DISCLAIMER: Ojalá fuera mío, pero no. Yo sólo tomo prestado los personajes y algunos lugares de JK Rowling. Las fechas fueron extraídas de la línea de tiempo de "Lexicon". Todo lo que no reconozcan... mi imaginación (algo tenía que poner, no?)
ADVERTENCIAS: Este ff es SLASH. Si no te gusta o no sabés lo que es (relación entre hombres) mejor que vayas desapareciendo de acá. Habrá algo parecido a "muerte de un personaje".
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CAPITULO 9: Un nuevo Mortífago.
La Navidad se acercaba a paso galopante y aún nadie lograba averiguar los motivos del alejamiento de Remus Lupin del grupo de amigos, especialmente de Sirius Black, a quien nunca hablaba y raramente le dedicaba alguna mirada.
Incluso James Potter, había perdido la esperanza de que sus amigos recuperaran su relación anterior y que todo volviera a ser como antes. Sabía que Sirius era el culpable de la situación, pero nadie quería decirle que había sucedido. También sabía que Wormtail había estado presente en ese momento, pero el gordito solo negaba con la cabeza y miraba con odio a Sirius cada vez que James intentaba algo.
Sirius, por su parte, estaba convencido de que Remus y Snape habían tenido algo esa noche, y que no lo continuaban porque él los había descubierto. Su lado racional le advertía a menudo que no estaba siendo lógico y que su amigo no era merecedor de los malos tratos a los que lo había sometido, pero no podía evitarlo. Los celos eran demasiados.
Y así fue, cegado por sus irracionales celos, que Sirius puso en marcha su mas cruel y peligroso plan. Severus Snivellus Snape iba a ser alejado de la vida de Remus Lupin para siempre. Con esa mentalidad, tomó el Mapa del Merodeador y salió de la sala común de Gryffindor en busca de su presa.
Severus Snape estaba en la biblioteca cuando Black lo encontró y se le acercó con fingida inocencia. El Slytherin solo lo observó desde su lugar unos segundos antes de desviar la vista y posarla en Lupin, que estaba sentado dos mesas mas al fondo.
-Tiene algo misterioso¿verdad? -dejó salir Sirius mirando también al licántropo.
-Estorbas, Black.
-Oh... es una pena, yo venía a decirte donde podías encontrarlo esta noche... cuando abandone el castillo.
Cuando Severus reaccionó, Sirius ya estaba saliendo de la biblioteca. Sabía que había grandes posibilidades de que sea una mentira, o alguna especie de provocación, pero no pudo evitar levantarse y seguirlo.
Lo alcanzó luego de atravesar dos pasillos y un gran grupo de primer año que lo miraron asustados. Y, con agilidad, tomó a Black por un brazo, lo metió en un aula cercana y lo arrinconó contra la pared, tomándolo con violencia por el cuello.
-Explícate. -le susurró entre cerrando sus ojos negros.
-Remus dejará el castillo... esta noche. -dijo Sirius con dificultad -Como lo hace cada mes...
-¿A dónde irá?
-El Sauce Boxeador... esconde un pasadizo secreto...
-¿Hacia dónde? -preguntó Severus apretando mas su agarre.
-Hogs... Hogsmeade...
-¿De verdad pretendes que crea eso? Eres mas estúpido de lo que pensaba, Black. -dijo Severus soltándolo de repente y dirigiéndose a la puerta.
-Si te ayudas con una piedra o un palo, y tocas el nódulo correcto... el Sauce detiene sus movimientos y tienes la entrada garantizada. -dijo Sirius antes de que Snape alcanzase a salir, despertando la duda en su compañero y rival.
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Esa tarde, aún en contra de sus mas profundos instintos, Severus tomó la capa mas gruesa que poseía y decidió abandonar la seguridad del castillo, con destino al Sauce Boxeador.
Abandonó el castillo al atardecer, consciente de que sería mas fácil permanecer afuera y seguir a Lupin que intentar abrir las puertas solo y adivinar cual era el nódulo que debía presionar... si es que había tal. Además, le daba la ventaja de estar de antemano por si todo era una broma de Black.
Así, cuando Remus Lupin salió en compañía de Madame Pomfrey, y ambos entraron al pasadizo, Severus supo que Black no mentía y que de verdad Lupin ocultaba algo.
