I'm going to go for you
By Ran
Slam Dunk
RuHana
Fanfic dedicado a Serena Minamino. Espero que te guste Chibi -
Despedida
¿Cuánto llevo ya esperando…? Mmm… no lo recuerdo con exactitud pero creo que son ya diez meses… ¿Tanto ha pasado ya…?
Son diez meses ya en los que estoy aquí, sin mis amigos…Diez meses sin él.
Nunca pensé que pasaría el resto de mi vida metido en este pueblucho de mierda…Odio este lugar y todavía, a pesar del tiempo, no me he acostumbrado a él.
Es tan diferente de Kanagawa…
Los hecho de menos a todos…Cuánto daría por volver allí una vez más…Pero no puedo…no quiero…Y tan sólo han pasado diez miserables meses… ¿qué haré si me toca estarme en este lugar por el resto de mi vida?
Aún recuerdo el momento en que me anunciaron que debía cambiar de residencia…la reacción y las palabras de cada persona…y por supuesto a él y a su despedida…
FLASH BACK
- Me voy - dije con firmeza y decisión. Debía mostrarme fuerte ante mi destino aunque yo fuese el primer sorprendido ante los hechos.
- ….- El entrenador Anzai me miró con un gran interrogante dibujado en su rostro pálido. Supuse que no me entendía y que por eso debía ser más preciso con mi explicación, así que continué hablando.
- A Hokkaido - incluso yo me sorprendía de mis palabras. ¿Des de cuando era tan escueto hablando?
-¿De vacaciones? ¿Hasta cuando? – me preguntó el gordito esta vez más notablemente tranquilo. Imaginaba que no entendería mis palabras con tan poca información, así que me dispuse a seguir hablando.
- No. A…a vivir. No volveré. – aclaré al fin. Mis palabras sonaron bastante frías a mi parecer, pero debía ser fuerte y no hundirme para no preocupar a los demás con mis problemas.
-Ya entiendo…- murmuró Anzai con un semblante de preocupación…Vaya…al parecer sí lo preocupé…pero, ¿en qué pensaría ahora? -¿Te puedo preguntar la causa Sakuragi? ¿Hay algún tipo de probl…-
-No, no hay ningún problema…simplemente me llamaron unos familiares que tengo allí…no quieren que viva más tiempo solo…así que tengo que irme a vivir junto a ellos…- expliqué de una forma muy sencilla. Tampoco tenía por qué dar detalles de mi situación actual, ¿verdad?
- Pero... ¿tú quieres ir? Yo podría ayudarte y así seguirías aquí en Kanagawa…No creo que la mejor solución sea marcharte…- notaba como las palabras del gordito eran algo amargas ¿tanto deseaba que me quedara? Pero no puede ser, simplemente debo irme.
-Gracias…pero tengo que irme…creo que mis familiares tienen razón y no debo vivir siempre solo…-
-Pero a ti siempre te fue bien todo…no veo el motivo por el cual tengas que irte ahora ¿ocurre algo más Sakuragi?- insistió otra vez.
-No, claro que no gordito…- mis palabras eran sinceras. En realidad no había ningún problema grave. Simplemente no querían que viviera solo, así que decidieron por mí mismo que debía marcharme hacia Hokaido.
Al fin y al cabo no estaré tan lejos de Kanagawa... ¿verdad?
– Ellos quieren que vaya…y no puedo oponerme – perfecto, debía acabar cuanto antes la conversación y salir de esa sala corriendo, sino comenzaré a llorar por la impotencia…quiero quedarme…
-De acuerdo… ¿cuándo te vas? ¿Cuándo termine el curso escolar? – ya veía…seguía sin entender demasiado mi situación, pero no lo culpaba, mis palabras no eran demasiado claras y tampoco había tocado ese aspecto.
-Pues…dentro de dos días –
El día iba transcurriendo con normalidad y tranquilidad. La rutina volvía a hacerse presente durante las clases, aunque yo esta vez decidí quedarme dormido en ellas, así que me apoyé con todo mi peso contra la mesa para recostar mis brazos y a continuación mi cabeza. ¿Para qué prestar algo de atención si éste es mi último día en Shohoku?
Bueno, en realidad no era mi último día…Éste debería ser mañana pero ya pedí permiso para faltar…Debo arreglar todo para la partida.
Intenté desesperadamente poder dormir y alejarme de mis pensamientos y a la vez de la voz del profesor de matemáticas que intentaba explicar alguna lección…creía entender que eran logaritmos… ¿pero que importaba eso ahora?
Sentí como los ojos me pesaban y ya después todo fue oscuro…
-¡Ey!...-
Unos pequeños golpecitos en mi hombro comenzaron a despertarme…
Cansinamente, levanté mi cabeza de la mesa solo para mirar quien me estaba golpeando. ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo?
-Señor Sakuragi…- oh no mierda…aun estoy en clase de matemáticas…seguro que me manda fuera el profesor…- No le permito que duerma en mi clase…así que ¡FUERA! – y vi como tras su grito, alzaba su brazo para señalarme la puerta. En esos momentos sentía la mirada fija de Yohei en mi persona así que devolví mi mirada a mi compañero y mejor amigo y me hizo un señal con su ojo derecho a modo de guiño, pero yo tan sólo atiné a devolver mi mirada al profesor con aire de indiferencia y levantarme sin más, alejándome de aquella clase como si nada.
No tenía ni idea de a donde dirigirme así que preferí salir al patio inferior y sentarme bajo la sombra de un árbol para continuar con mi siesta. Mientras llegaba el sueño a mí, quise observar todo el edificio donde había estado el último año de mi vida y algunos meses más.
-Lo extrañaré todo…- me sorprendí a mi mismo pronunciando estas palabras en voz alta. Siempre había odiado la preparatoria. Para mí simplemente era un lugar donde te matabas a estudiar y salir delante de la mejor forma posible, dónde un puñado de profesores indeseables te machacaban hasta que caías rendido…Pero ahora…Ahora era todo tan distinto…
Eché una ojeada más a todo lo que me rodeaba para después aventurarme a un nuevo sueño que me rodeó, en segundos, por completo.
-¡¡Ey Hanamichi!-
Abrí mis ojos lentamente aclarando mi vista.
Delante de mí se encontraba la Gundam con Yohei dándome pequeños golpecitos en el brazo para así lograr despertarme.
-Sí, sí…Yohei ya desperté…- aclaré mientras alzaba una de mis manos hacia mi cabeza para rascarme. Además me dolía un poco el cuello por dormir en una mala posición: contra el árbol con la cabeza caída.
-¡Si que tienes hoy sueño! – exclamó Takamiya con su típica sonrisa.
-¿Te encuentras bien? – me preguntó esta vez Ookusu. Su semblante parecía de preocupación aunque sabía del cierto que ese chico necesitaba que ocurriera algo verdaderamente importante para preocuparse por algo. ¿Mi situación lo lograría preocupar en lo más mínimo? Imaginaba y esperaba que sí.
Reí internamente ante mi comentario. Cómo los conocía a todos…Por algo son mis amigos desde la infancia.
Compañeros desde el principio. Amigos por siempre. ¿Continuarían siéndolo a pesar de la distancia?
