitar confusiones).

BESOS....

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RESPUESTAS A LOS REVIEWS:

Micaela: Gracias por los saludos de las fiestas… Y sin desesperarse que, aunque tardé demasiado, acá estoy nuevamente. Besos.

Gige: Me allegro que te guste. En cuanto a Snape.... no te preocupes, mas adelante tendrá mucho protagonismo. Esto ES un Harry/Snape. Besos.

JessyPotter: Que bueno que el fic te guste tanto como me decís. Disculpa por tardar tanto en actualizar. Prometo que no sucederá nuevamente. Besos.

Andie: Me alegra que te guste. En cuanto a la apariencia de Harry, si bien no lo dije claramente en el capítulo, todos los vampiros se "estancan" en apariencia entre los 30 o 40 años, o sea que Harry aparenta esa edad, solo que sin brillo en sus ojos y piel blanca como la porcelana. Besos.

Maniática Lovegood: Harry murió a manos de Voldemort, pero Salazar y el mismo Harry en el futuro lo revivieron y lo enviaron al pasado, convertido en vampiro. Espero que te haya quedado claro, sino, podés preguntar todo lo que quieras.. Besos.

Meredith Solieil: Comencemos con tu duda… creo que en este capítulo expliqué mas o menos la apariencia de los vampiros. Ellos se quedan "estancados" en una edad aparente, aunque sí siguen sumando años de vida. Su piel se vuelve completamente blanca y sus ojos no brillan porque... bueno, están "muertos". Jajajaja. Besos.

Chibi-Katsie: Leyendo tu review me di cuenta que puse patas para arriba el mundo de Rowling en este fic… Tenés razón… Harry vampiro, con Salazar, muchos años en el pasado… esperemos que te siga gustando. Besos.

Sheyla Ryddle: La idea era que sea original ya que Harry vampiro no es algo que haya leido en ningún lugar... Me alegra que te guste. Besos.

Dark Sparky: Lástima que no te guste mucho la pareja. A mi me encantan Harry y Sev. En cuanto a Salazar, claro que sigue vivo... él fue quien revivió a Harry y lo mandó al pasado. Besos.

Ophelia Dakker: Loca idea como mi cabecita… Yo tengo una idea a donde nos llevará, espero que a vos te guste.. jejeje. Besos

Galindezlmp: Me alegra que te haya gustado, y sobre todo que te parezca original. La idea de un Harry vampiro rondaba por mi cabeza hace mucho tiempo y bueno... acá esta. En cuanto a Signatus Suseldom y Harry... ya veremos si son la misma persona o casualidad. Besos

HARRY POTTER Y EL PRINCIPE MESTIZO

CAPITULO 5: SELVA NEGRA.

--1047--

Viajaron tres noches completas antes de llegar a su destino. Para fortuna de ambos, ahora Harry soportaba el sol y podían cabalgar de día. De todos modos, Salazar prefería dormir durante las horas en que el sol demostraba su máximo poder, pues pensaba que su hijo aún no estaba preparado para enfrentarlo sin agotarse demasiado.

Cuando al fin llegaron, Harry no pudo dejar de maravillarse por la colonia que apareció frente a él, en el medio de la Selva Negra, en un lugar donde (en su época) nadie conocía.

Ante sus ojos, tenía una verdadera población medieval, en donde todos se movilizaban a pie o a caballo. Las viviendas parecían precarias, aunque Salazar le había enseñado que algunas estaban allí desde hacía cientos de años.

Lo mas curioso eran los habitantes. Aunque él sabía que la mayoría eran adultos que ya habían olvidado sus edades, ninguno parecía superar los cuarenta años a simple vista. Todos con cabellos oscuros y, sean pelirrojos, morenos o rubios, todas las tonalidades eran fuertes, y sus ojos inexpresivos y sin brillo. Por primera vez en mucho tiempo, se preguntó como se verían sus ojos, comparados con los que solía tener.

Padre e hijo cabalgaban a paso de hombre por la calle central, y todos los saludaban al cruzarlos, preguntándose sobre la identidad del joven que acompañaba a su Príncipe.