Esperó a que la enfermera volviera a salir y estuviera dentro del castillo para acercarse al Sauce y con un sencillo "Wingardium Leviosa" levitó una piedra hasta el mismo lugar donde había visto a Madame Pomfrey hacerlo.
El Sauce cesó sus movimientos y Severus vislumbró una entrada. Luego de tomar aire y valentía, se dirigió al oscuro túnel, ignorando los aullidos que sonaban en algún lugar de la noche.
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James observó con suspicacia la llegada de Sirius a la Sala Común de Gryffindor. Parecía tan satisfecho consigo mismo que supo, con absoluta seguridad, que había participado en alguna conducta no muy agradable.
-Dímelo. -dijo James sin rodeos.
-¿Mmmm? -preguntó Sirius mientras le guiñaba el ojo a una muchacha de tercer año.
-¿Hiciste algo con Moony?
-No, Padfoot. Moony está "ocupado" esta noche¿lo olvidaste?
-Demonios. -murmuró James. -¡Peter!
-¿Padfoot? -preguntó el gordito.
-Es luna llena, Wormtail, lo olvidé completamente.
-Yo no. -dijo orgulloso de superar a sus amigos por una vez. -Estaba por ir hacia... allí.
-Bien. Vamos.
-¡No! -exclamó Sirius, pensando rápidamente una excusa cuando sus amigos lo miraron interrogantes. -Quédense conmigo, podemos... jugar al ajedrez mágico o... buscar alguna muchacha para...
-Sirius. -dijo James molesto. -No se lo que sucedió entre ustedes, y aparentemente nunca voy a saberlo porque nadie me lo dice, pero que te quede bien claro que Moony sigue siendo mi amigo y que no voy a dejar de acompañarlo en estas noches.
-Pe... pe.. pero es que..
-¿Qué le hiciste? -preguntó Peter temblando y con el rostro rojo. -¿Por qué quieres evitar que pasemos la noche con él¿Qué le hiciste?
-¡Nada¿Cómo se te ocurre que puedo hacerle daño...
-No sería la primera vez. -dijo Pettigrew sin modificar su expresión. -¿Qué fue lo que hiciste?
-A él... nada. Pero Snivellus va a hacerse pis en sus pantalones cuando lo vea.
-Oh Sirius... dime que no lo has hecho.
-No se de qué me hablas.
-¡Demonios! -exclamó James corriendo hacia el Sauce Boxeador lo mas rápido que sus piernas se lo permitían.
-No puedo creer que hayas traicionado de este modo SU confianza, Black. -dijo Peter saliendo tras James.
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Todo sucedió tan rápido que Severus solo tomó conciencia de lo que había sucedido cuando tenía su espalda apoyada contra una rocosa pared del castillo, con James Potter tomándolo dolorosamente por los hombros y repitiéndole la misma frase una y otra vez.
-¿Estás herido, Snape?
-No. -susurró. -Lupin... él...
-¡No dirás una palabra Snape! -dijo Potter sin soltarlo. -Nadie puede saberlo.
-Pe... pero... ¡Es un monstruo! -exclamó soltándose -¡Y ustedes quisieron soltarlo sobre mí¡Intentaron acabar con mi vida!
-¡Qué¡¿Acabo de salvarte de un furioso licántropo y me acusas de querer asesinarte!
-No eres mas que un asesino, Potter. Y voy a encargarme personalmente de que te expulsen de Hogwarts.
-Eso lo dictaminará el Director Dumbledore. -dijo Signatus cuando llegó junto a los adolescentes magos. -Por ahora, ambos sufrirán una quita de 20 puntos cada uno por estar deambulando de noche sin motivo ni autorización de un profesor.
-Pero...
-Silencio, señor Potter. Síganme, el Director nos está esperando.
El silencio pedido por Signatus era solo interrumpido por el sonido de sus zapatos contra el suelo. Pero aún sin hablar, las miradas que ambos se profesaban eran mas que suficientes para apreciar el mas profundo de los odios. Esa noche su relación llegó al punto mas bajo, esa herida que ni siquiera el tiempo o la muerte pudo borrar.
-Ah... señor Potter, señor Snape, adelante. -dijo Dumbledore desde detrás de su escritorio. -¿Confío en que ambos se encuentran ilesos?
