Yo pienso que,

no son tan inútiles las noches que te di.
Te marchas¿y qué?

Yo no intento discutírtelo, lo sabes y lo sé.
Al menos quédate sólo esta noche,
prometo no tocarte, estás segura.

-¡Sí, seguro!- se mofó. Muy bien sabía que Hermione solo había tenido una sola cita en su vida; con Viktor Krum. –Sabes muy bien, Granger, que yo soy el único que se fija en ti.-

"¿Cómo puede ser tan imbécil?". Si no hubiese sido todo un plan, Hermione se hubiese abalanzado sobre él, cayéndole a golpes.

Draco estaba preocupado; esta noche iba a ser perfecta… Pero estaba saliendo de otra manera. "¿Por qué me afecta tanto? Si después de todo yo terminaría con ella igual".

-Creo que te equivocas, Malfoy.- respondió la chica. –No eres el único… Todo lo contrario. Además, como que ya me aburrí de ti. La monotonía fastidia¿no crees?.-

Se sentía afligida. A pesar de que le había dicho esto, no lo miraba a los ojos. Sabía que si lo hacía, no podría mentirle. Sus ojos desnudaban cada centímetro del cuerpo de ella haciéndola vulnerable ante tal hombre.

Sentía una opresión en el pecho. "¿Acaso todo terminará así¿Tan frío?". No entendía por qué, pero sentía que sus grisáceos ojos comenzaban a nublarse. Pero no, no iba a aceptar un final tan repentino, siendo que él tenía que marcarla aún. Marcarla para siempre. No iba a ser el único que quedaría con el recuerdo. No aceptaría eso.

Miró los ojos de la chica un instante, y no lo dudó más. Aquellos ojos marrones ardían de deseo y pasión, al igual que los suyos. Si bien sus palabras no lo denotaban, la conocía demasiado como saber que así era. Era muy previsible, era muy hermosa, era perfecta.

La tomó entre sus brazos, dispuesto a llevársela a la fuerza si fuese necesario.

Hermione estaba en la disyuntiva; quería irse con él, pero su orgullo seguía lastimado. Y sabía que si aceptaba pasar la última noche con Draco, sería ella la que sufriría. No él, ni Pansy. Ella

Comenzó a forcejear, mientras el rubicundo hacía lo mismo para no soltarla.

-¡Suéltame, Malfoy!- "Llévame, llévame contigo"

-¡Olvídalo, no serás tú la que termine esto¡No¡Yo decidiré cuando, no tú!- "No puedo soltarte. No puedo…"

Después de luchar un rato, Draco meditó, y finalmente decidió soltarla. Tampoco se iba a aprovechar de ella si no quería pasar una noche más junto a él.

-¡Está bien, Granger!- vociferó. -¡Tú te lo pierdes¡Pero después no vengas a pedirme que te bese, te toque y te haga el amor!-

Hermione lo miró extrañada. "¿El amor?" Rió sonoramente y lo miró fingiendo incredulidad.

-Malfoy, Malfoy…- suspiró fingiendo supremacía y aburrimiento. – Tú mismo me lo dijiste… "Nosotros tuvimos sexo…".-

El Slytherin lo recordó. Él mismo se lo había dicho, y ahora, él mismo se estaba contrariando. "¿Qué demonios me sucede?"

Tal vez es que me voy sintiendo solo.
Porque conozco esa sonrisa tan definitiva,
tú sonrisa que a mí mismo,

me abrió tu paraíso.

Se dice que,

con cada hombre hay una como tú.
Pero mi sitio, luego,

lo ocuparás con alguno.
Igual que yo, mejor, lo dudo.

-Bueno, como sea…- se excusó rápidamente intentando pasar desapercibido. –Granger, te lo diré una vez: es ahora o nunca más.- finalizó decidido tratando de disimular su necesidad.

Tenía miedo. Sabía que su cuerpo y alma querían ir con él a ojos cerrados, pero no podía. No debía. En su mente el eco de las palabras de Pansy aún resonaban: "Tu esposa".

Tenía pavor. Sabía que le había puesto un ultimátum… Y temía que la respuesta no sería lo que él esperaba.

-Nunca más, entonces.- sentenció sin mirarlo a los ojos.

Sintió como si una estaca se aposentara en su pecho, sin saber por qué. No sabía si era porque lo había rechazado o qué, pero no podía soportar perderla indignamente. No lo haría… ella no lo dejaría. No tenía palabras ni frase alguna adecuada. Si decía algo, traicionaría aquel juramento que hizo alguna vez con aquella muchacha que miraba el piso. Tenía miedo; tenía miedo que ella se diera cuenta de que la necesitaba más que lo que sus pulmones necesitaban al aire.

-¿Es que acaso no sentiste nada estando conmigo, Granger?- le preguntó directamente. No sacaba nada con andar con rodeos, sabía que con la chica no se podía. Si ella era predecible; Hermione lo conocía como a la palma de su propia mano.

"Y ahora ¿qué le digo?". No lo sabía, pero lo miró a los ojos. No podía ser tan cobarde. Más que mal, había ido hasta ahí para demostrarle al Slytherin que para ella no había sido más que un romance clandestino.

-No creas que soy de hierro, tampoco. Yo…- "No, no puedo. No debo". –Yo te estimo… como… amigo.- mintió, bajando la mirada.

Me pides que sigamos siendo amigos.
¿Amigos, para qué¡Maldita sea!
A un amigo lo perdono, pero a ti te amo.
Pueden parecer banales mis instintos naturales.

"¿Amigo¡Al carajo, Granger¡No me interesa ser tu amigo!"

