Veo tus cosas y sé que algo no anda bien.
Tus amigos afuera ayudándote, moviendo mi mundo.

Estaba escondido, viendo como el niño que sobrevivió abrazaba a la castaña.

"¡Suéltala, Potter!"

Sentía como una vena en su garganta comenzaba a tomar forma en su piel, mientras que inconcientemente hacía tronar sus puños.

-Hermione, no deberías haber cedido.- le reprendía el moreno sin dejar de abrazarla. Sabía que era capaz de suceder cuando había amor de por medio, aunque muy bien sabía también que Malfoy solo estaba jugando con ella.

-Harry… Lo sé, lo sé. Soy una tonta…- sollozaba sin mirarlo a la cara.

-Están en mi camino, muévanse.- ordenó Draco, tratando de que su voz sonara arrogante como siempre, no revelando los celos que sentía al verlos así.

-¡Piérdete, Malfoy!- le espetó Harry, mientras abrazaba a su amiga con más fuerzas, dado que la sentía tiritar entre sus brazos.

-Pues fíjate que esa que esta ahí…- dijo refiriéndose a una portezuela. –Es la puerta por la que tengo que entrar. Así que, vayan a ponerle los cuernos a Weasley a otra parte.-

"¡Argh! Maldito cara-cortada…. Maldita sang… Sabelotodo"

Sin siquiera rebatirle, Harry arrastró delicadamente a Hermione unos metros más lejos, dejándole el paso libre a Malfoy. No quería que el Slytherin estuviera un minuto más ahí, tan cerca de la destrozada chica que tenía en sus brazos.

-Herms…- dijo Harry mientras secaba con su manga las lágrimas de la Gryffindor. –Creo que debes entrar, ya están todos ahí.-

Lentamente, la chica se separó de su amigo y luego, acomodó su enmarañado cabello.

Suspiró.

-Gracias, Harry.- le dijo esbozando una sincera, pero forzada, sonrisa. El aludido solo asintió, y le sonrió de vuelta.

Esta noche sabré lo que no es dormir.
Y te olvidaré,
si es que el alma puede morir o me hablo mudo.
¿Qué buscas?
Si solo encontrarás pedazos de los sueños que no voy a lograr.

-¡Granger!- espetó la profesora Mcgonagall. –Ya era hora… Creí que hasta la puntualidad se le estaba olvidando.-

Pansy sonrió, mientras Ron se levantaba para conducir a Hermione a su lado. Draco miraba furiosamente la situación.

-Bien- comenzó la profesora. –Tenemos varios puntos que aclarar. Dado que pronto comenzarán las clases de hoy, seré breve y no quiero oír ni una sola queja.- advirtió subiendo el tono en las últimas palabras.

-Los padres de la señorita Parkinson, se han negado a la detención que le habíamos impuesto. Por lo que podrá ir a su casa para las fiestas.-

Draco se volteó tristemente a la chica; y nuevamente le intrigó que no expresara lo que él pensaba que haría. Ir en navidad significaba formalizar el compromiso, asunto que, Draco creía, contentaría a la Slytherin. Pero no. El muchacho pudo ver una triste sonrisa dibujada en su rostro.

-Por lo que, Weasley…- dijo mirándolo directamente, pero, para incertidumbre de los presentes, con la mirada suave. –Volverá a ser el guardián del equipo.-

Ron sonrió agradecido, mientras que Malfoy carraspeaba.

-¿Agua, Sr. Malfoy?- le ofreció sabiendo que eso no era lo que quería.

-No, profesora. Tenía una duda; si ellos son liberados de sus detenciones. ¿Noso… Yo también?-

-No, Malfoy…- le respondió viendo como el chico acentuaba su expresión de tristeza. -Weasley cumplió su castigo anterior, y dado que la srta. Parkinson no lo podrá cumplir, se le impondrá otro: no podrá asistir al baile de San Valentín.-

-¿QUÉ?- chilló Pansy cambiando su expresión de tristeza por una de incredulidad.

-¡Dije que sin reclamos! Ahora, Weasley, Parkinson… ¡FUERA!-

"¡Merlín¡. ¡Olvidé por completo el baile!"

"¡Excelente! No tendré que ir con Parkinson"

-Ahora continúo con ustedes dos.- dijo Mcgonagall a Hermione y Draco, los únicos presentes.

-¿Profesora?- preguntó el rubicundo nuevamente, mientras Hermione no se había movido desde el momento en que se había sentado junto a Ron.