Al fin del claro donde se establecía la colonia, dando inicio a la calle principal, estaba la casa que tan perfectamente le había descrito Salazar en sus conversaciones y lecciones sobre la vida de los vampiros.

Simple y modesta como las demás, hecha simplemente con rocas y algo de magia, la Casa Slytherin se presentaba como su hogar durante los próximos años.

Un vampiro rubio y de ojos azules oscuros, tan oscuros que podían confundirse con negros, los recibió ya dentro de la casa.

-Cain, este es Signatus -dijo Salazar señalando a su hijo. -Signatus, éste es Cain Cattene.

Luego de casi ceremoniales saludos con la pareja de su padre, Signatus se retiró a descansar, pues estaba agotado de su travesía y sabía que al día siguiente iba a darse una reunión con el fin de que su padre lo presentara como heredero en la colonia.

--1047 a 1158--

La vida en la colonia, siendo el heredero del "trono", era mas agobiante que la que él mismo hubiera imaginado jamás.

Sus días se repartían entre las clases de Botánica con Venus Vark, Pociones con Rómulo Rainwest y Magia con Salazar. Claro que a eso, en los últimos años se le había agregado lucha de cuerpos, siendo el tutor el propio Cain, y lucha con armas, a manos de Maximus Monseus.

A medida que avanzaban los años, Signatus iba siendo consciente del poder que poseía y de que, si lograba llegar con vida a su propia época, no había nada que Voldemort pudiera hacer para evitar desaparecer.

Dentro de la colonia, el poblado lo había aceptado como el hijo y heredero de Salazar y, a pesar de ello, todos lo trataban como si fuera uno mas, por lo cual estaba agradecido.

Varios hombres y mujeres integraban el grupo de amigos que lo había acogido y las décadas que había de diferencia entre algunos de ellos, no significaban absolutamente nada.

Eventualmente, algunos sus amigos comenzaron a formar parejas y tener hijos, pero Harry no había encontrado la mujer que le quitara la respiración y le robara sus sueños. Salazar, a pesar de desear que su hijo tuviera descendencia pronto, se había mostrado comprensivo y le había permitido a Harry algún tiempo de búsqueda antes de organizar él mismo una boda.

Con ese propósito comenzaron sus viajes en cada poblado y colonia de vampiros perteneciente al Principado de la Selva Negra, bajo el mando de su propio padre.

En cada ciudad, hombres y mujeres se le ofrecían sin necesidad de buscarlos. Algunos le enumeraban sus virtudes como esposos o esposas, mientras que otros iban directamente a lo que les interesaba, una noche de placer junto al hijo y heredero de Slytherin. Aún así, Signatus seguía sin encontrar a esa persona que necesitaba.

--1227--

Fue en Rumania, cuando ya estaba por emprender el regreso a la Selva Negra, cuando la vio.

Su cabello rubio dorado y brillante, ojos tan azules como el cielo de una tarde tormentosa, piel blanca, confundible fácilmente con la mas fina porcelana, y labios finos y delicados.

Ella caminaba por una diminuta calleja, seguida por lo que parecía un guardia personal, que se encargaba de alejar a los hombres del ángel que custodiaba.

Harry la siguió discretamente, fingiendo recorrer la ciudad, hasta verla entrar a la casa del jefe de esa colonia.

No demoró demasiado en comprender que si deseaba volver a verla y averiguar, al menos, su nombre, debía ingresar y soportar lo que fuera que había allí dentro.

Con la simple mención de su nombre y apellido, Signatus fue escoltado hacia Norman Nithell, el jefe que le diría quien era esa mujer y si había alguna posibilidad de que fuera suya.

Norman Nithell era un vampiro respetado por la comunidad y, aunque estaba bajo las directivas de Slytherin, todos sabían que no le agradaban las cualidades mágicas del Príncipe.

Por esa razón tal vez fue que observó a Signatus con desconfianza durante un largo tiempo, con sus inescrutables ojos azules. Su cabello pelirrojo fuego caía sobre su espalda prolijamente.

-¿A qué debo el honor de la visita del hijo del Príncipe? –preguntó con voz grave.

-Mi padre informó a todos los Jefes de colonias que viajaría para reconocerlas.