Sabía que quizá estaba exagerando. La prefactura de Hokkaido no estaba tan lejos. Muchas veces pasó por mi mente marcharme a Estados Unidos…Sobretodo cuando escuché hablar de ello a Rukawa…Aquello sí que se podía considerar una distancia muy considerable, pero ahora ni siquiera me iba del país…
-Chicos…Tengo algo que contaros y me gustaría hacerlo ahora – Sabía que se acechaba la parte más difícil: Decirles la noticia a mis amigos. ¿Cómo se sentirían? Ahora lo sabría…
-¡Vaya! ¿No me digas que ya estás saliendo con Haruko? ¿Ella ya te ama? ¡¡¡Enhorabuena!- me dijo un alegre Noma pero al momento vi como Ookusu le propiciaba un gran codazo en su costado, seguramente por el hecho de que había tocado un tema delicado para mí. O por lo menos, delicado en el pasado.
-Pueees…no. Ni tan sólo se parece a lo que tengo que contaros – parecía mentira que los chicos tan solo pensaran en él y en Haruko.
Haruko…también debía decírselo a ella…seguramente en el entrenamiento. Al fin y al cabo es mi amiga aunque ésta me rechazara a finales del primer año en Shohoku, mientras me encontraba pudriéndome en el maldito hospital por mi estúpida lesión.
Pero no le guardo rencor…Entiendo que me rechazara. ¿Quién podría amar a un maldito lesionado que no consigue volver a su habitual ritmo de entrenamiento?
-Anda Hanamichi…Cuéntanoslo ya…- me rogó Yohei. Creo que por mi mirada sombría ya sabía que no les daría grandes noticias.
-Me voy – Vaya…volví a pronunciar las mismas palabras escuetas que le dije a Anzai…pero para no crear más dudas y que me continuaran preguntando, decidí seguir con mi explicación hasta el final. – Me voy a vivir a Hokkaido, creo que exactamente en Mashuko…No creo que regrese- acabé sin mirarlos a la cara pero al pasar unos instantes veía como nadie decía nada, así que decidí alzar mi mirada para observarles.
Todos estaban observándome con cara de perplejidad.
-¿Qué dices ahora Hanamichi? – me preguntó un atónito Takamiya.
-¿Estás bromeando verdad? – esta vez fue el turno de Ookusu. Vaya…al parecer sí logré preocuparlo.
- Venga…ahora dinos que es lo que de verdad ibas a decirnos…déjate de tonterías – me dijo con una sonrisa Noma mientras me propiciaba un golpecito en la rodilla.
Me quedé totalmente hundido. ¿Cómo decirle que todo era verdad y que me iba pasado mañana? Dirigí mis ojos hacia la figura de Yohei ya que era el único que no articulaba palabra. Me miraba con asombro y algo de palidez en su rostro.
Sentí miedo de perderles.
-No…no es ninguna broma chicos…Me voy – dije haciendo de mis manos dos puños agarrando fuertemente algunas de las hierbas del césped que nos rodeaba.
-Y… ¿cuándo te vas? – al fin Yohei habló, pero esta vez no me miraba. Miraba el pasto verde.
-Pasado mañana – aclaré.
-¿QUÉ? – exclamaron los cuatro.
- Pero…eso no significa que no nos volvamos a ver…-ahora intentaba firmemente suavizar los acontecimientos. Pero en esos momentos no tenía claro a quién intentaba de verdad convencer…A ellos o a mí. – Hokkaido no está tan lejos…Podremos vernos sólo con coger algún tren...Y además pienso llamaros muchas veces…y también podemos escribirnos -
La Gundam no me respondió. Supuse que estarían asimilando la información. Esperaba que lo entendieran rápido. Alargar la situación solo me iba a causar más daño.
-Hanamichi…no puedes irte y dejarnos aquí…- me dijo suavemente Yohei mientras que los otros asentían con sus cabezas. Sus caras denotaban tristeza…Quise llorar. Y eso ocurrió, no pude detener las lágrimas que durante todo lo que llevaba de día, amenazaban en hacer su aparición…
-Lo siento…pero prometo que siempre seremos amigos…siempre…-
Supongo que al verme llorar provocó que los demás también comenzasen a hacerlo.
Lloramos los cinco como bebés mientras nos lanzábamos palabras de apoyo y ánimo.
No sabía por qué…pero tenía una ligera sensación de que pasaría bastante tiempo antes de que nos volviésemos a ver…
Al fin terminaron las clases y me despedí de los chicos prometiéndoles que mañana nos veríamos para pasar mi último día en Kanagawa.
Ellos por su parte me animaron diciéndome que me harían tal fiesta de despedida que a la mañana siguiente no podría siquiera levantarme de la cama y así no marcharme a mi destino.
Yo tan sólo reí ante el comentario de mis amigos a la vez que los despedía para dirigir mis pasos hacia el gimnasio ya que era la hora de la práctica diaria.
Ahora me tocaba la otra parte de la tarea difícil. Comunicar mi noticia al equipo.
Mientras caminaba hacia el lugar decidí que cuando estuviera ya acomodado en Hokkaido, enviaría una carta a Akagi y a Kogure, ya que estarían cada uno en su Universidad, para decirles de mi nueva residencia.
Llegué al fin al gimnasio. Allí tan sólo estaban Ryota practicando entradas a canasta y Ayako junto a Haruko charlando sobre los apuntes que tenían en las libretas de puntuaciones de los partidos del Shohoku.
Cuando entré los saludé efusivamente, como cada día solía hacer ya que planeaba contarlo cuando todos estuviésemos reunidos al final de la práctica, para no tener que hablar tanto.
Escuché como me correspondían a la salutación mientras entraba a los vestuarios para ponerme mi ropa de deporte. Sabía perfectamente que mis prácticas no serían iguales que las de los demás. Al fin y al cabo estaba lesionado.
Allí en los vestuarios estaba Mitsui con algunos de los compañeros nuevos que habían entrado este año en el equipo. Los saludé con mi típica sonrisa de Tensai. Sólo Kami supo como me costó realizarla para que resultase creíble.
Fui a sentarme en la banca para vestirme y colocarme mis zapatillas deportivas sin que fuese un suplicio por culpa de mi espalda… y allí a mi lado estaba sentado el Zorro. La verdad es que no me había dado cuenta de su presencia hasta ahora que lo tenía junto a mí, pero este hecho no me sorprendió en lo más mínimo, él nunca se daba a conocer.
El entrenamiento al fin comenzó. Parecía mentira pero aquel sería mi última práctica en aquel gimnasio y con mis compañeros. Era raro y a la vez difícil de creer.
Todo pasó como el resto de días desde que mi espalda no era la de antes. Todos mis ejercicios se reducían a la mitad de tiempo y de esfuerzo. La verdad es que todo era bastante frustrante pero debía seguir poco a poco si deseaba volver a jugar con normalidad…-Vaya, parece que me he vuelto más maduro…- pero por lo que parecía…cuando pudiese entrenar y jugar con total normalidad, sería con un equipo totalmente desconocido para mí y la verdad es que tal idea no me atraía nada.
Cuando quedaron unos diez minutos para finalizar con el entrenamiento, las grandes puertas del gimnasio se abrieron y por ellas apareció el profesor Anzai y sabía perfectamente para qué.
Ahora era el momento.
Vi como el gordito se acercaba a Ryota, el actual capitán del equipo, y le susurraba algunas palabras en el oído. Después, Ryota se me quedó viendo y con algunos gritos pidió que todos nos reuniéramos alrededor de él y del gordito.
-Escuchadme todos…Hanamichi debe contarnos algo al parecer importante…Así que acércate aquí amigo…- me pidió con una sonrisa.
