DISCLAIMER: Ver capítulo 1. Desde entonces las circunstancias no han cambiado XD
RATING: De momento, sigue siendo PG
DEDICATORIA: Lidia, Sara, Mane, esto va por vosotras. Por ayudarme cada vez que la musa se empeñaba en ponérmelo difícil, por esas conversaciones por MSN sin las que el día no es lo mismo y por ser como sois. ¡Os quiero, mosqueteras!
LA VIDA EN NEGRO
Capítulo 2: Vítejte v Praha
No sabe cuánto tiempo lleva dando vueltas en la cama, intentando cerrar los ojos y maldiciendo la aparente imposibilidad de que Morfeo la acoja en sus brazos. Pero hay muchos pensamientos agolpándose desordenadamente en su cabeza, tantos que ya ha aceptado que esa noche no podrá rendirse al reposo del sueño.
Finalmente, sintiendo que no podrá soportarlo mucho más tiempo, se incorpora y mira a su alrededor. Aunque la habitación está a oscuras, la tenue luz de la luna que logra escapar entre las nubes que cubren el cielo es suficiente para distinguir los contornos de los muebles. Todos enormes y oscuros; y absolutamente todos tienen grabado en su superficie el escudo de armas de la familia Malfoy. No puede evitar que una pequeña sonrisa curve sus labios durante un segundo cuando se imagina la reacción de Lucius Malfoy si descubriera que su mansión se está utilizando como cuartel general de la resistencia contra los mortífagos. La verdad es que, si hace cinco años a Ginny le hubieran contado cuál sería la situación actual, también ella se hubiera reído y hubiera tildado de loco a quien se lo hubiera dicho.
Pero nadie podía saber cómo iban a cambiar las cosas en tan solo unas horas. Y Ginny cree que, por mucho que viva y muchas cosas que le pasen, jamás podrá olvidar la manera precipitada en la que se sucedieron los acontecimientos.
No recordaba qué era lo que la había despertado. El caso era que alrededor de las cuatro de la mañana se había encontrado en el salón del número 12 de Grimmauld Place, sentada en uno de los incómodos butacones y bostezando ampliamente mientras miraba algún punto indeterminado de la pared con ganas de volverse a dormir.
En ese momento la puerta se abrió de golpe. Se volvió rápidamente para encontrarse con Draco Malfoy parado en la entrada. Sólo tardó unos instantes en reparar en su cabello desordenado, en el brillo de pánico de sus ojos grises. Y en la sangre. Tenía sangre en las manos y en las mejillas y una mancha oscura se extendía también por la parte frontal de sus ropas.
Ni siquiera se dio cuenta de que se había puesto en pie, con el corazón latiéndole a toda velocidad y sabiendo con absoluta certeza que algo iba muy mal.
Cuando Malfoy la vio allí parada, se dirigió a ella rápidamente y la cogió de un brazo, hablando en un tono de voz bajo y urgente.
- Despierta a todos, Weasley. Tenemos que irnos de aquí ahora mismo.
En cualquier otro momento se habría parado a preguntarle qué era lo que estaba pasando y de quién era la sangre de su ropa, pero en esa ocasión, tal vez convencida por la expresión de miedo de su rostro, se limitó a dar media vuelta y a subir las escaleras a toda velocidad con la intención de despertar a todo el mundo.
Los siguientes momentos eran una mezcla confusa en su mente. Recordaba a Malfoy dando unas explicaciones apresuradas. Les contó que por una especie de casualidad se había enterado de que los mortífagos habían descubierto su escondite y que no tenían mucho tiempo para huir de allí antes de que llegaran y acabaran con ellos.
También recordaba haber tocado un traslador que les alejó de allí en el preciso momento en que el infierno se desataba a su alrededor.
Sólo cuando estuvieron a salvo en la mansión Malfoy se pudo permitir hacer preguntas. Se acercó a él y le dijo en voz baja:
- Será mejor que des explicaciones, Malfoy.
Él la miró de una manera extraña durante unos segundos; luego le hizo un gesto con la cabeza y la condujo a una estancia contigua. Ginny cerró la puerta y se volvió para mirarle. Estaba apoyado en una mesa, y se frotaba los ojos con la palma de la mano. Sólo entonces Ginny se fijó en su aspecto de agotamiento. Parecía absolutamente exhausto y no le habría extrañado que se hubiera derrumbado de puro cansancio.