-Si, Señor. -respondieron ambos.
-Bien, bien. Ahora, me gustaría saber que fue lo que sucedió. -Severus iba a hablar, pero fue interrumpido por Dumbledore. -Señor Potter, por favor.
-Yo... Siempre seguimos a Madame Pomfrey y Remus cuando se dirigen al Sauce Boxeador, como medida por si algo sucede. Y... vi que Snape entraba al pasadizo y.. lo seguí y... pude sacarlo antes de que Remus... ya sabe.
-Es usted muy valiente, señor Potter.
-¡Pero eso no fue lo que sucedió¡Está mintiendo¡ÉL Y SUS AMIGOS QUISIERON MATARME!
-Señor Snape... de verdad creo que está exagerando. -dijo Dumbledore aún mirando a James. -La historia del señor Potter coincide perfectamente con lo dicho por el señor Black. Por lo tanto, el asunto queda terminado.
-Pero...
-Señores, el profesor Suseldom se encargará de sus castigos.
-James -dijo Signatus una vez fuera de la oficina del director. -Quiero que mañana, a la hora del almuerzo, estés en mi despacho, junto con Sirius y Peter. Por ahora, ve a tu Sala Común.
-Si, Sig... Señor.
-Sígueme, Severus.
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Después de una silenciosa lucha de miradas en el despacho de Signatus, Severus tomó valor y decidió que ya había tenido suficiente con las humillaciones que soportaba desde primer año.
-La historia que Potter dijo al director no es la verdad. Black me envió allí, sabiendo lo que me esperaba. Potter sólo fue porque sabía que si algo me sucedía, iba a ser expulsado. Fue planeado. Potter le mintió al Director Dumebledore.
-Lo sé. -dijo Signatus -Pero debes comprender que no...
-¿Lo sabía? -preguntó Severus en un tono de voz casi inexistente. -¿Lo sabía y no dijo nada¡Lo sabía!
-Lo siento, Severus. Yo no podía permitir que expulsen a James por algo que no había hecho. Mira, él verdaderamente no tuvo nada que ver con la broma de Sirius y...
-¿BROMA¡¡ESO NO FUE UNA BROMA¡¡ESO FUE UN INTENTO DE ASESINATO¡BLACK QUERÍA QUE LUPIN ME MATARA!
-Severus, cálmate por favor. -pidió Signatus acercándose a él -Yo se que tienes razón, pero...
-¡NO ME TOQUE! No me toque, no se acerque nunca mas a mi. Yo... confié en usted aún cuando una vez ya se había reído de mí junto a su ahijado. Y ahora volvió a hacerlo.
-No Severus, no estás comprendiendo.
-Dígame mi castigo profesor Suseldom, así puedo ir a dormir a mi habitación.
-No hay castigo para ti, Severus.
-¿Puedo irme entonces, Señor?
-Sólo después de que me des tu palabra de que NADIE sabrá de la condición de Remus Lupin.
-Dígale eso a Black. -murmuró el Slytherin.
-Severus, necesito que me prometas que no le dirás a nadie que Remus sufre de licantropía.
-¿Por qué¿Por qué protege a ese monstruo?
-Voy a contarte algo que ni siquiera el Profesor Dumbledore sabe. -Signatus se levantó y tomó una fotografía de una repisa. Luego, se la tendió a Severus. -Su nombre era Nazareth y era mi esposa.
-¿Era? -preguntó Severus sin dejar de observar la fotografía.
-Murió durante un ataque de licántropos a la aldea donde vivo.
-¿Licántropos?
-Si. Verás Severus, los licántropos no saben lo que hacen durante la luna llena. Ellos son esclavos de la luna. Cambian cuando ella se los ordena y no pueden dominar sus instintos. Nunca voy a olvidar las expresiones de sus rostros esa mañana cuando vieron lo que habían hecho por la noche.
-Pero...
-Es muy importante que entiendas que los licántropos NO saben que es lo que hacen hasta el día siguiente. Remus Lupin no tiene ni la mas mínima idea de que esta noche te cruzaste en su camino.
-Entiendo.
-Así que... ¿puedes prometerme que no revelarás su condición a nadie?
-Lo... lo prometo.
-Gracias. -Signatus sonrió aliviado. -Ahora, con respecto a James...