Yo accedí y me coloqué en el centro de la multitud para que mi voz llegara a todos.
Siempre me gustó que la gente me observase y estuviese pendiente de mí pero en esos momentos, lo único que deseaba era mezclarme entre la multitud para escuchar las palabras que otra persona ajena a mí tuviese que decir.
Pero no. Yo era la persona que tenía que hablar. Miré rápidamente a todos los integrantes del equipo de basketball de Shohoku. La mayoría se veían interesados por lo que tenía que contar aunque otros, en su mayoría los chicos nuevos de primero que a penas me conocían, mostraban caras de fastidio ya que seguramente deseaban que me callara para así marchar a las duchas rápidamente y después a sus cálidos hogares.
Y detrás de la gente, algo separado, estaba el Kitsune, el cual simplemente me observaba con sus ojos sesgados. Su rostro no me permitía ver ninguna expresión, como siempre…pero aun y así le sostuve la mirada hasta que la voz de Ryota me hizo reaccionar.
-¿Y bien…? – me incitó él para que comenzase a hablar.
-Pues…que me voy – aquella situación ya comenzaba a hacerme reír. ¿Acaso no sabía comenzar a hablar con otras palabras?
-¿Cómo que te vas? – me preguntó rápidamente Mitsui con grandes signos de interrogación dibujados a su alrededor.
-Pasado mañana me iré a vivir a Hokkaido…Unos familiares decidieron que era lo mejor así que ya veis…me marcho. – Hice un respiro para después continuar. Cuanto antes acabara de hablar mejor. – Creo que hoy es el última vez que os veo…mañana no vendré a clase ni al entrenamiento…debo arreglar papeles, maletas…ya me dieron autorización – afirmé mirando de reojo a Anzai, el cual se dio cuenta de mi mirada y afirmó con un gesto de su cabeza.
Todos quedaron en silencio y yo una vez más no quise ver sus reacciones así que bajé mi rostro.
-Eso es todo…ya podéis iros a duchar…gracias por escucharme –
-¿Pero qué dices Hanamichi? ¡No puedes irte! ¡Te necesitamos para los Nacionales! – las palabras de Ryota, sobretodo las finales, me causaron cierta sensación de alegría y tristeza. Me gustaba que contasen con mi presencia para poder ganar pero a la vez me deprimí ya que ya era prácticamente imposible que para esas fechas yo siguiese en Shohoku.
-Lo siento Ryota…- le respondí con una sonrisa melancólica en mi rostro. – Pero este año han entrado buenos jugadores –continué mirando a ciertos chicos de primero bastante buenos - …y se que ganareis –
-Sakuragi…-
Miré hacia el lugar de donde provenía esa voz para ver a Haruko. Su rostro era de tristeza.
-¡Pues bien! Mañana fiesta de despedida para el talentoso Hanamichi Sakuragi – exclamó esta vez Ayako, seguramente para levantar los ánimos tan pesados que se respiraban en el ambiente.
-¡Sí! – Afirmó Ryota siguiendo la idea de Ayako – Mañana por la noche habrá una gran fiesta para despedirte – dijo mirándome con expresión alegre. Sabía que todo lo hacían por animarme pero yo en esos momentos no tenía ganas de fiestas…Pero sería mi última "celebración" con todos así que…procuraría pasarlo genial. Aunque ahora que recuerdo…prometí hacer lo mismo con la Gundam… bueno, ellos también vendrán con nosotros y estaremos todos juntos…
Después, entre abrazos y mensajes de apoyo y cariño que me daban mis compañeros, nos fuimos hasta las duchas dónde después de varios minutos todos salían del gimnasio dispuestos a volver a sus casas, no sin antes despedirnos hasta el día siguiente, día de mi despedida ya que a la mañana siguiente debería marcharme. Les pedí a todos que no me fueran a despedir cosa que se negaron rotundamente, pero que después de diversas súplicas por mi parte, aceptaron.
No soportaría las despedidas.
Yo aun no entraba a las duchas. Esperaría a que todos saliesen para comenzar con mi tarea diaria de limpiar la duela…después ya me ducharía para regresar a mi casa.
-Hanamichi…hoy no hace falta que limpies nada…- me dijo Ryota acercándose a mí y hablándome con amistad.
-No…no importa, esta vez quiero hacerlo…Es la última al fin y al cabo ¿no? – hablé acabando con una pequeña sonrisa. Ryota tan solo me miró y asintió con otra sonrisa. Después me abrazó y se marchó no sin antes recordarme la hora de mañana para la fiesta.
Pero mientras me despedía de él no podía evitar sentirme observado por un par de congelantes ojos azules. Sabía sin duda alguna quién era el dueño de semejante mirada, era el único que permanecía aun en el lugar, pero no tenía ganas de pelear con él ni siquiera de cruzar alguna palabra con su persona.
Me dirigí hacia la duela nuevamente y saqué los diversos utensilios que necesitaba para hacer la limpieza del lugar. Cada día era lo mismo…Todo era por culpa del Gori que le gustó ponerme a mí como criada del equipo para limpiar…Después esta afición pasó a Ryota…para mí ya es como el pan de cada día por eso cada vez me molesta menos hacerlo…Pero hoy todo tiene un significado especial, porque es mi última vez.
Cuando ya llevaba un rato limpiando escuché pasos detrás de mí. Como siempre, estábamos el Zorro y yo solos en el gimnasio. Siempre somos los últimos…Yo porque tengo que limpiar e imagino que él porqué le gusta tomarse largas duchas…
Pasó por mi lado sin decir ninguna palabra, directamente se dirigía hacia la puerta de salida.
Yo había esperado alguna palabra de él…Algún "adiós" quizá.
¿Acaso no pensaba despedirse de mí?
-¡Espera! – le grité con fuerza a lo que él contestó parando su ritmo y girando su rostro hacia mí pero sin decir ninguna palabra.
-¿No piensas decirme nada? –
-mmm…do'aho…- me dijo simplemente…entonces sentí como la rabia comenzaba a inundar mis sentidos… ¿quién se creía que era ese maldito zorro?
-Ya veo que no te importa que me marche y no nos volvamos a ver…- me sorprendí de mis palabras….sonaron… ¿tristes?
-…pues no – me contestó sincero y en esos momentos deseé golpearlo como nunca antes para descargar toda mi furia.
-… ¿vendrás mañana a la fiesta? – imbécil y mil veces imbécil… ¿cómo se me ocurría preguntar semejante tontería? La respuesta era obvia… Si no le importaba que me marchara menos se preocuparía por venir a mi fiesta de despedida.
-No – ajá! Acerté. Pero su frialdad me hizo daño esta vez. Estaba a punto de irme y seguramente nunca más lo volvería a ir y eso a él no le importaba en lo más mínimo.
- …maldito Kitsune…TE ODIO – le grité con fuerza mientras dejaba caer la escoba que sostenía en mis manos al suelo, la cual resonó con un fuerte golpe seco al chocar contra la duela. Pero mis palabras no quedaron ahí. - ¿Sabes una cosa? De lo único que me alegro de mi partida es que…NUNCA MÁS VOLVERÉ A VERTE ESTÚPIDO! TE ODIO COMO A NADIE! TE ODIO A TI Y A TU ESTÚPIDA FRIALDAD….Me tienes harto…Ojalá que nunca más te vuelva a ver… ojalá…- sin palabras…mi mente se quedó sin palabras…Me había dejado llevar por el momento…
- ¿Ya has terminado? Si es así, me voy…- Rukawa no me contestó a mis palabras agrias de odio, simplemente volvió a hablarme con su habitual indiferencia…Creo que aquello me dolió más que cualquier contestación agresiva por su parte.