-Estoy al tanto de eso, Señor Slytherin –dijo Nithell –Sencillamente los esperábamos la semana entrante. ¿Cain Cattene está con usted?

-Oh claro. Disculpe nuestro atrevimiento en arribar con anterioridad. –se disculpó Signatus –Cain está conmigo y decidimos apresurarnos para regresar a la Selva Negra. Si molestamos de alguna forma podemos hospedarnos en otro lugar.

-Por supuesto que no. –dijo Nithell sabiendo que ese ofrecimiento había sido sólo por cortesía y que nunca se negaría a un Slytherin -¿El señor Cattene...?

-Está recorriendo la aldea –dijo Signatus con una sonrisa –¿Me pregunto si podría acomodar a mi corcel? Necesita agua y algo de comida.

-Claro que sí. ¡Roman! –un vampiro alto y musculoso apareció al instante –Acomoda al caballo del Señor Slytherin en los establos y asegúrate de que reciba suficiente agua y comida.

-Por supuesto, Señor.

-Bien. Ahora que todo está listo, tal vez le gustaría acomodarse en la habitación que le teníamos reservada y por la noche daremos una pequeña cena de presentación.

-Es usted muy amable, Señor Nithell.

Signatus fue escoltado por el propio dueño de casa hacia su habitación. Al entrar, se alegró de poder utilizar magia. No era para nada desagradable, pero estaban en pleno invierno, en medio de Rumania y se iba a morir de frío por la noche con una chimenea tan pequeña.

Luego de una pequeña siesta y de un cálido baño en la tina de la habitación, unos golpes a la puerta llamaron su atención.

-Adelante. –dijo mientras terminaba de arreglarse su túnica frente al espejo.

-Signatus. –lo saludó Cain al entrar. -¿Te apresuraste a llegar a la casa, eh?

-Estaba cansado.

-A mi no puedes mentirme Signatus. ¿Quién es?

-No lo se. –dijo Harry riendo –Pero es un ángel.

-Supongo que la conoceremos esta noche.... –dijo Cain peinando el oscuro cabello del hijo de su pareja.

La "cena" que había mencionado Norman Nithell no se asemejaba en nada a lo que Signatus y Cain tenían frente a sí.

Todo el poblado estaba presente en los jardines de la casa del Jefe, distribuido por el lugar en conversaciones con gente conocida, amigos o familiares. Algunos otros, ya habían tomado sus lugares, esperando por una buena ubicación para ver al heredero de Slytherin.

-Todo esto por un niño engreído. –dijo una suave voz a su derecha.

Signatus volteó la cabeza hacia el lugar donde provenía la voz. Grande y grata fue su sorpresa al encontrarse con esa muchacha que había visto al llegar a la aldea.

-Oh. –dijo sonriendo conspiradoramente –Creí que la cena era para presentar al Heredero de Slytherin. Debo haberme equivocado de lugar entonces.

Ella sonrió pícaramente y, aunque no quitó los ojos de la multitud, Signatus supo que hablaba para él.

-El Heredero de Slytherin debe ser una de esas personalidades molestas y desagradables que se creen con el mundo a sus pies solo por tener magia.

-Tal vez... –respondió Harry y Cain sonrió a su lado. –Realmente odio estas fiestas. Demasiada gente adulando a otra.

-¿Y por qué ha asistido? –preguntó la rubia mirándolo de reojo.

-Es una muy buena excusa para averiguar la identidad de una hermosa mujer que vi esta tarde. ¿Usted, Señorita, por qué asistió si no le agrada el Heredero del Príncipe?

-Mi padre y sus lecciones de buenos modales.

-Al parecer, mi padre y el suyo podrían ser buenos amigos. –dijo Harry sonriendo –Sus clases de comportamiento en público duraron 50 años.

-Yo llevo 102, y al parecer seguirán....

-Tal vez debería casarse, Señorita. –susurró Harry acercándose a ella imperceptiblemente. –Así se libra de las clases.

-Eso fue bastante atrevido, ¿no lo cree Señor....?

-Mi nombre... es un misterio. –dijo Harry guiñándole un ojo y caminando hasta perderse en la multitud.