Dio un paso hacia delante.
- Malfoy...
- Descubrieron que nos escondíamos en Grimmauld Place – la interrumpió él, quitándose la mano de la cara y mirándola fijamente – Tras la... muerte de Dumbledore dejó de ser un lugar seguro. Y ellos han aprovechado eso.
Hablar del director de Hogwarts era aún demasiado difícil; y Ginny sintió una punzada de dolor ante la mención de su nombre. Tomó aire audiblemente; luego hizo un gesto hacia su ropa.
- ¿Cómo te has hecho eso? – preguntó, intentando que su voz sonara neutra y sin conseguirlo.
Malfoy bajó la mirada lentamente hasta fijarse en su ropa. Se mantuvo en esa posición durante mucho tiempo, tanto que Ginny ya pensaba que no le iba a contestar, cuando le oyó decir:
- No es mi sangre.
La forma en la que dijo esas palabras hizo que algo se removiera en su interior. Se movió, inquieta y dio otro paso más hacia él.
- Malfoy...
Él alzó la cabeza y la miró. Fijamente, sin parpadear ni una sola vez. Y de repente, en un doloroso momento de lucidez, Ginny entendió. Sintiendo que se iba a desmayar, apoyó una temblorosa mano en la mesa y se llevó la otra a la boca, ahogando un sollozo.
- Colin... – dijo en un tono de voz estrangulado, sin creerse lo que estaba diciendo. No se dio cuenta de que estaba llorando hasta que sintió las lágrimas que recorrían sus mejillas. Hizo un esfuerzo supremo de voluntad y preguntó, con la voz ahogada -: ¿Quién ha sido?
Malfoy no habló. Su rostro se contrajo en un gesto de agonía y la miró con algo parecido a la desesperación en sus ojos grises. Intentó decir algo, pero las palabras no parecían poder salir de su garganta, así que cerró la boca y desistió, agachando la cabeza.
No podía ser. Ginny le miró, totalmente incrédula, mientras una loca idea empezaba a abrirse paso en su mente. Era imposible.
Pero la culpabilidad emanaba de Draco como el vapor del agua caliente. La estupefacción hizo que se quedara inmóvil durante unos segundos, pero cuando comprendió, cuando aceptó lo que había sucedido, un grito de rabia nació en lo más profundo de su garganta y se lanzó hacia delante, con tal fuerza que le derribó y los dos acabaron en el suelo.
A partir de ahí, todo estaba borroso. Recordaba haberle golpeado, y haberle gritado hasta que se quedó sin voz. Recordaba que alguien, probablemente Harry, había entrado en la estancia y al ver aquello le había apartado de él.
Pero, sobre todo, recordaba el dolor. Un dolor intenso, incesante, enloquecedor.
Definitivamente, los traicioneros pensamientos que se empeñan en colarse en su cabeza en los momentos más inoportunos no la van a dejar descansar.
Dando por imposible, de momento, la idea de dormir, se levanta de la cama, sintiendo un escalofrío ante el contacto de sus pies con el frío suelo de piedra. Recoge una manta y se envuelve en ella, agradeciendo el tibio calor que le proporciona y, sin molestarse en buscar unos calcetines o unos zapatos, sale al pasillo.
En este lado de la mansión, la oscuridad es absoluta, aunque Ginny ya se conoce de memoria los laberínticos corredores y no necesita una luz para orientarse.
Llega a un cruce y, sin dudarlo un momento, gira a la izquierda. En la habitación del fondo se puede ver una luz titilante, y se para un momento, jugando con la idea de volver a su cuarto pero, finalmente, decidiendo que eso será inútil ya que no parece que vaya a poder descansar, decide seguir.
La enorme biblioteca está únicamente iluminada por el pequeño fuego que arde en la chimenea. Se para un momento en la puerta, esperando a que sus ojos se acostumbren a la tenue luz, y entonces le ve. Está sentado en el sillón más cercano a la chimenea, con la vista clavada en las danzantes llamas, y juguetea con un vaso vacío en su mano derecha.
El que él esté allí es lo único que puede convencerla para que regrese a su habitación y se da media vuelta silenciosamente, pero calcula mal y su pie derecho golpea dolorosamente el marco de la puerta, haciendo que Malfoy se dé la vuelta rápidamente cuando ella suelta una maldición y se agacha para masajear suavemente el magullado dedo.