Después observé como se marchaba con un suave portazo y sentí que el Kitsune había desaparecido de mi vida para siempre…¿Estaría en lo cierto?
Un nuevo día nació y me levanté de mi cama de una forma muy rápida. Tan sólo pensaba en una cosa: Si hoy es mi último día en Kanagawa… ¡lo aprovecharé al máximo!
Al fin y al cabo soy un Tensai y los genios no se deprimen nunca.
Ayer ya fue un mal día y seguramente que mañana será otro igual…Pero hoy no, hoy quiero estar como siempre y olvidarme de todo.
Así pues me levanté y me pegué una larga ducha para que las pocas horas de sueño no hicieran estragos en mí a lo largo del día.
Después me preparé un suculento desayuno, lleno de alimentos. ¿No dicen que el desayuno es la comida más importante del día? Pues eso creo yo también, así que procuré poner de todo en esa comida para que me proporcionara mucha fuerza y energías.
A continuación quise empezar a rellenar papeles que necesitaría a partir de mañana. Si ahora acababa con la tarea pesada, después todo iría mucho mejor…Además por la noche tenía que asistir a mi fiesta y estaba totalmente convencido de que aquella debía ser la mejor de mi vida para llevarla siempre conmigo.
Pasé mucho tiempo rellenando esos malditos formularios para entregarlos en mi nuevo instituto, para unirme al equipo de basketball de allí. Ya sabía al fin cual sería mi nueva preparatoria: la Takamizawa.
Estuve mirando diversas revistas y reportajes sobre los Nacionales del año pasado y al fin encontré una pequeña noticia sobre este nueve equipo en el cual jugaría a partir de mañana.
Se trataba de una pequeña columna la cual tenía como título: "El Takamizawa vuelve a no cumplir con sus expectativas y pierde en su primer encuentro contra el Kajimura."
Mis ojos se abrieron como platos. Claro que no encontraba mucha información sobre ese equipo…fue eliminado justo en su primer encuentro… Sin duda alguna debían ser buenos para haber llegado al Campeonato Nacional pero…Yo no quiero un equipo que pierda a la primera…Así que voy a trabajar al máximo para llevar a mi nuevo equipo a la victoria. Aunque entonces…tendría que pelear contra el Shohoku…Y verdaderamente prefiero que gane el Shohoku aunque no esté yo que ese maldito Takamizawa…
Pronto decidí dejar de pensar en eso para no amargar mi gran día. Lo que tuviese que pasar, que pasara. Pero… ¿cómo sería jugar contra Ryota? ¿Y contra Mitsui? ¿Y contra el…Kitsune? Bueno…contra el Zorro ya me irá bien…así podré superarlo de una vez por todas y hacer que se trague su estúpido ego… Pero no. No quería luchar contra ellos…Así que…creo que no quiero que mi nuevo equipo mejore…
Me puse a reír ante mis pensamientos. Me sorprendía hasta yo de la simplicidad de mi mente.
Miré el reloj que colgaba de la pared y vi que ya era hora de ir haciéndome la comida…Lo cierto es que no tenía hambre pero cocinar seguro que me mantenía al margen de mis insólitos pensamientos. Aunque también es cierto que…este Tensai no sabe cocinar…Así que simplemente abrí el pequeño armario de la cocina y saqué de él un pote pequeño de ramen, lo llené de agua hirviendo y removí y ya está… ¡listo para comer!
Al final no había cocinado nada…
Al poco rato, terminé mi comida y cansado de no hacer nada, me fui a la cama a dormir una pequeña siesta ya que debía…mmm ¿qué tenía que hacer ahora?
¡Ah sí! ¡Las maletas! Debía hacer las maletas!
Rápidamente me levanté de mi lecho para comenzar con mi nueva tarea. Menos mal que lo había recordado…sino no me hubiese dado tiempo a empaquetarlo todo…
Así pues, pasé alrededor de unas tres horas y media aproximadamente, guardando todo lo que quería llevarme a mi nuevo hogar. Comencé por la ropa, lo más fácil de guardar.
La verdad es que no tenía demasiada ropa así que con una maleta tuve suficiente… Nunca me he preocupado demasiado por mi vestuario. Tan sólo dejé dos pares de prendas fuera para poder vestirme para la noche y mañana por la mañana.
Después saqué de su sitio todo lo que quería llevarme de mi habitación para depositarlo sobre mi cama…libros, revistas, figuras, mi medalla del Campeonato Nacional anterior, recortes de periódicos y algunas fotografías.
Tampoco se podía considerar que mi habitación se caracterizara por los grandes adornos que tenía. Me gustaba tener pocas cosas a mi alrededor y esta afición mía ahora mismo me estaba ayudando a no tener que empaquetar tantas cosas.
Me senté en la cama apartando algunas de las cosas que había sobre ella. Tomé las fotografías para verlas antes de guardarlas.
En un principio había algunas fotografías de mi infancia. Desde siempre sólo he recordado a mi padre ya que mi madre murió apenas después de que yo naciera…Y mi padre murió cuando tenía yo tan solo catorce años, quedándome así solo. Pero en esas fotografías estaba mi madre y mi padre, en otras también salía yo con ellos…debía tener apenas unos meses ya que después de ahí mi madre moriría en un accidente automovilístico.
Sonreí ante las imágenes. No recordaba nada por supuesto, pero solo con mirar todas aquellas fotos, mi mente ya recreaba esos momentos felices.
Después sólo habían algunas fotografías mías junto a mi padre las cuales me hacían sonreír siempre que las veía ya que me era imposible no recordar todas las anécdotas que había vivido junto a él.
Después pasé a un nuevo grupo de fotos. Estas ya eran recientes. Había muchas en los que estaba junto a mi Gundam. Nunca pensé que unas simples fotos me harían tanto servicio ya que estaba dispuesto a empapelar mi nueva habitación con todas ellas…así nunca olvidaría a nadie.
Y para finalizar tenía algunas imágenes sobre el equipo. Muchas eran tomadas durante nuestros partidos y algunas otras eran ya con poses. Me gustó tener entre mis manos la fotografía de los Nacionales, aunque yo no estuviese en ella. Todos estaban formando dos hileras, una delante de la otra, y teniendo en sus respectivos cuellos sus medallas.
Me fijé especialmente en el Gori y en Kogure. Hacía mucho tiempo que no los veía y me gustaría hacerlo antes de mi partida…ojalá que alguien los llamara para esta noche…
Después mi vista se desplazó hasta Mitsui…el cual sonreía feliz. Me había gustado que hubiese repetido tercero de preparatoria, así había podido estar más tiempo con él. Y Ryota…su gran amigo en el equipo. Cómo lo echaría de menos…Ojalá que consiga pronto a Ayako jejeje Hacen muy buena pareja y estoy seguro que ella también está enamorada de Ryochín.
Finalmente observé al Zorro el cual estaba colocado en el rincón izquierdo de la fotografía…Él siempre apartado del resto… Me quedé mirándolo seriamente y no pude evitar pensar que él me devolvía la mirada a través de ese papel. Pero entonces recordé la conversación que tuve con él ayer mientras limpiaba la duela…
Pero moví mi cabeza de un lado a otro para sacar mis pensamientos de mi mente.