-¿Qué quiere ahora?- le replicó molesta. No podía creer que aquellos chicos fuesen tan impertinentes e irrespetuosos.

-Quiero saber por qué a Weasley se le levantó el castigo y a mi no.-

-Malfoy, no me interrumpa más.- le soltó mientras el chico ceñía la expresión. –Bien; los padres de Parkinson han negado la detención dado que, por lo que decía la lechuza, para esa fecha se formalizará el compromiso que usted mantiene con ella¿no sr. Malfoy?-

Draco sintió como si su corazón se hubiese detenido ahí mismo. "No, Hermione…" Miró a la chica de reojo, esperando notar algún gesto que le indicara que su Hermione no había oído nada.

-Malfoy… ¿es cierto que para las fiestas formalizará su compromiso con Parkinson?- volvió a preguntar la mujer.

-¡Eso a usted no le importa!- le vociferó.

-¡Respeto, Malfoy, más respeto!... ¡Y claro que me importa! Estoy en pleno derecho de verificar que los padres de Parkinson decían la verdad.- Draco asintió altaneramente.

Hermione no podía mover ni un músculo; simplemente no tenía las fuerzas.

"¡Maldito! Ayer me dijiste que… ¡Me amabas!"

-Bien, es por eso que como nuevo castigo se le prohibió ir al baile. En cuanto a Weasley, se le levantó la detención dado que cumplió su labor de anoche… Asunto que, por lo que vi en el calabozo, ustedes no…- escudriñó arqueando una ceja.

Lo sabían; la mujer estaba esperando una respuesta.

-Profesora…- comenzó Hermione. –Yo… Lo siento, pero no pude ir. No me sentía bien.-mintió.

La mujer asintió no muy convencida, y luego examinó a Draco.

-¿Qué?- le reprochó. -¿Acaso piensa que yo limpiaría el calabozo solo?-

La anciana negó reiteradamente con la cabeza, mientras ceñía los labios y sus cejas.

-Bueno Malfoy, ahí tiene la respuesta. Ustedes no cumplieron con ningún castigo. Pero, tengo algo que comunicarles con respecto al baile...-

Ambos chicos la miraron atentamente; intuyendo que ese "algo" los incluía a ambos.

-Por el momento, el profesor Dumbledore no ha encontrado a dos personas competentes que los reemplacen como Premios Anuales. Había pensado en Potter para tomar su lugar, Malfoy.-

"¡Ja! Claro, San Potter, el favorito del viejo chiflado"

-Pero, dado que vendrá gente del Ministerio de Magia, rechazó su opción. No creyó conveniente exponer a Potter a tal asedio de parte de los del Ministerio. Por lo que; por este motivo…-

"No, por favor."

"¡Hable de una vez, vieja loca!"

-Ustedes dos organizarán todo y asistirán como pareja de Premios Anuales al baile.-

-¿QUÉ?- chilló Hermione, mientras Draco sonreía y agradecía sin que ninguna de las dos lo notara.

-¡Por Merlín, Granger!. ¡Qué parte de "SIN RECLAMAR" no entendió?- le reprochó. –Granger, no sé que diantres le ha sucedido este año… Pero dista mucho de ser la señorita que yo conocía.-

Y no digas, que solo es un adiós.
También te estas llevando un corazón.
Y renuncias y te vas,
me has dejado tu verdad.

-¡Granger, detente!- gritaba Draco, mientras corría detrás de Hermione.

Luego de terminar la charla con Mcgonagall, la leona había salido a paso firme, para luego arrancar corriendo de ahí lo antes posible.

No, no se iba a detener. No podía, no quería… ¿Qué más tortura quería provocarle él? Siguió corriendo con los ojos cerrados, sin detenerse ante nada. Sentía como sus pies le dolían, pero a la vez, como le era tan fácil seguir corriendo. De pronto, abrió los ojos y se percató que por más que corría no avanzaba. Miró hacia atrás y vio como Draco sujetaba su mochila, impidiéndole su avance.

-¿Qué demonios quieres, Malfoy?.. ¿Burlarte?. ¡Está bien, hazlo rápido!- le chilló, impidiéndose tirarse sobre él para golpearlo.

-¿Burlarme de qué, Granger?- preguntó estupefacto.

Hermione zamarreó su propio cuerpo para que el chico soltara su mochila; cuando lo logró, lo miró fijamente y se cruzó de brazos.

-Da igual…- susurró impidiendo que el nudo que se formaba en su garganta la traicionara.