-Si no tengo castigo y le prometí no decir nada sobre Lupin¿puedo ir a dormir?
-Claro que sí.
Signatus suspiró audiblemente cuando la puerta se cerró detrás de su Slytherin predilecto. Ahora sólo quedaba decidir un castigo lo suficientemente duro para Sirius Black.
En momentos así era cuando odiaba a su padre por haberlo mandado a Hogwarts.
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La noche siguiente varios se sorprendieron cuando Remus Lupin entró furioso a la Sala Común de Gryffindor. Estaba completamente pálido y parecía que en su día fuera de Hogwarts lo había pasado bastante mal. Su voz, en todo caso, lo confirmaba.
-¿Dónde está Sirius? -preguntó a Peter al entrar.
-En la habitación, Moony, pero creo que no...
-Peter, por favor, asegúrate de que nadie entre. Tengo que hablar con él.
-Cla... claro.
Remus entró a la habitación y, sin dudarlo, tomó a Sirius del frente de la túnica que vestía y lo apoyó bruscamente contra una pared.
-No se por qué demonios me odias de pronto, Black. Pero lo que hiciste anoche es lo mas bajo que podrías haber hecho. Pusiste a otra persona a mi alcance, sabiendo que lo mas probable era que no sobreviviera. Si James no hubiera ido, Severus Snape hoy estaría muerto y yo en Azkaban. ¿Eso es lo que buscabas¿Qué me expulsen y me envíen a prisión?
-N... No.
-¡Pues casi lo logras, Black! Y no...
Remus se mareó y perdió el balance por un momento, pero Sirius fue rápido y lo atrapó en sus brazos antes de que golpee contra el suelo. Con cuidado, lo ayudó a sentarse sobre la cama mas cercana y lo sostuvo hasta que se recuperó.
-Remus... Moony. Estás débil. ¿Seguro que Madame Pomfrey te dejó salir?
-¿Y de repente pretendes que crea que te "preocupas" por mí? Después de lo de anoche, Black, es increíble.
-¡NO! Moony... -susurró arrodillándose frente a él. -Era una broma para Snape.
-¿CÓMO SE TE OCURRE HACERLE UNA BROMA ASÍ¿QUÉ CLASE DE MENTE RETORCIDA TIENES¡¡PODRÍA HABER MUERTO!
-No lo pensé... -Sirius bajó la cabeza, evitando su mirada.
-¡CLARO QUE NO PENSASTE! -Remus inspiró profundamente. -Quiero que, sinceramente, me digas por qué lo hiciste.
-Porque quería que Snivellus se alejara de ti.
-¿De qué hablas? Snape y yo no... -la frase quedó inconclusa, y Remus cerró los ojos con fuerza para calmarse -No lograré entenderte nunca Sirius.
-Moony... -Sirius le tomó suavemente el rostro y lo miró a los ojos. -Yo...
-No me interesa lo que tengas que decir. -dijo Remus soltándose. -Podría haber esperado una traición así de cualquiera, pero no de mis amigos. Esto es imperdonable, Sirius.
Esa fue la última vez que Black y Lupin hablaron ese año. Por eso, ninguno de ellos se sorprendió cuando no recibió regalos del otro esa Navidad.
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--1977--
Rondaban ya la las Pascuas cuando Sirius y Remus volvieron a hablarse. Seguía siendo visiblemente tenso, pero no les quedaba mas opción, porque Signatus se encargó de ello.
-Trabajaremos en parejas. -dijo caminando frente a la clase. -Quiero que todos se concentren en un pensamiento positivo, alegre, feliz que tengan. Mientras uno de ustedes lo intenta, con los ojos cerrados, el otro se enfocará en los Patronus, intentando vislumbrar su forma. Lo harán así por quince minutos, y luego cambiarán. ¡Empiecen!
Peter y James observaban de reojo a sus amigos en la otra punta del salón. Remus estaba concentrado, sin quitar la vista de la punta de la varita de Sirius, evitando a toda costa la sonrisa que su atractivo ex amigo.
Casi se habían cumplido los quince minutos cuando una espesa nube blanca se formó en la punta de la varita de Sirius. El Gryffindor estaba completamente agotado y no pudo sostenerla por mucho tiempo, por lo que pronto la nubecita se dispersó.