Durante unos instantes el único sonido que se escucha es el crepitar de la llamas en la chimenea, hasta que, finalmente, Malfoy deposita la copa en la mesa que hay junto a él y dice:
- Pensé que era el único que sufría de insomnio.
Recordando lo que ha pasado por su mente los instantes antes de levantarse, Ginny piensa seriamente que lo mejor sería irse de allí. Pero lo último que quiere es que Malfoy piense que está asustada de él, así que se yergue y entra en la estancia, envolviéndose en su manta.
- Es una propiedad que tiene esta casa – murmura, dejándose caer en uno de los cómodos sillones, lo más cerca posible del fuego y lo más lejos posible de él. Por la expresión de su rostro, debe haberse dado cuenta, pero no dice nada.
Se vuelve a instalar un pesado silencio entre ellos. Ginny no puede evitar un gesto de asombro cuando él se levanta de su sitio y se va a sentar a su lado.
- Ya que estás aquí, creo que estaría bien que habláramos – dice finalmente, con un brillo de firmeza en sus ojos.
- Creo que no tenemos nada de que hablar, Malfoy – replica ella, sintiendo enormemente que el sueño y el cansancio acumulado hagan sonar su voz mucho más débil de lo que le hubiera gustado.
Él alza una ceja y la mira.
- Pues yo creo que sí. Si no recuerdo mal, creo que hace poco que Potter nos ha asignado la misión de ir a la adorable y fría Praga a pasar unos días haciéndonos compañía. Ya que la situación no tiene remedio y ya que no vamos a poder hacer nada por cambiarla, visto que nuestra opinión parece no contar, creo que no estaría de más que intentáramos poner algunas cosas en claro.
- Si te preocupa mi comportamiento contigo – empieza a decir Ginny – sólo tengo que decirte que estés tranquilo. No pienso arriesgar todo nuestro trabajo por culpa de mis sentimientos personales hacia ti. Hay demasiado en juego.
Malfoy se echa hacia atrás y apoya la cabeza en el respaldo, cerrando los ojos un instante.
- Bien, vamos avanzando. Ya estamos de acuerdo en algo – vuelve a abrir los ojos y gira la cabeza ligeramente, para mirarla de frente – Mira, Weasley, Milos Yadlick es un tipo muy, muy peligroso. Si aprecia el más ligero desacuerdo entre nosotros, o si llega a dudar alguna vez de nuestro cometido allí, acabará con nosotros sin dudarlo ni un segundo. Nos marchamos mañana por la tarde, y estaría bien ponernos de acuerdo en ciertos puntos, para intentar volver a Inglaterra de una pieza.
Ginny suspira. Se frota los ojos con una mano, sintiéndose infinitamente cansada, y por primera vez desde que ha entrado en la biblioteca, le mira.
- Bien, de acuerdo. Ya que no tenemos otra opción, intentemos hacerlo bien. Por lo que estás diciendo, ya debes haber tenido el gusto de conocer a Yadlick. No estaría de más que me dijeras lo que debo saber sobre él.
Malfoy enarca las cejas, un poco sorprendido ante ese súbito civismo, y decide aprovechar el momento.
- Veamos... – frunce el ceño pensativamente, tratando de hacer memoria – Conocí a Yadlick hace unos siete años, en uno de sus pocos viajes fuera de Centroeuropa. Me lo presentó mi padre, que le tenía en gran estima porque le consideraba el vivo ejemplo de lo que debería ser un buen mortífago – a Ginny no le pasó inadvertida la expresión de frío desdén que cruzó por sus ojos grises – Es calculador, frío, insensible y muy inteligente. Hay que apartarse de su camino cuando está metido en algo, porque no duda en hacer cualquier cosa para conseguir sus fines. También es desconfiado a más no poder, por eso será absolutamente necesario que le convenzamos de nuestras intenciones y que no dude en ningún momento de nosotros. Sino, lo más probable es que nos envíe de vuelta en una bonita caja de zapatos.
Se queda en silencio, tratando de reordenar sus ideas. Se mueve un poco en el sofá, tratando de acomodarse mejor, y en ese momento Ginny se fija en su brazo izquierdo. Bajo el borde de la camisa arremangada hasta el codo y en claro contraste con su pálida piel, se aprecia claramente la Marca Tenebrosa. No puede evitar que un escalofrío la recorra y Malfoy, percibiendo el leve movimiento, dirige la mirada al mismo punto donde ella tiene clavados sus ojos.