No mucho tiempo pasó hasta que Norman Mithell decidió que era hora de que todos conocieran al hombre por el que se había visto obligado a dar esa fiesta. Sólo esperaba que haya sido la mejor de todos los pueblos y aldeas a las que hubieran asistido, pues él no estaba debajo de nadie.

-Si me prestan atención, por favor. –dijo de repente y todos callaron. –Hemos organizado esta fiesta en honor al Heredero de nuestro Príncipe, Salazar Slytherin. –todos los asistentes aplaudieron y comenzaron a mirar de un lado al otro buscándolo, salvo una rubia que lucía bastante aburrida. –todos conocen al Señor Cattene –Cain saludó con un asentimiento, mientras se movía hasta donde estaba el Jefe. –Ahora les presento a Signatus Slytherin.

Definitivamente odiaba tener toda la atención sobre él, pero en esa ocasión tuvo su premio. El sólo ver el rostro del hermoso ángel rubio sonrojarse visiblemente y luego esconderse tras otras personas al reparar en que el mismo hombre con el que había hablado era el Heredero del Príncipe.

Caminó hacia el Jefe y le estrechó la mano con firmeza, mientras los residentes de la aldea aplaudían fervorosamente y algunas mujeres obligaban a sus hijas a arreglar sus túnicas.

-Es un placer estar aquí. –dijo Harry mirando significativamente hacia la rubia. –Debo decir que la fiesta nos ha sorprendido, pues no la esperábamos en absoluto al haber llegado con una semana de anticipación. Muchas gracias a todos y espero poder conocerlos durante mi estancia en el pueblo.

Norman Mithell hizo algunas señas y pronto todos estaban buscando lugares donde sentarse a disfrutar de la deliciosa comida que había para ellos.

Antes de que Signatus y Cain pudieran escabullirse como habían planeado, el hombre los guió hacia su mesa, que Harry notó estaba un escalón por encima de las demás, y les presentó a sus acompañantes de esa noche.

-Esta es mi esposa Bellatrix. –ante la mención del nombre, a Harry se le heló la sangre. Pero cuando levantó la vista, vio que no podía compararlas. Esa mujer era bellísima. Con cabello rubio y ojos verdes, perfectas facciones y sonrisa amable.

-Encantada Señora Mithell. –dijo Signatus besando su mano.

-Este es mi hijo y heredero, Nowald. –el muchacho parecía la viva imagen de su padre, a no ser por los mismos ojos de su madre.

-Y esta, es mi hija Nazareth.

Harry sonrió interiormente cuando vio a quien le estaban presentando. Su ángel rubio, completamente sonrojada e incómoda por la situación, que intentaba no mirarlo demasiado a los ojos.

-Es un verdadero placer conocerla Señorita. –Signatus le besó la mano y luego le acomodó una silla y, mientras ella se sentaba le susurró al oído. –Espero no ser demasiada molestia para usted esta noche.

La velada fue completamente aburrida y Signatus intentó disimularlo lo mas que pudo. Pero la mesa del Jefe no era nada divertida y tuvo la impresión de que a Nithell también le molestaba el hecho de que se haya sentado junto a su hija.

En cuanto la suave música comenzó a sonar, Harry se puso de pie y pidió un baile con la hija del Jefe, que a regañadientes aceptó el hecho.

Ya en el centro de las mesas, mientras bailaban los mas etiquetados bailes, la muchacha se atrevió a hablar.

-Siento mucho si lo ofendí de algún modo, Señor Slytherin.

-No lo ha hecho. –respondió Signatus sonriendo –Cada persona tiene derecho a tener sus opiniones. Usted cree que yo soy un engreído, y yo intentaré hacer todo lo posible para que cambie esa impresión.

-¿Podría... podría no decirle a mi padre de mi atrevimiento al hablar con un extraño y de la forma en que lo hice?

-Claro que no. Sólo... ¿puedo pedirle algo a cambio Señorita?

-Si está en mi alcance....

-Me gustaría caminar o cabalgar con usted mañana. ¿Le parece bien?

-Debo pedir permiso y...

-Cain puede hacer de chaperona. –rió Harry. –yo me ocuparé de pedir autorización a su padre.

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Por supuesto que Signatus obtuvo la autorización de Norman Nithell para cabalgar por la rivera con su hija. No había nada que el hombre le negara con tal de aparentar que le agradaba la familia Slytherin.