Nunca más volvería a ver a ese apestosos Kitsune y por lo tanto, no debía preocuparme de él y su estúpida actitud de indiferencia…
Miré la siguiente fotografía, la última y lo que vi me dejó atónito. ¿Desde cuándo tenía yo esa fotografía? Jamás la había visto…aunque nunca había cogido ese montón de fotografías para observarlas detenidamente…
Allí estaba él junto a… ¿Rukawa? ¿Quién demonios se había atrevido a tomar esa fotografía…a ajustar el objetivo de la cámara en ellos dos?
La imagen era tomada en mitad de un partido ya que ambos nos veíamos con nuestros equipos rojos con letras y números negros y algo sudados con nuestras caras tensas…seguramente estaríamos defendiendo la zona.
Nos encontrábamos de perfil pero uno junto al otro. Él estaba más cerca de la cámara así que el Zorro se veía en primer plano mientras que yo en uno segundo.
Volví a fijarme en su persona y sentimientos muy extraños que no pienso describir, recorrieron cada una de mis neuronas y un escalofrío atravesó mi espalda.
Sin duda alguna…aquella será la fotografía central en mi nueva estancia…
Un momento…¿qué acabo de decir? No, no…no puede ser… Yo no pude haber dicho esto…y para asegurarme tomé la fotografía y la rompí en mil pedacitos eliminando así cualquier reacción que el Zorro provoca en mí.
Ya estaba más tranquilo… ¿verdad?
Miré de nuevo la hora…Y qué tarde se me había hecho! Así que rápidamente tiré los trocitos de fotografía en mi pequeña y vacía papelera y recogí todos mis objetos para colocarlos en otra maleta.
Así, pasé por cada una de las habitaciones que formaban mi pequeño departamento y recogí todo lo que pensaba que me podría ser útil, colocándolo en mi maleta.
Observé mi hogar. Se veía vacío ahora y el pensamiento de que yo estaba igual que mi casa afloró en mis pensamientos.
Todavía quedaban los muebles y algunos trastos de cocina, pero de eso ya se encargarían de arreglarlo mis familiares… Yo ya tenía suficiente.
Al fin decidí, ahora que ya había terminado, dirigirme hacia la ducha para prepararme para la noche, aquella sería mi última noche en Kanagawa y no pensaba desaprovecharla.
Me duché y me arreglé colocándome mis mejores ropas. Éstas no eran gran cosa, ya que como dije antes, la ropa no me obsesionaba demasiado…tampoco tenía dinero para gastarlo en esas cosas, así que me coloqué unos simples tejanos negros que marcaban bastante bien mis nalgas pero que a medida que bajaban se hacían cada vez más anchos.
Después me coloqué una sudadera roja, mi favorita. Era también ancha y me hacía sentir cómodo a la vez que abrigaba bastante y pocas veces me colocaba algún abrigo sobre ésta. Ahora me venía a la memoria cuánto ahorré para conseguir semejante prenda…
Para finalizar, me calcé con mis deportivas negras que a mi parecer, conjuntaban perfectamente con mi ropa.
Me miré a un espejo y me vi bastante bien así que no quise probar más prendas, además que todas estaban en la maleta.
A continuación fijé mis ojos en mi cabellera rojiza y me decidí a peinarla. Me había crecido bastante el pelo, pero no deseaba cortarlo, me gustaba como lo llevaba ahora, con pequeñas puntas hacia arriba.
Y ya era hora de irse. Coloqué algunos de mis ahorros en el bolsillo de mi pantalón y las llaves en mi otro bolsillo y salí del departamento con decisión.
En pocos momentos ya había llegado al local que me indicó Ryota para celebrar la despedida.
Entré con algo de timidez ya que tenía miedo de que aun no hubiese llegado nadie.
El local era bastante oscuro ya que las pocas luces que tenía eran algo lúgubres. Estaba lleno de personas bailando y tomando ya que al final del local había una larga barra donde servían las diferentes bebidas.
La música, por su parte, estaba en un volumen muy alto dificultando el sentido del oído por si alguien quería hablar.
Miré en todas direcciones esperanzado de encontrar a alguien que conociese y para mi fortuna, así fue.
En una mesa del final, algo apartada del resto, estaban Yohei con el resto de la Gundam, también Ryota, Ayako, Haruko, Mitsui, dos de primer curso y…¡Akagi y Kogure!
Al parecer yo era el último en llegar…
Me acerqué de forma rápida hasta el lugar y los saludé con simpleza. Estaban todos bastante bien arreglados, sobretodo las chicas. Me hizo gracia pensar que todos se habían arreglado tanto por mí…
Inmediatamente todos me saludaron con evidente efusividad y me sentí feliz de estar allí.
Cogí una de las sillas y me senté entre ellos.
Fue una noche especial llena de viejos recuerdos, promesas y mucha alegría.
Ni tan siquiera recuerdo cuantas botellas llegamos a bebernos entre todos…Lo cierto es que acabé con una gran euforia que pronto se convertiría en una tremenda resaca.
Pero mientras que mi estado de alegría y efusividad permanecía en mí, me lo pasé verdaderamente bien. Bailé junto a Haruko en diversas ocasiones mientras que el Gori me miraba francamente con cara de malos amigos…Pero no me dijo nada, tal vez porque ya sabe del rechazo que me propició su hermanita.
Después llegó el momento de la depresión. Creo recordar que todos lloramos como recién nacidos…Sobretodo yo. No sabía cuando los volvería a ver y esto me carcomía el alma. Eran mis amigos y debía separarme de ellos…
Acabó la noche con grandes despedidas y muchos abrazos y sobretodo con la promesa que les obligué que me hicieran…bueno en realidad fueron dos. A primera y más obvia fue que nunca se olvidaran del Tensai, cosa que ellos afirmaron con grandes sonrisas; y la segunda que no me fueran a despedir a la estación. Esto ya se lo había hecho prometer a Ryota el día anterior, pero ahora quería decirlo ante todos.
La despedida estaba hecha y por lo tanto, no quería ver a nadie mañana en la estación…Ellos aceptaron no demasiado gustosos, pero aceptaron al fin y al cabo.
Desperté con un terrible dolor de cabeza y por lo tanto maldecía una y otra vez todo el alcohol que había bebido esa noche mientras me tomaba una rápida ducha de agua congelada.
Después me vestí con unos jeans claros y una camiseta de manga larga gris junto con otra de manga corta de color negro. Me puse mis deportivas y un abrigo negro.
A continuación recogí las dos maletas que tenía que llevarme y me dirigí hacia la puerta de salida, pero antes de cruzar el umbral de la puerta me detuve y giré mi rostro de nuevo hacia el interior de la vivienda.
Mi casa.
Siempre la recordaría. Allí había tenido tan buenos y malos momentos…que definitivamente nunca podría olvidarla…como por ejemplo todos aquellos días felices con mi padre y mi gundam hasta la muerte de mi padre por culpa de un infarto y, sobretodo, por mi culpa…
Ahora dejaba todo atrás.
Agarré más firmemente mis maletas y me fui del lugar cerrando con un suave portazo tras de mí.
Ya está. Ya había salido de mi apartamento… Lo más duro ya había pasado. Ahora sólo debía subirme en el taxi que me esperaba justo frente a mí y marcharme hacia la estación, coger un tren y afrontar con valentía y decisión mi nuevo futuro.