Durante unos instantes no dice nada. Finalmente, tras lo que parece una eternidad, levanta la cabeza y la mira.
- Tendrás que hacértela tú también – dice en un tono de voz suave, que no cuadra para nada con la manera en que se dirige a ella normalmente. Ginny pega un respingo y le interroga con la mirada – Un hechizo de simulación no servirá. Yadlick se daría cuenta.
- Genial – murmura ella, hundiéndose más profundamente en el sofá y maldiciendo el día en que a Harry se le ocurrió semejante idea – Siempre quise un tatuaje.
Las cejas de Malfoy se elevan hasta el infinito y la mira con una expresión escéptica en el rostro.
- Por si no has sido capaz de deducirlo, era una ironía – se adelanta Ginny antes de que a él le dé tiempo de hablar.
- ¿Sabes? Ésa es, precisamente, la actitud que nos perderá – dice simplemente – Deberías cambiar eso.
- Perdona si me cuesta – replica ella con un evidente malhumor – Pero creo que tiene cierta lógica que esta situación me resulte infinitamente desagradable. De todos modos, no te preocupes. Cuando estemos en Praga parecerá que llevamos siendo amigos toda la vida.
- No necesitamos parecer amigos de toda la vida – murmura Malfoy, masajeándose las sienes – Basta con que no nos comportemos como lo hacemos normalmente.
- Esto es una idea terrible – suspira Ginny, cerrando los ojos y recostándose en el sofá, bostezando ampliamente – Harry debe estar enfermo.
Casi puede ver la expresión irónica de Malfoy cuando dice:
- Vaya, después de todo, quizá esto sí que tenga futuro. Es el segundo punto en el que estamos de acuerdo.
Ginny sonríe apenas, soñolienta, y pregunta:
- ¿Qué más necesito saber?
Los labios de Malfoy se curvan en una media sonrisa y, acomodándose lo mejor posible en su lado del sofá, dice:
- Espero que no tengas mucho sueño.
Cuando abre los ojos la habitación está inundada de luz. Parpadea varias veces, intentando acostumbrarse a la intensa claridad, y se incorpora, sintiéndose más descansada de lo que ha estado en días.
Recuerda que serían casi las cinco de la mañana cuando se acostó, después de una interesante conversación de casi tres horas con Malfoy, hecho que, en sí mismo, era digno de mención, y que había servido para comprobar que, cuando ambos estaban dispuestos, eran perfectamente capaces de comportarse con una relativa normalidad.
Después de unos minutos más de remolonear en la cama, se levanta y se da una ducha rápida tras la cual, sintiéndose como nueva, sale de su habitación en dirección a la cocina.
Harry está sentado ante la mesa, leyendo con interés la portada de El Profeta, y levanta la vista al oírla entrar.
- Buenos días – dice con una sonrisa – ¡Vaya horas de levantarse!
- Bueno, no es tan tarde – replica ella, moviéndose por la cocina en busca de algo comestible para desayunar.
- Ginny, son las doce.
Se vuelve al oírle y se encuentra con que la está contemplando con una expresión entre curiosa y divertida.
- ¿En serio? Vaya, eso es interesante. Creo que la última vez que me levanté a esta hora fue… - se mordió un labio, pensativa – en el verano después de nuestro séptimo año. Ya ni me acordaba lo que era dormir hasta mediodía.
- ¿Tardaste mucho en dormirte?
- Más o menos – echó un poco de café en un vaso y abrió uno de los armarios en busca de tostadas – Eran casi las cinco cuando me acosté.
- ¿Y qué estuviste haciendo hasta esa hora? – pregunta Harry, asombrado, contemplándola con fijeza por encima de su periódico.
- Hablando con Malfoy – responde ella en tono neutro, ignorando a propósito la expresión de sorpresa del rostro de Harry.
- ¿Ah, sí? – pregunta su amigo, fingiendo un desinterés total, lo que le da a entender a Ginny que le encantaría saber más.
- Sí. Aunque te parezca mentira, también sé ser civilizada cuando la situación lo requiere – da un sorbo a su café y, haciendo un gesto de asco, arroja el resto al fregadero - ¿Se puede saber quién diablos ha hecho esto?