-¿Le agradó la fiesta, Señor? –preguntó Nazareth sentada de costado en su caballo.

-Puedes llamarme Signatus –dijo él –Y sí, tuve buena compañía.

No dijeron mucho mas hasta llegar al río que limitaba las propiedades de la familia. Cain iba cabalgando al paso mucho mas atrás que ellos, dándoles algo de espacio para conversar sin preocupaciones, aunque sabía que Signatus nunca iba a sentirse incómodo con su presencia.

-¿Pudo conocer a la mujer de la que me habló? –preguntó ella y, cuando Signatus levantó una ceja divertido, ella se ruborizó y apresuró sus disculpas. –Lo siento, eso fue muy atrevido de mi parte y yo no....

-La conocí. –respondió mirándola a los ojos. –La mujer mas bella que he conocido en todos mis viajes. De hecho... la invité a dar un paseo a caballo conmigo el día de hoy.

-Oh... tal vez sea mejor que regresemos entonces, no querrá llegar tarde a su cita.

-Nazareth –dijo Signatus cuando ella comenzaba a caminar hacia su caballo.

-¿Si?

-Su nombre es Nazarteh Nithell.

-Eso ya lo sé... –de pronto, comprendiendo, la muchacha se sonrojó fuertemente y bajó la mirada. -¿Yo?

-¿Y todavía lo dudas? –preguntó Signatus acercándose –Eres absolutamente preciosa. Una joya diría mi padre. Y me sentiría honrado si me acompañaras las tardes que dure mi estancia aquí.

-Por supuesto Señor. –respondió Nazareth recobrando la compostura.

-No es una obligación.

-Lo se.

-¿Entonces?

-Me gustaría pasar mis tardes contigo. –Nazareth sonrió y Harry decidió que era la mas bella de todas las mujeres que podían llegar a existir jamás.

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No fue difícil para Signatus ganarse la simpatía y el cariño de Nazareth, ni tampoco la complicidad de su madre, que parecía estar orgullosa de que su hija hubiera llamado la atención de un Slytherin.

Lo que sí resultó arduo fue probarle sus intenciones al padre. Norman Nithell no se dejó convencer fácilmente y requirió algo que Harry nunca hubiera creído posible. Debía matar a alguien para casarse con Nazareth. "Y sin magia", como había dicho el Jefe con desprecio.

Así fue como se encontraba ese día en una especie de exhibición de fenómenos, con todo el pueblo apreciando la pelea y Nazareth al borde de las lágrimas.

Nada podía haber preparado a Harry para lo que siguió a continuación. El hombre había dicho que tenía que enfrentarse con un guerrero de nombre Quinatus. NUNCA hubiera creído que el guerrero era un gigante. Ahora comprendía la furia de Cain, y la preocupación de Nazareth y Bellatrix.

Haciéndole frente a lo inevitable, Signatus desenvainó la espada de su familia, la legendaria Espada de Slytherin. De platino labrado a mano, con su apellido grabado a lo largo de la brillante hoja y una gran piedra verde que quedaba justo arriba de su mano.

Un Gigante.

-"Los gigantes son eres de enorme tamaño, fuertes y luchadores. En batalla, tienen solo un defecto: su lentitud. –Signatus recordó las palabras de su instructor, Maximus –Si encuentras un espacio para clavar la espada con comodidad, lo habrás logrado, pues tras la primer herida enfurecen y se vuelven torpes, aunque siguen siendo peligrosos."

Su orgullo le impedía perder esa pelea. Iba a matar a ese gigante e iba a ganarse la mano de Nazareth porque él era un Slytherin.

La primer estocada del gigante llegó antes de que pudiera esperarla y sólo pudo esquivarla en el último segundo. ¿A quién se le había ocurrido darle un garrote a esa cosa que lo atacaba?

Signatus se movía de un lado al otro, sin dificultad, ocasionalmente haciendo pequeñas heridas en la montaña viviente que tenía frente a él, y buscando el momento justo para poder terminar con él.