-¿Amigo, eh? Eso quiere decir que con Potter y Weasley también te acuestas…-

Fue silenciado por una bofetada que le dio Hermione. La chica estaba roja de furia, mientras unas lágrimas comenzaban a asomarse por sus ojos.

Draco estaba rabioso, pero no por el violento golpe que le había propiciado.

"¿Amigo!".

La tomó con fiereza de las muñecas, mientras con violencia la acorralaba en la pared.

-Si me quieres como amigo… ¡Dímelo otra vez, pero mirándome a los ojos¡Vamos, Granger! No es difícil…- la retó apenas moviendo la boca, casi rechinando los dientes.

Hay una cosa que yo no te he dicho aún,
que mis problemas sabes que se llaman tú.
Solo por eso tú me ves hacerme el duro,
para sentirme un poquito más seguro.
Y si no quieres ni decir en que he fallado,
recuerda que también a ti te he perdonado.
Y en cambio tú dices lo siento no te quiero.
Y te me vas con esta historia entre tus dedos.

Miró sus bellas pupilas marrones. Esos ojos en los que tantas veces vio pasión, deseo y amor. Sí, no podía ser tan buena farsante. Había visto más que amistad en los ojos de la castaña…

Titubeaba. Sabía que frente a esas dos estrellas grisáceas no podía mentir. Esos ojos en los que tantas veces se perdió…

-¿Qué demonios quieres que te diga, Malfoy¡¿Para qué¡Déjame en paz!- comenzó a lanzarle.

Pero no, él no se daría por vencido tan fácilmente. Sabía que ella no estaba siendo sincera, la conocía demasiado.

Comenzó a besarla a la fuerza, a pesar de que ella se negaba. Pero sabía que Hermione también quería. Lo podía ver en sus marrones ojos, lo podía sentir en su olor, lo emanaba su piel, sus labios se lo suplicaban.

Tenía que marcarla, debía hacerlo. No podía dejar que ella se marchara como si nada, como si todo hubiese sido una simple jugarreta. No, no se iba a resignar. Ahora sabía que él mismo había querido jugar con fuego, y sabía que se había quemado. Pero no quería ser el único que ardía en fuego, no. Quería que ella también.

Hermione seguía intentando zafarse, aunque no quería. Cuando Draco se percató que ella estaba logrando poner distancia, hizo lo primero que se le vino a la mente.

La chica gritó de dolor, de rabia y de amor. Muy bien podía sentir como el rubicundo aprisionaba su labio inferior con sus dientes violentamente. Sentía como, poco a poco, su labio palpaba cada vez con más fuerza, mientras iba aumentando de tamaño.

Cuando el chico vio que empezaba a emanar sangre, mordió fuertemente sus propios labios también.

Estaban los dos sangrando. Estaban los dos llorando. Ambos estaban clamando deseo desesperadamente con sus miradas.

La besó con pasión. Si ese iba a ser el último beso, sería uno que nunca olvidaría.

¿Que vas a hacer?
Busca una excusa y luego márchate.
Porque de mí,
no debieras preocuparte, no debes provocarme.
Que yo te escribiré un par de canciones,
tratando de ocultar mis emociones.
Pensando pero poco en las palabras.
Te hablare de la sonrisa tan definitiva,
tú sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso.

-Y esto, Granger… Es para que mientras estés haciendo el amor con otro, recuerdes que siempre que ¡yo fui el primero!.- le dijo, mientras después la besaba de nuevo, untando su sangre con la sangre de Hermione. -¡Para que cuando estés haciendo el amor con otro clames por mis caricias, mis besos, mi calor!. ¡Ya verás que mientras otro te esté haciendo suyo, gritarás mi nombre y pensarás en mi¡Para que recuerdes que solo conmigo puedes ser feliz¡Para que sepas, que solo yo… Sí, Granger. Solo yo puedo hacerte sentir que estás volando!-

De pronto, Draco se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Le estaba haciendo daño, mucho daño. La había agarrado por las muñecas, la había golpeado contra la pared, la había besado a la fuerza, le había gritado… La había mordido.

El dolor de la herida de Hermione era insoportable, pero el dolor que su alma sentía no tenía comparación. ¿Por qué hacía eso¿Por qué había juntado su sangre pura con la sucia de ella?. "¿Por qué? Si para él todo era un juego."

-¡Suéltala, Malfoy!- espetó alguien a la lejanía.

Draco, sin soltarla, miró en busca de aquel intruso.

-¡Vaya, vaya¿Qué hace éste acá?- preguntó mofándose, mientras aflojaba la opresión en la chica.

-Él, Malfoy, se llama Ron. Y Ron, es mi cita de esta noche.-

Hay una cosa que yo no te he dicho aún,
que mis problemas sabes que se llaman tú.
Solo por eso tú me ves hacerme el duro,
para sentirme un poquito más seguro.
Y si no quieres ni decir en que he fallado,
recuerda que también a ti te he perdonado.
Y en cambio tú dices lo siento no te quiero.
Y te me vas con esta historia entre tus dedos
.


Lo sé, lo sé ... deben, quizás, estar pensando que es un poco ¿sádico? Pero naaaah, es que era una cosa que quizás Draco nunca haría... Más que mal, él venera su sangre pura¿no? Ahora es un impuro también >:) AHAHAHAHA (léase como risa terrorífica O.o) ...

Adelanto la respuesta a la pregunta: No, Hermione no tiene SIDA. Draco tampoco :)

Por cierto, Terry, no sé si fue en este fic o en el otro que me lo preguntaste... Y sí, estudio medicina veterinaria Amo tanto a los animalitos como amo a Sirius y a Draco :) ...

Nos vemos, saludos y besos a todos