-Me toca ahora, Black. -dijo Remus intentando mantener su fachada fría que había adoptado el último tiempo. -Espero que tampoco me salga una nube con patas.
-Si... ya... ¿Patas? -preguntó Sirius olvidando su cansancio -¿Qué clase de patas¿De perro¿De ciervo¿De lobo?
-Patas, Black... no se de que tipo.
-Pero...
-¡Expecto Patronus!
El ejercicio requirió de todo el esfuerzo del licántropo, pero al fin de la clase, ya se vislumbraba la forma canina de su Patronus. Realmente quería pensar que era un lobo, y no un perro como sospechaba que era, porque Sirius se iba a reír de él por siempre de otro modo.
-Estoy orgulloso de ustedes. -dijo Signatus al terminar la clase. -Han demostrado que son capaces de esforzarse al máximo. Ahora, para la próxima clase quiero que trabajen con las mismas parejas de hoy y me entreguen un pergamino que contenga la teoría del Encantamiento Patronus y una descripción detallada de sus actividades de hoy: la forma que tomó el Patronus de cada uno, la evolución de los mismos, en fin, todo lo que puedan. Ahora pueden irse.
Signatus siempre sonreía cuando los veía levantarse rápida y sonoramente para salir pronto del salón de clases. Era gracioso que la escena se repetiría por siempre. alumnos que, aunque disfrutaran de la clase, trataban de salir de ahí lo antes posible.
-¡Moony! -exclamó Sirius siguiendo por un pasillo al licántropo, que caminada con exagerada velocidad. -¡Remus¡LUPIN!
-¿Qué demonios quieres? -preguntó resignado Remus girando para verlo.
-Tenemos que hacer la tarea juntos para entregarla en dos días. -¿Dónde prefieres hacerlo?
-No lo se... Eh... ¿La biblioteca después de clases?
-¿La biblioteca? Pero... ahí no se puede...
-No vamos a conversar, Black. -lo cortó Remus. -Vamos a hacer una tarea para el Profesor Suseldom. Te veré en la biblioteca después de clases.
Remus se alejó, perdiéndose el rostro dolido de Sirius al recibir esas últimas palabras.
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La preocupación de Signatus hacia Severus aumentaba día a día. Después de las vacaciones navideñas el muchacho se mostraba mas retraído que nunca, pero en sus ojos había un brillo especial que denotaba poder, seguridad y... y algo mas que no lograba comprender.
Cada vez que intentaba hablar con su alumno, él se le escapaba, alegando tareas, o reuniones con otros profesores o, incluso, una vez utilizó un partido de Quidditch como ridícula excusa.
Entonces lo descubrió, una noche, caminando por los pasillos, vio la figura inconfundible de Severus Snape atravesar la puerta de entrada del castillo y adentrarse en el camino a Hogsmeade.
Signatus lo siguió, rogando internamente estar equivocado, pero su sospecha se confirmó cuando vio a Severus dar la mano a Lucius Malfoy y seguirlo hacia un rincón mas que oscuro en la calle principal del pueblo y susurrarle instrucciones que sonaron en sus oídos como campanas de iglesia, gracias a sus sentidos vampíricos.
-Ya no hay tiempo, Severus.
-Pero... es... imposible...
-Nada es imposible. -susurró Lucius con seriedad -Si Él desea que lo hagas, sencillamente debes hacerlo.
-Pero... el Profesor Susel...
-¿No le tendrás miedo a un imbécil que se cree superior al Señor Oscuro, verdad?
-¡Claro que no! -se defendió Severus.
-Entonces harás lo que se te ha ordenado.
-Creo que no será posible. -dijo Signatus apareciendo a espaldas de Severus. -Lucius, tanto tiempo sin verte... No tendrías que haberte molestado en visitar, podíamos vivir si tu presencia.
-Suseldom -escupió el rubio tanteando su varita.
-Oh... ¿Estás seguro de que quieres entrar en duelo conmigo? -preguntó el profesor despreocupadamente -Yo lo pensaría unas diez veces mas. Después de todo, vencería con mis ojos cerrados a ti a tu amigo que... aún no me has presentado. ¡Qué descortés te estás volviendo, Lucius!