- Fred. ¿Y de qué hablasteis?
Ginny enarca las cejas y le mira con expresión de censura.
- De las cosas que yo necesitaba saber para que podamos regresar de Praga sanos y salvos – se vuelve y deja el vaso en la encimera, dando por imposible tomarse un desayuno decente – Espero que esto funcione, Harry.
- Funcionará – le asegura, dejando El Profeta sobre la mesa y levantándose para acercarse a ella – Mira, Gin, te repito lo que dije ayer: tú y Malfoy sois los mejores. No creo que haya nadie más preparado que vosotros para esto. Si hubiera pensado que no había posibilidades de que esto saliera adelante, no os habría puesto juntos, aunque tú quieras pensar lo contrario. Jamás arriesgaría la vida de nadie sólo por cabezonería.
Ginny suspira y se apoya en la encimera, cruzando los brazos sobre el pecho y levantando la mirada para clavarla en sus ojos verdes.
- Me alegro de escuchar eso, Harry… Pero sigo pensando que es un error. Sólo espero que nuestras "diferencias", como tú las llamaste ayer, no sean lo suficientemente importantes como para que seamos devueltos en una caja de zapatos.
Él enarca las cejas.
- Qué gráfico.
- Cortesía de Malfoy. Por cierto… - añade, recordando algo de la conversación nocturna – me ha dicho que tendré que hacerme la Marca Tenebrosa.
Harry se mueve, incómodo, y se pasa una mano por el pelo, sintiéndose claramente a disgusto.
- Me temo que así es. Lo siento, Ginny, no queda otro remedio. Cuando vuelvas de Praga, puedes usar un encantamiento que la oculte; así no la verá nadie.
- Pero yo sabré que está ahí – replica ella suavemente.
Harry se encoge de hombros y le dedica una pequeña sonrisa de ánimo.
- Lo sabrás. Pero puedes elegir olvidarlo.
Ginny sabe que Hermione está preocupada. Sus gestos, sus movimientos, su expresión, e incluso la desacostumbrada velocidad con la que habla lo indican. Parece incapaz de quedarse quieta, se levanta una y otra vez y cambia las cosas de sitio, hasta el punto de agotarla sólo de verla.
- Hermione - dice finalmente, exasperada, cuando su amiga se levanta por tercera vez a comprobar si ya tiene todo preparado para su viaje a Praga - ¿Te importaría parar quieta un minuto, por favor? Me vas a volver loca.
Su amiga se da media vuelta y la mira, con una expresión culpable en el rostro.
- Lo siento - dice finalmente, con un suspiro, volviéndose a sentar junto a ella en la cama - Es sólo que… - Se calla y se muerde un labio, pensativa - No estoy muy segura de que esto sea una buena idea, Ginny. Cuando tú y Malfoy estéis en Praga, será prácticamente imposible que contactéis con nosotros. Si algo fuera mal, os veréis obligados a depender el uno del otro, y, sinceramente, en vuestra situación ése no es un pensamiento reconfortante.
- A quién se lo vas a decir - murmura Ginny, intentando devolver a un rincón oscuro las dudas que ha albergado desde que Harry le comunicó el plan, que han vuelto a resurgir con las palabras de Hermione - Ya no hay solución, pero te prometo que intentaremos que todo vaya bien para que no tengas que preocuparte, ¿de acuerdo? Además, Malfoy y yo nos hemos empezado a entrenar y anoche tuvimos la primera conversación civilizada desde que nos conocemos.
- ¿En serio? - Hermione arquea una ceja, en un gesto de sorpresa - Bien… no sabes cuánto me alegro de oír eso.
- Vamos, tranquila - dice Ginny, abrazándola en un impulso - Estaré bien.
- Eso espero - replica Hermione, devolviéndole rápidamente el abrazo y levantándose - Bueno, ahora tengo que irme. Yo también tengo cosas que preparar para el viaje.
Y dirigiéndole una última mirada de ánimo, sale de la habitación.
Pocos minutos después Ginny se encuentra en el enorme salón, cómodamente tumbada en uno de los amplios sofás mientras espera que Harry y Malfoy aparezcan para discutir los últimos detalles antes de su partida.