El garrote golpeó la tierra junto a él y vio su oportunidad. Clavó la espada con fuerza sobre el brazo mas activo de su oponente, quien inmediatamente soltó el garrote y lanzó un alarido, mientras que con su otra mano intentaba atrapar a Harry.

En un momento de descuido, Signatus pudo moverse hasta situarse entre sus piernas y realizó un gran corte en la pierna izquierda de Quinatus.

El gigante perdió el equilibrio debido al dolor y se dejó caer el suelo, moviendo la tierra en sus pies y dando un estruendoso golpe.

Ese fue el momento en el que Harry terminó con él. Pidiéndole disculpas internamente por lo que estaba por hacer, levantó la espada y la clavó con fuerza en su cuello, lastimando el mayor conducto de sangre del gigante.

Y Norman Nithell tuvo que aceptar que su hija se casara con Signatus Slytherin en la Selva Negra.

--1285—

Signatus aún no podía creer que estuviera por nacer su tercer hijo. El primero había sido Salomon, con sus cabellos negros y ojos azules, en 1233. A él le había seguido su Sinoxia, tan rubia como su madre, pero con sus mismos ojos verdes, en 1244. Y ahora llegaba al mundo Samir, del que sólo podían distinguirse algunos cabellos colorados, pero aún no definía el color de sus ojos.

-¿Estás bien? –le preguntó Harry a su esposa, luego de que el niño se hubiera dormido.

-Cansada. –dijo suavemente –Pero bien. Feliz.

-Habrá que avisar a tu padre –susurró Signatus acariciándole el húmedo cabello.

-Mañana. –dijo ella en medio de un bostezo.

-Duerme hermosa, yo cuidaré de ti. –dijo Harry depositando un beso en su frente.

-Acuéstate junto a mi. –pidió la rubia.

-No quiero que....

-Estoy bien Signatus. –dijo con tono exasperado -Ya he pasado por esto dos veces antes. Ven.

Harry se acostó junto a su esposa y, con cuidado exagerado, acomodó su pequeña espalda sobre su torso, la rodeó con sus brazos, depositó un beso en su cuello y la sostuvo hasta que ambos se durmieron profundamente.

--1395—

La paz de la Colonia de la Selva Negra se vio interrumpida la noche del 23 de Abril de 1395.

Como era habitual, los niños tenían permitido salir a la superficie luego de que el sol se escondiera, por algunas horas, pues aunque fueran vampiros, hacían vida diurna.

Pero esa noche fue diferente. Signatus y Nazareth caminaban esquivando a los pequeños que se divertían entre sí, pudiendo corretear por las calles, cuando escucharon el primer grito.

-¡NOS ATACAN!

Con sus instintos completamente alerta, Harry ordenó a Nazareth quedarse en la casa y llevarse con ella la mayor cantidad de niños que pudiera al piso subterráneo, donde sabía que los atacantes no podrían entrar.

Corriendo junto a Salazar hacia donde habían escuchado el grito, vio a sus tres hijos acercársele con espadas en las manos.

-No. –fue su única palabra, aminorando el paso, pero sin detenerse.

-Pero padre... –lo contrarió Salomon.

-He dicho que no.

-¿Por qué no papá? –insistió Sinoxia.

-Porque quiero que vayan con su madre al sótano de la casa y quiero que ahí se queden, junto a la mayor cantidad de niños y mujeres posibles, mientras los hombres defendemos la colonia.

-Soy lo suficientemente mayor para....

-¡Salomon! –Harry lo tomó de los hombros y lo miró directamente a los ojos –NECESITO que te quedes en casa y los protejas. Eres el mayor de los tres y tienes el deber de proteger a tus hermanos y a tu madre, pero también DEBES obedecerme a mí.

-¡PAPÁ! –exclamó Sinoxia disgustada.

-Ya escuchaste Sinoxia. Ve con tus hermanos y no desobedezcas a Salomon ni a tu madre.

Dicho eso, Harry emprendió nuevamente la carrera. Y, cuando llegó al lugar donde se estaba produciendo el enfrentamiento, se alegró por no haber permitido que sus hijos presencien tal masacre.

Magos.

Magos cazadores de vampiros los atacaban sin piedad y los vampiros intentaban defenderse, pero la pelea no era pareja.