Algo brilló entonces en los ojos del Malfoy, que hizo una seña casi imperceptible a Severus para que escapara. El joven no lo dudó y aprovechó para moverse entre sombras y regresar a Hogwarts del modo mas sigiloso posible.
Signatus, aliviado de que Severus ya estuviera fuera de la línea de fuego, tomó cuidadosamente su varita y miró a los ojos plata de Lucius Malfoy con furia.
-¿Cómo puedes pensar que cualquiera entrará en Hogwarts a matarme, Lucius¿No se ha convertido tu JEFE en un terrible idiota¿No sabe que si quiere matarme tendrá que hacerlo él mismo, en persona, y no uno de sus patéticos colaboradores?
-No se de que me hablas, Suseldom. -dijo Lucius altivamente, sin embargo, dio un paso atrás.
-Lo sabes... claro que lo sabes... Dile a tu inútil jefe que no podrá acabar conmigo tan fácilmente. Y que si tiene ganas de recordar viejos tiempos, siempre puede contar con enviarme una misiva, prometo acudir a su encuentro.
-Basta de palabras inútiles, Suseldom...
-Tu lo pediste... -sonrió Signatus y movió suavemente su varita.
Lucius nunca supo lo que sucedió. Después de esa falsa sonrisa de su ex profesor, dos hechizos lo golpearon simultáneamente, y luego dos mas, evitando cualquier respuesta que pudiera emitir. Así, cuando recobró su conciencia, estaba amaneciendo en Hogsmeade y no había signos de Signatus Suseldom.
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Durante la mañana siguiente, nadie se atrevía a hablar al profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. Por primera vez desde que se lo conocía en el mundo mágico, sus usualmente inexpresivos ojos eran un espejo de su ánimo. Se lo veía lívido, los ojos furiosos, casi inyectados en sangre...
Y Severus no podía dejar de pensar que él era el culpable de que se viera así.
Por eso, cuando la clase de Defensa de sexto año concluyó, a última hora del día, todos se compadecieron de las tres personas a las que llamó bruscamente al final.
-Lupin, Black y Snape. Ninguno de los tres se retirará hasta que yo lo diga.
-Si, Señor.
-Espere aquí señor Snape. -dijo abriendo la puerta de su despacho -ustedes dos: síganme.
Cuando los tres estuvieron dentro, Signatus se enfrentó a sus alumnos seriamente. Sospechaba que debía hacerlo, o algo cambiaría en el futuro... pero no estaba completamente seguro. Sólo deseaba estar haciendo lo correcto.
-El trabajo que me entregaron sobre sus Patronus es, con seguridad, el peor trabajo que han hecho en su vida. ¿Alguno de los dos tiene algo que decirme?
El silencio fue la única respuesta. Signatus observó como se evitaban sus dos alumnos y decidió llevar el asunto un poco mas lejos. Haciendo uso de todo su auto-control, tomó asiento del otro lado de su escritorio y se dirigió a ellos con tono conciliador.
-Entiendo que luego del incidente del Sauce su relación haya cambiado. -ante esto, ambos levantaron sus miradas. -Pero pensé que iban a poder solucionarlo solos, sin necesidad de que alguien les hablara.
-Prof... -una mirada bastó para que Lupin cerrara la boca.
-Sirius se equivocó, cometió un gravísimo error, pero no creo que lo haya hecho con la intención de lastimarte o traicionar tu confianza, Remus. Creo... creo que los dos deben encontrar un tiempo y un lugar para hablar, para sincerarse y evitar que estos problemas vuelvan a surgir. En mi opinión, se deben esta charla sin interrupciones o terceros, solo ustedes dos.
-Señor... yo... -comenzó Sirius.
-No me interesa saber por qué lo hiciste, Sirius. Así como tampoco me interesa saber como es que lograron engañar a Albus con esa historia de que vigilan cada vez que Remus y Madame Pomfrey van al Sauce, porque es completamente ridícula.
-Ellos...
-Ellos, de alguna manera, lograron reunir sus genios y convertirse en animagos. -dijo Signatus con una sonrisa cómplice y sorprendiendo a sus alumnos. -Tranquilos, no deseo que mi ahijado termine en Azkaban, no diré una palabra. Es un gran logro, la mayoría de los magos solo puede soñar con realizar algo así en su mayoría de edad, creo que nadie lo ha logrado siendo tan jóven como ustedes. Pero... el hecho es que no los cité para discutir su potencial mágico. Quiero que piensen lo que les he dicho...
