Bien, ya antes había anunciado que traería mis viejos fics de regreso a FFnet. Ahora le tocó el turno a Pequeños Magos, un fic concevido como un crossover donde chocan los mundos de Hogwarts y el de la pandilla de la PS 118.
Esta travesura mia había visto la luz hace más o menos un año y creo que les gustó a muchos (Bien, al menos eso creo:). Sin embargo (Y ya lo mencioné en otro de mis fics) un día alguien me denunció, al parecer por escribirla en script y este fic desapareció del aire más rápido que con la varita de Harry. Por eso he tenido que modificar muchas cosas en ella, comenzando por la narración y las ideas de dar cierta interactividad entre los personajes y los lectores (Sorry fans del correo de Phoebe, aunque quien màs lo lamenta soy yo Xx). Pero muy a pesar de eso la escencia se mantendrá: La pandillita a los 11 años lista para soltarse en los laberintos de Hogwarts y Helga tratando de conquistar a Arnold en este mundo de hechizos y magia.
Atendiendo a las inquietudes de mis amigas Sarahí y Crazy: La historia es post-Harry Potter, en otras palabras, desarrollada en Hogwarts luego del egreso de Harry y sus amigos, por lo que en un primer momento ellos no formarán parte de este fic, pero sí es posible que hagan una corta incursión en los capítulos finales.
Harry Potter y todos sus personajes y características son propiedad de J. K. Rowling y Warner Bros. Hey Arnold, sus personajes y características son de propiedad de Craig Bartlett y Viacom. Yo sólo los profano descaradamente (Mr. Orange, un servidor suyo).
Para mi amigo Megawacky Max, cómplice en la afición por HA! y HP.
Arnold quería saber como rayos había llegado hasta semejante situación. El viento le desordenaba el rubio cabello ya desordenado de por sí. Delante suyo estaba su amigo Gerald.
"Gerald ¿Qué es lo que pasa?" Le preguntaba el rubio "¿Qué sucede¿Y qué hacemos con estas ropas?"
Eso era una de las cosas que lo inquietaban en ese momento: Las ropas. No eran las que ellos usaban siempre. Vestían una especie de uniforme escolar gris y una túnica sobre aquel uniforme. Pero eso no debería haberlo inquietado tanto como el vehículo que estaba compartiendo con Gerald.
"No te muevas tanto, Arnold. Esta escoba no es para dos y hay mucha corriente". Le recomendaba Gerald.
Arnold se sobresaltó ante el descubrimiento.
"¿Corriente¿Escoba?"
"¡Cuidado¡Agárrate fuerte, Arnold!"
Y una turbulencia sacudió la escoba. Arnold salió proyectada de ella por los aires. Gerald desapareció de su vista mientras Arnold caía en medio de tinieblas. Una risa loca se escuchaba cerca.
"¿Qué pasa, Cabeza de Balón¿No sabes para qué tenemos las escobas? Ja. Ja".
"¿No me vas a ayudar, Helga?"
"¿Yo a ti, cabezota?"
Arnold gritó desesperado a Helga.
"¡Caigo!"
Helga estaba muy tranquila:
"Vaya que si eres cursi, zopenco".
La rubia sacó su varita mágica. Pronunció un hechizo.
"¡Nimbo comodus!"
Y a su voz una cama formada de nubes se reúnió debajo de Arnold.
"Hey Helga" Le sonrió Arnold encantado "Muchas gracias".
"No me lo agradezcas mucho, Arnoldo. Recuerda que te odio".
Arnold se estremeció.
"¿Qué quieres decir?"
Y sus peores temores se cumplieron en el instante en que Helga movió su varita mágica: La nube tomó la forma de un aro y él estaba justo en el agujero. Su voz aterrada llamándola y cayendo libre causaba risa a Helga
"Je, je. Es divertido esto de la magia ¿No Phebes?"
Phoebe llegó al sitio montada en otra escoba. No era la única. Cerca estaban también Sid, Stinky, Rhonda, Lila y Harold volando en escobas. Phoebe se veía muy preocupada al ver lo que le sucedía a Arnold.
"Uph¿No crees que has sido un poco cruel, Helga?"
"¿Cruel yo¡Por favor! Si él sabe muy bien que para no romperse el cuello tiene que hacer algo muy sencillo".
Phoebe esbozó una tímida sonrisa al entender todo.
"¿Te refieres a...?"
"Exacto, chica lista" Le recordó Helga "¡Hey Arnoldo¿Qué tal si abres los ojos de una buena vez?"
"¿Abrir los ojos?
Arnold parecía no comprender el consejo de Helga. Pero a la vez parecía algo tan evidente. Entonces apareció a su lado Rhonda en una escoba. Se veía muy tranquila y despreocupada mientras se maquillaba con una polvera dorada cuando le dijo:
"Oui, mon cher. "Abrir los ojos". Un eufemismo por decir "Despiértate de una vez".
Arnold entonces se dejó caer con tranquilidad. Apretó los ojos cvon fuerza mientras extendía los brazos en cruz. Ahora todo estaba claro. Claro como el ascento hispano de Penelope Cruz que repetía una y otra vez el consejo de Helga:
"Abre los ojos, abre los ojos".
Y Arnold se despiertó de un sobresalto. Se sientía inquieto, con la pulsación acelerada. Palpaba la cama. Quería comprobar donde está.
"Uff, vaya sueño...Pero parecía tan real" Decía mientras recuperaba la conciencia.
Se levantó y caminó por la habitación rumbo a la ventana junto a la escalera de incendios. Había recuperado la calma. Ahora el sueño le resultaba divertido.