-No, Granger… No da igual.- le increpó, mientras intentaba encontrarse con aquellos ojos marrones que lo hacían sumirse en un mundo al que era totalmente ajeno; aquel mundo al que llamaban amor.

La chica estaba cansada; cansada de tener que, día a día, luchar contra ese sentimiento equívoco que el Slytherin había provocado en ella. ¿Por qué si decían que el amor era lo más bello del mundo, para ella era una tortura?

-Malfoy…- susurró, dejando notar su cansina voz. -¿Por qué no me dejas tranquila de una vez por todas?. ¿Qué ganas con todo esto?-

Malfoy la examinó; se veía cansada y frágil, más de lo que nunca había visto. Sintió un deseo enorme de abrazarla y cuidarla, que si por él fuese, sería para toda la eternidad.

-Granger…- susurró, haciendo que Hermione se estremeciera al oír su apellido proviniendo de él. –Yo…-

-¿Tú qué?-

-¡Hermione!- se oyó una voz, acompañada de unos pasos que a cada segundo se hacían más audibles.

Harry se acercaba a pasos agigantados al lugar donde se encontraban los dos chicos, mientras, sin que éstos lo notasen, agarraba con fuerza su varita, intentado reprimir las ansias que tenía por hechizar al rubicundo.

-Hermione ven, vamos.- le dijo mientras le tomaba la mano, ignorando completamente al muchacho que se encontraba junto a ellos.

-Potter… ¿qué no ves que estábamos conversando?- le espetó mirándolo asesinamente, mientras sus dientes casi rechinaban.

-Ella, Malfoy, no tiene nada que hablar contigo.- ahora el de la mirada desafiante era Harry, quien no permitiría que aquel espectro siguiera lastimando a su amiga.

-¿Y qué sabes tú, cara-rajada?-

-Más de lo que crees, hurón… Más de lo que crees. ¿Por qué mejor no te vas dónde tu futura esposa?- dijo sin siquiera meditarlo, sin siquiera pensar en que sus últimas palabras provocarían un remesón en la chica que tomaba de la mano.

"¿Cómo lo sabe?" Draco lo miró estupefacto. ¿Cómo era posible que él también supiera eso? "¡Él no estaba ahí!" se recriminó, recordando el momento vivido con Mcgonagall.

-No sé de qué demonios hablas, Potter. Muchas batallas te han hecho perder un par de tornillos al parecer…- ni él mismo se creyó su tono de voz, que había tenido la intensión de sonar despreocupado.

Harry lo miró por encima de sus gafas y le sonrió chanceramente. Mientras, Hermione se obstinaba a solo mirar el suelo, esperando ansiosamente la contraparte del rubicundo.

-¡MALFOY, YO LA ESCUCHÉ EN LA ENFERMERÍA!- interrumpió Hermione, cansada e intimidada por el silencio al que Draco había optado.

Ni su corazón ni su mente aguantaban el tormento al cual se había dejado caer; aquel martirio que tenía un solo nombre: Draco Malfoy.

De pronto, un millar de imágenes se le pasaron por la cabeza al muchacho.

"Harry me matará…¿sabes? Y todo… ¡Por tu culpa, maldito Malfoy!"

"¿Qué de qué hablo?. ¡Por favor, Draco! Mientras estábamos juntos la llamabas a… ¡ella!"

"Tú no tienes derecho a llamarla así, Parkinson…¡No la conoces!"

"Me tientas a contarle todo a tu padre."

"Y menos aún cuando sabes que yo soy tu futura… Esposa."

Draco cayó en cuenta de todo; había tratado de esconder algo que ha viva voz ya se sabía. El avasallamiento al cual su pecho se había acostumbrado, lo asediaba con violencia. Podía sentir como su corazón se detenía lentamente, al mismo tiempo en que sus ojos se nublaban, mientras que sus sienes comenzaban a punzarle. Había armado el rompecabezas: Hermione en la mañana, Pansy en la enfermería y Hermione esa misma noche. Su indiferencia, su rechazo, el dolor que le había provocado en su corazón que se negaba a aceptar que la amaba con fervor. ¿Cómo no se había percatado antes?

-Granger…- ese susurró provocó solo una gran mortificación en la aludida; su alma no daba para más. –Yo… no es lo que crees… Debes escucharme.-

Pero en esos momentos Hermione volvía retomar su camino; salía corriendo de aquel lugar. Draco intentó seguirla, pero fue detenido por el cuerpo del moreno que se interponía.

-¡Quítate Potter!- le espetó furioso y amenazante.