Subí al vehículo mientras que el taxista, un hombre bastante amable, me colocaba mis maletas en el maletero.
Me senté justo al lado de la ventana para poder observar por última vez las calles que desde mi infancia había recorrido.
-¿A dónde te llevo? – escuché que me preguntaba el hombre mientras se sentaba delante del volante.
-A la estación de trenes…gracias. – respondí yo con una pequeña sonrisa tímida para después comenzar a movernos directos hacia el lugar que yo había indicado.
No podía dejar de mirar por la ventana. Justo pasamos por delante de la preparatoria Shohoku y miles de recuerdos me inundaron…sobretodo de mi vida como basketbolista…Empezando por el primer día que pisé el gimnasio acompañado de Haruko, la cual me explicó que era un Slam Dunk; mi primer enfrentamiento contra el Gori, el día de la pelea con Mitsui y Tetsuo; los duros entrenamientos; el uno a uno con Rukawa después que éste se lo pidiese a Mitsui…
Rukawa…
Ese maldito Zorro no vino finalmente a mi despedida de ayer…No se ni como pude pensar por un instante que él se presentaría aun y las palabras que nos cruzamos en el gimnasio…
Continuaba avanzando mirando todo con lo que me cruzaba hasta que vi que una bicicleta se colocaba en el carril de al lado de mi taxi y nos avanzaba con rapidez desapareciendo en la lejanía.
-Como corren los jóvenes de hoy en día con sus bicicletas…ya se arrepentirá algún día, ya…- fue el comentario que realizó el taxista, más para sí mismo que para mí.
Pero yo estaba seguro de quien era esa persona que se había cruzado conmigo con su bicicleta…Estaba seguro que fue el Kitsune.
Viré mi reloj de pulsera y vi que eran las seis y media de la mañana, así que supiese que se iba a la cancha a la que solía ir cada mañana para entrenar un poco antes de ir hacia la preparatoria.
¿Qué como sabía yo eso? Pues porqué muchas veces lo veía allí entrenar…O bien porqué yo también quería ir y veía que estaba él o sino porqué cuando pasaba por allí cinco minutos antes de que las clases comenzaran, lo veía a él recogiendo todo a toda prisa para marcharse también hacia el instituto. Esa era su rutina y la seguiría siendo por siempre hasta que se marchara a Estados Unidos, estaba convencido.
Llegué al fin a la estación y pagué lo que debía al conductor. Después yo mismo bajé mis maletas y me despedí del señor.
Entré en el recinto dirigiéndome directamente hacia una de las máquinas que vendían los billetes automáticamente.
Pulsé el botón de Hokkaido y después el de Sapporo. Tenía planeado bajar en la capital de la prefactura para después coger algún pueblo que me llevase hacia el pequeño pueblo de Mashuko.
Con los billetes en mano fui hacia la vía por la cual llegaría mi tren, aunque éste no llegaría hasta las ocho y media… y eran…las siete menos diez.
Perfecto…tan solo me quedaba una hora y cuarenta minutos para que llegara mi tren…
Sabía que debía haberme levantado más tarde pero quería irme cuanto antes para no darle más vueltas a mi partida, pero con lo que no contaba yo era que el tren tardase tanto en salir… Bueno, simplemente iría a uno de los bancos y esperaría allí el tiempo necesario…Pero antes compraría alguna revista en el quiosco para hacer el tiempo menos pesado.
Me dirigí hacia el pequeño quiosco de la estación y cogí la primera revista dedicada al basketball que encontré. Pagué y me dispuse a volver al banco en el que me sentaría para pasar el rato.
-Do'aho…-
Me volteé con fuerza al oír aquella simple palabra dirigida a mi persona. Tan sólo existía una persona que me llamase así, pero lo probabilidad de que fuera justamente él, era casi nula.
Me giré y le miré a los ojos…Sí, sí que era él.
Quedé tan sorprendido que no logré articular palabra alguna…Sólo le miré atónito.
-…do'aho…- volvió a llamarme, la cual cosa hizo que me despertara de mi estado de ensoñación.
-¿qué haces aquí? – en esos momentos me veía incapacitado de devolverle el insulto…pero él no respondió, tan sólo se encogió de hombros.
Entonces decidí ignorarlo volteándome de nuevo y caminando hacia el banco donde tenía previsto ir desde un principio, dejando a Rukawa atrás.
Si sólo había venido a molestarme y a reírse de mí y mi desgracia, ya estaba volviendo tras sus pasos y marcharse.
Pero no podía evitar sentirme sorprendido. Al verlo esta mañana pensé que iba a entrenarse, como cada mañana, pero no, él había venido hasta donde yo estaba… ¿para qué? Mejor no saberlo.
Llegué al asiento y me senté en él dejando mis maletas a mi lado y abriendo la revista, recién comprada, para ojearla.
Pero sentí unos pasos que justo se paraban frente a mí, así que bajé la revista de mi mirada y apunté mis ojos hacia su persona, otra vez ese Kitsune apestoso.
-¿se puede saber qué diablos quieres? – pregunté ya enfadado. Si quería burlarse que lo hiciese ya y que después se marchara.
Pero él volvió a encogerse de hombros. Su actitud me tenía ya completamente harto…
-¿Por qué estas aquí? Yo pedí explícitamente que nadie viniese hoy…Y fíjate. Estoy solo…- comencé relatando algo nervioso. – Les pedí a mis amigos que no me viniesen a despedir y nadie ha tenido la suficiente osadía de desobedecerme… ¿por qué? ¿Por qué si yo lo único que quiero es que estén ellos aquí? - estaba perplejo… ¿por qué razón le contaba eso a él?... Pero era lo que tenía en el fondo de mi corazón…deseaba que alguien, por lo menos Yohei, hubiese venido a por mi para hacerme compañía…aunque yo mismo haya pedido lo contrario.- Y lo único que me encuentro es un Zorro que está planeando reírse de mí todo lo que pueda y más…- ahora solo quedaba escuchar sus burlas e insultos y que se fuese del lugar.
Pero cuál fue mi sorpresa al ver que él simplemente se sentaba a mi lado sin decir ni una sola palabra. Y nos quedamos así durante interminables minutos…Yo había dejado mi revista de lado y simplemente me quedé mirando hacia delante de forma silenciosa, mientras que él hacía lo mismo.
-Vete – dije al fin. No quería tener allí precisamente a su persona…
-No –
Su respuesta me dejó en blanco. Había sido directo y sin vacilaciones. Pero seguía sin saber que pretendía…
-¿Por qué? – me aventuré a preguntar.
Él tan solo volvió a encogerse de hombros para después dirigirme una mirada a mí, la cual cosa yo aproveché para volverle a repetir que se marchara de mi lado, pero él simplemente volvió a negarse a mi petición.
Pero lo que vino después me dejó más atónito todavía… El Kitsune acercó su cara a la mía y rozó mis labios con los suyos.
Sentí como un gran escalofrío recorría todo mi cuerpo y que toda mi sangre se concentraba en mis mejillas haciéndolas arder.
Rukawa separó su rostro del mío y volvió a mirarme como si nada, pero mi cara estaba desencajada… ¿qué diablos había sido eso?
Nos quedamos mirando tan solo unos instantes que parecieron siglos para mi humanidad. No se si podría describir como me sentía en esos momentos…Tan sólo cabían en mi confusión, vergüenza y… ¿alegría?
