Capítulo 4.
Tonight I'm sleeping with eyes wide open
You're my eyes when I am not there
Había perdido la cuenta de las veces que había cambiado de posición desde que se acostara en la cómoda y firme cama que poseía.
No tenía seguro si prefería pasar la noche en vela o tratar de dormir un poco.
Todo era demasiado extraño.
Después de que consiguió "tocar" al ente que lo acompañaba todas esas noches desde hacía más de un mes, el chico no había aparecido de nuevo, y de eso hacía ya unos tres días.
Ikki suspiró, pensando vagamente donde se habría metido todo ese tiempo, pero un olor a canela hizo que levantara la cabeza, todo su cuerpo alerta.
Era el olor del pequeño rubio.
Dulce y sutil.
No recordaba en que momento había aprendido a detectarlo, pero estaba seguro de que era él.
Había vuelto a su lado.
Cerró los ojos reprimiendo una sonrisa y susurrando una sola palabra.
- Bienvenido.
Bostezó sonoramente y pronto cayó en un sueño profundo.
Se restregó los ojos, sentándose en el borde de su cama dentro de, lo que sabía que era, un sueño. Y como había sospechado, él estaba allí.
Lo miraba distraído desde una esquina de la habitación, la más próxima a la puerta. No hizo señas de querer acercarse, pero pronto las hizo para que se acercara el moreno a él. Ikki, intrigado, se levantó y caminó hasta la ventana, donde se había desplazado el chiquillo mientras lo observaba fijamente.
El chico se sentó en el alfeizar, moviéndose con la agilidad y seguridad de un gato. Su mano palmeó el lugar junto a él y el dueño del cuarto se sentó donde indicaba.
Se quedaron así por un lapso de tiempo que Ikki no pudo identificar de otra manera que no fuera deliciosamente silencioso y calmado.
El rubio balanceaba los pies, con las manos apoyadas a los lados de sus muslos, agarrando el saliente. El moreno se recostaba un poco en la pared, mirando el parque que se extendía detrás de su casa, delante del jardín.
Algo tiró de su manga y se sorprendió al ver el pequeño y etéreo puño que tomaba la tela, pidiendo su atención.
Parpadeó antes de dirigir sus ojos al rostro del muchacho y ver una expresión confusa pero en cierta medida decidida.
El niño aleteó, aún sentado a su lado, estremeciéndose de repente. Ikki pensó que las plumas debían hacerle cosquillas en el cuello.
Aún así, el espigado cuerpo del chiquillo se separó de la cornisa sin caerse, con elegancia. Giró y se dejó observar por Ikki, que extasiado se fijaba en el contraste que sus ropas blancas, aparentemente incorpóreas, hacían con las diferentes luces de la ciudad allá al fondo.
Podía ver los edificios a través de él.
Unos dedos largos y finos irrumpieron el momento, tratando de dar a entender al moreno que los tomara.
Ikki no dudó.
Tomó la mano que le prestaban y el pequeño tiró de él. Esta vez sí notó el impacto, pero no la calidad del tacto del muchacho, aunque lo que más le preocupó fue ver como empezaban a caer, debido al peso extra.
El niño se debatió contra la gravedad, aleteando más deprisa y más fuerte. No tardaron en sobrevolar por encima de las nubes, donde el rubio extendió sus alas y se dejó llevar por las corrientes de aire caliente.
Ikki habría gritado si no se hubiera quedado sin palabras.
Respiraba fuertemente, agarrado a la cintura del chico, mirando bajo él como la ciudad pasaba rápidamente bajo su cuerpo.
El muchacho cambió de dirección y empezó a hacer un rodeo suave.
El moreno giró la cabeza, para preguntarle a donde lo llevaba, o si sólo le estaba dando un paseo, pero si la impresión de sobrevolar la urbe lo tenía casi incapaz de hablar, lo que vio entonces, lo dejó del todo mudo.
El chiquillo sonreía, verdaderamente contento, con la cabeza ladeada, mirando hacia abajo. Su mejillas estaban coloreadas y una dulzura infinita se desprendía de todo su ser. Y no sólo la provocaba el aroma que despedía, envolviéndolo. No.
Su cabello alborotado ondeaba suavemente y sus ojos brillaban con una sensación de antelación pintada en ellos. Su cuerpo relucía con un blanco puro y radiante.
Nunca lo había visto tan feliz.
El vuelo describió un pequeño circulo, que se achicaba cada vez más, moviéndose hacia abajo, en espiral.
Aterrizaron limpiamente en un jardín un poco descuidado y pequeño, lleno de macetas y arbustos, con una mesa de metal pintado de blanco y unas sillas del mismo estilo rodeándola.
Los grillos cantaban alternándose unos con otros o simplemente todos a la vez, sin llevar un orden entre todos ellos.