-No, Malfoy. No permitiré que le hagas más daño del que le has hecho. ¡Déjala en paz!-

No pudo ni siquiera objetarle al Gryffindor; sabía que tenía razón. Lo único que él significaba en la vida de Hermione, su Hermione… era sufrimiento. Y sabía que, si se volvía a involucrar con ella, el dolor que le haría pasar era peor. Más que mal, su destino estaba ligado a Pansy.

Maldita hermosa, tendría que odiarte.
Más soy quien te amará.
Te diré que de amante tu la mejor,
La pasión de tus labios como lección y también la farsa.
¿Que esperas?
Que guarde una razón.
Si bien que fuerzas tuve,
hoy vende mi el dolor.

Sin siquiera mirarlo, puesto que mantenía la vista en el camino en el cual vio perderse a su amada, se marchó, dejando a un anonadado Harry a sus espaldas.

Draco no cabía en sí. ¿Cómo podía haber sido tan desconsiderado?. ¿Cómo había podido involucrar a tan serena y pura mujer en su terrible y oscuro camino?

-Nunca… ¡Nunca debería haberse cruzado en mi camino. ¡NUNCA DEBERÍA HABERME ENAMORADO DE ELLA!... Ella, ¿Por qué justamente tuvo que ser ella y no otra!-

Gritaba, se reprochaba, se odiaba por haber llevado sus deseos tan lejos. No le importaba si quiera que los curiosos que se encontraban a su alrededor lo mirasen consternados. No le importaba nada… Ya nada importaba… Nada, nada importaba si ella no estaría nunca más a su lado.

No le importaba su reputación, si lo expulsaban por no asistir a clases sin alguna justificación, si su corazón dejase de latir en ese instante, si el aire no llegase a sus pulmones, su familia, su padre, el mundo… ¡Nada! Nada tenía valor o sentido alguno si ella no estaba en su vida.

"¿Vida?...¿Qué es la vida si no puedo besar sus labios; si no puedo saciar el frío que siento junto a su cuerpo; si no puedo sentir mi corazón palpitar porque ella no está presente?"

-¡MALDICIÓN, ESTO NO ES VIDA!- vociferó maléficamente, mientras unos chicos de primer año de Hufflepuff huían atemorizados.

Sin darse cuenta, había llegado a las orillas del lago. Estaba exhausto, no soportaba un minuto más ser quien era. Se dejó caer en el humedecido herbaje, perdiendo su mirada en la inmensidad de los terrenos de Hogwarts. Masajeó su cuello, puesto que sentía que en cualquier momento iba a estallar violentamente. Sentía dolor ahí, mucho dolor.

¿Por qué la vida tenía que ser así; tan cruel..¿Qué había hecho él para merecer aquella tortura? O más bien…¿qué había hecho ella para estar pagando los pecados de él?

Lentamente, saladas lagrimillas comenzaron a brotar de los ojos del Slytherin. Eran lágrimas de tristeza. Tristeza al recordar que nunca jamás volvería a pasar una noche junto a su adorada Hermione. Lágrimas de amor. Amor al recordar las mil y un aventuras que había vivido junto a ella, la cual le había enseñado, sin saberlo, a amar.

"Si verdaderamente la amas, déjala ir. Sabes que a tu lado desgracias la esperan."

No la buscaría más; no porque no quisiera… Debía hacerlo. Hacerlo por ella, por su propia felicidad. Aquella felicidad que él quería ser el causante, pero que era un quehacer imposible de realizar. Después de todo; él era Draco, Draco Malfoy.

Y no digas que ya te olvidaré,
después de ti mi vida…
¿Quién seré?
Y renuncias y te vas,
me has dejado tu verdad.
Maldita hermosa,
tendría que odiarte.
Más soy quien te amará.


Oa :D Espero que le guste el chap... Respondería los hermosos reviews pero... verán: son las 23:55, me levanté a las 7 am, y mañana tengo clases de 8:30 a 20:15 X.x Entonces, debo ir a los brazos de morfeo (por mi sería de Sirius o Draco, pero bueeeh...) porque mañana es un mal día U.u ... PEro... Mañana intentaré responderlos; o si no, será el miércoles que salgo temprano de la U xDDDD...

Muchas GRacias; SoN lo MáXiMo!

Agatha Black Malfoy

P.D: Terry :'( No me compares con esa p... X.x Ella... Snif... por ella... Y POR EL MALDITO POTTER... Snif... Sirius... Supuestamente... Se fue :(.