Enreda un mechón de cabello pelirrojo en su dedo índice y juguetea con él, pensativa, con la mirada fija en el alto techo. De todas las estancias ésta es, sin duda, la que más le gusta. Le gustan los altos ventanales, que dejan pasar la luz a raudales. Le gustan los bellos tapices y los cuadros, auténticas obras de arte de diversas épocas históricas. Le gusta el hermoso piano, situado en el otro extremo de la habitación, y que rara vez ha oído tocar. Le gusta la lámpara de araña, las alfombras de intrincados diseños, los muebles de estilo señorial.
La habitación es como un mundo aparte dentro de mansión y es como si la hubiera decorado una persona diferente al resto de la casa. Le gusta estar allí, es un lugar tranquilo y relajante. Puede pasarse horas tumbada en el suelo frente a la chimenea, o sentada en la banqueta del piano pasando los dedos por las blancas teclas, imaginándose a sí misma siendo capaz de arrancarles una melodía.
El ruido de la puerta al abrirse interrumpe sus pensamientos. Se levanta del sillón y se acerca a Harry y a Malfoy, que acaban de entrar sumidos en un inusitado silencio, y la esperan de pie junto a la entrada.
- ¿Bien? – pregunta cuando llega hasta ellos - ¿Algún cambio?
Harry niega con la cabeza y se apoya en la pared, metiendo las manos en los bolsillos.
- Todo sigue según los planes. Nuestro contacto en Praga ya os está esperando y os informará de todo lo que necesitéis saber cuando lleguéis. Os ha conseguido un alojamiento y ha dispuesto una vía de escape que sólo utilizaréis en caso de emergencia.
- ¿Quién es nuestro contacto? – pregunta Malfoy, con un brillo interrogante en los ojos.
- Ivana.
La respuesta de Harry, que a Ginny se le antoja demasiado concisa y nada explicativa, parece satisfacer a Malfoy, que asiente con una expresión de alivio claramente grabada en el rostro.
- No lo olvidéis, cualquier problema que tengáis, consultádselo a ella. Si necesitáis comunicar con nosotros por algún motivo extremadamente urgente, Ivana se encargará. No nos podemos arriesgar a otra cosa – mira su reloj y rápidamente vuelve la vista a ellos – Tengo que irme ahora. Salís en tres horas, aseguraos de tenerlo todo preparado – mira de soslayo a Malfoy mientras dice eso – Luego os veo.
Da media vuelta y sale a toda prisa, dejándoles sumidos en un incómodo silencio.
- Bueno – dice Malfoy finalmente, sacando la varita del bolsillo de su túnica y volviéndose hacia ella – Creo que debes remangarte.
Ginny se sobresalta y no puede evitar que su mano tiemble imperceptiblemente cuando levanta la manga del jersey que lleva puesto y vuelve el brazo, dejando la palma de la mano hacia arriba. Él la contempla unos instantes y, finalmente, pone su mano izquierda bajo el codo de Ginny, sosteniéndole el brazo con firmeza.
- Probablemente te duela – le advierte, mientras acerca la varita. Ginny asiente sin decir nada y casi sin darse cuenta cierra los ojos, cuando siente la punta de la varita de Malfoy tocando su piel.
El dolor es intenso e inmediato. Aprieta los puños con fuerza y jadea, cayendo al suelo de rodillas sin emitir ningún sonido cuando repentinamente sus piernas parecen incapaces de sostener su peso. Su frente se perla de un sudor frío y se le revuelve el estómago; y durante unos segundos eternos el mundo gira a demasiada velocidad como para que sus cansados ojos puedan seguirlo.
Y, de repente, todo termina. Se encuentra en el suelo del salón, respirando como si acabara de correr una maratón. Le duele todo el cuerpo y durante unos momentos duda seriamente de que sea capaz de volver a ponerse en pie. Sólo entonces se da cuenta de que Malfoy también está arrodillado en el suelo, junto a ella, y mirándola con lo más parecido a la preocupación que Ginny ha visto en su expresión alguna vez. Sintiéndose demasiado débil para discutir, acepta el brazo extendido que él le ofrece y se levanta, teniendo que apoyarse en la mesa porque la fuerza de la gravedad parece ser demasiado fuerte para poder vencerla.
Cierra los ojos un instante, tratando de recuperar su respiración habitual, cuando oye a Malfoy moverse muy cerca de ella.
- Nadie debería tener que pasar por esto – le escucha murmurar. Inmediatamente le siente tirando hacia abajo del borde de la manga de su camisa y abre los ojos, demasiado sorprendida para decir nada.