El muchacho alado se separó de Ikki, caminando como si conociera perfectamente el camino. El mayor, después de dar un último vistazo al lugar lo siguió, pero paró de repente, cuando el otro simplemente atravesó la puerta.
De pronto un brazo apareció, saliendo de la madera de la puerta, la mano lo atrapó y tiró de él.
Ikki cerró los ojos, esperando el golpe que nunca llegó. Cuando los abrió de nuevo estaba en una cocina pequeña pero amorosamente decorada.
No tuvo tiempo para mirar más por donde iba, ya que el rubio lo apresuraba.
Salieron de la cocina e ingresaron a un pasillo, a la izquierda había una escalera y más allá se adivinaba una sala. Subieron los escalones, el rubio lo hacia de dos en dos, impulsándose con las alas.
Entonces Ikki se dio cuenta que de vez en cuando un poco de plumón caía de ellas, apagándose y desapareciendo antes de tocar el suelo.
El rubio miró a un lado y a otro y después atravesó la puerta que tenía frente a sí. Un carraspeo del otro lado le recordó que su acompañante no estaba acostumbrado a esa forma de entrar en otros lugares, así que salió de nuevo y agarrándolo del brazo lo hizo pasar.
Lo primero que notó Ikki es que había poca luz, las persianas estaban bajadas. Pero el muchacho le hacía de lucero, iluminando la estancia.
Era un dormitorio, seguramente de algún adolescente. Tenía una cama y una mesita de noche, un escritorio con su silla, un pc y varias estanterías con libros; el armario estaba a su derecha y al fondo se veían una doble puerta que daba a un balcón. Adivinó que el balcón seguramente estaría orientado hacia la calle.
Todos los muebles eran de tonos claros y tanto las paredes como los detalles de la habitación ostentaban diferentes tonos de azul.
El muchacho estaba apoyado en el escritorio, mirando con nostalgia hacia la mesilla. En ella habían una lámpara, un libro y un portarretratos de marco dorado.
Ikki se acercó, sentándose en la cama y observando los tres objetos, entrecerrando los ojos por la oscuridad en la que se encontraba, ya que el chico de ojos claros estaba justamente al otro lado de la habitación.
Lo miró nuevamente y suspiró ronco.
- ¿Quieres que mire algo de aquí? – el niño cabeceó afirmativamente, sin dilación – Ven aquí, no veo nada.
Aunque el chiquillo frunció el ceño por la orden del mayor, el tono de su voz no había sido agresivo, así que, tomándolo como una petición, se acercó lentamente.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que el otro pudiera contemplar los objetos sin ningún problema paró.
Ikki volcó su atención en el libro, pero no trató de alcanzarlo. Miró sus tapas, el grosor y el título, con cara de concentración. Era un relato de Stephen King, se llamaba "La Torre Oscura". Negó con la cabeza sin adivinar que pretendía el chico.
Aunque lo comprendió e cuanto sus ojos divisaron la foto enmarcada.
La tomó apresuradamente entre sus manos, abriendo los ojos lo más que pudo.
Un niño rubio de unos doce años de edad sonreía animadamente, saludándole con una mano. Llevaba una camiseta azul sin mangas y calentadores negros en los brazos. Sus cabellos prolijamente peinados enmarcaban un rostro menudo y ligeramente bronceado y sus pestañas espesas delineaban unos ojos de pupila azul. Su mirada era cálida pero un tanto inquietante.
Una mujer de apariencia amable apoyaba una mano sobre su hombro. El parecido con el chiquillo era indiscutible.
- ¿Eres tu? – preguntó en un murmullo - ¿Tu vivías aquí?
Por toda respuesta recibió una sonrisa triste y un tanto forzada.
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Elena: nOn .. ovo Pues bueno, espero sigas leyéndolo! y a ver si es cierto lo que pensabas!
NAYU: hola owo Bueno... yo creo que la respuesta es bastante obvia... Pues se llama "QUÉ?" y es mio XDU .. lo puedes encontrar en el foro "Saint Seiya Yaoi" (búscalo en google como "Saint Seiya yaoi foro", busca páginas en español, es el primer enlace. Ahí entras en la sección "Fanfics de IKKI X HYOGA" y lo buscas... no sé si andará por la segunda página del subforo o que xDU De todas formas te recomiendo que te pases por los subforos de fanfics de ese foro, por que hay muchos fics buenos (además que hay más de una escritora que publica ahí en cuanto termina de escribir... por ejemplo, este fic en ese foro ya va por el sexto capítulo y aquí apenas acabo de publicar el cuarto... es que me da weba n-nU). Si te digo que me baso en hechos reales me creerías? .. xDU gracias! Espero sigas leyendo!
Phoenix y Neko JinHiwatari: .. weno .. pues aquí está la continuación n-n y no tardaré mucho en poner un par de capítulos más! espero les guste ovo