Entonces él se levantó de la banca y comenzó a caminar sin más. Yo reaccioné algo lento pero enseguida que pude me levanté y le grité.
-¡¡ESPERA! –
Él pareció escucharme, él y todas las personas que estaban allí, y se paró en seco volteándose hacia mí.
-¡¡VUELVE! – volví a chillarle pero ni tan siquiera yo sabía porqué le estaba pidiendo lo que gritaba.
El Zorro vaciló unos instantes pero al final me hizo caso, así que comenzó a caminar hacia mi dirección de manera lenta pero decidida.
Una vez quedamos los dos, uno frente al otro, tan sólo nos miramos a los ojos, otra vez en silencio.
Pero algo raro ocurrió en mí y unas impresionantes ganas de besarlo apoderaron mis pensamientos, los cuales rechacé por unos instantes pero que después quise cumplir, así que sin más, y sin querer pensar en nada, acerqué mis labios a los suyos y lo besé, pero éste no fue un beso como el anterior…Éste lo hice más intenso y con más ganas de unirme a él.
El Kitsune me respondió igual de fogoso y pidiéndome permiso para entrar con su lengua en mi cavidad, y después de mi aceptación, metió con fuerza su músculo en mi boca… Me saboreó por completo y comenzamos con una danza muy perturbadora donde nuestras lenguas se entrelazaban y bailaban a un mismo compás. Ese maldito Zorro sabía tan bien…
Una vez el aire se nos acabó, nos separamos de una forma muy lenta y nos volvimos a mirar a los ojos mientras que intentábamos recobrar de nuevo nuestra respiración acompasada, ya que después de semejante beso, teníamos nuestros ritmos algo acelerados.
-¿Cuándo sale tu tren? – escuché que me preguntaba a media voz.
Yo miré mi reloj y vi que eran las siete y media de la mañana.
-Dentro de una hora – le respondí con interrogantes ya que no sabía que se proponía. Quizá quería…volverme a besar…Mierda…mis mejillas vuelven a arder!
-Perfecto…Vamos –
Entonces sentí como cogía mi mano con fuerza para llevarme con él a quién sabe que lugar.
-¡Espera! Tengo que coger mis maletas…no puedo dejarlas aquí… - le dije soltándome de su agarre y yendo hacia mis pertinencias para cogerlas. Una vez lo hice, volví a sentir su fría mano sobre mi muñeca y volvió a repetirme un "Vamos" y me llevó a un lugar alejado del andén.
Nos paramos justo delante de una pequeña puerta de metal. Estábamos dentro del recinto de bares, tiendas, quioscos…que había dentro de la estación.
El Zorro soltó mi muñeca y dirigió su extremidad hacia el pomo de la puerta…y ésta se abrió mostrándonos una pequeña habitación.
-qué… ¿qué es esto? – pregunté algo atónito. No sabía que estaba ocurriendo allí y me sentía nervioso.
-Una habitación para dejar los tratos de limpieza – dijo él sin más, mirando a ambos lados del lugar, seguramente vigilando por si alguien nos veía. –Entra – y empujó de mi hacia el interior junto con las maletas que quedaron olvidadas justo cuando cerró la puerta una vez entramos en el lugar.
-¿Cómo sabías que estaría abierto…? –
-Suerte…- me contestó alzando sus hombros. Y a mí me dejó todavía más sorprendido si cabía. Estábamos los dos, el Kitsune y yo, metidos en un cuartito de limpieza de la estación de la cual me iría al cabo de una hora, después de que el Zorro me besara y yo lo besara a él.
Pero pronto las palabras y mis pensamientos cesaron al sentirme acorralado contra la pared con los brazos de Rukawa posados cada uno a un lado mío.
Después sentí como me volvía a besar con mucha pasión y yo le devolví el beso.
Pero algo me sorprendió todavía más y esto era que las manos del Zorro ya no me estaban acorralando, sino que se encontraban en mi pecho desabotonándome el abrigo para después dejarlo caer al suelo.
A continuación, mientras que el beso no cesaba, comenzó a levantar mis dos camisetas de golpe. Separó sus labios de los míos levantando así mi camiseta y pasándolas por encima de mi cabeza, quitándomelas completamente…
-¿qué haces? – le pregunté ante los hechos que estaba viviendo. En apenas unos segundos, el Zorro me había quitado mi abrigo y mis camisetas y ya sentía como sus manos luchaban contra el cierre de mi pantalón para abrirlo.
Una vez lo consiguió, me bajó dicha prenda, seguida por mis boxers naranjas.
Me había quedado completamente desnudo frente a él. Y lo peor…mi creciente excitación no pasaba para nada desapercibida. La vergüenza comenzó a consumirme.
Noté como su mirada recorría mi persona y después vi como él, a toda velocidad, se desabrochó sus pantalones y los bajó también junto con sus boxers, mostrándome así su esplendorosa masculinidad.
Unas piernas bien formadas que acogían a un enorme miembro erecto deseoso de encontrar algo donde enterrarse y moverse…
Sentí como de golpe mis mejillas enrojecieron furiosamente. Mi sangre debía estar circulando por todo mi cuerpo sin control alguno ya que aunque estábamos en pleno invierno, me sentía como en verano: muerto de calor, sobretodo en una parte muy específica de mi anatomía que podía sentir que ardía sin contemplaciones.
El Kitsune volvió a acercarse a mí y me acorraló completamente contra la pared de nuevo.
-Levanta una pierna…- me ordenó y yo le obedecí al instante, levantando mi pierna derecha, la cual fue agarrada por él y la colocó en su cintura.
Después, me agarró la otra pierna y también la posó donde se encontraba la otra.
En esos instantes me sentí flotando. Estaba sostenido por la pared y la cintura de Rukawa. Menos mal que tenía esa pared detrás que permitía que estuviese recto, sino mi espalda sufriría graves consecuencias.
Entonces quise pasar mis brazos alrededor de sus hombros, pero él fue más rápido que yo, cogiéndome ambos brazos y volviéndomelos a colocar pegados a mi cuerpo.
¿No quería que lo abrazara?
Pero todos mis pensamientos se borraron por sentir que uno de los dedos de Rukawa se enterraba en el interior de mi ano, y fue aquí cuando me di cuenta de lo que estábamos haciendo…o lo que estábamos a punto de hacer. Estaba a punto de tener sexo con ese zorro… Había sido la primera vez que besaba y también era la primera vez que iba a experimentar tal sensación…
Ese dedo intruso me provocó una cierta punzada de dolor y un pequeño gemido salió de entre mis labios. Después, ese dedo comenzó a tener un movimiento circular en mi interior, causándome pequeños estragos de placer…Pero poco después un nuevo dedo hizo compañía al primero.
Aquí mi grito se acentuó más, pero pronto el dolor paró para darme más y más placer.
Y el tercer dedo llegó…
-Kitsune…espera... ¿qué estamos haciendo…? – le pregunté desesperado por todas las emociones que estaba sintiendo. Sabía a al perfección lo que iba a ocurrir después de ese tercer dedo en mi interior, peor quería estar seguro…pero… ¿seguro de qué? ¡Todo era una locura! Comenzando por el beso y acabando por el placer que estaba experimentando ahora con esos dedos…
Entonces noté algo que me hizo callarme al instante... Los tres mágicos dedos desparecieron y en su lugar sentí algo muy caliente que estaba a punto de profanar mi entrada. Sabía que era eso…
El Zorro se introdució completamente en mi interior de una sola estocada y el dolor que sentí en esos momentos no se podía comparar con cualquier otro dolor que hubiese experimentado hasta entonces.