Los maleficios que abandonaban los báculos de los atacantes rebotaban en los escudos de hierro, pero también solían destrozarlos. Y, aunque ellos habían jurado no alimentarse de otros seres, esa noche había guerra y la sangre era la mejor opción.

-Padre... –dijo sin aliento Signatus desenvainando su propia espada, pues la de su familia estaba en manos del Príncipe.

-Saca tu báculo. –ordenó Salazar furioso –NADIE ataca mi gente.

Sin dudarlo, Harry tomó con firmeza su báculo en su mano derecha, mientras que sostenía su espada con la izquierda y se adentró en la pelea.

Si bien sólo eran dos vampiros que poseían magia, contra al menos cincuenta cazadores, los Slytherin eran magos poderosos y hábiles.

Usando lo aprendido en todas sus clases y entrenamientos, Harry se movía entre los atacantes, cortando brazos, cabezas o destrozando corazones con la espada; mientras que con su magia mataba a todos los que podía, y con sus dientes hacía otro tanto mas.

Poco a poco, los atacantes fueron reducidos, pero a costa de muchas vidas de integrantes de la colonia.

El dirigente del ataque había quedado con vida, tal como Salazar había ordenado a sus vampiros, y fue apresado cuando intentaba escapar.

-¿Ya te ibas? –preguntó Harry tomándolo de la túnica.

-¡Suéltame engendro del demonio!

-Uh.... –se rió Harry –Parece que no está de buen humor. Tal vez debería convertirte en un "engendro del demonio" a ti también. ¿Tu que crees padre?

-Yo me encargo de llevarlo a un lugar seguro antes de interrogarlo. –dijo Slytherin divertido, aunque cansado –Tu encárgate de quitar todos sus cuerpos de la colonia y de que no quede ninguno de los nuestros herido.

-Si padre.

Poco después, los sobrevivientes de la batalla regresaban a sus casas exhaustos, sucios y ensangrentados, cargando en un carruaje los cuerpos de los que no lo habían logrado.

Antes de que Harry pudiera darse cuenta de que sucedía, dos brazos estaban intentando estrangularlo y la visión le era interrumpida por... ¿cabello rubio?

-Nazareth –dijo casi sin aliento –No me dejas respirar.

-Lo siento –la rubia aflojó su agarre pero no hizo ningún intento de soltarlo -¿Estás bien? ¿Te hirieron?

-No, linda. –Harry la miró a los ojos y pudo ver las lágrimas queriendo salir. –No llores, por favor. Estoy bien y contigo. ¿Los niños?

-¿Los tuyos? –preguntó ella escondiendo el rostro en su cuello, y sintió a Signatus tensarse pues cada vez que no se refería a sus hijos como "nuestros" era porque habían desobedecido. –Están bien. –se apresuró a contestar. –Sinoxia quería salir a toda costa, al igual que Samir, pero Salomon los mantuvo en su lugar. Si me preguntas, y si no fuera su madre, te diría que es bastante insoportable cuando hace cumplir una de tus órdenes.

-Pero gracias a eso están a salvo. –dijo Harry sonriendo y comenzando a caminar hacia la casa. -¿Pudiste esconder niños en el sótano?

-Si, todos los que encontré me siguieron sin dudarlo. De algo sirve ser la esposa de un Slytherin. –Signatus levantó una ceja divertido –Sinoxia y Samir están devolviéndolos a sus padres, bajo la supervisión de Salomon.

-Bien. –dijo Harry cuando llegaron a la puerta de su casa. –Ve adentro, yo tengo que encontrarme con mi padre para interrogar al Jede de los Cazadores

-A veces, no es bueno que seas un Slytherin –dijo Nazareth haciendo un puchero.

-Intentaré terminar con eso lo antes posible. Lo prometo.

-Mejor, porque va a esperarte un baño en cuanto regreses.

-¿Sólo un baño? –preguntó Harry tomándola de la cintura.

-Si no te tardas demasiado, puede que me sienta generosa y te ayude a quitarte la suciedad y la sangre de tu cuerpo.

-Mmmm eso suena bien.

Después de obsequiarle un beso a su esposa, Signatus se dirigió a la Casa de Slytherin, que quedaba junto a la suya, para terminar con los pormenores del interrogatorio y definir los siguientes pasos a seguir.