"¡Escobas voladoras¡Que locura! Ja, ja. Sería divertido si...¡Ayyyyyyyyyy!"
Y el sobresalto de Arnold fue compartido por un gato que estaba en la escalera y que le propinó un buen susto.
"¿De dónde salió eso?"
Y el gato se fue corriendo entre las escalera. Phil entró al cuarto de su nieto.
"¿Qué es lo que sucede hombre pequeño?"
"Nada abuelo. Tuve un mal sueño y luego me asusta un gato callejero".
"¿Otra vez leyendo relatos de miedo hasta muy tarde? Ya vez lo que pasa. Luego tienes pesadillas".
"No fue exactamente una pesadilla, abuelo. Fue algo más bien raro. Caía de una escoba voladora. Y Helga hacía magia..."
Phil se sientió un poco asustado pero trató de disimular.
"¿Escoba voladora¿Soñaste eso?"
"Si, un poco absurdo. También estaba el resto de la pandilla. Que raro ¿no¿Te sucede algo, abuelo?"
"No, nada. Vaya que tienes buenos argumentos para tus sueños ¿No quieres escribirme uno para mi? Es sólo una broma".
Entonces se oyeron gritos en el pasillo. Era la abuela
"¡Yo quiero una escoba¡Hay luna llena!"
Y entró a la habitación con traje de bruja y cabalgando una escoba. Phil se sientió desconcertado.
"¡Pucky, cámbiate de inmediato y vuelve a la cama! Y trae para acá esa escoba...
"¡Cállense o los callo a escobazos!" Reclamó Ernie. A él se unió la protesta de Hywnk.
"Sí. Algunos trabajamos aquí y necesitamos dormir".
"Ya cállense todos" Les gritó Phil. Hywnk lloriqueaba.
"¡Yo trabajo¡Yo trabajo!" Decía.
"Cierra la bocota, Hywnk" Le advertía Ernie.
"¡Que yo trabajo!"
"¡Cielos, que irritables están todos!" Decía Arnold mientras deciadia volver a la cama.
Iba a cerrar la ventana cuando de nuevo vió al impertérrito gato.
"Mira todos lo problemas que nos causas, amiguito. Ahora se la pasarán gritando toda la madrugada".
El gato no le hizo caso. Lo miró con frialdad antes de volver a desaparecer entre los metálicos peldaños de la escalera de incendios. Arnold se fue a la cama. Escucharía el intercambio de gritos de los abuelos con los vecinos por un rato más antes de volver a conciliar el sueño.
Sus sueños sin embargo tendrían un curioso guardián en la calle del frente, justo donde Helga solía saltar la soga. Si alguien pudiera verlo parecería que esperara por lago o por alguien. Entonces sucedió un curioso fenómeno que al gato no inquietó en absoluto: Las luces de la calle se apagan por completo. Al cabo de un rato se encienden de nuevo, todas accionadas cuando un extraño anciano levanta su brazo derecho. Tenía la nariz jorobada, usa lentes de media luna, la barba muy larga y vestía una túnica y gorro en punta. El extravagante anciano se dirigió al gato. Era nada menos que el Dierector Dumbledore:
"Creo que nuestra misión está casi completa, Minerva ¿Qué pudiste observar en la casa de huéspedes?"
Y el gato se transformó en una mujer mayor de aspecto imponente: La profesora Minerva McGonagall.
"La he visto pero apenas pude reconocerla, Albus. ¿Por qué no está en San Mungo o en algún otro centro que sea adecuado para alguien como ella?"
"Lo sugerí, pero prometí respetar la voluntad de Phil. Felizmente nunca ha protagonizado incidentes de ningún tipo. Creo que está bien cuidada, al menos nunca hemos tenido quejas del Ministerio".
"Es triste" Se lamentó McGonagall "Una bruja tan célebre que acabe de esa forma. Tenían un hijo ¿No manifestó ningún poder?"
"En absoluto, Minerva. Parece que saltó una generación".
"¡El muchacho!" Dijo languidamente McGonagall mientras no despegaba sus redondos ojos de aquella ventana ya sin luz.
"El muchacho es fuerte en magia aunque también tiene talentos muy destacados para ser un muggle ordinario". Contaba Dumbledore. "El aún desconoce sus verdaderos poderes ¿Un caramelo de limón?.
"No gracias, Albus. Prefiero el chocolate con moca".
Y McGonagall se sirvió un chocolate que guardaba en el bolsillo. Albus Dumbledore sonrió:
"Veo que tú también tienes debilidad por los dulces muggle".
"Sólo es que me gusta el chocolate, sea muggle o no ¿Qué te parece la niña de la casa azul?" Desvió el tema McGonagall.
"Realmente encantadora" Le dijo Dumbledore asombrado, quizá algo sarcático pero gratamente impresionado "Creo que tiene todo para ser una gran bruja".
Minerva McGonagall estaba inquieta. Malos recuerdos le vinieron a la mente.
"No recuerdo familia peor desde los Dursley ¡Pobre niña!"
"Creo que exageras un poco, Minerva".
Dumbledore miró al cielo.
"Mañana podremos dar aviso. Enviaremos las lechuzas y espero que los padres entiendan. Particularmente Phil".
"¿Te preocupas por Phil?" Le reclamó McGonagall "Yo me preocupo por el sujeto loco que vende esos aparatos de comunicación muggle, el padre de la niña".
"Tranquila, Minerva, ya he previsto eso".
Y los dos extraños visitantes caminaron hacia un callejón donde había un zapato tirado. Se dirigieron al zapato y este los adsorbió. En unos momentos el transportador los llevó de regreso sanos y salvos hacia Hogwarts.