-Si, señor.
-Bien. Vayan.
Signatus se quedó solo en su despacho, esperando que Severus entrara y tomara asiento en esa silla que tantas veces antes había utilizado.
-Severus...
-Profesor. -dijo el alumno sentándose.
-¿Cuándo te uniste a Lord Voldemort?
-Señor no se de que...
-Severus... por favor. A mí no puedes engañarme. Y, si anoche te di la posibilidad de escapar fue sencillamente porque no quería hacerte daño o ponerte en evidencia. Ahora, quiero respondas a mi pregunta. ¿Cuándo decidiste unirte a Lord Voldemort?
-En... en... Navidad...
-¿Puedo preguntar que demonios estaba pasando por tu cabeza para cometer terrible estupidez?
-¿Va a delatarme? -preguntó Severus sin responder la pregunta.
-No. No lo haré. Eres tan solo un adolescente furioso y confundido. -Signatus miró un momento por la ventana antes de preguntar. -¿Lo que pasó en el Sauce tuvo algo que ver con tu decisión?
-Oh... ¿Se refiere a que casi me asesinan y nadie les impuso castigo?
-Severus, creí que te había quedado claro que Remus Lupin no tenía idea de lo que estaba sucediendo.
-Tal vez. -dijo Severus -Pero tal vez lo habían planeado con anterioridad.
-¿Quién te envenenó de ese modo la mente¿Fue Lucius, alguno de los Lestrange, Bellatrix¿quién fue?
-¡NADIE¡¡NADIE ME ENVENENÓ NADA¡¡USTED, SU MALDITO DIRECTOR Y SUS PRECIADOS GRYFFINDORS SON LOS ÚNICOS A CULPAR! Y serán los primeros en pagar.
-Está bien... debo suponer entonces que llevarás a cabo sus instrucciones de matarme, entonces.
-Eso no es lo que Lucius...
-Sé perfectamente lo que Lucius y tu hablaron anoche en Hogsmeade. De hecho, mi propia conversación con él fue "reveladora". Ten cuidado, Severus. No quiero hacerte daño, pero si intentas matarme, te darás cuenta de por qué Voldemort no quiere hacerlo él mismo.
-¿Y por qué sería eso? -preguntó sin acobardarse.
Signatus sonrió de lado y se acercó a su alumno. Con sus brazos a ambos lados de Severus, lo miró fijamente a los ojos y luego se acercó a su oído para susurrar fría y temiblemente cuatro palabras que el muchacho no dudó ni por un instante.
-Porque me tiene miedo.
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Tres días después de su conversación con el Profesor Suseldom, Remus Lupin y Sirius Black decidieron darle una última oportunidad a su amistad.
Esa iba a ser, probablemente, una de las conversaciones mas importantes de sus vidas, y ahí estaban, frente a frente, solos, en la Casa de los Gritos, donde el mayor de sus problemas había comenzado.
-Mira Moony, yo... -Sirius sabía que debía decirlo, pero le costaba un enorme trabajo admitir los motivos por los que había enviado a Snape al encuentro de Remus esa noche. -Yo creí que entre tu y Snivellus había algún tipo de relación y...
-¿Cómo puedes pensar algo así¿Cómo crees que les ocultaría algo semejante?
-No lo se. Tan solo... ¿Recuerdas el día de la extraña tormenta¿Recuerdas donde te refugiaste? Yo estaba preocupado por ti, miré en el mapa y te vi con él, en el sector de Slytherin...
-El profesor Suseldom me había llevado ahí. La luna llena estaba muy cerca y el lobo entró en pánico con la tormenta... -Remus comenzó a temblar por el solo hecho de recordarlo. -Él me encontró y me dejó en la habitación de Snape... pero yo no se...
-¿Moony? Nunca antes te entró pánico por una tormenta...
-No era una tormenta climática, Sirius...
-Moony... ¿De qué hablas?
-Esos magos oscuros de los que tanto se habla últimamente. Ese Voldemort debió estar tras la tormenta.
-No entiendo...
-¡Era una tormenta mágica, Padfoot! Era una masa de magia negra completamente pura, destinada a acabar con Hogwarts y todo el que estuviera dentro. ¿No lo entiendes? Estamos a punto de entrar en una terrible guerra.