Sabía que debían hacer algo y pronto. Ese había sido un primer ataque, pero nadie les garantizaba que fuera el último.

Al cabo de largas conversaciones con los vampiros mas ancianos de la Selva Negra, decidieron proteger la colonia con barreras mágicas similares a las de Hogwarts, y ambos Slytherin iban a hacerse cargo de la tarea.

Esa noche, cuando llegó a su casa, Nazareth lo esperaba en su habitación, cubierta solo con una túnica de dormir, y la tina repleta de agua fría. Luego de volver a calentarla con su báculo, ambos se metieron dentro y, como tantas otras veces, se amaron hasta la madrugada.

--1485—

Después de resguardar la colonia mágicamente, Salazar partió junto a Cain a recorrer las otras colonias, aldeas y pueblos bajo su mando para colocar barreras en todas ellas.

La tarea había durando unos largos 21 años, durante los cuales Signatus había tomado el mando de la colonia.

Ahora, se encontraba en su casa, vistiendo sus mejores túnicas y arreglándose el cabello.

-No estoy seguro de que me agrade esto. –dijo por fin, resoplando molesto.

-Amor... –dijo suavemente Nazareth acercándose a él. –Sinoxia es lo suficiente adulta como ara saber que quiere enlazarse y con quien.

-Es una niña.

-No lo es. Tiene 241 años. Si lo piensas, yo era más joven cuando me enlacé contigo.

-Ahora entiendo el motivo de tu padre para hacerme pelear con ese gigante... Tal vez debería haber hecho algo similar. No creo que Groscent sea el hombre que...

-Calla, por favor. –Nazareth tomó aire y lo miró directamente a los ojos –No hiciste ningún comentario similar cuando se casaron Salomon o Samir. ¿Debo pensar que compartes con mi padre la idea de que las mujeres somos completamente inútiles y no sabemos lo que queremos?

-¡No! –se apresuró a contestar Signatus. –Sabes que no es así. Educamos del mismo modo a nuestros tres hijos porque no creo que Sinoxia sea menos que Salomon o Samir. Ni creo que tu seas una inútil. Pero debes comprender que Sinoxia es... es MI niña.

-Y lo será siempre amor. –susurró Nazareth abrazándolo –Pero los niños crecen, y ella ya es adulta y desea formar su familia.

-Lo se...

-Además... piensa en la cantidad de niños que veremos crecer cuando tenga sus hijos.

-¿No son suficientes los de Samir y Salomon? –exclamó entre asustado y feliz.

-MMMmmm. No. Sinoxia tendrá preciosos niños que se encargarán de enloquecer nuestra existencia, tal como lo hacen Sormeus, Simala y Syna.

-Lo se, lo se. Vamos entonces...

La boda fue una ceremonia sencilla pero cálida y en los ojos verdes de Sinoxia podía verse el amor que sentía por su esposo, Grontus Groscent, un vampiro de la colonia que apenas tenía 34 años mas que ella.

Samir había asistido con su esposa Wimery y su hija Syna. Y Salomon hizo lo propio con Sormeus, su primer hijo, y Simala, la segunda.

Al vernos reunidos, festejando alegremente, Signatus no pudo mas que estar de acuerdo con Nazareth. Su niña había crecido y ahora iba a formar su propia familia.

No fue hasta 1523 que Sinoxia y Grontus aumentaron la familia, cuando ella dio a luz al pequeño Ginus. Y, en 1541 llegó Genova, la nueva "niña" de Signatus.... aunque esta vez, fuese abuelo y no padre.

Las ceremonias de iniciación de cada uno de sus nietos, fueron exactamente iguales a la de sus tres hijos. Salazar, al ser el jefe de la familia, era el encargado de convertirlos en vampiros.

Durante cada una de las ceremonias a las que había asistido, Harry recordaba a Hermione y pensaba que no le gustaría en absoluto que convirtieran a esos niños sin que lo supieran.

Todos sus nietos tenían sus propios báculos y varitas, ya que la familia Ollivander ya había comenzado su fabricación de las varitas que él siempre había conocido antes de que Salazar lo adoptara como hijo.