-Ahhhhhhhhhhhhhhh! – grité como nunca ante tal intromisión. Me sentía desgarrado y a punto de partirme en dos.
-Cállate…nos oirán…- fueron las palabras frías del Zorro en mi oído.
Unas lágrimas traicioneras aparecieron en mi rostro sin permiso alguno.
- No llores do'aho… no te comportes como una chiquilla…-
Tengo que reconocer que sus palabras me hirieron en el alma…pero también debo reconocer que tenía razón…Si no callaba, alguien podría descubrirnos…
Rukawa no esperó a que yo me adaptara a su profanación, sentía como tenía prisa por actuar, quizá por el poco tiempo que teníamos o quizá por sus simples ganas de moverse…Comenzó a moverse de forma lenta, con un movimiento de dentro-fuera que me estaba volviendo completamente loco.
Pronto las embestidas comenzaron a intensificarse, provocándome un gran placer que recorría cada una de mis células. Gemía sin control aunque intentara evitarlo, pero por suerte, Rukawa no se quejó más….
Pero algo comenzaba a dolerme de verdad…Miré de reojo mi miembro excitado y la poca atención que estaba recibiendo, así que llevé una de mis manos a mi sexo para comenzarme a masturbar fuertemente.
-Retíralo…- me dijo el Zorro con dificultad debido a que seguía moviéndose en mi interior con desenfreno.
-de que…ah...ah… ¿de qué me hablas?...- le pregunté entre gemidos. El placer me estaba carcomiendo y no me dejaba pensar con libertad.
-quiero….quiero que lo retires…- volvió a repetirme. Tenía sus mejillas ligeramente sonrosadas y sus ojos sesgados entreabiertos. Se le veía tan tentador…
-no se….de que…me hablas…ahh…- volví a decirle yo. No entendía nada de lo que me decía.
- en el gimnasio… que…me odias…- dijo al fin – y que…lo único que te alegra es…no verme…-
Sus palabras me dejaron sin respiración y en esos momentos entendí que estaba profundamente enamorado del hombre con el cual estaba manteniendo ahora mismo mi primera relación sexual.
-lo…lo retiro…claro que…lo retiro…yo te…- pero no pude acabar mis palabras ya que una fuerte estocada llegó a "ese punto" y me hizo correrme al instante mientras gritaba un fuerte "Kitsune".
El Kitsune me dio algunas embestidas más y se vació en mi interior…entonces me sentí lleno de él y una extraña felicidad me inundó.
Rukawa salió de mi interior no con demasiada delicadeza, cosa que dañó un poco más mi cuerpo, y bajó mis piernas. Por fin volvía a estar de pie por mi mismo…
Por unos minutos nos estuvimos en silencio vistiéndonos y recuperando nuestra respiración normal…
-Yo…claro que no te odio…y…te voy a echar de…menos…-dije sonrojándome mientras me subía los pantalones y los abrochaba.
-Iré a por ti –
Esas cuatro simples palabras hicieron que alzara mi mirada hacia su persona y lo mirara con mis ojos desorbitados.
-¿qué? – seguro que no había escuchado bien…
-Espérame-
"Próxima circulación por vía seis con destino a Sapporo…tiene parada en todas las estaciones"…. "Próxima circulación por vía seis con destino a Sapporo…tiene parada en todas las estaciones"
-Ése…ése es mi tren….- le dije bajando de nuevo mi mirada, pero muerto de vergüenza…alegría y…miedo. Estaba enamorado de un hombre…
-Sí…-
Supe entonces que era el momento de marcharme de una vez por todas. Me dirigí de nuevo hasta el Kitsune para besarle por última vez pero él tan solo me esquivó.
Me quedé perplejo… ¿no quería besarme?
-Adiós – me dijo sin más esperando seguramente a que saliese primero del lugar.
-Sí…adiós…- respondí para coger mis maletas rápidamente, e irme de la pequeña habitación.
Por lo que escuché, Rukawa salió tras de mí, pensé que me acompañaría hasta el andén hasta que yo subiera al tren, pero cuando me giré de nuevo, él ya caminaba con la dirección contraria a la mía…Seguramente se marchaba ya a casa…o tal vez a la preparatoria, como si nada hubiese ocurrido.
Me quedé viéndolo hasta que desapareció, entonces me volteé y corrí hacia el andén si no quería perder mi tren…
Cuando subí al tren me senté junto a una ventana. Me gustaba viajar al lado de ellas ya que me permitía mirar el paisaje que iba recorriendo.
Una punzada de dolor me inundó cuando me senté en mi asiento.
-Mierda…- Sin duda alguna toda aquella…"actividad" me ha dejado estragos en el cuerpo… Siento los labios arder y ya mejor no comentar nada sobre mi trasero…
Pero…si este había sido mi precio por haber pasado esos momentos junto a Rukawa…Valía la pena sufrirlos.
Inmediatamente me sonrojé por mis propios pensamientos y es que la verdad es que aun no me acababa de hacer a la idea de lo que había ocurrido en mi vida.
Primero estaba el hecho de tenerme que marchar de Kanagawa y después… ¿cómo podía haberme enamorado así del Zorro? Y si solo hubiese sido enamorarme…Pero había acabado acostándome con él en un pequeño cuarto de limpieza sin apenas luz. ¿Por qué todo había ido tan rápido? Pero…no me arrepiento.
Mi vida estaba dando demasiados giros inesperados, y de no ser por el incansable dolor en mi entrada, juraría que todo se trataba de un sueño y que ahora mismo debía estar en mi cama viviendo un extraño sueño.
Pero no. Todo era real.
El tren comenzó a moverse y empecé a ver como me marchaba de la ciudad de mi vida. Empezaba a dejar todo y a todos atrás…
Pero había algo que me hacía sonreír y simplemente era una promesa.
La promesa del Kitsune. Él vendrá a por mí…
Sonreí una vez más mientras que mis mejillas se teñían de un color rojo intenso.
FIN FLASH BACK
Wola! Antes de nada aclarar que esto debía ser un One-shoot pero que debido al poco tiempo que he tenido...me he visto obligada a partirlo por la mitad, así que el fic constará de dos partes - No creo que tarde demasiado en actualizar
Casi todo este primer capitulo pertenece a un flash back, lo digo para qu no os lieis... a partir del cpaitulo siguiente, todo será en la actualidad
¿Y por qué tenía que subir hoy este fic? Pues porque es un regalo para mi mejor amiga Serena Minamino que justamente hoy hace un año que la conozco! 0
Así que Chibi, toda esta historia va por ti y espero que te guste de verdad - Se que te gusta todo lo romántico, así que intentaré darle un buen final...pero lo que pase entremedio...no aseguro nada! XDDD
Pues bien, muchisimas gracias por haber leido la primera mitad de etsa historia. No se como me habrá salido pero le he puesto muchisimas ganas y espero que os guste - Gracias por el apoyo de todas que me dais con mi otro fic "Searching the truth" ya que me haceis muy feliz con vuestros comentarios 0
A ver que tal os parece este òo
Criticas, tomatazos, amenazas, entrega de regalitos (XD) , etc...a o bien por review -
Gracias!
Nos vemos en la proxima!