-¿Cómo lo sabes? -preguntó Sirius acercándose al tembloroso muchacho.
-Desde que ocurrió, algo no me olía bien. No lo se... -Remus sacudió la cabeza como para aclarar sus ideas. -Tal vez haya sido mi parte de licántropo, o tal vez solo la cantidad de libros que he leído me llevaron a curiosear mas... pero lo que sucedió es que encontré un libro en la biblioteca que habla de esas tormentas y... una idea llevó a la otra... creo que Hogwarts no va a estar seguro por mucho tiempo.
-¿Crees que corremos peligro?
-Eso creo, sí.
-Entonces, tal vez, fuera... fuera mejor que volvamos a ser amigos. Los cuatro, los Merodeadores, así podremos protegernos entre nosotros. ¿No lo crees?
-Tal vez...
-Moony...
-Lo intentaré. -cuando Sirius estaba a punto de saltar de la alegría, Remus dejó claro una última cosa -Si alguna vez, vuelves a hacer alguna estupidez semejante o traicionar mi confianza como lo hiciste, no podré perdonarte.
-Nunca, Moony. Nunca. Lo prometo.
Sirius se lanzó hacia Remus y, tomándolo absolutamente desprevenido, le dio un gran abrazo. Un abrazo que quería significar y expresar tantas sensaciones y sentimientos, que era imposible que pudiera repetirse uno igual.
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Para cuando las vacaciones llegaron en Julio, ya todo estaba de nuevo rondando la normalidad. Sirius Black y Remus Lupin se hablaban nuevamente y, junto a sus otros dos amigos, formaban el mismo cuarteto alegre y despreocupado de siempre.
Por otro lado, las peleas entre Lily Evans y James Potter parecían haber aumentado considerablemente. La muchacha criticaba cada cosa que el chico hacía, y él no hacía otra cosa que intentar impresionarla. La mayoría de las veces, los profesores se limitaban a sonreír y darles detenciones juntos, mientras una apuesta clandestina se formaba en torno a ellos. ¿Cuándo se darían cuenta de que eran el uno para el otro? Sorpresivamente, Minnerva McGonnagall iba a resultar ganadora.
Signatus parecía estar aliviado y feliz de que el año culminara al fin. Sus obligaciones como Profesor no eran nada comparadas con sus obligaciones como Heredero de Slytherin. A medida que el momento de la muerte de James y Lily se acercaba, Signatus solo deseaba volver el tiempo atrás, volver a ser Harry Potter, el niño despreocupado que vivía en la alacena de sus tíos, y olvidar que su padre-ahijado estaba a punto de morir. Su vida era demasiado complicada.
Y, al fin, cuando regresó a casa, notó que algo mas era lo que le estaba haciendo tanto daño y costando tanta energía. Severus Snape. El niño tímido, retraído e incomprendido que había conocido en el primer año como profesor, ahora era un seguidor de aquello que deseaba y debía destruir. Y, de algún modo, Signatus sabía que debía revertirlo. De alguna manera, tenía que ayudar a Severus a regresar al lado correcto o todo el futuro que había conocido como Harry Potter se desplomaría ante sí mismo, sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.
De todos modos, nada pudo haberlo preparado para la respuesta de su padre. Ese hombre que lo había salvado de la muerte, que lo había convertido en lo que era actualmente. Ese hombre que había vivido mas años de lo que cualquier persona pudiera imaginar. Ese hombre que era un poderoso mago y un mas poderoso vampiro. Ese hombre le dijo sencillamente:
-Tal vez sea hora de que encuentras otra pareja. Hace mucho tiempo que Nazareth murió. Ningún hombre debería estar solo tanto tiempo.
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BUENO, SOLO QUEDA UN AÑO MAS DE HOGWARTS PARA LOS MERODEADORES Y SEVERUS.
HARRY/SIGNATUS VA A TENER QUE MEDITAR MUCHO SUS PASOS DE AHORA EN MAS.
Lamento muchísimo la tardanza. La universidad y mi trabajo están matándome, y tuve algunas crisis de pareja tambien... solucionadas por suerte.
Espero que quien lea le guste.
¡Besotes giganteósicos a todos!
Gala Snape