Sus miradas se cruzan y, finalmente, Malfoy guarda la varita en el bolsillo y da un par de pasos hacia atrás.
- Iré a por tus cosas. Túmbate un rato, tienes que estar en plena forma.
Se vuelve y sale del salón, dejándola allí de pie, con la palabra en la boca y la sensación de que las cosas van a ser mucho más difíciles de lo que parecen.
El silencio es sepulcral en el vestíbulo de entrada cuando Harry se acerca a ellos llevando en la mano algo que Ginny reconoce como un viejo gorro de lana que recuerda haberle visto a su padre alguna vez. Alza las cejas, preguntando a su amigo con la mirada.
- Es un traslador – explica él, depositándolo en una mesa y diciendo "Portus" en voz baja – Os llevará directamente a casa de Ivana, con la que tendréis que hablar antes de hacer nada. Recordad: nada de intentar comunicaros con nosotros si no es total y absolutamente necesario. Y sobre todo, tened mucho cuidado. No será fácil.
Ginny siente que Malfoy, a su lado, asiente, y se obliga a sí misma a esbozar una pequeña sonrisa.
- Entonces, esto es todo. Preparaos, quedan unos segundos.
Ginny se agacha para agarrar con fuerza su baúl, y se asegura de que tiene todo, antes de acercarse a la mesa donde Harry ha depositado el gorro y poner un dedo sobre él. Malfoy hace lo mismo unos instantes después y ambos se vuelven ligeramente de lado, para mirar a Harry, que tiene los ojos fijos en su reloj.
- Cuatro… tres… dos… uno.
Ginny siente el familiar tirón en el estómago y cierra los ojos con fuerza. Segundos después la extraña sensación de movimiento cesa de repente y ella cae al suelo, no estando en absoluto preparada para ello.
Frotándose las magulladas rodillas, se pone en pie y sacude el polvo que se ha pegado a su túnica, mirando a Malfoy con expresión interrogante.
- Vítejte v Praha – dice con una media sonrisa, sacando su varita del bolsillo del pantalón – Bienvenida a Praga.
NOTAS:
Según un diccionario online que he encontrado, Vítejte v Praha significa precisamente "bienvenido a Praga". Tendré que fiarme de esa traducción, porque la verdad es que yo de checo…
Y bueno… miles, millones de gracias por vuestros reviews. ¡No sabéis la ilusión que me hicieron! Ellos fueron los que me impulsaron a escribir tan relativamente rápido este capítulo, no sé si los siguientes estarán tan pronto como éste.
ROHERMIONE: Jeje. ¡Mi primer review! Gracias por comentar, en serio. Y bueno, no sé si la explicación de la muerte de Colin te basta; de todos modos, más adelante se sabrá más. ¡Gracias otra vez!
Anasazi: ¡Mi querida A! Qué emocionante leerte por aquí . Pues nada, aquí tienes el nuevo capítulo. George no estaba presente en la reunión porque es una persona ocupada y también tiene mucho que hacer para la Orden. Ya te enterarás más adelante del tema de las promesas; es un detalle importante, pero no trascendental para la trama. Draco & Ginny… ¿A que quedan bien juntos? ::sighs:: La verdad es que Draco queda mejor conmigo, pero bueno. A falta de pan… XD
autista: ¡Una paisana del foro de la Pareja! ¿Qué nick usas allí? Jeje. Bueno, me alegro mucho de que te haya gustado, y ya ves, ¡apenas he tardado!
Lenne: Jeje. ¡Ya verás! Eso es de lo más importante, pero todo a su tiempo.
S. Lily Potter: ¡Me encantó tu minicuestionario! Ya te respondí a lo del prometido de Ginny y a la ausencia de George… ¡pero para lo demás tendrás que esperar! No puedo contarte todo eso XD
Mane Black: ¡Hola, mosquetera! ¡No sabes qué feliz me hace que te haya gustado! Más cumplido todavía si encima no eres una gran fan del D/G (lo serás… créeme, yo empecé como tú :p) Encantadísima de que te guste, ¡espero seguir leyéndote por aquí!
Y también muchísimas gracias a solamente yo, lilimalfoy, Yose- Malfoy-Felton, Sthefany Weasley, Gin. W Black, Darame, eire, andromeda black y Luciana. ¡Espero que también os haya gustado este capítulo!
